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Fornillo, Bruno: Sudamérica futuro. China global, transición energética y posdesarrollo, Buenos Aires, Editorial El Colectivo y Clacso, 2016, 196 págs.
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 14, núm. 56, pp. 78-81, 2016
Universidad de Buenos Aires

Reseñas


Recepción: 30 Mayo 2016

Aprobación: 13 Junio 2016

Reseña

Si tuviéramos que resumir con una palabra los tiempos actuales de Sudamérica, la más indicada quizás sería la de transición. Por supuesto que siempre estamos en una transición, porque los tiempos cambian, las sociedades se transforman y los procesos nacen y mueren sin cesar. Sin embargo, la palabra transición ocupa todo su peso en la actualidad porque estamos asistiendo a una conjugación de cambios que ocurren a la vez y de manera articulada, de los cuales según cómo se logren configurar entre sí sus distintas variables, ellos terminaran por definir un patrón de media y larga duración que nos afectará por años y décadas hacia el futuro. Para dar algunos ejemplos al respecto, la civilización occidental, hasta ahora, ha sido esencialmente una civilización dependiente de las energías fósiles; empero, el agotamiento de los recursos que alimentaban dicho patrón de funcionamiento hacen que las pautas de reproducción no puedan sostenerse por mucho más tiempo, ya que según los distintos pronósticos esos recursos se terminarán en un lapso cercano a los cincuenta años. En consecuencia, las decisiones que se tomen en la actualidad para administrar la transición energética con vistas a un patrón pos-fósil condicionarán nuestras vidas por decenas de años hacia adelante. Otro punto de vital importancia, especialmente para el subcontinente, es cómo se configurará su relación con el descomunal ascenso chino y cómo se resolverá en consecuencia la llamada “confrontación del Pacífico” por el dominio de los mercados, injerencia política, militar y económica entre dicha potencia asiática y el lento declive de los Estados Unidos. Como vemos, entonces, la época actual es verdaderamente un momento de transición para Sudamérica y sus dilemas no se pueden desatender de ningún modo, siendo, precisamente, esta dicha transición y sus ejes los que Bruno Fornillo aborda en su reciente libro Sudamérica Futuro.

Por empezar, debemos decir que el trabajo de Fornillo intenta entrelazar varios de los elementos centrales de la coyuntura inmediata para la región, en línea con los debates de la agenda actual, y no tanto con problemas que “algún día vendrán, quizás”. En este sentido, lo que parecería ser el punto clave del trabajo es el de señalar cómo está dado el estado del mundo hoy y cómo se inserta en ello Sudamérica. O más precisamente, hacer un análisis complejo y multivariado de las dinámicas que se están estructurando en el presente y que -depende de cómo se intervenga, especialmente por parte de los países latinoamericanos- se terminará de configurar un futuro en una u otra dirección para la región. Así, se intentan plantear diagnósticos, presentar datos, dar marcos de inteligibilidad para los mismos y señalar las direcciones de los ciclos y procesos que nos gobiernan, como también alertar sobre las terribles trampas que hay que “saltar”, a fin de evitar caer en desastres o en errores muchas veces irreparables. Errores que podrían ir desde los desastres climáticos hasta las implicancias de descuidar el vínculo potencialmente peligroso de la reconfiguración interimperialista. Si bien la gran cantidad de temas que son tratados por Fornillo tengan un carácter recortado y no necesariamente de encadenamiento entre unos y otros, según nos dice el propio autor en el prologo, los abordajes comparten un plafón que los unifica, como es su entrecruzamiento desde “la dimensión sudamericana y sus márgenes de autonomía en el nuevo mundo; la vinculación entre naturaleza y tecnología; la necesaria articulación entre geopolítica, ambiente y política, la reflexión acerca de las alternativas al desarrollo; la apelación a la igualdad colectiva; la búsqueda por diagramar estrategias a futuro” (p. 18).

Ya en el título y en los cuatro capítulos que componen el libro son fácilmente ubicables los cuatro ejes centrales sobre los cuales el autor buscará presentar y discutir los temas que trata. Ellos son, en primer lugar, el sitio que está ocupando China en el subcontinente y las disputas que ello conlleva con los Estados Unidos, tanto a nivel regional como global. En este punto, se trata de dar cuenta cómo ha sido la dinámica del ascenso chino, las estrategias de contención por parte de los estadounidenses, las derivas militaristas que ello conlleva y la transformación del sur asiático (y eventualmente, de América Latina) como tablero de ajedrez, tanto por el control y dominio de rutas, mercados y zonas de influencias, como también por las tensiones que estas temáticas puedan desembocar en la economía global. De allí que la competencia interimperialista actual no puede ser pensada como un “juego” de antaño, de confrontación abierta o en una nueva “guerra fría”, sino más bien en un pluricentrismo en el cual ni Europa, Rusia, Japón o India dejarán de cumplir un rol reequilibrador activo para evitar los choques frontales y del que también sacarán su tajada. En todo ello, nos dice el autor, el avance chino en Sudamérica se ha dado como un “poder blando”, escalando en sus posiciones de comprador, financista, exportador e inversor, lo cual ha vuelto al gigante asiático una verdadera oportunidad para apalancar el crecimiento y la entrada de divisas, pero también un peligro, puesto que sus compras se concentraron esencialmente en bienes primarios y sus ventas han desplazado el rol de complementariedad industrial y tecnológica entre países como Brasil y Argentina. Asimismo, está construyendo un vínculo en el cual la región no parece haber quebrado el patrón dependiente y subordinado que tuvo con otras grandes potencias en el pasado. Por lo cual, el vínculo prometedor hacia el futuro con China no termina de esquivar varios de los patrones de supeditación que la región tuvo ya sea con Gran Bretaña en el siglo XIX o con Estados Unidos en el siglo XX.

En segundo lugar, en el libro se abordan las cuestiones ligadas a los recursos estratégicos naturales y al pos-desarrollo en América del Sur, buscando hacer una radiografía y algunas proyecciones sobre el subcontinente como exportador de naturaleza, energía y trabajo. En este caso, las temáticas trazadas se ligan a los debates internos que están llevando adelante los países latinoamericanos con respecto a los bienes que exportan y al rol que ocupan -o deberían ocupar- dichos bienes en sus economías. Durante los primeros años del siglo XX el alto valor de los bienes primarios le ha permitido a la región expandir sus ventas y mercados, sumar divisas, inversiones, lograr superávits externos y robustecer las arcas de los Estados, pero al riesgo de primarizar excesivamente sus economías, descuidar su medio ambiente, activar conflictos territoriales latentes, desequilibrar sus estructuras productivas y volverse muy dependiente del frágil ciclo del capital iniciado con el cambio de siglo. Por ello, las discusiones con respecto a los bienes naturales y su destino no son menores: entre ser recursos estratégicos, simple materias primas, commodities o incluso “bienes comunes” se hallan parte de los debates contemporáneos. El caso más destacado por el autor es el del litio (recurso sobre cual Fornillo también coordinó un libro el año pasado: Geopolítica del litio. Industria, ciencia y energía en Argentina. Editorial El Colectivo y Clacso, 2015).

El tercer eje y capítulo del libro trabaja más decididamente las temáticas ligadas a la transición energética, las matrices básicas y las fuentes renovables. Para ello el autor señala cómo está compuesta la matriz energética mundial y cómo se ha tejido el perfil latinoamericano con vistas a esto. Los casos de estudio elegidos para ilustrar la situación son los de Brasil y Argentina, puesto que son dos de los países con un desarrollo industrial tecnológico más avanzado, pero con parámetros de consumo energético muy desiguales: mientras el Brasil tenía como fuentes en 2012 el 41% de energías renovables y un 36% de petróleo, la Argentina para igual año dependía en un 52% del gas, un 32% del petróleo y apenas contaba con un 10% de energías renovables (p. 96-97). Con todo, Fornillo presenta números, cuadros y algunas proyecciones que permiten entender los rumbos de estos países y que referencian la débil preocupación política y estatal que aún hoy posee la transición en toda la región y –por ende– lo lejos que está el subcontinente de ser parte de la vanguardia de los cambios tecnológicos y energéticos que los tiempos actuales y futuros reclaman.

Por último, el libro aborda un eje que no ha tenido mucha repercusión en los medios académicos, pero que sin dudas ha crecido en el campo de las ciencias sociales latinoamericanas durante los últimos años, sin ya ser esencialmente un tópico militarista y encerrado en los cuarteles: la reconstrucción y derivas de la geopolítica de (y para) la región. En este caso, al autor realiza un profundo recorrido histórico con respecto al complejo y transdisciplinar campo de la geopolítica. De este modo, primero aborda las visiones naturalistas y estadocéntricas de la geopolítica latinoamericana al comenzar el siglo XX, que estaban ligadas al militarismo nacional, a la defensa y a los territorios no “aprovechados”, para luego adquirir un sesgo militar con el inicio de la guerra fría. Así, a partir de la década de 1940, el autor nos informa que los núcleos centrales de la geopolítica estarían prácticamente monopolizadas por los integrantes de las Fuerzas Armadas de los diferentes países sudamericanos, preocupados por no caer en la subordinación de otros países del continente, o por la siempre presente carrera armamentista o bien, por la lucha contra la infiltración ideológica. Sin embargo, la caída del Muro de Berlín en 1990 permitiría mutar una vez más las preocupaciones: ahora ellas estarían dadas por la integración más que por la competencia, las proyecciones nacionales y regionales, como también por ciertas temáticas ligadas al socio-ambientalismo. Finalmente, la geopolítica sudamericana en la actualidad, según nos señala Fornillo, está ahondando también en cuestiones ligadas al espacio y a los giros críticos que han permitido desmilitarizar progresivamente la cuestión de los territorios y su política.

El libro cuenta como una de sus principales fortalezas la alta prodigalidad de datos, temas, fuentes, tipos de abordajes y puertas que intenta abrir. También es destacable su articulación, la claridad de la escritura y lo llevadero que se hace entrar en los temas que trata. En efecto, la lectura se disfruta, se aprende y con el avanzar de las páginas se van despertando las reflexiones sobre los distintos temas que el autor busca problematizar. Esto último está en sintonía con el objetivo de fondo del autor: presentar a un público amplio la agenda sudamericana actual y próxima.

En igual dirección podría decirse que la contundencia de los datos “duros” y “puros”, las explicaciones de las dinámicas, procesos y actores a los cuales refiere el libro y las tensiones que los entrelazan, si bien están equilibradas, no necesariamente dirigen las conclusiones hacia un destino cerrado o inevitable. Más bien, como se señaló antes, el principal objetivo del libro es alertar sobre algunos peligros hacia los cuales se dirigen los países del subcontinente antes que arribar a una “solución perentoria”, única e inamovible. Así, el trabajo no quiere convencer o alamar al lector con diagnósticos apocalípticos, sino simplemente señalar varias luces de alama que puede existir a los costados de los desfiladeros por los cuales marcha la región.

El texto, entonces, quiere esencialmente discutir, problematizar e introducirse en las temáticas actuales, o más precisamente, en las problemáticas que son parte del futuro inmediato y que todavía no ocupan el suficiente lugar en la agenda política, académica o periodística. Sobre todo cuando el intento de Fornillo no descuida ni los problemas del presente, ni los del pasado, puesto que todos ellos están vinculados a los problemas de la desigualdad, la pobreza, el atraso, las estructuras productivas desequilibradas, el tercer mundo, la lógica centro-periferia, el avance voraz del capitalismo a escala global; pero bajo un tinte irremediablemente latinoamericanista, de alguna manera izquierdista y fundamentalmente crítico. Más no por ello utópico ni poco realista, como a veces sucede con estos temas y sus proyecciones inmediatas. En este último punto, también vale decir que quizás los principales aciertos y fortalezas de sus objetivos puedan convertirse en una debilidad del texto, ya que, al centrar sus planteos en problemas tan contemporáneos y próximos, varias de las temáticas tratadas podrán fácilmente ser olvidadas o quedar obsoletas con el paso del tiempo. Igualmente, es sugerente la invitación que nos hace Fornillo a mirar el futuro próximo sudamericano a través de ciertos ejes que no tienen el lugar que debieran en la agenda política es. Y por ello, aunque lo neguemos, el campo de problemas del futuro inminente ya llegó.



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