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Nemer Narchi y Lisa Price (editores) (2018). Coastal Heritage and Cultural Resilience. México y Estados Unidos: Springer Press, 297 pp.
Recepción: 16 Febrero 2019
Aprobación: 28 Junio 2019
Los estudios sobre la zona costera-marina han tomado relevancia en los últimos años. Conforme las problemáticas de cambio climático, contaminación de los mares, devastación de arrecifes de coral y de especies marinas van en aumento, los esfuerzos desde las instituciones estatales, multinacionales y privadas para su conservación se redoblan. Resiliencia: es una respuesta que desde las ciencias naturales y las ciencias sociales se ha empezado a difundir con más fuerza para hacer frente a estas problemáticas. Hay que recordar que en la zona costero-marina confluye el ecosistema más grande del mundo (el océano) y también uno de los sistemas socioambientales más cambiantes por fenómenos geográficos y la intervención humana (la costa). Uno de los capítulos de este libro señala que el cambio es parte de la herencia costera, pero ¿qué cambios son resilientes para la población y el ecosistema?
El trabajo editorial de Nemer Narchi y Lisa Pierce se desprende de la necesidad de comprender el manejo que distintas sociedades han tenido sobre los recursos marinos y costeros, así como las estrategias que éstas han creado para sobrellevar las problemáticas sociales —pobreza, desigualdad, exclusión— y las transformaciones que ha tenido el ecosistema producto de años de explotación o bien como resultado del manejo sustentable, en el caso de comunidades nativas. Los autores coordinan un estudio multidisciplinario orientado desde la etnobiología. La selección de los diversos capítulos obedece también a este enfoque, integrando tanto a biólogos, oceanógrafos, antropólogos, sociólogos e ingenieros que trabajan con ecosistemas costeros y marinos.
El libro Coastal Heritage and Cultural Resilience nos brinda una visión renovada sobre procesos locales que se imbrican en escalas mundiales. Se abordan así conocimientos locales costeros que “las poblaciones costeras han adquirido sobre las propiedades ecológicas de los ecosistemas costeros y marinos, de las cuales ellos pueden beneficiarse en muchos sentidos, tanto materiales como espirituales”. Es importante mencionar que estos saberes no necesariamente son tradicionales; los editores han compilado estudios sobre saberes locales que permiten catalogar las acciones de los pobladores como propias de un manejo sustentable de los recursos. El libro consta de doce capítulos, diversos cada uno de ellos pero que pueden agruparse en cuatro categorías:
Uno podría preguntarse sobre la viabilidad de integrar a las artes dentro de un libro que trata sobre conservación. Sin embargo, como nos advierte Eric Dickey et al. en su capítulo titulado “The Arts as Coastal Resilience”, el arte nos ayuda a aprender acerca de nuestro ambiente. La aportación de las artes para comprender la importancia de la costa no se limita solamente a la posibilidad que abre de construir una identidad cercana a ésta; posibilita también aquellos procesos en los cuales las comunidades dotan a la costa de significados, generando con ello interés en su preservación. De manera similar, el autor del capítulo “The Ecology of Desire: Coastal Poetics, Passion and Environmental Consciousness”, Peter Betjemann, menciona que los poetas exponen la problemática de la resiliencia costera, lo cual demanda procesos imaginativos sobre ideas como el poder, el valor y la atribución de los significados.
¿Pueden ser entonces las artes un método eficiente para entender la importancia de la conservación de la costa y los mares? Estos procesos van de la mano de la generación de conciencia en los que puedan disfrutar las diversas expresiones de arte; y es que las artes pueden llegar más lejos y a niveles más profundos que las ciencias. Sin embargo, la construcción cultural y el proceso de transmisión de estos saberes, no son sólo atribuibles a las artes: existen casos prácticos de culturas originarias, mestizas y aun de migrantes que han llegado a poblar las áreas costeras, que muestran tener un amplio entendimiento de la relación entre la sociedad y el medio ambiente.
Es así que la herencia cultural, entendida desde el parámetro de los conocimientos locales costeros, integra una parte importante del libro. En el capítulo de Ana Spalding y Maria Eugenia Mellado “From the Discovery of the Mar del Sur to the Creation of Unlikely Connections Between Panama and United States” se muestran resultados dignos de admirar. A través de un análisis etnohistórico, en el cual transversalmente se integran características biológicas, económicas, políticas y sociales, se destaca la construcción de identidades que, muchas veces ocultas por las lógicas de los grupos dominantes, llevan a comprender el proceso de apropiación del espacio y de configuración del paisaje que fue olvidado por las potencias occidentales. Entender las labores cotidianas de extracción, la forma como han sobrevivido y su configuración cultural, permite preguntarnos cuántos procesos de resiliencia siguen estando ocultos ante la mira del científico social, del geógrafo humano y de ecólogos y etnobiólogos en América Latina y Centroamérica.
Ligado a estos procesos de resiliencia en la herencia cultura costera, el capítulo de Mario Monteforte y Micheline Cariño “A History of Nacre and Pearl in the Gulf of California” centra su estudio en ofrecer una nueva mirada a la temática, fortaleciendo los argumentos sobre el papel que desempeña la herencia perlera en el desarrollo de la maricultura, y la conversión y diversificación de las comunidades pesqueras alrededor del golfo de California. Junto a escenarios históricos que datan de la época precolombina, la conquista española y la constitución de la República mexicana, los autores recalcan también la importancia de las comunidades que han subsistido con base en este producto, su uso comestible y suntuario, y los mitos que alrededor de este producto marino se han creado. Un dato de interés se refiere a la labor que realizan los centros de investigación en la elaboración de proyectos científicos que pueden articularse con proyectos productivos locales.
También dentro del Golfo de California se han originado estudios sobre la necesidad de mantener vivas las herencias culturales de los pueblos originarios del continente que han mantenido procesos de resistencia, pero también de hibridación cultural. Tal es el caso expuesto por Nemer Narchi y Guillermo Hernández sobre la población comcaac en su capítulo: “The Seri Traditional Food System: Cultural Heritage, Dietary Change, and the (Re)Aweking of Dietary Resilience Among Coastal Hunter-Gatherers in the Mexican Northwest”. La población seri, o comcaac (como se reconocen ellos mismos), se caracteriza por ser un grupo nómada que sabe aprovechar los recursos marinos, costeros y del desierto. A través de su calendario lunar realizan expediciones para encontrar alimento, factor que los autores vinculan con la salud y fortaleza que caracteriza a dicha población. Sin embargo, con la inserción a un mercado cultural globalizado, se han producido importantes cambios en la dieta alimenticia que, junto con el sedentarismo, puede propiciar un aumento de enfermedades tales como obesidad, alta presión arterial y diabetes.
No menos importante resulta el capítulo de Lisa Price titulado “Oyster from Tide to Table in the Pacific Northwest”, en el que la autora hace un recorrido sobre la extracción de ostras en la costa del oeste estadounidense. Junto con este recorrido aborda las formas diversas de extracción en distintos periodos. Así, analiza desde el caso del manejo de los nativos americanos que implementaban una extracción mesurada y en el que las mujeres eran las principales encargadas de la actividad, hasta el posterior arribo de los primeros colonizadores y más tarde de migrantes asiáticos en el territorio, que provocó el desmesurado aprovechamiento de este recurso, distinguiéndose principalmente como fuente de alimentación. En este proceso, la autora aborda de manera simultánea diversas historias de expropiación, apropiación y resiliencia.
¿La conservación de la herencia cultural está directamente ligada a una mentalidad conservacionista por parte de la población que está inmersa en esos sistemas socioambientales? En el libro en cuestión se señala que, a pesar de que los saberes locales tienen a su vez una fuerte influencia de los saberes tradicionales, no puede descartarse que existen también ciertos manejos que permiten la construcción de estos saberes en ámbitos contemporáneos y con bastante influencia de conocimientos científicos.
El capítulo de Anita Guerrini, Donald R. Burnette y Jennifer Dugan titulado “Invisible Landscapes: Perception, Heritage and Coastal Change in Southern California” se sitúa en una reserva “natural” del sur de California, el “Coal Oil Point”, un lugar que ha sido manejado por distintos actores con diferentes intervenciones. Existe así una campaña conservacionista que busca mantener este espacio como “un arca” o “un archivo” en el que la mano del hombre no vuelva a intervenir. ¿Cuáles deben ser los esfuerzos para la conservación de estos ecosistemas? Para los autores, más que una conservación de lo “natural”, es importante lograr un punto de vista ecológico que integre el legado que los humanos han tenido históricamente en el manejo de paisajes y la conservación de ecosistemas.
Por su parte, el capítulo de Flaxen Conway y Lori Creamer titulado “Resilient Fishing Families and Communities: Adapting to Change” expone los cambios significativos, tanto desde la perspectiva económica como cultural, que se han desarrollado entre los pescadores de la costa de Oregon como producto de los impactos del cambio climático desde la década de los años noventa. En este texto es importante la relación que los autores trazan entre los términos de resiliencia y afectación simbólica en torno al aminoramiento de la pesca, recordando la herencia que han adquirido y mantenido durante generaciones.
El capítulo de Jamie Doyle et al., titulado “Understanding the Working in Working Waterfronts: the Hidden Face of the Industries that Make up the Working Waterfront” expone la formación cultural de las comunidades que viven en la ribera de la costa de Oregon y que han construido su sentido de identidad en función de las labores que desarrollan. Lo interesante de este estudio es que no aborda solamente a los pescadores, sino que considera los oficios variados que le dan significado a la vida cotidiana del muelle: además del pescador, desde los vendedores hasta los limpiadores de los encallados, así como las redes que se entretejen a partir de los roles de género, de edad y de herencia cultural; redes que son expuestas como una unidad que peligra tanto por razones ecológicas como sociales.
De igual manera, el capítulo de Lori Cramer, Daniel Cox y Haizhong Wang titulado “Enhancing a Culture of Preparedness for the Next Cascadia Subduction Zone Tsunami”, da cuenta de cómo se estructura la explicación científica sobre el riesgo latente en la costa de Oregon. El texto muestra cómo el problema nace cuando las amenazas de tsunami no son consideradas dentro del ideario de la población debido a la escasa incidencia de dichos eventos. A partir del estudio de idearios similares de poblaciones afectadas alrededor del mundo, los autores recrean un modelo de evacuación utilizando tanto saberes tradicionales como locales, imbricándolos con conocimiento científico.
Por lo que toca al último bloque propuesto de capítulos, se encuentran los trabajos de José Alberto Zepeda y Alejandro Espinoza-Tenorio titulado “Lessons of Governance from Traditional Fisheries: The Huaves of San Francisco del Mar Pueblo Viejo, Oaxaca”; y de Octavio Montes y Esteban Fernández Tello intitulado “Transforming Fisheries in la Costa Chica of Oaxaca: Fishers, Socio-Spatial Organization, and Natural Resources”. En el primero se expone el caso de poblaciones indígenas que siguen utilizando técnicas ancestrales de pesca, pero que son limitadas por la legislación estatal y federal. Realizando un trabajo completo en términos metodológicos, los autores enfatizan la importancia de la construcción de legislaciones locales a través del dialogo entre autoridades y las formas de organización comunitaria presentes en la localidad. El segundo texto muestra la historia, tanto étnica como de organización social, de las comunidades que viven en Corralero, Oaxaca. A través de la explicación de la construcción de identidad en dos vías: la afrodescendencia y la mediación entre naturaleza y trabajo, los autores analizan la organización pesquera y concluyen que la distribución espacial y los procesos de territorialización alrededor de la Laguna de Alotengo y la costa, propenden hacia la generación de conflictos entre la población y las fuerzas estatales y federales.
Si bien las temáticas de los distintos capítulos de este libro retoman a distintos actores con diversas problemáticas, una serie de preguntas e inquietudes de investigación quedan latentes tras su lectura: ¿La constitución de Áreas Naturales Protegidas ha configurado los saberes locales y el manejo sustentable de estas comunidades? ¿Pueden estos procesos reproducirse en otras latitudes y no solamente en la franja pacífica del continente americano? ¿Las ciudades costeras latinoamericanas tienen procesos de manejo sustentable y de herencia cultural? Claramente estas dudas provocan que se continúen haciendo investigaciones en torno a la costa y el mar. Con la inquietud naciente alrededor de estas y más preguntas, puedo decir que el libro de Nemer Narchi y Lisa Pierce ha logrado el objetivo primordial de todo escrito científico: motivar y profundizar en nuestras dudas para intentar responderlas.