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Discurso Colegio de Psicólogos de Chile Premio Nacional Colegio de Psicólogos, 2018
Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican Journal of Neuropsychology, vol. 13, núm. 1, pp. 8-11, 2019
Centro de Estudios Académicos en Neuropsicología

Editorial


Recepción: 23 Marzo 2019

Aprobación: 15 Abril 2019

DOI: https://doi.org/10.7714/CNPS/13.1.101

Estimado Presidente del Colegio de Psicólogos de Chile.

Estimados y estimadas colegas, querida familia y amigos presentes.

Los trabajos sobre historia de la psicología en Chile se han incrementado de forma significativa la última década. A los trabajos de Luis Bravo Valdivieso, Manuel Poblete, María Inés Winkler y Julio F. Villegas se han sumado los aportes de Mariano Ruperthuz, Silvana Vetö, Adriana Kaulino, Mario Laborda, Vanetza Quezada, Rodolfo Mardones, Diego Parra y quien escribe estas palabras. Estos trabajos han abordado temas tan diversos como la historia institucional de la psicología, la historia local, la historia cultural del psicoanálisis, la historia de las mujeres, la historia de los modelos psicológicos, la historia de la infancia, de la psicología educacional, sobre la influencia europea, higiene mental, sobre los cursos de historia de la psicología en carreras acreditadas e incluso sobre personajes como Germán Greve, Juan Marín, Juan Serapio Lois, Amanda Labarca, entre otros.

Todos estos trabajos han sido publicados por psicólogos(as) de profesión, salvo el reciente libro denominado Psicología en la UC. Sesenta años de sueños y realizaciones escrito por Pablo Camus y Enrique Muñoz, que es el primer trabajo publicado por outsiders propiamente tal, es decir por historiadores profesionales y no por psicólogos. Además, destacan los trabajos de Marco Antonio León y María José Correa, que colindan con nuestro campo al estudiar temas como la historia de la criminología y la locura respectivamente. Finalmente, en el marco del Doctorado en Historia de la Ciencia de la Universidad Autónoma de Barcelona se están formando un grupo de chilenos que aportarán sin duda alguna a la comprensión de temáticas vinculadas a historia de las drogas e historia de la inteligencia, con lo cual se puede demostrar el abanico de temáticas y el avance de la historia de la disciplina en su vinculación con las ciencias humanas.

Sin embargo, no solo existen publicaciones, ya que también se han adjudicado proyectos de investigación de alto impacto, por ejemplo, en el marco de programas como Fondecyt; se han desarrollado jornadas sobre historia de la psicología, de hecho este año se acaba de realizar su séptima versión hace poco más de un mes en la Universidad de Tarapacá, en la cual la Sociedad Chilena de Historia de la Psicología, trabajó en conjunto con su semejante peruana. En aquella ocasión se premió al ya citado Manuel Poblete con el Premio Nacional (premio póstumo) y a Ramón León de Perú con el Premio Internacional, por sus trabajos en historia de la psicología.

El estado del arte es mucho más amplio, sin embargo, por una cuestión de tiempo, quisiera referirme solamente a algunos hitos de la psicología en Chile que ocurrieron antes del inicio del primer programa de psicólogos en la Universidad de Chile (1947) en el que fuera el "Curso Especial de Psicología" que comenzó bajo el alero del Instituto Pedagógico y fue creado por un equipo compuesto por el psiquiatra Carlos Nassar, junto a los educadores Arturo Piga y Abelardo Iturriaga. También participó Egidio Orellana quien fue el primer director de departamento.

La primera vez que aparece la palabra "psicología" en un título de libro editado en Chile fue en el texto de Hernán Ulecía de 1885 en el trabajo denominado "Apuntes de filosofía, sicolojía y lógica" (Ulecía, 1885). En el caso específico de un trabajo de psicología vinculada a la educación, el nombre "psicología" aparece en la traducción del texto de Martig publicado en 1896 y denominado "Psicología intuitiva aplicada a la educación" traducido por Ramón Álvarez, visitador de escuelas.

Los primeros laboratorios de psicología experimental fueron fundados en Chile en 1905 en la Escuela Normal de Copiapó por Rómulo Peña; y el segundo de ellos 1908 en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, por el alemán Wilhelm Mann. Ambos fueron fundamentales en la construcción de una psicología con claros tintes wundtianos.

Los aportes de Eloísa Díaz, primera médico de Chile y Latinoamérica fueron muy importantes, Eloísa aportó infatigablemente desde su cargo de Médico Inspector de las Escuelas Públicas, donde con una clara perspectiva higienista apuntó al desarrollo de la infancia, específicamente a niños de las clases populares de Santiago. En este sentido se ocupó de destacar la articulación entre educación y moral, al sostener la influencia que ejerce la escuela sobre "el modo de ser de los niños", además de promover la creación de una Sociedad Protectora de la Infancia. Además en 1899, señaló como un problema de mayor gravedad el estado de debilitamiento general en la casi totalidad de los alumnos, que estimaba notable a simple vista por un notorio decaimiento de las energías físicas e intelectuales, principal fuente de perturbaciones nerviosas que tendría funestas consecuencias sobre los niños. Ya en una esfera más social en 1901 se refirió a los peligros del alcoholismo "con todas sus consecuencias, desde la aversión al trabajo, hasta la transmisión del idiotismo i la imbecilidad a la prole".

Otra mujer que tuvo un desarrollo fundamental en el abordaje de las relaciones entre psicología y educación, fue Amanda Labarca quien impregnó a su psicología los postulados de la Escuela Nueva. Fue influenciada por las ideas de William James y John Dewey y desarrolló su trabajo con una consideración fundamental de la cultura nacional. De esta forma gestó avances en las escuelas rurales y dio cuenta del raqutismo económico nacional y la incuria de las clases gobernantes donde se desplegaba la educación nacional, aunque también fue enfática en reconocer que nunca faltaron lo largo de la historia republicana estadistas con un compromiso profundo. Entre estos destacó a Sarmiento, como una campana de alarma, a Lastarria que redactó el primer programa de educación primaria y a José Abelardo Núñez como el apóstol de la reforma pedagógica de la década de los 80´ en la cual lo psicológico tuvo un valor fundamental.

En el caso del psicoanálisis, Sigmund Freud destacó los aportes de Germán Greve. En 1911 en "Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico" y en 1914 en la "Zentralblatt für Psycholanalyse", Freud referenció a este médico probablemente alemán, de Chile que defendió en el Congreso Médico Internacional de Buenos Aires, la existencia de la sexualidad infantil y sus vínculos con los síntomas obsesivos, además agradeció la valoración imparcial del psicoanálisis en esta lejana tierra", temática profundizada por Mariano Ruperthuz, historiador del psicoanálisis en Chile.

Por otra parte, en la Asociación Chilena de Higiene Mental (AChHm), existieron importantes vínculos con la Escuela de Servicio Social y donde a falta de revistas científicas de psicología en la época, muchos de esos trabajos fueron reproducidos en la revista Servicio Social, órgano de difusión de la institución. Me permitiré reproducir algunos de los ejes temáticos en los años 30´. El primero de ellos fue la “Protección social de los niños anormales y delincuentes” de Hugo Lea Plaza. El problema de la delincuencia infantil, constituyó un eje de gran parte de los textos que los miembros de la AChHm publicaban en esta revista: por ejemplo, los artículos de Samuel Gajardo sobre “Las deficiencias del hogar como factor de delincuencia de menores” (1930) y “El menor abandonado y delincuente en nuestra legislación” (1931), y los de Leo Cordemans sobre “Delincuencia juvenil y servicio social” (1933) y “Menores delincuentes” (1935). Por otra parte, en 1930, la revista publicó “La higiene mental” también de Lea Plaza y, al año siguiente, la transcripción de una conferencia que el Dr. Juan Garafulic Dabravicic presentó en la Escuela de Servicio Social, por invitación de la directora Cordemans, quien expuso un “Programa de acción general de la Liga de Higiene Mental”. Muchas de estas cuestiones fueron retomadas también por Baldomero Arce Molina en el capítulo sobre “Ligas de higiene mental” de su libro sobre Higiene Mental, publicado en 1937. Allí se presentó “una síntesis de las importantes actividades de la Liga de Higiene Mental Chilena, desde su fundación hasta nuestros días”. Todo este trabajo tuvo como corolario la creación de la Clínica de Conducta en 1936 la que en algunos documentos aparece mencionada como "Clínica de Psicopatología", "Sección de Higiene Mental Infantil", o incluso como "Sección de Psicopatología Infantil", aspectos que hemos investigado con el destacado historiador Hernan Scholten.

La historia de la psicología tiene aún un camino muy largo por recorrer. Falta aún relevar mucho más lo ocurrido en diversas zonas de nuestro país. En un proyecto Fondecyt vislumbramos con fotografías de la época algunos aspectos menores de la psicología educativa en Punta Arenas, ya que solo a modo de ejemplo, los vínculos de psicología y educación en la orden de Salesianos San José (Don Bosco) tienen una impronta interesante de ser rescatada desde finales del siglo XIX. Lo mismo ocurre con la psicología en Concepción y los aportes de Enrique Molina, quien fuera al mismo tiempo rector del Liceo y de la Universidad de Concepción o sobre la psicología de Andrés Bello en su obra póstuma Filosofía del Entendimiento. Sobre la historia del Colegio de Psicólogos de Chile, quizás esta conmemoración de los 50 años sirva de impulso para el rescate de diversos aspectos relacionados al rol del colegio en su fundación en tiempos donde Héctor Fernández, Carlos Descouvieres y Manuel Poblete fueron los miembros 1, 2 y 3 del Colegio, respectivamente; también el análisis de su rol en la reforma universitaria en 1968, lo mismo en tiempos de dictadura, o sobre las diversas gestiones y el impacto de las directivas en la historia más reciente.

Para cerrar quiero hacer públicas mis palabras a quienes ya he citado en este discurso. También unas palabras especiales para mis amigos(as) Marcelo Urra, Claudio Rojas, Fernando Ponce, Roberto Polanco y Bárbara Valdés, aquí presentes, por apoyar esta postulación y también a muchos colegas miembros del Colegio de Psicólogos de Chile, y colegas de diversos países, entre estos Italia, Colombia, México, Estados Unidos, Paraguay, Brasil, Bolivia, Ecuador, Argentina y Perú que apoyaron esta postulación. Lamento no poder mencionarlos a todos en este momento. También a los directores de Departamento, Escuela de Psicología, como a la Decanatura y Rectoría de mi universidad por confiar en mi trabajo en la Universidad Católica del Maule en la ciudad de Talca. Finalmente, a la Sociedad Chilena de Historia de la Psicología y a la Sociedad Interamericana de Psicología, por ser los espacios donde he desarrollado importantes vínculos que han propiciado un trabajo colaborativo en la temática de historia de la psicología con una diversidad de investigadores.



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