Resumen: El marco festivo de la España de los Austrias menores ha recibido escasa atención por parte de la crítica hasta hace considerablemente poco tiempo, por lo que resulta necesario ahondar en el estudio de las diversas manifestaciones que surgen en la época, como los gallos, el vejamen o las justas poéticas. Es el caso de la Justa poética sagrada, celebrada en Salamanca en 1691 para conmemorar la canonización de san Juan de Sahagún y cuya convocatoria motiva el Certamen contra Certamen, respuesta satírica y opuesta al evento celebrado en el Colegio de San Bartolomé. Este artículo se propone examinar, entonces, los documentos impresos que existen tras el Certamen contra Certamen, así como el entorno en el que surge y las posibles causas que llevaron a su creación, así como la polémica suscitada con la justa, considerando que las noticias al respecto, tanto coetáneas como posteriores, son escasas.
Palabras clave:Certamen contra certamenCertamen contra certamen,Justa poética sagradaJusta poética sagrada,san Juan de Sahagúnsan Juan de Sahagún,SalamancaSalamanca,segunda mitad del siglo XVIIsegunda mitad del siglo XVII.
Abstract: The festive background of late Baroque Spain has been until not long ago considerably ignored by the critics, which is why it has become mandatory to delve into the study of the various manifestations that arise in this period, like gallos, the vejamen or the justas poéticas. It is the case of the Justa poética sagrada, celebrated in Salamanca in 1691 to commemorate the canonization of san Juan de Sahagún and whose call cause the Certamen contra Certamen, a satirical reply and opposed to the event celebrated in the Colegio de San Bartolomé. This article aims to examine the printed documents which appears after the Certamen contra Certamen, as well the context which arises, as in the controversy emerged with the justa, considering that whose news, both contemporary and posterior are scarce.
Keywords: Certamen contra certamen, Justa poética sagrada, san Juan de Sahagún, Salamanca, Second half of the 17th Century.
El Certamen contra Certamen : un debate literario en la Salamanca de finales del siglo XVII
The Certamen Contra Certamen: a Literary Controversy in Late 17th Century Salamanca
Recepción: 07 Mayo 2016
Aprobación: 24 Junio 2016
La cultura española del siglo XVII experimentó una notable ampliación de la práctica de la lectura y la escritura, repercutiendo en la difusión y transmisión libresca que fomentaron las bibliotecas. Sin embargo, no debe olvidarse el importante apartado que estos espacios conforman junto a manifestaciones más cercanas a la oralidad, como la lectura pública o las representaciones teatrales callejeras. Es el caso de la Justa poética sagrada, que tuvo lugar en las últimas décadas del Seiscientos y que fue celebrada en Salamanca en honor a la canonización de san Juan de Sahagún, patrón de la villa bañada por el Tormes. Conectado a dicha justa aparece, en el mismo año, el denominado Certamen contra Certamen, que dará pie a otros impresos en respuesta, siendo algunos de ellos una crítica, de carácter eminentemente satírico, dirigidos al autor de la convocatoria, a jueces o a participantes, entre otros.
Así pues, acceder al estudio de la festividad barroca en el Seiscientos implica profundizar en el análisis del individuo del siglo XVII no solo en un sentido literario sino también antropológico1, ya que con ella se celebran efemérides de acontecimientos de los más diversos órdenes de la vida. Asimismo, tales eventos poseen, vistos desde nuestra época contemporánea, un valor testimonial para la historia literaria fundamental, pues suponen la refracción de los gustos poéticos y las distintas corrientes que triunfaron en la segunda mitad del siglo XVII, contra los que se alza el prejuicio habitual de señalar la ausencia de figuras al nivel de las de las primeras décadas2.
Por ello, entre otras razones, este marco festivo de la España de los Austrias menores ha sido hasta hace considerablemente poco tiempo relegado a un segundo plano por parte de la crítica, resultando necesario ahondar en el estudio de las diversas manifestaciones que surgen en dicho contexto: desde los olvidados gallos hasta el género del vejamen, así como el de las justas poéticas, cuya repercusión, además, no solo afecta al plano social ya mencionado, sino que añade una nueva vía aparte de la oral y escrita: la espectacular3. Así, los cenáculos que conforman las academias, justas y certámenes literarios, a pesar de la escasa atención recibida4, «representaron para muchos poetas, reconocidos o no, espacios idóneos para el desarrollo de sus aspiraciones de promoción social»5.
A pesar de las concomitancias existentes, justas y academias no responden a los mismos parámetros. En primer lugar, aunque en ambas los participantes ejercitan su habilidad en el verso a través de un tema impuesto, en el caso de las academias se realizaba en sesiones o reuniones mayoritariamente de carácter privado, mientras que las justas se exhibían públicamente. Además, en el caso de las primeras, solían estar patrocinadas por ciertos nobles que hacían las veces de mecenas, y su celebración podía ser tanto periódica como reducirse tan solo a una ocasión6. A esta misma realidad sociocultural y literaria debe añadirse también el género del vejamen, cuyo componente satírico muestra la herencia de Quevedo, así como la alegoría del desengaño de Gracián7. Su legado, sin embargo, muestra una problemática afín a la de justas y academias, pues gran parte de ellos permanecen inéditos o aparecen tan solo en impresos surgidos tras su celebración8.
Desde este planteamiento, en el siglo XVII comienzan a asentarse diferentes exhibiciones de carácter teatral a cargo, sobre todo, de los Colegios Mayores, así como de ciertos agentes eclesiásticos9. El origen de este tipo de funciones se remonta a la obligación de maestros y estudiantes de representar en latín tragedias o comedias «so pena de graves multas […], y con el estímulo de un premio económico a la mejor representación»10. El Colegio de San Bartolomé de Anaya, que funcionó intensamente desde 1418, constituye uno de los colegios salmantinos más importantes, pues serviría de modelo administrativo y educativo para el resto11. Fue precisamente este enclave en el que se desarrolló la Justa poética sagrada, celebrada el cuarto y último día de una serie de festejos con los que Salamanca conmemoró la canonización de san Juan de Sahagún12.
La Bula que motivó su santificación fue promulgada por el papa Alejandro VIII el 17 de octubre de 1690; sin embargo, su fallecimiento provocó que se emitiera desde Roma por el papa posterior, Inocencio XII, el 15 de junio de 1691. Sin duda, tal evento hubo de tener una gran repercusión en la Salamanca de finales del siglo XVII, cuyos ciudadanos salieron a las calles dispuestos a celebrar la canonización del que veneraran como su patrón: «el honor de los altares solamente Roma pudo decretarlo; pero donde había de recibirlos san Juan de Sahagún, por manera solemne e incomparable, era en Salamanca»13. El evento conllevó, además, un enorme despliegue ornamental propio de estos certámenes, que solían promover cierta teatralización del espacio urbano, tal y como describe Villar y Macías en la siguiente cita tomada de una fuente contemporánea que posiblemente se trate de Álvarez de Ribera (1697):
La fachada del colegio estaba tapizada de damascos carmesíes de Milán, con franjas de oro; la calle del Tostado, entonces de Azotados y antes del Trasgo, cubría sus muros con costosas tapicerías y cuadros del Ticiano, del Mudo y del Greco; a su salida se veían también engalanados los conventos de religiosas de San Pedro y las Dueñas, y entre ambos alzaron los dominicos opulentísimo altar y triunfal arco; otro altar no menos ostentoso erigieron los clérigos Menores, cerca de su colegio, y otro los religiosos de San Francisco en la plazuela de la Lonja; no lejos de aquel alzó otro un devoto14.
Tras la referida festividad, surge la Expression panegirica diaria, de las festivas demonstraciones con que solemnizò la canonizacion de su tutelar patron San Iuan de Sahagun, la muy antigua, noble, y leal ciudad de Salamanca, perteneciente a José Antonio Álvarez de Ribera y publicada por Gregorio Ortiz Gallardo en torno a 169715. Indudablemente, la molestia de imprimir, a una considerable distancia cronológica de la justa —unos seis años después—, tal documento, así como de su mera confección, evidencian la notoriedad que tal evento hubo de tener en la Salamanca de finales del Seiscientos. En ella se recogen los actos celebrados, donde además de mostrar el autor un despliegue de su erudición, «escribe para personas conocidas que forman un grupo social cerrado y no muy grande en la pequeña Salamanca»16.
Como respuesta a esta Justa poética sagrada, aparecerá, fechable en 1691, el Certamen contra Certamen17. De las copias localizadas, ha sido el volumen facticio que reside en la Biblioteca General de la Universidad de Salamanca el escogido para la realización del presente trabajo, que aparece conservado junto a otros impresos encuadernados, carentes todos de lugar y fecha de impresión y editor18. Uno de los argumentos esgrimidos en el documento para criticar la Justa poética sagrada son los términos de la convocatoria de esta, considerados indignos de tan preclaro colegio:
Noticia tuve desde el pértigo de mi carroza de ese ignorante certamen, hijo expurio de la Universidad de Salamanca, afrenta de sus ingenios, borrón de sus letras, y víbora, finalmente venenosa; que lo mismo fue salir a luz, que dar civil muerte a quien le concibió. Pero, ¿atreviérase ni aun con la escrupulosa y prolija malicia de Momo a censurar un papel que con hipócrita devoción sobreescrito de Justa poetica sagrada se da a la estampa en Salamanca con aprobación de tantos venerables, y doctos varones como en sí incluye el insigne Colegio de San Bartolomé? (p. 3).
Son muchos los nombres de poetas de cierto renombre que pueblan sus páginas, desde Góngora a Ulloa, Calderón, Cáncer o Quevedo, si bien en 1691 todos habían fallecido, por lo que coincido con Del Río Parra al afirmar que «su presencia no puede ser más que una invención para criticar la Justa poética sagrada»19. De nuevo, son tales autores a quienes Apolo nombra censores y jueces del certamen poético, con el objetivo de que «hiciesen nuevos y verdaderos asuntos, para que cediendo en honra, y reverencia del glorioso y bienaventurado San Juan de Sahagún, no faltase a sus devotos ocasión de celebrar sus heroicas virtudes» (p. 5)20. El Certamen contra Certamen, entonces, aparece dividido en ocho asuntos, cada uno de ellos correspondiente a uno de los consagrados y ficticios autores. Siguiendo a la portada una introducción que incluye el canto de Talía tras la disposición por parte de Apolo de los jueces del certamen, los asuntos de cada autor aparecen, pues, en este orden: el conde de Villamediana, Gerónimo Cáncer, Don Luis de Góngora, Luis de Ulloa, Pedro Calderón, Antonio Solís, Agustín de Salazar y, finalmente, Francisco de Quevedo21.
En cuanto a su desarrollo argumental, coincide el Certamen contra Certamen con la tipología habitual del vejamen de academia, entre cuyas posibles variantes destaca aquella en la que «acompaña al fiscal una figura alegórica o fantástica —la Envidia, el Desengaño, un diablillo, un dios de la mitología, a veces un personaje famoso— que le va susurrando los defectos de los amigos con quienes sucesivamente se encuentra»22. Asimismo, destacan los motivos a Apolo o al Parnaso y otras referencias mitológicas23. Así pues, esta peculiar censura de la Justa poética sagrada se inicia con la noticia de Apolo de cierto bullicio en el Parnaso, al que enviará a Talía, quien le informará de la convocatoria de aquel evento24. Tras el canto de la musa, se desarrollan los ocho asuntos en los que se debate y cuestionan las condiciones de la justa, figurando finalmente la sentencia en la que se establecen los jueces, presidente, fiscal y secretario del certamen poético, que Apolo deja a elección de las musas. Este tribunal estará formado por Saturno, que haría las veces de presidente, Júpiter, Neptuno, Plutón, Marte y el propio Apolo, nombrándose como fiscal y secretario a Momo y Mercurio, respectivamente.
Los impresos que preceden al Certamen contra Certamen en el volumen analizado son, pues: el Rayo de Júpiter, que ataca al certamen que aquí ocupa, mientras que el Laurel de Apolo que le sigue execra la justa celebrada en el Colegio de San Bartolomé. Continúan el volumen los Escrúpulos de la Hermana Erudición, el Entremés alegórico del Entremetido, la Dueña y el Soplón y el Apuntador del Entremés alegórico, cerrando el volumen un impreso titulado El cisne y el ganso25. No todos, pues, se alinean dentro del debate que inicia el Certamen contra Certamen, sino que aparece un constante ataque cruzado, en conexión con las polémicas literarias propias de este tipo de producciones.
Considerando el protagonismo que adquirió en tal época el Colegio de San Bartolomé respecto al resto de Colegios Mayores, además de ser este el escogido para la celebración de laJusta Poética Sagrada, podría pensarse que la enemistad que aparece de forma sistemática en el impreso provenga de algún grupo poético minoritario surgido de algún otro colegio. Sin embargo, la autoría colectiva del texto, ocultada y derivada de una academia salmantina no conocida, puede responder también a un mero recurso ficcional, considerando, por ejemplo, que en la respuesta al autor del Certamen contra Certamen que aparece encuadernada en el mismo volumen, el Rayo de Júpiter, se dirige a este usando la segunda personal del singular, aludiendo a diversas partes del impreso inicial sin individualizar a los notables poetas que falsamente censuran la Justa poética sagrada.
Sin duda, otro de los elementos que destaca del impreso referido es la recepción de la literatura próxima a él, si no cronológicamente, sí en el interés de sus autores; es el caso del Laurel de Apolo, que se atribuye a Lope de Vega, en clara alusión a la obra que él mismo escribiera. De hecho, conecta con ella en tanto que, recuérdese, el texto lopesco consistía en un elogio a los poetas de su tiempo y se enmarca en las actas de una corte celebrada en el Parnaso26. En otro contexto, y elaborado mediante otros recursos estilísticos, el Laurel de Apolo sería una prueba fehaciente de la lectura y conocimiento de la obra de las figuras literarias más señeras del siglo. Otro caso similar ocurre con el afamado hidalgo caballero de la Mancha, que en Marte en el Parnaso aparece ante las puertas del Parnaso junto a Sancho Panza, iniciando una burlesca y absurda disputa con Talía27.
En definitiva, y a pesar de las similitudes que el impreso que aquí ocupa presenta respecto al vejamen de academia, parece más probable que se trate de un escrito de autoría individual, pues no cumple la función ceremonial de satirizar, con cierta benevolencia, a los participantes de una academia a raíz de su intervención en ella, sino que se censura un escrito previo, en este caso la convocatoria de la justa que festejara la canonización de san Juan de Sahagún28. Igualmente, es evidente que, dada su ornamentación mitológica, el espíritu imitativo o evocador de aquellos autores que décadas atrás también participaran en este tipo de eventos o el tono satírico que permea todo el texto, el Certamen contra Certamen es una muestra clara de la gran producción burlesca y satírica que triunfa a finales del siglo XVII español. Como ya indicara Lía Schwartz, «todo texto satírico es, en mayor o menor grado, problema por resolver, serie de intrincados conceptos, juego intelectual que exige un receptor dispuesto a entrar en las convenciones del juego»29. Efectivamente, tal procedimiento es el que debe adoptarse ante el estudio del Certamen contra Certamen, cuyo engranaje artificioso necesita un análisis en profundidad de sus significados y significantes.