Homenaje

La Revista Espacios en Blanco quiere homenajear, con una pequeña semblanza, a quien fuera miembro de su Comité editorial, el Prof. Hugo Antonio Russo, recientemente fallecido.
El Prof. Russo, tuvo una amplia y esforzada trayectoria en la Facultad de Ciencias Humanas. Fue Vice-Decano, Secretario de Investigación y Posgrado, Consejero académico en el Consejo de la Facultad y de la Universidad, fue Director del Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales –NEES- y Director del Programa de Posgrado en Educación, desarrolló todas las actividades políticas y académicas de la vida universitaria.
Hugo llegó a la Facultad de Ciencias Humanas en una etapa particular de nuestra historia reciente, la de la restauración democrática, en el año 1986. En esos años estaba finalizando su formación Doctoral en la Universidad Estadual de Campinas-SP, promoviendo con esa Institución brasileña relaciones de Cooperación aun vigentes.
En 1986 había muy pocos profesores con título de posgrado en educación, Hugo dedicó mucho de su empeño a conseguir que los estudiantes o jóvenes profesores en la época, tuvieran una formación adecuada en investigación y accedieran a la titulación de posgrado.
Traía una impronta académica que supo transmitir a las actividades que desarrolló. En 1994 se fundó el Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales con esta Revista como su principal publicación, y se abrió la Maestría en Educación, como primera etapa de un Posgrado que hoy cuenta, además, con nivel de Doctorado. Como dijimos, fue Director del Núcleo de Investigación y primer Director del Programa de Posgrado en Educación, impulsó desde allí y desde su tarea docente, un estilo de rigurosidad científica unida a la reflexión filosófica que colocó y enriqueció debates nuevos, discusiones que hacen a la vida universitaria y que dieron a la Facultad de Ciencias Humanas su fisonomía actual.
Se insertó como Profesor titular en las carreras de Ciencias de la Educación y Educación Inicial, abriendo un campo de análisis filosófico y pedagógico que hemos tratado de sostener hasta el presente con la convicción de que ese diálogo es trabajoso y fructífero, al mismo tiempo.
Los que trabajamos y tuvimos nuestra primera formación en investigación y posgrado con él, entendemos que, en cierto sentido, Hugo desarrolló una tarea fundacional. Lo hizo junto con otros profesores que retornaban del exilio forzado por la Dictadura, cuya presencia en UNICEN fue determinante. Esa experiencia trágica no pasó inadvertidamente, discusiones sobre la violencia política y la tragedia que generaba, eran el trasfondo para tomar como tarea pedagógica el diálogo freireano o la comunicación habermasiana, la necesidad de argumentar y de conseguir bases más sólidas para la democracia, era una temática que lo comprometía como intelectual.
Si su accionar dejó una herencia académica con respecto a la producción de saberes fundados y a la responsabilidad social de la Universidad con la comunidad, ella se asentó sobre un compromiso incondicional con la educación pública y gratuita. Hijo de una familia acomodada valoraba la educación pública que tuvo, como un principio elemental de igualación social que, en nuestro país, es todavía un ariete a favor de la democracia. Ambas cuestiones fueron, directa o indirectamente, pilares que sustentaron su reflexión político-pedagógica. De esas herencias y otras, de los conflictos y discusiones que esos temas suscitan, se alimenta la vitalidad de la Universidad pública argentina a la que el Prof. Hugo Russo enalteció con su labor.