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El modelo cubano en la guerrilla guatemalteca
Lino Martínez-Rebollar; Saúl Hurtado-Heras; Alfredo Ramírez-Membrillo;
Lino Martínez-Rebollar; Saúl Hurtado-Heras; Alfredo Ramírez-Membrillo; Guadalupe Melchor-Díaz
El modelo cubano en la guerrilla guatemalteca
Cuban model in Guatemalan guerrilla
La Colmena, núm. 91, pp. 9-30, 2016
Universidad Autónoma del Estado de México
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Resumen: A partir del enfoque de la integración conceptual propuesto por Gilles Fauconnier y Mark Turner se mostró la importancia del modelo de la Revolución cubana en el primer ciclo revolucionario guatemalteco, que va de 1956 a 1967. Se analizaron los testimonios de los combatientes y un comunicado estatal que muestran la influencia de la Revolución cubana en el surgimiento de tres organizaciones guerrilleras en Guatemala: el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13), el Movimiento Revolucionario 20 de Octubre o guerrilla de Concuá y las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR). Se demuestra la influencia que tuvo la Revolución comandada por Fidel Castro tanto en la violencia revolucionaria como en el uso estatal de la fuerza en el país centroamericano.

Palabras clave:discursodiscurso, movimiento revolucionario movimiento revolucionario, historia latinoamericana historia latinoamericana, comunismo comunismo.

Abstract: From the conceptual integration approach proposed by Gilles Fauconnier and Mark Turner, we show the importance of the Cuban Revolution Model in the first Guatemalan revolutionary cycle, going from 1956 to 1967. We analyzed the combatants’ testimonies as well as a official statement, both showing in the influence of Cuban Revolution in the arising of three different guerilla organizations in Guatemala: the November 13th Movement (MR-13), the October 20th Revolutionary Movement or guerilla of Concha and the Rebel Armed Forces Movement (FAR). We show the huge influence exerted by Cuban Revolution, led by Fidel Castro, on the revolutionary violence as well as on the use of State Force in Guatemala.

Keywords: discourse, revolutionary movements, Latin American history, communism.

Carátula del artículo

Aguijón

El modelo cubano en la guerrilla guatemalteca

Cuban model in Guatemalan guerrilla

Lino Martínez-Rebollar*
Universidad Autónoma del Estado de México, México
Saúl Hurtado-Heras*
Universidad Autónoma del Estado de México, México
Alfredo Ramírez-Membrillo*
Universidad Autónoma del Estado de México, México
Guadalupe Melchor-Díaz*
Universidad Autónoma del Estado de México, México
La Colmena, núm. 91, pp. 9-30, 2016
Universidad Autónoma del Estado de México

Recepción: 02 Octubre 2015

Aprobación: 18 Abril 2016

La revolución cubana […] es la imagen de lo que se puede conseguir a través de la lucha revolucionaria, la esperanza de un nuevo mundo

Che Guevara (1964)

Lo que hay que averiguar es quién es el culpable de este desbarajuste, de esta desbandada. Eso es fácil, son Moscú y la Habana

Marco Antonio Flores (2012)

El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros

Fidel Castro (2010)

Los guerrilleros son sujetos cognoscentes, mentes pensantes cuya preocupación central es la revolución social. Con toda legitimidad se pueden estudiar aspectos de sus procesos cognoscitivos y de la constitución de su modelo de pensamiento. Como muchos seres humanos, los combatientes guatemaltecos pusieron en práctica una proyección e integración conceptual bilateral que les permitió unir dos dominios experienciales distintos. Una constante en este proceso fue la incorporación de la Revolución cubana en su pensamiento para aplicarla a su propio movimiento de insurrección. Dicha combinación de dominios, marcos o espacios mentales constituye un mecanismo descrito con minuciosidad por la lingüística cognoscitiva ( Fauconnier y Turner, 2008 ).

Para estudiar la proyección e integración conceptual del modelo cubano en la guerrilla guatemalteca nos concentramos en la literatura testimonial de combatientes, así como en documentos históricos 1 que describen el primer ciclo revolucionario del país centroamericano, 2 periodo que va de 1956 a 1967 ( Figueroa Ibarra, 2011: 128 ). Nuestro método consistió en mostrar el modo en que el paradigma revolucionario cubano, una vez constituido y descrito, se difundió entre los guatemaltecos. Asumimos que la Revolución cubana se convirtió en un modelo sociocultural fundamental para el adoctrinamiento ideológico y la generación de estrategias, tácticas y, en general, formas de lucha en la nación centroamericana. Un punto muy importante de nuestra reflexión versa acerca de cómo el precedente cubano contribuyó a que los guerrilleros pensaran, hablaran y actuaran de forma específica. Muchas de las acaloradas y casi siempre violentas pugnas verbales entre combatientes y militantes de izquierda formaban parte del debate sobre la mejor forma de levantarse en armas. Como bien ha establecido Miguel Ángel Sandoval, en estas discusiones “se trataba de apuestas para establecer de quién era la mayor influencia en los procesos [revolucionarios] emergentes” (2014: 11) . 3 Durante los años sesenta y setenta, la ganadora de dichas ‘apuestas’ fue la Revolución cubana.

Varias razones explican la presencia del referido modelo en el movimiento revolucionario guatemalteco. Las enlistamos porque constituyen una parte del trasfondo histórico social de estos hombres: el impacto que tuvo en todo el mundo la Revolución cubana; la presencia en Guatemala de personalidades como el Che Guevara durante la caída del presidente Jacobo Árbenz; las reacciones de rechazo de varios chapines frente a la contrarrevolución anticubana planeada en la finca guatemalteca. La Helvetia; las visitas que políticos y guerrilleros chapines, exiliados o no, realizaron a Cuba; la difusión de materiales de adoctrinamiento cubano durante el periodo de auge de la guerrilla centroamericana, y la presencia real de cubanos deseosos de exportar ‘su revolución’ hacia Guatemala y el resto de América Latina.

Apoyado en distintos testimonios y fuentes, el presente trabajo se realizó desde el enfoque de la lingüística cognoscitiva. Con base en el lenguaje empleado en documentos históricos y en la literatura testimonial, se describió cómo influyó el paradigma cubano en el pensamiento y en la acción de los guerrilleros chapines, sujetos históricos, pero también sujetos cognoscentes.

Integración conceptual y retórica de la emulación

Dado que el proceso de integración conceptual (conceptual integration) ha sido explicado de manera abundante en la bibliografía del tema, nos concretamos a describirlo, tomando como ejemplo una frase atribuida a Fidel Castro y citada por el Che Guevara. El enunciado es el siguiente: “La cordillera de los Andes está llamada a ser la Sierra Maestra de América” ( 1963: 13 ). ¿Cómo es que una oración de este tipo tiene sentido para lectores y oyentes? ¿Cómo ese sentido hace emerger la violencia, aunque estrictamente hablando ésta no esté presente a nivel léxico? El ejemplo anterior revela lo que muchos sabemos: la importancia que la semántica enciclopédica y la construcción de imágenes tienen en la elaboración del significado. A nivel lingüístico, se trata de una analogía posible, pero la comprensión de esa frase demanda, al menos, la integración de varios dominios de experiencia, como lo explicamos en la figura 1 .

En primer lugar, es necesario que el receptor establezca una correspondencia entre los inputs o dominios de entrada. Por un lado, tenemos el activado por la Sierra Maestra (Cuba), y por el otro, el activado por la cordillera de los Andes (América). Las dos frases nominales remiten, primero, a la Revolución cubana iniciada en la Sierra Maestra en 1957, y después, a una futura rebelión en todo el continente. El vínculo entre ambos dominios es posible por la presencia en ellos de elementos correlativos o correlatos, lo cual ocurre porque ambas esferas corresponden a espacios geográficos, en concreto, a ‘elevaciones’ o ‘espacios montañosos’ (dominio genérico o elementos genéricos).

En segundo lugar, hay una proyección semántica selectiva, evidente en el hecho de que no se establece una correlación edafológica, botánica o climática entre la ‘Sierra Maestra’ y la ‘cordillera de los Andes’. Más bien el enunciado invita al receptor a proyectar un episodio protagonizado por individuos (participantes humanos), ocurrido en un tiempo anterior (hechos pasados) en la Sierra Maestra (espacio), para que se imite en el futuro en el resto de América.


Figura 1
Revolución/ elementos de la revolución. Principales hechos, espacios
Elaboración propia

Otra muestra del carácter selectivo de la proyección se manifiesta en el hecho de que, aunque se refiere a un episodio humano, el interlocutor nunca piensa en ‘misiones católicas’ o en la presencia de ‘aficionados al excursionismo’ (lo cual sí ocurrió), sino en las acciones de los guerrilleros cubanos que desde la cadena montañosa derrotaron al dictador Fulgencio Batista 4 mediante las armas. La expresión proyecta en seguida este hecho pasado sobre el en ese momento casi inexistente futuro de la cordillera de los Andes, para configurar un destino, un programa posible. Fidel y el Che parecen decir que también en otros sitios de América pueden surgir movimientos guerrilleros socialistas o comunistas que por medio de la lucha armada derroten a sus propias dictaduras capitalistas.

En tercer lugar, el enunciado hace surgir una estructura semántica nueva resultado de una fusión conceptual o blend. En rigor, no existe en Sudamérica una ‘Sierra Maestra’, tampoco una guerrilla triunfante que haya derrocado a un gobierno como el cubano mediante la insurrección armada. En la figura 1 , las líneas horizontales discontinuas muestran a ‘América’ como correlato de ‘Cuba’ y a los ‘Andes’ como correlato de la ‘Sierra Maestra’. Así, la frase donde se equiparan ambos sistemas montañosos genera una estructura semántica original que invita a proyectar en el futuro de todo el continente el modelo revolucionario que triunfó en la mayor de las Antillas. El anterior es un ejemplo de cómo se proyectó la rebelión de la isla sobre los procesos de insurrección latinoamericanos. Aquí podemos ver que “a fin de hablar y pensar acerca de algunos dominios experienciales (dominios meta) usamos la estructura de otros dominios (dominios fuente) y el vocabulario correspondiente” ( Fauconnier, 2003: 9 ).

El presente análisis postula que el modo de descubrir la incidencia del modelo cubano en el proceso guatemalteco radica en el uso del lenguaje. Un cúmulo de expresiones lingüísticas proyecta explícitamente el paradigma cubano (sus participantes, hechos, espacios, tiempos, etc.) sobre el pensamiento, la palabra y la acción de los guerrilleros centroamericanos. En ocasiones, esta fraseología se manifiesta como homofilia o admiración por lo semejante, como retórica de la emulación. Una vez que se llevó a cabo la Revolución cubana, algunos combatientes guatemaltecos y latinoamericanos se consideraron semejantes a los cubanos, de modo que ‘trataron de rehacer’ y ‘repetir’ el movimiento castrista, al cual tuvieron como ‘inspiración fundamental’, ‘mayor influencia’, ‘ejemplo’, ‘línea justa’, o base para ‘la copia’. ‘Posiciones procubanas’, ‘alinearse con’ Cuba, intentar actuar ‘como sucedió en las ciudades cubanas’ o ‘como en Cuba’, fueron expresiones lingüísticas que permitieron la proyección conceptual de este movimiento sobre el presente guerrillero centroamericano. Como mostramos más adelante, dicha perspectiva también produjo un cúmulo de expresiones de tipo pedagógico.

Todas estas formas de hablar permitieron establecer la influencia, similitud o paralelismo entre dos realidades sociohistóricas diferentes (dos dominios), la de Cuba y la de Guatemala. Un paso más allá de la mera proyección de una revolución sobre la otra (conceptual mapping) es la fusión conceptual (conceptual blending), la cual ocurre, por ejemplo, cuando se dice de Guatemala que es ‘una segunda Cuba’ o que el guerrillero guatemalteco X es ‘otro Fidel’. Al menos dos causas suficientemente sólidas explican la importación que varios revolucionarios latinoamericanos hicieron del modelo aplicado en la isla. La primera fue la efectividad del movimiento, que duró varias décadas. La segunda fue la presencia en Guatemala y en mucha naciones del continente de lo que los guerrilleros llamaron ‘las condiciones objetivas’, a saber: represión, violencia estatal, dictadura, colonialismo, explotación, distribución inequitativa de la riqueza… Ante tales contextos, los guerrilleros tuvieron una justificación histórica para asumirse como ‘los jóvenes rebeldes’ procubanos y profidelistas, y actuar en consecuencia.

La violencia como patrimonio

El paradigma marxista subyacente en muchas rebeliones sociales modernas tuvo como uno de sus elementos centrales el ejercicio de la violencia. En el último párrafo del Manifiesto del partido comunista, Marx escribió que los objetivos de la revolución sólo podrían alcanzarse derrocando “por la violencia a todo el orden social existente” ( Marx y Engels, 1848: 58 ). En efecto, la idea de la violencia como partera de la historia es atribuida a Marx. No obstante, a diferencia de lo que sucede en la isla, el paradigma marxista-leninista no siempre estaba pensando en la fuerza armada, mucho menos postulaba como eje esa forma de lucha que los cubanos pusieron de moda, la guerra de guerrillas.

Conviene aclarar que la imitación de la Revolución cubana no fue el único motor de la violencia en Guatemala, fenómeno multicausal. Por parte de los guerrilleros, el uso de la fuerza obedecía al modelo adoptado para el cambio social, pero también a las condiciones de miseria, marginación y represión generadas por un Estado oligárquico y dependiente. Por parte de las altas esferas de gobierno, la violencia funcionó como un mecanismo de conservación del poder frente a la participación política de las masas, fuera esta última pacífica o armada. Así, la imitación o el rechazo del precedente cubano representó uno de los múltiples factores (no el único) que incidieron en el pensamiento, la palabra y las acciones violentas de los combatientes guatemaltecos y del gobierno. Una vez hecha esta aclaración, procedemos a la descripción del modelo.

Che Guevara (1963: 6) Lo que ha sido llamado Revolución cubana constituye un todo complejo. Desde el punto de vista del adoctrinamiento ideológico, representaba dos extremos: por un lado, un paradigma de éxito revolucionario y justicia social para los procomunistas, y por otro, un esquema de aislamiento y opresión política para los anticomunistas. En cualquiera de los casos, el modelo cubano ubicaba como uno de sus componentes medulares la violencia, porque legitimaba ‘el aniquilamiento del adversario’ mediante la lucha armada. “La violencia no es el patrimonio de los explotadores, la pueden usar los explotados y, más aún, la deben usar en su momento”, escribía el carismático líder Che Guevara (1963: 6) . Ante una posición como ésta, el Estado tenía el pretexto idóneo para actuar de la misma manera, incluso contra los que realmente no eran guerrilleros, ni comunistas, ni ‘enemigos de la democracia’.

El modelo cubano como didáctica

De toda la retórica de la emulación que aparece en los discursos procubanos, llaman la atención aquellas expresiones que pertenecen al dominio didáctico. La revolución de la isla fue ‘el ejemplo educador’, ‘la lección’, ‘la enseñanza’. Por eso los teóricos de la guerrilla hablan de ‘las lecciones fundamentales’ que entraña el movimiento ( Debray, 1967: 14 ). Así, “la lucha es la gran maestra” ( Che Guevara, 1963: 8 ) de las revoluciones latinoamericanas. En ella están contenidos preceptos que ‘hay que estudiar’. En tanto que la Revolución cubana se planteaba como modelo de éxito, con mucha frecuencia los fracasos de los guerrilleros se atribuyeron a ‘una incorrecta lectura’, ‘una interpretación deficiente’ o un ‘aprendizaje pobre de la lección cubana’. Una pregunta alguna vez formulada por el Che nos explica con claridad el modo en que se importaba el paradigma cubano a la reflexión de los combatientes: “¿será aplicable a otras realidades el ejemplo de Cuba?” ( 1963: 1 ).

Descripciones del modelo cubano

Una vez situado este marco general, se impone la necesidad de definir cuál es el ejemplo, la enseñanza que aportó la revolución de la isla. En los siguientes apartados describimos este modelo, primero de modo esquemático, y después, de manera un poco más detallada. Explicaciones genéricas del movimiento se encuentran en la prensa, en los textos de adoctrinamiento, e incluso en los documentos de los críticos o adversarios de la revolución. Las versiones difundidas por los periodistas son bien descritas por Régis Debray como la ‘leyenda dorada’, o incluso ‘el cuento de hadas’. Se trata del relato del éxito de la guerrilla como forma de cambio sociopolítico. Esta narración podría enunciarse como “el cuento de doce hombres que desembarcan y que se multiplican no se sabe cómo en un abrir y cerrar de ojos” ( Debray, 1967: 11 ). Si se analiza con cuidado, esa relación oculta los muertos (en realidad los guerrilleros fueron ochenta y dos, de los cuales sólo quedaron vivos doce); los fracasos, enfatizando el fin (tuvieron éxito al derrocar la dictadura), y la violencia (mataron y fueron asesinados, por ejemplo). Como afirma A. Santibáñez, a partir de ese ‘cuento’ o ‘leyenda dorada’, “decenas y centenares de muchachos idealistas subieron a la sierra o bajaron a la selva a fin de repetir la hazaña cubana en su propia patria. El precio fue su libertad o su vida” ( 1967: 201 ).

Como en toda narración, en estos relatos esquemáticos sobre la Revolución cubana identificamos elementos de una gran generalidad: ‘guerrilleros’, ‘preparación de un guerrillero’, ‘medios de lucha’, ‘estrategias’, ‘asentamiento en zonas inhóspitas’, ‘enemigos de la revolución’, ‘triunfo revolucionario’, etcétera, los cuales facilitan el adoctrinamiento y la exportación del modelo a otras latitudes, pero también originan confusiones y desviaciones de significado. Por ejemplo, cuando el guerrillero guatemalteco Pablo Monsanto 5 invitó al lanchero Pepe Piano a participar en una revolución como la cubana en Guatemala, el ingenuo hombre le respondió: “Yo ya participé en una [revolución], en la de Castillo Armas” 6 ( Monsanto, 2013: 48 ). Pepe Piano se quedó en el nivel más genérico del término ‘revolución’, el de un alzamiento contra un régimen. En ese momento no entendió que la rebelión de Castillo Armas y el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13) eran contrapuestos, uno era anticomunista, y el otro, comunista. Esos constituyentes semánticos genéricos, o de nivel genérico, simplifican los significados. Aquí, por ejemplo, el término ‘revolución’ neutraliza las complejidades políticas, pues solamente denota una autoafirmación justiciera: la necesidad de derrocar una forma de gobierno.

Pero más que exposiciones esquemáticas o genéricas, conviene estudiar el modo en que los guerrilleros cubanos y sus teóricos percibieron este paradigma a partir de sus detalles políticos y militares. Descripciones de orden táctico, técnico y estratégico se encuentran en los textos de Fidel Castro, el Che Guevara y, sobre todo, en los documentos del que en su momento fue su mayor panegirista, el francés Régis Debray. 7

Ya como jefe de Estado, Fidel Castro no solía explicar las lecciones estratégicas y tácticas de la guerrilla cubana. En muchas de sus elocuciones se limitaba a enfatizar detalladamente la necesidad de imitar lo ocurrido en su nación. En su discurso, Cuba constituía el “ejemplo luminoso y estimulante para los pueblos hermanos de América y todos los pueblos subdesarrollados del mundo, en su lucha por librarse de las garras brutales del imperialismo” ( 1960a: 31 ). Castro asumía que las agresiones de los mercenarios pronorteamericanos, los anticomunistas internos y externos, o aquellos que genéricamente llamaba los ‘enemigos de la revolución’, estaban encaminadas a destruir el paradigma que él y sus hombres habían construido. Para el mandatario, el modelo cubano no se reducía exclusivamente a la toma del poder, sino que debía ser el ejemplo de una revolución victoriosa:

Y puesto que la principal causa de la agresión a nuestra patria obedece al propósito de evitar que seamos un ejemplo para esos pueblos, en esa misma medida, en la medida en que nos quieran destruir, para que no seamos ejemplo, ¡es deber nuestro tratar de ser ejemplo para que no nos puedan destruir! ( 1960b: 20 ).

El Che Guevara abundó en sus discursos sobre asuntos tales como la preparación de un combatiente, el funcionamiento de la guerrilla y el modo de proceder ante los enemigos de la revolución. Varios de sus escritos son de adoctrinamiento programático con el fin de repetir en América Latina el modelo cubano. Para el Che, la lucha armada en Cuba contribuyó con tres aportaciones fundamentales que podrían aplicarse a cualesquiera de los países de nuestro continente en los que se vaya a desarrollar una guerra de guerrillas:

Primero: las fuerzas populares pueden ganar una guerra contra el ejército. Segundo: no siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución: el foco insurreccional puede crearlas. Tercero: en la América subdesarrollada, el terreno de la lucha armada debe ser fundamentalmente el campo ( 1963: 2 ).

En el pensamiento de Guevara, el modelo de la isla mostraba que “al inicio hay un grupo más o menos armado, más o menos homogéneo, que se dedica casi exclusivamente a esconderse en los lugares más agrestes, más intrincados, manteniéndose en escaso contacto con los campesinos” ( 1963: 2 ). La muerte del Che durante la preparación de la guerrilla en Bolivia no probó necesariamente el fracaso del prototipo insurgente, más bien demostró, como afirma Debray, que “la vida no es el bien supremo del revolucionario” ( 1967: 48 ). El modelo cubano sin duda alcanzó una mejor sistematización en los escritos de Régis Debray. Durante muchos años, “Revolución en la revolución” ( Debray, 1967 ) se asumió como el texto clásico de divulgación del movimiento. El autor se propuso demostrar que el clisé que afirmaba que ‘la revolución cubana no puede ya repetirse en América Latina’ impidió ver las enseñanzas del levantamiento. Para Debray, lo ocurrido en Cuba suministró un modelo propio para América Latina, diferente al usado para lograr un cambio social en Rusia, Vietnam, China o Corea.

La Revolución cubana había ofrecido “a los países hermanos americanos una respuesta que hay que estudiar en los detalles de su historia” ( Debray, 1967: 19 ). Por este énfasis en las particularidadesdecimos que “¿Revolución en la revolución?” presenta una descripción elaborada del prototipo de lucha social de la isla. Tal como lo enuncia el autor, existe una apelación a la violencia: “Cuba ha recordado en primer lugar que la revolución socialista es el resultado de una lucha armada contra el poder armado del estado burgués” ( 1967: 15 ). El movimiento mostró que “una línea política que no pueda expresarse, en el plano de sus efectos en una línea militar coherente y precisa no puede ser tenida por revolucionaria” ( 1967: 20 ). Así, la ‘enseñanza cubana’ o ‘la lección fundamental’ se centra en “la construcción más o menos lenta, a través de la guerra de guerrillas libradas en las zonas rurales más propicias, de una fuerza móvil estratégica, núcleo del Ejército Popular y del futuro del Estado Socialista” ( 1967: 20 ).

Frente a este esquema, Debray rechaza otras dos ‘líneas militares’ o ‘formas de lucha’ que conducen al suicidio de la rebelión comunista: la autodefensa armada y la sujeción de la guerrilla al partido. El pensador postuló el ‘foquismo’ (enunciado por el Che) como propio de la Revolución cubana. Su desarrollo debía pasar primero por la constitución del foco guerrillero integrado por fuerzas permanentes, luego por la formación de fuerzas semirregulares y, finalmente, por la organización de milicias populares. Otra lección importante de los cubanos fue la movilidad como la mejor arma de la guerrilla —la llamada ‘guerra de la pulga’ de la que habla Taber en su libro homónimo, de 1970—, un rasgo que debía acompañarse con una lucha contra la delación y la infiltración.

Además, de la ‘lección cubana’ debe aprenderse que “la propaganda armada sigue a la acción militar de la guerrilla, pero no la precede” ( Debray, 1967: 46;Debray, 1967: 53 ). El objetivo número uno debe ser “la destrucción de las fuerzas enemigas y, primero, la recuperación de los armamentos” (Debray, 1967: 53). Otra ‘enseñanza de la guerrilla’ cubana habría sido la presencia de una dirección político militar centralizada, que en Cuba estaba encabezada por Fidel Castro. Defensivo, desafiante y nacionalista en los discursos de Castro; ofensivo, internacionalista y pedagógico en los escritos del Che y de Régis Debray, el modelo cubano siempre planteó la violencia como recurso para tomar el poder mediante las armas.

Material suplementario
Referencias
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Notas
Notas
1 Los textos que sirven de base para la descripción de este modelo son La guerrilla fue mi camino, de Julio César Macías (1998); La guerra de los 36 años vista con ojos de mujer de izquierda, de Chiqui Ramírez (2012); Somos los jóvenes rebeldes, de Pablo Monsanto (2013), y La Habana era una fiesta, de Miguel Ángel Sandoval (2014). De igual importancia fueron los discursos de Fidel Castro, los textos del Che Guevara y el documento “¿Revolución en la revolución?” (1967), de Régis Debray. Apoyo complementario para este trabajo son las referencias que aparecen al final del artículo, en algunos de cuyos pasajes se menciona de forma explícita la influencia de la Revolución cubana en América Latina, y en especial en Centroamérica.
2 Para Carlos Figueroa Ibarra, la sociedad guatemalteca vivió en el siglo XX dos grandes ciclos revolucionarios (1956-1967 y 1973-1982), así como tres grandes olas de terror (1954, 1967-1971 y 1978-1983), “que son evidente manifestación de la crisis irresoluble hasta el momento, que generó la contrarrevolución de 1954” (2011: 128).
3 Miguel Ángel Sandoval, exintegrante de la guerrilla urbana guatemalteca y fundador del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), participó más tarde en las conversaciones para la paz en su país. Ha sido dos veces candidato a la presidencia de Guatemala (en 2007 y 2015).
4 Fulgencio Batista (1901-1973) fue un militar golpista pronorteamericano; dictador cubano de 1940 a 1944, y de 1952 a 1959 , año en que triunfó la Revolución cubana.
5 Pablo Monsanto (1945), también conocido entre los guerrilleros como ‘Manzanita’, es el nombre con el que era identificado el exguerrillero guatemalteco Jorge Ismael Soto durante el conflicto armado. Fue el cuarto y último comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y uno de los fundadores de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URGN). Participó en la firma de los acuerdos de paz. Fue candidato presidencial y diputado en 2003. En 2013 publicó sus experiencias como guerrillero en el libro Somos los jóvenes rebeldes.
6 Carlos Alberto Castillo Armas (1914-1957) fue el líder del golpe de Estado contra Jacobo Árbenz. Después de sembrar el pánico en Guatemala, así como atraer a militares y a la población, Castillo Armas y sus seguidores del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) lograron la renuncia del presidente guatemalteco el 27 de junio de 1954. A pesar del nombre con el que se autodenominó el levantamiento, la mayoría de los historiadores coincide en que se trató de un movimiento pronorteamericano y anticomunista organizado por la Central Intelligence Agency (CIA) y patrocinado por la United Fruit Company.
7 Régis Debray (1940) fue durante muchos años el principal apologista de la Revolución cubana, de Fidel Castro y del Che Guevara. A este último lo acompañó en su aventura guerrillera a Bolivia. Capturado y procesado por el gobierno boliviano, el francés fue condenado a treinta años de prisión. Al final, fue ‘perdonado’ gracias a una campaña internacional organizada por intelectuales europeos y latinoamericanos. Después de salir de la cárcel, en 1971, conoció a Salvador Allende, a quien entrevistó. Mucho tiempo después del episodio guevarista, Aleida Guevara, la hija del Che, acusó a Debray de ‘hablar más de la cuenta’ durante los interrogatorios, lo cual según ella provocó la captura y muerte del famoso guerrillero argentino. En todo caso, Debray evolucionó de una posición proguerrillera, expresada en “Revolución en la Revolución” (1967), hacia un abierto distanciamiento de la lucha guerrillera, el cual puede advertirse ya en La crítica de las armas (1975).
8 Miguel Ydígoras Fuentes (1895-1986) fue presidente de Guatemala de 1958 a 1963. Antes había sido partidario del golpe de Estado contra Jacobo Árbenz. Durante su mandato, Ydígoras Fuentes autorizó el entrenamiento militar en Guatemala de cinco mil tropas cubanas anticastristas en la finca La Helvetia y apoyó la invasión norteamericana de Bahía de Cochinos (1961). En esta época surgieron las guerrillas del MR-13 y de las FAR. Ydígoras Fuentes fue derrocado por su ministro de defensa.
9 La invasión de Bahía de Cochinos o Playa Girón (1961) fue una operación militar planeada por la CIA que pretendía derrocar a Fidel Castro y establecer en Cuba una cabeza de playa pronorteamericana reconocida por la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la comunidad internacional. Los cubanos se defendieron dando muerte en menos de tres días a un centenar de invasores y capturando a más de mil prisioneros.
10 Chiqui Ramírez (1944) fue dirigente estudiantil, integrante de la comunista Juventud Patriótica del Trabajo (JPT), participante del VIII Festival de la Juventud y los Estudiantes en Helsinki, militante del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) y responsable de la propaganda partidaria de las FAR y de la URNG. Luego de renunciar a esta última organización, difundió en Quebec la cultura maya guatemalteca, labor que continuó al regresar a su país. Es autora del libro La guerra de los 36 años vista con ojos de mujer de izquierda, cuya primera edición fue en 2000.
11 César Montes es el seudónimo del guerrillero Julio César Macías Mayoral (1942). Militar con formación en leyes y medicina, fue fundador del MR-13. Asumió la comandancia de las FAR tras la muerte de Turcios Lima en 1966. En 1976 fundó el EGP, en 1978 se incorporó al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador, y en 1985 se integró al sandinismo hecho gobierno en Nicaragua en su lucha contra ‘los Contra’. El testimonio de sus experiencias revolucionarias aparece en el libro La guerrilla fue mi camino. Epitafio para César Montes (1998). En el presente trabajo se le refiere indistintamente como César Macías o César Montes.
12 El exmilitar guatemalteco Turcios Lima (1941-1966) fundó en 1962 el MR-13 y en 1963 las FAR, dos de las primeras guerrillas guatemaltecas. Aunque revolucionario, fue partidario del diálogo con los políticos, de modo que se vinculó con el partido Unidad Revolucionaria Democrática (URD), e incluso apoyó la candidatura de César Montenegro. Turcios Lima murió el 2 de octubre de 1966 en un extraño accidente de tránsito que algunos guerrilleros simplemente han calificado como asesinato planeado.
13 Yon Sosa (1929-1969) fue fundador del MR-13 y de las FAR. Lo apodaban ‘el Chino’ por ser hijo de un comerciante de dicha nacionalidad. Tuvo una clara influencia maoísta y trotskista que no le impidió viajar a Cuba y entrevistarse con Fidel Castro. En 1968 fue declarado comandante en jefe de las FAR. Al volver de Cuba fue capturado y asesinado por el Ejército mexicano en 1970, a pesar de haberse identificado con su rango militar.
14 Sandoval se refiere el hecho de que Yuri Gagarin, el primer cosmonauta soviético, viajó a La Habana en 1961, firmando autógrafos a cubanos y latinoamericanos que visitaban la isla, como una celebridad (2014: 62).
15 Véase la nota 17.
16 John F. Kennedy (1917-1963) era presidente de los Estados Unidos cuando se produjo el auge latinoamericano de la guerrilla encabezada por Fidel Castro. Durante su mandato (1961-1963) comenzó el bloqueo económico contra Cuba a raíz de la afectación del capital norteamericano en la isla (1960), el frustrado intento de invasión de Bahía de Cochinos (1961), la operación Mangosta (a partir de 1961), y la crisis de los misiles (1962). Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre de 1963. A pesar de los hechos mencionados, llama la atención que en los primeros comunicados del MR-13 aparezcan afirmaciones como la siguiente, del 27 de febrero de 1962: “Estamos en la montaña luchando a muerte por los que tienen hambre, por la tierra que el mismo Kennedy pide que le demos a nuestros campesinos” ((Ramírez, 2012: 69-72).
17 El Movimiento Revolucionario 20 de Octubre o guerrilla de Concuá fue la rebelión más afín a los ideales cubanos. Estaba integrada por miembros del PGT de filiación comunista al mando del coronel Carlos Paz Tejeda, exministro de defensa de Jacobo Árbenz. Sus dos frentes guerrilleros fueron derrocados en la sierra de Concuá, Baja Verapaz y Huehuetenango. Con un saldo considerable de muertos, heridos y prisioneros, algunos integrantes formaron después la Organización del Pueblo en Armas (ORPA) y la URNG. Entre los más célebres integrantes de la insurrección se encontraba Rodrigo Asturias (Gaspar Ilom), quien se salvó de ser asesinado por ser hijo del nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias y ahijado del presidente Miguel Ydígoras.
18 Rolando Morán (1929-1998) es el seudónimo de Ricardo Arnoldo Ramírez de León, uno de los comandantes del EGP, guerrilla de ideología marxista-leninista, y fundador de la UNRG, organización revolucionaria que después se transformó en el partido político del cual fue secretario general hasta su muerte.
19 Machurucuto es una playa de Venezuela. El 8 de mayo de 1967 una docena de guerrilleros comunistas (cubanos y venezolanos) desembarcaron aquí. Lejos de sentirse liberados, los habitantes de la región avisaron al ejército, quien se encargó de asesinar o aprehender a los combatientes.
20 Chus y Minche fueron los seudónimos de dos guerrilleros guatemaltecos. Enfermo de reumatismo, Chus dejó una nota en el campamento de Las Orquídeas, diciendo que iría a la ciudad a curarse y regresaría. Sus compañeros lo persiguieron, lo atraparon, lo juzgaron por deserción y lo fusilaron. Una historia muy similar es la que ocurrió con Minche, quien se enemistó y aisló de sus compañeros. Temerosos de su traición, el grupo lo condenó a muerte antes de que el ejército lo atrapara. Su fusilamiento se describe como un proceso de maduración de la guerrilla: “Probablemente a partir de entonces todos fuimos mejores”, escribe Mario Payeras (2010: 71).
21 Fidel Alejandro Castro Ruz (1926), revolucionario y dictador cubano de 1959 a 2011, encabezó el fallido asalto al cuartel Moncada. Tras este hecho se exilió en México, en donde preparó la Revolución cubana de raigambre marxista-leninista, movimiento que triunfó en 1959. Ya en el poder, impulsó la expropiación de bienes extranjeros y un acercamiento económico, político y militar con la URSS, permitiendo la instalación de misiles soviéticos. Como consecuencia de su triunfo y del fracaso de varios intentos de la Agencia Central de Inteligencia Estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) por asesinarlo, los Estados Unidos iniciaron un bloqueo económico que terminó en 2016, año en que se vuelven a establecer relaciones diplomáticas entre ambos países.
22 Jacobo Árbenz (1913-1971) fue presidente de Guatemala democráticamente electo de 1951 a 1954. Apoyado por los comunistas y sectores políticos progresistas, impulsó en su país una reforma agraria que quitó muchas tierras ociosas a la bananera norteamericana United Fruit Company. Fue expulsado del poder por una junta militar patrocinada por la CIA. Tras permanecer exiliado en varios países (Canadá, Holanda, Suiza, París, Unión Soviética, Checoslovaquia, Cuba, Uruguay), murió finalmente en México, sumido en la depresión y casi alejado de la política.
23 El argentino Ernesto Che Guevara (1928-1967) se formó como médico antes de hacerse revolucionario de tiempo completo. Estaba en Guatemala cuando se produjo la caída de Jacobo Árbenz. Más tarde, en México, conoció a los combatientes cubanos y los acompañó en su triunfó en 1959. Declarado ciudadano de la isla, ocupó varios cargos gubernamentales durante la administración comunista. En 1965 solicitó a la Dirección de la Revolución cubana ser relevado de esos puestos. Se fue a Bolivia, acompañado de varios cubanos y del escritor Régis Debray. En 1967 el ejército boliviano atrapó al Che y lo asesinó. Con el fin de destruir su imagen y su símbolo, los militares se tomaron fotografías al lado de su cadáver. Lejos de eso, se propagó en el mundo la instantánea que Alberto Korda le tomó en sus mejores momentos, cuando se encargaba de divulgar el credo internacionalista de los guerrilleros.
24 Rigoberta Menchú Tum (1959) era una niña cuando los primeros movimientos guerrilleros surgieron en Guatemala. Ella vivió de manera personal el recrudecimiento y multiplicación de la violencia estatal. Su testimonio es importante para entender el modo en que el odio anticubano se incrementó. Su libro Me llamo Rigoberta Mechú y así me nació la conciencia (1985) la catapultó a la fama internacional, al premio Nobel de la Paz, a la candidatura a la Presidencia, y sobre todo al liderazgo de varias luchas sociales en su país.
Notas de autor
* Lino Martínez Rebollar. Toluca, Estado de México. Es licenciado en Letras Españolas por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), México, maestro en Lingüística por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México, y doctorante en Lingüística por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), México. Durante cuatro años fue integrante del Seminario Transfiguraciones Socioculturales y Literarias en América Latina y el Caribe del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. Ha participado en coloquios internacionales en varios países de América Latina. Ha publicado los libros Al calor del tlecuil. Una pequeña muestra de relatos orales del Estado de México, Romances, y el libro colectivo ¡Ay, qué bonito es volar! Visiones contrahegemónicas de la brujería en América Latina. Ha colaborado con varios artículos en revistas como La Colmena, El Artista, Revista de Humanidades. Tecnológico de Monterrey, y Caminos hacia la Equidad. En los años recientes sus intereses han versado sobre retóricas populares, semántica cognoscitiva y literatura en América Latina. Forma parte del cuerpo académico Literatura, Lengua y Cultura en América Latina del Centro Universitario UAEM Amecameca.
* Saúl Hurtado Heras. Tlaltizapan, Estado de Morelos. Es doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y miembro asociado del Centro Toluqueño de Escritores (CTE). Ha difundido artículos en diferentes medios impresos y electrónicos. Ha publicado libros sobre la obra de Miguel Ángel Asturias y coordina el proyecto de investigación colectiva Literatura y violencia en Guatemala: literatura y testimonio de la guerrilla guatemalteca 1960-1996. Se desempeña como profesor-investigador de tiempo completo en el Centro Universitario UAEM Amecameca. Es líder del cuerpo académico Literatura, Lengua y Cultura en América Latina.
* Alfredo Ramírez Membrillo. Texcoco, Estado de México. Es licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas, maestro en Letras (con orientación en Letras Latinoamericanas), y doctor en Letras, grados otorgados por la UNAM. Es candidato a investigador nacional del SNI desde enero del 2013. Forma parte del cuerpo académico Literatura, Lengua y Cultura de Latinoamérica del Centro Universitario UAEM Amecameca. En años recientes se ha dedicado a investigar expresiones literarias en torno a los conflictos bélicos internos en Perú y Guatemala. Es líder del cuerpo académico Literatura, Lengua y Cultura en América Latina.
* Guadalupe Melchor Díaz. Chalco, Estado de México. Es licenciada en Relaciones Internacionales y maestra en Administración de Organizaciones por la UNAM. Es candidata a doctora en Educación por el Centro de Estudios Superiores en Educación (CESE), México. Durante varios años fue integrante del Seminario Transfiguraciones Socioculturales y Literarias en América Latina y el Caribe del CIALC. Actualmente, se desempeña como profesora de tiempo completo en la Licenciatura en Nutrición en el Centro Universitario UAEM Amecameca, impartiendo las materias de Metodologías y Sociología de la Nutrición. Ha sido responsable del Programa de Fomento a la Lectura en la misma institución. También forma parte del cuerpo académico Literatura, Lengua y Cultura en América Latina.

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