Resumen: El neoliberalismo tiene más de 70 años de evolución en el mundo; en este tiempo, ha desplegado sus postulados en diversas formas de territorialización. Las ciudades representan una escala privilegiada para la reproducción del neoliberalismo, debido a su relevancia geoeconómica en el capitalismo. En este artículo1, con la delineación de rutas teóricas para el abordaje de la ciudad neoliberal desde su territorialización, se desarrolló a partir de una revisión documental de bibliografía especializada, junto con la experiencia investigativa del autor en relación con el tema; para mostrar elementos generales para entender la ciudad neoliberal en diálogo con el uso de ejemplos concretos. Finalmente, se concluye que la territorialización de la ciudad neoliberal conduce al establecimiento de territorios exclusivos y excluyentes.
Palabras clave:Espacio urbanoEspacio urbano,neoliberalismoneoliberalismo,urbanismourbanismo,territorioterritorio.
Abstract: Neoliberalism has been evolving for more than 70 years in the world; in this time, its tenets have been deployed in various forms of territorialization. Cities represent a privileged level for the reproduction of neoliberalism, due to their geo-economic relevance in capitalism. This article, with the delineation of theoretical routes to approach the neoliberal city from its territorialization, is developed from a documental revision of a specialized bibliography, together with the research experience from the author regarding the topic; furthermore, some general elements are listed to better understand the neoliberal city together with the use of concrete examples. Finally, the article concludes that the territorialization of the neoliberal city leads to the establishment of exclusive and excluding territories.
Keywords: Urban space, neoliberalism, urbanism, territory.
Résumé: Le néolibéralisme a plus de 70 ans d’évolution dans le monde, pendant ce temps, cette doctrine a déployé ses postulats à travers de diverses manières de territorialisation. Les villes représentent un moyen privilégié pour reproduire le néolibéralisme à cause de leur pertinence géoéconomique dans le capitalisme. Cet article analyse la ville néolibérale du point de vue de la territorialisation à partir d’un parcours théorique délimité et d’une révision de bibliographie spécialisée avec l’expérience de recherche sur le sujet de l’auteur. En outre, l’analyse comprend des éléments généraux en dialogue avec des exemples concrets afin de comprendre la ville néolibérale. Finalement, l’étude conclut que la territorialisation de la ville néolibérale entraîne l’établissement des territoires exclusifs et d’exclusion.
Mots clés: Ville, néolibéralisme, urbanisme, territoire.
Rutas teóricas para estudiar ciudades neoliberales: Un acercamiento desde su territorialización
Theoretical routes in order to study neoliberal cities: an approach from territorialization
Parcours théorique pour étudier les villes néolibérales : une approche dès la territorialisation
Recepción: 04 Noviembre 2020
Aprobación: 19 Febrero 2021
El siglo XXI se caracteriza por una consolidación del proceso de urbanización planetaria que moldea y abarca la visión de mundo, las relaciones sociales y las territoriales, más allá de los espacios considerados como urbanos2. Las dinámicas globales, en todas sus escalas geográficas, se estructuran en torno a un «urbanocentrismo»; realidad que produce, hace circular y permite la acumulación de capital. Esto convierte a las ciudades en espacios estratégicos dentro del sistema-mundo3, representando sitios en constante intervención y reconstitución que, a su vez, ocasionan transformaciones implosivas (en lo que tradicionalmente se conoces como espacios urbanos) y explosivas (en espacios no-urbanos), lo que afecta la totalidad de las dinámicas y relaciones socio-espaciales y ecológicas en el mundo4.
El presente artículo se enmarca en la teoría urbana crítica5; dicho abordaje cuestiona la constitución y los efectos, en distintas dimensiones sociales y territoriales, que produce un marco de ideas y las relaciones de poder que predominan y se ejercen en un espacio. Por tanto, apela por abordar y comprender las desigualdades, las exclusiones, las explotaciones o las injusticias que son producidas en espacios urbanos y entre ellos6. En este sentido, se llevó a cabo una revisión de trabajos relacionados con esta teoría para postular las rutas de estudio que se hilvanan en este texto.
Basado en lo expuesto, se desarrolla un abordaje que da insumos para una comprensión crítica de las ciudades neoliberales desde su territorialización (formulación, ensamblajes y huellas territoriales). Este enfoque localiza el estudio de las ciudades como un proceso que se crea y se destruye constantemente, guiado por ideas que producen un marco organizativo (institucional-normativo) y deja improntas en el territorio. Asimismo, el argumento central de este artículo es que las ciudades son territorios producidos por relaciones de poder que crean un espacio funcional para la existencia y la reproducción de un sistema político-económico.
El objetivo es construir una ruta teórica básica que brinde nociones generales para el abordaje de la territorialización de la ciudad neoliberal. Con esto, se busca contribuir con una síntesis de planteamientos generados sobre la materia, y elaborar una composición teórico-metodológica que oriente su estudio. Como recurso expositivo, se utilizan ejemplos de realidades urbanas latinoamericanas, con especial énfasis en la realidad de la Gran Área Metropolitana de Costa Rica (GAM).
El trabajo inicia con el desarrollo de una caracterización base del concepto de territorialización. Seguidamente, se propone un abordaje al estudio de la ciudad neoliberal desde tres rutas: su formulación, sus ensamblajes y sus exteriorizaciones. Cada uno de estos apartados brinda elementos concretos que permitan comprender los modos de apropiación y control del espacio geográfico impulsados por la neoliberalización de las ciudades. El artículo cierra con una síntesis del contenido presentado.
Como concepto, la territorialización hace referencia a un marco de ideas, procesos y materializaciones desarrolladas por sujetos sociales para la consecución de su espacio de organización de la vida. Esta categoría centra su atención en las relaciones de poder que se configuran entre distintos actores en la producción territorial; lo cual deja improntas simbólicas o materiales en el espacio geográfico.
El territorio representa un producto creado y destruido constantemente, en relación íntima e inseparable con los avatares y las reestructuraciones sociales, políticas, económicas y culturales que se desarrollan en un espacio-tiempo concreto. Por tanto, estos son espacios con particularidades de acuerdo con la geografía donde se generan, el momento histórico en el cual se producen y, consecuentemente, el grupo social que los gesta.
El mencionado «urbanocentrismo» es una expresión de una sociedad urbana7 que provoca el giro de las dinámicas globales en torno de la urbanización. Este hecho ha venido produciendo transformaciones profundas en la constitución de territorios en el mundo, conduciendo a una creación y destrucción constante de espacio para la acumulación de capital. Este proceso ha llevado a generar disputas entre actores, ya que el espacio está lejos de estar vacío y se encuentra integrado por múltiples territorialidades; pero, además, porque el impacto de la urbanización sobrepasa los límites de la ciudad, es decir, la existencia de las ciudades es posible gracias a la transformación territorial de espacios no-urbanos, por ejemplo, para la extracción de recursos como agua o alimentos.
Las ciudades son dinámicas en su producción y forman parte de proyectos políticos territorializados, que se transforman según el tiempo y el espacio analizado; por tanto, su producción territorial remite a considerar la territorialización (una construcción), la desterritorialización (una destrucción) y la territorialidad (una expresión).
El territorio representa un espacio apropiado y dominado8, que es utilizado como recurso para la realización de objetivos políticos, económicos o culturales. Bajo este enfoque, se afirma que los distintos actores interesados en movilizar un proyecto neoliberal en espacios urbanos van a valerse de una territorialización como estrategia para producir dinámicas y prácticas socioespaciales, usos, objetos, discursos e imaginarios del/hacia el espacio, los cuales favorecen el logro de sus fines particulares.
En el contexto histórico-geográfico actual, la «posición» de la escala urbana se ha redefinido para centralizarse dentro de los circuitos globales de acumulación de capital9. Este hecho despliega en las ciudades dinámicas intensivas de desterritorialización (desplazamiento-destrucción) y territorialización (creación) a través de las cuales se configuran relaciones de poder entre actores y se crean espacios funcionales.
Avendaño10 apunta que el análisis territorial debe considerar el cambio más que la permanencia, al contemplar discontinuidades y fracturas espacio-temporales en su producción. Lo anterior, se enmarca dentro de la construcción de multiterritorialidades que son «(...) activadas de acuerdo con los intereses, el momento y el lugar en que nos encontramos»11. Estos planteamientos llevan a considerar las ciudades como un producto en mutación, en conflicto y como un recurso estratégico para los grupos sociales, por ejemplo, institucionales, empresariales o civiles.
Consecuentemente, se propone el estudio de la territorialización de la ciudad neoliberal desde tres rutas que permiten desagregar el proceso. Por tanto, se aborda el territorio de las ideas que impulsan su creación (ruta uno: su formulación), sus dinámicas de acoplamiento (ruta dos: sus ensamblajes) y sus huellas territoriales (ruta tres: sus expresiones). Estos tres procesos se encuentran interconectados en la realidad y, en su conjunto, permiten entender de modo básico esta territorialización.
Concretamente, la ruta uno brinda elementos para entender los principios básicos del neoliberalismo como proyecto político-económico y del urbanismo neoliberal como proyecto de producción territorial específico. La ruta dos ahonda en las transformaciones en los modos de gestión de los espacios urbanos, y la ruta tres versa sobre las huellas de la ciudad neoliberal territorializada, a través de un repaso por algunas expresiones en áreas centrales y en las periferias urbanas.
El neoliberalismo tiene sus orígenes en 1938, en una reunión de intelectuales denominada Coloquio de Lippman (París, Francia). Este encuentro tuvo como objetivo crear una nueva agenda para el liberalismo, a través de una revisión de sus principios para adaptarlo al contexto del momento1213. Los resultados de esta reunión constituyen el marco teórico que demarca el acercamiento al estudio de la territorialización contemporánea del neoliberalismo, ya que establece la dirección del cambio que se gestará.
De acuerdo con Escalante14, el neoliberalismo se sustenta en los siguientes postulados:
En consecuencia, las territorializaciones en el neoliberalismo están dirigidas por la apropiación y el control de espacio geográfico por lógicas mercantiles que privilegian la ganancia económica individual sobre el bien común; y sustituye lógicas regulatorias redistributivas por otras competitivas16. Los Estados se vuelven instituciones estratégicas para su realización, que funcionan como un «engranaje» que facilita la articulación de las ideas y proyectos neoliberales con su materialización territorial.
Esta es una ruta que remite a considerar las diversas formas en las cuales los postulados del neoliberalismo son adaptados a un marco histórico-geográfico particular. En este sentido, es relevante comprobar cómo el Estado, en todas sus escalas, genera adaptaciones para fortalecer su accionar para el beneficio del mercado y garantizar las libertades económicas de los grupos de poder. Además, llama a observar las distintas exteriorizaciones de la ampliación de lo privado en la gestión de los territorios urbanos.
Específicamente, el neoliberalismo produce un urbanismo que moldea territorios a través de la impronta de este marco de ideas en las geografías. El urbanismo neoliberal se puede entender como un «(...) conjunto de saberes, prácticas y discursos organizados desde instancias de poder que organiza la geografía del capital, confiriendo movilidad al espacio y asegurando su condición de mercancía (…)»17. Igualmente, su formulación cambia de ciudad en ciudad, por lo que es necesario adentrarse en una comprensión de las trayectorias de gestión urbana para comprender de qué forma ingresa el neoliberalismo en un marco de producción territorial que delimita un urbanismo. Por tanto, el urbanismo neoliberal está lejos de representar un molde a-espacial y a-histórico, sino que representa un producto con formulaciones territoriales concretas.
El urbanismo neoliberal promueve una lógica mercantil de producción territorial de espacios urbanos; e impulsa una planificación y un modo de gestión dirigido, principalmente, hacia la rentabilidad, la eficiencia y la competitividad económica. Para lograr este cometido se genera un entramado de acciones y de discursos hacia las ciudades que, en algunos casos, sirven de justificación para las transformaciones territoriales; por ejemplo, las ideas de ciudad sostenible o ciudad compacta, las cuales validan una intervención urbana selectiva. En su conjunto, este tipo de urbanismo genera las condiciones para crear territorios funcionales a los intereses del empresariado, bajo un movimiento de mercantilización completa de la vida urbana. Este modo de gestión afecta el espacio de modos distintos, distribuyendo beneficios de forma excluyente entre la población y los territorios.
Esta primera ruta presta atención a los postulados del neoliberalismo como un medio para delimitar la amplitud de sus territorializaciones en las ciudades y señala la ejecución de un urbanismo que crea los medios para la materialización de estas ideas. A pesar de ello, es importante considerar que este es un proyecto político, económico, social y cultural en movimiento, y está lejos de representar una «simple» estructura consolidada de algún régimen político, aparato ideológico o marco regulatorio18. Debido a esto, no existe una única forma de territorialización del neoliberalismo urbano; sino, más bien, su formulación responde a una política del espacio en disputa y en recomposición, que tiene distintos matices de aplicación según la geografía y la historia del espacio urbano donde se implemente.
La territorialización del neoliberalismo, en su proceso de materialización, va modificando las formas en las cuales son imaginadas las ciudades, percibidas y apropiadas, junto con las maneras de cómo simbólica y materialmente son transformadas por los diferentes actores19. Estos condicionantes marcan huellas en las relaciones sociales que producen discontinuidades territoriales y extrañamientos hacia otras personas o espacios. En su conjunto, el neoliberalismo erige cartografías de personas atomizadas (caracterizadas por un individualismo) y formas urbanas encarceladas (espacios de habitación, de socialización, de comercio, de recreo, entre otros).
En su ensamblaje, los actores que promueven el neoliberalismo gestan o acentúan desarrollos desiguales a través de una canalización selectiva de acciones institucionales y recursos hacia ciertos territorios, creando condiciones disímiles en las geografías urbanas para la calidad de vida y el bienestar social. A su vez, este proceso se moviliza sobre una realidad social precedente, por lo que su constitución crea nuevas diferencias, además de que profundiza o hace mutar antiguas desigualdades sociales y territoriales.
El Estado en el neoliberalismo es un territorio en transformación que crea medios para la ampliación del mercado en los territorios. Para ello, se adecúan normativas, se crean incentivos, se originan nuevas instancias públicas2021; se ejecutan abandonos selectivos en los espacios urbanos o se reduce la inversión en infraestructura o programas sociales. Además, se despliega toda una maquinaria de producción simbólica del territorio, la cual utiliza, por ejemplo, el marketing urbano y la promoción del lugar como recurso estratégico para la valorización de algunos territorios2223.
En este contexto, los gobiernos locales o los gobiernos de las ciudades asumen un papel central y activo en la territorialización de la ciudad neoliberal, enmarcado en un proceso de «vaciamiento del estado nacional»24. Esto potencia movimientos de competencia inter-urbana a escala nacional, regional o global por la atracción de inversiones252627, esto provoca que se erija una política exterior desde las ciudades, transformándose así la escala tradicional de estas acciones28. A pesar de ello, el estado central se relocaliza en un «borde» funcional, facilitando y asistiendo las actividades empresariales en la escala urbana29, donde, además, puede adoptar un rol activo en el proceso, por medio de la intervención territorial, por ejemplo, con la construcción de nueva infraestructura. Asimismo, los ensamblajes territoriales del neoliberalismo son promovidos y justificados bajo el mandato del crecimiento económico y la competitividad30, los cuales se insertan de formas diversas dentro de la política urbana.
El geógrafo David Harvey, expone que el modo de gestión urbana en el neoliberalismo se puede interpretar como «empresarialismo urbano». Este estilo de gobernanza se caracteriza por tres aspectos:
En este sentido, el urbanismo empresarial desencadenado persigue la consecución de una imagen de ciudad «exitosa», «innovadora», «competitiva» o «creativa», que la convierta en un núcleo idóneo para la inversión o para el consumo32.
Lo anterior desencadena transformaciones en territorios simbólicos (por ejemplo, en instituciones y normas) o en territorios materiales (tales como nuevos objetos y formas en el espacio), para lo cual se necesita ejecutar procesos de desterritorialización para su evolución. A través de esto, se generan desestructuraciones y destrucciones que permiten la territorialización del proyecto neoliberal. En otras palabras, se ejecuta una acumulación por desposesión y una destrucción creativa de territorios previos para «allanar» el terreno y establecer una política en el espacio33 que favorezca un ensamblaje del neoliberalismo en las realidades territoriales. Este es el caso de cuando se activan discursos e imágenes desde autoridades políticas o el sector privado, tendientes a «vaciar» el territorio de personas u objetos para fundamentar su intervención34.
Otro aspecto que caracteriza su ensamblaje es una exclusión de la sociedad civil (comunidades o grupos organizados) dentro de la planificación urbana; en la determinación de trasformaciones o intervenciones concretas en la ciudad; o en el establecimiento de nuevos proyectos. También se ejecuta un proceso de privatización de servicios o bienes urbanos bajo el mandato de la eficiencia o la modernización, o con la argumentación de pocas capacidades financieras para su mantenimiento.
Esta ruta centra su atención en los modos de ejecución territorial y adaptación institucional-normativa, aunque también, en los actores que impulsan (en acuerdo o en conflicto) la ciudad neoliberal. Dicho proceso de territorialización dialoga y entra en contacto con territorios previos para destruirlos, desplazarlos o adaptarlos; pero, a la vez, reconstituye relaciones entre territorios y escalas, hacia los cuales redirige energías, trabajo y recursos.
El estudio de los ensamblajes del neoliberalismo urbano tiene una fuerte raigambre en un abordaje hacia los cambios en la estructura estatal en la gestión del territorio. Lo anterior en el entendido, y como se compartió en la ruta uno, de que el neoliberalismo apela a una transformación en la gestión pública que favorezca ciertas condiciones para la ampliación de las lógicas del mercado. Por tanto, es importante observar las relaciones entre actores públicos y privados, las transformaciones normativas e institucionales, las acciones o inacciones en el territorio, la inversión o la desinversión hacia ciertos sectores o temas, las resistencias institucionales o sociales, o las imágenes y los discursos que se proyectan hacia los lugares. En síntesis, el ensamblaje del neoliberalismo urbano persigue crear o ajustar un territorio simbólico y material para alcanzar el establecimiento de una ciudad regida por el mercado, que abandona objetivos sociales redistributivos y el bienestar social.
La urbanización neoliberal se ha territorializado en variadas escalas del espacio geográfico, esto genera expresiones particulares que se encuentran en relación con su formulación y sus ensamblajes en un contexto territorial concreto. A nivel general, se ubica dos espacios donde el neoliberalismo urbano ha producido implicaciones en la territorialización: en las áreas centrales y en las periferias urbanas. La ciudad neoliberal se caracteriza por un proceso en el cual la mayoría de sus componentes son foco de especulación y negocio35, que busca ingresar, cada vez más, componentes de la vida urbana al mercado.
Las expresiones del neoliberalismo urbano dejan huellas territoriales que transforman dinámicas sociales. En este entendido, esta ruta da énfasis a los aspectos materiales en los espacios urbanos. Así, un punto de ingreso es a través de un abordaje de las transformaciones urbanas recientes, para indagar cuáles de ellas responden a lógicas neoliberales, tal como se definió en la ruta uno.
Asimismo, algunos aspectos inmateriales, como la gestión privada de servicios y bienes urbanos, dejan huellas materiales en su accesibilidad, distribución y calidad. Estos elementos producen territorios materiales desiguales caracterizados por brindar mejores condiciones urbanas de acuerdo con criterios sociales (clase, etnia, género), lo que afecta la calidad de vida de la población.
Las áreas centrales se han vuelto a «centralizar» en el contexto del neoliberalismo donde se produce una canalización de recursos e inversión de capital para construir diversa infraestructura, lo cual ha transformado sus condiciones urbanas. Este proceso se ejecuta a través de una desvalorización previa de los territorios3637, condición que posibilita la posterior inversión y valorización del territorio para la acumulación de capital.
Bajo la consigna de transformar condiciones urbanas «negativas», gobiernos locales o empresas despliegan una serie de acciones que propician desterritorializaciones de ideas, cuerpos, objetos o infraestructura del territorio. Esto conlleva transformaciones territoriales ejercidas a través de actos de violencia, basadas en el desplazamiento de todo aquello que no pueda ser ingresado, en ese momento, a la lógica del mercado.
Debido a lo anterior, las áreas centrales se reposicionan como territorios de conquista, abriendo una frontera interna de colonización. Para lograr este objetivo se utilizan estrategias territoriales denominadas de diversas maneras: regeneración, renovación, revitalización o redesarrollo; que son empleadas de manera indistinta en su accionar38. Dicha planificación sirve como justificación para la conquista o intervención intensiva de territorios urbanos en el neoliberalismo. Este modo de territorialización, bajo la óptica de la antropóloga costarricense María del Carmen Araya Jiménez, se puede interpretar como una expresión del urbanismo neocolonial39.
Lo anterior hace referencia a una serie de prácticas, discursos y relaciones colonialistas que generan jerarquías entre los grupos sociales en su disfrute y gestión del espacio urbano40. Esto produce espacios urbanos centrales como una mercancía selecta que excluye a las poblaciones subalternas de su disfrute.
La ciudad neoliberal se caracteriza por resaltar ciertos temas «estratégicos» para su puesta en valor (tecnológico, histórico, cultura), excluir una mejora del conjunto de la ciudad y, a la vez, beneficiar solo a un sector de la población. Por ejemplo, se despliega una valorización selectiva de barrios históricos a través de una recuperación de la historia, el patrimonio arquitectónico o la cultura local, transformaciones que son dirigidas para las clases medias y altas. En San José de Costa Rica, los casos más emblemáticos han sido Barrio Escalante41 y Barrio Amón; o en Ciudad de México, la Colonia Condesa42.
Este movimiento ha propiciado una gentrificación en las áreas centrales. Esta idea hace referencia y denuncia una transformación urbana que expulsa población de bajos ingresos para reemplazarla con población de altos ingresos43. Esto gesta acciones de revanchismo urbano que, según Smith44, se considera un aspecto fundamental del urbanismo neoliberal. El revanchismo es apoyado por una política pública y tiende a desplazar a toda aquella población que se considera «raptó» la ciudad: población de clase baja, migrantes, trabajadores precarios y habitantes de calle, entre otros sujetos45. Consecuentemente, este territorio urbano neoliberal construye «muros» materiales o simbólicos que generan una marcada división socio-territorial, lo que amplía la desigualdad y la segregación.
En la ciudad latinoamericana, la gentrificación, según Delgadillo46, presenta dos características:
La gentrificación es desarrollada en parte por el despliegue de estrategias discursivas que validan acciones de intervención urbana y ocultan lo agresivo y revanchista de su materialización48. Por ejemplo, hace uso de narrativas como: mejoramiento barrial, repoblamiento, renovación urbana, activación cultural o rescate patrimonial; que más allá de su importancia o validez técnica para el desarrollo urbano, han permitido que clases «privilegiadas» vuelvan a la conquista de las áreas centrales. De esta forma, la territorialización de estas ideas produce espacios urbanos que se vuelven una mercancía de lujo accedida por pocos sectores49. En el caso de San José de Costa Rica, una de las narrativas principales para la conquista de la ciudad ha sido la idea de la regeneración y el repoblamiento50.
De manera general, la gentrificación ha representado uno de los procesos urbanos activados por la territorialización del neoliberalismo en las ciudades en América Latina. Esto ha promovido un conjunto de cambios y dinámicas en la ciudad: actividades culturales, «museificación» del espacio urbano, privatización del espacio público, segmentación de la ciudad por clase, securitización, desterritorializaciones de objetos y personas o creación de vivienda exclusiva. La territorialización del neoliberalismo en áreas centrales construye un producto destinado a «los nuevos colonos», ganadores de la globalización.
La neoliberalización en América Latina ha profundizado las desigualdades sociales. Esta realidad tiene su contraparte en el territorio, al consolidar y extender los asentamientos informales y las urbanizaciones cerradas5152 como una de sus marcas territoriales de las desigualdades53. Estas fragmentaciones del espacio urbano generan territorios en tensión, lo cual tiene implicaciones en la vida individual y colectiva.
El acceso a la tierra urbana y a la vivienda, en el marco del neoliberalismo, se vuelve cada vez más complicado para un segmento mayor de la población latinoamericana54. En el caso de la vivienda, como ocurre en Costa Rica, se estima que hay un déficit cuantitativo de 32 000 viviendas55; mientras que el déficit cualitativo ronda el 54 % de los hogares (viviendas con alguna deficiencia o hacinamiento)56. Este elemento, de manera general, remite a reflexionar que la vivienda, cada vez más, se convierte en un producto de mercado y se aleja de ser un derecho humano; cuyo acceso es mediado por las lógicas del capital.
Por otra parte, el Estado, en todos sus niveles de administración, abandona selectivamente la gestión del espacio público, lo cual, a su vez, estuvo asociado a aumentos de la percepción de la inseguridad en la ciudad. Esta característica ha llevado a una erosión del espacio público como lugar de encuentro, lo que favorece a empresas inmobiliarias para el desarrollo de distintas tipologías de centros comerciales, por ejemplo, los malls. Esta última tipología ha aumentado en Costa Rica desde su primer establecimiento en 199357 y se ha convertido en el refugio de convivencia de cientos de personas que consideran el «afuera» de la ciudad como un espacio indómito.
La territorialización de la ciudad neoliberal va generando un desarrollo urbano insular58, dirigido por el mercado inmobiliario59. Esto ha ocasionado que la socialización y el habitar de todas las clases sociales, se enclaustre en territorios cerrados con fronteras tangibles. Esto conduce a una pérdida de lo común en la ciudad, lo que genera un extrañamiento de ella misma como un espacio de encuentro y de socialización para posicionarla más como un espacio de paso utilizado a conveniencia. A su vez, se va constituyendo una negación de la ciudad «tradicional», para posicionar en el imaginario una nueva ciudad entre muros, fruto de la atomización social. Con esto, se está ante el despliegue continuo de una desterritorialización que desplaza imaginarios, sentidos y dinámicas sociales para establecer otras características. En el GAM de Costa Rica, el mercado inmobiliario ha utilizado la publicidad para construir imaginarios idílicos, a-históricos y a-espaciales de su producto (territorialización), pero a la vez oferta, por ejemplo, vivienda en nuevos territorios «autosuficientes» que desplazan a otros (desterritorialización)6061.
El proceso descrito, en el caso costarricense, así como en otras ciudades latinoamericanas, ha llevado a una consolidación de segregaciones socio-espaciales, pero con la característica de representar una segregación espacial con proximidad6263. Es decir, se da una ubicación cercana entre urbanizaciones cerradas y asentamientos informales; entre centros comerciales y asentamientos informales; entre residenciales de clases media-alta y alta y de clase media-baja y baja; entre torres de vivienda exclusivas y barrios populares o excluidos. Esta característica fue potenciada por los modos de implementación de la suburbanización64, donde los mercados, formal e informal de la tierra, fueron los que condicionaron la localización de los grupos sociales.
De modo general, la territorialización de las expresiones de la ciudad neoliberal han desencadenado otros procesos en los espacios urbanos, por ejemplo: conflictividad por el uso del espacio; injusticias en el acceso diferenciado y segmentado de espacios para el recreo, el entretenimiento o la socialización; acceso desigual a la ciudad y a la vivienda digna; y aumento de la securitización, por ejemplo, a través de la proliferación de cámaras de seguridad, enrejamiento de las viviendas o aumento de empresas de seguridad privada.
La territorialización de la ciudad neoliberal ha permitido la emergencia y profundización de la producción de territorios urbanos exclusivos y excluyentes. Esto se debe a que el urbanismo neoliberal territorializa un proyecto económico-político favorecedor de un sector de la población, para lo cual se crean arreglos institucionales y normativos que marcan la trayectoria del desarrollo urbano bajo la dirección del mercado inmobiliario; con ello, se busca fortalecer la disciplina de mercado, la competencia y la mercantilización de todos los ámbitos de la sociedad65; así queda relegado el bienestar social a los intereses del mercado.
Un abordaje de la ciudad neoliberal desde su territorialización permite entender su proceso de constitución en diálogo o tensión con las realidades concretas de una geografía, y con ello, comprender las dinámicas territoriales que se activan para su materialización y observar las huellas que se marcan en el espacio. Así, este enfoque brinda insumos que ayudan a «desarmar» el paisaje observado en la ciudad como un hecho dado e interpretarlo como un medio utilizado por actores para lograr sus objetivos.
Asimismo, una ruta básica de ingreso para el estudio de la neoliberalización urbana en Costa Rica es considerar alguna exteriorización (nueva construcción, remodelación o proyecto de desarrollo), para indagar, al menos, tres aspectos:
Estos elementos brindan insumos para comprender si el objeto de estudio se enmarca dentro de la territorialización del neoliberalismo.
En general, tres son las preguntas que pueden dirigir un estudio de la territorialización de la ciudad neoliberal: ¿Cómo se piensa el neoliberalismo en el marco concreto de estudio? ¿Cómo se ejecutan transformaciones institucionales-normativas para el neoliberalismo? ¿Cómo se materializan las ideas neoliberales en el territorio?
Asimismo, un punto central por considerar es a quiénes beneficia y a quiénes perjudica la territorialización del neoliberalismo, para así gestar un camino investigativo que contribuya a producir ciudades más justas.
Formato de citación según APA: Jiménez-Corrales, A. (2021). Rutas teóricas para estudiar ciudades neoliberales: Un acercamiento desde la territorialización. Revista Espiga, 21 (41), páginas 48-67.
Formato de citación según Chicago-Deusto: Jiménez-Corrales, Andrés. «Rutas teóricas para estudiar ciudades neoliberales: Un acercamiento desde la territorialización». Revista Espiga 21, n.º 41 (enero-junio, 2021): páginas 48-67.
https://revistas.uned.ac.cr/index.php/espiga/article/view/3500 (html)