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Huellas de la violencia estructural en Centroamérica
Soili Buska Harju
Soili Buska Harju
Huellas de la violencia estructural en Centroamérica
Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, vol. 13, núm. 1, pp. 9-12, 2016
Universidad de Costa Rica
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Presentación

Huellas de la violencia estructural en Centroamérica

Soili Buska Harju
Universidad de Costa Rica, CIICLA, Costa Rica
Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, vol. 13, núm. 1, pp. 9-12, 2016
Universidad de Costa Rica

Bajo el tema central Huellas de la violencia estructural en Centroamérica, presentamos una serie de artículos, buena parte de los cuales estudian problemáticas derivadas de la violencia estructural y simbólica de las sociedades centroamericanas. Se examinan aquí algunos de los “efectos secundarios” de las estructuras asimétricas de poder históricas, todavía prevalecientes en las sociedades centroamericanas. El desafuero provocado por las desigualdades sociales, la pobreza, el patriarcado, el colonialismo, entre otros, produce en la vida cotidiana violaciones a la dignidad y a los derechos humanos de amplios sectores sociales. Asimismo, se trata de estructuras de poder y prácticas que a menudo llegan a manifestarse en actos de violencia directa y tangible contra personas y otros seres vivos.

El tema central lo inaugura Patricia Alvarenga Venutolo con su estudio sobre los imaginarios de la violencia pandillera en textos de investigación social y de ficción sobre El Salvador, los cuales exploran las subjetividades de los actores de la violencia. La autora observa que algunos investigadores incluso lograron generar acciones para disminuir la violencia al interior de las pandillas. Tal fue el caso de la creación de la organización Homies Unidos entre pandillas rivales como resultado no planeado de un proyecto de investigación. Alvarenga plantea la crucial pregunta de por qué en algunos lugares existen actitudes y normas que favorecen menos conductas violentas que en otros. ¿Cuál es el papel de la convivencia comunal y de la construcción identitaria en la violencia? Los estudios concluyen que la única forma de vencer la violencia actual es por medio del fomento de relaciones interactivas transformadoras de las subjetividades. Otro tema importante que discute Alvarenga es el abordaje de la otredad interna, generalmente estereotipada como peligrosa, sin embargo, algunas investigaciones sociales y obras literarias han optado por mostrar la cara humana del “monstruo” –por ejemplo, al presentar fotografías de mareros cuidando a sus hijos– y, de esa manera, han socavado los discursos hegemónicos criminalizadores. No obstante, el temor y la inseguridad que percibe la ciudadanía ha popularizado las demandas de mano dura y los discursos militares, y así, incluso el gobierno de izquierda terminó creando batallones especiales para combatir a las maras, lo cual, por cierto, evoca la macabra misión del Batallón Atlácatl en la década de 1980. Para Alvarenga, “el miedo es enemigo de la democracia”, pero, lamentablemente, en El Salvador, “la transición a la democracia, lejos de cohesionar las subjetividades alrededor del ideal democrático, ha segmentado y polarizado a la potencial sociedad civil”. En este contexto, se producen subjetividades inmunes al dolor de los otros y se debilitan los vínculos solidarios necesarios para la construcción ciudadana.

En su texto sobre la emigración infantil centroamericana, Guillermo E. Acuña González expone cómo la violencia estructural de las sociedades centroamericanas expulsa una importante proporción de la población centroamericana –incluyendo a menores de edad que viajan sin sus progenitores u otras personas tutoras– de sus países de origen al exilio hacia Estados Unidos de Norteamérica. Según Acuña, esta emigración responde, por un lado, a causas estructurales –desigualdad, pobreza, desprotección y exclusión institucional–y, por el otro, a motivaciones individuales, independientemente de si se trata de personas migrantes adultas o menores de edad. Así, la decisión de emigrar no es producto de un acto impulsivo, sino que existen condiciones económicas, sociales, culturales, familiares e institucionales que empujan a las personas a tomar esa decisión. Tradicionalmente, las personas menores de edad han sido excluidas tanto de los estudios de migración como de las políticas migratorias y de desarrollo. Sin embargo, se convirtieron en objeto de interés hasta el año 2014, cuando los medios de comunicación alertaron sobre la llegada de miles de menores de edad a la frontera de Estados Unidos. Según Acuña, la comunidad investigadora del tema debe considerar a la niñez no como actores inconscientes de las migraciones, sino como personas que toman la decisión meditada de emigrar de su barrio y de su país a raíz de experiencias cotidianas extremas que tienen que ver con las transformaciones que sufren las instituciones tradicionales que –se supone– deberían brindarle afecto y seguridad a la niñez. Por lo tanto, la población migrante infantil debe conceptualizarse más allá de “niños y niñas migrantes sin acompañantes”.

La violencia estructural del patriarcado se manifiesta por medio de la imposición de las categorías sexuales binarias y la normativa heterosexual, cuyo impacto estudia Daniel Fernández Fernández en su artículo aborda el tema de la visión de algunos programas de televisión sobre el sexo y el cuerpo de las biomujeres. Fernández emplea los métodos de análisis de discurso (crítico y foucaultiano) para examinar el tratamiento de la sexualidad femenina (de las biomujeres) en el discurso sexológico de los programas televisivos escogidos de dos canales costarricenses. Fernández concluye que la visión que presentan los programas analizados sigue la codificación binaria de la sexualidad basada en la norma heterosexual y, además, aproxima a la sexualidad de las biomujeres desde una posición mórbida y profiláctica. En esta visión, mientras los impulsos sexuales masculinos son casi incontrolables, la corporalidad femenina se deserotiza y se convierte en un espacio de la pedagogía sanitaria. Así, la sexualidad femenina termina siendo analizada desde los trastornos ginecológicos, dispositivos intrauterinos, infecciones, esterilidad y agentes micóticos. El autor observa que la sexualidad femenina se define como algo al servicio de la masculinidad dentro de la lógica heterosexual y de la institucionalidad del matrimonio, y detecta una clara continuidad entre la sexología televisiva y los discursos clericales, donde la sexualidad masculina es incontrolable y donde “el sujeto femenino se convierte en un monigote penetrable dentro de una fábula heteronormativa sexológica”.

En el tema de las sexualidades, Jonathan Elí Melgar explora personajes travestis en dos obras literarias, “La corrección de menores (Manuscrito de un escolar)”, un poema que pertenece a Mentiras y verdades (1923) por el salvadoreño Francisco Herrera Velado (1876–1966), y El lugar sin límites (1966), una novella del chileno José Donoso (1924–1996), con la intención de identificar una línea de textos queer en la región centroamericana y contribuir a ampliar el espacio geográfico de estudios queer en Latinoamérica, los cuales hasta ahora se han enfocado más que todo en el Cono Sur y el Caribe. Melgar contextualiza primero los estos estudios y las dos obras seleccionadas y, luego, analiza la inversión de los roles sexuales, especialmente, el papel de las mujeres en la inversión queer. El autor detecta en estas obras inversiones dentro de otras inversiones, o sea, un ciclo de inversiones, donde, por ejemplo, el travesti Luis/Luisa del poema “La corrección de menores (Manuscrito de un escolar)” asume el papel de Julieta –pasivo/a– en su relación con la tía lesbiana, quien, por su parte, asume el papel de Romeo, a quien le atrae lo que hay de mujer en Luis/Luisa. El trabajo de Melgar revela que, desde décadas –casi un siglo– atrás, se publicaban obras literarias centroamericanas relacionadas con la problemática queer, desde mucho antes de que se planteara el interés académico en el fenómeno y el concepto.

En la sección Página abierta, tenemos los trabajos de dos autores panameños. Luis Pulido Ritter inicia con una reflexión sobre el eurocentrismo en el caso panameño, la cual termina con una crítica de la teoría decolonial. Después de plantear que, en Panamá, se implantó una ilustración sin el “entendimiento propio” (que demandaba Kant como criterio del pensamiento ilustrado), explica cómo la sociedad panameña nunca se liberó del tutelaje de los “libros sagrados” (religiosos o laicos), lo cual ha llevado a la falta de legitimidad de las instituciones, a la impunidad y a la corrupción, e incluso ha servido para justificar centralismos y dictaduras. En su crítica a los estudios decoloniales, Pulido sugiere que esta teoría olvida que el pensamiento europeo no solo ha ocultado sino también ha revelado “lo olvidado, lo oculto y lo excluido”. El autor advierte que la rápida recepción de las ideas de los teóricos decoloniales en Latinoamérica se explica por la existencia de una larga tradición romántica de búsqueda de identidad cultural y política “por recuperar una tradición o cultura usurpada”. Sin embargo, para Pulido, no hay novedad en la crítica decolonial contra la modernidad; Walter Mignolo no es original al plantear la colonialidad como condición de existencia de la modernidad, pues pensadores de la modernidad como Adam Smith, Karl Marx y Rosa Luxemburgo tenían claro que no había modernidad sin colonialidad y visibilizaron el problema de la esclavitud, la ocupación colonial y la explotación.

El segundo texto de Página Abierta es el de Humberto López Cruz, quien, al examinar la narrativa de dos jóvenes escritores panameños, descubre una percepción transatlántica, que ubica el istmo panameño de manera novedosa en el contexto global. En la novela De Marruecos a Kenia. Crónicas de un panameño en África de Ángel Ricardo Martínez, el istmo se exporta y se traslada a otro continente, y la crónica del panameño en África termina produciendo una nueva articulación de Panamá con el mundo. Se trata de una especie de extroversión del istmo panameño, el reconocimiento de la otredad entre dos continentes. Según López, esta novela destruye “la presuposición de una penetración cultural”. La otra novela, Impulsos taliónicos de Ramón Francisco Jurado, presenta un texto globalizado, una “extroversión general del istmo”, una expansión geográfica, en la que Panamá se incluye en el mundo global y donde el individuo se aventura más allá de sus fronteras habituales, “hasta una presencia global en la contemporaneidad ciudadana”. López exhorta a las nuevas narrativas a salir de la habitual introversión textual e intentar responder las nuevas necesidades sociales de la región; que Panamá salga de sus linderos y sea parte de un propósito mayor. El autor considera que, en estos autores jóvenes, la literatura panameña ha experimentado una transformación necesaria hacia la globalización, pues sale de lo local y se inserta en la realidad internacional.

Este número cierra con la sección de Reseñas, donde encontramos comentarios sobre dos libros. En la primera reseña, Wanda C. Rodríguez Arocho expone el libro titulado ¿Para qué carretas sin marimbas? Hacía una historia crítica de la práctica de la música “clásica” en Costa Rica (1971-2011) de José Manuel Rojas González, el cual constituye un examen crítico de la historia de la práctica de la música clásica en Costa Rica. El libro, que analiza, entre otras cosas, el repertorio de la Orquesta Sinfónica Nacional, nos invita a reflexionar sobre los mitos en torno a las políticas culturales de los gobiernos liberacionistas en Costa Rica como lo es, por ejemplo, el relacionado con la frase célebre de José Figueres Ferrer “para qué tractores sin violines”, o la idea del Teatro Nacional como espacio único de cultura, entre otros.

En la segunda reseña, Amalia Chaverri presenta el libro titulado Jorge Debravo. La poética del amor de Evelyn Araya Fonseca, el cual encarna una contribución valiosa ya que consiste en un estudio del amor, basado en el referente teórico de La llama doble de Octavio Paz. Chaverri recalca que para la autora del estudio, la temática del amor es una constante y juega un papel sobresaliente en la producción debraviana y cita las palabras de Araya: “El amor se ensancha y se vuelve accesible a todas las personas. Es un amor que, al ser genuinamente humano, adquiere un carácter universal”.

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