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EL CONOCIMIENTO Y LOS OTROS
Andrés Alfredo Castrillon C.
Andrés Alfredo Castrillon C.
EL CONOCIMIENTO Y LOS OTROS
KNOWLEDGEMENT AND THE OTHERS
Revista Colombiana de Ciencias Sociales, vol. 10, núm. 2, pp. 287-290, 2019
Universidad Católica Luis Amigó
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EDITORIAL

EL CONOCIMIENTO Y LOS OTROS

KNOWLEDGEMENT AND THE OTHERS

Andrés Alfredo Castrillon C.
Fundación Universitaria Luís Amigó, Colombia
Revista Colombiana de Ciencias Sociales, vol. 10, núm. 2, pp. 287-290, 2019
Universidad Católica Luis Amigó

Recepción: 30 Mayo 2019

Aprobación: 08 Junio 2019

Hay una tendencia actual a reconocer lo diverso o, por lo menos, hay una directriz en este sentido que debería dar como resultado el respeto al otro (aunque no siempre sea así). Reconocimiento de diferentes culturas, sociedades, opciones políticas, sexuales, de género o religiosas. En este último ámbito, se han realizado varios encuentros ecuménicos, es decir, entre las diferentes confesiones cristianas y de diálogos interreligiosos cuya finalidad se centra en la unificación del cristianismo, el primero, y la aceptación y deferencia de las creencias y las religiones de los otros, el segundo. Asimismo, se promueve la no violencia contra las comunidades que buscan las igualdades civiles y de derechos en cuestiones de género, por ejemplo, o en el caso de la orientación sexual de los individuos (ante lo que la Unesco presenta informes en ambas materias). Diversidad a partir de la cual los estudios sociales indagan y proponen análisis de patrones de comportamiento vinculados al actual periodo y su correlación con la necesidad de responder a los cuantiosos interrogantes, los cambios vertiginosos y los problemas que surgen. Pese a grupos sociales o, incluso, Estados con tendencias conservadoras aferrados a un tipo de identidad religiosa y cultural, en la academia y en el ámbito de la investigación hay una propensión hacia las relaciones interculturales y al estudio de los fenómenos sociales con base en el respeto a las tradiciones del otro y de su comprensión del mundo (la Latinamerikainstitutet de la Stockolms Universitet, el Lateinamerika Institut de la Frei Universitàt Berlin o el David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Harvad University, son algunas de las universidades que tienen institutos o centros de estudios latinoamericanos que pretenden favorecer los estudios interculturales). La antropología, la sociología, la etnografía o la psicología comparten esta consideración, que se acentúa en el discurso científico a partir de cifras, análisis y resultados de orden local o global. No obstante, las relaciones entre diversas culturas y sociedades se remontan a lo largo de la historia, por lo general, basadas en el trato comercial y, en muchas ocasiones, en la interacción entre conquistadores y conquistados, como sucedió entre Europa y sus colonias amerindias y africanas. En estas relaciones se consigna la visión que hay de los otros, sus costumbres, vestuarios, comidas, usos, siempre bajo el trasluz de un discurso de aprobación o reprobación que se convierte en hegemónico.

De cierta manera y en atención a los cambios socio históricos, las ciencias sociales han pasado paulatinamente de basarse en un punto cero desde el cual juzgar su objeto de estudio, medirlo y calcularlo, proceder heredado de los siglos XVII y XVIII a una interacción que propende por ser menos dominante entre observador (investigador) y lo observado (objeto de estudio). Sin embargo, permanece la tendencia a calificar o descalificar a partir de discursos que no dejan de ser hegemónicos. Por ejemplo, en el siglo XVI toda la información suministrada sobre los territorios 'descubiertos' en el Nuevo Mundo y la posibilidad de entablar allí tratos comerciales, de aculturación, evangelización y dominación política, promovió una conquista generalizada de los territorios descubiertos; aunque en los siglos XVII y XVIII los naturalistas franceses e ingleses desatendieron la veracidad de los relatos de los españoles del periodo anterior, porque los consideraban producto de la imaginación y la ignorancia, se incrementó una visión de superioridad en el discurso científico y, con ello del europeo en general. Los científicos de aquel tiempo, a partir de la observación directa, recolección de datos o simplemente gracias a la lectura de los informes de viajeros, entre los que estaban los filosóficos, sostenían postulados indubitables de la debilidad de los hombres del Nuevo Mundo, así como de la inmadurez de sus animales, la fauna y de toda la geografía (Cañizares Esguerra, 2007; Buck-Morss, 2013). Este tipo de discursos científicos validó a su vez el discurso colonial y la dominación cultural que perduró hasta el siglo XX, y de la que hubo rezagos después de mediados del siglo de la pervivencia en la década de los años sesenta de la idea de superioridad racial y epistémica, entre ellos el del antropólogo norteamericano Carleton Coon y sus afirmaciones de que la mezcla de las razas puede perturbar la genética y el equilibrio de un grupo social. Los estudios sociales han revisado esta visión con base en la colonialidad del saber (Mignolo, 2013; Quijano, 2007; Sousa Santos, 2016) y han propuesto elementos decoloniales y de ruptura epistemológica parar releer y contrarrestar la continuación de esta tradición.

Cuando en la actualidad, más allá de la medida populista que implica, dirigentes de Estado (como el reciente caso de México) proponen una revisión de la historia para reconocer desaciertos anteriores y avanzar en la consolidación de diálogos entre naciones, están apelando a una relectura histórica y a estudios sociales y culturales acorde con la crítica a la vigencia de discursos dominantes. Los estudios poscoloniales son un ejemplo, que antecede al actual intercambio de opiniones entre México, España y el Vaticano, en torno a un desarrollo epistemológico que había imperado tradicionalmente.

El interés por el conocimiento, actividad inseparable de las demás labores del hombre, comprende las transformaciones sociales de los diversos grupos poblacionales adheridos en mayor o menor medida a los cambios de nueva tecnología y nuevos enfoques de investigación y de relacionamiento social. En el caso de los mencionados estudios poscoloniales, no se trata, sin embargo, de cambiar unos modelos por otros como en una dialéctica en la que un esquema de estudios sociales surja como el vencedor y se instaure como el nuevo modelo o se convierta en una imposición de canon nuevo en el que los favorecidos sean los anteriores marginados. En estas propuestas, cabe esperar una construcción no unilateral del conocimiento, que cuida de no caer en una posición de relativismo en el que toda opinión vale y el conocimiento social se convierta en vertedero de suposiciones.

El reconocido etnógrafo y antropólogo Wade Davis dice, a propósito de diferentes culturas, "ellos nos enseñan que existen otras opciones, otras posibilidades, otras maneras de pensar y de interactuar con el planeta" (2017, p. 13). De este modo, la responsabilidad de las ciencias sociales no se agota solo en recolectar datos verídicos, en acatar con fidelidad el modelo cuantitativo o cualitativo y presentar un análisis con resultados imparciales, también ha de pensar su actividad en consonancia con lo que estudia, en el que se encuentra su contexto inmediato, evitando que su discurso, validado por el estatus de científico, opaque al otro u otros. Pues:

Más de seiscientos idiomas cuentan actualmente con menos de un centenar de hablantes. Y alrededor de 3.500 sobreviven tan solo en la voz de una quinta parte del 1% de la población mundial. Los diez idiomas predominantes, por el contrario, se siguen expandiendo y, en su conjunto, representan ahora a las lenguas maternas de la mitad de la humanidad. El 80% de la población mundial se comunica con los 83 idiomas más predominantes. ¿Pero y qué de la poesía, las canciones y el conocimiento codificados en las otras voces, aquellas culturas que son los guardianes y custodios del 98.8% de la diversidad lingüística del globo? (Davis, 2017, p. 15).

En este sentido también se ha movilizado una parte del pensamiento filosófico coetáneo en su apelar por un diálogo intercultural no dominante en el que se incluyan las voces poco escuchadas y se les da cabida para interactuar (Fornet-Betancourt, 2009). Estas tendencias de corte periférico, que surgen como resultado de cambios sociales, bien pueden tener un reconocimiento y aceptación más amplia en los modelos epistemológicos coetáneos y en la consolidación de un estudio multidisciplinar y multicultural.

Material suplementario
REFERENCIAS
Buck-Morss, S. (2013). Hegel, Haití y la historia universal. México: FCE.
Cañizares Esguerra, J. (2007). Cómo escribir la historia del Nuevo Mundo. México: FCE.
Davis, W. (2017). Los guardianes de la sabiduría ancestral. Su importancia en el mundo moderno. Colombia: Sílaba.
Fornet-Betancourt, R. (2009). Mujer y filosofía en el pensamiento iberoamericano. Momentos de una relación difícil. España: Anthropos.
Mignolo, W. (2013). Historias locales/diseños globales. Madrid: Akal.
Quijano, A. (2007). Colonialidad del poder y clasificación social. En El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá, Colombia: Siglo del hombre editores, UC, PUJ.
Sousa Santos, B. (2016). Epistemologías del sur. Madrid, España: Akal.
Notas
Notas
Forma de citar este artículo en APA: Castrillón, A. A. (julio-diciembre, 2019). El conocimiento y los otros [Editorial]. Revista Colombiana de Ciencias Sociales, 10(2). pp. 287-290. DOI: https://doi.org/10.21501/22161201.3312
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