Contribución
Recepción: 21 Marzo 2020
Aprobación: 03 Agosto 2020
Resumen:
Fascismo y nacionalismo en la construcción de un militante de extrema derecha
En este trabajo se propone abordar la biografía de un militante de la extrema derecha nacionalista argentina. Mediante el estudio de un caso, se intentará responder a la siguiente pregunta: ¿cómo se construye un militante de derecha?
Nuestro testimonio nació y creció en una familia de origen italiano que apoyaba a la monarquía y al fascismo. Estableció contactos con el mundo (neo)fascista italiano en Buenos Aires, y durante su juventud formó parte de las filas del Movimiento Nacionalista Tacuara.
Para realizar un acercamiento a esta historia de vida desde una perspectiva micro, recurriremos a las herramientas brindadas por la Historia Oral, así como al concepto de habitus y a la propuesta de las tres esferas de Alejandro Quiroga. Veremos cómo una temprana inserción a través de la familia y el sistema escolar en el mundo del fascismo y del nacionalismo de derecha argentino fueron determinantes para que este militante construyera su identidad política.
Como fuentes, incluimos dos entrevistas, las cuales analizamos prestando especial atención a la memoria de su infancia, su juventud, su militancia política y la conformación de su identidad política como militante de extrema derecha.
Palabras clave: Derechas nacionalistas, fascismo, habitus, identidades políticas, italianidad.
Abstract:
Fascism and nationalism in the construction of a right-wing activist
This study focuses on the biography of a right-wing militant of Argentine nationalism. Through the study of one case, this paper seeks to address the following question: How is a right-wing activist built?
Our interviewee was born and grew up in an Italian family which supported monarchy and fascism. He established connections with the Italian (neo)fascist world in Buenos Aires and he was part of the Movimiento Nacionalista Tacuara in his youth.
In order to approach this life story with a micro perspective, we will use Oral History tools, as well as the concept of habitus and Alejandro Quiroga’s theory of the three spheres. We will conclude that an early insertion in the world of fascism and Argentine nationalism through family and the school system were decisive for the construction of this activist’s political identity.
The sources used are two interviews, which we analyze by paying special attention to his memory of his political activism and the conformation of his identity as a right-wing activist.
Keywords: Nationalist right-wings, Fascism, habitus, political identities, Italianness.
Introducción*
En el contexto de una investigación más amplia acerca de movimientos de la derecha nacionalista de las décadas de 1950 y 1960 y sus relaciones con movimientos europeos, tuve la oportunidad de entrevistar a algunos ex militantes del Movimiento Nacionalista Tacuara (MNT). Uno de ellos, Eduardo Pella[1], se convirtió en un testimonio de gran importancia.
En la construcción de la identidad política de Eduardo Pella, sobresalen dos elementos: por un lado, el fascismo italiano[2], régimen con pretensiones totalitarias que alcanzó el poder en Italia entre 1922 y 1943 y se estableció como “religión política”[3] fundada en el culto del “duce” (Gentile, 2002). Por el otro lado, el nacionalismo argentino es entendido como “un conjunto de organizaciones políticas, publicaciones e intelectuales a ellas vinculados que, aunque reconocen múltiples antecedentes, hacen su aparición en la escena pública argentina a fines de la década de 1920” (Lvovich, 2006: 11). Sus principales rasgos son el sostenimiento de posturas ideológicas corporativistas, antiliberales y antiizquierdistas, la consideración de la nación como un bloque culturalmente monolítico, una visión decadentista de la política y la historia, con una consecuente llamada a la reconquista del país frente a sus enemigos internos y externos y un fuerte anclaje en el catolicismo (Lvovich, 2006). El elemento católico fue uno de los ejes que articularon al nacionalismo argentino, y se conjugó en una relación dinámica con la recepción y reinvención del fascismo[4].
Pella fue educado en Buenos Aires en colegios confesionales, donde tuvo como profesores a varios intelectuales y curas nacionalistas. Además, proviene de una familia sarda y tiene un profundo sentido de pertenencia a la comunidad italiana. Como compartió conmigo, fue criado en un contexto de simpatía hacia el fascismo y en contacto permanente con el mundo fascista en Buenos Aires.
Durante su adolescencia, que transcurrió en los años ‘50, se unió al MNT, del cual fue un militante activo. Posteriormente, se involucró en el asociacionismo italiano: fue presidente de la sociedad sarda de socorros mutuos “Sardi Uniti” y participó en el micro mundo de los fascistas que habían emigrado a Argentina luego de la segunda guerra mundial.
En este trabajo, intentaré responder al siguiente interrogante: ¿cómo se construye un militante de derecha? Para elaborar una respuesta, recurriré a la perspectiva micro: utilizaré como eje extractos de la biografía de Pella, concentrando la atención en la construcción de un habitus[5] particular y la conformación de su identidad política. Para ello, utilizo como fuentes dos entrevistas realizadas a Pella en noviembre de 2018 y enero de 2019, las cuales serán analizadas recurriendo a las herramientas provistas por la Historia Oral. Con esta contribución, pretendo bucear en los estudios de las subjetividades de actores políticos de las derechas de la historia reciente argentina, y analizar, a través de un caso a escala micro, cómo desde la actualidad reconstruyen sus propias trayectorias políticas pasadas.
En la primera parte del trabajo, aludiré al período de la infancia y adolescencia de Pella. Su relato acerca del contexto familiar en el cual se crió y de su escolarización son fundamentales para recomponer algunos elementos del habitus que adquirió y moldeó en sus primeros años de vida. La educación recibida en el ámbito del nacionalismo católico, entreverado con una fuerte impronta fascista, fue clave en la composición de la identidad política derechista de Pella, que derivó en una activa militancia en el MNT.
En la segunda parte, me concentraré en la etapa adulta de la vida de Pella. Según los relatos que compartió, podemos destacar de esta fase un activo involucramiento en la comunidad italiana en Argentina, la implicancia en el mundo fascista de Buenos Aires y la continuada pertenencia a una cultura política[6] de extrema derecha.
Fascismo y nacionalismo en la infancia y la adolescencia de Pella
Eduardo Pella nació en Buenos Aires, en 1941. La construcción de su identidad como sujeto de derecha comenzó tempranamente, dado que fue criado en una familia marcadamente fascista. Su abuelo paterno, proveniente de Sassari en la región de Sardegna, había sido oficial judicial de la monarquía y un firme defensor del fascismo. Acerca de él, Pella afirmó:
Mi abuelo había sido funcionario judicial y era secretario de Tribunales de la monarquía italiana. Tenía tres grados en la Orden de la Corona de Italia, o sea que no tenía nada que ver con la República. Él había votado en el referéndum por la monarquía. Tenía sus simpatías con el fascismo, o sea que yo era parte de eso, ¿no? (E. Pella, entrevista, 26 de noviembre de 2018)
El mismo Pella, a los 87 años, reconoce y resalta la influencia de su abuelo, quien era monárquico y fascista. De hecho, se inscribe explícitamente como parte de esa herencia. También su padre, quien había emigrado a Argentina en 1925, fue un fascista convencido. Pella recuerda que, cuando era un niño, lo llevó a una cena con un grupo de fascistas en Buenos Aires, en el barrio de Palermo Viejo:
Había un centro que yo conocí de chico. En una cena lo habían invitado a mi padre y me llevó a mí. Estaban acá por Palermo Viejo. Tenía en la entrada un busto de Mussolini y dos vestidos con camisa negra, con correajes y todo, de guardia permanente al lado del busto. Y por supuesto, después de la cena se cantaba Giovinezza y demás. (E. Pella, entrevista, 8 de enero de 2019)
Cabe señalar que Argentina se convirtió en la primera meta de las corrientes de emigración desde Italia entre 1947 y 1951; entre esos años arribaron 330 mil inmigrantes italianos (Devoto, 2008: 383). Entre ellos, además de figurar una gran cantidad de personas ligadas al antifascismo, se encontraban numerosos fascistas, que llegaron tanto legal como ilegalmente y permanecieron en una patria que los acogió (Bertagna, 2006). De allí que se crearan espacios sociales y políticos que frecuentaban fascistas que habían atravesado el océano Atlántico para comenzar una nueva vida en Argentina. Éste fue el caso de la organización “28 ottobre”, como veremos más adelante.
Además, Pella recuerda haber crecido rodeado de publicaciones fascistas: “Yo recuerdo cuando era chico leía viejas revistas que había en casa. No tan viejas, porque dentro de todo estaba muy cerca de ahí. La patria degli italiani es una revista que se editaba en la Argentina, ¿la leíste?” (E. Pella, entrevista, 26 de noviembre de 2018).
Asimismo, comentó que hojeaba estos diarios y revistas cuando tenía cuatro o cinco años, y que miraba las imágenes. Mientras iba creciendo, “empecé a leer, me parecía interesante y guardé cuatro ejemplares que los estaba por tirar mi hijo” (E. Pella, entrevista, 26 de noviembre de 2018). No obstante, Pella resalta que sus padres querían que recibiera una educación argentina. Por este motivo, en su casa no se hablaba italiano, sino castellano.
Aquí sostenemos que esta inmersión temprana relacionada con el contexto y la influencia de la familia ha sido fundamental en la conformación de la identidad política de Pella. En términos de Bourdieu, las disposiciones adquiridas en su temprana infancia formaron parte de su habitus primario[7]. Por otra parte, siguiendo la propuesta de Alejandro Quiroga (2013), según la cual existen tres esferas (privada, semipública y pública) en relación con los procesos de nacionalización y de creación de identidades, nos encontramos aquí en el ámbito de la esfera privada, es decir, aquella del entorno familiar y las amistades del individuo.
El elemento que, con fines analíticos, definimos como el habitus secundario[8] de Pella, formado y adquirido a partir de su ingreso al sistema escolar, no contradijo al habitus primario tal como lo constituyó en su contexto familiar. Al contrario, los relatos del entrevistado acerca de su paso por instituciones educativas católicas nos permiten pensar en una coherencia, que habría contribuido a profundizar y enriquecer el habitus primario.
Aquí se propone inscribir la educación escolar de Pella en el ámbito de una esfera semipública[9], ya que ésta tuvo lugar en colegios privados confesionales, como veremos a continuación. Como afirma Quiroga (2013), aquellas instituciones que operan en esta esfera vinculan la conformación de identidades nacionales “a procesos de politización y de adquisición de identidades, culturales, religiosas o deportivas” (p. 25).
En la siguiente anécdota compartida por Pella es posible observar la influencia de la educación escolar en la conformación de un habitus secundario en una esfera semipública:
Me mandan a San Agustín (...). Eran todos curas españoles, la mayoría de los cuales habían peleado en la Guerra Civil Española. Me acuerdo que uno tenía la cara tajeada, había sido herido de guerra… eran unos personajes de opereta. Había estado en la Legión española, lo habían movilizado, lo mandaron a Marruecos y tuvo que incorporarse a la Legión Española. Entonces él nos enseñó a marchar. Lo primero que dijo fue: “Bueno, mañana empezamos a aprender a marchar para los actos del 25 de mayo”. Empezaron las clases ese día. “Todo el mundo va al zapatero y le pide que le ponga chapitas en los zapatos”. Para “trac trac trac trac”. Ese año me acuerdo que estábamos en 1º superior… se hacía en plaza Mitre el acto de 25 de mayo de todos los colegios de la zona. Y venía la banda de granaderos. Y entra el colegio nuestro, todos con las chapitas, “trac trac trac trac” desfilando. Los milicos –dicen– no lo podían creer. Desfilábamos como milicos. Entonces lo llaman al cura que dirigió la marcha: “yo fui legionario –le dice el tipo– les enseñé cómo marchar”. Bueno, resultado: “felicite al colegio”. “Me han felicitado por la forma en que entraron marchando”, dice. (E. Pella, entrevista, 8 de enero de 2019)
Esta anécdota nos dice mucho acerca de la educación que recibió Pella durante su niñez. En primer lugar, recuerda que los maestros en el colegio San Agustín “eran todos curas españoles” y que “la mayoría” de ellos había combatido en la Legión Española. A pesar de que esta cuantificación sea probablemente una exageración, o un “recuerdo equivocado”[10], demuestra la relevancia que posee la presencia de curas españoles en la memoria de Pella. En segundo lugar, más allá de la imprecisión del número, resulta insoslayable que los estudiantes de ese colegio eran educados por partidarios del régimen franquista. En tercer lugar, el hecho de que un cura que había combatido en Marruecos como parte de la Legión Española les hubiera enseñado a niños de siete años a marchar como soldados, y que Pella no sólo lo recordara claramente, sino que también lo contara con orgullo, es prueba de que un elemento militarista/fascista caló hondo en su identidad desde una temprana edad.
Cabe destacar que la educación recibida por Pella continuó dándose en una esfera semipública. En la misma línea de la escolarización primaria, cursó sus estudios secundarios en el colegio del Salvador. Allí, tuvo como profesores a varios intelectuales del nacionalismo argentino. Mencionó a algunos personajes, tales como el cura jesuita Guillermo Furlong, el historiador revisionista Vicente Sierra y el padre Leonardo Castellani. Posteriormente, estudió Derecho en la Universidad del Salvador. Como observa Zanca (2006), esa institución recibió a jóvenes docentes laicos y religiosos que habían pasado por importantes universidades católicas europeas y traían un bagaje renovador, y se convirtió en un espacio de recepción del humanismo católico. A pesar de estos matices, la trayectoria de Pella seguiría corriendo por los rieles de la extrema derecha.
Durante los años de su adolescencia y temprana adultez en estas instituciones educativas, Pella continuó moldeando su identidad política. Así, en 1959, a los 18 años, se unió a Tacuara[11], movimiento de la extrema derecha nacionalista fundado en 1957 y activo durante los ‘60. Profundamente católico, anticomunista y antisemita, el MNT llevó adelante una batalla contra personas e instituciones judías y grupos de izquierda, con la finalidad de realizar una revolución nacional de tipo corporativista. Desde el punto de vista intelectual, los miembros del MNT seguían a referentes del nacionalismo católico argentino y tenían a José Antonio Primo de Rivera, a la Falange Española y al nacionalsindicalismo como modelos. En esta misma línea, también admiraban al fascismo italiano, a Mussolini y, algunos de sus miembros, al nazismo alemán. La identidad política de Pella se radicalizó durante sus años en Tacuara, donde militó aproximadamente hasta 1965. Su militancia, así como la de un sector importante de Tacuara, finalizó cuando se preparaba la autodenominada Revolución Argentina. Dado que coincidían en gran medida con la prédica del General Onganía, quien tenía un perfil nacionalista, antiliberal y corporativista, un importante grupo de tacuaras consideró que no era oportuno continuar con la militancia, porque Onganía encarnaba la revolución que habían anhelado. En este grupo se inscribe el caso de Pella.
Como es posible observar, la militancia de Pella en el MNT era coherente con el habitus que construyó desde sus primeros años de vida, y de una cultura política que es posible caracterizar como de extrema derecha, nacionalista, revisionista, católica y fascista.
Italianidad, fascismo y nostalgia: sociabilidad de Pella en su adultez
Luego de finalizar su militancia en Tacuara, Pella concluyó sus estudios de Derecho, se casó y formó una familia. Durante la tercera presidencia de Perón, obtuvo un cargo en la Secretaría de Prensa y Difusión, que conservó hasta el golpe militar de 1976, tras el cual lo dejaron cesante. Durante los años de la dictadura cívico-militar, a la cual calificó como “un desastre lo que pasó en la Argentina, un enfrentamiento absurdo” (E. Pella, entrevista, 8 de enero de 2019), se dedicó a ejercer la profesión de abogado, en el estudio que había montado junto con su esposa, también abogada. Pella relató que, tras el retorno de la democracia, se incorporó por un breve período al “Instituto de Cinematografía” (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), pero su prioridad siguió siendo, hasta su jubilación, su estudio jurídico. El entrevistado no manifestó haber militado en ningún movimiento ni partido político luego de la experiencia tacuarista.
Como ya se ha mencionado, Pella nació en una familia italiana y su socialización temprana tuvo lugar en una atmósfera particular, marcada por la afinidad con el fascismo italiano, la monarquía y una educación en el nacionalismo católico.
En nuestros encuentros –y guiado por mis preguntas e intereses–, destacó el elemento fascista como componente fundamental de su identidad política; demostró un fuerte sentido de pertenencia al mundo fascista, como parte de su herencia familiar.
En el siguiente extracto, Pella exhibe una firme defensa de su italianidad y, sobre todo, de la monarquía italiana. Hablando de la “Nazionale Italiana”, una de las varias sociedades italianas en Buenos Aires, afirmó:
La Nazionale Italiana había sido constituida en la época de la unidad italiana, la sociedad. Ahora ya un poco han abandonado. Por ejemplo: yo iba, yo cenaba ahí y me peleé con el presidente porque en el salón de actos tenían una especie de vestíbulo antes del salón de actos, donde estaba un cuadro gigante de Víctor Emanuel II, de Humberto I, de toda la familia real italiana. Entonces, voy al salón de actos y no los veo a los cuadros. “Pero ¿dónde están los cuadros?” le digo. Me dice: “No, no, están en el despacho de la planta baja”. Estaban todos en un despachito chico. Le digo: “¿Y por qué no los ponen?”. “No, no, porque ya pasó la época de la monarquía”. “Pero esto es parte de la historia de Italia. Víctor Emanuel II fue el artífice de la unidad italiana. Pero falta acá un retrato”, le digo. “¿Quién?”. “De Humberto II”. “Bueno, el rey de mayo, un mes solo reinó”. “Bueno, sí, pero hay que tener un retrato de él”. Entonces traje un póster de cuando había visitado a Humberto II como príncipe heredero la Argentina en la época de Alvear. Lo había tenido mi abuelo en el negocio (…) lo enmarqué y se lo llevé de regalo. Ahora lo tienen en el salón, a toda la familia real, lo pusieron. (E. Pella, entrevista, 8 de enero de 2019)
La explícita defensa por parte de Pella del simbolismo de la presencia de todos los reyes italianos en una sociedad porteña fortalece el argumento acerca de la influencia de su contexto familiar y la importancia de la italianidad en su identidad.
Pella relató que viajó por primera vez a Italia para visitar a su familia cuando era pequeño, en 1952. Allí pasó cinco meses conociendo a sus parientes y viajando alrededor de Italia y otros países europeos. Luego, regresó a ese país en 1969, y desde entonces ha vuelto a ir 24 veces. Esto demuestra que los lazos que lo unen con Italia y la italianidad son muy sólidos. Desafortunadamente, no ha querido compartir información acerca de las actividades que llevó adelante durante sus viajes, por lo cual sólo es posible hipotetizar acerca de posibles contactos con el contemporáneo neofascismo italiano.
En los ‘80, fue presidente de la sociedad de socorros mutuos sarda en Buenos Aires, “Sardi Uniti”, de la cual su padre había sido uno de los fundadores en 1936. También en esa década, fue representante en la Consulta de la migración por los emigrados sardos a Argentina. Al ejercer tales posiciones, desarrollaba gran parte de su sociabilidad en círculos italianos, los cuales, como él mismo afirma, eran prevalentemente fascistas.
Asimismo, fue miembro de un grupo nostálgico llamado “28 ottobre”[12]. Acerca de esta asociación, afirmó:
La “28 ottobre” era una agrupación fundada acá en la época de la primera guerra mundial[13], de italianos en la Argentina. Después se pasan al fascismo y forman los Dopolavoro del fascismo. Dopolavoro era la institución que reunía a los inmigrados italianos después de la hora de trabajo, en un bar, un teatrito. Yo la conocí ya en decadencia. La presidía en ese entonces Gaio Gradenigo (...) licenciado en Ciencias políticas en Florencia… era un tipo muy culto. (E. Pella, entrevista, 8 de enero de 2019)
La cabeza de la “28 ottobre” era Gaio Gradenigo, ex oficial de la Guardia Nazionale Repubblicana[14], que logró escapar a Argentina en 1946 luego de haber sido condenado a 18 años de prisión en Italia (Bertagna, 2006). En la “28 ottobre”, Pella desarrolló una relación cercana con Gradenigo.
A través de la “28 ottobre”, tuvo también oportunidad de encontrar a Carlo Scorza, último secretario del Partido Nacional Fascista italiano, quien llegó a Argentina a fines de 1946, tras un largo período de clandestinidad en su país. En 1949, Scorza fundó el Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), el cual realizaba periódicamente reuniones de mesa redonda donde se debatían temas de actualidad política y económica local e internacional. El CEES contó durante 15 años con una publicación mensual llamada Dinámica Social[15], en cuyas páginas escribieron representantes nacionalistas tanto de Argentina como de otros países de Latinoamérica (Perú, Brasil, México, Chile, entre otros), así como europeos (italianos, franceses, españoles, belgas, rumanos, por mencionar algunos). También, tanto el CEES como Dinámica Social nuclearon a numerosos “nostálgicos del nuevo orden europeo”[16], es decir, a la comunidad de ex participantes de los regímenes fascistas europeos que encontraron en Argentina un espacio donde retomar sus militancias y sus vidas lejos de la Europa de posguerra. En uno de nuestros encuentros, Pella mencionó la publicación:
Dinámica Social fue una revista muy importante. (…) Donde escribían muchos personajes del nacionalismo argentino, Leonardo Castellani… No, lo bueno es que Dinámica Social, yo estaba en 5to año del colegio y el que nos recomienda leer Dinámica Social fue Rafael Squirru, que era militante del partido conservador y un hombre que después fue director de relaciones culturales de la OEA. No tenía nada que ver con el nacionalismo. Incluso yo siempre discutía con él porque yo era revisionista y él elogiaba a Sarmiento y yo le discutía. Éramos muy amigos. Y un día llega a clase y lee un artículo de Leonardo Castellani, publicado en Dinámica Social, y él había sido alumno de Leonardo Castellani. Cuando lee el artículo dice “ténganlo en cuenta y lean Dinámica Social”. Y a partir de ahí entré a comprarla. (E. Pella, entrevista, 26 de noviembre de 2018)
El hecho de que Pella fuera un lector regular de Dinámica Social es insoslayable en esta reconstrucción biográfica. Alrededor de esta revista se constituyeron redes a través de las cuales viajaron textos, ideas y personas, y conformaron una cultura política neofascista (Albornoz, 2019) que tocó a varios países latinoamericanos y europeos. Pella alimentó su propia trayectoria e identidad política con las ideas transmitidas en esta publicación nostálgica que, además de apoyar a los neofascismos europeos que estaban resurgiendo en la segunda posguerra, abogaba fuertemente por una Tercera Posición entre el comunismo soviético y el capitalismo norteamericano, en términos muy parecidos a los cuales planteaba Tacuara.
En esta misma línea, otro personaje que fue mencionado en varias ocasiones por Pella fue el hijo de Mussolini, Vittorio, quien, como Gradenigo y muchos otros ex fascistas, había huido de su país luego de la finalización de la segunda guerra mundial. En las dos entrevistas, insertó la siguiente anécdota acerca de Gaio Gradenigo y Vittorio Mussolini:
[Gaio Gradenigo] había llegado acá a la Argentina después de la guerra en el mismo barco que llegó Vittorio Mussolini. A Vittorio lo llamaban “Señor Dodero”. Venía con pasaporte vaticano. Entonces después se encuentra un día a Vittorio Mussolini por la calle: “Vittorio, ¿qué hacés?”. “Ahora me llamás Vittorio, antes me decías Señor Dodero”. “Y claro, teníamos que disimular en el barco”. (E. Pella, entrevista, 8 de enero de 2019)
Además, contó que su padre conoció a Vittorio Mussolini en su oficina, cuando fue allí a cobrar un giro de dinero, y lo reconoció inmediatamente:
Vittorio vivía acá, en Galileo y Copérnico. Y la oficina de mi padre estaba en Las Heras casi esquina Pueyrredón (…). Tuvo un día que cobrar un giro y viene con la documentación de Dodero. Hacía poco había llegado a la Argentina. Y mi padre le dice “pase, pase, venga”. Entonces, tenía que entregarle la plata y le dice: “ma lei non è Dodero, lei è Vittorio Mussolini”. “Eh, sì, ma non lo dica. Sono Vittorio Mussolini”. “Piacere”. Se saludan…. (E. Pella, entrevista, 8 de enero de 2019)
Aparte de ese primer encuentro, su padre compartió algunas cenas de ex fascistas con el hijo del “duce”, como relató Pella. Él, a pesar de no haber conocido en persona a Vittorio Mussolini, siente un lazo que lo liga a él a través de su padre. Dicho contacto está presente con claridad en su memoria y es para él un motivo de orgullo, como se evidencia a partir de la reiteración de la anécdota en nuestros dos encuentros.
Sin embargo, ante la pregunta acerca de los lazos establecidos por la “28 ottobre”, Gaio Gradenigo y él mismo con el neofascismo italiano, el discurso de Pella se volvió impreciso y evasivo:
Entrevistadora: La “28 ottobre”, Gaio Gradenigo y toda esta gente. ¿Tenía contactos con el MSI?
Pella: Sí, con el MSI [Movimento Sociale Italiano], sí. Con el MSI teníamos contactos, creo que tengo por ahí unas postales que mandaban del MSI. Sí, con el MSI, sí, había contactos. Incluso estuvo de visita… algunos de los del MSI estuvieron de visita acá en la Argentina.
Entrevistadora: ¿Tenían intercambio de personas?
Pella: Intercambio de personas, sí, sí.
Entrevistadora: ¿Y quiénes vinieron?
Pella: No recuerdo, eran militantes de segunda línea, no vino gente importante. Pero sí, vinieron. (E. Pella, entrevista, 8 de enero de 2019)
No resulta claro si la poca información brindada por Pella respecto de esta pregunta se relaciona con un intento de minimizar la cuestión o si simplemente no tenía más datos para compartir. No obstante, sus breves respuestas ofrecen indicios acerca la existencia de algún tipo de intercambio transnacional entre el MSI y al menos parte de la comunidad italiana en Argentina. A continuación, el entrevistado afirmó que:
El que sí estuvo vinculado y (...) me mandó ahora un reportaje de Alain De Benoist en un periódico italiano es Marco Tarchi. Bueno, Marco Tarchi fue secretario de la juventud del MSI, después se peleó con Fini y se va del MSI. Marco Tarchi estuvo dos veces en la Argentina. Estuvo en casa, almorzando. (E. Pella, entrevista personal, 8 de enero de 2019)
Este último fragmento nos trae al presente y muestra una continuidad en su identidad política. Si bien es cierto que sería necesario completar la biografía de Pella con información sobre los años transcurridos entre su alejamiento de Tacuara y la actualidad, ya que acerca de este largo período sólo compartió algunas referencias sueltas, es posible corroborar que, hasta el día de hoy, se mantiene en contacto con líderes de la Nueva Derecha europea[17]. En este caso, mencionó al ex secretario de la juventud del MSI, Marco Tarchi. También, tiene como referente a uno de los íconos de esta corriente de derecha, el francés Alain De Benoist.
Cabe señalar, además, que Pella actualiza con cierta asiduidad su blog personal, en el cual reflexiona acerca de hechos de la actualidad y continúa reafirmando su identidad en la derecha católica. Sus posteos atacan principalmente al kirchnerismo, al progresismo, y a las posturas a favor del derecho al aborto, mientras defienden al catolicismo y sus símbolos y reivindican abiertamente al nacionalismo y al revisionismo histórico.
Conclusiones
En el contexto de mi investigación doctoral actualmente en curso, las entrevistas realizadas a Eduardo Pella me impulsaron a formular el siguiente interrogante: ¿cómo se construye un militante de derecha? En este trabajo me propuse como objetivo formular una respuesta mediante la adopción de una perspectiva micro: abordé la biografía de Eduardo Pella, un ex militante del MNT. Desarrollé el análisis utilizando el concepto de habitus y la propuesta de Quiroga de las tres esferas, así como herramientas provistas por la Historia Oral.
Mediante dichas herramientas, analicé algunos extractos de las entrevistas, que considero especialmente relevantes. Destacan numerosas referencias a la inmersión temprana de Pella en una atmósfera italiana y fascista en su seno familiar y a la educación escolar marcada por el nacionalismo católico. En los relatos compartidos por el entrevistado, también resalta la importancia que éste otorga a la presencia de curas franquistas en el colegio al cual acudió durante la primaria, así como los docentes nacionalistas y revisionistas que tuvo en la secundaria. Luego, cobró especial relevancia su militancia en el MNT, que combinó en su seno elementos del nacionalismo católico con influencias de los fascismos europeos, y, finalmente, su socialización en la comunidad fascista italiana a través de la asociación “28 ottobre”. Asimismo, emerge como significativo que fuera un lector regular de la revista nostálgica Dinámica Social, la cual fue un importante canal de circulación de textos e ideas de extrema derecha en y entre Latinoamérica y Europa.
Es posible concluir que la construcción temprana del habitus de Pella en las esferas privada y semipública y sus experiencias subsiguientes, su sociabilidad y su militancia política son coherentes con la formación y el refuerzo de una identidad política en el marco del nacionalismo argentino. En el caso de Pella, destaca el elemento italiano como primordial para la constitución de dicha identidad política. Como hemos visto, el ámbito de la esfera privada y la formación de su habitus primario marcado por la influencia del contexto familiar y la inmersión en el mundo del fascismo italiano en Buenos Aires, fueron factores fundamentales en este sentido.
Además de la influencia familiar, escolar y de la inmersión desde temprano en un contexto marcadamente fascista, católico y nacionalista, destaca el papel ejercido por el mismo Pella para alimentar y profundizar su propia identidad política en esta dirección: su militancia en el MNT y su continuada pertenencia a la derecha católica son sintomáticas del rol activo del sujeto en la construcción de su identidad política.
Cabe señalar que el mismo Pella construye este relato sobre su propia trayectoria personal y política, en el cual, de algún modo, justifica o explica su pertenencia fascista desde una temprana edad. Comparte retazos de su propia historia, entrelazadas con anécdotas acerca de su militancia en Tacuara, que, mediante la unión y sistematización de las piezas, echan luz sobre su proceso de construcción de la identidad política.
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Notas