Reseñas
Reseña de Tarifa Castilla, Mª José, El convento de Nuestra Señora de la Victoria de Cascante, Cascante,VICUS, 2014, 221 pp., ISBN: 978-84-617-2795-7
Recepción: 16 Marzo 2016
Aprobación: 21 Marzo 2016
En el año 2005 la profesora Mª José Tarifa publicó el libro La arquitectura religiosa del siglo XVI en la Merindad de Tudela fruto de la tesis doctoral defendida en el Departamento de Arte de la Universidad de Navarra. Uno de los edificios estudiados en ese trabajo fue el convento de los frailes Mínimos, levantado en 1586 en la ciudad de Cascante (Navarra). En el trabajo monográfico que hoy reseñamos Tarifa retoma el tema citado y lo amplía con nuevas aportaciones documentales, el estudio de los bienes muebles pertenecientes al conjunto y el devenir histórico del edificio hasta la actualidad.
Este hecho de prolongar un trabajo anterior realizado en el nivel científico propio de una tesis doctoral, define en gran medida la tarea de la investigadora, e influye en el enfoque, que no decide con claridad el tipo de lectores a los que se dirige, oscilando entre lo estrictamente científico y lo divulgativo.
El estudio se divide en cinco apartados: el primero, aborda el contexto histórico de la villa en el siglo XVI; el segundo recorre la historia del convento desde su fundación con la llegada de los Mínimos hasta su ocaso en el siglo XIX debido al infortunado paso de los franceses, las sucesivas desamortizaciones y la desidia, ruina de la que finalmente se ha salvado el templo; el tercero se ocupa del análisis arquitectónico; en el cuarto se examina el patrimonio artístico de retablos, pinturas, orfebrería y textiles y por último en el quinto se aportan veintidós documentos, entre ellos «las escrituras relativas a la fundación del convento, los diferentes contratos de obras de la iglesia de fines del siglo XVI y comienzos del XVII, la contratación de algunas de las capillas de patronato, las reformas acometidas en la capilla mayor a lo largo del siglo XVIII y el contrato de ejecución del retablo mayor fechado en 1621» (p. 11).
Se cierra el libro con una bibliografía, completa y adecuada excepto en algunas entradas de «bibliografía basura», como revistas y libros de interés meramente local y folletos de divulgación cuasi-turística, no acordes con el resto.
La abundancia y la calidad de las fotografías que acompañan al texto es un valor primordial en este libro.
El núcleo del mismo lo constituyen los capítulos segundo y tercero en los que con gran inteligencia Tarifa deja hablar a los documentos y consigue recrear el complejo proceso de levantar un convento en un pequeño pueblo de la España del XVI.
Al hilo de los contratos vamos conociendo los nombres de los oficiales que participaron en la construcción, los tasadores, el condicionado, las trazas, etc. Es de destacar el estudio pormenorizado del patronazgo de las capillas, concedidas a las familias del estamento nobiliario más significadas en la ciudad. El estudio se apoya en documentos de archivo y en el análisis de los escudos nobiliarios que —ya esculpidos, ya pintados—, se conservan en la propia iglesia. El patronato de la capilla mayor quedó desde el primer momento reservado al regimiento de la ciudad.
En este recorrido por los avatares constructivos hubiese sido conveniente explicar algunos términos técnicos como «tapia valenciana» (p. 31), anotaciones que también se echan en falta en otros capítulos: así la «casulla de red sobreposada» (p. 133) o «sillas de Moscovia» (p. 75) que eran las que se traían de Rusia, hechas de la famosa vaqueta, o cuero de vaca de Moscú.
Quizá la vacilación señalada sobre el tipo de lectores al que va dirigido el trabajo lleva a la autora a omitir este tipo de explicaciones y a ofrecer en cambio datos tan poco relevantes como el de que una huerta «había pertenecido al zapatero Juan Conchillos» (p. 25) o las meticulosas circunstancias probables a propósito de una reja sobre la que se puntualiza, en un relato más propio de los cuentos populares de nunca acabar:
quizás el encargo a este maestro se deba a que desde al menos agosto de 1602 Luis Cervantes habitaba en Corella, donde era capellán de la capilla de san Bartolomé en la iglesia parroquial de san Miguel, que estaba bajo el patronato de una sobrina suya llamada Mariana Cervantes Enríquez de Navarra, la cual había desposado en 1598 con García de Falces y Aibar, personaje de ilustre linaje que entroncaría... (p. 50)
En cuanto al apéndice documental no resulta acertada la opción de Tarifa de reproducir paleográficamente grafías antiguas sin valor ninguno como no sea el de obstaculizar la lectura. Las actuales técnicas de edición propugnan una serie de criterios (la modernización gráfica entre ellos), desarrollados por cierto, en buena parte por el GRISO de la Universidad de Navarra, adoptados por numerosos estudiosos y que convendría aplicar también para el tratamiento de los textos relativos al arte, sin continuar rutinas superadas y de nulo valor científico.
Las fuentes documentales en sí se someten a un tenaz y exitoso manejo, examinando el Archivo General de Navarra, el Archivo de Protocolos de Tudela, los Diocesanos de Tudela y Tarazona, y otros archivos parroquiales y municipales.
La autora hábilmente contextualiza el caso concreto dentro del momento histórico y artístico en el que se levanta y desarrolla la fábrica del conjunto. Son numerosas las referencias a construcciones coetáneas del entorno, como son por ejemplo el Monasterio de Tulebras del que incluye material gráfico, observando la participación de los maestros en otras obras, asuntos que ella misma ha estudiado en otras publicaciones. Hay que destacar el capítulo dedicado a las bóvedas (pp. 96-102) particularmente bien documentado e ilustrado.
Tenemos de esta forma un ejemplo magníficamente estudiado que sumado a otros trabajos permite la comprensión de fenómenos más amplios, ya que las relaciones entre estamentos, la función del patronato, los gustos estéticos o los intrincados aspectos jurídicos que acompañan al quehacer humano no son, evidentemente, exclusivos de este convento. Incluso podríamos hacer extensivas a numerosos conventos y templos de toda España las consecuencias del paso de los franceses (episodio que provoca en la profesora Tarifa encendidas palabras de patriótica repulsa), de los procesos de desamortización y de la desidia con la que se ha tratado tantas veces nuestro acervo artístico.
Hay que agradecer, en suma, a Tarifa Castilla su contribución con este trabajo riguroso y científico al conocimiento del patrimonio artístico español, paso imprescindible para su mantenimiento y difusión.