Reseña
Harvey DavidVasile Paula. 2020. Buenos Aires. CLACSO. 70pp. |
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En este breve escrito del profesor Harvey, expuesto originalmente en el año 2019 en la conferencia internacional “The Future is Public”, presenta al lector unas concisas ideas al respecto de la manera en que se debe considerar el modo de relación entre las sociedades globalizadas contemporáneas y el actual capitalismo neoliberal. La propuesta del autor de Breve historia del neoliberalismo es clara, a saber, continuar con la creencia de progreso capitalista no conducirá a la humanidad a ningún futuro posible. Este es un texto dividido en cinco secciones: I) Acumulación infinita de capital, II) De la libertad individual al proyecto colectivo, III) De la tasa a la masa, IV) De la temporalidad mínima como consumo perfecto y, finalmente, V) Razones para ser anticapitalista. Dentro del primer momento tiene lugar la forma de concebir el crecimiento como un punto fundamental a la hora de pensar al respecto de la relación sociedad-capitalismo, puesto que dentro de los mecanismos que sustentan la ideología neoliberal la noción de crecimiento (económico, social, político, etc.) se pone como el legitimador de toda acción devenida de este sistema hegemónico:
El crecimiento es necesario; el crecimiento es bueno; sin él, tenemos crisis. Todo el mundo se pregunta: ¿dónde está el crecimiento? También decimos: “¡Por Dios! La tasa de crecimiento ha caído en China, estamos en problemas; pero los chinos han estimulado la economía una vez más, así que está todo bien”.
Todo gira en torno al crecimiento.1
Esta idea de crecimiento se concibe funciona como motor de las capacidades de toda sociedad, un elemento que no está necesariamente equivocado, toda sociedad tiende constantemente a crecer. Según Harvey, la falla radica en ignorar el modo en que el sistema hegemónico se sustenta como el mejor a partir de nociones que él mismo implanta de manera ideológica en las sociedades, lo cual reduce la visión de progreso a una sola dirección, a saber, la capitalista.
En el segundo capítulo es posible ubicar otro debate clásico, el cual gira en torno a cómo se concibe la libertad dentro de la sociedad. Harvey encuentra, del mismo modo que el concepto de crecimiento, que la libertad que se ha promovido dentro del sistema hegemónico capitalista no es más que una construcción ideológica que se ha arraigado en los modos de concebir la relación sujeto-libertad. El capitalismo se ubica como un legitimador de su concepción de libertad como libertad únicamente para el comercio y la propiedad (principios adquisitivos y no realizativos). Así, se construye una noción de humanidad que tiene su origen meramente en la acumulación y la reproducción de capital-dinero (lo que bien puede concebirse como un reduccionismo economicista), una interpretación que convierte al ciudadano en un ser encajado dentro de la máquina de producción capitalista, la cual reduce la libertad a una figura relacionada con el aislamiento y la competitividad que caracterizan al capitalismo, dejando de lado elementos comunitarios como la noción de solidaridad. Harvey frente al modelo de libertad capitalista contrapone la emancipación, un concepto que toma de la herencia marxista:
Ahora bien, existe una mitología sobre Marx, el marxismo y el socialismo, acerca de la renuncia a la individualidad emancipatoria en pos de la colectividad, pero eso no es por lo que Marx abogaba. Marx sostenía que debíamos abandonar esa forma de libertad individual que habíamos construido en los siglos XVII, XVIII y XIX. Debíamos renunciar a ello en busca de un proyecto colectivo que permitiera la emancipación del individuo.2
La tercera parte está compuesta por las dimensionalidades estadísticas de la lógica capitalista. Las tasas se contraponen a las masas, dentro del modo de entender el desarrollo económico tienen lugar afirmaciones sobre la concepción del dinero y el crecimiento de este que no corresponden, pero que siguen siendo anotadas como benéficas a pesar de no corresponder con la realidad en la gran mayoría de los casos. Esta información dada en cifras, proveniente del interior del sistema económico dominante, afirma el crecimiento económico en el porcentaje más pobre del mundo, cuando realmente lo que hace es ocultar el hecho de que estos pobres tienen un crecimiento en menor proporción que el sector más rico, quienes acaparaban mayor capital: “Lo que yo intuía, al igual que muchas otras personas, era básicamente que la expansión cuantitativa fluye al mercado bursátil, infla el precio de los mercados y, en consecuencia, beneficia a los más ricos”.3
La cuarta parte retoma una gastada teoría del consumo. Parte de la sintomatología del capitalismo viene de la mano de una reproducción de sí mismo a partir del consumo exacerbado de objetos, lo cual implica una necesidad de poca durabilidad para que los objetos se descontinúen pronto y deban ser reemplazados (estimulando a la compra constante). Sin embargo, esta lógica de consumo conlleva a agotar los recursos con los que se cuenta, mayor creación de objetos implica mayor utilización de recursos y, por extensión, mayor desgaste del medio ambiente: “Si el capital produjera productos duraderos, el capitalismo ya hubiese muerto hace mucho tiempo, ya que no hubiera tenido un crecimiento exponencial (…) En otras palabras, la economía capitalista implica una obsolescencia inmediata de absolutamente todo”.4
Finalmente, el último capítulo retoma los cuatro elementos expuestos anteriormente: crecimiento, libertad, política económica y consumo, en una sola dirección, a saber, el capitalismo no puede sobrevivir dentro de su misma reproducción acelerada. Las sociedades modernas no pueden ser conducidas por el modelo capitalista, puesto que tarde que temprano la capacidad de desgaste del medio hace que las bases de la comunidad sean puestas en tela de juicio para hacer permanecer el modelo capitalista:
(…) debemos saber que un crecimiento compuesto eterno no es una propuesta viable. Algo distinto debe ocurrir y ocurrirá, ya que el sistema entraña esta contradicción interna que creo puede resumirse mejor por medio de la siguiente idea: en la actualidad, el capital se ha vuelto demasiado grande para fallar, pero se ha vuelto demasiado monstruoso para sobrevivir.5
La capacidad transformativa del sujeto tiene que vincularse con una teoría económica que sea crítica con el modo de concebir al ser humano en su totalidad. Además de esto, es menester tener en cuenta que los conceptos empleados a lo largo de la historia no son propiedad de determinada teoría política, sino que están abiertos a ser implementados y repensados, por mas que una fuerza ideológica se autodenomine dueña de alguno de estos.
Notas