Resumen: El análisis de los errores cometidos por Calderón en sus manuscritos autógrafos amplía la perspectiva de estudio de su complejo proceso compositivo. Por ello, el objetivo de este trabajo es una inicial aproximación a los errores autógrafos localizados en estas comedias: En la vida todo es verdad y todo mentira, La desdicha de la voz y Cada uno para sí. A partir de ellos, se deduce una primera tipología que tiene en cuenta su momento de producción, su envergadura y su pervivencia en la tradición posterior.
Palabras clave:ErrorError,autógrafoautógrafo,proceso de escrituraproceso de escritura,composicióncomposición,Calderón de la BarcaCalderón de la Barca.
Abstract: Analysing the errors committed by Calderón himself during his writing amplify the perspective on his complex composition process. The aim of this paper is to offer an initial approximation on autograph errors located in En la vida todo es verdad y todo mentira, La desdicha de la voz and Cada uno para sí. A first typology considering its production, its magnitude and its posterior survival is deduced from the examples exposed.
Keywords: Error, Autograph, Writing Process, Composition, Calderón de la Barca.
Los despistes de Calderón
On the Inaccuracies of Calderón
Recepción: 13 Abril 2016
Aprobación: 04 Mayo 2016
La principal fuente de aproximación a los procesos de composición de los poetas del teatro del Siglo de Oro español es, como se sabe, el análisis de los autógrafos conservados. Frente al estado más avanzado en las investigaciones sobre Lope de Vega, gracias a la tarea emprendida, entre otros, por Presotto o Crivellari2, una gran parte de los trabajos que abordan esta labor de manera global en Calderón de la Barca son más recientes3. Estos muestran que, pese a que no se conserven resúmenes, esquemas o planes en prosa de comedias4, el acercamiento a sus manuscritos resulta fructífero y arroja luz sobre los métodos empleados por el dramaturgo. El autógrafo se presenta, pues, como un testimonio dinámico que ofrece abundante información sobre sus procedimientos y costumbres como escritor
El manuscrito parcialmente autógrafo de la comedia Cada uno para sí, custodiado en la Biblioteca Nacional de España (MSS/16887), ofrece un valioso testimonio. Gracias a la conservación de varios borradores en letra del escritor (fols. 84, 85 y 86), el cotejo con sus versiones finales (fols. 80 y 81) denota una búsqueda constante de la formulación poética más satisfactoria. Este afán se sirve de mecanismos de creación, entre los que destacan la alternancia de sinónimos, la frecuente permutación o una escritura que suele volver sobre lo redactado y propone alternativas de construcción5. En consecuencia, las reescrituras, que abarcan secuencias de diversa índole, son perceptibles en un elevado número de folios y en todas las etapas redaccionales identificadas6. Como cabe esperar, lo descartado, por la imposibilidad de su absoluta eliminación, deja huellas en el folio y en el texto.
El proceso compositivo calderoniano descrito para Cada uno para sí concuerda con el observado por otros críticos en comedias como El secreto a voces e incluso en los autos sacramentales: es posible reconocer o suponer la existencia de varias fases redaccionales7. En ellas, además de las reescrituras, que en un elevado número de casos responden a la búsqueda de una mayor «precisión expresiva»8, la constante reescritura deja en el folio capas de escritura, en las cuales es posible reconocer tanto la corrección mediante la lectura inmediata e in itinere, como mediante la lectura tardía o de carácter revisor. De manera complementaria, se pueden identificar errores autógrafos en el texto, fruto de equivocaciones, revisiones, correcciones o despistes, que traslucen los titubeos y confusiones del dramaturgo al tiempo que evidencian su proceder creativo. Permiten dilucidar estadios compositivos previos, como ejemplifica Arellano mediante la repetición de un verso ya copiado en el autógrafo de El lirio y la azucena9, así como acercarnos al proceso de revisión y comprobar qué es corregido, qué es olvidado y qué persiste en la tradición posterior.
Esta óptica, por tanto, obliga a valorar el error autógrafo como una parte más en la redacción, de necesario examen para comprender la escritura calderoniana. Por este motivo, el objetivo de este trabajo es una primera aproximación a algunos de los lapsus y errores localizados en tres manuscritos autógrafos del dramaturgo, custodiados en la Biblioteca Nacional de España: En la vida todo es verdad y todo mentira (Res/87)10, La desdicha de la voz (Res/108)11, y el parcialmente autógrafo de Cada uno para sí (MSS/16887)12. La elección de estas comedias se debió a la disponibilidad de los autógrafos en la Biblioteca Digital Hispánica, a la abundancia de modificaciones y reescrituras en los tres textos, y a la existencia de folios autógrafos borradores de la última obra13. Las ediciones críticas actuales y en general fiables de las tres comedias constituyen una ventaja considerable. Además de mostrar la solución ofrecida por el editor moderno14, posibilitan comprobar si el error de Calderón fue enmendado por la tradición posterior, o bien si se mantuvo.
Del acercamiento a los textos se desprende, en primer lugar, el reducido número de fallos de Calderón en sus manuscritos, incluidos los folios con redacciones más primitivas15. Esta meticulosidad obliga a preguntarse sobre el origen de los descuidos y el momento de producción durante el proceso de escritura.
Entre los grados de complejidad que un yerro puede entrañar, el estado más sencillo es la equivocación en la escritura de letras, lapsus que puede darse a lo largo de todo el proceso compositivo. Sin duda, es el fallo de menor interés, pero debe ser registrado para «el mejor conocimiento del taller calderoniano»16. La confusión, quizá motivada por automatismo o despiste, es percibida con frecuencia por Calderón y, por ello, corregida. Una de estas enmiendas se distingue en el folio 39v de En la vida. El dramaturgo, ante su equivocación en *pelibre, subsana el equívoco mediante la sobreescritura de una g:
Otros trazos, a veces dudosos, pasaron desapercibidos para el poeta. Constancia de ello ofrece el folio 57r de la obra mencionada. En su tercera jornada Calderón, con la probable intención de escribir han querido, redacta *anquerilo o *anquerito en el octosílabo «al son del bronce, han querido»:
En el folio 21r de La desdicha de la voz, el octosílabo de un romance, «Hombre, sombra o ilusión», también incluye uno de estos descuidos. Calderón escribe *oylisusion, en vez de «oylusion»:
El despiste es perceptible en otro tipo de deslices de mayor complejidad: las equivocaciones en el nombre de los personajes. En ellas es posible discernir el momento de producción y corrección, aunque depende del caso. En En la vida se distingue la denominación Silvia para el personaje Livia en el folio 23r, posible lapsus durante el proceso de escritura que nunca fue advertido por Calderón17. En Cada uno para sí se observa la vacilación en el nombre de una de las damas, Violante. A pesar de que este se transmita en los folios en limpio, alterna con el de «Beatriz» en los borradores. Ruano de la Haza atribuye esta alteración a la revisión o reescritura simultánea de otra comedia, con probabilidad de capa y espada18.
De mayor envergadura es el cambio en el nombre de uno de los graciosos de En la vida. Según Cruickshank, la figura del donaire fue denominada en un primer momento Zoquete, pero, en una revisión posterior, Calderón se inclina por Luquete19. El trueque queda reflejado en la alternancia de Zoquete con Luquete en la indicación de locutores a lo largo del texto. Acorde con la última intención del dramaturgo, Cruickshank edita siempre Luquete y la irregularidad es señalada en el apéndice que recoge las alteraciones del manuscrito20.
La corrección del error en Cada uno para sí atañe al instante de la copia del texto a un nuevo folio—de ahí que «Violante» sea la lectura definitiva en las versiones finales—, mientras que en En la vida es producido durante la revisión de la comedia. Si estos casos denotan la ausencia de una sistematización de búsqueda de posibles errores, la alteración del nombre de uno de los graciosos de En la vida deja huellas textuales que indican la existencia de un proceso de relectura y vuelta sobre lo escrito como parte de la composición; en otras palabras, Calderón relee y reescribe incluso una vez terminada la obra.
Si dichas vacilaciones orientan sobre el trabajo en los borradores y el proceso de revisión, las duplicaciones de palabras y de sílabas en los autógrafos sin los estadios primigenios del texto complican la tarea. Algunas se acercan a cierta mecánica durante la escritura, como este ejemplo del folio 50v de En la vida. La última palabra del verso es repetida en el lugar de la acotación, cuya posición es marcada mediante guion:
Otras duplicaciones u omisiones añaden la posibilidad de que el error se cometiese durante el proceso de copia desde una fase redaccional previa perdida. Ciertas lecturas son dudosas, como el octosílabo «mi valor me hará homicida» en el folio 16r de En la vida21. La primera sílaba ba, con trazo unido a la segunda en «valor», podría ser indicio de un descuido:
En igual sentido cabe interpretar la siguiente lectura, ubicada en el verso «y quebran[tan]do las guardas» del folio 42r en la misma comedia. Una pausa en medio de la palabra quebran[tan]do, probablemente para una carga de tinta por el cambio de intensidad en el trazo, podría haber provocado el olvido de la sílaba marcada entre corchetes y la reanudación de la escritura desde un punto equivocado. Aunque el verbo quebrar no es inexacto, la hipometría denota la necesidad de una sílaba más:
Pese a que los trazos y duplicaciones también advierten de un alto en la escritura, interesan de modo especial aquellos que puedan dar cuenta de antiguas fases de redacción perdidas. Si para obras como Cada uno para sí tenemos la certeza de la existencia de borradores calderonianos y de una técnica que conlleva una mayor limpieza del folio cuanto más definitiva sea la redacción, cabe plantearse si podemos intuir fases redaccionales previas a través de algunas marcas textuales.
Así, las duplicaciones revelan su proximidad a saltos de ojo provocados en el proceso de copia desde una etapa redaccional previa no conservada:
En la imagen 7, el espacio entre palabras es indicio de copia, de manera que la detención para releer lo que va a ser copiado y la reanudación en lo ya trasladado ocasionarían la duplicación del adverbio no. Como se avanzó, la conjetura de una parada durante la copia desde una etapa redaccional perdida para este caso se ve reforzada, de manera general, por la limpieza de este folio y la existencia de redacciones primitivas para otros pasajes de dicha comedia22. De modo particular, el acusado espacio entre los adverbios y la unión del trazo del segundo con el siguiente artículo, la, contribuyen a sostener la hipótesis.
Ese tipo de deslices cometidos durante la copia pueden provocar, a su vez, problemas en la construcción del verso debido a la añadidura u omisión de sílabas. Ante la certeza del yerro, la solución tomada por los críticos para esos casos suele ser la enmienda. Tanto en los borradores conservados como en las últimas redacciones, es destacable la baja incidencia en estos fallos, que además suelen ser enmendados por Calderón. Estas circunstancias son indicio de la fluidez y del cuidado en la construcción del molde métrico, como se percibe en el verso «por si la seña no vio» de Cada uno para sí:
Según se infiere del folio borrador 85v, el verso octosílabo, «por si <-seña> la seña no vio»23, quedaría truncado con una sílaba de menos en su forma primigenia, «por si seña», al omitir el artículo. La conservación de otros folios con más de una redacción previa a la versión final en el manuscrito de Cada uno para sí dificulta saber si el error en el cómputo de este verso está motivado por el lapsus durante la composición o la copia. Fuese uno u otro, la escritura inmediata del artículo la tras la tachadura, y la misma tinta indican que, justo en el momento de escribir el primer seña, Calderón se percata de su error, tacha y corrige in itinere mediante la adición del artículo24.
Frente a esas equivocaciones solventadas por el poeta, otras pasaron inadvertidas para Calderón. Ejemplo de ello es el romance con tres versos rimados en el folio 5r de En la vida, cuya pulcritud y ausencia de reescritura señalan que no se trata de un estado primitivo del texto:
Quédese esto aquí y pasemos a otra noticia aún más que esta estraña, y a nadie cuerda no verisímil parezca que concurran parecidos dos sucesos, (vv. 235-238 de la primera jornada).
A diferencia del autógrafo, los demás testimonios del siglo XVII ofrecen sus propias lecturas variantes. Estas van desde la sustitución de cuerda por cuerdo en la copia manuscrita A (MS 16692 de la Biblioteca Nacional de España); la omisión parcial, en «estraña y a nadie» de la Tercera parte; hasta la modificación de este verso de la Tercera parte por «estraña, pero a ninguno» en la primera edición de Vera Tassis25. Aquí el editor actual se enfrenta a distintos niveles de complejidad pese al común origen en la distracción. Frente a la sencilla enmienda de duplicaciones, el editor debe preguntarse hasta qué punto el error de Calderón debe ser corregido. En esta ocasión particular, ¿se trata de un lapsus, de un error de copia? Ante el dilema de la corrección, Cruickshank se inclina por el mantenimiento de los tres versos rimados26.
En otro orden, se detecta un conjunto de descuidos nacidos de la reescritura del texto. Al volver sobre lo escrito, las modificaciones son, en ocasiones, reformulaciones parciales que olvidan el retoque de alguna de las partes de la estructura gramatical. Para nuestro interés, destacan las reelaboraciones que producen una sintaxis errónea, la cual puede entenderse como marca residual del proceso de reescritura. Aquí se agrupan fenómenos como anacolutos, omisiones o duplicaciones de palabras con una misma función sintáctica.
Dichos procesos de reescritura de fragmentos pueden dejar un elevado número de tachaduras. Pese a la falta de claridad en el folio, la lectura quedaría adecuada al pasaje con la supresión de una palabra, detectable por el cómputo y por el sentido. La siguiente imagen del folio 53v de En la vida ofrece un ejemplo: la profunda revisión y reescritura del verso 592 termina su redacción final en «aventurada a los al peligro». Sin duda, la preposición y el artículo marcados en cursiva sobran para la adecuada sintaxis del octosílabo:
Pese a la poca limpieza del folio en los versos de la imagen anterior, testimonio del tiempo que Calderón dedicó a revisarlos y de la dificultad de encontrar la forma final satisfactoria, las marcas residuales de la reescritura son fácilmente perceptibles. Aunque cabría esperar una mayor distorsión en la sintaxis cuanta más reelaboración —pues el frecuente reaprovechamiento parcial del verso y la suciedad del folio dificultan la claridad—, la construcción puede quedar truncada en fragmentos más pulcros. Esta situación se da en el folio 32r, versos 536-540 de la segunda jornada, de En la vida:
Sigamos de <-aquí las voces \ este rumor>
el armonioso acento
que <-ellas \ el> pues q[ue] vienen de paz
quizá del cuidado n[uest]ro
nos informará<-n>
El fragmento seleccionado es elocuente para un acercamiento a los errores y olvidos sintácticos tras un proceso de reescritura. Como se distingue en la imagen, el cambio de las voces por este rumor desencadena el resto de las modificaciones. Dado el cambio de género y de número, el pronombre ellas del verso 538 debe ser sustituido por el él situado en el espacio interlineal superior. Ante la rectificación, solo uno de los dos verbos dependientes del sujeto es modificado: el verbo informarán, reformulado en informará, queda en concordancia con su sujeto; mientras que vienen ubicado inmediatamente después de su sujeto, queda en su forma plural primigenia27. Ante la falta de concordancia entre el verbo vienen y el sujeto él, el resto de testimonios enmiendan el error con la lectura viene.
En contraposición a estos fallos que pasaron desapercibidos para Calderón pero no para los textos posteriores, un error sintáctico de La desdicha de la voz también fue pasado por alto en la tradición subsiguiente y se mantuvo hasta las ediciones más recientes. Este se sitúa en el folio 14r, en sus versos 756-764:
Ella, pues, aunque enojada
al principio se mostró
de haber venido a mi casa,
ya, a ruego de las amiga
s con quien viene, más humana,
aunque harto a disgusto suyo…
<- quiere cantar> por divertir lo que aguardan,
se quieren entretener
cantando […]
Según la explicación de Mason, «there is a anacoluthon here. Originally, Beatriz (Ella, 756) was the subject, and quiere cantar (762x) the verb. However, Calderón at once rejected quiere cantar, and replaced it with se quieren entretener (763), the subject of which can only be las amigas (759). Thus, Ella (756) is left without a verb»28. Este es un caso complejo puesto que, a raíz de la reescritura de quiere cantar, Calderón realiza el cambio in itinere: tras la tachadura, los verbos en plural de los versos «por divertir lo que aguardan» y «quieren entretener» obligan a buscar un sujeto en concordancia plural. La solución no es sencilla, ¿cómo debe actuar el editor actual? ¿Debe mantener la redacción del mismo poeta o, por el contrario, enmendarlo? Y, en caso de inclinarse por la corrección, ¿qué parte del fragmento es más susceptible de ser modificada? La posterior tradición impresa transmite esta lectura, tanto la Séptima parte de comedias de Calderón, llevada a cabo por Vera Tassis en 1683, como las ediciones de Hartzenbusch y de Valbuena Briones29. Quizá motivados por la discordancia, los testimonios de Diferentes 43 y las sueltas sin fecha custodiadas en la British Library y en la Universitätsbibliotek de Freiburg introducen la variante verbal aguarda en el verso 76230.
Los autógrafos y ejemplos examinados advierten, en primer lugar, que la equivocación se comete en las tres fases identificadas del proceso de composición: la escritura, la reescritura y la copia desde estados redaccionales previos. En segundo lugar, puede darse tanto en forma de lapsus u olvidos, como en errores mucho más complejos que pueden afectar al molde métrico o a la estructura sintáctica. En función del caso, estos fallos están motivados por el despiste, por el salto de ojo o por el resto de la reescritura. En última instancia, si Calderón detecta el yerro, la enmienda es operada tanto in itinere como en una lectura revisora de todo el texto
De los ejemplos expuestos son deducibles unas primeras constantes. El examen detallado de los trazos y los espacios entre partículas duplicadas otorga indicios sobre la existencia de borradores anteriores perdidos. Asimismo, durante su proceso compositivo, los fallos de cómputo silábico y de rima son poco comunes y, con frecuencia, detectados por Calderón. Por su parte, los habituales procesos de reescritura evidencian cierta facilidad para cometer errores sintácticos que surjan de la incorporación de las nuevas construcciones al texto. La pervivencia de dichos errores en los testimonios posteriores al autógrafo no es la situación más frecuente, pero, debido a la constatación de casos en los que sí se ha mantenido, el editor se ve obligado a abordar el problema del grado de intervención sobre el texto calderoniano. Ante la seguridad del fallo cometido por el mismo dramaturgo, ¿es conveniente enmendarlo o mantenerlo? A pesar de que cada situación textual habrá de ser valorada de modo particular, una palabra sobrante como resultado de una reescritura o una duplicación son circunstancias de sencilla enmienda frente a aquellas que, por ejemplo, afectan al molde métrico.
En suma, el análisis de las equivocaciones de Calderón descubre la necesidad del estudio del error para abarcar todas las caras del proceso de escritura. Ante la escasez de fallos, el editor moderno debe atender al complejo sistema de fases de redacción y de revisión detrás del manuscrito autógrafo que llega hasta nosotros. De esta forma, el análisis de la composición que valora, además de sus mecanismos, sus yerros ahonda de manera más completa en los procedimientos de creación, en un intento de profundización en las técnicas compositivas del universo dramático calderoniano.