Reseñas
Recepción: 01 Junio 2016
Aprobación: 25 Junio 2016
Reseña
Debates latinoamericanos. Indianismo, desarrollo, dependencia y populismo tiene el reto de, en palabras de Boaventura de Sousa Santos, hacer una “sociología de las ausencias” y una “sociología de las emergencias”. Maristella Svampa, en esta obra confiesa que, como parte de un desafío político, intelectual y pedagógico busca conciliar la idea del intelectual público y político, comprometido con un proyecto de cambio e inscribirse en la tradición crítica del pensamiento latinoamericano. Recupera en términos de afinidad electiva, la perspectiva subalternista y poscolonial, la decolonial y la epistemología del sur.
Bajo la definición de que el gran problema de la teoría social latinoamericana es el déficit de acumulación (debido a la desvalorización de lo producido en la región), la debilidad en la transmisión regional y generacional, la vocación antropofágica de la cultura latinoamericana para incorporar otros vocabularios y los procesos de expropiación epistemológicas, la autora propone reconstruir los debates en torno cuatro tópicos de las ciencias sociales latinoamericanas: indianismo, desarrollo, dependencia y populismo. Emprendiendo una tarea ardua, transitará por las tradiciones más reconocidas y sus respectivos referentes. La intención de lograr la mayor exhaustividad es clara y puede observarse especialmente en la detallada, precisa y sucinta recuperación de los debates mencionados, así como de las tensiones, discusiones y corrimientos que se van dando en su interior. Sin embargo, la autora advierte el carácter incompleto y arbitrario de esta obra, especialmente al no incluir la cuestión campesina, con tanto peso en la realidad latinoamericana.
En el libro se llevará a cabo una interpretación de la actualización de cada una de esas discusiones, centrándose en el cambio de época operado desde los años 2000. Con la potente afirmación de que “…estos debates y reposicionamientos respecto del extractivismo, retorno del populismo, emergencia de una nueva dependencia, y boom de los commodities trajeron consigo una fractura al interior del pensamiento crítico latinoamericano” (p. 501) emprende un posicionamiento claro, ubicándose en el espectro critico a los gobiernos del cambio de época y afirmando que en la actualidad se vivencia un escenario conflictivo en el cual se articula la tradición populista y el paradigma extractivista, expulsando a las poblaciones originarias y profundizando el carácter dependiente de las economías.
En los debates tradicionales respecto del populismo, Maristella Svampa inicia un trabajo que es especialmente necesario en las ciencias sociales: la sistematización de los distintos conceptos sobre populismo y la definición del marco teórico, epistemológico e histórico donde estos se forjan. Viene a saldar, en gran medida, una deuda de las ciencias sociales. En esta ardua tarea se esfuerza por aclarar que la ambigüedad respecto de la caracterización de populismo se plasma, en los hechos, por el carácter contradictorio que asume, tras la doble referencia a la igualdad y a la jerarquía, interpelando a la polarización o binarización de la sociedad y como fenómeno que apela, asimismo, a la apertura y al cierre de la política. La reconstrucción asumida versará especialmente en la articulación con cinco temas: los orígenes, la posibilidad de una vía autónoma, su relación con lo nacional y popular, la incorporación de lo plebeyo y, por último, la articulación entre populismo y neoliberalismo. En una reflexión final la autora revitaliza la importancia del debate sobre el populismo en la medida en que éste nos interpela sobre la democracia realmente existente y sobre los acuerdos político-sociales de nuestras sociedades; en suma, sobre los procesos de construcción de hegemonía.
Es ese proceso de construcción de hegemonía y la relación restrictiva con la democracia, lo que lleva a la autora a caracterizar a los populismos del siglo XXI como de alta intensidad, aseverando que en ellos “Se afirma un modelo de subordinación de los actores sociales (movimientos sociales y organizaciones indígenas) que apunta a la cancelación de las diferencias. Poniendo de relieve la amenaza y el cercenamiento de libertades políticas” (p. 500). En virtud de marcar algunas diferencias, desarrolla una bien interesante clasificación entre populismos plebeyos respecto de los casos de Bolivia y Venezuela y populismos de clase media en Argentina y Ecuador; lo cual, sostiene está lejos de pretender establecer una diferencia entre populismos buenos y malos, sino que tal distinción pretende destacar que en el caso boliviano y venezolano hicieron una apuesta por la participación desde abajo mientras que en los otros dos casos han apuntado a hacer de la participación una suerte de declamación retorica sumida en el paradigma de “inclusión social”. A partir de este análisis se desarrollaran elementos de crítica respecto del tratamiento de lo indígena por parte de estos gobiernos, especialmente sobre su visión productivista del desarrollo y sobre los lazos reactualizados de dependencia con la Republica Popular de China.
El orden argumentativo nos instala la cuestión del desarrollo, ya que es la íntima conexión entre populismo y neoextractivismo lo que define el carácter específico del cambio de época. Es, asimismo, lo que determina la fractura al interior del pensamiento crítico latinoamericano, relativamente unido en la década precedente de cara a la crítica al neoliberalismo. La enérgica tesis de que las nociones de progreso y civilización que operaron durante todo el siglo XVIII y XIX como ideas-fuerza fueron reemplazadas, después de la Segunda Guerra Mundial, por la de desarrollo habilita la reconstrucción histórica sobre la problematización del mismo en relación a dos campos: desarrollo-progreso y desarrollo-naturaleza. En virtud de tal propuesta revisa el paradigma productivista, delineando los pasos seguidos por la CEPAL y la teoría estructuralista en la región, mostrando los elementos de continuidad y ruptura y enfatizando la reactualización del desarrollo como eje organizador de las economías latinoamericanas. En cuanto a las críticas al extractivismo y el debate por los conceptos-horizontes, Svampa, recorre nociones como Consenso de los Comoditties, mal desarrollo, bienes comunes y ética del cuidado, concepciones críticas que se enmarcan en lo que ha dado a llamar giro ecoterritorial. El mismo, se aloja en la emergencia de marcos comunes de acción, esquemas interpretativos globales, productores de una subjetividad colectiva alternativa. El Buen Vivir o Sumaj Kawsay aparece como uno de los temas más discutidos por parte de las ciencias sociales latinoamericanas, especialmente luego del quiebre del consenso precario que existía en relación a él a partir del 2012. Sin embargo, este ha dotado de mayor vitalidad al giro ecoterritorial ya mencionado. En el Buen Vivir, dice la autora, se inscriben diferentes sentidos emancipatorios y coagulan las críticas al extractivismo reinante, oficiando de marco común para la acción. Empero, advierte, la amenaza es su temprano vaciamiento en manos de retoricas de legitimación gubernamental.
Este concepto nos sumerge plenamente en el debate en torno a la indianidad. Su tratamiento no deja de estar teñido por la necesidad de procesar en clave histórica y analítica las formas dispersas y disimiles en que ha sido metabolizada la cuestión indígena por las ciencias sociales. Así como en el resto de los debates, el logro de la obra es la codificación y sistematización de las producciones acerca del componente indígena en la región. En clave de reconstrucción, Maristella Svampa plantea pensar el tratamiento de lo indígena a partir de dos grandes etapas. En la primera (1900 al 1960) se exploran los debates en torno a la cuestión de la raza y la perspectiva positivista, el proceso de revalorización de lo indígena desde finales del siglo XIX y principios del XX, en el que ha tenido fuerte impronta la teoría marxista latinoamericana y, por último, el momento del indigenismo integracionista como paradigma dominante. En la segunda etapa (1960 al 2000) la autora se esfuerza por abordar los nuevos campos de tensión que se despliegan desde el giro político y social de los años 1970 marcado por la reinvención de la indianidad y las últimas décadas de la coyuntura de América Latina donde se plantea la tensión, en el marco de la globalización, entre el paradigma multiculturalista que se asienta en el concepto de minorías étnicas y la folclorización de las identidades.
Los debates contemporáneos sobre la cuestión indígena pueden leerse en clave con la articulación de tres conceptos: populismo, democracia y extractivismo. Estos marcarán la impronta de la fractura ya mencionada al interior del campo académico, así como las tensiones vividas por los actores, especialmente las comunidades indígenas y los gobiernos, específicamente los denominados populismos plebeyos.
Existen dos grandes temas sobre la cuestión indígena en la actualidad, por un lado la autonomía y por el otro la consulta previa. Estos han provocado respuestas diferentes en virtud de que “…la relegitimación de la matriz comunitaria tiene como telón de fondo el avance de las luchas y el reconocimiento de los derechos colectivos, obtenidos en las últimas décadas. Por otro lado, dicho procesos de expansión de la frontera de derecho tiene como contracara la expansión de las fronteras del capital hacia territorios indígenas” (p. 327). Estos elementos han minado la discusión sobre el carácter “progresista” de los gobiernos del cambio de época y sobre la deseabilidad y viabilidad del proyecto de desarrollo extractivista.
Por último, retoma el debate sobre la dependencia. Entendiendo que en la actualidad se vive una “nueva configuración dependentista” y poniendo en duda la viabilidad del regionalismo desafiante latinoamericano sostiene que “Lejos de las declamaciones de la unidad e integración regional, en nombre del Mercosur, la Unasur o el Celac, cada país ha ido firmando de manera unilateral convenios comerciales y financieros con China, los cuales tienden a profundizar el extractivismo en todas sus variantes” (p. 497)
Respecto de la dependencia como categoría-faro, repasa los núcleos centrales: los modos de producción y la disyuntiva entre el carácter capitalista o feudal de la sociedad colonial y el rol de la burguesía nacional en el marco de la economía capitalista dependiente, retomando a sus principales exponentes. También resalta los aportes de la Teoría de la Marginalidad y del concepto de colonialismo interno. Sin embargo, afirma, en los años 1980 el giro democrático reformista y la hegemonía neoliberal eclipsaron el mapa intelectual y político desplazando a la dependencia como categoría-faro. En el siglo XXI la dependencia es pensada a la luz de la globalización reinante. En el plano de interpretación latinoamericana existen dos líneas claras, una de ellas asegura el pasaje de la sociedad nacional a la sociedad global, la segunda subraya las líneas de continuidad y lee a la globalización como una fase superior del imperialismo.
Finalmente, la autora enuncia una pregunta que se hace fundamental al calor de las nuevas relaciones internacionales con China y la novedosa dinámica multipolar del mundo: ¿Cooperación estratégica o neodependencia? Y afirma, a continuación, que la cuestión sobre el rol de China en América Latina debe ser leída a la luz del extractivismo dominante, consolidando nuevas relaciones asimétricas y de dependencia.
Para concluir, Maristella Svampa nos llama a reflexionar sobre lo que dilucida como un fin de ciclo provocado por las tensiones entre transformación y restauración propia del cambio de época. Esta reflexión no debería centrarse solo en lo económico sino abarcar lo político y la pérdida del lenguaje emancipatorio, la relación entre populismos y democracia y el fortalecimiento de la oferta política conservadora.
Debates latinoamericanos. Indianismo, desarrollo, dependencia y populismo tiene la virtud de alojar dos proezas sin duda imprescindibles para las ciencias sociales contemporáneas. La primera, la sistematización de los debates más caros al campo intelectual latinoamericano, insertándolo en un análisis histórico preciso y exhaustivo. La segunda, problematizar los debates con mayor vigencia en la actualidad, recabando todas las voces y perspectivas. Sin duda, esta obra se convertirá en un material de consulta ineludible y referencia obligada para todos aquellos que seguimos pensando la posibilidad de una región más justa.