Servicios
Servicios
Buscar
Idiomas
P. Completa
Narraciones e imágenes que recuperan el cuerpo: la mujer y el feminismo en la escena latinoamericana
Eva Natalia Fernández
Eva Natalia Fernández
Narraciones e imágenes que recuperan el cuerpo: la mujer y el feminismo en la escena latinoamericana
La Colmena, núm. 99, pp. 121-125, 2018
Universidad Autónoma del Estado de México
resúmenes
secciones
referencias
imágenes
Carátula del artículo

Reseñas

Narraciones e imágenes que recuperan el cuerpo: la mujer y el feminismo en la escena latinoamericana

Eva Natalia Fernández*
La Colmena, núm. 99, pp. 121-125, 2018
Universidad Autónoma del Estado de México
Giunta Andrea. Feminismo y arte latinoamericano. Historias de artistas que emanciparon el cuerpo. 2018. Buenos Aires. Siglo XXI. 296 .pp.. 978-987-629-832-2

Feminismo y arte latinoamericano. Historias de artistas que emanciparon el cuerpo no es un libro más dentro de la vasta producción académica de Andrea Giunta —prestigiosa historiadora del arte y curadora argentina— o dentro de la literatura feminista contemporánea. Este texto recupera narraciones que invisten una nueva historia del arte feminista, sumándose a una historiografía de la que emergen artistas y obras, representaciones y programas que están del otro lado de la vereda del discurso formalizado. Es una invitación a reflexionar sobre las identidades y sobre los cuerpos desde una perspectiva presente y propositiva.

La autora estructura el libro en capítulos que desglosan categorías, conceptos y teorías, atravesados por la obra de mujeres artistas que, desde su análisis, son parteaguas para recuperar una historia que deja de lado la exclusión, que incorporan el género como tema principal y critican el espacio que han tenido las mujeres en el mundo del arte. Como investigadora y docente, la autora apela a una transformación y exhorta al lector a asumir un compromiso, como lo hace ella a lo largo de su exposición.

En su afán por recuperar y dar voz a aquellos que no la tuvieron, explica que desde los noventa la historiografía del arte latinoamericano reemplazó el término feminismo por el de género. Lo anterior no permitió dar cuenta de la lucha de muchas mujeres ni del registro artístico que engrosaría el corpus de obra latinoamericana. Si bien saltan a la luz los textos de Griselda Pollock o de Eli Bartra, las contribuciones de muchas teóricas del arte y la estética han estado centradas en estudios de caso o en la historia del feminismo.

En este texto Andrea Giunta amplía las referencias en el campo aportando historias de vida, estadísticas, análisis de obra, un glosario y, sobre todo, una enunciación objetiva y limpia. Retoma la problemática sobre lo femenino, la mujer, el género y la invisibilización de una parte de la historia asociada a esas categorías de análisis a partir de una propuesta concreta de artistas que son recuperadas para incluirlas en la historiografía del arte feminista. La búsqueda de documentar y precisar es el precedente de un libro actual, de una aportación política y académica fundamental dentro de la historia del arte, la estética y los estudios visuales.

La hipótesis del texto que nos ocupa es clara: el cuerpo subsumido a la historia de regulación, normalización y poder patriarcal entre los años sesenta y ochenta como parte de un movimiento de liberación que comenzó a transformarse. El cuerpo femenino actuó como ese síntoma de lucha y disidencia dentro de un imaginario social construido bajo prácticas de estandarización aceptadas.

Si bien a la autora le interesa dar cuenta de los cuerpos en distintas épocas, no cabe duda que los contextos de representación de éstos fueron coyunturalmente disímiles. Giunta intenta que irrumpan las imágenes, obras, performances y documentación —escrita y visual— que no fueron recuperadas y que se estructuran bajo ciertas categorías: 1) la mirada del varón que regula e imprime lugares desde una posición de poder, 2) las instituciones que dictan roles y 3) la forma en la que dichos roles se replican y adquieren estatus en la representación social.

En el texto se hace referencia a representaciones marginadas, a proyectos artísticos que se han pensado para emancipar los cuerpos y desarticular los estereotipos, reivindicando esa suerte de epistemicidio pero desde un lugar de visibilización en la historia del feminismo.

En cada capítulo se abordan temas capitales que abonan a la organización y consolidación de una historiografía feminista: analizar obra, historizarlas, complejizar y teorizar aquello que la historia normativa y patriarcal desclasificó e invisibilizó, explica la autora, quien recupera casos de artistas que en los sucesivos capítulos narran sus historias con el quehacer artístico de la época y se insertan en ese gran corpus analizado. El hilo conductor de dichas narraciones es el cuerpo. Las artistas “ponen el cuerpo” —postulando en esta frase el sentido dado por Gabriel Peluffo Linari 1 a propósito de la dictadura— en sus distintas producciones artísticas, demostrando que tienen ellas el control, escapando a la clasificación social y dándole un giro a la discusión que excluía aspectos de lo femenino e incorporando nuevas posibilidades.

Son seis capítulos en los que se describen las historias, los contextos, las producciones y donde se encuentran algunas precisiones que intentan esclarecer los lugares enunciativos que ha tenido la mujer en cada narración. Hay una intención de la autora de situar debate sobre la historia del feminismo fuera de América Latina, porque para ella el feminismo latinoamericano no prosperó, pues se vio enfrentado por la izquierda marxista y por las dictaduras que asolaron a dichos países.

De la misma forma que la colombiana Clemencia Lucena y la argentina María Luisa Bemberg, en el texto en cuestión se recorre el mundo de la mujer, la cotidianidad del espacio doméstico y los estereotipos de belleza, pues se realiza una crítica firme a la opresión y a los condicionamientos por género. Se muestra el rol de los medios como fábricas de modelos, realidad que se ve subyugada con la llegada de la segunda ola del feminismo, que imprime un aire de conciencia y libertad.

Los films de Narcisa Hirsch y el discurso sobre la mujer a comienzos de los setenta refieren la identidad del sujeto femenino; se trata de una experiencia que se ancla en el mundo interior de esta artista; se expone, a través de la imagen, un tiempo permanente que encuentra un lugar para la maternidad y para los afectos.

Para Andrea Giunta el feminismo en México es un tema aparte. Afirma que es el único país que dialogó a la par con la escena internacional; aquí elabora una selección de obras que replicaron los debates y la crítica desde una plataforma disidente, desde la posición que asumió ese colectivo en relación con las mujeres de la época. En este capítulo la autora destaca a Mónica Mayer, Pola Weiss, Magali Lara, Maris Bustamante, Lourdes Grobet y Ana Victoria Jiménez. Además, se invita a hacer una relectura de las obras de este movimiento feminista, que, sin proponérselo formalmente, revierten y ponen en debate otras realidades corporales, al tiempo que proponen una revisión del rol de las mujeres en el arte mexicano. Aquí surgen preguntas sobre la identidad, la mujer, lo femenino, el género, entendiendo que cada concepto es susceptible de particularidades. En esta dimensión de poder, la historización que realiza Giunta sobreimprime el modo en el que se jugaban las relaciones de poder y la potencialidad que adquiría el discurso de género.

En su performance Sal-si-puedes, la uruguaya Nelbia Romero apela a la memoria histórica; reconstruye el pasado del exterminio indígena en plena época de la dictadura en Uruguay: darle una vuelta a la resistencia ejercida desde la performance, con decenas de maniquíes de cuerpos femeninos ultrajados y despedazados, en una latente búsqueda de no olvidar los eventos pasados. En un momento de control de la cultura y del arte, se buscaba apaciguar los aires con la acción de los clubes de intelectuales, que incluso incorporaron la noción de “huella corporal”, enfrentándose a una escena social de miedo, desaparición y censura.

En un ambiente similar de violencia producto de la dictadura, Paz Errázuriz, en Chile, presenta fotografías que evidencian, sin mostrar, sujetos que están dormidos: una sociedad sumida bajo el clima del terror, cuerpos impregnados de realidad que dan testimonio de la marginalidad y la insignificancia de la humanidad.

Como una suerte de cierre a la detallada exposición de historias, presentadas como aportaciones relevantes para trazar la historiografía de un arte latinoamericano feminista, Giunta relata los acontecimientos de marzo de 2018 en Argentina en torno a la petición de aborto legal y gratuito por parte de varios colectivos de mujeres. Este debate es un corolario significativo en su texto, ya que es una referencia precisa a la reflexión sobre el cuerpo.

Feminismo y arte latinoamericano. Historias de artistas que emanciparon el cuerpo es un canto a la memoria de aquellas voces que no fueron oídas; es un libro que aporta una contundente reflexión amparada en referencias históricas que dan cuenta de un trabajo de archivo. Tras la reactivación de la pregunta por los cuerpos se consolida un campo de investigación distinto en torno al arte latinoamericano feminista y, a su vez, actúa como el factor de un micromovimiento2 en la historiografía.

En la denuncia que hace la curadora de Radical Women sobre la violencia simbólica que ha envuelto a las mujeres en el mundo del arte sostiene una posición comprometida y política. A lo largo de todo el libro se alza una insubordinación que busca hacer frente, por medio del trabajo académico y docente, a la patriarcalización del sistema del arte. Giunta exhorta a redefinir y reconfigurar categorías como raza o clase, ya que han sido estructuras que no permitieron reflexionar con criticidad sobre la representación de la mujer, su identidad y sobre lo femenino.

El glosario de términos que presenta la autora es una apelación al concepto de trastrocamiento, enunciado por Michel Foucault en El orden del discurso, que remite a al modo de dar sentido al discurso, el lugar de la enunciación. Al describir las palabras que conforman el imaginario institucional de lo historiográfico feminista en el arte latinoamericano, la autora da cuenta de la importancia que tiene la práctica del discurso en este campo.

Nombrar, inscribir, estudiar, documentar, interpretar: repertorio de palabras que utiliza Giunta en el texto; acciones que dan cuenta de los puntos más importantes del libro y que además son el sello de la autora, quien reitera su preocupación sobre el accionar de los hombres. Esos verbos remiten a formas de actuar en redes de socialización; en esa intención de profundizar en el tema hay vestigios de una ‘escuela’ que quiere trascender.

Material suplementario
Notas
Notas
1 Entrevista realizada por Nelbia Romero al historiador del arte Gabriel Peluffo Linari, citada en el libro de Andrea Giunta.
2 Concepto utilizado por Suely Rolnik en La memoria del cuerpo contamina el museo.
Notas de autor
* EVA NATALIA FERNÁNDEZ. Maestra en Arte Contemporáneo y Cultura Visual por la Universidad Autónoma de Querétaro, México, donde realiza estudios de doctorado en el programa de Estudios Interdisciplinarios en Pensamiento, Cultura y Sociedad. Sus temas de interés son: estudios culturales, estudios visuales, teoría del arte y filosofía y arte latinoamericano. Entre sus últimas publicaciones se encuentra el artículo “La mirada latinoamericana” (Sincronía. Revista de Filosofía y Letras, núm. 73), y el capítulo de libro “Una alternativa interdisciplinaria: repensar la historia del arte y los estudios de la cultura visual”, en Roberto Andrés González Hinojosa, La filosofía de la educación frente a la crisis del hombre contemporáneo (2018).
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R por Redalyc