Aguijón
Recepción: 01deDiciembrede2015
Aprobación: 11deMayode2016
Resumen: Con base en la propuesta de Joseph Campbell sobre el viaje del héroe mítico se analizó el personaje de Mercedes, protagonista de la novela Por si no te vuelvo a ver, de Laura Martínez-Belli. Se tomaron en cuenta los estadios por los que pasa la mujer al ser prostituta, más tarde soldadera, y después esposa y madre, papeles con los que va construyendo su heroicidad. Se demostró que tras enfrentar una serie de dificultades y desafíos, la protagonista logra ampliar su capacidad crítica, así como tener una comprensión más profunda de la realidad. Finalmente, se hizo énfasis en la manera en que los contextos prerrevolucionario, revolucionario y posrevolucionario mexicano determinan la toma de conciencia del personaje.
Palabras clave: análisis literario, novela, mitología, mujer, historia social.
Abstract: Based on the proposal by Joseph Campbell about the mythical hero’s journey, we analyzed the character of Mercedes, protagonist of the novel if I never see you again, by Laura Martínez-Belli. We took into consideration the different stages experienced by prostitute women, a “soldadera” later and afterwards, a mother and wife. It is with these roles that she constructs her heroicity. We showed how, after facing several challenges and difficulties, the protagonist manages to enlarge her critical capacity, as well as to reach a deeper understanding of reality. Finally, we emphasized the way in which Mexican revolutionary and prerevolutionary contexts determined the awareness raising of the main character.
Keywords: literary analysis, novels, mythology, women, social history.
La creación novelística se caracteriza por reflejar las relaciones sociales que imperan en determinadas épocas, con lo cual el análisis de una obra se vuelve significativo para profundizar en la comprensión de los sucesos trascendentales que han marcado el rumbo de una sociedad. Con la revisión e interpretación de los hechos que atañen a los personajes ficticios más verosímiles de un texto es posible estimar el impacto de un acontecimiento verídico de gran importancia. Este es el caso de Mercedes, la protagonista de la novela Por si no te vuelvo a ver , de Laura Martínez-Belli, quien nos muestra la vida de las mujeres durante la Revolución mexicana. Nuestra intención fue evaluar si el movimiento revolucionario es el generador de la toma de conciencia de dicho personaje femenino marginal.
La creación novelística se caracteriza por reflejar las relaciones sociales que imperan en determinadas épocas, con lo cual el análisis de una obra se vuelve significativo para profundizar en la comprensión de los sucesos trascendentales que han marcado el rumbo de una sociedad. Con la revisión e interpretación de los hechos que atañen a los personajes ficticios más verosímiles de un texto es posible estimar el impacto de un acontecimiento verídico de gran importancia. Este es el caso de Mercedes, la protagonista de la novela Por si no te vuelvo a ver, de Laura Martínez-Belli, quien nos muestra la vida de las mujeres durante la Revolución mexicana. Nuestra intención fue evaluar si el movimiento revolucionario es el generador de la toma de conciencia de dicho personaje femenino marginal.
El análisis fue estructurado con base en la teoría de Joseph Campbell (2008) sobre el viaje del héroe. El autor expone que el protagonista de los relatos míticos enfrenta una serie de dificultades y desafíos que de alguna manera le permiten ampliar su capacidad crítica y tener una comprensión más profunda de la realidad. Con respecto al caso que nos atañe, el relato de una mujer que halla en la contienda un acicate para liberarse resulta en especial atractivo si se considera que Mercedes pertenece a un grupo social fuertemente marginado: las prostitutas. Desde ahí se crea y se pone a prueba el sentido de su heroicidad.
Más allá de lo que el movimiento revolucionario implica para la historia de México, la fuente de inspiración de esta reflexión radica en lo que el conflicto representa para la vida de una prostituta rural. Así, nos aproximamos al cambio de visión que experimenta Mercedes, quien parte de una comprensión muy restringida de su potencial y llega a un despertar de conciencia que le permite apropiarse y responsabilizarse de su vida. Si no se considera la posición inicial del personaje, su contexto y circunstancias, es posible poner en duda su heroicidad y descalificar la aplicación de la propuesta de Campbell, fundamento metodológico de este análisis. Es decir, se corre el riesgo de opacar el heroísmo de Mercedes al forjarse un horizonte de expectativas demasiado exigente para criticar las actitudes que toma tras su transformación. No obstante, nuestra valoración final ha confirmado la base teórica que fundamenta la exégesis.
Los lectores encontrarán dos momentos sustanciales en nuestra interpretación: en el primero, se detalla la caracterización del texto de Martínez-Belli como perteneciente al género de la novela de la Revolución mexicana (NRM); en el segundo, se interpretan las formaciones imaginarias que el personaje principal tiene sobre su ser mujer, las cuales se vinculan con la actitud que manifiesta ante los desafíos y circunstancias que le rodean. En este último punto se analiza la travesía que realiza la protagonista. Así, es posible evaluar si el lugar en el que se da la ruptura que propicia en el héroe un aprendizaje trascendental para enfrentar el mundo coincide con el campo de batalla donde Mercedes se libera de sus ataduras y comienza su propio conocimiento personal.
Una novela de la Revolución mexicana
La imaginación de Laura Martínez-Belli nos remonta a los primeros años del siglo XX en México, cuando estaba a punto de estallar un movimiento que sería crucial en la historia del país. Enmarcada por esta etapa de profundas contradicciones socioculturales, su obra tiene un vínculo innegable con la lucha armada, en virtud de que los conflictos que desafían sus personajes están inspirados en los cambios suscitados por las contiendas políticas y militares de la época. Veamos cuáles son las características que sitúan a Por si no te vuelvo a ver dentro de la categoría de la NRM.
La obra de Martínez-Belli nace en 2007, pero se inspira en los hechos ocurridos casi un siglo antes. A diferencia de un clásico de la revolución o una novela de la primera época del movimiento —que abarca desde el estallido del conflicto armado hasta la etapa constitucionalista—, Por si no te vuelvo a ver no tiene tintes autobiográficos ni tiende a la descripción por episodios, como si se tratara de fotografías. Más bien pretende retratar la sociedad de aquella época. De este modo aparece la vida del México de la provincia, del campo y de la ciudad con sus múltiples contradicciones y facetas, descritas mediante una narrativa lineal, rasgo innegable de este tipo de textos.
De acuerdo con Langford (1971: 16), las características de lo que se ha denominado NRM fueron establecidas por Mariano Azuela y han permanecido constantes en el género. En primer lugar, el eje central de la obra de Martínez-Belli lo constituyen la revolución y sus efectos en la vida del pueblo mexicano. Por si no te vuelvo a ver descubre al lector la historia de Mercedes, una prostituta que al estallar la lucha armada será forzada a sumarse a las masas en contienda, con lo cual el conocimiento que tiene de sí misma y de su entorno sufrirá un vuelco radical. En segundo lugar, la novela tiene tintes épicos, pues existe una heroína que responde a un llamado a la aventura y durante el viaje que emprende supera obstáculos que la llevan finalmente a su destino. Sin embargo, la visión de la autora no es pesimista ni desalentadora, como en los clásicos de la NRM, al contrario, su perspectiva le otorga una heroicidad legítima a la protagonista, quien saldrá vencedora y obtendrá su recompensa en los tiempos posrevolucionarios.
La trama también hace referencia al muralismo mexicano, corriente artística que coincide cronológicamente con la revolución. El muralismo se comporta como otro personaje dentro de la novela, y como tal se subordina a pasiones elementales y reacciona ante las fuerzas del ambiente, manifestando la tensión interna que caracteriza a los personajes de la NRM. Asimismo, expresa el deseo de renovación que los artistas plásticos perseguían durante esta álgida etapa.
Inés Sáenz (1994: 20) menciona que a partir de la revolución los cambios institucionales tomaron lugar en México. Este periodo es muy importante, en tanto que en el país ocurrió una animación de la colectividad que llevó a los ciudadanos a un conocimiento claro y reflexivo de la realidad. Dicho aspecto se ve reflejado de forma específica en el personaje de Mercedes, una mujer que despierta en el campo de batalla, es decir, toma conciencia de sí misma y de su entorno de una manera sin precedentes. Mediante el diálogo que suscita la obra se pueden construir asociaciones entre el contexto, donde emerge la voz de la protagonista, y el sentido del discurso que ella emite. De esta manera, se conforma una seductora invitación para revalorar y reinterpretar la historia de México en los albores del siglo XX desde la voz de un personaje clave: la soldadera.
El rostro femenino de la lucha
De acuerdo con Martha Rocha Islas (2015: 182-197), la literatura de la Revolución mexicana ha construido un estereotipo de las soldaderas que las dota de atributos considerados por lo general como masculinos, por ejemplo, la valentía, el aplomo y la bravura. Esto nos hace pensar que durante el conflicto armado los roles asociados tradicionalmente a un género u otro fueron trastocados, estableciéndose nuevas formas de relación entre hombres y mujeres. Rocha Islas insiste en que la revolución implicó la ruptura de los esquemas que habían imperado como normas de conducta, en especial entre quienes lucharon en el campo de batalla. Al respecto, la revolución conllevó momentos de independencia y fascinación que trastocaron los destinos de las personas que la vivieron (Sommers, 1968: 14).
La presencia de las soldaderas en la NRM es una constante inevitable en virtud de que estas mujeres, provenientes en su mayoría del campo, combatieron con una actitud fuerte y resuelta al lado de los hombres. En la novela clásica Los de abajo , de Mariano Azuela, se menciona a una soldadera armada, la Pintada, que tiene dominio absoluto de las armas y lucha con fervor en el campo, lo cual nos indica el papel crucial de estas rebeldes. Como afirma Poniatowska, “Sin las soldaderas, no hay Revolución Mexicana: ellas la mantuvieron viva y fecunda como a la tierra” (1999: 14). No obstante, el protagonismo de estas mujeres ha sido silenciado por muchos escritores e historiadores. Las investigaciones referentes al papel de las soldaderas en la lucha armada han sido muy limitadas debido a la subordinación del sujeto femenino en las historias nacionales, tal como resalta Alessandra Sutter (2015).
En la novela de Martínez-Belli encontramos una representación atractiva del destino de una soldadera, narrado con tintes épicos. La autora nos deja percibir la heroicidad de una mujer que se transforma en combatiente y no sólo toma las armas, sino el control de su propia vida. Lo anterior contextualiza a Por si no te vuelvo a ver dentro del marco de la NRM y le agrega además un atractivo para su análisis, el de aproximarnos a un personaje que ejemplariza tantos rostros femeninos que se vieron afectados por la revolución.
En la obra se observa que la conciencia de la protagonista se expresa por medio de la enunciación. Haidar (2006) enfatiza que en toda producción discursiva operan coacciones o restricciones de diversos tipos, como las formaciones imaginarias. Al apoyarnos en la estructura del viaje del héroe propuesta por Joseph Campbell es posible identificar tres estadios que corresponden a igual número de referentes o circunstancias que son determinantes en la producción del discurso de Mercedes. Mediante la categoría analítica de las formaciones imaginarias se comprueba que, en efecto, para la protagonista de la novela de Martínez-Belli el movimiento revolucionario es generador de la toma de conciencia sobre sí misma y su entorno. Procedemos entonces al análisis de la obra.
Aproximación al viaje de una conciencia
Para acercarnos al esquema planteado por Campbell es necesario tener un héroe viajero, un personaje que mediante el discurso narrativo se confirme como sujeto de acción. También es indispensable un destino que finalmente consagre al protagonista, después de pasar por distintas etapas de pruebas y desafíos. Veamos de qué manera habla el personaje identificado como Mercedes y las fases del viaje que la llevan a afirmarse como heroína.
El viaje de la heroína
Dentro de las categorías actanciales —los participantes dentro de un acto narrado—, y de acuerdo con la homologación que se hace de las propuestas de Propp, Souriau y Greimas (Beristáin, 2006), se ubica al héroe como el agente que desea, ama o busca un objeto, y que se identifica con el sujeto de la acción. Este personaje se ve reconstruido por su propia conciencia y por el diálogo que a lo largo de la narración tiene consigo mismo, así como con otros héroes. De igual modo, es portador de un discurso, “su función consiste en autoconcientizarse a sí mismo y al mundo” (Beristáin, 2006: 12).
Según el patrón narrativo propuesto por Campbell, el héroe parte del mundo de su cotidianidad para aventurarse en una región desafiante donde encuentra obstáculos que finalmente vence para regresar victorioso, con un poder especial que le permitirá trascender. Dicho viaje se lleva a cabo en varias etapas, agrupadas en tres secciones que Campbell identifica como ‘salida’, ‘iniciación’ y ‘retorno’. Durante esta travesía se evidencia un cambio en la conciencia del personaje, que pasa de una visión limitada sobre su realidad y sobre sí mismo a una amplia; es el discurso narrativo el que da muestra de esta transición. Con base en esta propuesta teórica, es posible identificar el viaje que emprende Mercedes y considerarla como una heroína en la medida en que se ve reconstruida por su autoconciencia. Así, en la travesía obtiene un aprendizaje que le permite consolidarse como sujeto de acción. Su recorrido se ve marcado por diferentes contextos históricos relacionados con la revolución, los cuales constituirán la estructura cronológica de este análisis:
Durante la revolución
Desde la perspectiva de Michel Pecheux, en las condiciones de producción de un discurso se distinguen tres elementos estructurales:
A, B y R. Los dos primeros, A y B —productor y receptor del discurso respectivamente— no corresponden a personas individuales, sino que designan lugares determinados en la estructura de una formación social […] El elemento R, el referente —en este caso: objeto discursivo— se trata de un objeto imaginario —el punto de vista de un sujeto— y no pertenece a la realidad física (Michel Pecheux, en Haidar, 2006: 214).
Estas formaciones imaginarias designan los lugares que A y B se atribuyen a sí mismos y al otro, y la imagen que ambos tienen con respecto de R. Las expresiones utilizadas para designar dichas formaciones en el texto de Martínez-Belli serán las siguientes: A(R1), A(R2) y A(R3) corresponden al punto de vista de A (la conciencia de Mercedes) sobre su ser mujer en tres lugares psicosociales diferentes: la prostituta-madre en el contexto prerrevolucionario, la soldadera en el movimiento armado, y la esposa en la posrevolución. El referente (R) será la actitud de la protagonista ante las circunstancias sociales e históricas que se le presentan, determinada por el concepto que tiene de sí misma y lo que le rodea. El receptor (B) no es objeto de estudio en este análisis.
La victimización en el burdel
En esta primera etapa, el lugar psicosocial del sujeto A corresponde al de un grupo marginado de jóvenes mujeres indígenas que son vendidas por sus propias madres para que los compradores las induzcan a la prostitución. Mercedes trabaja en un burdel rural del estado de Veracruz, envuelta en un ambiente donde la sumisión, y más aún la victimización, son el camino para la sobrevivencia. Esta característica, acentuada por el maltrato y la subordinación de la mujer que se gestó durante el Porfiriato (especialmente en los sectores marginados), será determinante para comprender la concepción que tiene la protagonista sobre su ser femenino y la realidad que la rodea:
Al año de haber llegado al burdel, Mercedes se dio cuenta de que estaba embarazada. Hasta entonces siempre creyó que el ritual que realizaba todos los días era suficiente para protegerse de enfermedades y embarazos inesperados [... ] Rezaba a San Pancracio bendito, como su madre le había aconsejado, se persignaba, y se lanzaba estoica a cumplir con su obligación (12-13).[1]
Con respecto a la expresión A(R1), encontramos que Mercedes tiene una actitud de ingenuidad y sumisión ante lo que considera su obligación. Ella acepta su suerte sin cuestionamiento alguno. Obedece a su madre y sigue el consejo de ser devota a un santo que la protegerá de enfermedades y embarazos. De esta manera, el acatamiento del deber se torna inevitable y su comportamiento es descrito como estoico por la voz narrativa. Mercedes no puede controlar las situaciones más trascendentales en las que se ve envuelta. La imagen de una mujer sin dominio sobre su cuerpo, que no tiene más remedio que aceptar con culpa las provocaciones de su ambiente, es una constante en este contexto.
Ahora bien, el deber ser es determinado por la figura materna. En primera instancia, es su madre quien la vende y la destina a la prostitución. Ya dentro del burdel, será la regenta del lugar quien represente la voluntad de verdad y la condicione. Ante la recriminación por su embarazo, Mercedes se victimiza y se siente en deuda con la mujer que la cuestiona; entonces permite que la ultrajen y coopera en los sucesivos intentos de aborto que la propia regenta le realiza. La colaboración es una obligación que cumple resignada por su falta cometida, pues comprende que la condición de madre le está vedada. La mujer incluso se atormenta ante la imagen del hijo que lleva en las entrañas:
Algunas veces, enfadada con su propia cobardía, corría decidida al campo y buscaba alguna piedra punzante lo bastante pequeña como para introducírsela sin vacilación entre las piernas, pero entonces caía de rodillas para pedirle perdón al niño y se echaba a llorar con la piedra en la mano (17).
Como se puede observar, la culpa y la contradicción entre lo que es sagrado —la vida del infante— y lo prohibido —las prostitutas no tienen derecho a la maternidad— torturan a Mercedes hasta el día en que el destino —una fuerza superior— se impone y la criatura nace.
Durante el periodo prerrevolucionario, la tensión que se vivía en las zonas rurales se manifiesta en el mundo de la protagonista. Aunque condicionada por los límites de su vida en el burdel, ella responde con ansiedad a los cuestionamientos que surgen en su vida cotidiana acerca de la suerte del pequeño. El miedo a que el destino se imponga le produce una reacción que la sacude y la invita a pensar en un futuro diferente para su hijo. Sin embargo, no imagina todavía que su propio porvenir pueda cambiar:
Las limitaciones de Mercedes eran muchas y ella se daba cuenta [...] Por las noches, mientras oía risas y gemidos en las habitaciones contiguas, se preocupaba por no poder ofrecerle a su hijo una vida mejor, un ambiente distinto, y recordaba en pesadillas las palabras que hacía ya seis años le dijera la Regenta, “si es varón, acabará siendo un padrote” [...] Vivía tranquila, ocupada en lo cotidiano, hasta que de vez en cuando la asaltaban los pensamientos de la incertidumbre (25-26).
Finalmente, el temor a que el niño no tenga más remedio que cumplir con la suerte marcada por el estilo de vida del burdel llevará a Mercedes a tomar una de sus primeras decisiones radicales: entregarle su hijo a un hombre culto que llega al prostíbulo en una imprevista noche de tormenta. En este contexto, el individuo en cuestión representa una bendición para ella. Sin embargo, la mujer no asume que su propio futuro también puede ser diferente, sólo visualiza el hecho de que es posible cambiar el de su hijo. Será posteriormente, con el estallido del movimiento armado, que la protagonista se dará cuenta de lo contingente que hay en su existencia y de las posibilidades que tiene para transformarla.
El cruce del umbral
La ‘bola’[2] revolucionaria llega hasta el burdel y Mercedes reacciona ante la necesidad de sobrevivir. En esta parte de la obra se presenta una provocación mayor para que la sumisión del personaje se tambalee:
La escena de desolación que la rodeaba le ardía en el alma, así que esperó paciente a aquellos hombres, dispuesta a enfrentarlos. Al llegar hasta donde se encontraba la muchacha, la miraron extrañados de que no se la hubieran llevado los otros en la Bola. Un comandante se acercó a ella con curiosidad y le tendió una mano, pero como si el alma de la Regenta se le hubiera metido en el cuerpo, Mercedes hizo a un lado el temor y gritó como energúmena:
—¡No me toque! (56).
Es la primera vez que la protagonista reacciona frente la decisión del otro sobre su persona y se defiende. Al gritar “¡No me toque!”, la mujer señala el salto a un estadio distinto. El contexto sociocultural se transforma y este cambio resignificará la imagen que Mercedes tiene de sí misma. Su actitud ante las circunstancias que la rodean —que se considera como referente— deja de ser de sometimiento, resignación o victimización. El advenimiento de la bola la impulsará hacia una construcción más elaborada del sentido de su existencia. Lejos de la influencia de la regenta, del burdel y de sus funciones como prostituta, la protagonista empezará a reflexionar sobre su condición femenina y el impacto de su acción y de sus decisiones en el entorno inmediato. Por primera vez se cuestiona sobre su destino y reconoce el sentimiento de indignación que la embarga.
Antes de convertirse en soldadera, Mercedes tiene que adaptarse a su nuevo contexto. El llanto es el vehículo para ajustarse a este esquema social en donde la sumisión es inservible para sobrevivir; es menester empuñar el arma y dejar salir a la fiera inconforme que está en su interior para mantenerse viva en el campo de batalla. La aceptación de un cambio en su vida, que ella juzga como resignación, va de la mano con el cambio de su sentido de pertenencia:
Al principio lloraba a escondidas. No sabía hacia dónde se dirigían, pero eso no le importaba porque nunca supo exactamente dónde se encontraba. No tenía conciencia de pertenecer a una tierra en concreto. Mientras estuviera en su país y hubiera maíz y tortillas todo estaba bajo control. No lloraba por eso. Tampoco por miedo o por nostalgia […] Hasta que un día se cansó de llorar, se levantó de la silla, se secó las lágrimas y empuñó una escopeta que llevaban días convenciéndola que aprendiese a utilizar, y comprendió todo con absoluta certeza: lloraba de resignación (87).
La confrontación de emociones es inevitable y ella puede observar que tiene la capacidad de experimentar sensaciones de las que no se había percatado con anterioridad o que no se había atrevido a nombrar. La protagonista reconoce la ira, el odio e incluso la ambición como sentimientos propios. Identifica su herida, y quien decide sobre su persona le genera rencor. El desgarramiento que le provoca su entrada al movimiento armado es una oportunidad para conocerse más. En el siguiente estadio descubrirá el sentimiento de libertad y la ventaja de la soledad que este nuevo contexto social le ofrece. La repulsión inicial hacia los revolucionarios se aminora por la fuerza emocional de las mujeres que la rodean. Éstas ya no son prostitutas condicionadas, sino combatientes fortalecidas por la causa, las llaman ‘adelitas’ y “fueron ellas quienes se encargaron de cuidarlos y alimentarlos […] las adelitas eran la columna vertebral de aquel tinglado” (88).
El campo de batalla: soledad y libertad
A pesar de haber entrado a la bola de manera forzada, Mercedes se da cuenta de que dentro de ciertos límites impuestos por las circunstancias es libre de tomar sus propias decisiones. Ha cambiado de lugar psicosocial; ya no es la prostituta-madre en un burdel, sino una mujer que sirve a los revolucionarios y forma parte del sostén que representan las adelitas, a quienes juzga como “única bendición [para los combatientes] en medio de tanta sangre y de una vida de encierro” (88). Así, en la soledad estruendosa del campo de batalla la protagonista se encuentra consigo misma.
Despertaba al alba porque le gustaba chapotear en el río cuando todos dormían. Se desnudaba y nadaba boca arriba, con los pechos sobresaliendo del agua, dejándose llevar por la corriente. Poco a poco le fue agarrando el gusto a estar sola (89).
La mujer descubre un espacio para reflexionar y evaluar su potencialidad. Se da cuenta de que en medio de la confusión, los heridos y los gritos del combate puede vivir sola y arreglárselas sin ningún hombre. Su experiencia como soldadera la fortalece emocionalmente. El discurso narrativo deja ver su emancipación de las ataduras impuestas en un pasado que ni siquiera le provoca nostalgia.
Mercedes aprendió a aceptarse tal como era. Soldadera, madre sin hijo. Se dio cuenta de que el mundo burdelesco no era algo que valiera la pena añorar. ¡Qué clase de vida era ésa, Dios mío, vendida por un par de monedas! Su cuerpo ultrajado, allanado por hombres que no sabían amar. Ella se merecía mucho más, sólo que hasta ahora se daba cuenta [...] Allí en el campo de batalla, enterró para siempre a la Mercedes que hasta ahora conocía, la conformista, la que se resignaba sin oponer resistencia a la injusticia. Decidió que junto a las cenizas del burdel donde despertara a una vida miserable enterraría su pasado. Tal vez —se decía— con la Regenta murió también esa parte de mi vida (90).
La comprensión de su alcance como mujer en este nuevo espacio psicosocial la hace revalorar su condición de persona. No olvidemos que el referente analizado es su actitud frente a las circunstancias sociales e históricas que se le presentan, es decir, la respuesta a lo que le es impuesto por el entorno. Al darse cuenta de que “se merecía mucho más”, Mercedes manifiesta que se ha alejado de la sumisión y reclama su propio derecho a la vida, no por responder a una madre que la vende, a la Regenta o a su hijo abandonado, sino por ella misma. No está dispuesta a tolerar más injusticias hacia su persona. El contexto de la lucha armada ha generado el quiebre necesario para dejar de ser una víctima y empezar a ser un sujeto con mayor acción y decisión sobre sí mismo. En el próximo estadio, ya en los años posrevolucionarios, Mercedes se enfrentará a una nueva situación en la cual se verá como beneficiada. Sin embargo, el salto a una conciencia más amplia se da precisamente durante su vida como combatiente.
Mercedes en la ciudad de la esperanza
Después del conflicto armado, el contexto de la protagonista vuelve a cambiar. Ya no es la soldadera que libra la batalla consigo misma y con los demás, enfrentando sus temores, sino la mujer dispuesta a recibir lo que la vida le tiene preparado y responder con dignidad a las vicisitudes de la fortuna. En la fase anterior, el personaje adquiere mayor conciencia sobre su ser femenino y sus necesidades. Aquí, ambiciona formar una familia, reclama una vida dichosa al lado de un excombatiente y se da la oportunidad de amar y ser amada. Esta transición se ve plasmada en la reflexión que por primera vez se permite en torno al sentido de la lucha:
Parecía que de nada había servido liarse a tiros y malvivir por la causa: el mundo volvía a ser el que era antes de don Porfirio, sólo que ahora mandaban otros […] Los campesinos eran hombres de bien, dispuestos a rajarse la madre con quien se les pusiera al brinco si hacía falta, lo demostraron al alzarse en armas, pero pecaban de ingenuos. Quién iba a creer eso de que la tierra era para quien la trabajara (165).
Una vez terminada la revolución, un nuevo orden político está por imponerse; ante esa situación la postura de Mercedes es crítica. Pareciera que el personaje se dispone a disfrutar del nuevo conocimiento que le ha dejado su experiencia como soldadera, resultado del mundo de ruptura que representó la lucha armada. Ella es sujeto de acción, tiene criterio y puede decidir sobre su existencia. Esta actitud se confirma al establecerse y formar una familia con el hombre que escoge como pareja —la determinación no es impuesta, sino que ella tiene la iniciativa de selección—; entonces se descubre nuevamente como madre y se dispone a gozar una vida de compensaciones:
Mercedes renació junto con aquella hija a la que llamó Rosario, como si ella también hubiera sido expulsada a empujones a una vida nueva de la que tenía mucho que aprender. Reconocía el rostro de la felicidad, sabiendo que esa niña llegaba en el momento perfecto, comprendiendo por qué la Coatlicue, madre de todos los dioses, madre engendradora y protectora, la bendecía hasta ahora [...] Aquel parto hurgó en las heridas cicatrizadas de Mercedes y empezó a recordar al hijo al que ya sabía que nunca más vería. El alma le dolía y la conciencia le reclamaba por haberlo entregado a un desconocido (166).
Se da cuenta así del renacimiento del personaje, marcado por otro choque de emociones que culmina en una reflexión sobre su pasado. Ya no es a san Pancracio bendito a quien le dirige sus agradecimientos y peticiones, como antaño sucediera, sino a Coatlicue, deidad femenina que la conecta con sus antepasados mexicas. Mercedes concibe a la mujer como un ser superior y ve en la figura de su hija la realización de sus más inimaginables ambiciones. Como fémina se siente bendecida, pero el pasado aparece imponiéndole una deuda. En este punto, la actitud desafiante que había tenido durante el estadio de la lucha armada parece opacarse por la duda y la ansiedad. Sin embargo, está dispuesta a enfrentar los desafíos venideros y se responsabiliza de sus acciones anteriores. Al expresar que la conciencia le reclama por haberle entregado su hijo a un desconocido, su discurso da constancia de que está atenta a lo que pasa en su interior.
El personaje siente que el alma le duele, lo cual es símbolo de que reconoce sus propias faltas, característica de una madurez psicológica fruto del cambio en sus formaciones imaginarias. En este caso, el referente se describe como una aceptación de sus condiciones de vida: Mercedes tiene una actitud de confrontación y reclamo hacia sí misma, pero también se asume como una mujer privilegiada y agradecida. Con el descubrimiento de su complejidad llega a un nuevo escenario plagado de oportunidades y desafíos: la Ciudad de México. El campo ya no puede proporcionar a su familia los medios que requieren para subsistir dignamente, por lo que se mudan a la gran urbe.
Si bien la lucha armada incide en una revaloración de sus ambiciones, la protagonista todavía tiene mucho que aprender de los retos del nuevo contexto social, como el hecho de que ahora la mujer tiene derecho a una educación que antes se le negaba. No obstante, se siente preparada para asimilar las nuevas enseñanzas. El reconocimiento de que la instrucción es un derecho obtenido tras la lucha revolucionaria refleja la capacidad de apertura del personaje y su comprensión de que el movimiento ha sido trascendental.
En la interpretación que realiza Christopher Vogler (2007) sobre el esquema del viaje del héroe, se propone el retorno con el elíxir como el último paso de la travesía. En esta etapa, el héroe vuelve a casa y obtiene su justa retribución, las tensiones se resuelven y las preguntas se responden. En el caso de Mercedes, dicho regreso se representa mediante el reencuentro con su hijo. Entonces el ciclo parece llegar a su fin. La protagonista experimenta la recompensa que caracteriza al héroe mítico, según la propuesta de Campbell; comprende así el sentido de un viaje que la ha fortalecido y al final del cual es posible reconocer que todo lo sufrido tiene sentido en el presente. La vida la lleva al momento cumbre donde se reconcilia con su pasado. El círculo que se cierra es una referencia al final del recorrido de la heroína donde, de acuerdo con la interpretación de Vogler, el personaje vuelve transformado a su mundo ordinario —mundo de partida—, no tiene ya nada más que probar y se dispone en cambio a disfrutar lo que ha ganado. Finalmente, Mercedes se imagina como una mujer plena que ha aprendido a disfrutar la vida y su actitud es de gratitud ante lo que el destino le entrega con justicia. Lo impuesto por el entorno es un bálsamo que la regocija, la travesía la ha llevado hacia su realización personal y el movimiento revolucionario ha sido el detonador.
Conclusiones
Se deduce que el esquema del viaje del héroe es útil para visualizar la trascendencia del movimiento revolucionario en la vida de la protagonista. La comparación que ha servido como base para el análisis de la obra valida que antes del conflicto armado el personaje se encuentra inmerso en un mundo que la condiciona, donde es objeto más que sujeto de acción. Tal como en la propuesta de Campbell, Mercedes se fortalecerá después de librar una serie de conflictos enmarcados por el campo de batalla, en vista de lo cual el estallido de la Revolución mexicana es imprescindible para que su perfil de heroína se dé a notar.
Asimismo, los lectores han sido testigos de la transición en su manera de responder a las agresiones y desafíos que se le presentan. Este cambio se deriva del mayor conocimiento que la protagonista tiene de sí misma, el cual adquiere durante su vida como soldadera. Por ello es posible interpretar que el personaje experimenta una verdadera toma de conciencia durante los años de lucha. Esto se comprueba mediante el análisis de las formaciones imaginarias que Mercedes tiene en torno al papel de la mujer, el deber con el otro y, en consecuencia, sobre la libertad que merece. Ser combatiente implica para la protagonista la apropiación de su vida, y es mientras permanece con la bola cuando se siente mujer libre por primera vez. Su conciencia, sometida por el yugo del miedo y de la culpa, se abre a nuevas sensaciones durante su estancia con los revolucionarios. Es aquí donde comienza a tomar decisiones y a defenderse. De hecho, esta nueva actitud, que sorprende incluso a la misma Mercedes, es considerada como una de las cualidades que caracterizaron a todas aquellas mujeres que pelearon en el movimiento. En una nota de El Informador , la investigadora Katya Maldonado Tovilla anota al respecto:
fueron destinadas a entrar a un rango que no conocían más que por palabras y hechos que se presentaban ante sus ojos. Ahora no sólo el sentido de la vista se unió a la causa revolucionaria, ahora se enfrentaban enteramente, con coraje, fuerza y sensibilidad (El Informador, 2010: s/n).
Podemos definir entonces a la soldadera como una mujer independiente, luchadora, impetuosa y sin temores. En ninguna otra parte de la novela de Martínez-Belli es posible observar a una Mercedes tan fuerte y tan dueña de sí como cuando ocupa el lugar psicosocial de la soldadera-madre sin hijo, como ella misma se describe y acepta. Por esta razón, se concluye que la verdadera transición de la actitud de la protagonista ante el referente analizado se da en la etapa de la contienda armada.
Por si no te vuelvo a ver es una obra épica de la Revolución mexicana, enfocada a la exaltación de la soldadera. La lucha en el campo de batalla provoca que el personaje central se haga consciente de su potencial, de sus ambiciones y alcances como mujer. Será ahí donde la protagonista se asuma como heroína, pues experimenta una transformación por un proceso de iniciación. De acuerdo con la teoría de Campbell, el héroe sufre una especie de apoteosis que le permite reivindicar su libertad. Después de experimentar el estado de conciencia incrementada, el héroe jamás será el mismo y se verá recompensado por los aprendizajes adquiridos. Conforme a lo dicho, Mercedes logra trascender su pasado y asume la decisión de vivir libremente su presente y su futuro, actitud que corresponde con la definición de héroe dada por Beristáin y que encaja con el ya descrito esquema propuesto por Campbell.
Es posible afirmar que la revolución le hace justicia a la protagonista porque le da un estatus social, un trabajo remunerado y amplía las expectativas en materia de educación para su pequeña. Asimismo, el encuentro y reconciliación que tiene con el hijo abandonado representan la recompensa merecida, es decir, son consecuencia de la superación de las pruebas y desafíos que ha enfrentado en el estadio anterior. Por esta razón concluimos que mediante una travesía de fortalecimiento que tiene su punto álgido en la etapa de soldadera, Mercedes se construye como heroína, lo cual se confirma con la escena triunfal en donde hace las paces con su pasado.
En este artículo se ha defendido que el movimiento revolucionario funciona como generador de la toma de conciencia de la protagonista. Se ha expuesto una transformación en su actitud ante las circunstancias históricas y sociales que la van llevando de una etapa a otra. Finalmente, Mercedes aprovecha el contexto que la rodea para cambiar la perspectiva que tiene de sí misma y de su entorno. La tesis interpretativa se cumple porque el conflicto armado funge como el detonador de un cambio de perspectiva en el personaje, derivado de una toma de conciencia personal. Es importante precisar que esta transformación se da durante el periodo de lucha y en el lugar psicosocial de la soldadera-madre sin hijo. La revolución es un elemento decisivo en la historia del personaje y no sólo define el contexto socio-histórico donde Mercedes se desarrolla, sino que impulsa su heroicidad.
Referencias
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Notas
Notas de autor
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