Resumen: En la citricultura mexicana, se han desarrollado modificaciones importantes, tanto en la superficie en producción, como en la estructura de localización de la producción. Entre los factores que explican estos cambios, se encuentran en primer lugar, la adaptabilidad del cultivo, pero un papel muy importante lo ha jugado el mercado del producto, y la existencia de un entorno de reducidas alternativas de empleo. El mercado de cítricos, se encuentra dominado por un pequeño núcleo de grandes compradores que controlan su comercio en las principales Centrales de Abasto de México, y por otro lado, por miles de productores, que en su mayoría, son pequeños propietarios con unidades familiares. Por otra parte, el proceso de relocalización de las zonas productoras ha tenido, como rasgo común, que se realiza en regiones con una importante población rural en condiciones de pobreza, y sin alternativas de empleo.
Palabras clave:producción citrícolaproducción citrícola, mercado agrícola mercado agrícola, empleo rural empleo rural, Clasificación Clasificación,Clasificación JEL: J15, J43, L11, Q13Clasificación JEL: J15, J43, L11, Q13.
Abstract: In relation to citrus fruit growing in Mexico important changes, both in connection with the surface area being cultivated, and its location, have been occurring. Among the factors explaining, these changes are to be found –in the first place– the adaptability of citrus fruit growing. Although a very important factor has been the existence of a market for this fruit, and the existence of areas with few alternative work opportunities. At the same time, the citrus fruit market is dominated by a reduced group of big companies that control the commercialization of said product, by way of the intermediarism that takes place in the principal Supply Centers of Mexico: the so-called “Centros de Abasto”. In addition, at the same time, the fact that there are thousands of small-scale producers, of whom the majority are smallholdings’ owners based upon family units. Another characteristic of this agricultural production is the relocation of the production zones themselves, which are characterized by having a large percentage of the local rural population living in poverty without other work alternatives.
Keywords: citrus fruit production, agricultura market, rural employment, JEL Classification: J15, J43, L11, Q13.
El papel del entorno en las modificaciones de la estructura regional de la producción de limón y de naranja en México
(The importance of location for lemon and orange cultivation in Mexico)
Recepción: 07 Octubre 2016
Aprobación: 03 Marzo 2017
El estudio se centrará en limón y naranja, ya que se trata de cultivos de plantación, que a diferencia de otros cultivos comerciales, se desarrollan por una importante proporción de pequeños productores, que tienen un reducido control sobre el mercado, donde este es comandado por los grandes compradores de las centrales de abasto, y donde el mercado del producto es de tipo subasta.
Como el propósito del estudio es analizar el entorno, y el impacto de este en la modificación de la estructura regional de la producción de limón y naranja, la información de todos los capítulos (socioeconómica y de producción), comprende sólo a los municipios que conforman la región productora. Así cuando se menciona a la entidad, la información sólo se refiere al entorno del mercado en el estado. Para el análisis de la evolución de la producción, se utilizará la información del sistema de información agroalimentaria y pesquera (SIAP), y para el análisis de las condiciones de socioeconómicas de las regiones productoras, se hará uso de la información de los índices de marginación municipal, elaborados por el Consejo Nacional de Población (conapo).
Cuando se analiza el impacto de los cultivos en el empleo, este se calcula utilizando los índices de absorción de empleo por hectárea, que son los elaborados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en 1990, y actualizados por el Programa de Atención a los Jornaleros Agrícolas en el año 2000, ya que son los únicos que han sido calculados, para ese efecto.
El resultado más importante del estudio, es que la existencia de un entorno de mercado de trabajo de baja calificación, con una elevada proporción de la población empobrecida y con pocas alternativas de movilidad laboral, se ha convertido en la principal ventaja competitiva, que explica la relocalización de la producción citrícola, a las entidades de Hidalgo, Veracruz, Tamaulipas, y Michoacán, en detrimento de Colima y Nuevo León.
Los cultivos de limón y naranja, se encuentran entre los que han tenido un mayor dinamismo en la agricultura nacional en el período comprendido entre 1980 y 2013, con lo que se han configurado en los principales generadores de empleo de la fruticultura, y se encuentran entre los 10 cultivos más importantes en la generación de empleo en México, Como se observa en el cuadro 1, la producción de naranja genera el equivalente a los jornales con los que contribuye el maíz, mientras que el limón, aporta el doble de los jornales que resultan de la explotación de la superficie cosechada de frijol, con la diferencia que naranja y limón, tienen una elevada concentración regional.
Para la identificación de las regiones citrícolas, consideramos los siguientes factores. En primer lugar, se consideró municipio citrícola a aquel en el que se concentra una superficie de cuando menos 800 hectáreas de limón y de naranja, o de alguno de los dos.
Por otra parte, se considera como región al conjunto de municipios que a nivel estatal, desarrollan el cultivo de cítricos, en torno a un municipio que se define como nodo o centro de la región. El municipio que adquiere el carácter de nodo, es aquel donde se concentran las básculas. Adquiere el carácter de nodo, ya que en ellos se concentra la producción regional, se reúnen a comprar los diferentes tipos de acopiadores y en esos lugares, acostumbran reunirse los cortadores, ya que, en ese lugar, se organizan las cuadrillas de corte, además de que en él se realizan actividades de carga y descarga de camiones y algunos procesos de selección (Morales, 2011:74)
En las regiones citrícolas, al igual que en la producción de frutales perennes, la superficie cultivada presenta ciertas condiciones que impiden que esta se reoriente con facilidad hacia la producción de otros cultivos, sobre todo, porque es una actividad que se realiza con propósitos de largo plazo, e incluye un período de varios años, en el que la planta alcanza su desarrollo para poder producir. Así, resulta frecuente que se presenten plantaciones que tienen una combinación de árboles de diferentes edades, incluyendo en algunos casos, árboles de más de 30 años (Vicencio s/f).
La producción citrícola, para su desarrollo, requiere inversiones que tardan varios años entre el desarrollo de la planta y la fructificación, así como el período en el que mantienen rendimientos en condiciones rentables, por lo que decidir sobre la reorientación de la actividad productiva, supone el sacrificio de una inversión de varios años, lo que afecta de manera sustantiva el patrimonio de los agricultores. Así, la superficie cultivada por plantaciones perennes, enfrenta rigideces para su incorporación a procesos de diversificación productiva. Por otra parte, en la medida en que el cultivo de cítricos manifiesta una tendencia de mercado mejor a la de cultivos alternativos, los productores empiezan a reorientar sus tierras a dicho cultivo, dejando de producir otros, con lo que al crecer la superficie bajo cultivo, la región se convierte con el tiempo en una región citrícola. Una situación similar, se presenta en la relación entre los cítricos, ya que este ha sido un factor que tiende a promover una situación más ventajosa para el crecimiento de la superficie en producción de limón, respecto a la de naranja.
Esta característica de los cultivos perennes influye de manera importante en la estructura y la temporalidad del empleo que se genera. Por otra parte, la estructura de productores y de sus características socioeconómicas, así como de la existencia de ocupaciones alternativas en las localidades donde se concentran las explotaciones, son factores que configuran las características de los mercados de trabajo.
Los mercados de naranja más importantes a nivel nacional, son los veracruzanos entre los cuales se encuentran Álamo-Temapache, Martínez de la Torre y Gutiérrez Zamora.
Álamo Veracruz. La región que tiene como nodo la ciudad de Álamo, se constituye principalmente por las ciudades de Tihuatlán, Castillo de Teayo, Chicontepec, Tuxpan, Benito Juárez, Pánuco e Ixhuatlán de Madero, entre los más importantes, concentrando aproximadamente el 50% de la producción de naranja del estado y de la superficie cosechada de la entidad.
Martínez de la Torre, además de configurar el mercado de naranja de una gran zona de Veracruz, también concentra la producción de Puebla y Oaxaca. La principal zona productora de naranja de Puebla, tiene una buena comunicación con Martínez de la Torre, además de que los grandes comerciantes asentados en el municipio veracruzano, le dan acceso al producto de otras entidades, a la Central de Abastos de la ciudad de México (ceda).
La región que tiene como nodo, al municipio de Martinez de la Torre, se compone principalmente por Atzalán, San Rafael, Misantla, Uxpanapa, Tlapacoyan, Jesús Carranza e Hidalgotitlán, y otros municipios productores de menor importancia. De igual manera, el municipio de Martínez de la Torre, es el municipio nodo, ya que en él, se encuentran las básculas y las seleccionadoras de naranja y a partir de él, se articulan los procesos de acopio y distribución del producto hacia los principales centros de consumo, así como a las procesadoras de jugo, establecidas en el municipio. En esta región se concentra aproximadamente el 19% de la producción estatal.
El otro punto focal, que se transforma en un mercado de naranja, es el municipio de Gutiérrez Zamora. La región de Gutiérrez Zamora, concentra la producción de los municipios de Papantla, Tecolutla, Cazones de Herrera, Espinal, Nautla y Santiago Tuxtla, como principales municipios productores, así como de otros que se encuentran en el área de influencia.
Por la proximidad de estas dos regiones (Martínez de la Torre y Gutiérrez Zamora), la producción de ambas, se comercializa indistintamente entre ellas, pero el traslado de la fruta de una región a otra, depende de la relación que tengan los compradores con los productores o a la forma en que se relaciona su sistema de acopio (coyotes), en los municipios productores.
En Tamaulipas, se distinguen tres mercados de naranja, en los municipios de Güemes, Nuevo Padilla y Ciudad González, las que también se caracterizan por el establecimiento en las mismas, de las básculas y las seleccionadoras de Naranja.
El mercado de naranja de Güemes es el más importante, ya que en él se concentra la producción de los municipios de Victoria, Gómez Farías, Abasolo, Reynosa y Rio Bravo. Esta región concentra aproximadamente el 46.3% de la producción de naranja de la entidad.
El mercado de naranja de Nuevo Padilla, se provee de la producción de los municipios de Nuevo Padilla, Hidalgo, Ocampo, Mainero, San Carlos y Villagrán. Esta región concentra poco más del 40% de la producción de Tamaulipas.
La tercera región naranjera, se ubica en Ciudad González y concentra la producción de los municipios de Xicoténcatl, El Mante, Soto la Marina, Antiguo Morelos y Altamira.
En San Luis Potosí, la producción de naranja se comercializa en Axtla de Terrazas, donde se concentra la producción de San Martín Chalchicuautla, Tampacán, Tamanzuchale y Coxcatlan y en Rio Verde (Ciudad Fernández) y municipios aledaños.
La producción de naranja de Nuevo León, se ubica en los municipios de Allende, Cadereyta de Jiménez, General Terán, Hualahuises, Linares y se ha concentrado tradicionalmente en el municipio de Montemorelos, ya que es donde se ubican las principales empresas de procesamiento de naranja.
Los principales municipios productores de naranja de Puebla, son Francisco Z. Mena, Acateno, Hueytamalco, Pantepec y Venustiano Carranza, pero comercializan fundamentalmente con intermediarios de Álamo Veracruz.
Las regiones productoras de limón, se especializan en determinados tipos de limón. Así, nos encontramos que hay entidades que se dedican a la producción de limón mexicano (o agrio), y otras que se dedican al limón persa. Lo anterior, como ya se señaló, antes que deberse a un problema de adaptabilidad de los cultivos, se debe a la forma en que se estructuran los mercados, es decir, en la medida en que se desarrolla una región frutícola, se desarrolla toda una red de valor orientada a los mercados del producto. Así, la zona productora se orienta a un determinado mercado, y toda la estructura productiva se reorganiza en torno a él.
Michoacán es el principal estado productor de Limón, y se concentra en la producción del llamado limón mexicano o agrio. La mayoría de los empaques y básculas, se concentran en Apatzingán, donde se concentra la producción de los municipios de Buenavista, Aguililla, Múgica, Parácuaro, Tepalcatepec y la Huacana. En esos municipios, se concentra una superficie en producción de más de 40 mil hectáreas y un volumen de producto de 1,423,000 toneladas.
Veracruz, es el segundo productor nacional de limón, pero es a su vez, el primer productor de limón persa. Se trata de un producto orientado a la exportación, por lo que los procesos de producción, actividades post-cosecha y empaque se desarrollan centrados en este propósito, aun cuando una parte importante de su producción se comercialice internamente. En Veracruz, existen dos regiones productoras de limón, la que tiene como nodo la ciudad de Martínez de la Torre, que incluye los municipios de Atzalán, Tlapacoyan, Papantla, Carrillo Puerto y Misantla y la que tiene como nodo a Cuitláhuac, que se compone de San Rafael, Paso del Macho y Tierra Blanca entre otros.
En la región de Martínez de la Torre “la compra-venta del limón persa se realiza en tres centros de acopio, también conocidos como “subastas”. Estas “subastas” son: “Báscula San Manuel”, “Cadillo” y “Subasta María de la Torre”. Todos estos centros se ubican cerca de las empacadoras o en lugares estratégicos donde fluye un gran número de productores” Schwentesius y Gómez, 2005:82).
Hasta el año 2000, Colima era el principal productor nacional de limón y particularmente de limón mexicano, sin embargo, debido a la reducción de la superficie cosechada, y al crecimiento que se presentó en Michoacán este lo desplazó.
Los principales municipios productores son Tecomán, que aporta el 69% del total de la producción estatal, mientras que el resto de los municipios, formado por Armería, Coquimatlán y Manzanillo, aportan el 39% restante.
La producción de limón de Oaxaca, se realiza en los municipios de Santiago Yaveo, Villa de Tututepec de Melchor Ocampo, San Juan Cotzocón, San Juan Mazatlán y Acatlán de Pérez Figueroa, pero debido a que no cuenta con un mercado desarrollado, comercializa su producción por medio del municipio de Cuitláhuac Veracruz.
En México no existen normas de calidad para la comercialización de la naranja fresca. “En su mayoría los citricultores venden la fruta en el árbol, el precio se fija con base en una apreciación subjetiva de la calidad (tamaño y apariencia) y el comprador cosecha y transporta la fruta a los centros de consumo” (sarh y bancomext, 1993:224).
En limón, “en la práctica comercial, existen cinco categorías de clasificación de la fruta por su calidad, las cuales son determinadas de acuerdo con las exigencias de los diferentes mercados. De esta manera, se denomina como primera a la fruta destinada al mercado de Japón; como segunda, a la que se exporta a Europa (Francia); tercera, a la que se destina a Estados Unidos, y cuarta y torreón, a los que se destinan al mercado nacional. Los atributos que se toman en cuenta para definir la norma de calidad son: tamaño, porcentaje de la superficie con el color verde obscuro, rugosidad de la cáscara, madurez e integridad del fruto. Por ejemplo, el porcentaje de color verde en la cáscara de la fruta demandado por Japón es del 95%; el de Europa 75%, y el de Estados Unidos, del 50 al 60” (Schwentesius y Gómez), 2005:93)
Estas diferencias en la comercialización, generan también diferencias en la conformación de las actividades en las ciudades nodo. Una primera, es que en las zonas de concentración de la producción de limón, existen un mayor número de empaques en los que se clasifica el producto, mientras que en la naranja, no se hace clasificación. Así, el empleo en las zonas limoneras es superior a la producción de naranja, ya que se generan empleos adicionales en la clasificación del producto.
En la mayoría de las regiones productoras no se han desarrollado centros de acopio y distribución de productos. Esto se debe a que desde la década de los sesentas, los grandes compradores de la Central de Abastos del D.F., establecieron sus centros de acopio (coabasto, 1989), en las ciudades que operan en la actualidad con estas características, donde como parte de su estrategia, establecieron las básculas, y en las que se fueron desarrollando actividades y servicios conexos a la actividad, tales como empacadoras, empresas jugueras, así como otro tipo de actividades relacionadas con la recolección, como es la renta de materiales y equipo para los cortadores del producto.
Los grandes compradores, diseñaron un sistema de compras de producto, ubicándose en las localidades donde se encuentran las básculas. Así, en esos lugares existe la facilidad de tratar y pesar el producto comprado, así como para pesar los camiones en los que se recarga, para enviarlos a su destino de consumo.
Estos centros de subasta, se han desarrollado en las entidades de Colima, Michoacán, Nuevo León, San Luis Potosí y Veracruz. En las otras entidades, los productores y los compradores, trasladan su producto a los centros de subasta más cercanos, o directamente a los mercados destino.
Los centros de subasta se caracterizan por tener buenas condiciones de comunicación con los principales mercados, se ha consolidado una infraestructura, constituida por básculas, procesadoras de frutas, empacadoras y empresas jugueras, e incluso, se han desarrollado mercados paralelos derivados de la forma de contra tación de los trabajadores, tales como negocios que se dedican a la renta de escaleras, tijeras de corte, colotes y herramientas en general, para el trabajo de corte de los jornaleros.
Estos lugares, tienen también la característica de ser los principales municipios productores de la región, por lo que se constituyen en localidades o ciudades nodo. Algunas de estas ciudades, son tan importantes, que su poder de atracción, sobrepasa los límites del estado, y concentra la producción de estados contiguos, particularmente los mercados de naranja de Álamo Veracruz, y el de Limón en Cuitláhuac, Veracruz.
Debido a que la mayor proporción de la superficie cultivada de naranja, se produce en huertas de pequeños productores, su producción se realiza con bajo uso de tecnología (ver Gómez y Schwentesius, 1997), y los productores, reducen al mínimo necesario, las labores culturales. Así, la demanda de trabajo se concentra en los períodos en que se realizan las podas, algunos chapoleos próximos a los períodos de cosecha, y la mayor parte se concentra en el corte de la naranja.
Las actividades culturales (fertilización, redondeo, aplicación de herbicidas y poda) de la producción de naranja, previas al corte, demandan trabajo en seis momentos en cada temporada, estos períodos tienen una duración, que va de tres a 12 días. Por otra parte, estas actividades, se encuentran sujetas a la temporalidad, y a la capacidad de los productores, para reunir dinero para dichas actividades.
Para quienes trabajan en el mantenimiento de las parcelas (labores culturales), debido a lo intermitente y a lo reducido de los períodos de demanda, el costo de transacción de la búsqueda de trabajo es elevado, ya que los trabajadores, tienen que andar buscando a los empleadores, para ofrecerles sus servicios. Por esta razón, la búsqueda de trabajo, requiere tener identificados a los empleadores, acudir a ellos para ofrecerles los servicios, por lo que este tipo de búsqueda de trabajo, beneficia a los trabajadores locales. Por otra parte, como ya se señaló, las condiciones del entorno del mercado de trabajo, además de las socioeconómicas, presionan los salarios a la baja. Esta condición determina, que las necesidades de empleo, para las actividades culturales, se atienda mediante la contratación de trabajadores locales, ya que estos gracias al conocimiento de la región y a sus prácticas de reproducción, asumen el costo de transacción de la búsqueda de empleo.
Para las actividades de corte, se contratan trabajadores locales, de localidades cercanas y migrantes de ciudades cercanas al municipio donde se conforma el mercado de trabajo. En las actividades de corte y en las actividades relacionadas, la demanda de trabajo se distribuye en la región, en un período de cinco a seis meses.
En los períodos de cosecha, existen tres formas de contratación, para actividades específicas, la primera, es la de trabajadores para trasladar la fruta de unos camiones a otros. Esta actividad se realiza en la zona de las básculas, y es en la que se contratan los trabajadores con el mayor vigor físico, ya que es un trabajo muy extenuante, y con un ritmo de trabajo muy intenso, en el que la principal actividad consiste en cargar un canasto (llamado colote) con un peso de entre 70 y 80 kg, por una escalera vertical, para traspalear el producto de camiones de pequeñas dimensiones, a los camiones que los llevarán a sus lugares de destino. Otro mercado de trabajo, es el de las cuadrillas de cortadores. Estas cuadrillas se conforman en función del tamaño del camión, pudiendo ser de tres y de hasta doce trabajadores, así como la contratación de trabajadores para realizar las actividades de beneficio del producto (selección y empaque). Un tercer ámbito de trabajo, es el de los empaques. En los empaques, la contratación no se realiza día a día, sino que se recluta mediante el sistema de relaciones de los responsables de los empaques. La contratación de la mayoría de los trabajadores, también se realiza en un sistema tipo subasta, no en el sentido de que diariamente se fijen los montos salariales en función de la relación entre oferta y demanda de trabajadores, sino en el sentido de que los empleadores demandan trabajadores, en base a las necesidades de corte, y los trabajadores buscan ser contratados por los empleadores, hasta el punto en que se satisfacen las necesidades de cortadores, quedando diariamente una determinada proporción de cortadores sin trabajo. En su mayoría, en el trabajo de campo, se observa que quienes menos posibilidades tienen de contratarse, son los viejos, que en este mercado de trabajo, son aquellos que tienen más de 40 años de edad (Hernández, 1999).
En las regiones productoras de limón, los procesos de contratación de trabajadores asumen una forma diferente. La diferencia se encuentra en la realización de las actividades culturales. Dado que en las huertas se realizan varios cortes al año, cuando estas alcanzan un tamaño superior a las 10 hectáreas, sus demandas de trabajo adquieren una mayor periodicidad, por lo que se ven necesitados de contratar trabajadores permanentes. La mayoría de los productores medianos y grandes, “poseen medios propios de producción y de transporte, y cuentan con un núcleo fijo de trabajadores durante todo el año para el mantenimiento de la huerta, la cosecha, la selección y la comercialización de la fruta” (Swentwsius y Gómez, 2005:80), aunque en la cosecha siempre se contrata mano de obra adicional.
Así, las huertas de menor tamaño, atienden sus requerimientos de personal con trabajadores eventuales que se contratan de la misma manera que en la naranja, y el resto, lo hace con trabajadores fijos. Por otra parte, está el mercado de trabajo de los cortadores, donde las relaciones laborales se establecen en las zonas de subasta de producto, donde también se realiza la subasta de trabajo, al igual que en la naranja. En este mercado de trabajo, la relación contractual, se realiza con los coyotes y camioneros, y de la misma manera, es un ámbito en el que a los cortadores, se les contrata por un día y a veces de forma consecutiva por varios días, por lo que se les dificulta identificar la temporalidad con la que fueron contratados por cada patrón.
En las regiones citrícolas, existen mercados de trabajo importantes, derivados de la concentración de las superficies en explotación, pero estos mercados de trabajo son dispersos, se nutren de trabajadores locales, donde los empleadores son diversos y contratan por temporadas cortas. Por otra parte, el hecho de que en su gran mayoría, sean pequeños productores empobrecidos, limita sus posibilidades de aprovisionarse de trabajadores de regiones lejanas, donde prevalezcan condiciones de trabajo e ingreso, que les resulte atractivo migrar. Bajo estas condiciones, las regiones que cuentan con condiciones para el desarrollo de los frutos, pero principalmente aquellas que tienen una gran proporción de su población, “acostumbrada” a sobrevivir empleándose en condiciones salariales precarias (intermitentes y con bajos salarios), tienen ventajas competitivas, respecto a las que presentan alternativas de ocupación en actividades remuneradas, con mejores salarios y mayor seguridad en el trabajo, pues en estas últimas, se reduce el margen de beneficio, obligando con el tiempo, al abandono de la actividad.
En este apartado, el propósito de la información presentada, es que el lector pueda identificar las posibilidades que tienen las regiones productivas de limón y naranja, para encontrar empleos alternativos a la agricultura, ya que en la medida en que esto sea posible, podrá optar por otros empleos, lo que influirá en los ingresos de los trabajadores de la naranja. Para hacer este análisis, se identificaron a los municipios productores de limón y naranja por estado, se agruparon sus datos, de tal forma que la información que se presenta por estados, no corresponde a todo el estado, sino exclusivamente a las regiones productoras. Para el análisis de las alternativas de ocupación en la región, se consideró la cercanía de municipios que sin ser parte de la región productora, se encontraran a una distancia, en la que se pudiera realizar traslados, sin necesidad de migrar, es decir, de zonas que se encuentren como alternativas laborales, considerando el costo de transacción que supone la búsqueda de trabajo.
Así, se encontró que los municipios citrícolas, son 82. Con este listado de municipios, se buscó la información en la base de los índices de marginación 2010 de conapo, se les anexó la información, se compiló y se generaron los índices estatales que nos brindan las condiciones socioeconómicas de la población, por entidad, con el propósito de identificar, en qué medida y en qué tipo de población, el empleo en la citricultura, es un empleo alternativo, en las regiones citrícolas,
En general, el tamaño de las localidades es muy importante en la estructura ocupacional. En la medida en que las localidades son más grandes, crecen las demandas por servicios especializados, se desarrolla con más fuerza la manufactura, el comercio moderno prevalece sobre el tradicional y la población ocupada en actividades rurales tiende a disminuir y a generar una proporción cada vez menor del valor. Todos estos procesos influyen en la determinación de los salarios, quedando la actividad agrícola como una actividad residual, ya que es una actividad en la que terminarán accediendo las personas con menores oportunidades, ya que quienes las tienen preferirán los empleos con mayor estabilidad y/o con mayores ingresos. Así, los empleos urbanos con sistemas de contratación intermitente o estacional y las actividades agrícolas, donde estos dos factores están regularmente presentes, quedarán como el recipiente del trabajo precario
Al analizar las características socioeconómicas de los municipios nos encontramos con que existen diferencias de dos tipos: 1. Una diferencia se debe al
tamaño de los mismos, ya que en la medida en que los municipios son de mayor tamaño, las estructuras productivas tienen un mayor grado de desarrollo, las actividades tienden a ser de mayor productividad en cada uno de los sectores, y más complejas, sus mercados de trabajo enfrentan una mayor competencia por las personas, y los requerimientos formativos para incorporarse al mercado de trabajo, son mayores, y 2. Otra diferencia, se debe al grado de desarrollo de los municipios cercanos, ya que la demanda de trabajo de estos, influirá en la demanda del municipio nodo, y de alguna manera, planteará la alternativa de desarrollar estrategias específicas para mantener su competitividad en salarios.
Con lo anterior, lo que queremos expresar, es que el entorno del mercado de trabajo, no sólo es el espacio del municipio y de sus localidades, sino que es más amplio, involucrando a la localidad sede del mercado y las localidades urbanas cercanas, por lo que las estructuras salariales, tienen que encontrarse en consonancia con las posibilidades de ocupación alternativas para los trabajadores, en esa región.
En los municipios que crecen en función de las actividades agrícolas, el crecimiento de las localidades urbanas, aun cuando demanda una mayor oferta de servicios financieros, de transporte, de las actividades comerciales e industriales, las estructuras ocupacionales asociadas a este crecimiento, no son de diversificación tan profunda, como la que se da en las ciudades orientadas a la industria y los servicios. Las estructuras ocupacionales son un poco más rígidas, los procesos de movilidad laboral son menos intensos, y por tanto, las estructuras ocupacionales y salariales, no son tan fuertes, que promuevan impactos significativos en los salarios, como mecanismo de atracción de los trabajadores.
En la totalidad de los municipios citrícolas analizados, se observa que independientemente de la entidad, existe una masa de población en edad de trabajar, que no ha concluido la educación primaria (de 20% o más), lo que “representa una desventaja para aprovechar las oportunidades que ofrece el entorno” (De Hoyos, 2010: 4). Por otra parte, la existencia de un núcleo tan elevado de población, sin educación formal, es un indicador de que en la mayoría de las localidades de los municipios citrícolas, (menores a cinco mil habitantes) existen pocos incentivos entre la población, para el logro de una educación básica, lo que habla de mercados de trabajo poco desarrollados, donde en el ingreso y en la movilidad, no existen requisitos académicos, por lo que la educación no les genera ventajas en el mercado de trabajo.
Se trata de municipios con elevada participación de población rural, donde las localidades urbanas se encuentran fuertemente influenciadas por la actividad agrícola, es decir, en las zonas urbanas se desarrollan actividades de producción, comercialización, servicios financieros y otras actividades relacionadas a la citricultura. Por otra parte, la fijación de los salarios en la citricultura, actúan de la misma manera como un factor importante en la definición de los salarios urbanos, ya que el empleo urbano de baja calificación, ante la presión de la demanda de trabajo de la citricultura, define sus niveles salariales, como alternativos a la citricultura.
Existen claramente dos grupos de entidades. Uno conformado por Colima, Michoacán y Nuevo León, que se caracterizan por que las regiones citrícolas se encuentran en un entorno de desarrollo relativo superior, por lo que las regiones agrícolas, para desarrollarse enfrentan las demandas de trabajo de actividades alternativas o de localidades cercanas con un mayor desarrollo de los mercados de trabajo, por lo que la actividad agrícola compite con otras actividades de empleo precario, y con empleo de mejor calidad, mientras que existe otro grupo de entidades, conformado por los estados de Hidalgo, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz, donde las regiones productoras se encuentran en un entorno en el que los municipios citrícolas son los que comandan la actividad productiva y por tanto las demandas de empleo se estructuran en torno a sus necesidades (son funcionales a ellos).
En el segundo grupo, la actividad agrícola es preponderante, por lo que tiende a comandar los procesos de crecimiento poblacional (la población tiende a migrar y a asentarse en la localidad, ante la existencia de una oferta elevada y constante de empleo), pero la diferencia es que el empleo que ofrecen, es de baja calificación, y la población que migra y se asienta para aprovechar las oportunidades de empleo y procede de regiones con menor nivel de desarrollo, y menos oportunidades de empleo.
En las regiones citrícolas de los estados de Colima y Michoacán del 64% al 80% de la población, vive en localidades con más de 5000 personas: El perfil de los municipios frutícolas de estas entidades, al presentar áreas urbanas de importancia, ofrece alternativas de ocupación de baja calificación, diferentes a las agrícolas, en actividades tales como la construcción y los servicios personales, lo que afecta los niveles salariales de la agricultura, con lo que los ingresos de la población, tienden a ser un poco más elevados que en los casos en que no se presenta esta condición. Por otra parte, la población de localidades menores a 5000 habitantes, tienen alternativas de emplearse en localidades cercanas, en empleos no agrícolas, lo que funciona como un factor que obliga a los empresarios agrícolas a elevar los salarios de tal forma que los empleos en la citricultura sean competitivos con los empleos urbanos de baja calificación
En el Estado de Nuevo León, además de este fenómeno, se presenta la existencia de alternativas de empleo en ciudades de mayor tamaño, cercanas a las localidades productoras. Este factor presiona las condiciones salariales de las regiones citrícolas, lo que reduce la capacidad competitiva de los productores, factor que en un período de crecimiento de la superficie cosechada, propicia que la producción en la entidad, se encuentre estancada en el período de estudio. Así, en los municipios citrícolas de Nuevo León, la existencia de alternativas laborales a la citricultura, genera dificultades para el abastecimiento de mano de obra, reduce la rentabilidad por el mayor costo del trabajo, lo que limita el crecimiento de la superficie sembrada.
El resto de las entidades (Hidalgo, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz), se caracterizan por que en los municipios productores de cítricos, las actividades productivas, se encuentran comandadas en gran parte por la citricultura, ya que una proporción muy elevada de la población, vive en localidades de reducido tamaño, donde la actividad principal es la agricultura, y donde las actividades alternativas a la citricultura se realizan en condiciones precarias y con bajo nivel tecnológico, lo que hace preponderante a esta. En este grupo de entidades, la población en localidades menores a 5000 habitantes representa más del 50% de la población de los municipios productores, y en estados como Hidalgo, Oaxaca y Puebla, representa más del 70%.
Las concentraciones urbanas de importancia de las entidades con menor grado de desarrollo, actúan como nodos estratégicos, para el acopio, la comercialización, el empaque, las redes logísticas y la industrialización de la fruta. Por lo que a pesar de su tamaño, sus actividades se encuentran subordinadas al proceso de producción y comercialización de cítricos.
Así, aun cuando el comercio, los servicios y la industria son demandantes importantes de mano de obra, en las cabeceras municipales y definen la estructura ocupacional, la estructura de ingresos se ve fuertemente influenciada por la actividad rural, lo que deprime los salarios y tiende a generar un mercado de trabajo precario, por lo que la prevalencia de bajos salarios es muy importante.
Así, en estas entidades, más del 60% de la población ocupada percibe salarios menores a dos salarios mínimos, lo que los ubica en el umbral y por debajo de la línea de pobreza. Como se observa, la regularidad en la ocupación, la falta de empleos alternativos a la agricultura, y la pobreza de la población, son factores que influyen en la consolidación de esté núcleo de entidades, como las más competitivas, para el desarrollo de la producción citrícola.
Al analizar las regiones donde se producen cítricos, observamos que estos se producen en casi todos los estados, pero la mayor parte se concentra en 13 entidades, que son: Veracruz, Michoacán, San Luis Potosí, Tamaulipas, Nuevo León, Oaxaca, Colima, Puebla, Yucatán, Tabasco, Guerrero, Hidalgo y Jalisco. Todas las regiones donde se cultivan, presentan buenas condiciones de adaptabilidad para el desarrollo de los dos cultivos. Por lo que este no es el factor que define que una región se oriente a la producción de uno o de otro cultivo.
No obstante, existe la tendencia a la especialización productiva de las regiones. Así, Colima, Guerrero, Jalisco y Michoacán se han especializado en la producción de limón, mientras que Hidalgo, Nuevo León, Puebla y San Luis Potosí, se han especializado en la producción de Naranja, y en Tabasco, Veracruz, Tamaulipas y Yucatán, tienen la característica de que producen los dos cultivos.
Otro aspecto que es importante resaltar, es que la superficie cosechada ha crecido de manera importante, en las principales entidades productoras, ya que mientras en 1980, esta fue de 200,683 hectáreas, en el 2013, representan 440,880 hectáreas es decir, la superficie crece en más del 100% en el período de análisis, a una tasa de crecimiento anual de 2.4%.
Veracruz, se consolida como el principal productor nacional, ya que incrementa su superficie total cosechada, y aumenta su posición relativa, pasando de representar el 33.1% en 1980, al 40.4% en el 2013. En esta entidad, la producción de naranja crece en 125% y la de limón crece en 575%, en el período.
Para hacer el análisis de los dos apartados siguientes, se trabajó la información correspondiente a la producción y a las características socioeconómicas de las regiones, se hizo lo siguiente:
Se identificaron los principales municipios productores de cada estado y se agruparon, por lo que la información de los cuadros, no es la correspondiente a la entidad, sino a la región productora de cada entidad.
Para elaborar los datos sobre características socioeconómicas, se realizó el mismo procedimiento, se seleccionaron los municipios de las regiones productoras de naranja y limón de cada estado, se buscó la información municipal correspondiente a los indicadores seleccionados, se agrupó a los municipios, por lo que la información corresponde a la región productora.
Entre otros factores que es importante considerar en el análisis de la citricultura, es que de manera semejante a como se desarrollan los cultivos de plantación, estos tienden a ser dominantes en la zona, y se genera una infraestructura como resultado de la aglomeración de productores, de productos y servicios relacionados a la actividad (en este caso, proveedores de servicios técnicos, de transporte, de servicios para las cadenas de frío (cuando estas son necesarias), por lo que las alternativas de empleo en el entorno, tienden a ser actividades agrícolas con una elevada intermitencia, con reducida capacidad de absorción de empleos, lo que hace que el mercado de trabajo se vuelva más disperso, lo que eleva los costos de transacción de la búsqueda de empleo, por lo que serán preferibles los empleos en aquellas actividades (las frutales o de plantación) que ofrecen empleo más altamente concentrados y por períodos de tiempo más largos. En este caso, si no existen mercados de trabajo no agrícolas con mayor regularidad, se genera un entorno del mercado de trabajo, donde los salarios son presionados a la baja, y en este entorno se desarrolla, la contratación de trabajadores citrícolas.
Otro aspecto que es importante resaltar y que se refiere a la forma en que se ha estructurado el mercado de trabajo de la citricultura, es que el mercado de trabajo al igual que el de productos, es un mercado tipo subasta, que se ha es tablecido en las zonas de las básculas, ya que la mayoría de quienes contratan a los trabajadores del corte, o se encargan del traslado del producto a los mercados destino, o contratan trabajadores para el corte del producto en sus plantaciones, acuden a las básculas a pesar los vehículos en vacío y en ese momento aprovechan para contratar trabajadores.
Así, se ha vuelto una costumbre que los jornaleros acudan a las básculas en búsqueda de empleo, y se organicen en grupos flexibles (se tienen que organizar de tal forma que puedan cortar para un camión que requiere hasta 12 cortadores, o para cortar en uno que requiera tres o cuatro) para su contratación, por eso, acuden y se organizan por su cuenta y luchan entre ellos para ocuparse, por lo que el solicitar salarios por encima de lo que marca el mercado de trabajo, puede ser la causa de que ese día no se empleen. Como se observa, la masa de trabajadores que acude en demasía (aproximadamente un 20%) a las zonas de subasta, presiona los salarios a la baja.
Para el análisis del comportamiento de la producción de naranja es importante considerar lo siguiente:
Como se observa en el cuadro 4, la tasa de crecimiento promedio anual de la superficie cosechada, en el período 1980-2013, ha sido de 2.09%, sin embargo, este comportamiento ha sido diferenciado. Donde la superficie cosechada manifiesta un mayor ritmo de crecimiento, es en Oaxaca y Puebla. En estas entidades el crecimiento promedio, ha sido de más de 5%, pero como se observa en el mismo cuadro, la ventaja competitiva que explica este crecimiento en la superficie cosechada, no es resultado del comportamiento de los rendimientos, ya que en Oaxaca disminuyen sustancialmente, mientras que en Puebla se encuentran casi invariables.
Un factor común en ambas entidades, es que a pesar de que no representan una proporción significativa de la superficie cosechada, son las entidades en que las regiones productoras, presentan las peores condiciones de marginalidad, ya que quienes obtienen hasta 2 salarios mínimos, representa más del 68% de la población ocupada. Tienen un elevado nivel de analfabetismo, más del 37% de la población mayor a 15 años, no ha concluido la primaria1 y más del 77% de su población, vive en localidades menores a 5000 habitantes. Como se puede observar, las regiones naranjeras de estas entidades, tienen pocas alternativas de empleo, al empleo en la agricultura, por lo que emplearse en las labores de cultivo y cosecha de la naranja es una de las mejores oportunidades de empleo para la población local.
Tamaulipas y Veracruz, son las entidades en las que se concentra la mayor superficie reorientada a la producción de naranja, en estas entidades, la superficie cosechada no creció a un ritmo tan acelerado como en Puebla y Veracruz, pero una parte de su crecimiento, parece explicarse en parte, por el crecimiento en los rendimientos, sobre todo en Tamaulipas, donde los rendimientos crecieron en 71%, mientras en Veracruz, fue de 45%.
En las regiones naranjeras de Tamaulipas y Veracruz, al igual que en Puebla y Oaxaca, se observan condiciones socioeconómicas de gran precariedad. Aproximadamente el 30% de la población mayor a 15 años, no ha concluido la educación primaria, lo que le limita la posibilidad de incorporarse al mercado de trabajo formal, ya que en él, por lo regular, se solicita la secundaria terminada, por lo que al igual que los pobladores de Puebla y Oaxaca, se encuentran limitados a la incorporación de mercados de trabajo formales, por lo que las alternativas ocupacionales para la mayoría de la población de las localidades de las regiones naranjeras de estas entidades, se encuentran en la agricultura, y dada su importancia regional, a la actividad naranjera.
Nuevo León, que en 1980, era la segunda entidad productora de naranja, ve reducida la superficie cosechada en el período, sin embargo, dado el carácter perenne del cultivo, esta reducción no es sustancial. Lo anterior se debe, a que es difícil que los productores reorienten su actividad productiva, ya que ello les significa una gran pérdida patrimonial, ya que el establecimiento de un huerto, implica la constitución de un patrimonio, al que se le dedican aproximadamente cuatro años, por lo que la reorientación de la actividad significa una gran pérdida.
Sin embargo la principal diferencia que el estado de Nuevo León tiene con las otras entidades, una primera, es que su población analfabeta es muy reducida, la población con 15 años de edad y sin primaria terminada es de sólo 18.6%. Lo anterior, nos indica que la mayoría de la población de la región, tiene niveles de estudio apropiados para incorporarse a los mercados de trabajo urbanos, por lo que es muy probable que la agricultura, para competir con otras actividades alternativas, se vea en la necesidad de ofrecer mejores salarios que los que ofrece la producción naranjera en otras entidades. Lo anterior se confirma, en el hecho de que el 75% de la población tiene ingresos superiores a los dos salarios mínimos. Así, aun cuando los rendimientos sean equivalentes al promedio nacional, tiene desventajas competitivas relacionadas con los salarios.
El cultivo de limón presenta algunas diferencias importantes, respecto a la producción de naranja.
La primera, es que se cosecha todo el año (el limón persa, se cosecha cada tres o cuatro semanas), por lo que es una actividad que ofrece ingresos permanentes a los agricultores (Schwentesius y Gómez, 2005; Financiera Rural, 2014).
Por el mismo hecho, los productores, para mantener en producción sus huertas, requieren emplear con mayor regularidad, trabajadores para el mantenimiento de las huertas, y en los huertos de más de 10 has, como lo señalan Schwentesius y Gómez, se contratan trabajadores permanentes.
La segunda, es que se trata de un producto orientado a la exportación. En el caso de la producción del limón mexicano, se encuentra orientado a la industrialización, y a la exportación de los aceites y los concentrados, mientras que el limón persa, se exporta para su consumo en fresco.
En la producción de limón se observan los siguientes cambios: La superficie cosechada de limón en el período de 1980 a 2013, creció a una tasa promedio anual (TCMA), de 2.96%, pasando de 15193 hectáreas, a 118,350.
Colima deja de ser el principal estado en superficie cosechada (concentraba el 45% de la superficie en 1980, y pasa a representar el 15.8 de la superficie en 2013), para posicionarse en el tercer lugar, debido a la reducción de la superficie cosechada en la entidad, y al importante incremento de la superficie cosechada de limón de Michoacán y Veracruz.
En Veracruz, la superficie cosechada, crece a una TCMA de 5.96%, lo que le permite posicionarse como el segundo lugar en la producción de limón, pero el primero en la producción de limón persa.
Los rendimientos promedio, se incrementan de 9.9 toneladas por hectárea, a 14, es decir, se incrementan en 40% en el período.
Las entidades en que se presentan los mayores incrementos en los rendimientos, son: Tamaulipas, que pasa de 5.16 toneladas a 21.4 toneladas por hectárea, y Veracruz, que pasa de 8.5 toneladas, a 15.4 toneladas por hectárea en 2013.
Nuevamente, como se observa, a pesar del notable incremento de los rendimientos a nivel nacional, esto no parece ser el determinante en la modificación en la estructura de producción, ya que mientras en Tamaulipas los rendimientos crecieron más que en las otras entidades, la superficie cosechada, creció al mismo ritmo que la superficie nacional.
Las entidades, donde se dio el mayor crecimiento de la superficie cosechada, son:Veracruz, Michoacán y Oaxaca. En Veracruz y Oaxaca, se observa que las localidades productoras y el entorno de trabajo, favorecen relaciones salariales en un ambiente más deprimido que en las otras entidades, ya que cerca de 70% de la población se concentra en localidades menores a los 5000 habitantes, más del 30% de la población mayor a 15 años, carece de primaria terminada, por lo que las fuentes de ocupación principal, son las actividades rurales.
Pero las actividades agrícolas alternativas a la citricultura, como se señaló en el primer apartado, son actividades de baja capacidad de ocupación, intermitentes y dispersas, por lo que fuera de los períodos de demanda de trabajo de la citricultura, se encuentran presionando los salarios a la baja, lo que favorece la dinámica salarial de la región, y se convierte en una ventaja competitiva para los productos comerciales, como la naranja y el limón.
Por eso, lo que resulta un entorno favorable del mercado de trabajo, para la población en la región limonera de Colima, reduce la capacidad competitiva de sus productores, por ello, en la medida en que se reduce la brecha entre los salarios de la agricultura y los urbanos, se reduce la competitividad de sus productores, respecto a aquellos que tienen un mercado de trabajo más adverso, para sus jornaleros. Este parece ser el factor que determina en forma importante, la reducción de la capacidad competitiva de la producción de limón en Colima.
Michoacán, entidad que presenta algunas características de situación socioeconómica, similares a las que se presentan en Colima, es un estado sui generis, ya que en la región (el Distrito de Desarrollo Rural) se han desarrollado un conjunto de cultivos de plantación, como son mango, caña de azúcar, limón y otros de menor importancia, lo que conforma un mercado de trabajo con un mayor grado de diversificación, que tienden a generar un mercado de trabajo con una reducida estacionalidad, lo que actúa como un factor que permite regular los salarios a la baja.
Un aspecto que es importante resaltar, es que en las regiones citrícolas, dada la importancia que alcanza el trabajo en la agricultura, el empleo en actividades precarias en la ciudad, es alternativo al de la citricultura, pero como su importancia relativa es menor, terminan convirtiéndose en trabajos alternativos al trabajo agrícola, y dado el menor costo de transacción que presenta la búsqueda de empleo en la agricultura, los niveles salariales de la agricultura, tienden a determinar los niveles salariales en el trabajo precario urbano.
Otra característica del mercado de trabajo en la citricultura, es que la predominancia de los productores familiares en la estructura de productores y a la inexistencia de organizaciones de productores para la comercialización, el mercado de bienes es comandado por los grandes compradores (los bodegueros de las Centrales de Abasto, las empresas jugueras, los empaques y las industria de beneficio del limón) (Schwentesius y Gómez, 2005).
Los diferentes tipos de producción, ya sea de limón, o naranja se manejan mediante mercados tipo subasta, donde los grandes comercializadores tienen a su servicio una red de compradores, que complementan con la compra de huertas en pie, por varios ciclos productivos, para garantizar el abasto durante la mayor parte del año, esto les brinda mayor poder de mercado ya que pueden cortar las huertas aseguradas, cuando los precios se encuentran altos, y acudir a la subasta, cuando los precios son bajos, o tienen un abasto insuficiente, manejando el mayor margen de comercialización posible.
Esta condición, es una desventaja para los productores, ya que es un factor que determina que los márgenes de beneficio de los productores, sea reducido. Esta misma condición, es un factor que ha tenido una incidencia negativa en el comportamiento de la superficie cultivada en las regiones productoras, en donde existen mercados de trabajo alternativos, ya que existen mayores presiones al alza de los salarios, y en un ambiente en el que los rendimientos de la producción, no sufren variaciones significativas, el incremento de los costos de cosecha incide en las condiciones de rentabilidad de los productores.
Existen dos factores que explican el crecimiento de la producción, por un lado se aprecia que la producción ha crecido en su mayoría, debido al crecimiento de la superficie, por lo que los rendimientos casi no han cambiado en el período en estudio. Esto, en gran parte se debe a que la mayoría de los productores, son productores de economía campesina, quienes se mantienen en la actividad, debido a que esa es la alternativa más rentable que tienen, sin embargo, los márgenes no son lo suficientemente elevados, ni seguros, como para que se comprometan a invertir más en sus huertas, manteniendo bajos sus rendimientos.
Por la forma en que se relacionan la producción y el mercado, la ampliación en la superficie, se basa en regiones donde aparte de existir condiciones adecuadas para la producción, existen núcleos importantes de población en condición de marginalidad alta y muy alta, y sin alternativas de empleo, por lo que el factor competitivo de los grandes compradores (quienes comandan el mercado), se basa en los bajos costos salariales, y en la existencia de una mano de obra local sin oportunidades de empleos no agropecuarios. Esto explica la reducción en la importancia absoluta y relativa de la producción de cítricos de Colima y Nuevo León, y el acelerado crecimiento de la producción en Veracruz, Michoacán, Tamaulipas, Puebla y Oaxaca.
La contratación de trabajadores se concentra en las zonas de las básculas, ya que en ellas se presenta la necesidad de descargar los camiones de los productores que ofertan sus productos, la carga de los camiones que se dirigen a los mercados destino, y en ese mismo lugar, debido a la aglomeración de trabajadores, se ha desarrollado un mercado de trabajo para el corte, donde productores, camioneros y coyotes, contratan a los trabajadores para emplearlos.