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Reseña al libro: Modelos económicos de las regiones de México. Alejandro Dávila Flores (Coordinador)1
Paradigma económico. Revista de economía regional y sectorial, vol. Vol. 11, núm. 2, pp. 204-206, 2019
Universidad Autónoma del Estado de México

Dávila Flores Alejandro. Universidad Autónoma de Coahuila. 2019. México. Ed. Porrúa. 322pp.

En México el análisis con Matrices de Insumo Producto (MIP) ha tenido un renovado impulso a partir de las publicaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de las matrices nacionales 2003, 2008, la actualización para 2012 y la más reciente de 2013.

La MIP es una tabla de transacciones inter-industriales, que muestra cómo se interrelacionan todas las industrias. Se construye a partir de datos observados para un área económica particular; por ejemplo, un estado, un país, una región, e incluso mundial. Su medición se hace para un periodo determinado, por lo regular un año. Los niveles de desagregación varían en función de los métodos de construcción y la información estadística disponible. Como un esfuerzo adicional es posible integrar, además del análisis de las interrelaciones productivas, el papel de los sectores institucionales en las economías, tal es el caso de la Matriz de Contabilidad Social (MCS). Su construcción para un punto en el tiempo requiere combinar y estructurar diferentes fuentes de información además de las MIP3. Al respecto, existen estudios pioneros con MCS para México desde mediados de la década de los ochenta4. Sin embargo, la disponibilidad de información ha permitido generar diversas propuestas de MCS a nivel nacional y recientemente, sobresalen los esfuerzos que llevan el análisis MCS al ámbito regional.

Dentro de éstos últimos, la Red Temática de Investigación en Economía Regional y Urbana (Red ERU), encabezada por el Centro de Investigaciones Socioeconómicas (CISE) de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) ha venido generando aportes relevantes. El más reciente, corresponde al libro “Modelos económicos de las regiones de México” coordinado por el Dr. Alejandro Dávila Flores. Este libro se inscribe en la secuencia de trabajo de esta Red para analizar las economías regionales de México a partir del uso de modelos económicos multisectoriales. Proponen tres etapas, en la primera utilizaron modelos de insumo producto, en la segunda -que es la que presenta el libro aquí referido- se utilizan modelos de contabilidad social, mientras que en la tercera se considerarán modelos de equilibrio general aplicado.

En la segunda etapa de estudio, que es en la que se centra esta nota, se retoman las siete mesorregiones en las que dividen a la República Mexi- cana, estas son: Noroeste (Baja California; Chihuahua; Sonora; Baja Cali- fornia Sur y Sinaloa); Noreste (Coahuila; Nuevo León y Tamaulipas); Altiplano Centro-Norte (Aguascalientes; Durango; Guanajuato; San Luis Potosí y Zacatecas); Occidente (Colima, Jalisco, Michoacán y Nayarit); Centro (Distrito Federal; Hidalgo; Estado de México; Morelos; Puebla; Querétaro y Tlaxcala); Sur (Chiapas; Guerrero y Oaxaca) y Golfo sureste (Campeche; Quintana Roo; Tabasco; Veracruz y Yucatán).

El libro consta de 9 capítulos. En el capítulo 1 se presentan los aspectos metodológicos y las fuentes de información empleadas en la construcción de la matriz de contabilidad social nacional (MCSN). En seguida, se exponen los procedimientos para elaborar las MCS corres- pondientes a las regiones consideradas en el análisis. Además, se describe el cálculo de los multiplicadores de la MCS, se señala cómo se obtienen los multiplicadores hacia atrás, que cuantifican la capacidad de “arrastre” de los sectores; y en el caso de los multiplicadores hacia adelante los cuales miden la capacidad de los sectores de aprovechar, como proveedor de insumos, el crecimiento de los demás sectores.

Otro tema que se trata es la descomposición de los multiplicadores de la MCS, se hace referencia a las descomposiciones multiplicativa y aditiva. Una vez determinados los multiplicadores para cada región, se puede establecer y analizar las consecuencias de un cambio en alguna variable de interés (por ejemplo, las exportaciones) de un sector sobre el nivel de actividad de los otros sectores productivos y en variables como el valor agregado, el pago a los factores de la producción, el ingreso de los hogares e instituciones y el consumo doméstico. El capítulo 1 es de particular interés, porque expone el marco metodológico que comparten los demás capítulos de la obra. Ese marco permite realizar un análisis estructural y multisectorial, entre lo que sobresale que, una vez cuantificadas las vinculaciones de los sectores productivos e institucionales con el resto de la economía, y estimados los efectos multiplicadores, es posible identificar aquellos sectores clave en el funcionamiento de las economías regionales. En los capítulos siguientes, se aporta información valiosa de cada una de las regiones de interés dada esta base metodológica, con lo que los resultados obtenidos se convierten en importantes insumos para el diseño de políticas públicas para el desarrollo económico regional en México.

En los análisis de cada región se evalúan los efectos en el sistema económico que generan distintos shocks en la demanda final. Se estima la proporción con la que participa cada región al producto interno bruto (PIB) al país, su articulación a las cadenas productivas, su dependencia, las actividades intersectoriales que se llevan a cabo en cada región y luego dentro de cada entidad y por sector de actividad. Se destaca el peso que tienen las importaciones en los sectores manufactureros, por regiones y a nivel nacional, así como la vocación exportadora de las actividades manufactureras y cómo su actividad importadora es mayor. Se resaltan los comportamientos económicos principales, la estructura económica y productiva de cada región y de las entidades que la conforman.

Los datos y el análisis muestran la heterogeneidad en el crecimiento del PIB entre los estados y sectores; algunas de las regiones presentan un patrón de dependencia del mercado foráneo superior al promedio nacional, mientras que su contribución al valor añadido es inferior.

En los últimos años ha crecido de manera importante la disponibi- lidad de información pública referente a MIP nacionales, regionales y mundiales. Esto es relevante sobre todo en el caso nacional porque permite la construcción de modelos como las MCS regionales. En este contexto se ubica el trabajo aquí reseñado y, representa un esfuerzo sistemático que aporta información útil para la toma de decisiones en beneficio del desarrollo de las regiones. Los modelos basados en MCS, ayudan a dimensionar los efectos que una determinada política de apoyo a sectores particulares pueden tener en la economía en su conjunto y en el propio sector (en variables como el empleo y valor agregado), incluyendo los sectores institucionales y los hogares.

Notas

1 Referencia en extenso: Dávila Flores, Alejandro (Coord), (2019), Modelos económicos de las regiones de México. Ed. Porrúa. Universidad Autónoma de Coahuila. México. Pp. 322.
2 Miembro de la International Input Output Association. Investigadora del Centro de Estudios China México (CECHIMEX) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y académica de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex).
3 Las fuentes utilizadas por los autores fueron: cuadros de oferta y utilización, cuentas por sectores institucionales; cuentas nacionales, encuestas de ingreso-gasto de los hogares e indicadores económicos estatales.
4 Pleskovic, B. y Treviño, G. (1985). The use of a social accounting matrix framework for public sector analysis: The case study of Mexico. International Center for Public Enterprises in Deve- loping Countries, Monograph Series (17).


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