Reseña
DOI: https://doi.org/10.15517/h.v9i1.35290
Resumen: Se trata de una reseña bibliográfica sobre una reciente obra del conocido historiador Armando Vargas. Desde una perspectiva historiográfica cubana se valoran los argumentos y aportes del libro para ambas historiografías nacionales.
Palabras clave: nación, cultura, identidad, patria, nacionalismo, historia.
Abstract: It is a bibliographical review of a recent work by the well-known historian Armando Vargas. From a Cuban historiographic perspective, the arguments and contributions of the book are valued for both national historiographies.
Keywords: nation, culture, identity, homeland, nationalism, history.
Juan Rafael Mora y la Guerra Patria. Costa Rica versus el expansionismo esclavista de los Estados Unidos (1850-1860)
Editorial Ciencias Sociales, 2017 ISBN 978 95906 1869-7
Sin proponérselo dos historiadores latinoamericanos han coincidido respectivamente en una idea central sobre la investigación histórica, la interrelación de un acontecimiento estudiado con el conjunto de hechos y personalidades epocales que coexistieron durante su devenir. A primera vista pudiera ser algo risible hablar de interrelaciones históricas entre historiadores, pero la universidad dialéctica de un sistema relacional, sus protagonistas y hacedores comunes, no es algo que todo historiador logra conseguir en su obra; de hecho, algunos nunca llegan a alcanzarla. Pero la integralidad del análisis social no es solo una deficiencia de la labor histórica, sino que también se expande a casi todas las ciencias sociales.
El pensamiento original de Carlos Marx ya abogaba por la universalidad relacional de los hechos a mediados del siglo XIX. Casi un siglo después Fernand Braudel explicaba la importancia de la Historial Total en su tesis doctoral1 (Braudel, 1949). No se trataba de una concepción dictatorial de la Historia subordinando a las demás ciencias sociales, sino de la construcción de una integralidad interpretativa del tiempo histórico a partir de las herramientas y métodos de cada una. Universalidad e Historia Total son dos concepciones teórico-metodológicas diferentes, pero anudadas por la necesidad de una interpretación integral de la realidad. De allí que, cuando se escucha hablar todavía de la necesidad del trabajo y el enfoque multidisciplinar, transdiciplinar o interdisciplinar en pleno siglo XXI, no queda más que… asombrarse.
Ahora bien, la coincidencia mentada se halla entre el intelectual cubano Oscar Zanetti y el costarricense Alexander Jiménez. El primero ha llamado la atención más de una vez en lo que respecta a una característica de la historiografía cubana de las últimas décadas, su tendencia al provincianismo. La observación da cuenta de una visión historiográfica nacional que se desconecta, no pocas veces, de las problemáticas y dinámicas continentales e internacionales a la hora de investigar y publicar sobre un hecho, un proceso o una personalidad nacional. Es como si el gremio nacional de historiadores trabajase por momentos como los redactores de un periódico, reunidos en un mismo salón, pero divididos por sus respectivos cubículos de redacción, preparando por cuenta propia el artículo de cada edición sin intercambiar apenas con sus colegas especializados otras historias nacionales o continentales.
De modo paralelo el costarricense Alexander Jiménez ha explicado en su más reciente obra, La vida en otra parte. Migraciones y cambios culturales en Costa Rica, cómo los nacionalismos potencian la excepcionalidad nacional a partir de supuestas cualidades únicas desde los países donde se desarrollan (Jiménez, 2018). Al igual que la valoración realizada por Zanetti, Jiménez alerta sobre la desconexión fáctica en la que una historiografía puede caer cuando construye una excepcionalidad nacional para explicar el decurso de la nación. Esa inclinación a sentirse ombligo del mundo no siempre le permite avanzar a la ciencia histórica de un país a pesar de sus propias necesidades. Por tanto, ver solucionado sabiamente tal problemática en una obra historiográfica produce entonces una satisfacción intelectual que amerita ser divulgada y explicada.
Ese placer lo he encontrado al terminar de leer la obra del historiador costarricense Armando Vargas Araya, Juan Rafael Mora y la Guerra Patria. Costa Rica versus el expansionismo esclavista de los Estados Unidos (1850-1860), publicada por primera vez en Cuba en el año de 2017. Durante el pasado mes de abril de 2018 la obra fue presentada en el Colegio San Gerónimo de La Habana. El autor, presidente de la Academia Morista de Costa Rica, tuvo la gentileza de obsequiarme un ejemplar de la obra, la cual leí detenidamente durante varias semanas.
Dividido en una presentación (del historiador cubano Eduardo Torres-Cuevas, director de la Biblioteca Nacional de Cuba), un prefacio, tres partes con sus respectivos capítulos internos, una antología básica de siete documentos de Juan Rafael Mora, una impresionante relación de fuentes consultadas y, finalmente, un rico testimonio gráfico, el libro es un acabado ejemplo de una sólida investigación que logra la anhelada interrelación histórica antes mencionada.
Si es dable comentar un par de sugerencias, pienso que una mayor capacidad de síntesis hubiese contribuido a una lectura más dinámica de sus páginas. De igual modo, el planteamiento de un determinado andamiaje teórico pudo haber contribuido a una mejor compresión del lector en cuanto a términos y conceptos como nación, nacionalidad, patria, sentimiento nacional y otros más expuestos en sus páginas.
Si bien Vargas Araya no quiso elaborar una biografía personal del presidente Juan R. Mora, tengo la impresión de que su pluma supo deslizarse con soltura para entregarnos una encomiable biografía política de uno de los grandes hombres de Costa Rica. Una visión de conjunto permite expresar varias ideas relativas al contenido de sus páginas que vale la pena exponer aquí.
Las informaciones y análisis planteados en la obra a través de sus tres partes, La guerra, La diplomacia y El golpe y el crimen, conducen a la visualización general de una realidad histórica e ideológica que se articuló progresivamente tras los convulsos enfrentamientos militares, políticos y diplomáticos que dirigió el héroe nacional de Costa Rica, Juan Rafael Mora, contra los llamados filibusteros. No obstante, debajo de tales contiendas subyacen otras de mayor riqueza cultural. Fueron las relativas a la formación de la identidad nacional costarricense que por “efecto dominó” incidieron sobremanera en la formación identitaria centroamericana. Así, por ejemplo, las explicaciones que se ofrecen acerca de los hechos ocurridos el 1 de mayo de 1857 dan cuenta, según Armando Vargas, de un aporte sin igual para la formación del ser costarricense visto como el “hito más prodigioso de su existencia democrática y republicana” (Vargas, 2017, p.1).
Desde mi punto de vista la idea central del señalado enfoque es que el gobierno de Mora fue un influyente epicentro expansivo de los nacionalismos centroamericanos en formación durante la segunda mitad del siglo XIX. A su vez, la posteriormente denominada costarriqueñidad tuvo en el mandato de Mora un punto de partida esencial que permite comprender muchos aspectos de la actual nacionalidad costarricense.
Ambas formaciones, nacional y regional, se insertaron en otra de tipo continental cuando pensamos que entre 1830 y 1910 se estructuraron los actuales estados nacionales de América Latina. De aquí el fehaciente mérito de embonar los acontecimientos nacionales expuestos dentro de una dinámica continental; aunque con mucha certeza, el encadenamiento informativo e interpretativo se inicia desde las ansias expansionistas de los Estados Unidos durante la primera mitad de la época decimonónica, la similar apetencia de Inglaterra que pugnaba con cierta inferioridad frente a la norteamericana, y por último, los intereses de Francia en medio de aquellas célebres fricciones entre las dos primeras metrópolis.
La capacidad de interrelacionar hechos históricos de magnitudes que van desde lo local hasta lo universal es una de las mejores armas intelectuales de Armando Vargas, quien en obras anteriores ya lo había mostrado sobradamente; es el caso de El doctor Zambrana, obra que vale la pena publicar en Cuba para conocer el devenir de uno de los intelectuales más polémicos y desconocidos del independentismo cubano, Antonio Zambrana, quien fue uno de los dos redactores de la Constitución de Guáimaro. Hasta donde puedo saber es la única biografía intelectual del controvertido personaje la cual contiene, además, varias coordenadas sobre la articulación de los intelectuales de la Revolución de 1868 en la Isla, tema muy escaso en la historiografía cubana.
La concatenación fáctica de acontecimientos nacionales e internacionales entorno a la figura y el gobierno de Juan Rafael Mora es una constante exitosa a lo largo de las 473 páginas del libro que, al estilo de una rueda dentada, se engrana armoniosamente dentro del conjunto de ellas, o sea, del resto de las naciones latinoamericanas. He aquí el primer logro de la obra que nos permite comprender un importante momento de la historia nacional de Costa Rica. Como recurso histórico también posibilita acoplar interpretativamente las afinidades y diferencias entre las formaciones nacionales latinoamericanas, pero no solo a través de las gestas armadas, sino además desde las evoluciones de las clases dominantes que poco a poco fueron germinando las burguesías nacionales, como la clase comercial asiática panameña, la burguesía cafetalera tica, los hacendados ganaderos rioplatenses o la sacarocracia cubana, por tan solo mencionar algunas.
Lo anterior nos conduce al segundo logro de la obra, este es la insistida tesis del autor de confirmar el concepto de “Guerra Patria” y no el de “Campaña Nacional” para denominar los acontecimientos político-militares ocurridos en el país entre 1856-1857. Hay en Armando Vargas un desbordado sentimiento nacionalista que se nutre directamente del legado morista al defender con ahínco el primer concepto y conectarlo a un latinoamericanismo histórico: “El concepto de Guerra Patria abarca también el sueño morazánico de la patria grande centroamericana y el ensueño bolivariano de la Patria Magna hispanoamericana” (Vargas, 2017, p. 4).
Por último, creo además que la gran tesis del libro es demostrada sin lugar a dudas, es decir, que el gobierno y el conjunto del accionar político del presidente Juan Rafael Mora se levantaron como un muro de contención frente al expansionismo norteamericano de la época en América Latina, aportando a su vez, muchos ingredientes al proceso de formación nacional costarricense. Queda clara así la demostración de que en aquellos tortuosos años el enfrentamiento armado, la oratoria política y la diplomacia, fueron los instrumentos esenciales que determinaron los decursos de las naciones en formación en la América Latina de entonces.
En la visión de una parte de la historiografía cubana, sobre todo, entre determinados historiadores dedicados a la historia del país, existe una mirada algo borrosa en torno a la gesta patria costarricense y centroamericana para alcanzar su segunda independencia. Desde esa perspectiva se suele pensar que después de 1826 se logró en líneas generales la independencia de todo el continente, excepto de Cuba y Puerto Rico. Cierto es que se conocen los desmanes de William Walker autorizados por Estados Unidos, pero su presencia en Centroamérica se le continúa entendiendo de modo general como un fallido episodio bélico-expansionista sin conocer la riqueza histórica que la obra de Araya nos aporta con relación a este episodio.
Publicado en esta ocasión para el lector cubano, la cantidad de información y valoraciones que posee el libro podrá romper ese reducido esquema del filibusterismo norteño en Centroamérica, enriqueciendo ostensiblemente el horizonte historiográfico cubano sobre aquellos tristes episodios de rapiña y de la propia historia de Costa Rica. Este es el mejor aporte que contiene la obra para acceder a una mayor compresión histórica continental del lector cubano. Su lectura, entonces, más que recomendable es necesaria. ¡Enhorabuena para Armando Vagas y la historiografía costarricense!
Notas
1 El mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. La Habana. Para una parte considerable de la comunidad internacional de historiadores de la segunda mitad del siglo XIX, esta obra clásica de Braudel fue uno de los libros más influyentes en la historiografía universal del período
Referencias
Braudel, F. (1991). El mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales
Jiménez, A. (2018). La vida en otra parte. Migraciones y cambios culturales en Costa Rica. San José, Costa Rica: Editorial Arlekín.
Vargas Araya, A. (2017). Juan Rafael Mora y la Guerra Patria. Costa Rica versus el expansionismo esclavista de los Estados Unidos (1850-1860). La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales .
Vargas Araya, A. (2006). El doctor Zambrana. San José, Costa Rica: Editorial EUNED.