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Activismo artístico como alternativa a estereotipos de género que constriñen los cuerpos: una perspectiva desde talleres de gráfica feminista
Alejandra Castro Flores
Alejandra Castro Flores
Activismo artístico como alternativa a estereotipos de género que constriñen los cuerpos: una perspectiva desde talleres de gráfica feminista
El Ornitorrinco Tachado. Revista de Artes Visuales, núm. 15, 2022
Universidad Autónoma del Estado de México
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Resumen: Este artículo se ocupa del arte desde su posicionamiento político como modo de agenciamiento ante los estereotipos de género presentes en las representaciones corporales. El punto de partida son las figuraciones establecidas en el imaginario colectivo comprendidas desde la violencia simbólica que normalizan ideales y enmarcan las corporalidades, géneros y sexualidades disidentes a la heteronorma. Mediante el análisis del potencial de la práctica artística desde el artivismo, se da cuenta del proceso de realización de una intervención planteada desde la gráfica para cuestionar los estereotipos de género que enmarcan los cuerpos y visibilizar las problemáticas que atraviesan las diversidades sexogenéricas, con el fin de promover geografías de resistencia en la producción de imágenes.

Palabras clave: arte político, artivismo, representaciones artísticas, corporalidad, intervención.

Abstract: This article approaches art from its political stance as an agency in the face of gender stereotypes introduced in bodily representations. The starting point alludes to the figurations established in the public imagination, acknowledged as symbolic violence, that normalizes ideals and constrain embodiments, genders and heteronormative dissidences. Via the analysis of the artistic practice potential, understood from an artivist perspective, this paper gives account of the implementation process of printmaking proposed intervention, which challenges bodies-confining gender stereotypes, and highlights the struggles that sex/gender dissidences experience, with a view to foster resistance geographies in image production.

Keywords: political art, artivism, artistic representations, embodiment, intervention.

Carátula del artículo

Artículos

Activismo artístico como alternativa a estereotipos de género que constriñen los cuerpos: una perspectiva desde talleres de gráfica feminista

Alejandra Castro Flores
Universidad Autónoma de Querétaro, México
El Ornitorrinco Tachado. Revista de Artes Visuales, núm. 15, 2022
Universidad Autónoma del Estado de México

Recepción: 22 Septiembre 2021

Aprobación: 06 Enero 2022

Introducción

Esta investigación pretende revisar la manera en que los estereotipos de género inciden en las representaciones que se manejan tanto en el arte como en el imaginario colectivo y su entendimiento como violencia simbólica hacia las corporalidades y sexualidades disidentes a las visiones heteronormadas.

Al analizar la problemática que acompaña a las representaciones corporales, es necesario indagar los fundamentos culturales incrustados en la sociedad, ya que ponen al descubierto sus orígenes, su complejidad, sus diversas manifestaciones y la serie de invisbilizaciones que le acompañan. Es necesario entender que las características y condiciones que se esperan de las/los individuos provienen desde mandatos establecidos en sus contextos específicos. En este sentido, el género se constituye a partir de distintas prácticas, percepciones, gestos, conceptos, etc., que crean diferencias entre lo que envuelve ser mujer y ser hombre (Moreno et al., 2017). Por otra parte, Teresa de Lauretis (1989), afirma que el género es el resultado de un complejo sistema de elaboración de representaciones y signos organizados desde dispositivos institucionales, en donde las personas poseen una aparente potencia para crear e interpretarlos con la intención de desarrollar sus propios significados y representaciones (Preciado, 2008), de modo que las/los sujetos devienen mujeres y hombres de acuerdo con las representaciones dominantes en su entorno, puesto que el género repercute directamente en las relaciones entre las personas y, como se mencionó anteriormente en las normas que se instauran en cada contexto.

Tomando de base el género, como la línea que plantea los modos de ser y verse de las personas, es necesario comprender que las representaciones del cuerpo imponen fantasías con las que muy pocos se pueden sentir identificados. Los estereotipos de género van a fijar las características físicas, sexuales y sociales de las personas (Salgado, 2018), provocando imágenes homogéneas que excluyen figuraciones no alienadas a la heteronorma.

En función de lo anterior, este trabajo hace un recorrido por el desarrollo de una intervención para dar cuenta del papel del arte como instrumento político para propiciar vías para cuestionar el tipo de figuraciones corporales que nos rodean, así como accionar la producción de imágenes que hagan notar la multiplicidad de cuerpos, identidades, géneros y sexualidades que componen nuestra sociedad.

La normalización de las representaciones

Nuestros comportamientos se ven afectados directamente por el contexto en el que nos desenvolvemos, ya que está influyendo tanto el intercambio que tenemos con las/los demás, como la información que obtenemos de los medios de comunicación y la Internet, brindado roles y normas predefinidos que van conformando nuestras aspiraciones. En México, nos vemos limitadas/os por una cultura patriarcal donde la subjetividad femenina se rige bajo un ideal de belleza, la reproducción y los cuidados, mientras que la masculina emite actitudes de fuerza, poder y el rechazo a expresar los sentimientos (Huerta et al., 2016). Es de esta forma como las identidades que desarrollamos se ven impregnadas por esta homogeneización, donde construimos nuestro autoconcepto desde las características de alguien más y no a partir de nuestros propios intereses, puesto que se ofrecen una serie de representaciones mercantilizables donde las normas políticas y culturales reflejan el poder dominante, volviendo a los sujetos entes con valor comercial y fácilmente identificables (Braidotti, 2018). Manuel Roberto Escobar (2012), lo reafirma al establecer que los modos de producción de subjetividades, las representaciones corporales y la configuración de la identidad se adscriben al modelo civilizatorio dominante.

En esta sociedad que se inclina hacia las imágenes y las representaciones, más que la propia realidad, los medios normalizan y enmarcan los cuerpos en estereotipos, de manera que nuestra cotidianidad se construye a partir de la producción de imágenes, donde los signos son manipulados y la verdad se maneja como una mercancía creada al gusto (Paéz, 2015). Susan Bordo (2001), menciona que el imaginario colectivo ofrece representaciones homogeneizadas, donde se hacen a un lado todas las diferencias contextuales, raciales, de género y se visibilizan los tipos de cuerpos que deben ser deseables, de modo que se establecen estándares que juzgan y disciplinan aquellos que no responden a esos mandatos sociales, lo cual vienen a ejemplificar la violencia simbólica enunciada por Bordieu (Paéz, 2015), puesto que los cuerpos, al estar atravesados por diversos dispositivos socioculturales, se ven oprimidos por representaciones corporales idealizadas. El cuerpo entonces se convierte en un espacio de lucha con la opción de inventar modos de ser y estar que le permitan desenvolverse libremente en las diversas facetas de la vida social, transformándose, en consecuencia, en corporalidades de agencia que materializan formas de vivir propias (Border, 2017).

El activismo desde la práctica artística

A pesar de los intentos que la Internet y los medios masivos realizan por acaparar el régimen escópico en el que estamos inmersas/os, el arte cuenta con la facultad de validar discursos individuales o de movimientos sociales a través de su independencia de las tendencias de consumo, dado que sus intereses son comunicar y expresar mediante los lineamientos de la estética. Esta función social del arte permite la creación de contenidos alejados de contextos institucionalizados, de representaciones hegemónicas y roles preestablecidos. Es así como el arte sirve como un dispositivo a través del cual se da pie a las figuraciones afirmativas que menciona Rosi Braidotti (2000), las cuales son fundamentales para expresar subjetividades distintas al enfoque falocéntrico del sujeto. En este sentido, Remedios Zafra (2014), destaca el potencial del arte, para a partir de la creatividad cuestionar nuestra realidad y encauzar reflexiones que transformen las miradas hacia la diversidad. La preocupación de las/los artistas como agentes de cambio los mueve a la creación de propuestas donde exista una vinculación directa con la comunidad, donde la función social del arte se interprete desde el activismo político (Pérez, 2013). Es a partir del arte como se puede propiciar la producción de agenciamientos que critiquen las representaciones normalizadoras.

La pluralidad de miradas que el feminismo, el activismo trans y queer brindan a las artes visuales transforman los discursos que acaparan el régimen visual, de modo que al desarrollar narrativas de autorepresentación es posible contrarrestar la lógica binaria que rige el género, así como desmontar las ficciones creadas en torno a la identidad (Tejero, 2018). A partir de estas manifestaciones que se realizan desde el arte, es posible hablar sobre artivismo —activismo artístico— que busca desmantelar la idea de arte como institución reguladora y cuestionar su posición desde el ámbito del mercado, para plantear la posibilidad de generar cambios en las relaciones sociales desde producciones estéticas. Lucy Lippard (2001), afirma que el artivismo pretende estimular cambios sociales frente a las problemáticas que repercuten en las personas, esto por medio de la creación de piezas —ya sean visuales, escultóricas o performativas—, donde se conjuga la estética con la ironía, el ingenio, el enojo, la compasión, de modo que se brinde la información necesaria y se hagan presentes las experiencias y voces de quienes han sido invisibilizadas/os. Por su parte, Simon Sheikh (2009), menciona que el artivismo viene a trastocar la idea del objeto estético, ya que se le da mayor relevancia al proceso creativo que conlleva cuestiones procesuales y de dinamismo, puesto que los medios, materiales y prácticas van a entretejer el ámbito artístico con la vida social.

Tomando en cuenta la práctica artística —que se desarrolla desde la subjetividad queer, trans y feminista—, se observa un conjunto de desidentificaciones y desvinculaciones, las cuales dan pie a líneas de fuga que ejecutan procesos de resistencia, donde el otro no es percibido según una faceta negativa, sino que se convierte en un sitio de reconocimiento que produzca una transformación hacia la diversidad, la cual resulta congruente con los contextos de cada persona, puesto que el cuerpo no puede seguirse concibiendo desde la generalización. Esta necesidad de plantear el cuerpo como el punto de partida de la experiencia propia recae en los esfuerzos realizados mediante la autorepresentación como propuesta política, con la que pueda existir una reapropiación de la identidad y su reinterpretación en términos propios, con el fin de romper con los mandatos establecidos por la mirada masculina. Es así como las/los artistas buscan fomentar figuraciones afirmativas para propiciar conexiones y reconocimientos con los cuerpos diversos, al plantear performatividades que se opongan a aquellas normalizadas por la repetición de estereotipos e imágenes que se siguen proyectando desde el dualismo cartesiano. Esta ambivalencia, bajo la que está planteada nuestra materialidad, se traza desde la idea de cuerpos parlantes presentada por Paul B. Preciado (2002), por medio de la cual es factible deslindarse de una identidad genérica sellada y delimitada biológicamente, para dar pie a una desarticulación del sistema de género heteronormado mediante un nomadismo (Braidotti, 2000), que favorezca el libre tránsito en las diversidades genéricas y sexuales, fomentando tecnologías de resistencia que operen como alternativas a los patrones que insisten en fijar las corporalidades.

Propuesta de intervención

El “Taller de gráfica feminista: estereotipos, identidad de género y familias” se originó como una propuesta ante la problemática planteada y fue dirigido al público en general con el objetivo de estimular a la redefinición de la representación corporal no heteronormada, a través de la cual se promovieran otras formas de reconocernos, con el fin de reducir el rechazo y la discriminación de las disidencias sexogenéricas.

Para lograrlo se plantearon acciones específicas a llevar a cabo entre las que destacan: orientar hacia un proceso en el que se fueran deconstruyendo los estereotipos de género que restringen el libre desenvolvimiento de la identidad de género de las personas; fomentar representaciones corporales no heteronormadas partiendo desde la autorepresentación.

El taller se realizó virtualmente en la plataforma Google Meet y se abrió un grupo de Whatsapp donde se compartieron las imágenes creadas durante el curso, las dudas que surgieran y tener una comunicación directa y constante para los acuerdos de las tres sesiones que se llevaron a cabo.

Intervenir desde la producción artística

Para esta investigación se realizó el análisis de la información a partir de datos cuantitativos y cualitativos que se obtuvieron al impartir de manera virtual el “Taller de gráfica feminista: Estereotipos, identidad de género y familia”, con el fin de evaluar los alcances, aciertos, limitaciones y áreas de oportunidad de la intervención en relación con los objetivos de esta investigación.

Los datos cuantitativos se obtuvieron mediante un cuestionario previo para conocer los datos censales de las participantes. Por otro lado, la información cualitativa se obtuvo de ese mismo cuestionario, pero con información de las participantes que tenían experiencia previa en el arte y la gráfica, y si contaban con conocimientos sobre arte feminista, estereotipos e identidad de género. De igual forma, al ser una investigación acción participativa, se analizaron los saberes y pensares que se expresaron durante el taller, así como a través de las monotipias que se realizaron como productos durante el curso. Asimismo, al finalizar el taller se realizó una encuesta de salida para examinar los cambios que se suscitaron a partir de la realización de la intervención y las reflexiones finales en lo que se refiere a la parte práctica y temática del curso.

Se realizaron dos emisiones del Taller de gráfica feminista: Estereotipos, identidad de género y familias. La primera de ellas se llevó a cabo en colaboración con el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ), institución con la que se acordaron fechas y a través de la cual se publicitó el curso. La segunda emisión fue a través de la convocatoria Apoyarte 2 2021, promovida por la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro, en la que resulté seleccionada para elaborar una producción artística relacionada con la investigación y para impartir el taller. Los cursos tuvieron lugar de octubre a noviembre de 2020 y participaron un total de 25 mujeres, cuyas edades oscilan entre los 19 y los 64 años (M=31, DE=11.62 años) provenientes a los estados de Querétaro, principalmente; Guanajuato; Jalisco; Quintana Roo; Yucatán y la Ciudad de México. Ambos talleres fueron promovidos mediante la red social de Facebook desde las cuentas del MACQ, la Secretaría de Cultura del Municipio de Querétaro, la organización social Dirê Nikkhö, donde colaboro, y desde mi cuenta personal. Se elaboraron dos carteles, uno para cada emisión del taller.


Imagen 1.
Cartel del taller impartido a través del MACQ

Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro (2020).


Imagen 2.
Cartel del taller impartido a través de Apoyarte 2.

Alejandra Castro Flores (2020).

Las sesiones se llevaron a cabo por medio de procesos autoreflexivos a partir de lecturas y la exposición de proyectos de artistas feministas y queer que exploraban temas como los estereotipos de género, la identidad de género y/o la diversidad familiar. La intención de estas actividades fue identificar las posiciones de las participantes sobre estos temas, pero también para ampliar la mirada y producir una concientización que estimulara la reducción de la discriminación y del rechazo a las diversidades sexogenéricas.

Transformando esquemas binarios

Coincidiendo con la idea de que para explorar cuestiones de género es necesario, primero, hablar de las experiencias, el curso comenzó abordando la corporalidad y todo aquello que nos atraviesa como sujetos sexuados en nuestros determinados contextos, al igual que las representaciones corporales reflejadas en el arte y en ámbitos mediáticos. Se decidió iniciar con este planteamiento para conocer dónde es que se originan el rechazo y la discriminación que atraviesan las diversidades al no encajar con los estereotipos de género inculcados. En este sentido, Enguix y González (2018), mencionan que las representaciones corporales que se encuentran en el imaginario colectivo se crean a partir de una intención de consumo y desde los intereses específicos de los medios de comunicación, dando como resultado figuraciones que se plantean desde modelos cuya base es la cultura patriarcal y hegemónica. Esta serie de patrones van estableciendo los cuerpos que son aceptables y fijan los comportamientos y modos de actuar de las personas, invisibilizando nuestra identidad; lo cual reafirma Meri Torras (2007), con la idea de que el cuerpo se lee desde indicadores basados en lo biológico, provocando una normalización que parte del binarismo de género, y donde no caben las alternativas. En algunas de las imágenes que realizaron las participantes, se hizo presente la influencia que los estereotipos de género tienen sobre los cuerpos, de modo que son miradas y pautas que están tan interiorizadas que provocan que “funcionemos” bajo la autorregulación, coartando nuestra construcción de identidad en libertad, ya que se implantan los modelos desde un consumo específico que, al no tener la capacidad de corresponderles, provocan sentimientos de insatisfacción y no pertenencia.


Imagen 3.
Monotipia.

Nayeli González (2020).


Imagen 4.
Monotipia.

Diana Miranda (2020).


Imagen 5.
Monotipia.

Yumari Chacón (2020).

A este respecto, las participantes coincidieron en que la catalogación de las personas por su género o su sexualidad limita la identidad de las mismas a una idea predefinida por la cultura heteronormada, por lo que es necesario salir de un esquema binario de género para hallar líneas de fuga que escapen a aquello que limita lo que puede ser y hacer el cuerpo.

Bajo la premisa de que los estereotipos de género son construcciones culturales, la intervención involucró romper con ideales y representaciones femeninas y masculinas tradicionales partiendo de reflexiones sobre los estudios queer, así como de imágenes de artistas como Catherine Opie —esto con el propósito de dar pie a autoconstrucciones de la identidad de género, de modo que se cuestionaran desde dónde estamos creando esas identidades y aquello que nos influye para producirlas de determinadas maneras—. A este respecto, Butler (2006) menciona que el género y la sexualidad vienen dadas por imaginarios y afirmaciones externas, por lo que en realidad no es posible hacer propios el género y la sexualidad, por lo que resulta complicado que nuestros cuerpos se desarrollen libremente porque muestran huellas de los estragos del contexto en el que estamos inmersos. Los encasillamientos, a partir de lineamientos hegemónicos, generan represión en las corporalidades diversas e impide explorar los aspectos mutables del género, ya que no es una cuestión fija ni inmutable. Las líneas de fuga que evaden estos límites hacen posible la demanda por subjetividades que los transgreden, para ofrecer figuraciones alternativas y afirmativas que verdaderamente hablen de la multiplicidad existente. En las representaciones que desarrollaron algunas de las participantes se percibió una búsqueda de imaginarios propios que se alejan de los estigmas que nos sujetan. Dentro de sus creaciones, se mostró la intención de crear cuerpos ambiguos no determinados por un género, así como un análisis interno para repensar los esquemas propios.


Imagen 6.
Monotipia.

Andrea Vázquez (2020).


Imagen 7.
Monotipia.

Clarissa Alamilla (2020).


Imagen 8.
Monotipia.

Alix Yolitzin Núñez (2020).

Durante el taller, también hubo una inquietud por aproximarnos a alternativas para construir una identidad de género que no fuera coartada por la sociedad, por lo que los comentarios coincidieron en que era imprescindible crear y estimular un pensamiento de conciencia, aceptación y libertad para la producción de narrativas, y en donde “salir del clóset” no fuera necesario. Las impresiones no heteronormativas que pueden afectar nuestro contexto es lo que da pauta a cambiar el espacio social que habitamos (Ahmed, 2015), puesto que al replantear las consecuencias de las representaciones sobre el cuerpo y el género impacta directamente en la subjetividad de las personas, haciendo posible los agenciamientos y micropolíticas (De Lauretis, 1989), que planteen una resistencia a las referencias heteronormadas que buscan limitar la configuración de la identidad de género.

Exhibir(se) para impactar

Pensar el arte desde su democratización es uno de los aspectos fundamentales dentro del activismo artístico, puesto que no implica únicamente que los artistas realicen producciones culturales con fines políticos, sino realmente involucrarse en los movimientos sociales e incluir a la comunidad, junto con sus intereses, en sus propuestas. Desde esta cualidad comunicativa del arte, es necesario acercarlo a todos los públicos (Ruiz, 2018), para realmente entretejer discursos con cuestiones sociales. Dentro de este marco es que se planteó el taller de gráfica dirigido a todo público, para mostrar que no es necesario ser artista para realizar creaciones artísticas. Sin embargo, ¿qué sería del arte si no puede mostrarse? Es por eso que una de las salidas del taller fue la exposición virtual “Entre visiones y afectos feministas”, que mostró el trabajo colectivo que desarrollaron las asistentes al curso. La exhibición la integraron un total de 25 mujeres, con 32 piezas, las cuales ponen a la vista representaciones corporales no heteronormadas y hacen un cuestionamiento a los estereotipos de género. A través de estas piezas, que fueron grabados realizados a partir de la técnica de monotipia, las participantes narran sus propias experiencias e historias, siendo ellas las creadoras y haciendo a un lado el lugar de musas. “Entre visiones y afectos feministas” fue una exposición que se desarrolló a través de la plataforma Artsteps y que se inauguró el 8 de enero de 2021, con un total de 373 vistas hasta el 12 de febrero de este mismo año. Fue posible promocionarla y contabilizar los resultados a través de la página de Facebook de Dirê Nikkhö. Dentro de ese periodo de tiempo, se logró un total de 7,936 visualizaciones, cuyo rango de edad iba entre los 13 y 64 años. Participaron personas de los estados de Querétaro (72,993 vistas); Guanajuato (619 vistas); Estado de México (12 vistas) e Hidalgo (12 vistas), de las cuales el 57.7% eran hombres y el 42.4% mujeres. De estas visualizaciones, únicamente se recibieron un total de 171 interacciones con la publicación, que implican reacciones a la misma o quienes daban clic para visualizar la exposición virtual. La publicación en Facebook se compartió siete veces desde la cuenta de Dirê Nikkhö.


Imagen 9.
Exposición virtual “Entre visiones y afectos feministas” (2021).


Imagen 10.
Exposición virtual “Entre visiones y afectos feministas” (2021).


Imagen 11.
Exposición virtual “Entre visiones y afectos feministas” (2021).

La posibilidad de mostrar sus trabajos fue muy importante para las participantes, ya que al no poseer estudios artísticos especializados, tuvieron la posibilidad de ver materializado su trabajo en el taller para presentarlo, así como compartir sus experiencias y reflexiones en torno a los estereotipos de género y la gráfica. Algunas de ellas comenzaron con un cambio de paradigmas en cuanto a los preceptos inculcados socialmente sobre el género, para otras se reforzaron ideas previas y despertó el interés por continuar investigando en torno al tema. Compartir el trabajo propició que personas externas tomaran el curso y solicitaran información adicional en torno a los temas que vieron a través de la exhibición virtual. Lamentablemente no hay un registro de las opiniones de personas que no están familiarizadas con estos tópicos y que vieron la exposición —en un futuro sería interesante analizarlo para conocer la influencia que estas propuestas ejercen en ellas—.

A modo de cierre

La intervención que se planteó en esta investigación partió del campo artístico, dadas las cualidades de poder visibilizar y expresar problemáticas que en ocasiones pueden resultar incómodas al exponerlas. A través de imágenes es como las/los artistas intentan estimular una apertura a situaciones de violencia y discriminación —al no acoplarse a los mandatos heteronormados—. Una de las ventajas que tienen los discursos sociales vistos desde la perspectiva artística es la posibilidad de brindar una voz a quienes no son artistas, pero viven estas experiencias, de modo que se abre la oportunidad a que las personas participen sin importar sus habilidades artísticas, ya que al involucrar en la práctica artística cuestiones analizadas desde el campo de los estudios de género, se hacen evidentes las vivencias de las disidencias sexogenéricas, lo cual permite que dejen de normalizarse los estereotipos de género que enmarcan a las corporalidades.

Las narrativas que se generan desde la estética, hacen notoria la multiplicidad de identidades de la que está compuesta nuestra sociedad. Como artista, la capacidad de crear imágenes que realmente sean incluyentes es fundamental, ya que es viable el poder ejercer una influencia a nivel social por mediación de la difusión de visiones distintas al imaginario que nos rodea. Es necesario que en el discurso de los artistas se vean reflejadas las cuestiones que aquejan a quienes no se ven representadas/os, con el fin de incentivar a la deconstrucción de abstracciones asimiladas en lo que se refiere al género. Tomando en cuenta estas geografías de la resistencia, que se crean desde los distintos ámbitos del arte, es necesario continuar con la apertura de espacios que cuestionen la manera en que las tecnologías de género repercuten en las representaciones visuales, de modo que la producción de imaginarios eróticos sea pensada a partir de corporalidades fluidas, donde el deseo deje de ajustarse a los modelos culturales y sociales validados por el biopoder. ¶

Material suplementario
reFERENCIAS
Ahmed, S. (2015). La política cultural de las emociones. Universidad Nacional Autónoma de México.
Border, L. (2017). Lillith: gestión del cuerpo y la identidad de género o del artivismo trans como gestión cultural. [Ponencia]. 2° Congreso Latinoamericano de Gestión Cultural. http://observatoriocultural.udgvirtual.udg.mx/repositorio/bitstream/handle/123456789/531/CLGC125.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Bordo, S. (2001). Unbearable Weight, Feminism, Western Culture, and the Body. University of California Press.
Braidotti, R. (2000). Sujetos nómades: Corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea, Género y cultura. Paidós.
Braidotti, R. (2018). Por una política afirmativa. Gedisa.
Butler, J. (2006). Vida precaria: el poder del duelo y la violencia. Paidós.
De Lauretis, T. (1989). La tecnología del género. En Technologies of Gender. Essays on Theory, Film and Fiction (pp. 1-30) Macmillan Press.
Enguix, B. y González, A. (2018). Cuerpos, mujeres y narrativas: Imaginando corporalidades y géneros. Athenea Digital, 18(2), 1-31.
Escobar, M. R. (2012). Entre barroco y queer: el cuerpo trans en resistencia. En R. Parrini (ed.), Los archivos del cuerpo. ¿Cómo estudiar el cuerpo? (pp. 339-366). Universidad Nacional Autónoma de México.
Huerta, V. G. et al. (2016). Construcción de la identidad: Estereotipos de género mediados a través de Interne. Psicoeducativa: Reflexiones y Propuestas, 2(4), 53-65.
Lippard, L. R. (2001). Mirando alrededor: dónde estamos y dónde podríamos estar. En P. Blanco et al. (eds.). Modos de hacer. Arte crítico, esfera pública y acción directa (pp. 51-71). Ediciones Universidad de Salamanca.
Moreno, K. et al. (2017) . Rompiendo con los Estereotipos: Una experiencia educativa con enfoque de género en una escuela básica. Revista de Estudios y Experiencias en Educación, 16(32), 165-174. 10.21703/rexe.20173216517411
Paéz, A. (2015). Poderes de la abyección. Asparkia: Investigació feminista, (27), 15-29.
Pérez, A. M. (2013). Arte y política. Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades. Comunicación y sociedad, (20), 191-210. http://www.scielo.org.mx/pdf/comso/n20/n20a9.pdf
Preciado, B. (2002). Manifiesto contra-sexual. Opera Prima.
Preciado, B. (2008). Testo Yonqui. Espasa.
Ruiz, D. (2018). El Arte Definido Como Acto Comunicativo. Revista AV Notas, (6), 111-123. http://publicaciones.csmjaen.es/index.php/pruebas/article/view/184
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Tejero, G. (2018). Museología Feminista y Artivismo. Alzaprima, (11), 37-45.
Torras, M. (2007). El delito del cuerpo: De la evidencia del cuerpo al cuerpo en evidencia. Cuerpo e Identidad I, 11–36. http://cositextualitat.uab.cat/?p=462
Zafra, R. (2014). Arte, Feminismo y Tecnología. Reflexiones sobre formas creativas y formas de domesticación. Quaderns de Psicologia, 16(1), 97–109. 10.5565/rev/qpsicologia.1212
Notas

Imagen 1.
Cartel del taller impartido a través del MACQ

Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro (2020).


Imagen 2.
Cartel del taller impartido a través de Apoyarte 2.

Alejandra Castro Flores (2020).


Imagen 3.
Monotipia.

Nayeli González (2020).


Imagen 4.
Monotipia.

Diana Miranda (2020).


Imagen 5.
Monotipia.

Yumari Chacón (2020).


Imagen 6.
Monotipia.

Andrea Vázquez (2020).


Imagen 7.
Monotipia.

Clarissa Alamilla (2020).


Imagen 8.
Monotipia.

Alix Yolitzin Núñez (2020).


Imagen 9.
Exposición virtual “Entre visiones y afectos feministas” (2021).

Imagen 10.
Exposición virtual “Entre visiones y afectos feministas” (2021).

Imagen 11.
Exposición virtual “Entre visiones y afectos feministas” (2021).
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