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EL PARADIGMA STROOP EMOCIONAL: CIRCUITOS HIPOTÉTICOS IMPLICADOS EN DIFERENTES CONTEXTOS CLÍNICOS
The emotional stroop paradigm: hypothetical circuits involved in different clinical contexts
O paradigma emocional de Stroop: circuitos hipotéticos envolvidos em diferentes contextos clínicos
Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican Journal of Neuropsychology, vol. 13, núm. 2, pp. 92-122, 2019
Centro de Estudios Académicos en Neuropsicología

Originales


Recepción: 12 Febrero 2019

Aprobación: 20 Agosto 2019

Resumen: Los mecanismos neuronales que subyacen a los estímulos emocionales sobre el control cognitivo aún no son concretos en el paradigma de la prueba Stroop emocional que evalúa el conflicto cognitivo-emocional. Esta revisión en idioma español de artículos especializados sobre Stroop abarca desde los años 70’s a la actualidad para: 1) analizar los enfoques desde los cuales ha sido aplicado, 2) las técnicas de imagenología utilizadas para monitorear las estructuras cerebrales implicadas en el procesamiento de la prueba y 3) sugerir un posible circuito con las estructuras más importantes durante el procesamiento. Con la búsqueda sistemática en PubMed (1970- 2017) con las palabras "emotional Stroop" se obtuvo un total de 104 estudios. Se hace énfasis en la retroalimentación del procesamiento cognitivo- emocional sinérgico donde participan estructuras como la corteza prefrontal (dorsolateral y ventromedial), la corteza del cíngulo, amígdala e ínsula. Sin embargo, es dependiente del enfoque clínico el cual varía el grado de interferencia de la prueba Stroop y es lo que delimita la base neurobiológica de la prueba.

Palabras clave: Revisión Stroop, Circuito neurobiológico, Neuroimagen, Cognición, Emoción.

Abstract: The neuronal mechanisms that underlie emotional stimuli on cognitive control are not yet concrete in the paradigm of the emotional Stroop test that evaluates the cognitive-emotional conflict. This review in Spanish of specialized articles on Stroop covers from the 70's to the present to: 1) analyze the approaches from which it has been applied, 2) the imaging techniques used to monitor the brain structures involved in the processing of the test and 3) suggest a possible circuit with the most important structures during processing. With the systematic search in PubMed (1970- 2017) with the words "emotional Stroop" a total of 104 studies were obtained. Emphasis is placed on the feedback of the synergic cognitive-emotional processing where structures such as the prefrontal cortex (dorsolateral and ventromedial), the cingulate cortex, amygdala and insula participate. However, it is dependent on the clinical approach which varies the degree of interference of the Stroop test and is what delimits the neurobiological basis of the test.

Keywords: Stroop review, Neurobiological circuit, Neuroimaging, Cognition, Emotion.

Resumo: Os mecanismos neuronais subjacentes aos estímulos emocionais no controle cognitivo ainda não são concretos no paradigma do teste emocional de Stroop, que avalia o conflito cognitivo-emocional. Esta revisão em espanhol de artigos especializados sobre o Stroop abrange desde os anos 70 até o presente: 1) analisa as abordagens pelas quais foi aplicada; 2) as técnicas de imagem usadas para monitorar as estruturas cerebrais envolvidas no processamento do teste e 3) sugerem um possível circuito com as estruturas mais importantes durante o processamento. Com a busca sistemática no PubMed (1970-2017) com as palavras "Stroop emocional", foram obtidos 104 estudos. A ênfase é colocada no feedback do processamento cognitivo-emocional sinérgico, no qual estão envolvidas estruturas como o córtex pré-frontal (dorsolateral e ventromedial), o córtex do cíngulo, amígdala e ínsula. No entanto, depende da abordagem clínica que varia o grau de interferência do teste Stroop e é o que define a base neurobiológica do teste.

Palavras-chave: Revisão Stroop, Circuito neurobiológico, Neuroimagem, Cognição, Emoção.

Introducción

Las exigencias del día a día en los seres humanos requiere de nuestra capacidad para enfocarnos en la información que es relevante e ignorar la que no lo es, a esto se le conoce como control cognitivo, el cual consiste en una variedad de procesos ejecutivos tales como el monitoreo de errores, el mantenimiento y actualización de la memoria de trabajo y el conflicto o la inhibición de la reacción (Nee et al., 2007; Banich et al., 2009). Por lo que si la información que compite con este control cognitivo es tan fuerte, puede entonces llegar a impactar sobre la conducta y bienestar del individuo, tal como sucede al enfrentarse a estímulos con fuerte carga emocional que puede causar una interferencia emocional (LeDoux, 2000; Hart et al., 2010).

Hay diversas pruebas para estimar el proceso de interferencia entre la emoción y una variedad de tareas de control cognitivo, por ejemplo, la Stop Signal Task (Tarea de Señales de Parada) o las pruebas Go/no go (Cromheeke & Mueller, 2014). Sin embargo, la prueba Stroop es la que permite evaluar específicamente una resolución de conflicto entre estímulos de distinta índole que compiten entre sí (Nee et al., 2007; Stroop, 1935), lo cual aporta fuerte evidencia sobre el proceso de interferencia.

La prueba Stroop en su variante emocional, que se enfoca también en valorar la interferencia de material emocional sobre el procesamiento cognitivo y en el conflicto del color contra la semántica de las palabras (Basuela & Santos, 2006). Por lo que un adecuado equilibrio de las redes de emoción y cognición permite un funcionamiento apropiado de las mismas, ya que el fallo en el procesamiento o regulación emocional puede impactar en la precisión y los tiempos de reacción en las pruebas que reflejan los mecanismos de control cognitivo, como lo es la prueba Stroop (Zinchenko et al., 2015; Gupta et al., 2016).

Es en dicho contexto que el fracaso para procesar o regular las emociones con éxito es característico de diferentes trastornos de salud mental, condiciones clínicas que han sido evaluadas a partir de aplicar por el paradigma Stroop emocional. Por ejemplo, adicciones (Smith et al., 2014; Metrik et al., 2015), trastornos de estrés postraumático (Sadeh et al., 2014; Khanna et al., 2017), distintas psicopatologías como: trastorno antisocial de la personalidad, trastorno bipolar, trastorno de pánico y trastorno de ansiedad generalizada (Favre et al., 2015; Minkova et al., 2017), así como depresión (Epp et al., 2012; Keedwell, 2016).

Actualmente el uso de diversas técnicas de neuroimagen ha permitido investigar las redes neuronales subyacentes a estos procesos emocionales y cognitivos, consiguiendo con ello un amplio avance en este sentido. Entre éstas podemos citar: la tomografía por emisión de positrones (TEP) (Isenberg et al., 1999; Bremner et al., 2004), electroencefalografía (EEG) (Smith et al., 2006; Franken et al., 2009) y más actual y comúnmente utilizada la resonancia magnética funcional (IRMf) (Hwang et al., 2009; To et al., 2017; Bayer et al., 2017).

Por lo que es a partir de dichas técnicas, que se han podido explorar los complejos mecanismos neuronales de la interacción entre emoción y cognición, identificando estructuras clave para el control cognitivo como la corteza prefrontal (ventromedial, dorsolateral y orbitofrontal) y la corteza parietal (lateral y superior derecha) (Van Dillen et al., 2009; Okon-Singer et al., 2015). Así como estructuras límbicas como el cíngulo, la amígdala e ínsula para el procesamiento emocional (Cromheeke & Mueller, 2014; Mohanty et al., 2005). Aunque se debe indicar que ya se han realizado varios estudios de revisión en su mayoría en lengua inglesa (MacLeod & MacDonald, 2000; Larsen et al., 2006; Song et al., 2017). En estos trabajos, se explica la importancia de cómo el fenómeno de interferencia aparentemente simple ha proporcionado un campo de pruebas fértil para las teorías de los componentes cognitivos y neuronales de la atención selectiva así como el sesgo atencional, lo cual es una característica central en muchas teorías sobre las psicopatologías. Además de que la validez de la tarea Stroop emocional depende de la equivalencia entre la emoción y las palabras control en términos de características léxicas relacionadas con el reconocimiento de palabras.

Es a partir de lo anterior, que al realizar una breve revisión de la literatura en español sobre el mismo paradigma desde el año dos mil, nos muestra que son muy escasos los artículos publicados y que estos son bajo condiciones clínicas específicas (i.e. violencia contra la pareja, tabaquismo, fobia social, trastorno de ansiedad, trastorno de la conducta alimentaria, hipocondría y trastorno de pánico y depresión) (Calleja y del Rocío Hernández-Pozo, 2010; Bueso-Izquierdo et al., 2015). De ahí también la pertinencia de esta revisión y mostrar la evidencia en idioma español, ya que en nuestra búsqueda no se obtuvo el registro de algún artículo con información suficiente en dicho formato. Además, tampoco se indican de forma hipotética las posibles estructuras implicadas como un circuito de activación durante el procesamiento de la prueba Stroop emocional.

Bajo dicho contexto es que los objetivos de nuestro estudio fueron 1) exponer los enfoques desde los cuales ha sido aplicada la prueba Stroop emocional, 2) indicar las técnicas de imagenología que se han utilizado para monitorear las estructuras que participan en los mecanismos neurobiológicos de la prueba y 3) a partir de esta información describir un posible circuito de activación con base en aquellas estructuras que se han hipotetizado y que suponemos son las más afines e importantes durante el procesamiento de una prueba Stroop emocional.


Figura 1
Diagrama de flujo del proceso de selección del estudio


Figura 2
Contextos clínicos del Stroop emocional analizados: TCA, trastornos de la conducta alimentaria; TSM, trastornos somatomorfos; TEPT, trastornos de estrés postraumático; TDM, trastorno depresivo mayor; TRS, trastornos relacionados con sustancias; TAG, trastorno de ansiedad generalizada; Psicopatologías (trastorno de pánico, paranoides, de la personalidad, bipolaridad, esquizofrenia, hipomanía, obsesivo compulsivo); Otras CC, otras condiciones clínicas (i.e. padecimientos no relacionados con la salud mental)

Método

Búsqueda de literatura

Para identificar artículos pertinentes, se realizó una búsqueda sistemática en la base de datos de PubMed entre enero de 1970 y diciembre de 2017. Las palabras clave de búsqueda relacionadas con el paradigma Stroop emocional que se utilizaron fueron "emotional", "Stroop".

Criterios de inclusión y exclusión

Para su inclusión, se requirió que los estudios de investigación incluyeran una tarea de Stroop emocional. Se excluyeron los estudios si: 1) la tarea de Stroop carecía de materiales o estímulos relacionados con la emoción; 2) el estudio no era un artículo open access; 3) el estudio no incluyó un posible mecanismo o estructuras que explicaran el sustrato neurobiológico de la prueba aplicada; 4) el estudio no utilizó alguna técnica de imagenología adecuada (i.e. TEP, EEG, IRMf) para dar sustento a ese mecanismo o a las estructuras cerebrales implicadas en la realización de la prueba Stroop (Figura 1).

El análisis incluyó un total de 104 estudios utilizando una tarea Stroop emocional (ver tabla 1 al final del articulo). Las investigaciones están agrupadas en 11 diferentes contextos clínicos. Para los trastornos mentales se agrupó con base en el DSM-V Manual diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (2014) y se estos se utilizaron los estudios categorizados en Stroop per se (Figura 2). Los estudios fueron analizados por décadas a las que denominamos primera etapa 1970-1999, segunda etapa 2000-2009 y tercera etapa 2010- 2017, para poder observar el avance en las propuestas de los mecanismos neuronales subyacentes de la prueba con base en el uso de técnicas de imagenología cada vez más sensibles y precisas.

Desarrollo

Primera etapa: 1970 – 1999

Es a partir de la década de 1970 que hay registros de estudios aislados con el uso del paradigma Stroop emocional, pero fue desde la década de los 90’s cuando mediante el uso de diferentes técnicas de neuroimagenología se comenzó a dilucidar cuáles eran los posibles mecanismos subyacentes a nivel neuronal cuando se realiza la prueba Stroop en su variante emocional. Al respecto George et al. (1994), realizaron un estudio con la técnica de TEP y propusieron que la corteza del cíngulo anterior medial izquierda (CCAm) se activaba al momento en que el individuo realiza la prueba Stroop convencional. Además durante la prueba Stroop emocional (que ellos denominaron con un conjunto de palabras en contexto de tristeza o en inglés “sadness”), también registraron activación de la misma zona aunque en menor intensidad. Estos fueron resultados iniciales que sugirieron que la corteza del cíngulo anterior medial izquierda es parte de una red neural activada cuando se intenta anular una respuesta verbal de competencia.

Los mismos autores, indicaron que la CCAm izquierda parece acoplarse a las cortezas de la ínsula izquierda, temporal y prefrontal durante pruebas de interferencia cognitiva en contextos de lenguaje (Bueso-Izquierdo et al., 2015). Además indagaron cómo era el procesamiento del componente emocional como resultado de una lateralización hemisférica. En cambio McNally et al. (1995), con registros del Stroop en individuos con bajo y alto nivel de ansiedad, no obtuvieron fundamentos neurobiológicos que demostrara la participación diferencial de los hemisferios cerebrales en el desempeño de la prueba.

Un año después, en la revisión de Williams et al. (1996), se realizó una discusión de los posibles mecanismos subyacentes producto del efecto Stroop pero con modelos teóricos y en el modo de procesar la información pero no a nivel neurobiológico. Aunque se destacó que el desvío cognitivo-atencional y las alteraciones emocionales son de carácter cíclico, de alguna manera retroalimentadas en sujetos con algún trastorno clínico.

En dicho sentido, en un estudio con individuos en estado de depresión y aplicando la técnica de tomografía por emisión de positrones, George et al., (1997) describieron que en el giro cingulado, conceptualizado como una extensión del sistema límbico, presentaba una deficiencia en la activación de la región izquierda en los individuos que realizaron la prueba Stroop con palabras en un contexto de tristeza. Se propuso entonces, que quizás emplearon más la memoria de trabajo, aunque también concluyen que la muestra poblacional es pequeña para hacer inferencias y conclusiones robustas.

Por lo tanto, las diversas investigaciones durante este periodo muestran como la prueba Stroop emocional se utilizó para analizar la interferencia a nivel de obtener patrones de respuesta de poblaciones diagnosticadas con trastornos clínicos tales como bipolaridad (Bentall & Thompson, 1990; French et al., 1996), trastorno de ansiedad generalizada (TAG) (McNally et al., 1992; Mogg et al., 1995), trastorno de pánico (McNally et al., 1992; Carter et al., 1992), trastorno alimentarios (Lovell et al., 1997; Jones-Chesters et al., 1998) y distintas fobias (Thorpe & Salkovskis, 1997; Kindt et al., 1997; Kindt & Brosschot, 1997). De ahí que el uso de la prueba Stroop en estos aspectos psicopatológicos se fundamenta en la preocupación de los individuos por los estímulos de su entorno que representan su inquietud, lo cual surge de los sesgos atencionales (Williams et al., 1996).

Bajo dicho contexto por ejemplo, en individuos diagnosticados con esquizofrenia se sugirió que los síntomas psicóticos positivos de alucinaciones y delirios comparten características neuroanatómicas funcionales similares de aumento de la actividad del núcleo estriado ventral y mesotemporal, y reducción de la actividad prefrontal, lo cual se evaluó con el análisis con TEP (Epstein et al., 1999).

Una de las mejores propuestas neurobiológicas subyacentes en la década de los noventas fue elaborada por Isenberg et al. (1999). Dicho grupo de investigadores realizó un estudio utilizando la técnica de TEP y en paralelo con un paradigma Stroop de palabras con valencia negativa en general, en el cual registraron activación bilateral de la amígdala aunada al giro lingual izquierdo y giro parahipocampal posterior. Los autores propusieron, que parte del procesamiento de la prueba implica la llamada ruta talamoamigdalocortical, además insinuaron la posible participación de la memoria episódica así como la conexión de la amígdala con el hipotálamo y la participación de áreas premotoras y prefrontales.

Segunda etapa: 2000 – 2009

De inicio en esta década, la revisión que realizaron MacLeod y MacDonald (2000), indican que mediante la implementación diferentes técnicas de imagenología (TEP y EEG, principalmente) diversos autores registraron que la región dorsal de la CCA tenía consistentemente aumentos diferenciales en su activación cuando se procesaba el paradigma Stroop estándar aunado a la corteza prefrontal, el giro temporal inferior y el lóbulo parietal superior e inferior.

Posteriormente se indicó que la activación de la región dorsal de la CCA anterior no es exclusiva del paradigma Stroop estándar. Por ejemplo, en individuos con estrés postraumático producto de la guerra de Vietnam, se registró que no activaron la región rostral del cíngulo anterior, pero sí la región dorsal del mismo durante la prueba Stroop que incluía palabras de contexto de estrés postraumático (Shin et al., 2001). Los autores hipotetizan que esto refleja una carga emocional que sobrepasa la capacidad funcional de esta región. Por lo tanto se podría estar entonces incrementando la carga de procesamiento cognitivo, la interferencia conductual y la activación de regiones más dorsales de la CCA. Además, la amígdala tampoco se activó significativamente, quizás por un proceso de habituación al estímulo de las palabras. En este mismo estudio, se observó una activación de la corteza insular izquierda en estos individuos y se hipotetiza la presencia de comorbilidad de otros padecimientos en la activación o no activación de las estructuras (Shin et al., 2001)

Por el contrario, si se contextualiza el registro de acuerdo con la etapa de desarrollo del individuo esto varía, ya que en un estudio realizado con niños de once años de edad, se demostró que hay existe hiperexcitabilidad de estructuras límbicas como la amígdala. Además, el registró la activación del hemisferio derecho por electroencefalograma parece relacionarse con emociones negativas asociadas al estrés o con abstinencia de las mismas, mientras que el hemisferio izquierdo se activaría en presencia de estímulos positivos (Pérez-Edgar & Fox, 2003).

En cuanto a las estructuras encargadas del procesamiento exclusivamente cognitivo, a nivel de corteza prefrontal, son varios los estudios que evidencian la participación específica de la corteza prefrontal dorsolateral (CPFDL) en psicopatologías, específicamente en la esquizofrenia. Al respecto Mohanty et al. (2005), reportan un aumento significativo en la actividad de la CPFDL derecha en pacientes esquizotípicos. Más adelante Mohanty et al. (2008), también registraron para los mismos pacientes, una comorbilidad con ansiedad y depresión en la activación de esta misma región, al igual que lo indican Holmes y Pizzagalli (2007) en un estudio con pacientes con trastorno depresivo mayor (TDM); donde luego de aplicar la prueba de Simon y un Stroop emocional, se registró que la activación de regiones implicadas en el control atencional fue evidente, específicamente la CPFDL. No obstante Park et al. (2008), indicaron la activación de dicha región aunada a la actividad encontrada en la corteza prefrontal ventromedial (CPFVM).

Tercera etapa: 2010 – a la actualidad

En estos últimos años es evidente que la herramienta de imagenología más frecuentemente usada por su especificidad y resolución, es la IRMf. Es mediante esta técnica que Kilts et al. (2014), estudiaron a una población de adictos a la cocaína y registraron una distribución de estructuras activadas ante tales estímulos como la corteza prefrontal, occipitotemporal, parietal, cingulada y premotora, y concluyeron que este sesgo se correlacionó con la actividad de la red fronto-temporal-cingulada.

Esta evidencia, varía en pacientes con trastorno de estrés postraumático (TEPT). Al respecto Sadeh et al. (2014), indican que los síntomas de hiperactividad en este tipo de individuos, se deben a un acoplamiento negativo de la red corteza prefrontal medial-amígdala que puede indicar un control inhibitorio disfuncional durante el procesamiento afectivo. Lo cual, es contrario a lo reportado en un estudio con veteranos de guerra, donde las personas con TEPT mostraron una menor activación de las cortezas temporales y prefrontales ventrales derechas durante el procesamiento de las palabras relacionadas con la guerra en comparación con veteranos sin TEPT (Khanna et al., 2017). Variación que también se demuestra con un grupo de adolescentes con historia de abuso infantil, donde se encontró una hiperactivación de la corteza prefrontal ventrolateral izquierda (CPFVL) y su conectividad con el hipocampo (Lee et al., 2017).

En cambio, en otro estudio en donde se tuvo a un grupo de individuos con síntomas psicóticos (i.e. suspicacia) en comorbilidad con trastornos de ansiedad, al realizar una prueba Stroop emocional, mostraron una activación de las regiones frontal derecha e izquierda y el lóbulo temporal derecho. A lo que se denomina sistema de vigilancia para la modulación de la excitación, además refieren a la red fronto-parietal ventral derecha, implicada en la atención a estímulos conductuales relevantes (Fisher et al., 2014).

Finalmente, en trastornos somatomorfos como la hipocondría, el sesgo atencional en pacientes se asocia con hiperactivación en respuesta a palabras de síntomas corporales en regiones cerebrales, que son cruciales para una respuesta relacionada con el miedo, por ejemplo, la amígdala, y para resolver la interferencia emocional (i.e. CCA rostral) (Mier et al., 2017). Mientras que en pacientes con dolor crónico se encontró una mayor actividad de la CCA en su región dorsal durante una prueba Stroop emocional con palabras relacionadas al dolor (Arizmendi et al., 2016).

El paradigma Stroop emocional per se

Algunos estudios se han enfocado en el paradigma Stroop emocional pero en ausencia de condiciones clínicas, utilizando palabras con valor emocional en general o estudios donde se compararon sujetos sanos y pacientes con algún trastorno específico. En el siguiente cuadro se muestran los estudios que a través de diferentes técnicas de imagenología han propuesto estructuras clave como parte de una posible red neuronal subyacente a la prueba Stroop emocional (Tabla 2, Figura 3).


Figura 3
Esquema que representa de acuerdo a los estudios arriba mencionados y a través de diferentes técnicas deimagenología, las estructuras clave que forman parte de una posible red neuronal subyacente a la prueba Stroop emocional. El número dentro del paréntesis representa el artículo ubicado en la tabla 2. Colores: azul, cognición; rojo, emoción; morado, motricidad. Abreviaturas: CPF, Corteza Prefrontal; CPFDL, Corteza Prefrontal Dorsolateral; CPFVM, Corteza Prefrontal Ventromedial; COF, Corteza Orbitofrontal; GFS, Giro Frontal Superior; GFM, Giro Frontal Medial; GFI, Giro Frontal Inferior; CCA, Corteza del Cíngulo Anterior; CCAd, Corteza del Cíngulo Anterior Dorsal; CCAr, Corteza del Cíngulo Anterior Rostral; GB, Ganglios Basales; Gypre, Giro precentral; Gypost, Giro postcentral; Tal, Tálamo; Htal, Hipotálamo; Hipo, Hipocampo; Amg, Amígdala; Ins, Ínsula; GyT, Giro Temporal; GyFsf, Giro Fusiforme; GyL, Giro Lingual; CxT, Corteza Temporal; CxP, Corteza Parietal; GySup, Giro Supramarginal; GyAng, Giro Angular; Prc, Precuneus; CxVpt, Corteza visual posterior; CxPOcc, Corteza parietooccipital; GyOccs, Giro occipital superior; GyOccm, Giro occipital medial; CxExt, Corteza Extraestriada, CxV, Corteza Visual; CxCer, Corteza Cerebelar.

Los circuitos neuroanatómicos implicados en el control inhibitorio y la regulación emocional están íntimamente relacionados. Por lo que, las estructuras que coinciden en el procesamiento de la prueba Stroop emocional en sujetos sanos son parte de una red neuronal denominada circuito frontolímbico.

Dentro de dicho circuito, la Corteza Prefrontal (CPF) proporciona una regulación "top-down" de los procesos de atención, inhibición y control cognitivo, motivación y emoción a través de conexiones con estructuras corticales y subcorticales posteriores. La CPFDL y la Corteza Prefrontal Inferior (CPFI) regulan la atención y el control inhibitorio. Básicamente, este procesamiento atencional depende de las cortezas de asociación que participan.

En este sentido, las cortezas sensoriales de orden superior (i.e. la corteza temporal inferior) median el proceso atencional “bottom-up”, enfocándose en los estímulos y sus características físicas o sensoriales como el color o el reconocimiento de una cara, o las cortezas de asociación parietal posterior, que orientan la atención en términos de tiempo y espacio. Por otro lado, la CPFDL y la CPFI, mediante la regulación “top-down”, son claves para la inhibición del procesamiento de estímulos irrelevantes, así como mantener, dividir y coordinar la atención durante largos periodos. Así, estas estructuras se conectan con otras subcorticales como el núcleo caudado, que a su vez tiene proyecciones con los ganglios basales y el tálamo, el núcleo pontino que conecta con la corteza cerebelar, estructuras que se retroalimentan con la CPF (Arnsten, 2009).

En cuanto al control inhibitorio, la CPFI, principalmente en el hemisferio derecho, juega un papel importante en el control cognitivo e inhibitorio, así como la inhibición motora al conectarse con las cortezas motoras premotoras y suplementarias (Bari & Robbins, 2013). La CPFI y sus interconexiones con estructuras como el Giro Frontal Inferior (GFI), sea en su región izquierda (Swick et al., 2008) o derecha (Levy & Wagner, 2011; Aron et al., 2014) permiten también este control cognitivo y motor-inhibitorio.

Actualmente se ha dilucidado, específicamente para paradigmas como la prueba Stroop, la participación de una denominada red núcleo, principalmente con dominancia en el hemisferio derecho y en la que participan, la unión frontal inferior, la ínsula anterior, la corteza medial cingular anterior y áreas motoras presuplementarias (Cieslik et al., 2015) así como la unión temporoparietal (Geng & Vossel, 2013). Por otro lado, dentro de este mismo circuito en lo que concierne a la regulación de la motivación y el afecto, la CPFVM y la Corteza Orbito Frontal (COF) se encuentran interconectadas con las estructuras subcorticales involucradas con el procesamiento emocional, principalmente con los núcleos de la amígdala, el hipotálamo, el núcleo accumbens y el tallo cerebral (Best et al., 2002; Öngür et al., 2003). De este modo, mientras la CPFVM activa o inhibe estas estructuras, la COF se encarga del procesamiento y regulación de respuestas emocionales relacionadas con la recompensa y el castigo (Delgado, 2016).

Del mismo modo, se explora la participación de otras estructuras implicadas en este procesamiento emocional, tal es el caso de la CCA. Dicha estructura fue inicialmente subdividida en una región dorso-caudal “cognitiva” y una región rostro-ventral “afectiva”, pero estudios recientes demuestran que mediante las conexiones con la CPFVM, la región dorso-caudal está involucrada en la evaluación y expresión de emociones negativas, mientras que la porción rostro-ventral tiene un papel regulador con respecto a las regiones límbicas involucradas en generar respuestas emocionales (Braem et al., 2017; Feroz et al., 2017). Asimismo, se ha demostrado el papel de la ínsula como una estructura implicada en la reevaluación de las emociones (Grecucci et al., 2013; Gasquoine, 2014), como parte de una red en la detección de estímulos conductualmente relevantes, así como una amplia variedad de funciones que inician desde el procesamiento sensorial y afectivo, hasta el procesamiento cognitivo de alto nivel donde intervienen sus diferentes subregiones (i.e. dorsal anterior, ventral anterior e ínsula posterior) (Uddin, 2015; Uddin, 2017).

Todas estas estructuras son partícipes en el procesamiento de la prueba Stroop emocional, en la que intervienen procesos de control cognitivo, atencional e inhibitorio, así como el procesamiento emocional y afectivo. Por ello es notable la complejidad de establecer una red neuronal a través de conexiones entre estructuras corticales y subcorticales que se retroalimentan y trabajan en conjunto para una respuesta óptima requerida por este tipo de pruebas.

Discusión general

Este estudio describe parte de los enfoques bajo los cuales ha sido aplicada la prueba Stroop emocional y las técnicas de imagenología mayormente utilizadas para describir los posibles mecanismos subyacentes a la prueba. Tres estructuras invariablemente participan en las condiciones clínicas y en el paradigma Stroop emocional: amígdala, CCA y CPF.

En este sentido, se debe destacar que Isenberg et al., (1999) mediante la técnica de TEP, ya habían propuesto que parte del procesamiento de la prueba implica la llamada red talamo-amigdalo-cortical, haciendo hincapié en el papel de la amígdala en la modulación de la percepción de la respuesta a estímulos emocionalmente relevantes. Varios son los trabajos que han utilizado un paradigma Stroop emocional en general junto con IRMf y avalan en la actualidad la participación del complejo amigdalino (Lee et al., 2017; Raschle et al., 2017).

En cuanto a la CCA, hasta antes del año 2000, se sabía que esta estructura en su región medial izquierda se activa (George et al., 1994) o por el contrario, se inhibe (George et al., 1997) y en algunas investigaciones propusieron que la región ventral es exclusiva del procesamiento de información emocional (Raschle et al., 2017). Sin embargo, otros autores como Shin et al. (2001), demostraron que la región dorsal de la CCA no es exclusiva del paradigma Stroop estándar y que una carga emocional que sobrepasa la capacidad funcional de la región rostral del cíngulo anterior, incrementaría la carga de procesamiento cognitivo, la interferencia conductual y la activación de regiones más dorsales de dicha corteza. Además, actualmente se indica que la región dorsal de la CCA, es parte de una red de procesamiento de información tanto cognitiva como emocional (To et al., 2017; Song et al., 2017; Davis et al., 2005).

Al respecto podemos indicar que otras estructuras como la ínsula, también participan en una variedad de condiciones clínicas tales como TEPT (Shin et al., 2001), fobias (Britton et al., 2009) y algunos tipos de adicciones (Janes et al., 2010). Además se ha demostrado que la ínsula juega un importante papel en la experiencia de emociones básicas, como miedo o tristeza, y que su región anterior tiene funciones relacionadas con el procesamiento emocional, mientras la ínsula posterior está relacionada a funciones somato- motoras (Lu et al., 2016; Venkatraman et al., 2017).

La evidencia también es variable en cuanto a las estructuras que participan en el procesamiento netamente cognitivo durante el paradigma Stroop emocional. Se ha registrado el aumento en la actividad de la CPFDL (Mohanty et al., 2005), junto con la CPFVM (Park et al., 2008). Posteriormente fue posible establecer una red fronto-temporal-cingulada, donde una serie de estructuras son activadas desde corteza prefrontal, occipitotemporal, parietal, cingulada y premotora (Kilts et al., 2014). A lo cual otros autores, lo denominan como un sistema de vigilancia para la modulación de la excitación a la activación de las regiones frontal derecha e izquierda y el lóbulo temporal derecho, aunado a una red fronto-parietal ventral derecha, implicada en la atención a estímulos conductuales relevantes (Fisher et al., 2014). Sin embargo, el Stroop emocional ha implicado también una reducción de la actividad prefrontal (Epstein et al., 1999) y de cortezas temporales y prefrontales derechas (Sadeh et al., 2014; Lee et al., 2017).

Finalmente, en cuanto a los mecanismos actuales propuestos, To et al. (2017), menciona que la región dorsal de la CCA no es solo una subregión que contribuye a una función cognitiva específica, sino que forma parte de una red de relevancia que influye en el funcionamiento general del cerebro tanto en el procesamiento cognitivo y emocional.

Esto es importante de destacar ya que de igual forma, en un meta-análisis realizado por Song et al. (2017), donde se clasificó el sesgo atencional en el paradigma Stroop emocional en moderado y alto, se concluye que a elevados niveles de interferencia emocional se activan preferentemente: la CPFDL, la CPFM, la circunvolución frontal inferior y la CCA dorsal, y a niveles intermedios de interferencia emocional solo el giro precentral y postcentral. Asimismo, es de considerar puesto que Raschle et al. (2017), reportan también una ruta neuronal compartida en el procesamiento cognitivo y emocional donde al evaluar el efecto de la emoción sobre la cognición, el aumento de la demanda cognitiva condujo a una disminución de la activación neuronal en respuesta a estímulos emocionales a nivel de la CPF, la amígdala y la ínsula.

Conclusiones

Al hablar de las estructuras subyacentes al procesamiento cognitivo-emocional que implica el paradigma Stroop emocional, nos referimos a un complejo mecanismo neurobiológico que incluye la activación o inhibición de diferentes estructuras clave para el control cognitivo, como la CPF (principalmente la subregión dorsolateral y ventromedial) y la corteza parietal. Así como estructuras límbicas como el cíngulo, la amígdala e ínsula, para el procesamiento emocional.

Ahora se sabe que todas estas estructuras no trabajan de forma aislada sino, en conjunto, en mayor o menor medida, dentro de una ruta que si bien aún no se tiene bien esclarecida, lo hace en un contexto de retroalimentación para la modulación de este gradiente de procesamiento cognitivo-emocional. Lo anterior depende del enfoque clínico desde el que se está aplicando la prueba, así como su grado de interferencia, pues la tendencia actual nos indica que ya no basta con el uso del paradigma Stroop palabra-color, sino que se han aplicado variantes que logran un grado de interferencia más evidente (i.e. el paradigma Stroop de palabra- imagen/ rostro) y por ende, nos aportan un panorama mucho más claro de la funcionalidad neurobiológica de las pruebas para una evaluación neuropsicológica más exacta, información que se debe difundir en idioma español debido a su carencia.

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Notas de autor

a Instituto de Neuroetología, Universidad Veracruzana. Dr. Luis Castelazo Ayala S/N Col. Industrial Animas, Xalapa, Veracruz, México CP 91190.
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