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Decio Machado y Raúl Zibechi,Cambiar el mundo desde arriba, los límites del progresismo. Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2016, 146 pp. ISBN: 978-958-8926-19-3*
Oscar Ramón López Carrillo
Oscar Ramón López Carrillo
Decio Machado y Raúl Zibechi,Cambiar el mundo desde arriba, los límites del progresismo. Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2016, 146 pp. ISBN: 978-958-8926-19-3*
Espacialidades. Revista de temas contemporáneos sobre lugares, política y cultura, vol. 7, núm. 2, pp. 188-192, 2017
Universidad Autónoma Metropolitana
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Decio Machado y Raúl Zibechi,Cambiar el mundo desde arriba, los límites del progresismo. Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2016, 146 pp. ISBN: 978-958-8926-19-3*

Oscar Ramón López Carrillo
Universidad de Guadalajara, México
Espacialidades. Revista de temas contemporáneos sobre lugares, política y cultura, vol. 7, núm. 2, pp. 188-192, 2017
Universidad Autónoma Metropolitana

¡Que algo cambie para que todo siga igual! Machado y

Zibechi acotan los límites del progresismo en Sudamérica

No tendría por qué negarlo. Desde que leí por primera vez a Raúl Zibechi, el hoy ya clásico Dispersar el poder: los movimientos sociales como poderes antiestatales, su crítica hacia la teoría convencional de los movimientos sociales, su idea de que estamos más ante sociedades en movimiento y su interés en los sujetos sociales que tienen como frente ético y político la autonomía, influyeron en la forma en que yo me acercaba a los movimientos sociales y en el cómo estudiaba sus prácticas y discursos. Años después, en 2013, en la culminación de la escuelita zapatista, pude verlo caminando por el Centro Indígena de Capacitación Integral (Cideci) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas; intercambiamos un par de palabras, pero dudo mucho que se sepa quién soy yo. Hoy, ya en el 2017, con la misma emoción de antaño, es que reseño un material en el que participa él, vale la pena mencionar que este nuevo material es escrito a cuatro manos, junto a Decio Machado, otro gran científico social que ha puesto énfasis en los movimientos sociales de corte autonómico y un activista comprometido con los sujetos sociales que están abajo y a la izquierda.

Cambiar el mundo desde arriba, los límites del progresismo es un material que nos presenta una problemática específica, la cual consiste en discutir —como el título del libro lo explicita— si en realidad se puede dar un cambio en el mundo desde el poder institucional y desde la lógica electoral y partidista. En este caso, se tiene como sujetos de comparación a los movimientos progresistas que surgieron en Sudamérica, en una temporalidad que abarca desde la llegada de Hugo Chávez al poder, sin olvidar otros procesos, como el Movimiento al Socialismo (Ósc) que catapultó a Evo Morales a la presidencia de Bolivia, y los movimientos que llevaron al poder tanto a Lula (Luiz Inácio Lula Da Silva) en Brasil, a Néstor Kirchner en Argentina y a Rafael Correa en Ecuador, y que, por cuestiones metodológicas y de imprenta, termina en el 2015, con el paradójico desdibujamiento de las izquierdas y los progresismos en esta región del continente.

Desde la introducción, los autores son provocadores. De manera contundente, los autores de este libro parten de preguntarse sobre si la vía electoral y partidista, la cual ha posicionado a estos gobiernos progresistas, es la adecuada. Asimismo, Machado y Zibechi, partiendo de las cuatro características que comparten en común estos movimientos/gobiernos progresistas (fortalecimiento del Estado, aplicación de políticas compensatorias, uso del modelo extractivo de producción como sostén de la economía y la realización de grandes obras de infraestructura) declaran que ellos consideran que estos gobiernos progresistas eran/son continuadores del proceso capitalista, al no quebrar de golpe la lógica del Estado (Machado y Zibechi, 2016: 16). A partir de esto, nos cuestionamos: ¿algo cambió para que todo siguiera igual? ¿El llamado socialismo del siglo XXI es simplemente una versión pluricultural y amable del capitalismo (o, mejor dicho, el “capitalismo realmente existente”, como lo nombran los autores)?

Otra de las críticas que los autores hacen a estos gobiernos progresistas consiste en que, una vez que se han consolidado como un gobierno, en pos de acaparar el poder público y de restablecer-refundar-descolonizar el Estado, terminan siendo desarticulado- res de los movimientos sociales de base. Muestra de ello es el caso del gobierno de Evo Morales y el MAS, en donde, en pos de controlar la vida colectiva desde arriba, el MAS se ha transformado “en un partido de Estado que vigila a las organizaciones que mantienen autonomía, a través del amedrentamiento y la judicialización de los dirigentes críticos” (Machado y Zibechi, 2016: 20).

Tras esta introducción, en el primer capítulo, titulado “Los gestores/administradores ¿Una nueva burguesía?”, los autores toman como ejemplo las prácticas zapatistas para responder la pregunta formulada. Refieren cómo, en las prácticas zapatistas, la tierra no es propiedad de nadie: ni del Ejército Zapatista de Liberación Nacional ( Rmó), ni de las familias que habitan ese territorio. Por lo que la tierra jamás se convierte en una propiedad privada. Además, exponen que, en este caso, a diferencia de otros en los que la revolución ha triunfado o donde se ha instaurado el socialismo, la gestión/administración —pongamos singular énfasis en la utilización que los autores le dan a estas palabras— no gira en torno al Estado o a un eje articulador, sino que son las propias asambleas las que toman las decisiones sobre el uso que se la dará a dichas tierras. Asimismo, advierten que estas asambleas son autónomas en sus cuatro formas de representación (comunidad, región, municipios autónomos y zona).

No menos importante es la crítica que los autores ejercen a lo que han denominado—partiendo de la lectura de Jean Bernardo— como el “comunismo ortodoxo”. Exponen el caso de la Revolución rusa, y concluyen que su fallo consistía en que se seguía conservando al Estado como el eje reproductor de todas las relaciones sociales. Es decir, que se preponderaba a los medios de producción sobre el obrero y las relaciones que éste establecía. Emulando lo dicho por Mao Tse Tung, en este comunismo se veía a las cosas, mas no al sujeto. Para finalizar este segmento, Machado y Zibechi refieren que, gracias a la continuación de estas cúpulas de gestión y a la continuación del Estado capitalista como el eje reproductor de las relaciones sociales, se están formando pequeñas burguesías en los países donde se ha instaurado un gobierno progresista en Sudamérica, cuestión en la que insistirán en los siguientes capítulos.

Por otra parte, el segundo y el tercer capítulo vinculan una problemática en común: el surgimiento y conformación de nuevas élites en el seno de estos gobiernos progresistas.

En el segundo capítulo, los autores exponen una severa crítica a estas nuevas administraciones, convertidas en nuevas burguesías. Machado y Zibechi refieren que, una vez que la estructura del Estado haya desaparecido, la función de la burocracia se reducirá a la administración de las cosas, pero la realidad de los comunismos realmente instituidos es que los que han llegado al poder han utilizado su posición para establecer nuevas burocracias. Partiendo del debate que décadas pasadas tuvieran Sweezy y Bettelheim, sintetizan que, aun cuando las revoluciones del siglo XX instauraron en el poder a partidos que decían gobernar en nombre de los trabajadores, una vez instalados en el poder se eliminaron los derechos democráticos y comenzó la prohibición de las organizaciones disidentes. Aunque los autores blindan la experiencia cubana y la cuestión del trabajo voluntario, sobreestimando la cuestión de la estatización de todas las empresas, pero sin olvidar que en su momento la isla, o más bien su administración, tuvo que emular ese comunismo corporativista y burocrático que tanto querían evitar.

Machado y Zibechi refieren que, tras un siglo de revoluciones triunfantes, existen los suficientes ejemplos desde los cuales se discuten y problematizan algunas cuestiones:

  1. 1. Las fuerzas organizadas capaces de derribar el antiguo régimen son poco apropiadas para construir una nueva sociedad.
  2. 2. Existe una inconveniencia al fusionar al partido y al Estado, debido a que ésta es una de las principales motivaciones para la creación de nuevas élites.
  3. 3. Existe una dificultad para desarrollar poderes de los trabajadores y las trabajadoras en poderes no estatales.
  4. 4. La dificultad para pensar un mundo nuevo se sigue pensando en cómo será el fin del capitalismo y la transición a ese mundo nuevo.
  5. 5. La idea de gobernar y dirigir toda una sociedad hace visible un dejo totalitarista que va en contra de todo argot emancipatorio.

En el tercer acápite, titulado “Nuevas élites bajo el progresismo”, Machado y Zibechi continúan con la lógica del capítulo anterior: partiendo de lo que los autores exponen en este capítulo, consideramos que se entenderían como lógicos los triunfos y las victorias de los movimientos sociales que culminaron en un gobierno progresista, y eso se debe a que Sudamérica había padecido los recortes en los presupuestos socia- les, debido a las recomendaciones de diversas instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, los autores nos piden mesura, nos invitan a que no veamos a todos los gobiernos progresistas como fenómenos homogéneos, debido a que tuvieron procesos diferentes y divergentes, los cuales dependían del lugar donde fueron inspirados.

Continuando con la exposición y la articulación central del texto, los autores señalan que continuar con el modelo de Estado, sea cual sea su tamaño, consiste y cumple con un papel de transferir la riqueza social hacia el capital y su reproducción.

Por su parte, los autores en este segmento entran al debate de otros temas tan relevantes como la cuestión de la ideología, su importancia en la conformación de los liderazgos carismáticos o caudillismos, sin olvidar la crítica que hacen del mantenimiento del extractivismo como forma de sostén económico en los progresismos o gobiernos progresistas de Sudamérica, lo que conlleva, como diría David Harvey, a procesos de “acumulación por desposesión”. Sin embargo, Machado y Zibechi centran su interés en dos procesos, que también son lógicos con el desarrollo de la trama principal de este material: la corrupción en Brasil y las burguesías emergentes en las cooperativas mineras existentes en Bolivia.

En el cuarto y último capítulo, “Fin de ciclo: desigualdad y represión para sostener los privilegios”, Machado y Zibechi refieren que, aunque gracias a varios programas sociales se redujeron los índices de pobreza y de desempleo en algunos de los países donde se instauró algún gobierno progresista, no se soluciona la cuestión de la desigualdad estructural. Tras presentar una serie de datos, los autores discuten dos cuestiones en particular:

  1. 1. Sobre la cuestión de la desigualdad estructural y la desigualdad coyuntural, explicando que, mientras la primera se mantuvo intacta, la segunda, debido a la aplicación de ciertas políticas sociales lograron que disminuyera en ciertos lapsos, es decir, emulando lo que Machado y Zibechi exponen, las políticas sociales benefician al usuario en sus ingresos, pero no cambian su lugar en lo estructural.
  2. 2. Se discute cómo, aunque la pobreza hubiese reducido sus números, las clases dominantes siguieron teniendo un gran poder adquisitivo, incluso aumentaron sus números en cuanto a esta cuestión.

En palabras de los autores, lo que sucedió en Brasil, bajo los gobiernos progresistas, fue lo siguiente: “Lo que hubo bajo el progresismo es una redistribución de ingresos entre el 90 por ciento, lo que excluye al 10 por ciento de arriba y, sobre todo, a ese 1 por ciento tan resistente a los cambios. Son los más ricos los que afectan la desigualdad, y sobre ellos no se han hecho nada” (Machado y Zibechi, 2016: 101).

Otro tema importante considerado por los autores en el cuarto y último capítulo consiste en la represión. Machado y Zibechi refieren que, tanto en los países progresistas como en los conservadores, la represión contra los movimientos sociales, las protestas colectivas y las voces disidentes ha aumentado considerablemente. Incluso, exponen que, paradójicamente, en el caso de Argentina, durante el lapso de las administraciones kirchneristas, aumentó el número de asesinados por violencia policial; mientras que en gobiernos neoliberales como el de Menem se encontraban en 81 casos al año, en la administración de Néstor Kirchner y Cristina Fernández llegaron a los 246 en promedio por año.

Y retomando el caso de Brasil, refieren que aumentó considerablemente la violencia clasista y racial, en el lapso del 2002 al 2013, los asesinatos de blancos cayeron un por ciento, mientras que las de los negros aumentaron un 38.7 por ciento.

Para ir cerrando esta reseña, los autores concluyen algunas cuestiones. Las hemos recuperado y presentamos a continuación:

  1. 1. A la par de la instauración de estos gobiernos progresistas, se crearon nuevas élites o burguesías
  2. 2. Las políticas sociales, enmascaradas bajo los pretextos de reducir la pobreza y la desigualdad, en el fondo terminaban siendo un factor para la desarticulación de movimientos y la domesticación de los más pobres.
  3. 3. Estas políticas sociales sólo establecieron un lazo entre las élites emergentes y las clases dominantes tradicionales.
  4. 4. Al caer en una dinámica electoral, estos gobiernos minimizaron y vaciaron de contenido la palabra “democracia”.
  5. 5. Aunque es notable el aumento de las mujeres en puestos relevantes en dichos gobiernos, dista mucho de haber terminado con la desigualdad de género establecida por el patriarcado.
  6. 6. Aunque muchas de estas políticas han tenido como finalidad reducir la pobreza y la desigualdad, en lo estructural siguen teniendo un rostro “indígena, negro, cholo o de mujer”.
  7. 7. Los jóvenes no se sienten representados por estos gobiernos progresistas, al ser una de las poblaciones más activas políticamente, continuamente dichos gobiernos los tildan y tratan como enemigos.

Por último, Cambiar el mundo desde arriba, los límites del progresismo de Decio Machado y Raúl Zibechi es un material necesario para todos los estudiantes del área de las Ciencias Sociales; un texto obligado para todos los estudiantes y profesionistas interesados en temas tan diversos como los estudios latinoamericanos, las relaciones internacionales, la acción colectiva, la violencia y el ecologismo; sin olvidar que resulta igualmente útil para los investigadores cuyo punto neurálgico de estudio son los movimientos sociales, los partidos políticos, el gobierno y el Estado.

Para concluir, cabe mencionar que este libro es un material que nos permite discutir sobre una faceta de los gobiernos progresistas y tiene —como observamos— una temática principal que funge como directriz: mientras dejemos que el Estado sea el eje reproductivo de las relaciones sociales, seguiremos —en opinión de sus autores— repitiendo los ciclos del capitalismo realmente existente. ¡Habremos cambiado algo para que todo siga igual!

Material suplementario
Notas
Notas
* Cabe señalar —como recomendación de lectura— que este libro también se encuentra disponible en formato en el siguiente vínculo: https://www.cedla.org/sites/default/les/cambiar_el_mundo_desde_arriba_pdf.pdf (N. de la ed.).
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