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Narrativas y comunidades interpretativas transnacionales: perspectivas en interacción
La Colmena, núm. 100, pp. 125-129, 2018
Universidad Autónoma del Estado de México

Reseñas

Castro Ricalde Maricruz, Díaz Calderón Mauricio, Ramey James. Mexican Transnational Cinema and Literature. 2017. Oxford. Peter Lang. 312pp.. 978-1-78707-066-0

Recepción: 01 Mayo 2018

Aprobación: 02 Agosto 2018

El libro del cual ofrecemos esta reseña está conformado por diecisiete trabajos que tratan la temática de lo transnacional en muestras de literatura y cine producidos en México. El prólogo, a cargo de los editores, da cuenta de los objetivos que guiaron este proyecto editorial y esboza las grandes líneas temáticas del volumen. En el capítulo “Transnational Cinema and Posthumanism”, que abre la primera sección del libro, James Ramey propone que la circulación de bienes culturales, implícita en el término ‘comunidades interpretativas transnacionales’ (25),1 puede ser reconceptualizado a partir de la noción bajtiniana de ‘heteroglosia’.2 En este sentido, se establece un diálogo con otras perspectivas teóricas que han recurrido a las ideas de Mijail Bajtín para el estudio del fenómeno del cine. Así, Martin Flanagan (2009) manifiesta su propósito de adaptar las nociones de ‘heteroglosia’, ‘dialogismo’ y ‘cronotopo’ al análisis de filmes.3 Por su parte, Ramey considera las propuestas bajtinianas como una teoría general de la narrativa transnacional capaz de dar cabida a las múltiples formas de los relatos que franquean fronteras, como los que se examinan en este volumen. Así como Bajtín consideró la novela como un género que hubo de luchar para conseguir hegemonía, las narrativas transnacionales en el cine buscan hacerse un lugar en el terreno de las artes. Aunque el teórico soviético sólo se ocupó de relatos verbales,4 la noción de heteroglosia, que implica una serie de formas conceptualizadas de ver el mundo —y por lo tanto se relaciona con la ideología—, puede ser utilizada aquí de modo fructífero, debido a la naturaleza dialógica de los filmes. Desde luego —como apunta Ramey—, el séptimo arte está sujeto a las fuerzas centrípetas y centrífugas descritas por Bajtín. De manera que “el cine transnacional producido en cualquier parte del mundo pue­de dialogar con [las] comunidades interpretativas transnacionales y con ello favorecer la evolución mutua entre ambos aspectos del ecosistema cultural global”5 (30) [la traducción es nuestra]. Puede afirmarse, entonces, que a partir de este principio rector los diecisiete trabajos que componen Mexican Transnational Cinema and Literatue6 dan testimonio, desde diversas perspectivas, de la interacción constante entre narrativas y comunidades transnacionales de interpretación, con lo cual estamos ante una obra colectiva que presenta una fuerte cohesión.

Lo anterior se observa tanto en el objetivo del libro como en la agrupación de las contribuciones. En cuanto al primero, la obra está construida sobre un eje triple: lo transnacional; la nación y lo nacional; y las representaciones de lo local y lo global. Los corpora de análisis se articulan en torno al periodo revolucionario, el periodo industrial (que coincide con la época de oro del cine mexicano), y las relaciones, casi siempre difíciles, entre las industrias culturales contemporáneas y los gobiernos neoliberales. Estos son tres momentos históricos considerados paradigmas en el siglo XX y principios del XXI. Otro rasgo presente en la selección de los trabajos es la idea de ofrecer alternativas frente a discursos académicos ya establecidos, con respecto de las etapas mencionadas.

¿Qué hace, en pocas palabras, esta obra? Reflexionar acerca de las implicaciones del término ‘transnacional’ —de ahí la pertinencia de explorar las categorías conceptuales de ‘nación’ y ‘fronteras’— en relación con el cine y la literatura etiquetados como mexicanos. A propósito de esto último, la dificultad de caracterizar ciertas producciones como nacionales invita al debate, sobre todo a raíz de las obras de Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, premiados en Hollywood en años recientes. Como lo hace notar James Ramey, si por un lado algunos (como Donald Trump) preferirían que dichos filmes se consideraran mexicanos, para que sólo pudieran acceder a algún premio en la categoría de películas extranjeras, hay en México un deseo de capitalizar el éxito de sus directores para reafirmar el reconocimiento internacional en el seno de un concepto de ‘cine mexicano’ carente de estabilidad, cada vez en mayor medida (22).

Los trabajos que forman parte de Mexican Transnational Cinema and Literature están agrupados en tres partes: I. Transnationalism and Postmodernism / Lo transnacional y lo posmoderno; II. Textual Movements and Displacements / Tránsitos y desplazamientos textuales; III. Migration and Borders / Migración y fronteras. Los títulos elegidos para cada una de estas secciones están relacionados primordialmente con las temáticas evocadas, pero —y aquí reside una parte importante del interés del libro— el diálogo entre los diecisiete capítulos es transversal.

Dos estudiosos se ocupan de la literatura o hacen referencia a ella. Uno analiza novelas de Jorge Volpi y de Juan Villoro para hablar de tramas sobre la globalización; el otro examina las memorias autobiográficas de Esther Seligson, donde se toca el tema de las migraciones, al tiempo que la noción de fronteras nacionales se pone en entredicho. Esta perspectiva de los desplazamientos textuales se encuentra asimismo en el trabajo que trata sobre las relaciones entre la literatura y el cine en el caso de la adaptación de Los de abajo, de Mariano Azuela, en 1940. En su encuentro con el séptimo arte, este escritor incursionó en el guion —una experiencia semejante a la de Mauricio Magdaleno con El compadre Mendoza (1933)—. La relación de la época de oro con la formación de estereotipos nacionales mediante arquetipos, en la década de 1930, se aborda en filmes como ¡Así es mi tierra! (1937). Se señalan relaciones intertextuales entre el cine de México y los Estados Unidos a partir de la idea de que de 1940 a 1950 las producciones fílmicas de ambos países compartieron una tendencia hacia el realismo y la utopía social. En el estudio sobre El hombre sin rostro (1950) se detecta, asimismo, una actitud transnacional con la influencia del cine negro.

Otro grupo de contribuciones se ocupa de realizaciones de directores específicos. Es el caso de los dos trabajos sobre la obra de Carlos Reygadas, que aparte de dar cuenta de elementos que quedan fuera del concepto de lo nacional se caracteriza por la desarticulación de la narración. Estos análisis, incluidos en la Parte I del libro, entablan diálogo con otros estudios de la Parte III, que incursionan en un cine de carácter independiente, con filmes como El Norte (1983), de Gregory Nava; Norteado (2009), de Pérezcano; Backyard: el traspatio (2008), de Sabina Berman y Carlos Carrera; o Espiral (2009), de Pérez Solano. Cada una con sus propias características, estas películas abordan la temática de la migración en distintas modali­dades: el cruce fronterizo ilegal (de Centroamérica hacia México y de México hacia los Estados Unidos), las causas ideológicas y económicas de la migración temporal, el cuerpo femenino como metáfora de la nación. Estos fenómenos, que forman el núcleo principal de los trabajos incluidos en el volumen que comentamos, se observan asimismo en el análisis contextual de Rosa blanca (1961) y La jaula de oro (2013), que se ocupan de temas migratorios relacionados con dos momentos de la explotación petrolera en México, con fuerte intervención de Estados Unidos.

Exámenes de otros discursos ofrecen perspectivas para redon­dear el recorrido por lo transnacional. El estudio sobre calendarios de los años treinta, coincidentes con la época de oro, da cuenta de la noche mexicana organizada en 1921. Dos trabajos llaman la atención sobre murales: una reflexión sobre el documental que trata del artista indígena Santos de la Torre, y el análisis de La misma luna (2007), cuya temática son los murales callejeros en ciudades estadounidenses. Lo transaccional está presente en estos textos, pues en un caso la obra se encuentra en una estación del metro de París, y en el otro se trata de manifestaciones culturales de comunidades mexicanas, mexicoamericanas y chicanas.

El hecho de que no todos los trabajos aborden las temáticas desde perspectivas teóricas no va en detrimento de la calidad del libro. Aquellos que siguen un camino más bien descriptivo destacan por la pertinencia y el tratamiento acertado de la documentación, y proporcionan así valiosos puntos de partida para la realización de investigaciones que se propongan abordar los mismos textos desde otras perspectivas.

La idea de nación que subyace a estos enfoques es maleable y responde a la experiencia inmediata, a la interpretación contemplativa y a momentos de estabilidad que al mismo tiempo luchan contra su propia contingencia. No falta la reflexión sobre lo femenino —las muertas de Juárez, así como la condición y los roles de las mujeres en la cultura y en la sociedad—, las circunstancias de la migración y las redefiniciones de lo nacional y lo transnacional. Se trata de temas y problemáticas de candente actualidad, que nos invitan a mirar hacia atrás para comprender nuestro hoy, pero también para entrever nuestro mañana



Serie La memoria del barro (2016). Fotografía: Fernando Óscar Martín.

Prohibida su reproducción en obras derivadas.

Referencias

Castro Ricalde, Maricruz, Mauricio Díaz Calderón y James Ramey (eds.) (2017), Mexi­can Transnational Cinema and Literature, Oxford, Peter Lang.

Flanagan, Martin (2009), Bakhtin and the Movies. New Ways of Understanding Ho­llywood Film, Londres, Palgrave Macmillan.

Holquist, Michael (Ed.) (1981), The Dialogic Imagination by M. M. Bakhtin. Four Essays, Austin, University of Texas Press.

Stam, Robert (1989), Subversive Pleasures. Bakhtin, Cultural Criticism, and Film, Balti­more, Johns Hopkins University Press.

Vice, Sue (1997), Introducing Bakhtin, Manchester, Manchester University Press.

Notas

1 Todas las citas pertenecientes a Mexican Transational Cinema and Literature corresponden a Castro Ricalde, Díaz Calderón y Ramey, 2017, por lo cual sólo se anota el número de página. El término ‘comunidades interpretativas transnacionales’ se refiere a los individuos que tienen acceso a la circulación de bienes culturales en el contexto de la creciente globalización del cine, aun cuando no niegan el carácter nacional de ciertas películas.
2 La heteroglosia es la condición básica que rige la operación del significado en cualquier enunciado, lo que garantiza la primacía del contexto sobre el texto (Holquist, 1981). De acuerdo con Sue Vice (1997), Bajtín emplea el término para referirse no solamente a la variedad de lenguajes presentes en nuestra vida diaria, sino también a su inclusión en los textos literarios [la traducción es nuestra].
3 En Subversive Pleasures. Bakhtin, Cultural Criticism, and Film (1989), el análisis de Robert Stam se basa muy ampliamente en las propuestas de Bajtín.
4 Con ello, las reflexiones desde la teoría bajtiniana para el estudio de objetos fílmicos son, de entrada, válidas para los trabajos que se ocupan de textos literarios en este libro.
5 Por un lado, el cine como ‘lenguaje de heteroglosia’ y, por otro, las comunidades interpretativas transnacionales.
6 Cabe hacer notar que se trata de un libro que incluye dos trabajos en inglés y quince en español; los Agradecimientos y la Introducción están en ambas lenguas.

Notas de autor

* Raquel Graciela Gutiérrez Estupiñán. Doctora en Filología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España. Es profesora-investigadora en el Posgrado en Ciencias del Lenguaje del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), México.


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