Resumen: INTRODUCCIÓN. Las funciones ejecutivas se definen como un conjunto de procesos implicados en la resolución de situaciones novedosas y que nos permiten actuar de un manera flexible en entornos cambiantes basándonos en la a anticipación y la predicción para reducir la incertidumbre del entorno en aras a nuestra adaptación biológica, personal y social. No es fácil su conceptualización ni la identificación de los factores que las configuran en población infantil. DESARROLLO. El propósito de este estudio es analizar los componentes de la función ejecutiva en población infantil, por las implicaciones clínicas en diferentes trastornos del neurodesarrollo. El modelo propuesto por Miyake es el marco de referencia de múltiples trabajos, tanto en población adulta como infantil. Los estudios analizados no son concluyentes en relación al número de factores encontrados en población infantil, existiendo diferencias tanto cuantitativas como cualitativas. Los estudios analizados son clasificados en función del número de factores: (i) Modelos de factor único con procesos indiferenciados, justificado por la inmadurez del córtex prefrontal. (ii) Modelos de dos factores son más consistentes y diferenciados. (iii) Modelos de tres factores incluyen las dimensiones de los modelos anteriores junto al proceso de planificación. (iv) Modelos de cuatro factores destacan por la inclusión de distintos aspectos del control inhibitorio. CONCLUSIONES. De la diversidad de resultados obtenidos se puede concluir que actualización/memoria de trabajo, inhibición, alternancia, fluidez verbal y planificación son los procesos ejecutivos más comúnmente encontrados en los modelos factoriales de control ejecutivo en niños y adolescentes. Proponemos una integración conceptual cuyo objetivo es clarificar la diversidad de factores hallados ye integrar los diferentes conceptos utilizados.
Palabras clave: Funciones ejecutivas Funciones ejecutivas, flexibilidad flexibilidad, memoria de trabajo memoria de trabajo, modelos factoriales modelos factoriales, planificación planificación,organizaciónorganización, población infantil población infantil.
Abstract: INTRODUCTION. Executive functions are defined as a set of skills that are involved in various activities which are novel to the individual and which require a creative solution. It is not easy or straight forward to conceptualise or identify the factors that make up a population of young children. DEVELOPMENT. The aim of this study was to analyse the components of executive function due to the clinical implications in different neurodevelopmental disorders in a population-based sample of young children. The model proposed by Miyake is the frame of reference of multiple studies, both within adult and child populations. The studies analysed in the present study are not conclusive in relation to the number of factors found in children, with both quantitative and qualitative differences. The analysed studies are classified according to the number of factors, which include: (i) One-factor models with undifferentiated processes that are justified by the immaturity of the prefrontal cortex; (ii) Two-factor models which are more consistent and differentiated; (iii) Three-factor models which include the dimensions of previous models along with the planning process; (iv) Four-factor models which are notable for the inclusion of different aspects of inhibitory control. CONCLUSIONS. The diversity of the obtained results can be attributed to, and is in line with, the plurality of theoretical conceptualisations and tests used. It can be concluded that working memory and plan/organise, inhibition, flexibility, and verbal fluency are the executive processes most commonly found in the factorial models of executive control in young children and adolescents.
Keywords: Executive function, factorial models, flexibility, plan, organise, working memory, young people.
Resumo: INTRODUÇÃO. As funções executivas se definem como um conjunto de processos implicados na resolução de situações novas e que nos permitem atuar de uma maneira flexível nos ambientes variáveis nos baseando na antecipação e a predição para reduzir a incerteza do ambiente como resultado da nossa adaptação biológica, pessoal e social. Não é fácil sua conceitualização nem a identificação dos fatores que as configuram na população infantil. DESENVOLIMENTO. O propósito deste estudo é analisar os componentes da função executiva na população infantil, pelas implicações clínicas nos diferentes transtornos do neurodesenvolimento. O modelo proposto por Miyake é o marco de referência de múltiplos trabalhos, tanto em população adulta como infantil. Os estudos analisados não são concludentes em relação ao número de fatores encontrados na população infantil, existindo diferenças tanto quantitativas como qualitativas. Os estudos analisados são classificados em função do número de fatores: (i) Modelos de fator único com processos indiferenciados, justificado pela imaturidade do córtex pré-frontal. (ii) Modelos de dois fatores são mais consistentes e diferenciados. (iii) Modelos de três fatores incluem as dimensões dos modelos anteriores junto ao processo de planificação. (iv) Modelos de quatro fatores destacam pela inclusão de distintos aspectos do controle inibitório. CONCLUSÕES. Da diversidade de resultados obtidos pode-se concluir que atualização/memória de trabalho, inibição, alternância, fluidez verbal e planificação são os processos executivos mais comumente encontrados nos modelos fatoriais de controle executivo em crianças e adolescentes. Propomos uma integração conceitual cujo objetivo é clarificar a diversidade de fatores encontrados e integrar os diferentes conceitos utilizados.
Palavras-chave: Funções executivas, flexibilidade, memória de trabalho, modelos fatoriais, planificação, organização, população infantil.
ORIGINALES
Funciones ejecutivas en población infantil: propuesta de una clarificación conceptual e integradora basada en resultado de análisis factoriales.
Proposal for an executive functions model based on factorial analysis in a population-based sample of young children
Funções executivas na população infantil: proposta de uma clarificação conceitual e integradora baseada em resultado de análise fatorial
Recepción: 10 Junio 2018
Aprobación: 30 Agosto 2018
Las funciones ejecutivas se definen como un conjunto de habilidades que se hallan implicadas en la generación, supervisión, regulación, ejecución y reajuste de conductas adecuadas para alcanzar objetivos complejos, especialmente aquéllos que son novedosos para el individuo y que precisan una solución creativa [1]. Sin embargo, a pesar de las múltiples definiciones y modelos teóricos que tratan de clarificar su naturaleza, el concepto de funciones ejecutivas continúa siendo vago [2] e incluso uno de los “misterios de la mente sin resolver” [3]. Si atendemos a la naturaleza del constructo funciones ejecutivas, se pueden diferenciar dos posturas. Por un lado, los que defienden la existencia de un constructo único adaptable a las demandas cambiantes del medio ambiente, comparable al concepto de factor de inteligencia general o factor g [4] y, por otro lado, la visión de las funciones ejecutivas como un sistema compuesto por múltiples procesos independientes pero interrelacionados íntimamente entre sí [5, 6].
Uno de los problemas fundamentales en la evaluación del funcionamiento ejecutivo se conoce con el nombre de “problema de las medidas impuras” [7] al implicar la participación de otras funciones cognitivas no ejecutivas, como habilidades verbales, visuoespaciales o velocidad motora. Además, las denominadas pruebas ejecutivas suelen requerir la participación de más de un proceso ejecutivo, por ejemplo, actualizar y mantener información en línea al mismo tiempo que se suprime la influencia de estímulos distractores. A ello hay que añadir que la mayoría de las medidas están contaminadas por el error aleatorio y sistemático [8]. Por tanto, la impureza de la tarea se refiere al hecho de que un solo indicador de un proceso ejecutivo (por ejemplo, memoria de trabajo) rara vez puede ser visto como una medida pura de dicho proceso, ya que es difícil atribuir el rendimiento observado en una prueba a la presencia o ausencia de una determinada capacidad ejecutiva. De hecho, cuando se observan correlaciones entre el rendimiento en una prueba ejecutiva y con pruebas de otras funciones cognitivas es difícil saber si esta relación es debida a las demandas de control ejecutivo o a las demandas de otros procesos cognitivos [9].
Miyake et al. [10] presentaron una forma de abordar el problema de la impureza de la tarea consistente en utilizar múltiples tareas para medir cada componente del funcionamiento ejecutivo y adoptar un enfoque de variables latentes que permita extraer la varianza común a esas tareas. Las variables latentes se refieren a los aspectos comunes o compartidos por aquéllas tareas que se supone que implican una función ejecutiva concreta, presuponiendo que, al emplear varias tareas para medir un proceso ejecutivo e inevitablemente una variedad de habilidades no ejecutivas, el factor común subyacente a estas tareas será una medida más pura de dicho proceso ejecutivo que para cada una de las tareas por separado [9].
El análisis factorial (AF) es un modelo estadístico que representa las relaciones entre un conjunto de variables. Se plantean relaciones que pueden explicarse a partir de una serie de variables no observables (latentes) denominadas factores, siendo el número de factores substancialmente menor que el de variables. Puesto que las variables latentes extraen la varianza común que es compartida entre múltiples tareas, se minimiza la varianza específica de la tarea y el error de medición, proporcionando un método de medida exacta del constructo que subyace a las tareas individuales [11].
En el análisis factorial exploratorio (AFE), el investigador analiza un conjunto de datos sin tener ninguna hipótesis previa acerca de su estructura, por lo que serán los resultados de los análisis efectuados los que ofrezcan información al respecto. Sin embargo, el AFE no arroja luz sobre las importantes cuestiones conceptuales y de medición relativas a las funciones ejecutivas ya que no puede determinar el grado de mejora en el ajuste del modelo que podría resultar de la inclusión de un factor adicional. Esta distinción es particularmente importante cuando se espera una correlación significativa entre los factores potencialmente distintos, como es el caso de los componentes ejecutivos.
En ese sentido, en el análisis factorial confirmatorio (AFC) se plantean hipótesis bien especificadas (respecto al número de factores, patrón de relaciones entre las variables y los factores, y relaciones entre los factores) que se pondrán a prueba evaluando el ajuste de un modelo [12]. Éste último (AFC) se ha convertido en una de las herramientas más empleadas para tratar de solventar el problema de las medidas impuras, ya que permite identificar la estructura latente que subyace a la ejecución observada en una prueba cognitiva [13]. Entre las ventajas de esta aproximación, destaca la posibilidad de comparar varios modelos factoriales (por ejemplo, unitario vs multidimensional), permite elaborar un modelo previo sobre las demandas ejecutivas requeridas por distintas pruebas que posteriormente será sometido a un análisis con el fin de conocer si un mismo modelo factorial es aplicable a distintos subgrupos, por ejemplo en función del sexo, edad o nivel socioeconómico [14].
En general, los estudios con muestras de adultos han encontrado varios factores o procesos de funciones ejecutivas, siendo actualización/memoria de trabajo, inhibición y shifting/alternancia/flexibilidad cognitiva lo más comúnmente hallados [15]. No obstante, también hay estudios que han hallado una estructura de factor único, mayoritariamente en muestras de edad avanzada, que apoyaría la hipótesis de la desdiferenciación, es decir, un aumento de la correlación entre procesos ejecutivos a medida que avanza el desarrollo vital. Los estudios de neuroimagen proporcionan evidencias que apoyan la naturaleza multidimensional de las funciones ejecutivas. Por ejemplo, se ha encontrado que la capacidad de mantener información en la memoria de trabajo se vincula principalmente al córtex prefrontal lateral [16], mientras que el córtex prefrontal medial está implicado en el cambio de tareas [17] y la corteza orbifrontal participa en la capacidad para inhibir las respuestas [18]. Por lo tanto, diferentes regiones dentro del córtex prefrontal sostienen componentes específicos del comportamiento que va dirigido hacia objetivos.
Sin embargo, los resultados con análisis factorial han sido controvertidos porque no siempre se derivan los mismos factores utilizando las mismas pruebas [19]. La mayoría de los estudios de control ejecutivo en niños han utilizado EFA para abordar esta cuestión, pero las soluciones factoriales reportadas difieren con respecto al número y a la interpretación de los factores extraídos. La variación en los resultados de estos estudios se debe, en parte: al uso de diferentes pruebas de evaluación, la inclusión de varias variables dependientes de una misma prueba que puede dar lugar a resultados artificiales, a evaluar únicamente algunos componentes ejecutivos, al insuficiente número de indicadores por componente, además de, a los amplios rangos de edad de las muestras utilizadas.
Hasta hace relativamente pocos años, apenas existían pruebas de evaluación de funciones ejecutivas para niños y adolescentes y, por otro lado, las pruebas utilizadas en población adulta requerían habilidades verbales de cierta complejidad, por lo que los niños exhibían una baja ejecución o no podían finalizarlas con éxito. Actualmente, contamos con diversas pruebas que permiten evaluar las funciones ejecutivas en población infantil, pero sigue existiendo la controversia acerca de los procesos ejecutivos que se ponen en marcha para resolver dichas tareas. Una consecuencia de ello está relacionada con la falta de claridad en cuanto a lo que estas pruebas ejecutivas realmente miden, es decir, la dificultad de interpretar qué constructo representan los factores obtenidos, de modo que las interpretaciones dadas a los factores, a menudo, parecen bastante arbitrarias [10].
Algunos investigadores han cuestionado la validez de constructo de las funciones ejecutivas, argumentando que la varianza compartida de las pruebas de función ejecutiva es ampliamente explicada por otros procesos cognitivos como la velocidad de procesamiento de la información [20]. Así, se propone que el aumento de la velocidad de procesamiento durante la infancia, que está relacionado con la edad, explica el aumento de la capacidad de producción con la la misma, al igual que la disminución en la velocidad de procesamiento que se acompaña al envejecimiento explica la disminución de la capacidad de memoria de trabajo en adultos mayores. Estos aspectos subrayan la importancia de delimitar la validez de constructo de las tareas de funciones ejecutivas en la población infantil [21].
Partiendo de la evidencia encontrada en población adulta que parece apuntar hacia la multidimensionalidad del constructo de funciones ejecutivas [15], apoyada por estudios que informan de bajas correlaciones entre distintos procesos ejecutivos y los estudios de lesiones en los que se comprueba que lesiones en distintas áreas del córtex prefrontal producen distintos déficits a nivel neuropsicológico [22], nuestro objetivo es realizar una revisión de la literatura actual sobre los modelos factoriales de control y funciones ejecutivas en población infantil.
El análisis de componentes de la función ejecutiva en población infantil tiene implicaciones clínicas. La utilización de pruebas neuropsicológicas ha permitido examinar los déficit característicos asociados a condiciones específicas de la infancia, por ejemplo, el trastorno por déficit de atención / hiperactividad [23]. Sin embargo, el desafío está en la necesidad de disponer de un marco teórico del funcionamiento ejecutivo que sirva de base para la comprensión del desempeño en diversas tareas neuropsicológicas, así como el diseño de nuevas tareas apropiadas para la población infantil [24].
Muchas de las tareas de las que disponemos están diseñadas inicialmente para adultos (como hemos comentado anteriormente) y son complejas de modo que, al adaptarlas a la edad de los niños, es difícil saber si el componente crítico ejecutivo ha sido mantenido o modificado. Por tanto, en la práctica clínica, la diferenciación de componentes ejecutivos específicos es crucial no sólo para identificar con mayor exactitud la naturaleza de los déficits ejecutivos en poblaciones clínicas sino también para ayudar en la formulación del plan de rehabilitación individualizado para cada déficit [25]. Una conceptualización apropiada de la estructura de las funciones ejecutivas en los años preescolares es clave para el diseño de intervenciones preventivas eficaces y eficientes que puedan beneficiar a los niños con dificultades tempranas [26]. Se trata de un periodo de transición crítico con importantes avances en habilidades lingüísticas, pensamiento simbólico y auto-regulación [27]. Este conocimiento también podría orientar para mejor las intervenciones dirigidas directamente a las funciones ejecutivas tales como la recuperación cognitiva asistida por ordenador [28] y el neurofeedback [29].
A partir de la revisión de la literatura sobre los modelos factoriales de funciones ejecutivas en población infantil y adolescente, se podrían diferenciar cuatro tipos de modelos: a) Modelos de estructura factorial unitaria; b) Modelos de dos factores; c) Modelos de tres factores, diferenciando los modelos que replican la estructura factorial más aceptada en población adulta (actualización, inhibición y alternancia) y los modelos que proponen tres factores diferenciados; y d) Modelos de varios factores: se incluyen estudios que proponen más de tres factores, algunos de ellos no considerados por los modelos anteriores.
Miyake et al. [10] propusieron el marco de la unidad/diversidad de las funciones ejecutivas en un trabajo con población adulta. Encuentran una estructura configurada por tres factores diferenciados (diversidad de las funciones ejecutivas) pero que no son totalmente independientes, sino que correlacionan de manera moderada entre sí (unidad de las funciones ejecutivas).
Los tres factores propuestos se podrían definir de la siguiente manera: a) Actualización: es un componente cercano a la noción de memoria de trabajo, puesto que implica la actualización, monitorización y manipulación de la información; b) Inhibición: se refiere a la capacidad para suprimir de un modo deliberado las respuestas dominantes o automáticas en función de las demandas de la situación; c) Alternancia o shifting: consiste en la capacidad para cambiar de manera flexible las operaciones o sets mentales. Desde el momento de su publicación hasta nuestros días, se ha convertido en el marco de referencia de múltiples trabajos que analizan la naturaleza de las funciones ejecutivas, tanto en población adulta como infantil.
Todos los estudios que seguidamente comentamos en función del número de factores se sintetizan en la tabla 1.
Ante la “disparidad” de factores encontrados, tanto cuantitativamente como cualitativamente, decidimos ordenarlos en función del número de factores encontrados quedando de esta manera y que se sintetizan en la Tabla 2:
incluyen los siguientes procesos ejecutivos (actualización, atención selectiva, alternancia, memoria de trabajo, inhibición y fluidez verbal).
Cuando analizamos las pruebas neuropsicológicas utilizadas y las definiciones conceptuales de estos procesos cognitivos, hemos de señalar varios aspectos de una gran relevancia:
i) El paradigma más utilizado para captar los procesos de actualización es el n-back y, en la actualidad, es reconocido que este paradigma valora la capacidad de la memoria de trabajo para actualizar constantemente la información, por lo que la actualización sería un “subproceso” integrado en la memoria de trabajo.
ii) Para Sholberg y Mateer [77] la atención selectiva “es la capacidad para seleccionar la información relevante inhibiendo la atención a unos estímulos mientras se atiende a otros”, de lo que podemos deducir que la atención selectiva es la atención sostenida unida al control de las interferencias por lo que estamos haciendo referencia a procesos de inhibición.
iii) El paradigma para los procesos de “alternancia” en niño básicamente consisten en presentarle una lámina en la que hay dibujados tres objetos y se le plantea: “de estos tres objetos, dos tienen algo en común y el otro no, señala los dos que tienen algo en común” (Something’s the same, StS), así algunos autores plantean de forma confusa la equivalencia entre alternancia y flexibilidad (test de clasificación de tarjetas de Wisconsin WCST), sin embargo
iv) Consideramos que no es lo mismo comparar tres elementos que generar criterios de clasificación ya que, entre otras cosas, las tareas tipo StS se hallan mucho mejor delimitadas por los estímulos externos que el WCST, puesto que en las StS cada lámina es “independiente de la anterior” mientras que en WCST debes mantener un criterio un número determinado y desconocido de veces. Además, los estímulos presentados en el StS son más “reales, rutinarios y familiares” mientras que en el WCST resultan más “abstractos y novedosos” lo que puede generar conductas de perseveración.
v) Si intentamos “anclar” estos paradigmas en modelos conceptuales de funciones ejecutivas consideramos el más plausible y parsimonioso el modelo del Sistema Atencional Supervisor (SAS) de Norman y Shalllice [78] ya que los paradigmas StS sería posible resolverlos con el dirimidor de conflictos (“contention scheduling”) y el WCST con el SAS.
vi) Incluso algunos paradigmas de alternancia participarían más de procesos atencionales que ejecutivos, recordemos que Sholberg y Mateer definen la atención alternante como cambiar el foco atencional entre tareas (¿y criterios?) que implican requerimientos cognitivos diferentes para permitirnos cambiar de forma fluida de una tarea a otra (¿y de un criterio a otro?).
vii) Así mismo, consideramos que en los paradigmas StS se aplica el pensamiento convergente que se entiende como el pensamiento dirigido hacia la solución correcta de un problema. Un problema que debe solucionarse mediante el pensamiento convergente tiene una única solución, o muy pocas, de modo que el paradigma STS está diseñado para ser resuelto a través del pensamiento convergente, ya que sólo se acepta una única respuesta, aquí no se requiere poner a prueba la inventiva y creatividad (lo que hace ganar plausibilidad a la actuación del dirimidor de conflictos).
En cambio, la ejecución adecuada en el WCST participaría más del pensamiento divergente que se entiende como el pensamiento que se cambia en varias direcciones en busca de la mejor solución para resolver problemas a los que siempre se enfrenta como nuevos y para los que no tiene patrones de resolución, pudiéndose así dar posibilidades de resolución apropiadas, más que una única respuesta correcta.
Ese tipo de pensamiento tiende más al concepto de flexibilidad y ha sido llamado por De Bono pensamiento lateral [89], dotando de plausibilidad a la actuación del SAS de Norman y Shallice.
vii) Otra cuestión que consideramos dota de solidez a este planteamiento es que tanto el dirimidor de conflictos como el pensamiento convergente se han relacionado con el córtex prefrontal izquierdo, mientras que el SAS y el pensamiento divergente se han vinculado con el córtex prefrontal derecho, lo que dotaría de plausibilidad biológica a lo planteado por ser coherente con correlatos cerebrales congruentes.
viii) Desde esta diferenciación cualitativa entre paradigmas StS y WCST, proponemos que los primeros se relacionarían más con el proceso que denominamos “adaptabilidad cognitiva” mientras que los segundos con la “flexibilidad cognitiva”.
Teniendo en cuenta los argumentos mencionados, se podría concluir que los modelos de factor único consideran Memoria de Trabajo (MT), Inhibición y Fluidez verbal como un “factor único”. En cuanto a esto, es importante deparar que la mayoría de los estudios que han encontrado “este factor único” se han llevado a cabo con niños de entre 0-6 años, por lo que se puede plantear con cierta plausibilidad que, dada la inmadurez de córtex prefrontal, en este intervalo de edad estos tres procesos se encuentran “indiferenciados” debido a procesos de desarrollo sincrónico y paralelo para, posteriormente, y en función del desarrollo diferencial e individualizado, mediante procesos de diferenciación llegar a constituir factores diferenciados.
se han propuesto las siguientes combinaciones de factores: actualización-inhibición; memoria de trabajo-inhibición; actualización-alternancia; memoria de trabajo-alternancia; inhibición-alternancia.
En los análisis factoriales en los que se plantean dos factores, si buscamos los aspectos comunes entre ellos observamos que surgen los siguientes: actualización, memoria de trabajo, inhibición y alternancia.
i) Teniendo en cuenta lo ya señalado sobre los procesos de actualización y que el paradigma más utilizado para captar dichos procesos de actualización es el n-back y en la actualidad es reconocido que este paradigma valora la capacidad de la memoria de trabajo para actualizar constantemente la información la actualización sería un “subproceso” integrado en la memoria de trabajo.
ii) En los análisis factoriales que encuentran dos factores, si los unimos parecen hallarse tres factores consistentes: memoria de trabajo, inhibición y alternancia; la memoria de trabajo y los procesos de inhibición, sea en un factor único o dos factores, parecen mostrarse como consistentes por lo que los que hallan dos factores aportan un “nuevo factor” como es la alternancia o shifting.
iii) La interpretación de los paradigmas que se plantean de flexibilidad cognitiva son algunos, cuanto menos, controvertidos como el Trail Making Test (B-A) en una muestra de niños de 8 años y otro grupo de 16 años con lo que supone esta variabilidad en la edad, el “plus Minus Task” en el que el niño debe ir alternando suma y resta y en una muestra de niños de 11 años de edad (recordemos que la atención alternante se define como la capacidad de cambiar el foco atencional entre criterios que implican requerimientos cognitivos diferentes para permitirnos cambiar de forma fluida de un criterio a otro) y en otro de los análisis emplean los test más paradigmáticos de flexibilidad como es el Test de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin (WCST) y de planificación como es la Torre de Londres (esta muestra era de niños de entre 11 y 18 años).
iv) ¿Dónde está la fluidez verbal que se hallaba de forma consistente en los que plantean un factor único? En varios de los estudios se utilizan pruebas de fluidez verbal de evocación categorial alternando categorías excepto en uno de ellos, pero en todos los que se incluyen pruebas de fluidez verbal, éstas cargan en el factor alternancia y esta consistencia es más sólida entre los 7 y los 12 años.
v) Desde este análisis cualitativo de los datos podemos afirmar que las modelos de dos factores establecen un factor que incluiría MT-Inhibición y otro Alternancia-Fluidez verbal.
vi) Estos dos factores se muestran más consistentes y diferenciados en los estudios que utilizan muestran de escolares, por lo que nuestro planteamiento cobra sentido ya que en esta fase del desarrollo evolutivo la memoria de trabajo, inhibición y fluidez verbal que encontrábamos como factores indiferenciados hasta los 7 años, comienza a diferenciarse progresivamente entre los 7 -11 años y surge otro proceso ejecutivo (por un lado MT-Inhibición y por otro Fluidez verbal-Alternancia).
incluyen distintas combinaciones de factores: VP-inhibición-MT; VP-inhibición-planificación; actualización-inhibición-alternancia; inhibición-alternancia-monitorización; fluidez-alternancia-inhibición; MT-inhibición-planificación; MT-inhibición-alternancia.
En los análisis factoriales en los que se plantean tres factores, si buscamos los aspectos comunes entre ellos observamos que surgen los siguientes: Velocidad de Procesamiento, Memoria de Trabajo, Inhibición, Fluidez, Shifting/Alternancia y Planificación/Monitorización.
i) Como señalan Ríos Lago et al. [80] la VP se puede definir “como la cantidad de información que puede ser procesada en una unidad de tiempo”.
ii) Todos los procesos cognitivos, y las funciones ejecutivas en particular, dependen de la velocidad a la que son realizadas las operaciones mentales, ya sean éstas simples o complejas; este factor de Velocidad de Procesamiento es congruente con los factores encontrados en adultos, ya que Ríos Lago et al. encuentra consistencia para este factor en una muestra importante de pacientes con daño cerebral, denominando a la Velocidad de Procesamiento “proceso o factor de bajo nivel
iii) En nuestra opinión, la Velocidad de Procesamiento no debería ser entendida como un proceso cognitivo sino más bien como una propiedad del sistema (hardware), máxime cuando se halla un correlato neuroanatómico en el que se asocia la Velocidad de Procesamiento con la sustancia blanca cerebral
iv) Los factores Memoria de Trabajo, Inhibición, Fluidez y Alternancia ya “aparecían en los modelos de dos factores por lo que ya han sido desarrollados anteriormente y siguen dando consistencia a este planteamiento.
v) En cuanto a la Planificación/Monitorización sólo se encuentra en uno de los estudios pero se relaciona con pruebas como la Torre de Londres, el Memoria de Trabajo y pruebas de laberintos y con la particularidad de que en este estudio la muestra se encuentra en un rango de edad de 10 a 14 años.
vi) Analizando estos datos podemos concluir que la Velocidad de Procesamiento es una propiedad del sistema pero que no había sido hallada como factor por no utilizar paradigmas para captar esta función.
vii) A los modelos de dos factores (por un lado Memoria de Trabajo-Inhibición y por otro Fluidez verbal-Alternancia, que se desarrollarían entre los 0 a los 11 años) habría que añadir el proceso de Planificación- Monitorización que, posiblemente, aparezca en el rango de edad entre los 11-14 años.
se trata de modelos que consideran factores novedosos o no considerados previamente, con las siguientes propuestas: atención auditiva-atención verbal-inhibición-fluidez; atención selectiva-memoria de trabajo /alternancia-supresión de la interferencia-inhibición; atención-abstracción-secuenciación temporal-planificación; MT-inhibición-inhibición compleja de R-alternancia.
En los análisis factoriales en los que se plantean cuatro factores, si buscamos los aspectos comunes entre ellos observamos que surgen los siguientes: Atención auditivo/verbal, Alternancia, Atención selectiva, MT, Inhibición, Fluidez, Flexibilidad, Secuenciación temporal y Planificación.
i) La atención auditivo-verbal es el término usado para describir lo que sucede cuando el cerebro reconoce e interpreta los sonidos lingüísticos. Los seres humanos oyen cuando la energía, que reconocemos como sonido, se desplaza a través del oído y se transforma en información eléctrica que puede ser interpretada por el cerebro, en este caso por las regiones que procesan la información verbal.
ii) Siendo así, consideramos que nos estamos refiriendo a sistemas de input y procesamiento y plantear que este es un factor ejecutivo nos conduciría a un caos conceptual que cuestionaría la existencia de los input perceptivos y la atención más básica como un proceso atencional por lo que “todo serían procesos ejecutivas” desplazando este concepto en direcciones espurias.
iii) En cuanto a la atención selectiva, han sido comentados anteriormente.
iv) En cuanto a Memoria de Trabajo, Inhibición, Alternancia y Planificación son consistentes con los modelos de tres factores.
v) En cuanto a la secuenciación temporal de la conducta, a nivel conceptual no observamos diferencias entre planificación y secuenciación de la conducta, ya que planificar implica elaborar secuencias en el espacio y el tiempo (utilizan como medida la subprueba de Historietas del WISC) de nuestra programación conductual realizando ensayos mentales antes de llevarlas a la práctica.
vi) Sólo cabría mencionar como aspecto más novedoso la consideración de distintos aspectos de control inhibitorio (inhibición de R simple vs. compleja, supresión de la interferencia) que más bien parece obedecer a distintas conceptualizaciones teóricos de los autores de cada estudio y la utilización de pruebas específicas que a una diferenciación o “especialización” del proceso de inhibición a lo largo del desarrollo infantil.
Podemos concluir afirmando que actualización/ Memoria de Trabajo, inhibición, alternancia, fluidez verbal y planificación son los procesos ejecutivos más comúnmente encontrados en los modelos factoriales de control ejecutivo en niños y adolescentes, lo cual es congruente con lo encontrado en estudios con población adulta. e acuerdo a la literatura revisada, actualización e inhibición son procesos presentes desde edades preescolares, con alta correlación entre ellos lo que apoya una estructura factorial inicial de factor único que se diversifica progresivamente con la edad, surgiendo en edad escolar los procesos de alternancia y fluidez verbal y, finalmente, hacia la pre-adolescencia (a partir de los 11 años) aparecerían los procesos de planificación.
Sería interesante relacionar en un futuro las diferentes estructuras y modelos obtenidos con diferentes variables de índole académico [81, 82, 83]