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Novena Bienal Internacional de Arte Visual Universitario
El Ornitorrinco Tachado, núm. 17, 2023
Universidad Autónoma del Estado de México

Integrada por una selección final de 25 piezas en diversos medios y formatos, y expuesta en las instalaciones de la Galería Universitaria en la ciudad de Toluca, Estado de México, a fines de 2022 y principios de este año, la Novena Bienal Internacional de Arte Visual Universitario ha depurado sus objetivos, dinámicas y procesos de trabajo, lo que implica observar su relevancia y la importancia que ha tenido como espacio alterno de visibilidad para cierto tipo de producción artística, alterno a las múltiples bienales de arte que actualmente existen —las que, en general, mantienen un carácter conservador, puesto que se enfocan, principalmente, en la difusión de obras—.

En este sentido, la orientación temática de la reciente edición, sin abordar literalmente problemáticas sociales, sí representa un eje curatorial que, como estrategia, posibilita mostrar, a manera de radiografía, ejemplares de experiencias artísticas actuales generadas en el ámbito universitario. Como lo plantea la convocatoria (Bienal, 2022):

La obra de arte como presencia, evoca a la ausencia, a través de conceptos como vacíos, sombras y huellas; elabora discursos que sobrepasan las herramientas convencionales del arte, sus soportes e incluso al mismo autor.

Las piezas participantes deberán abordar la: presencia, ausencia, o la relación entre ambos conceptos.

La pieza artística puede ser una propuesta crítica, poética o analítica ante las diversas formas de entender o sentir lo ausente y lo presente.

Estas orientaciones distinguen las múltiples y sofisticadas maneras en que la imagen ejerce su papel crítico, ocupado en, por un lado, indagar en los intersticios afectivos de la vida cotidiana, y, por otro lado, en su extremo, develar, cuestionar y confrontar las diversas tribulaciones de la realidad que nos atañen a todos, como son la migración, la violencia cotidiana, las identidades individuales y sociales, los efectos en la salud de perversas prácticas capitalistas, las posturas y reivindicaciones sobre cuestiones de género, etc. En medio de estos polos encontramos diversas respuestas hechas imagen, objeto y discurso, y donde la relación presencia-ausencia está anclada a situaciones vivenciales diarias —de ahí que la memoria sea un elemento fundamental—.

No hay motivo más importante que la propia vida para evidenciar esta relación ausencia-presencia, para, desde la memoria, referir, de manera reflexiva, todo lo que sucede en ella. Cuando alguien fallece también se pierde para siempre una memoria —ese archivo particular de recuerdos que no está en ninguna parte, que no existe como imagen visual como tal, pero que es, sin embargo, el fruto de una existencia—. La memoria es un cúmulo de imágenes visuales ausentes que se actualiza permanentemente. Si la memoria particular desaparece, entonces, esas imágenes están negadas para otros, y quizá las imágenes artísticas, visibles, puedan no ya recobrarlas, sino generar un imaginario nuevo alrededor de esa memoria invisible.

Ya sea desde la pintura, el video o las acciones registradas fotográficamente, la memoria va a ser el elemento operatorio para hacer aparecer y desaparecer afecciones, conflictos, hechos —para mostrar lo oculto o para enfatizar los sentidos o sinsentidos de lo que está presente como realidad—. Memoria que, por ejemplo, busca reconstituir no el recuerdo de un ser fallecido, sino las maneras en que ese recuerdo es necesario. Como lo reconoce la obra de Hugo Alejandro Vega de la Torre Innovación inútil o esta herrumbre con que trato de recuperar la sangre de mi padre.Sobre presencia y ausencia, donde las manchas de pintura refieren el peso físico del padre fallecido, de la corporalidad ausente —y una memoria particular también ausente— ahora ya fija como mera superficie cromática. Entre la distancia de la mesura física y su comportamiento como imagen pictórica, se actualizan los recuerdos y el propio acto de memorizar.

En un sentido cercano operan las obras Exiliados de la memoria, de Humberto Barajas Bustamante, y La huella de una ausencia, de Damaris Berencie López Serafín. En el primer caso, el deseo es mostrar la desaparición forzada de personas, como denuncia no sólo de esa práctica terrible, sino, sobre todo, la denuncia de la desinformación de los aparatos de justicia responsables de dar seguimiento. Sobre fotografías de archivo, cuya peculiaridad es lo indistinguible de las personas desparecidas —y por tanto, de ausencia de individualidad—, se realiza un tratamiento casi pictórico, como recordatorio, como memoria de la violencia y los fantasmas que ésta genera. En el segundo caso se reivindica la importancia de la memoria colectiva como resistencia ante el embate de la violencia, a través del recorrido y el archivo fotográfico correspondiente, que, en forma de postal, reflexiona, entre otras cosas, sobre los territorios vacíos a causa de esas desapariciones forzadas.

Por otro lado, en la serie fotográfica Umbras Domus, de Ana María Mejía Mac Master, resultado de la intervención de una casa en Medellín, Colombia, se explora la memoria del espacio de vida, la casa y sus objetos, a través de las interpolaciones entre luz y sombra, que remarcan la textura como evidencia de lo vivido en ese entorno familiar. Los registros de la presencia efímera de la luz también comentan la presencia oculta de la autora, es decir, del tiempo proyectado en una acción artística asumida como práctica indistinguible de las vivencias en los espacios de los que se ocupa.

Finalmente, esta idea de huella, de registro, va a ser un rasgo constante en muchas de las piezas que conforman la selección final de la Bienal, como lo ejemplifican los objetos textiles de María del Carmen Mendoza Sánchez —Noogenesis y la ausencia—, y de Gabriela Lobato —Cuando la voz se corta. Poema 2_L—, ambas dirigidas a explorar sus propias afecciones emotivas, la primera desde el dibujo, y la segunda desde su involucramiento con la escritura.1



Indicios

Adriana Calatayud Morán, 2022

Referencias

Bienal Internacional de Arte Visual Universitario. Novena Edición (2022). https://bienaldeartesvisuales.uaemex.mx/

Notas

1 Agradecemos el apoyo de la Secretaría de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma del Estado de México. Imágenes cortesía de la Dirección de Innovación Cultural


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