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PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE PROYECTOS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO: UNA REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
PROJECT PLANNING AND EVALUATION FROM A GENDER PERSPECTIVE: A BIBLIOGRAPHIC REVIEW
Revista Colombiana de Ciencias Sociales, vol. 12, núm. 1, pp. 310-345, 2021
Universidad Católica Luis Amigó

Artículos de revisión


Recepción: 03 Julio 2019

Aprobación: 11 Mayo 2020

DOI: https://doi.org/10.21501/22161201.3304

Resumen: Ante el requerimiento realizado por Kofi Annan en 1998 de examinar las implicaciones para mujeres y hombres en las intervenciones públicas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) realiza la primera investigación sobre la incorporación de la perspectiva de género en proyectos; veintiún años después, la investigación en esta área no ha crecido de forma significativa. En este trabajo se hace una revisión bibliográfica sobre la perspectiva de género en la evaluación socioeconómica de proyectos públicos y privados (setenta y dos trabajos entre 1998 a 2018). Los principales hallazgos demuestran: (a) existe la necesidad de crear nuevos métodos de medición, ya que los indicadores existentes no son suficientes para evaluar el enfoque de género en los proyectos; (b) para lograr una integración adecuada del enfoque de género se hace necesaria la reconfiguración de las iniciativas actuales de género, en medio del surgimiento de los nuevos conceptos de desarrollo; y (c) se evidencia una clara falla al momento de analizar la pobreza con relación al género en los proyectos, ya que esta se aborda desde un enfoque exclusivamente económico, sin tener en cuenta aspectos multidimensionales.

Palabras clave: Género, Evaluación económica, Indicadores socioeconómicos, Evaluación de proyectos.

Abstract: According to the response to the request made by Kofi Annan in 1998 to examine the implications for women and men in public interventions, the Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC), carries out the first research on the incorporation of the gender perspective in projects. 21 years later, research in this area has not grown significantly. In this work, a bibliographic review is made on the gender perspective in the socioeconomic evaluation of public and private projects (72 works between 1998 to 2018). The main findings show i). There is a need to create new measurement methods since the existing indicators are not sufficient to assess the gender approach in projects. ii). To achieve an adequate integration of the gender approach, it is necessary to reconfigure current gender initiatives, amid the emergence of new development concepts. iii). A clear failure is evident when analyzing poverty concerning gender in projects since it is approached from an exclusively economic perspective, without considering multidimensional aspects.

Keywords: Gender, Economic evaluation, Socioeconomic indicators, Project evaluation.

INTRODUCCIÓN

En los artículos científicos, así como en los textos académicos, existen múltiples definiciones de proyectos, las cuales difieren en esencia si se trata de proyectos de carácter público o privado. Dado que en este estudio se acogen ambos tipos de proyectos, se adoptan las definiciones del Project Management Institute (PMI), el cual los define como un esfuerzo temporal que se lleva a cabo para crear un producto, servicio o resultado único y que, dado su carácter temporal, tiene un principio y un final definidos (PMI, 2017); y del Instituto Nacional de la Mujeres (INMUJERES) (2012) cuya definición es más cercana a los proyectos públicos: un proyecto es una estructura de acción que inicia a partir de un problema; el proyecto adquiere la forma de un ciclo articulado y progresivo desde la identificación del problema que justifica la intervención hasta la etapa final en que se valora si ha cumplido el objetivo trazado.

La importancia de los proyectos públicos en el mundo es que, además de promover el empleo, a través de ellos los gobiernos asignan los recursos para el logro de los niveles de desarrollo y crecimiento esperados. Sin embargo, dicho desarrollo y crecimiento debe ser equitativo de tal forma que se garantice las mismas posibilidades a todos los ciudadanos. En este sentido, la necesidad de incorporar la perspectiva de género en la evaluación socioeconómica de proyectos parte del reconocimiento de que hombres y mujeres son actores del desarrollo y, por lo tanto, deben tener acceso a las decisiones, a los recursos y a sus beneficios (Pollack, 1998). Esta realidad ha sido aceptada por las naciones en el ámbito mundial, quienes han comprendido la importancia de incluir el enfoque de género en el desarrollo económico y han visto la necesidad de implementar indicadores que incluyan la dimensión de género en los proyectos productivos (Pollack, 1998).

La relevancia del tema también ha captado la atención de diversas universidades, las cuales han creado instituciones, cursos y centros especializados en el tema del género. Paralelamente, instituciones como el Instituto Vasco de la Mujer, Status of Women of Canada, El fondo Social Europeo y El Banco Mundial han reconocido la importancia del enfoqué de género, resaltando la necesidad de fomentar estudios e investigaciones que visibilicen la realidad actual del tema. Al mismo tiempo, las Naciones Unidas implementaron en el año 2012 los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), que sustituyeron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Dentro de los ODS se encuentra el objetivo número 5 relacionado con la Igualdad de Género, el cual, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), es la "base necesaria para conseguir un mundo prospero, pacífico y sostenible" (ONU, 2015).

Teniendo en cuenta lo anterior y los diversos matices que el tema contiene, diferentes autores han abordado el tema de la perspectiva de género en la evaluación socioeconómica de proyectos públicos y privados (Vásquez García, 2001; Austen et al., 2002,2003; Martínez Corona, 2003; De Waal, 2006; Zachariassen, 2012; Varela Pino, 2011Bendl & Schmidt, 2012; De la Cerda Lobato & Sánchez López, 2017). Sin embargo, desde el primer estudio (Rico, 1998) las investigaciones en esta área no han aumentado de forma relevante en los últimos ventiún años.

Los principales temas tratados sobre enfoque de género en la evaluación socioeconómica de los proyectos públicos y privados han sido la "idoneidad de los indicadores de género" (Saith & Harris-White, 1999; Gálves, 1999) abordado en diecisiete de los setenta y dos trabajos encontrados, de los cuales algunos dan cuenta del estado del arte en relación a la información existente en los organismos internacionales para calcularlos de forma adecuada (Zapata, 2007a). En segundo lugar, la "relación entre pobreza y género"; esta dimensión ha sido analizada en nueve de los setenta y dos trabajos que busca comprender la pobreza relativa a las mujeres (CEPAL, 1998), para poder implementar la perspectiva de género en los diseños de programas de desarrollo económico y social. Por último, el tema relacionado con las diversas metodologías para lograr la correcta incorporación de la perspectiva de género en los diferentes ciclos del proyecto (De Waal, 2006), tema tratado en dieciséis de los setenta y dos trabajos encontrados, en el que se proponen diversas herramientas teóricas y prácticas que permitan introducir el análisis de género en todas las etapas que conforman un proyecto de desarrollo (INMUJERES, 2012).

Es importante aclarar que en muchos de estos trabajos se ha abordado el análisis de caso, realizado principalmente en economías emergentes que han incorporado, algunos de forma exitosa, la perspectiva de género (Celle de Bowman, 2000; Vázquez García, 2001; Martínez Corona, 2003; Beall & Todes, 2004; Hochfeld & Bassadien, 2007; Villela & Barber-Madden, 2009; DeJaeghere & Pellowski Wiger, 2013; De la Cerda Lobato y Sánchez López, 2017).

Otros trabajos abordados en esta revisión dan cuenta del enfoque de género en la evaluación socioeconómica de proyectos públicos y privados desde el punto de vista teórico, analítico y conceptual (Calatrava Requena, 2002; Oberhauser & Pratt, 2004; Murguialday & Vazquéz, 2005; Acker, 2006).

En la Figura 1 se puede observar la evolución de la investigación en el área de la presente propuesta. Parte desde el primer tema abordado por la CEPAL (1998) para lograr la incorporación de la perspectiva de género en proyectos, hasta llegar a temas recientes relacionados con la feminización de la pobreza y la percepción del concepto de la mujer en los conceptos globales de desarrollo.


Figura 1
Evolución del enfoque de género en la evaluación socioeconómica de proyectos

El presente estudio da cuenta de los trabajos realizados en los últimos veintiún años en el tema de género en la evaluación socioeconómica de proyectos. Para la revisión bibliográfica se usaron palabras claves como género, evaluación económica, indicadores socioeconómicos y evaluación de proyectos. La búsqueda se centra en el periodo comprendido entre 1998 y 2018. La revisión de los artículos se ha realizado en función de aspectos como el año de publicación, país, idioma usado y la publicación en revistas de alto impacto especializadas en el tema como Gender and Development, College of Education and Human Development, Feminist Economic, entre otras. Al mismo tiempo, se identifican futuras líneas de investigación en el ámbito del enfoque de género aplicado en la evaluación socioeconómica de proyectos.

El presente documento se estructura en 4 secciones, inicia con la presente introducción y continúa con el análisis de método. En la tercera sección se presentan los resultados y discusiones de la investigación; para finalizar, se abordan las conclusiones, incluyendo las futuras líneas de investigación.

MÉTODO

El presente estudio es de tipo documental. Según el trabajo de Peña (2010), en una revisión bibliográfica se concentra un grupo de información procedente de diversas fuentes, cuyo objetivo es comparar las diferentes posturas frente a un problema con el fin de resumir los hallazgos en los resultados y conclusiones.

Inicialmente, la búsqueda se centró en artículos publicados en revistas científicas con clasificación Q1 y Q2 (para esta clasificación se utilizó el ranking de revistas de Scimago), los cuales abordaban el tema del enfoque de género en proyectos desde el punto de vista metodológico, teórico, métodos de medición y análisis de casos. Sin embargo, al realizar esta primera revisión, se pudo observar que el número de publicaciones era limitado. En consecuencia, se amplió la búsqueda, incluyendo además de los artículos, documentos e informes oficiales de organismos como la CEPAL y las Naciones Unidas que dan cuenta de metodologías para la incorporación de la perspectiva de género en la evaluación socioeconómica de proyectos, y libros que discuten las diversas metodologías para el desarrollo de indicadores de género en proyectos.

Los trabajos seleccionados fueron revisados teniendo en cuenta los siguientes criterios: (a) artículos publicados en revistas reconocidas en el campo de la investigación en el ámbito nacional e internacional; (b) consultorías, informes e investigaciones avalados por organismos internacionales; (c) el título o el resumen deberían incluir palabras como género, evaluación económica, indicadores socioeconómicos y evaluación de proyectos; y (d) artículos y documentos en idioma inglés y español.

Las bases bibliográficas utilizadas fueron Scopus, Web of Science y la base de datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG).

El periodo definido para la revisión de los estudios fue de 1998 al 2018. Lo anterior obedece a que es a partir de 1998 que se hace el requerimiento por parte de Kofi Annan (secretario de las Naciones Unidas) de examinar las implicaciones para mujeres y hombres en las intervenciones públicas. Además, en este año la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) realiza la primera investigación sobre la incorporación de la perspectiva de género en proyectos.

El proceso anterior arrojó una muestra para la investigación de setenta y dos documentos (51 artículos, 17 documentos y 4 libros), los cuales se presentan en un anexo como material suplementario, organizada temática, por estudio, tipo de publicación y propósito (ver anexo).

La construcción de la revisión se abordó desde: (a) el punto de vista teórico, en el cual se distinguen las diversas percepciones de la mujer en los diferentes modelos globales de desarrollo. Al mismo tiempo, se incluyó el estudio de los enfoques paradigmáticos con los que la perspectiva de género ha sido abordada en las investigaciones de carácter científico (Calatrava Requena, 2002); (b) el punto de vista de la medición, incluyendo artículos y documentos de investigación que abordaran el tema de la implementación de indicadores con enfoque de género y su idoneidad a la hora de realizar la evaluación de los proyectos socioeconómicos. Lo anterior permitió incluir estudios estadísticos con las respectivas metodologías y aspectos conceptuales del tema; y, finalmente, (c) se incluyeron estudios donde se analizaron casos prácticos de la implementación de proyectos con enfoque de género en algunos países y regiones. En este punto, el contexto económico, social y cultural jugó un papel fundamental a la hora de la selección de estas investigaciones, ya que la mayoría se centró en países en proceso de desarrollo con altos índices de inequidad de género.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

A continuación, se presentan los resultados de la revisión, en las Figuras 1 y 2 y las Tablas 1 y 2, en razón del año de publicación, el país de estudio, la producción por género y el volumen de producción sobre el tema en estudio por autor. Posteriormente se presentan los temas de mayor investigación dentro del estudio de género en la evaluación socioeconómica de proyectos.


Figura 2
Número de publicaciones por año

Tabla 1
Productividad según el país de estudio

Tabla 2
Publicaciones por autor en el tema de género y proyectos

Como se observa en la Figura 2, la producción sobre el tema en estudio ha sido muy fluctuante. En el periodo comprendido entre 1998 y 2008 se publicaron treinta y nueve artículos e investigaciones, correspondiente al 54 % del total de los setenta y dos trabajos. En los años comprendidos entre el 2009 y el 2018, se publicaron 33 artículos, correspondiente al 45 % restante. La gráfica evidencia que es a partir del 2001 que empieza a cobrar importancia dicho tema en estudio, lo cual se debe principalmente a la creciente participación de la CEPAL, de los grupos de investigación de diversas universidades a escala mundial y de organismos como el Fondo Social Europeo (FSE). Así, para el periodo entre 2007 y 2012, se genera el mayor número de producciones científicas.

Dado lo anterior, se puede concluir que la necesidad de incluir el enfoque de género en los proyectos nació como una propuesta de los organismos internacionales ante las necesidades económicas globales. Lo anterior logró captar la atención de los grupos de investigación de las universidades, de tal forma que en el año 2000 se realizó el primer estudio de investigación académico por parte de la University of Southern California y, posteriormente, se encuentran una serie de publicaciones realizadas por la New York University en 2001 y la Curtin University en Australia en 2002. En adelante la investigación sobre el tema empezó a crecer en diferentes países, como se presenta en la Tabla 1.

Como se presenta en la Tabla 1, Estados Unidos lidera la producción académica del tema en estudio, mientras que, en América Latina, Chile, por ser la sede de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), presenta una importante participación en las investigaciones e informes que incorporan el enfoque de género en proyectos, seguida por México. Otros países que presentan una producción importante en el tema son España, Sudáfrica, India y Australia. Es importante evidenciar que la participación de Colombia en la producción de artículos científicos relacionada con el tema es escasa, lo cual va de la mano con una falta de apoyo y de inversión por parte del gobierno, y de las universidades nacionales para fomentar los grupos de investigación en el país que traten el enfoque de género en la estrategia de crecimiento de la economía.

En este punto, es importante aclarar que, dentro de la revisión, hay veintitrés artículos cuya metodología es el estudio de caso en países de economías emergentes, como por ejemplo Brasil, India y México. Sin embargo, el 60 % de dichos artículos fueron elaborados por autores extranjeros y publicados posteriormente en revistas de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Noruega y Australia, como se presenta en la Figura 3.


Figura 3
Producción por revista

A partir de la Figura 3 se puede evidenciar que el tema de género en la evaluación de proyectos ha venido ganando visibilidad, en la medida en que más revistas han incluido este tema en sus publicaciones. En este sentido, si bien la mayoría de las publicaciones sobre el enfoque de género en proyectos se hace en revistas que se centran en dicho tema, tales como Gender and Development, Feminist Economic, Indian Journal of Gender Studies, Gender, Work and Organization Journal y La Ventana de México, la publicación de artículos en revistas que abarcan diversas áreas ha crecido. Dentro de estas revistas se destacan Economic and Political Weekly, Journal of Human Development y Journal of Social Science. Así, de los setenta y dos trabajos de la muestra, cincuenta y dos (72 %) fueron publicados en 16 revistas científicas internacionales, de las cuales, el 53 % abarcaban el tema de enfoque de género de manera exclusiva y el 47 % restante tratan diversos temas de estudio.

En cuanto al género de los autores -un dato importante dado el tema en estudio- los resultados evidencian que, de los ciento diecinueve autores encontrados en la presente revisión, el 77 % es de género femenino y el 23 % restante es de género masculino. Lo cual muestra la poca importancia que los investigadores de sexo masculino le han dado al tema o, peor aún, evidencia que la idea según la cual hombres y mujeres son diferentes en cuanto a las oportunidades es más generalizada en la academia de lo que se esperaría. Además, como se muestra en la Tabla 2, no hay una dedicación permanente en la investigación del tema en estudio.

La Tabla 2 muestra que a la investigación en el tema de estudio no se desarrolla de manera continua, lo cual puede estar asociado a la no existencia de grupos de investigación que incorporen dentro de sus líneas temáticas el tema de género en la evaluación de proyectos. En este sentido, como se puede apreciar en la Tabla 2, el 96 % de los autores solo ha participado en una investigación sobre género en la evaluación de proyectos y solo el 4 % restante ha producido dos artículos, lo cual le resta visibilidad a esta área de la investigación.

En cuanto a los temas más tratados en los estudios que observan la perspectiva de género en los proyectos en los últimos veintiún años, se destacan en los setenta y dos documentos de esta revisión tres temas, de los cuales se da cuenta a continuación.

Metodologías para lograr la correcta incorporación de la perspectiva de género en la evaluación de los proyectos en sus diferentes fases

De los setenta y dos documentos revisados, dieciséis se centran en este tema. Las primeras investigaciones (cuatro) fueron hechas por la CEPAL (1998) que, a través diversas unidades como la Unidad Mujer y Desarrollo, y en conjunto con la Cooperación Técnica Alemana (GTZ), elaboró el proyecto marco Institucionalización del enfoque de género en el trabajo sustantivo de la CEPAL. En este proyecto piloto el objetivo principal era incluir el enfoque de género en las propuestas de desarrollo que realiza la CEPAL a los países de América Latina y el Caribe de modo que se beneficien en igual medida los hombres y a las mujeres a través de los proyectos (Nieves, 1998).

Ese mismo año, el Instituto de Investigación para el Desarrollo Social de las Naciones Unidas elabora un documento sobre la necesidad de fundamentar el desarrollo no solamente en el crecimiento económico, sino también en el logro de las metas sociales, como la equidad entre los sexos (Saith & Harris-White, 1998), lo que abre la puerta para la investigación en temas relacionados con la implementación de indicadores de bienestar que permitan visibilizar las desigualdades de género en la relación entre la pobreza y la discriminación entre hombres y mujeres.

El primer artículo sobre propuestas metodológica se publicó en 1998 en la revista Gender and Development. En este trabajo, el autor Sibbons describe dos enfoques metodológicos orientados a la de capacitación de empresas, cuyo principal objetivo fue aumentar el conocimiento sobre el enfoque de género en las organizaciones de Nepal. El autor propone las capacitaciones específicas como un método útil para superar la resistencia de los responsables de las formulaciones de políticas y proyectos para debatir los temas relacionados al género dentro de las organizaciones. Mediante este método se proponía identificar los contextos que diferencian al hombre y a la mujer, y las concepciones arraigadas que se tienen en relación al género en culturas como la de Nepal.

Otra preocupación en el tema de las metodologías es entender el desarrollo como un proceso de trasformación cuyo principal objetivo es disminuir las desigualdades existentes entre las relaciones de género (Rico, 1998; Saith & Harnss-White, 1999; Pollack, 1998; Gálves, 1999; Valdés & Palacios, 1999), lo cual permitirá alcanzar mayor efectividad al momento de incluir la perspectiva de género en proyectos (Nieves, 1998). En segundo lugar, se propone como uno de los componentes más importantes dentro de la metodología de los proyectos visibilizar los resultados a través de la implementación de indicadores de género con información relacionada a los procesos políticos, sociales y de discriminación, ya que por sí solo los indicadores no son suficientes para el análisis de procesos y formulación de políticas y proyectos. Tal como lo menciona Pollack (1998), la incorporación de la perspectiva de género debe ser un proceso gradual y participativo, que debe incluir desde el momento de la formulación las diferencias específicas relativas al hombre y la mujer, o agregar componentes especiales que beneficien a la mujer y que permitan un equilibrio entre los géneros.

Dentro de la misma línea, diferentes autores (Hillenbrand et al., 2014; Ramachandran & Chatterjee, 2014; Robbins & McGowan, 2016; Powell et al., 2017) exponen el dilema que existe a la hora de realizar el análisis de género debido a que las necesidades identificadas puede que no se lleguen a alinear con las medidas de éxito con las cuales el proyecto es evaluado. Para lo anterior, los autores concuerdan en la necesidad de crear un grupo nuevo de metodologías que tengan en cuenta desde un punto más serio los datos obtenidos en campo y, en especial, en los espacios académicos. Visitar escuelas, universidades, hablar con maestros y estudiantes para conocer a profundidad el contexto en el que el proyecto se lleva a cabo. De esta manera, los evaluadores de los proyectos se involucrarían de forma directa con las comunidades y promueven la inclusión.

Las filosofías convencionales de desarrollo, que agudizan el problema de asimetría de género en los proyectos, han sido foco de críticas de diversos autores (Calatrava Requena, 2002; Austen et al., 2003; Oberhauser & Pratt, 2004). Por ejemplo, se demuestra que la metodología de la teoría fundamentada da resultados difíciles de generalizar. Según Austen et al., (2003) es importante identificar variables claves y temas a partir de los datos obtenidos en campo, lo cual genera nuevos conocimientos. Para los autores, los datos obtenidos en el proceso de investigación en campo, pueden forjar una excelente comparación con los indicadores cuantitativos existentes. Autores como Murguialday y Vazquéz (2005) consideran necesario el desarrollo de nuevas filosofías que consideren como igualitaria la importancia de todos los seres humanos, independiente del género al que pertenecen. Es necesario cambiar el enfoque de desarrollo para lograr que todas las actividades que se llevan a cabo promuevan una distribución equitativa entre hombres y mujeres. Acker (2006), por su parte, propone el concepto de regímenes de desigualdad, definido como un enfoque analítico para entender las desigualdades dentro de las organizaciones laborales, lo cual permitirá entender por qué, en cierta medida, los proyectos enfocados al aumento de la igualdad de género, tienden a no ser exitosos. Según la autora, cuando los intereses económicos de clases arraigadas y las identidades de género se integran, generan una oposición en el sentido que es más fácil para los altos ejecutivos masculinos aceptar el tema de igualdad dentro de las organizaciones que para los mandos medios, los cuales sí se verían directamente afectados por los cambios que se implementarían para lograr una igualdad dentro de la organización.

Por su parte, Booth y Bennett (2015) analizan las fallas existentes en la política de integración del enfoque de género en la Unión Europea. Para los autores existen grandes malentendidos en la aplicación de la perspectiva de género porque no se han realizado suficientes aportes desde la académica y los profesionales al debate. Esto se ve reflejado en cómo los estados de la UE aplican estrategias de integración de género en sus proyectos a diferentes ritmos.

Relación entre pobreza y género

Con relación al enfoque de género en proyectos y la pobreza, se encontró que este tema ha sido tratado principalmente en nueve de los setenta y dos trabajos (Bamberger & Podems, 2002; Arriagada, 2005; Schech & Vas Dev, 2007; Tortosa, 2009; Ransom & Bain, 2011; Ukhova, 2015; Johnson et al., 2016; Tepichin Valle, 2017; Palriwala, 2017). Entre los hallazgos se destaca la necesidad de entender la pobreza en relación a la mujer desde un punto de vista multidimensional.

Por ejemplo, Bamberger y Podems (2002) indican que es necesario comprender las limitaciones culturales y políticas de la participación de las mujeres en el desarrollo. Paralelamente, se propone involucrar hombres y mujeres pobres en el diseño y evaluación de los proyectos, ya que incorporar la población en la toma de decisiones genera programas más sustentables y mejora la autoestima de la población (Arriagada, 2005). Además, se identifican diversos factores que afectan negativamente la calidad de vida de las mujeres frente a la de los hombres: a) la existencia de una clara tradición cultural a percibir el rol del hombre por encima del de la mujer; b) la percepción de una menor contribución económica de la mujer al grupo familiar; y por último, c) la probabilidad de que la mujer que no coopera económicamente en el hogar al no tener un trabajo remunerado, tendrá condiciones y calidad de vida mucho más bajas que la de una mujer que sí lo hace (Schech & Vas Dev, 2007).

Al mismo tiempo, es importante destacar como Palriwala (2017) aborda el rol reproductivo y sexual de la mujer ya que esta, al tener que lidiar con el embarazo y la crianza de los niños, se ve limitada en muchas ocasiones al acceso de la educación y el empleo. El autor, a través de un estudio de caso, explica cómo el aborto selectivo por sexo que se da en la India sirve para identificar cuatro temas que son relevantes para comprender más a fondo las relaciones de género y cómo este enfoque se debe abordar en el desarrollo para combatir la pobreza. En primer lugar, se destaca la necesidad de construir desde lo social los roles entre hombres y mujeres. En segundo lugar, determinar el alcance de la diversidad y a su vez, comprender las preferencias y las elecciones de cada género y, por último, determinar las acciones y la responsabilidad del Estado para que estos temas sean abordados dentro de las agendas nacionales.

Otro trabajo de gran relevancia en este tema es el realizado por Tortosa (2009), el cual debate la feminización de la pobreza. Según el autor, este concepto no es relativo a las mujeres en general, por el contrario, solo abarca a las mujeres que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad adicional. Además, enfatiza en que la vulnerabilidad para una mujer no es igual en todos los países, por lo que el contexto es de vital importancia para entender este tema. Basado en lo anterior, el autor propone que se debe ir más allá de la perspectiva de género sin tratar de minimizarla.

Paralelamente, algunos trabajos han tratado el tema de pobreza y el género a través del análisis de proyectos agrícolas que han intentado, de forma exitosa o no, integrar la perspectiva de género. Los autores exponen cómo la desigualdad que se basa en el género limita los esfuerzos de la mujer para mejorar la producción agrícola y la reducción de la pobreza (Ransom & Bain, 2011; Johnson et al., 2016). Por ejemplo, en el estudio realizado en siete países de África y Asia, se demostró que la tenencia o propiedad de los activos afecta los proyectos, lo cual a su vez tiene efectos sobre la riqueza que se genera a partir de estos. En este sentido, en cuatro de los proyectos analizados se demostró el impacto positivo cuando los activos son propiedad de la mujer, ante lo cual los autores señalan la necesidad de que los investigadores y formuladores de proyectos, en su fase del diseño e implementación, le den más importancia a la relación entre género y la producción de activos (Johnson et al., 2016). Para esto es necesario utilizar métodos de enfoque mixto, los cuales proporcionan información importante sobre cómo los hombres y mujeres experimentan los beneficios y costos de los proyectos, para identificar los indicadores adecuados y monitorear los resultados de la intervención.

Finalmente, se plantea que la discriminación de género es un mecanismo que produce desigualdad económica, notablemente visible en países con economías emergentes, por lo que se hace necesaria la implementación de políticas específicas que aborden ambos temas de forma paralela y la realización de estudios, cualitativos y cuantitativos, que proporcionen evidencia empírica sobre la intersección entre género y pobreza desde el enfoque de desarrollo social y económico (Ukhova, 2015; Tepichin Valle, 2017).

Idoneidad de los indicadores de género

Diecisiete artículos de los setenta y dos revisados demuestran que un tema recurrente en esta área es la crítica constante hacia los indicadores de género usados en la evaluación de proyectos (Saith & Harris-White, 1999; De la Cruz, 1999; Gálves, 1999; Clark, 2001; Rustagi, 2004; Acharya & Ghimire, 2005; Cueva Beteta, 2006; Batthyány & Montaño, (2012); Milosavljevic, 2007; Zapata, 2007ab; Hochfeld & Rasool Bassadien, 2007; Moser, 2007; Beneria & Permanyer, 2010; Arenas Saavedra, 2010; Klasen & Schüler, 2011; Mishra & Upadhyay, 2012). La mayoría de los autores concuerdan en afirmar que, si bien los indicadores son importantes para regir las intervenciones, los actuales no son suficientes (Saith & Harris-White, 1999) ni adecuados, lo que hace necesario desarrollar nuevas herramientas que permitan garantizar a los Estados que pertenecen a las Naciones Unidas, y a las demás economías, adoptar las medidas necesarias para lograr erradicar todas las formas de discriminación hacia la mujer (Zapata, 2007b).

En esta dirección, se realizan críticas al Índice de Desigualdad de Género (GDI por sus siglas en inglés) y al Índice Medida de Empoderamiento de Género (GEM), afirmando frente a este último que es un índice incompleto sobre el empoderamiento de la mujer porque solo mide dimensiones económicas y no incluye otras dimensiones como el poder de decisión y las decisiones sobre su cuerpo y sexualidad, lo cual generó que en el Informe de Desarrollo Humano del PNUD realizado en el 2010, el GDI se eliminara y el GEM fuera interrumpido. Al mismo tiempo, se propone la creación de nuevos indicadores llamados Índice de Desarrollo Humano Femenino y el Índice de Brecha de Género (Klasen & Schüler, 2011; Cueva Beteta, 2006).

En el estudio de caso de Hochfeld y Rasool Bassadien (2007), se evidencian diversos desafíos al momento de desarrollar indicadores sensibles al género para una ONG en Sudáfrica. Los autores concluyeron que no existe un equilibrio adecuado entre los expertos encargados de las investigaciones y la participación inclusiva. En segundo lugar, exponen la necesidad de guiar las investigaciones bajo criterios de carácter político enfocados a la justicia social y feminista para lograr el desarrollo. Por último, se expone la necesidad de balancear los indicadores de tipo cualitativo y cuantitativo, los cuales garantizaran un proceso de monitoreo y evaluación sensible al género.

También se evidencia la necesidad de ajustar los indicadores de acuerdo al área geográfica en la cual se aplican los respectivos estudios. Trabajos como el de Rustagi (2004) demuestran que para mejorar la situación de las mujeres en diversas regiones de la India se deben aplicar intervenciones específicas que varían de Estado a Estado. La cobertura de los indicadores utilizados para la evaluación de cualquier programa o proyecto debe ser más amplia de la que se usa actualmente, lo cual permitirá captar todo el contexto del enfoque de género (Acharya & Ghimire, 2005), dado que, a la hora de evaluar un proyecto, la existencia de la mujer no solo se debe medir en términos económicos, sino también en aspectos políticos, sociales y culturales a escala local e internacional. Por ejemplo, en el trabajo de Mishra y Upadhyay (2012) se evidencia una débil relación entre los indicadores sociales y los indicadores de género utilizados para medir la transformación de las economías tribales en el noreste de la India. En este caso, existe un desajuste al analizar la información secundaria por la diferencia entre la participación política y económica de las mujeres. Si bien los autores señalan que aspectos tradicionales del orden social están desapareciendo, persisten las barreras para acceder a nuevas oportunidades que permitan una igualdad de género.

Otros temas de menor desarrollo

Celle de Bowman (2000) presenta un estudio de caso que observa el perfil de mujeres en Perú, las cuales, según la autora, no cumplen con los estereotipos de la mujer "tercermundista", concluyendo que al incluir a la mujer en el presupuesto familiar se ve afectado el rol de madre, y por ende las relaciones de género en su hogar. Por su parte, Khidir Osman (2002) propone abordar el enfoque de género no solo desde el punto de vista de relaciones y diferencia de roles entre hombres y mujeres, sino desde la estructura de poder desigual existente entre ellos. Para el autor es evidente que las normas sociales y culturales limitan las capacidades de las mujeres, lo cual no les permite participar de forma adecuada en la toma de decisiones y en el manejo de recursos de los que dependen. La comprensión de estos procesos es fundamental para desarrollar proyectos que transformen los procesos políticos y sociales que mejoren las capacidades de la mujer.

También se resalta la importancia de generar políticas con conciencia de género para visibi-lizar la problemática existente con relación al tema (Beall & Todes, 2004). Por su parte, Okafor y Abdulazeez (2007) proponen la neutralidad de género en todas las fases del ciclo de vida del proyecto porque en países como Nigeria, el género se relaciona con discriminación y dicha neutralidad permitiría lograr un desarrollo participativo, integrado y libre de género de tal forma que se dé un desarrollo socioeconómico y político más equitativo. Algo similar ocurre con el trabajo propuesto por George (2007), quien demuestra que, al enfatizar el género desde su expresión particular y localizada, este se puede desfigurar y reproducir desigualdades sociales, ya que las relaciones de poder desiguales no se limitan al hombre y a la mujer. En este sentido, diversos estudios demuestran que la participación de las mujeres en proyectos no es sinónimo de empoderamiento colectivo ni personal e indican que en el ámbito económico por ejemplo, los proyectos no generan ingresos significativos y producen empleos de forma escasa; esto hace necesario que los proyectos se enfoquen en fomentar un desarrollo que promueva transformaciones en sus participantes permitiendo una mejora en su posición en la sociedad y al interior de las familias (Riaño Marín & Okali, 2008; Villela & Barber-Madden, 2009).

En esta misma línea, se plantea que un enfoque integracionista puede ser poderoso si se aplica de la forma correcta, pues implicaría tener en cuenta las opiniones y percepciones de la comunidad a la hora de formular y evaluar los proyectos para que este se ajuste al contexto cultural y social en el cual se planea desarrollar e incluya las relaciones de género existentes en la comunidad (Zachariassen, 2012). Una propuesta similar, donde se analizan diversos planes nacionales de igualdad de género en países como Bolivia, Chile, Uruguay y Guatemala, expone la importancia de recopilar información representativa y de calidad obtenida de la comunidad para lograr una correcta toma de decisiones en proyectos con enfoque de género, ya sea en las etapas de identificación, monitoreo o evaluación (Batthyány & Montaño, 2012). En este sentido se resalta el papel de las ONG en las comunidades y agendas nacionales de Bangladesh en diferentes marcos de género en proyectos, ya que estas utilizan discursos de igualdad creando espacios de transformación en la comunidad (DeJaeghere & Pellowski Wiger, 2013).

Paralelamente, y en relación con los métodos de medición de efectividad, se plantea la necesidad de compartir los resultados de los proyectos con la población beneficiaria y de realizar un trabajo conjunto entre los evaluadores de eficacia del proyecto y el equipo en campo, los cuales deben trabajar de la mano para entender a profundidad lo que los datos y mediciones reflejan a la hora de evaluar la efectividad (Bishop & Bowman, 2014).

Pese a la preocupación de instituciones internacionales, de algunos gobiernos y de algunos investigadores que resaltan la necesidad de implementar la perspectiva de género en proyectos de desarrollo económico y social (Vásquez García, 2001; Austen et al., 2002, 2003; Bendl & Schmidt, 2012; De la Cerda Lobato y Sánchez López, 2017), se ha podido determinar que el poder económico de la mujer en relación al hombre no ha mejorado de forma significativa y que el enfoque de género no se puede imponer a la fuerza, por lo que es necesario capacitar y visibilizar su importancia en el desarrollo de los proyectos. El desarrollo no se puede conseguir sin la igualdad de género; el papel del investigador es de vital importancia a la hora de incluir la perspectiva de género en proyectos porque es quien elige cuáles son los indicadores adecuados para monitorear las condiciones sociales y económicas de las mujeres.

En este mismo sentido, Martínez Corona (2003) presenta la relación entre la sociedad- ambiente-género e identidad étnica. La autora busca generar empoderamiento de las mujeres indígenas a través de esta relación y para lograrlo propone la toma de decisiones de forma consensuada, la armonía entre los nuevos conocimientos y las prácticas tradicionales.

Por su parte De Waal (2006) propone un marco para los encargados de la formulación y evaluación de proyectos que permita ir más allá del simple conteo de mujeres y hombres que participan en un proyecto e integre de forma profunda la perspectiva de género en los proyectos de desarrollo. Sugiere distinguir entre necesidades e intereses, y accesos y beneficios, entre los grupos de mujeres y hombres relacionados con la investigación. Al mismo tiempo, la autora hace un llamado a los evaluadores de proyecto para que estos propongan metodologías que permitan obtener información más detallada sobre esas diferencias multidimensionales que abarcan al hombre y a la mujer.

Desde otro punto de vista, Varela Pino (2012) realiza una crítica hacia la incorporación de la perspectiva de género en la evaluación de intervenciones sociales. La autora señala que a la hora de la evaluación se sigue empleando el enfoque Mujeres en el desarrollo (MED) bajo el nombre de enfoque de género. Los países y organismos internacionales creen que están cumpliendo con el enfoque de género en la evaluación, pero solo consiguen, en palabras de la autora, "negar el carácter relacional del género" (Varela, 2012).

Es importante mencionar los estudios realizados por la Unidad Mujer y Desarrollo (2006) y de la CEPAL (2004-2005) en los que se analizan los efectos de la globalización en los aspectos económicos, laborales y la equidad de género. Al mismo tiempo, se reconoce la importancia de la equidad de género para el desarrollo social y el empoderamiento de la mujer. Este tema de empoderamiento es abordado por Faraldo Rivas (2007) en el análisis de las intervenciones sociales desde el punto de vista del género. Desde otra perspectiva, Chant y Sweetman (2012) advierten sobre los peligros de enlazar el empoderamiento de las mujeres, entendidas como individuos, con el trabajo realizado por las feministas para combatir la discriminación de género a la cual son sometidas las mujeres.

Un tema común en esta área, sin lugar a duda, es la falta de voluntad política para incorporar el tema de equidad de género en las agendas nacionales, realidad que ha sido identificada por diversos autores (Valdés & Palacios, 1999; Gutiérrez de Toranzo, 2010; Verduzco Miramón et al., 2012; Mukhopadhyay, 2013; Grown et al., 2016). Al respecto, se identifica la necesidad de institucionalizar los temas de género, ya que la mayoría de las organizaciones que los tratan se financian con recursos externos y corren el riesgo de que, al terminar el financiamiento, se terminen las actividades (Gutiérrez de Toranzo, 2010). Un punto importante es abarcado por el trabajo de Verduzco Miramón et al. (2012): expresan la importancia de comprender que la incorporación del enfoque de género en un proyecto no está relacionada con la cantidad de mujeres que hacen parte de la población "beneficiada". Por el contrario, está relacionada con crear cambios en las relaciones de inequidad entre hombres y mujeres. El enfoque de género debe buscar principalmente crear condiciones de equidad en los proyectos y capacidades de avance en su entorno. Ante este caso, es evidente la importancia de la participación tanto de hombres como mujeres en el diseño, evaluación y ejecución de los programas sociales y económicos, y la incorporación de la población en la toma de decisiones.

En los últimos años trabajos como el de Westbrook y Saperstein (2015) se han enfocado en presentar opciones que abarquen de forma más amplia lo masculino y lo femenino en las preguntas relacionadas con el género en las encuestas, lo cual permitiría mejorar la medición. También podemos observar investigaciones que se han enfocado en la lucha contra el androcentrismo en el desarrollo económico y abarcan el surgimiento del empoderamiento económico de la mujer como centro de los programas de desarrollo económico en el ámbito mundial (Jiménez Almirante, 2016; McKinnon et al., 2016). Es necesario que exista una colaboración bilateral entre hombres y mujeres para lograr un desarrollo integral, ya que los hombres hacen parte del problema (Jiménez Almirante, 2016). Al mismo tiempo, se evidencian las fallas existentes en la agenda internacional de las mujeres en el desarrollo, que ha implementado enfoques de carácter androcéntricos como el Enfoque de bienestar, con poca perspectiva de género.

Sin embargo, lo que más llama la atención, es que solo una publicación en específico es la que aborda el tema de la inserción del enfoque de género en las nuevas formas de economía. En el trabajo de Bergeron y Healy (2013) se aborda el tema de las economías inteligentes, y el proceso de reconfiguración de las iniciativas actuales de género para su correcta inclusión. Las autoras proponen diversas formas de proyectos en economías sociales innovadoras que dejen a un lado las concepciones esenciales del género, sin desvalorar el cuidado y la interdependencia. Para lo anterior es indispensable que la economía se separe del capitalismo, y la cooperación se desligue de sus dimensiones esencialistas de género, ya que esta sería la única forma de lograr un proceso de desarrollo igualitario dirigido a todas las relaciones interdependientes.

DISCUSIÓN

Tal como lo señalan Valdés y Palacios (1999), la profundización de procesos de participación social de forma equitativa entre hombres y mujeres plantea nuevos desafíos que conllevan a implementar políticas gubernamentales definidas. Por ejemplo, ante la ausencia de equilibrio de la representación femenina en las altas esferas de poder (público y privado), se hace necesaria la implementación de políticas que incorporen de forma específica el concepto de equilibrio entre los géneros. Sin embargo, se plantea un interrogante ante esto, ¿realmente existe voluntad política para integrar el enfoque de género en las intervenciones sociales y en general en los proyectos?

En este sentido, según los resultados de la investigación, si bien existen propuestas y análisis metodológicos suficientes para incluir de forma exitosa el enfoque de género en la formulación y evaluación de proyectos, tal como lo demuestra Vázquez García (2001), el enfoque de la mujer ha sido marginalizado en las políticas de desarrollo por parte de los gobiernos, y ello se ve reflejado en los escasos recursos que dentro del presupuesto nacional se destinan a potenciar la investigación y a reducir la brecha socioeconómica que hay entre hombres y mujeres. El enfoque de género no pasa de ser un discurso que es usado en épocas de contienda electoral pero que poco o nada hace realmente por lograr la equidad entre hombre y mujeres a través de los proyectos.

CONCLUSIONES

Este estudio retrata las condiciones actuales y el interés sobre la investigación del enfoque de género en la evaluación socioeconómica de proyectos públicos y privados entre el periodo de 1998 a 2018, dando cuenta de qué se ha hecho, dónde se ha hecho, cómo se ha hecho, qué se encontró, qué se concluyó y qué desafíos se proponen. Este conocimiento es importante dado el papel que juegan los proyectos en la dinámica de las economías y en la posibilidad de lograr a partir de estos una mayor equidad social, económica, política entre hombres y mujeres. En este sentido, a partir de la revisión se concluye que:

Si bien la producción académica sobre el enfoque de género en los proyectos se incrementó después del año 2001, la investigación en el tema aún no es suficiente y es escasa la variedad de fenómenos que se han explorado.

Igualmente se evidencia que el interés por el tema ha traspaso fronteras, de tal forma que se encuentran estudios en diversidad de países (principalmente en Estados Unidos) de diferentes regiones de continentes como América, Europa, Asia y África. Sin embargo, en muchos de estos la producción no pasa de un estudio.

Los temas investigados sobre el enfoque de género en la evaluación de proyectos se centran principalmente en tres áreas específicas. La primera es la crítica constante que se realiza a los indicadores de género existentes. La segunda es cómo se comprende y analiza la pobreza relativa al género desde el punto de vista de los proyectos, y la tercera hace referencia a las diversas propuestas metodológicas para incorporar la perspectiva de género en los diferentes ciclos del proyecto.

En relación a los sistemas de medición, se encontró que, si bien los indicadores de género rigen las intervenciones, no son las únicas herramientas que se deben implementar a la hora de hacer visibles los resultados de un proyecto. La evaluación de proyectos no se debe centrar exclusivamente en medir la equidad económica de los géneros, sino a la vez lograr una equidad social, en especial para alcanzar una comprensión más amplia sobre las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Para esto es necesario aplicar evaluaciones cuantitativas y cualitativas de forma paralela. Al mismo tiempo, el análisis del contexto en el cual se desarrollan los proyectos debe ser tenido en cuenta a la hora de ajustar los indicadores existentes para adaptarlos al área donde se aplica el estudio.

En la misma línea, se evidencia una clara falla al momento de analizar la pobreza con relación al género en los proyectos. Existe un exceso de énfasis en la renta monetaria y en las familias donde la cabeza de hogar son las mujeres, pero muy poca relación estructural entre el hombre y la mujer (Tortosa, 2009). Por lo cual se entiende que, a pesar de que no existen hallazgos suficientes sobre este tema, la percepción de que la mujer es más pobre que el hombre se ha aceptado de forma unánime en los campos políticos y académicos. Podemos concluir que es necesario medir la pobreza desde un punto de vista multidimensional. La evaluación de la pobreza relativa al género incluye aspectos más profundos que solamente la renta monetaria. Las prácticas sociales y culturales son las que limitan en gran medida el papel de la mujer en la sociedad. Por su condición biológica (reproductora), se asume que el papel más importante de la mujer dentro de la familia es el de ser madre. No se tienen en cuenta, por ejemplo, la educación, las capacidades, las aptitudes y demás cualidades con las cuales las mujeres pueden aportar en los esfuerzos para combatir la pobreza.

Desde el punto de vista metodológico y teórico se pueden concluir varios aspectos. En primer lugar, existe una tendencia a percibir la evaluación con enfoque de género como una tarea complicada que debe ser implementada por profesionales en la materia. Paralelamente, tal como lo menciona Varela Pino (2012), existe oposición a incorporar este enfoque en la evaluación socioeconómica de proyectos porque muchas de estas dimensiones de género se realizan a través del método cualitativo, por lo tanto, no son consideradas exactas y quedan relegadas. Pero, sin lugar a dudas, un punto clave es la continua lucha de las propuestas feministas para acabar con los conceptos de desarrollo socioeconómicos enfocados en teorías androcéntricas. Sin embargo, es evidente que, a pesar de los esfuerzos, aún persiste el problema y es de vital importancia la participación de hombres y mujeres para no generar discriminación o exclusión de ningún tipo en las nuevas teorías y conceptos de desarrollo.

Este tipo de investigaciones permitirá que las entidades privadas y públicas encargadas de realizar los procesos de evaluación socioeconómica de los proyectos puedan definir políticas y directrices adecuadas para la incorporación de la perspectiva de género en los mismos. Se logra así no solo una equidad económica entre los géneros, sino también una equidad social y cultural enfocada en reestructurar las relaciones de poder existentes entre hombres y mujeres, con el fin de acabar con percepciones culturales obsoletas que tienden a limitar el papel de la mujer en la sociedad restringiendo los alcances del género en la evaluación de proyectos.

Futuras líneas de investigación

Es importante desarrollar nuevas metodologías que involucren los aportes de la mujer en lo que se conoce como Economía del hogar.

Con respecto a la pluralidad de género no se deben limitar los estudios solo a la diferenciación entre hombres y mujeres, es necesario incluir a personas con identidades de género relativas a la comunidad LGBTTTIQA-H.

Es necesario explorar el carácter multidimensional de la pobreza relativa al género, y demás factores de índole social y cultural que hoy en día son de difícil medición en el ámbito de proyectos.

También es importante desarrollar investigaciones enfocadas en estudios comparativos de proyectos que han incluido de forma exitosa o no el enfoque de género, e identificar el impacto sobre el desarrollo y crecimiento en las economías donde se implementaron dichos proyectos.

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Anexo material suplementario

Trabajos sobre el enfoque metodológico




Fuente: elaboración propia

Trabajos sobre Indicadores de género




Fuente: elaboración propia

Trabajos sobre Feminización de la pobreza




Fuente: elaboración propia

Otras temáticas




Fuente: elaboración propia

Notas

Forma de citar este artículo en APA: Pineda-García, R. de J., y Reina-Gutiérrez, W. (enero-junio, 2021). Planificación y evaluación de proyectos desde la perspectiva de género: una revisión bibliográfica. Revista Colombiana de Ciencias Sociales, 12(1), pp. 310-345. https://doi.org/10.21501/22161201.3304

Notas

CONFLICTO DE INTERESES Los autores declaran la inexistencia de conflicto de interés con institución o asociación comercial de cualquier índole.


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