Servicios
Servicios
Buscar
Idiomas
P. Completa
Vastey, Jean Louis (2018). El sistema colonial develado. Martínez Peria, Juan Francisco (Ed.). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
Yamila Balbuena; Lucas Bruschetti
Yamila Balbuena; Lucas Bruschetti
Vastey, Jean Louis (2018). El sistema colonial develado. Martínez Peria, Juan Francisco (Ed.). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 19, núm. 73, pp. 100-106, 2020
Universidad de Buenos Aires
resúmenes
secciones
referencias
imágenes
Carátula del artículo

Reseña

Vastey, Jean Louis (2018). El sistema colonial develado. Martínez Peria, Juan Francisco (Ed.). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini

Yamila Balbuena
FaHCE, Argentina
Lucas Bruschetti
FaHCE-UNLP, Argentina
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 19, núm. 73, pp. 100-106, 2020
Universidad de Buenos Aires
Vastey Jean Louis. El sistema colonial develado. 2018. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. 142pp.. 978-987-3920-46-2

Recepción: 24 Octubre 2016

Aprobación: 26 Noviembre 2016

¿La aventura europea del África era acaso lo que se decía, lo que se escribía, lo que se creía? ¿Traía la civilización, el progreso, la modernidad mediante el libre comercio y la evangelización? ¿Podía llamarse civilizadores a esas bestias de la Force Publique que robaban todo lo que podían en las expediciones punitivas? ¿Cuántos, entre los colonizadores –comerciantes, soldados, funcionarios, aventureros-, tenían un mínimo de respeto por los nativos y los consideraban hermanos, o, por lo menos, humanos? (Vargas Llosa, 2010: 63)

Reseña

Jean Louis Vastey (1781-1820) fue uno de los principales pensadores del proceso revolucionario haitiano, con una prolífica y abundante obra teórico-conceptual (Martínez Peria, 2017). Es en 1814 cuando publica su libro Le Systéme colonial dévoilé [El sistema colonial develado] que se traduce al castellano por Laura Léger, vía las Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, más de doscientos años después. La decisión y voluntad política de rescatar y difundir no sólo esta obra sino además el pensamiento de Vastey, está estrechamente relacionada a la figura de Juan Francisco Martínez Peria, referente indiscutible del campo de estudios históricos relativos a la Revolución de Haití.

El libro se encuentra dividido en un Prólogo, escrito por la reconocida Marlene Daut, el Estudio Preliminar realizado por Martínez Peria titulado “Jean Louis Vastey y la filosofía política de la Revolución Haitiana”, y finalmente la propia obra de Vastey “El sistema colonial develado”.

Es el Estado norteño de Haití, precedido por Henri I, el que impulsa a un grupo de intelectuales negros a promover una lectura teórica, política e intelectual del proceso revolucionario y contra-revolucionario que estaba viviendo y atravesando la ex-colonia. Es ese el contexto de producción de las obras de Vastey (1814-1819), la disputa ideológica hacia dentro, para consolidar la revolución y, hacia afuera, para frenar el proceso de demonización y castigo ejemplar que se estaba llevando adelante contra la primera colonia de Latinoamérica en independizarse.

Pese a haber conseguido la victoria en una de las revoluciones más radicales de las que se tenga registro histórico, para los contemporáneos va a figurar como si no lo hubieran hecho –también perpetrado a la posterioridad a través del discurso historiográfico hegemónico-. El acontecimiento sucede, pero se intenta borrar (Trouillot, 1995).

Los intelectuales de la revolución haitiana sufrieron el mismo proceso de silenciamiento y obliteración que el proceso revolucionario y la nación haitiana. La importancia de dar por tierra con esa operación reside en que

(…) fue en Haití donde se pensaron con mayor profundidad y criticidad algunos de los problemas centrales de nuestra región: el colonialismo, el racismo y la esclavitud (…). Claramente, en la isla, la revolución ─con su enorme radicalidad─ dejó un fuerte legado que marcaría a fuego los debates políticos intelectuales del siglo XIX. Algo muy diferente a lo que sucedió en gran parte del continente, donde las revoluciones inconclusas produjeron una mayoría de intelectuales elitistas, racistas, eurocéntricos e incluso en varios casos promotores directos del neo-colonialismo (2017, 14).

Por ello, uno de los objetivos de Vastey será responder, desmentir y desmontar lo que Valentin-Yves Mudimbe (1988) denominará biblioteca colonial, al comprender la relación intrínseca entre saber y poder. Al respecto sostiene Vastey:

(…) los amigos de la esclavitud, aquellos eternos enemigos del género humano escribieron millones de volúmenes libremente; hicieron gemir a toda la prensa de Europa durante siglos enteros para calumniar y rebajar al hombre negro debajo del hombre bruto (…). [A]hora (…) tenemos prensas haitianas, (…) que [nos permiten] develar los crímenes de los colonos y contestar a las calumnias más absurdas, inventadas por el prejuicio y la avaricia de nuestros opresores. (…). ¿Por qué no escribiríamos contra nuestros viles detractores? ¿Por qué no develaríamos los crímenes de esos vendedores de carne humana y de esos odiosos colonos? ¿Por qué no refutaríamos sus miserables argumentos? ¿Habrían tenido el derecho de calumniarnos indignamente durante siglos y a la luz del día y de la venganza? (…) [¿Por qué no] tendríamos el derecho de contestarles [?] (…) (2013, 139).

Es así como Vastey construye teoría desde la Revolución Haitiana, y no sólo para la Revolución, o exclusivamente para ella. Su pensamiento se debiera erigir, así, en un fuerte pilar ideológico-político para nuestra actualidad, al poner en discusión el canon imperante, la forma misma de construir teorías, las propias ideas de la Europa Moderna/Colonial y a sus intelectuales cuyo rol último fue legitimador del sistema colonial, el esclavismo y el racismo. Vastey expone una nueva forma de comprender conceptual, teórica y materialmente al colonialismo[1] al proponer “(…) un relato alternativo que permitiese develar el rostro oculto del colonialismo y hacer emerger las voces de las víctimas atrapadas en el horror de la esclavitud y el peso de las narrativas tradicionales” (p. 41). Sobre su figura, Martínez Peria afirma que

(…) a partir de la recuperación de la experiencia de los sujetos subalternos y una fuerte afirmación de su humanidad negada, promovió una revolución epistemológica mediante la cual intentó romper las aristas eurocéntricas y racistas [de la Ilustración y el cristianismo] para darles una expresión más genuinamente emancipatoria y universal (2013, 39).

Es con ese trasfondo discursivo, apropiado y resignificado, que logra responderles y ganarles argumentalmente a los colonizadores, incluso en su propio terreno. Este ejercicio realizado por Vastey es el que nos permite comprender la absoluta relevancia que posee el dejarnos interpelar por otros libretos. Después de todo uno de los objetivos del libro que destaca Martínez Peria es el de

(…) aportar al reconocimiento de Vastey como un pensador clásico y pionero del anticolonialismo en América Latina y el Caribe. Creemos que es fundamental ampliar el canon latinoamericanista otorgándole a él y a otros autores haitianos, igualmente caídos en desgracia, un sitial destacado. Deseamos en fin, ampliar y complejizar la historia de las ideas de nuestra región para fortalecer la tradición del pensamiento crítico latinoamericano (2013, 17).

El diálogo con voces-otras que discutan desde diferentes geo-políticas y corpo-políticas el canon eurocentrado impuesto por la Colonialidad del Saber (Restrepo y Rojas, 2010) es absolutamente fundamental y necesario.

La sola existencia de un arco de doscientos cuatro años entre la publicación del original y la traducción del mismo al castellano volviéndose por primera vez accesible para el público hispanohablante, nos invita a reflexionar. Para poder tener hoy un pensamiento anticolonial, como el propuesto de manera pionera por Vastey, necesitamos tener, entre otras, políticas masivas de traducción. Y esas políticas de traducción serán políticas decoloniales, ya que romperán con la lógica de los lenguajes de dominación y aislamiento impuestos por los conquistadores. Podemos y debemos, como ejercicio histórico-político, hablar y escucharnos entre nosotres (Spivak, 2002; 2003), habilitando más ampliamente los diálogos Sur-Sur. Lo dicho anteriormente cobra mayor relevancia si tenemos en cuenta que “El sistema colonial develado” fue un texto conocido en la época, de amplia circulación, llegando a alcanzar varias ediciones, traducciones, reseñas y comentarios. Indicadores, todos ellos, que las discusiones y perspectivas anti-esclavista, anti-colonial y anti-racista que Vastey introduce en su obra eran compartidas-debatidas en su tiempo y a posteriori.

No debe extrañarnos, entonces, que una de las principales fuentes que utiliza sea el cuerpo, sean las heridas. Por eso sostiene: “No es una novela lo que escribo, es la exposición de las desgracias, de los largos sufrimientos y de los increíbles suplicios que padeció un pueblo desafortunado durante siglos (…)” (p. 100). Mientras la disciplina histórica se iría “profesionalizando” en Europa y debatía dónde podían hallarse las fuentes de un conocimiento pretendidamente objetivo, Vastey varias décadas antes ya comprendía que los cuerpos, los relatos orales, las marcas de la tortura, la vida cotidiana, el dolor y las subjetividades eran fuentes absolutamente relevantes sobre las que documentar su trabajo histórico. Martínez Peria comenta al respecto:

(…) uno de los aspectos más sobresalientes y radicales de esta nueva historia sobre el colonialismo es que se basó no sólo en fuentes textuales (…) sino en el testimonio directo de las propias víctimas. De forma pionera Vastey promovió una historia oral y desde abajo, mediante la cual intentó dar cuenta del sufrimiento y la voz rebelde de los sectores subalternos, poniendo en tensión la veracidad del archivo y el relato imperial (2017, 41).

Vastey logra develar al racismo estructural como origen histórico de la trata. El autor utiliza una serie de ejemplos para demostrar que ser blanco no es un estadio superior al ser negro. Que los discursos coloniales racistas no se sostienen con la evidencia histórica, sino que es sólo la justificación última para llevar adelante la esclavización de africanos. Comprueba que África fue históricamente civilizada[2] –al menos en los términos en que está pensando el autor- y que por contraposición existen toda una serie de pueblos blancos que están muy por detrás de los progresos y avances africanos en arte, ciencia y agricultura (p. 86-87). ¿Por qué si esos pueblos blancos son tan incivilizados y necesitan abandonar el salvajismo por obra y gracia de los europeos entonces no son esclavizados también y se aplican los mismos discursos que a los indios y a los negros? La respuesta que encuentra Vastey es que porque son blancos. El racismo de esta manera se devela auto-justificativo y auto-explicativo.

Ya para ir cerrando queremos comentar la forma en que Vastey analiza el Haití histórico. El autor construye una genealogía para el territorio signada por las resistencias al colonialismo europeo a través de sus diferentes rostros y formas de intervención. Devela, así, la aplicación sistemática y sistémica de políticas genocidas-esclavistas por el sistema colonial desde por lo menos el siglo XV, en diferentes lugares y con distintos pueblos subalternizados, como es el caso de Haití. A través de diversos ejercicios históricos hermana las luchas con los indios vía la territorialización de las avanzadas coloniales. Los negros esclavizados se erigen en herederos de las múltiples luchas de resistencia indígenas al poder colonial, logrando relacionar históricamente a América con África. Ese ejercicio es el que nos sirve, también, para continuar pensando a la colonización en tanto empresa generizada y sexualizada (McClintock, 2010). Vastey, como sostiene Martínez Peria, da cuenta que las haitianas eran doblemente oprimidas por ser negras –o indias- y mujeres. Y al denunciar a los colonos devela la violencia generizada y sexualizada que atravesaba de cuajo al sistema colonial-esclavista-racista. A modo de ejemplo podemos sostener que no era lo mismo ser una mujer-negra-esclavizada que un hombre-negro-esclavizado (pp. 121-122), y no era lo mismo ser un colono-varón-blanco que una colona-mujer-blanca, fundamentalmente en el tipo de castigos y torturas que recibían/aplicaban, y en las experiencias cotidianas que atravesaban individual y colectivamente. Tal como sostiene Angela Davis “sería un error considerar el patrón institucionalizado de la violación durante la esclavitud como una expresión de los impulsos sexuales de los hombres blancos” (2004: 32). Al igual que el racismo estructural que denuncia Vastey, las violaciones a las mujeres son un arma de dominación, aunque el autor no pueda conceptualizarlo de ese modo.

Al día de hoy, existe un campo de estudios específicos sobre la Revolución Haitiana, incluso nutrido desde la Argentina. El problema sigue siendo la escasa permeabilidad que estos acontecimientos y estas reflexiones tienen en nuestro canon historiográfico y filosófico. Nosotres consideramos que no es silencio, si no que es complicidad con el colonialismo racista y misógino. Las genealogías de estos pensamientos situados, como el de Vastey, están por fuera de nuestros programas de cátedra, y por eso seguimos repitiendo, como en la misa, que “la transformación del mundo entre 1789 y 1848, [fue] debida a lo que llamamos la ‘doble revolución’: la Revolución francesa de 1789 y la contemporánea Revolución industrial británica” (Hobsbawm, 2009: 7). ¿Será posible desarrollar unas historias propias, sistemas de pensamientos autónomos, si seguimos presos del recitativo eurocentrado?

Material suplementario
Referencias bibliográficas
Davis, Angela (2004). Mujeres, raza y clase. Madrid: Akal.
Dike, Kenneth Onwuka (1956). Trade and politics in the Niger Delta 1830-1885. An introduction to the economic and political history of Nigeria. Oxford: Clarendon Press.
Hobsbawm, Eric (2009). La era de la revolución, 1789-1848. Buenos Aires: Crítica.
Ki-Zerbo, Joseph (1980). Historia del África Negra. De los orígenes a las independencias. Madrid: Alianza.
Martínez Peria, Juan Francisco (2013). ¡Libertad o Muerte!: Historia de la Revolución Haitiana. Buenos Aires: Ediciones del CCC.
Martínez Peria, Juan Francisco (2017). Jean Louis Vastey, precursor del anticolonialismo en América Latina. Revista e-l@tina, 15 (58), 57-75. Recuperado de https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/elatina/article/view/2152/pdf_46
McClintock, Anne (2010). Couro imperial: Raça, gênero e sexualidade no embate colonial. Campinas: SP. Editora da Unicamp.
Mudimbe, Valentin-Yves (1988). The Invention of Africa: Gnosis, Philosophy, and the Order of Knowledge. Indiana: Indiana University Press.
Restrepo, Eduardo y Rojas, Axel (2010). Inflexión decolonial: fuentes, conceptos y cuestionamientos. Popayán: Editorial Universidad del Cauca.
Spivak, Gayatri Chakravorty (2002). ¿Puede hablar la subalterna? Asparkía. Investigación feminista, 13, 207-214. Recuperado de http://www.e-revistes.uji.es/index.php/asparkia/article/view/871/781
Spivak, Gayatri Chakravorty (2003). ¿Puede hablar el subalterno? Revista Colombiana de Antropología, 39, 297-364. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/1050/105018181010.pdf
Trouillot, Michel (1995). Silencing the past: Power and the production of History. Boston: Beacon Press.
Vargas Llosa, Mario (2010). El sueño del celta. Santiago de Chile: Alfaguara.
Notas
Notas
[1] Comprensión basada en una crítica fuerte y directa a través de una teoría anti-imperial novedosa y situada, corriendo el eje enunciativo-legitimador de discusión hacia los esclavizados y su agencia revolucionaria. Vastey nos demuestra por qué el “contexto” de los europeos no debe de seguir actuando como recurso último legitimador del pensamiento racista y colonial de muchos de los pensadores iluministas europeos de su tiempo, y de los que aún hoy los siguen justificando. El contexto histórico –valga la redundancia- siempre es situado, en este sentido el contexto de los esclavizados es el que nos debería servir en última instancia para criticar y denunciar los horrores colonialistas-racistas de Europa. Si no lo que estaríamos haciendo es privilegiar el contexto de Unos-Blancos sobre el de Otros-Negros.
[2] Es interesante destacar que ya en 1814 Vastey se encuentre mencionando y rescatando de manera positiva la importancia histórica del continente africano y sus diferentes pueblos, augurando el trabajo que historiadores africanos como Kenneth Onwuka Dike (1956) y Joseph Ki-Zerbo (1980), entre otros, realizarían a partir de 1950 aproximadamente.
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R por Redalyc