Resumen: Este artículo fue elaborado a partir de una investigación bibliográfica con el objetivo de analizar de qué manera la Comisión del Canal Ístmico (CCI) empleó la actividad deportiva como instrumento de control social entre la comunidad blanca estadounidense en la Zona del Canal. La CCI siguiendo el ejemplo de modelos de regulación del deporte en EEEUU- a finales del siglo X1X e inicios del XX- reglamentó la actividad deportiva atendiendo a concepciones de género patriarcal que les resultara útil en el proceso de estructuración de la sociedad zoneíta.
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Sociedad y Nación
GÉNERO Y DEPORTE EN LA ZONA DEL CANAL (1904-1914)
La Zona del Canal de Panamá (ZC) representa un ícono para la producción literaria nacional e internacional. Múltiples textos desde distintos géneros literarios han sido realizados. Entre ellos: La novela Canal Zone (Aguilera, 1935), Gamboa Road Gang (Beleño, 1960), Susan Proudleigh (De Lisser, 1915), la poesía "¿Quién?" (Maloney, 2008), el cuento Tropic death (Walrond, 1926), The Canal Builders: Making America’s Empire at the Panama Canal (Greene, 2009) que ponen de manifiesto la estructuración de los espacios sociales desde el punto de vista racista. No obstante, investigaciones realizadas sobre construcción de género en la ZC como otra estrategia para instaurar determinados estilos de vida, hasta el momento son escasas. Una de ellas es: El trabajo de las mujeres en la construcción del Canal de Panamá 1881-1914 (Reyes, 2000). La autora sostiene que durante la construcción del Canal se presenta el paradigma de una sociedad patriarcal y androcéntrica signada por relaciones laborales manifestadas de forma desigual, en un espacio público controlado por hombres. Si bien es cierto que el aspecto laboral fue empleado por la CCI para reafirmar identidades de género, los deportes fueron otra variable empleada como un instrumento de control social para la producción de identidades de géneros patriarcales en la ZC centradas en una concepción binaria heterosexual esencialista.
El análisis sobre la construcción de género por medio de los deportes en la ZC comprende el período de 1904 a 1914, espacio durante el cual fue construido el Canal de Panamá. Es en ese período que la CCI inició el proceso de reglamentación de la actividad deportiva en función de los roles que las mujeres y hombres debían desempeñar en la sociedad zoneíta con la finalidad de instaurar un estilo de vida en concordancia con el paradigma patriarcal.
Los deportes, por su carácter sociocultural, permiten la convivencia de los individuos en grupo y la reproducción de patrones culturales. Los usos que de ello hace el poder (político-económico) constituyen una temática de interés histórico porque facilita la reconstrucción de formas de sociabilidad y mecanismos de control social que la autoridad o grupos de poderes instauran para imponer una forma de vida. Los deportes como mecanismos de control social y herramientas para la creación de espacios de sociabilidad fueron la expresión de la cotidianidad comunal, que conformaron parte de las pautas culturales sobre las que se asentó la sociedad de la ZC en territorio panameño.
El análisis busca identificar los deportes que fueron practicados por los blancos estadounidenses en la ZC entre 1904- y 1914, las normas y reglamentos que regulaban la actividad deportiva según sexo. Un estudio de esta naturaleza permite reconstruir el contexto cultural, la vida social y las formas en las cuales ellos interactuaron en la ZC en ese período.
La Zona del Canal de Panamá fue un espacio territorial concedido por el gobierno panameño a EEUU en virtud del Tratado Hay Bunau Varilla el 18 de noviembre de 1903 para la construcción, funcionamiento y mantenimiento de un canal. Desapareció, a partir del 1 de octubre de 1979, cuando inició el proceso de transferencia del Canal de Panamá y sus áreas adyacentes. Actualmente, la vía interoceánica es administrada por una entidad pública denominada Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
Los espacios sociales en la ZC fueron estructurados por la CCI siguiendo las leyes Jim Crow[1] existentes en los estados del Sur EEUU a inicios del siglo XX utilizando como eje fundamental el concepto civilización. Un concepto definido por los estadounidenses como blanco, anglosajón y protestante (WASP), regido por un capitalismo industrial, inculcación de nociones culturales netamente “americanos” de raza, género y clase.
Para organizar la sociedad zoneíta con base en las leyes Jim Crow y el concepto de civilización, la CCI aplicó las categorías de “raza”, género y nacionalidad. Promovió una serie de construcciones discursivas con el fin de legitimar una sociedad jerarquizada en cuya cúspide deberían estar los blancos estadounidenses, estos se hicieron llamar a sí mismos ciudadanos y el resto de los grupos con los cuales compartieron el espacio geográfico fueron vistos por ellos como forasteros (O’ Reggio, 2006, 23).
Una de esas construcciones discursivas estuvo relacionada con el tema de la nacionalidad. Theodoro Rossevelt (1908) le envió una carta al rey de Inglaterra Eduardo V11, donde exponía que “En ningún país donde… los trabajadores asalariados,… sean de la misma sangre que las clases empleado- ras, será posible introducir…trabajadores de una raza total- mente ajena sin la certeza de la peligrosa fricción”. (Bishop, 1920) Ese mismo año fue proclamada la separación física en la ZC aduciendo posibles conflictos entre personas de distintas nacionalidades. La separación física con base en el concepto de nacionalidad hizo posible la fractura del grupo blanco en la ZC.
Otra estrategia discursiva utilizada por la CCI fue la distorsión de la teoría del darwinismo científico, una herramienta de poder, con la cual los estadounidenses lograron una separación social de ellos con respecto a los otros tomando como base la línea de color. Haciendo uso de esta herramienta ellos construyeron una construcción discursiva negativa con la finalidad de demostrar la inferioridad racional del negro con respecto al blanco y paralelamente la legitimación de estos en una escala salarial inferior. El negro fue valorado por su fuerza física. El sociólogo Joseph Tonda (2016) sostiene que los blancos visualizan al negro como una fuerza bruta, un cuerpo y que los negros han internalizado esa idea de verse así mismo útiles en función de ello. Los blancos se niegan a ver en ellos su espíritu o inteligencia, agrega el autor. El hecho que los negros fueran valorados por su fuerza bruta y no por su inteligencia implicó de parte de los blancos “la negación de facultades cognitivas (en los negros y, por lo tanto),…la base para la negación ontológica. …Así, no pensar, se convierte en señal de no ser…” (Maldonado, 2007:145). Lo cual indica que “…las relaciones de poder no se hallan en posición de super- estructura, con un simple papel de prohibición o reconducción; desempeñan, allí en donde actúan, un papel directamente productor”. (Foucault, 2012:67) En ese sentido la categoría “raza” que dio origen al racismo actuó como un normalizador en la producción de imaginarios colectivos negativos para los negros. “Raza” se convirtió en un mecanismo de control social[2] aplicado a los negros.[3]
El género representó un dispositivo más de poder emplea- do en la estructuración de la sociedad zoneíta. La CCI promovió una concepción de género con base en una matriz heterosexual donde las relaciones fueron establecidas en función de una división binaria según sexo (Butler, 2006) por medio de la cual se asignaron roles a los hombres y mujeres. La asignación de roles a las mujeres y hombres estuvo vinculada con el cambio que experimentó el concepto de masculinidad blanca en EEUU entre 1880 a 1914. Para este período los rasgos asociados con un hombre blanco cooperativo, comunal y gentil fueron reemplazados por rasgos asociados con un macho más competitivo y agresivo (Dphrepaulezz, 2013: 63). Lo masculino pasó a ser definido por la fuerza, coraje, agresividad, valen- tía y competitividad. Si para la década de 1860 el aspecto racial es un factor de preocupación fundamental en la sociedad estadounidense, para las últimas décadas lo fue el tema de género. Razón por la cual los funcionarios estadounidenses de jerarquía promovieron los deportes con un fuerte contenido de violencia: Combates de boxeo y rugby, con la consiguiente exaltación de la masculinidad, que sirvió para contrarrestar el miedo a una feminización de los hombres en la nueva sociedad industrial (Messner, 1992). No sólo la idea sobre la masculinidad cambió; sino también la imagen de la feminidad. La crisis social que produjo la era de la industrialización en EEUU exigió que la mujer, sobre todo de la clase media y alta, contribuyera a aliviar la tensión social para que el sistema pudiera seguir funcionando.
Hasta hace muy pocos años, la llamada mujer ideal era una damisela de cintura pequeña, de pies pequeños y de cerebro pequeño, que se enorgullecía de su delicada salud, que parecía fascinante al desmayarse e histéricamente interesante. Un conocimiento más amplio y más profundo nos ha dado ideas más sanas con respecto a la imagen que la mujer debe proyectar. La doncella histérica desmayada ahora es tratada como una paciente nerviosa, y en su lugar está en boga la idea “Mente sana en cuerpo sano”. Ella no entra en el atletismo para superar o imitar a su hermano, como algunos quieren hacer creer. Ella entra para desarrollar su mente y cuerpo por medios científicos, haciendo que el primero sea un medio para alcanzar el más alto desarrollo de la verdadera feminidad (Berenson, 1896-97:53-54).
De la mujer recluida en el hogar se pasa a una mujer que tiene presencia en los espacios sociales impulsando la creación de parques, escuelas, clubes de literatura, cocina. Ejerciendo profesiones de maestras, enfermeras. El cambio de roles de la mujer requirió preparación y una de las estrategias empleadas para ir posesionándolas en ese nuevo rol fue la incorporación de ellas a los deportes.[4] Los deportes, entre ellos el basket ball debía servirles para obtener un desarrollo físico más vigoroso y resistente e ir borrando la imagen del sexo femenino como el más débil y el más fácil de controlar a semejanza de un animal doméstico. Ellas seguirán siendo vistas “como hermosas y bellas; pero además como colaboradoras en el gran reino terrenal de Dios” (Hitchcock, College, 1896:46). Lógicamente, el papel de ellas en función de colaboradoras “venía justificada por el beneficio que supondría para la república una cierta trasfusión de los valores femeninos y maternales –tan alabados por los románticos- sobre la devastadora y cruel sociedad industrial…” (García, S, 2003:77) como efectivamente ocurrió en la ZC.
Contrario a lo que pensó una gran cantidad de personas en EEUU y, podría decirse que incluso la mayoría, “sobre la existencia de una ZC con unos cuantos estadounidenses que trabajan sin tregua y que estaban toscamente situados en un entorno de nativos semi-civilizados y sin relajación social” (Johnson, 1911:7) planteó que las actividades de ocio, entre ellas los deportes fueron múltiples en la ZC y, además, que estas estuvieron reglamentados por la CCI.
La Revista Zonian (1911) publicó una carta de Emma Stubner enviada a su amiga Mary, el 14 de julio de 1908. En esa carta ella le comunicó que su padre recibió una nota donde le fue informada la adjudicación de una posición laboral en la ZC, comenta Stubner que ella se sintió:
Muy triste al recibir la noticia y con mucho temor de viajar a Panamá porque todo el mundo decía que era un sitio muy desértico, con unos cuantos estadounidenses en donde la mayoría de las personas morían de fiebre. (Además, agrega que) los libros de moda siempre llegaban con retraso. Se preguntaba cómo sería posible vivir en un lugar así después de 16 años de estar en Nueva York donde había una vida activa a la cual estaba acostumbrada. (No obstante, dos años después de haber residido en la ZC) su versión cambió y en 1910 le informaba a su amiga la cantidad de entretenimientos de los cuales podía disfrutar y que tú simplemente tienes que estar aquí para apreciar todo esto (Stubner, 1911:11).
La existencia de una vida social activa en la ZC fue corroborada por Jonhson (1911). Ella anotó, lo difícil que fue para los residentes en EEUU creer sobre la posibilidad de una vida social en la ZC para todo el mundo, tanto para las niñas y niños de la escuela, así como para los adultos. Por supuesto:
Durante los meses de invierno no hay tanta diversión social para los “niños de escuela”, sostuvo Johnson puesto que ellos estaban trabajando duro; pero en el verano había un buen momento para divertirse y se crea un ambiente que ella no cambiaría su estadía con la de sus primos en Estados Unidos. Hay entretenimiento uno tras otros, cenas, almuerzos, fiestas, recepciones, numerosas excursiones a lugares de interés como el Viejo Panamá, Fuerte San Lorenzo, Portobelo y Cruces. Hay hermosos caminos para recorrerlos a caballo, césped, pistas de tenis y áreas de golf. También, la oportunidad de hacer surf en lugares como Terre Point, Taboga, playa de Colón y bañarse en los dos océanos: el Atlántico y el Pacífico (Johnson, 2011 p.7)
Sobre las playas de la ciudad de Panamá, entre ellas la de Bella Vista,[5]Magnuson (1914:6) relató que éstas se “convirtieron en espacios de sociabilidad reglamentados a las cuales acudieron los estudiantes zoneítas después de una agotadora semana de exámenes”. Ellos iban con sus maestros para pasar un momento de esparcimiento y aprovechar las aguas cristalinas de la playa y el sol tropical para nadar, compartir me- riendas y refrescos, añade la estudiante.
La sección "School Notes" de la revista The Zonian (1915:31) informó que en las escuelas, además hubo representaciones teatrales. “La extraña aventura de Miss Brown fue la obra es- cogida y presentada por la Escuela Secundaria el año pasado. Seis actuaciones se dieron, cinco de los cuales se celebraron en el YMCA y uno en el Teatro Nacional de Panamá.” La revista dio a conocer que los esfuerzos de los muchachos y muchachas valieron la pena, pues la obra fue un éxito tanto desde el punto de vista dramático como financiero. Adicional a las re- presentaciones teatrales y las excursiones, en las escuelas se promovió la redacción de poesías. Las poesías conectaron visiones de ellos con respecto a Panamá y EEUU desde distintas perspectivas. Por ejemplo, la poesía An Isthmian Wooer de Mildred Davis (1910) evidenció el imaginario que ella tenía con respecto a los vínculos entre Panamá y EEUU.
Ella representó a Panamá como una doncella que habitaba en una cueva rocosa de coral donde un delfín llegó al portal y golpeó la puerta de coral para decirle que un amante muy impaciente, le dijo que le dijera que había llegado de un país lejano, de la querida vieja EEUU. Él dice que tiene invenciones, para vivir bajo el mar junto a ella y le traería oro y joyas y todo lo que desee. La doncella, ruborizada tímidamente, le pidió que entrara a través de los portales y bajo el mar salobre, se convirtió en la novia del inventor y allí están viviendo felices, a su manera peculiar, la sirena del coral y su amante de EEUU. En el contenido de la poesía subyace el concepto de la feminidad y masculinidad presente en EEUU. Panamá es representada como femenina, débil, coqueta y EEUU como fuerte, decidido a lograr sus objetivos y tomarse Panamá, hacerla suya.
Los deportes estuvieron entre las actividades que se practicaron en las escuelas. Uno de ellos fue el basket ball. Los niños y niñas realizaron los mismos deportes; pero lo jugaron de acuerdo con el lema “Deportes iguales, fines diferentes” siguiendo las reglas establecidas en EEUU. Johnson (1910) explicó que “los niños practicaron deportes una mayor cantidad de tiempo, dos veces por semana, los lunes y jueves, mientras que las chicas lo hacían todos los martes”. Otra diferencia fue que los entrenadores eran asignados según género. Por ejemplo, las niñas recibían entrenamiento de la “Srta. Taylor que viene de EEUU y tiene una gran experiencia en calistenia y trabajo de gimnasia, como también en baloncesto. El Sr. Carr instruía a los niños muy bien, hasta tal punto que han sido reconocidos como los rivales peligrosos” (ibid). Aquí hay un ejemplo claro de cómo fueron reglamentados los deportes dependiendo del sexo y de la visión del hombre y la mujer en la sociedad. Los niños debían practicar deportes más tiempo que las niñas porque el efecto que se pretendía buscar en el cuerpo de los dos era diferente. Los niños para desarrollar una musculatura física y las niñas para ser más agiles, más energéticas con el fin de tener una buena proyección en los espacios públicos en funciones inherentes a su condición de mujer. El hecho de que en las escuelas existieran entrenadores significa el grado de importancia que debió representar para la CCI el entrenamiento físico en la formación de los futuros ciudadanos estadounidenses. Numerosos especialistas en EEUU expusieron sobre la utilidad de los deportes para el desarrollo físico y mental de la población según género. Berenson, (1896-97) argumentó:
El trabajo individual en el gimnasio no se toma ahora sólo por diversión; sino como un medio para desarrollar no sólo las posibilidades físicas; sino la oportunidad de poner en práctica esas posibilidades en lo que se hace en la vida. El basket ball es un juego que requiere la acción de todas las partes del cuerpo, desarrolla la habilidad física, la confianza en sí mismo, la rapidez, el estado de alerta; y despierta entusiasmo (Berenson: p.54).
Por lo expuesto la escuela representó un espacio de socialización importante y se centró no sólo en la memorización de los contenidos; sino en orientar a los estudiantes hacia la producción de literatura, ejercitarse físicamente, convivencia social activa puesto que la visión que se tuvo en EEUU y en la ZC fue que el ser humano no se mide por lo que sabe, sino por lo que puede hacer. Al respecto, (Gause, 1910)[6] escribió en la revista The Zonian que Roosevelt aprendió a hacer grandes cosas no en su sala de estudio en Harvard; sino en las llanuras del Oeste. Él dijo que tomando como referencia a Roosevelt, sugería que la escuela debía ofrecer al niño la mayor oportunidad posible de hacer actividades con el fin de crear hombres de una verdadera eficiencia social. Opinó que “el niño una vez pasa a la etapa adulta va a tener que hacer, y cuanto antes se mete en el juego es mejor”.
La vida social no sólo fue normada en las escuelas. Desde el inicio de las obras de la construcción del Canal, los estado-unidenses demostraron un interés por reforzar los códigos culturales de sus lugares de procedencia con el fin de crear, en la ZC, un ambiente estadounidense en un clima tropical. En ese sentido “The Americans created an exclusive and closed system in which their imported culture became the official norm system (Bryce, 1998).” Para crear ese ambiente, los estadounidenses hicieron uso de varios dispositivos culturales presentes en sus baúles, entre ellos la recreación de deportes (beisbol, futbol, boxeo, básquetbol, tenis, bolo, atletismo, gimnasia, entre otros), establecimientos de bibliotecas, cuyos libros y revistas enviados a la ZC, estuvieron bajo la supervisión del secretario de Guerra William Taft, redacción de circulares para decretar feria- dos los días de Acción de Gracias, 4 de Julio, nacimiento de George Washington, Año Nuevo y Navidad. No faltaron como parte del proceso de recreación del ambiente cultural estadounidense en la ZC las bandas musicales, representaciones teatrales en cada una de las comunidades de la ZC. La reiteración de esas prácticas culturales “buscan inculcar determinados valores o normas de comportamiento por medio de su repetición, lo cual implica automáticamente continuidad con el pasado”.(Hosbsbawm, 2002:21) La reiteración de esas prácticas producen identidades (Butler, J, 2006)
La CCI en la ZC contrató organizaciones como la Young Men’s Christian Association (YMCA), Federation Of Women’s Clubs (organización de clubes de mujeres) para normar cómo y qué tipos de actividades de ocio debían ser impulsados. Ambas organizaciones crearon uno de los principales espacios de sociabilidad en la ZC eran los clubhouses. Para 1908/1909 hubo en la ZC cuatro clubhouses localiza- dos en Culebra, Emperador, Gorgona y Cristóbal operados bajo la dirección de la YMCA. Además, de logias, iglesias y bandas de música quienes realizaban concierto en los distintos sitios de la ZC (The Annual report of the Isthmian Canal Commission, 1908:30) Para junio de 1911 ese número ascendió a siete e igualmente estuvieron supervisados por la YMCA. Los clubhouses tenían varios pisos. Generalmente, en la primera planta había un vestíbulo, sala de lectura y biblioteca, piscina, sala de billar, de boliche, una sección para tratar temas de negocios, refrescos, un mostrador de almuerzo rápido y, en algunos casos, una barbería. En el segundo piso siempre había una gran sala para bailes... (Abbot, 1913: 384).
Los clubouses se convirtieron en un espacio de sociabilidad al cual acudieron los estadounidenses en horarios no laborables y representó una estrategia no coercitiva por medio de la cual se ejerció control sobre el tiempo libre de la comunidad blanca estadounidense con el fin de ir creando una sociedad culturalmente disciplinada[7] acorde a los valores adquiridos en EEUU. La litera- tura ubicada en las bibliotecas de los clubhouses estuvo bajo la supervisión de una comisión presidida por el secretario de Guerra de EEUU, William Taft. Un representante de la Comisión guiado por oficiales del YMCA fueron los encargados de seleccionar los libros que debían ser enviados a la ZC. The Canal Record (septiembre, 1907) informó sobre el envío de 600 libros para cada una de las librerías ubicadas en los clubhouses que incluyeron temas de historia, ciencias, travesías, filosofía, religión. (vol.1, Nº1, A-1). La selección de la literatura contribuyó al proceso de disciplinamiento cultural de la población estadounidense en la ZC.
Deberíamos comprender el disciplinamiento cultural como un proceso de imposición de una nueva forma de expresar emociones, donde prima la sacralización del trabajo, las manifestaciones festivas civilizadas, una nueva concepción del placer y el juego, en definitiva de la “privatización de las emociones”. Pero este proceso, más allá de una estética del cambio, supone la instauración de un nuevo orden social, en que las elites buscaron disciplinar los sectores subalternos para ajustar sus sistemas de valores y sus pautas conductuales a las nuevas estructuras productivas”. (Godoy, 2007:10)
Por medio de la literatura se mantuvo conectado mentalmente a la población blanca estadounidense con los códigos culturales, políticos y sociales vigentes en la nación estadounidense. El proceso de disciplinamiento cultural en la ZC también se dio a través de los deportes promovidos por la CCI. La práctica deportiva fue vista por la CCI de interés pues para los miembros de esta institución, los deportes resultaban ser útiles para inculcar disciplina, trabajo en equipo, una ética de trabajo y, quizá lo más importante, una deferencia a la autoridad porque “inconscientemente los deportes transmiten la importancia de reconocer las jerarquías en la preparación de una fuerza de trabajo” (Gems, 2004: 9). Las ideas de Gems la encontramos plasma- das en el mensaje de Gulick,[8] (1896-97) -representante de la liga Atlética de la Asociación de Jóvenes Cristianos en EEUU- al plantear que “las tradiciones atléticas formadas ahora probablemente entrarán y tendrán un efecto duradero sobre el futuro del trabajo físico. Si se puede mantener este espíritu de lealtad, honestidad, cortesía y caballerosidad, la victoria se hace secundaria” (p.9). En 1899 el autor reitera que las primeras cualidades exigidas para el trabajo en equipo son:
El sacrificio de sí mismo y la lealtad al grupo; la capacidad de cooperación, la confianza en los demás y la fiabilidad. Estas son altas cualidades; cualidades que si se desarrollan adecuadamente harían mejores a los hombres. Estos juegos en equipo representan ese sacrificio y capacidad de cooperación que constituye la base de la civilización moderna y que, nos hace sentirnos orgullosos de ser anglosajones. (ibid, p. 9)
Lo anotado, indica que los deportes fueron eventos planificados con arreglos a determinados fines. Entre ellos- crear una capacidad de organización y disciplina acorde con el modelo económico vigente en EEUU: El capitalismo industrial y también un modo de vida basado en un paradigma patriarcal como lo explicaremos en la siguiente sección.
En esta sección exploro de qué manera la CCI ejerció control social sobre la organización de los deportes para articularlos con el paradigma patriarcal deseable para la sociedad zoneíta. Paradigma basado en la creencia de que existe un sustrato natural llamado sexo a partir de cual se construye socialmente el género y se normaliza a las mujeres y a los hombres respecto a los modelos femenino/masculino en un sistema binario. (Bultler, 2006)
Los deportes en la ZC fueron practicados por niñas y niños, mujeres y hombres. La forma sobre cómo debían realizarlo fue normada en función de los beneficios que debía producir, según género. Para reglamentarlos se redactaron una serie de manuales que explicaban las reglas a seguir de tal manera que no resultarán contraproducentes a la salud, ni a la apariencia corporal considerada como deseable para la época. Un punto de coincidencia en todos los manuales fue que el deporte en ambos sexos contribuía a tener una mejor salud, a ser personas con más vigor y energía. Hanna (1911) explicaba que era necesario hacer deportes porque las actividades realizadas en la vida diaria no exigen poner en movimiento todas las partes del cuerpo. Sin embargo, hay una necesidad de ejercitar todo el cuerpo porque sin ello no puede alcanzarse un estado físico perfecto. Ella explicó que observó:
A los trabajadores de la fábrica y los trabajadores de la tienda. Sus deberes consisten en hacer el mismo número de movimientos mecánicos. Los músculos no involucrados reciben poca atención. Los clérigos, los negociantes no realizan mucho trabajo físico, sin embargo ellos necesitan un desarrollo energético del cuerpo. Sus mentes pueden ampliarse a expensas de que sus cuerpos se puedan encorvar- se. Los niños y los jóvenes necesitan especialmente entrenamiento atlético, porque el cuerpo necesita relajarse para concentrada en el estudio... El ejercicio en el trópico es especialmente necesario, porque el clima tiene una influencia indolente en la vida (p.15).
Las ideas de Hanna revelan una transición de la imagen de la mujer endeble a una con más disciplina, vigor, energía, capacidad de trabajar en equipo, para proyectarse a los espacios públicos y hacer del ambiente, un espacio más agradable. En la ZC las mujeres organizaron clubes de literatura, arte, música, participaron en calidad de misioneras, colocaban viñedos en sus casa, hacían obras filantrópicas, fueron maestras, enfermeras. No obstante, la participación de ellas en espacios conectados con temas de decisiones políticas y de índole económico les fue vedada, eran espacios destinados a los hombres blancos anglosajones, cristianos e intelectuales. Para la concreción de una sociedad que respondiera a esa estructura los deportes representaron un medio no coercitivo importante. Foster y Mawr (1896,97) sustentan que:
Los deportes en las mujeres eran útiles para desarrollar el hábito de potenciar los poderes en ellas con la finalidad de producir la respuesta deseada en la práctica. Esa es la mejor de las cosas que hacen las prácticas deportivos en las niñas. La competencia es la regla de la vida. Los poderes son desarrollados a través de ellos. Los más fuertes sobreviven; no los más fuertes muscular o físicamente, sino los que pueden producir un buen resultado por el perfecto control de los poderes. Si las mujeres deben entrar en la lucha por la existencia solas como lo quieren, sólo esta formación vale mucho; deben obtener el hábito como puedan y por todos los medios posibles. Los juegos competitivos son una manera agradable y útil. Si, por otra parte, las niñas serán las futuras madres, es tan deseable para los hombres como para ellas que tenga un cerebro entrenado y una voluntad educada. Por el contrario una nación con un ablandamiento del tendón moral, relajación, frivolidad, falta de serie- dad, revela signos de debilidad nacional (pp.49-53)
Otra era la visión que se tuvo sobre la función del hombre en la ZC Ellos debían ser valientes, corpulentos, con suficiente coraje, dispuestos a defender la nación estadounidense y por ende el Canal en los conflictos militares. Por lo tanto, los deportes en ellos no sólo debían producir vigor, inteligencia emocional. La fuerza muscular, la disciplina, la conducta agresiva y competitiva figuraban entre los factores que definieron una nueva masculinidad para un nuevo imperio: el americano. Para lograr ese objetivo en la ZC, fueron promovidos ciertos deportes como el béisbol, fútbol y baloncesto, competencias de atletismo, instauración de instituciones como los Boy Scouts. El conjunto de estas actividades tenían la finalidad de inculcar la verdadera masculinidad a través del fortalecimiento de la musculatura física, lo cual contribuiría a que actuaran, pensaran y se sintieran asimismo como hombres fuertes. Donoghue (2006:8) anota que “los primeros trabajadores norteamericanos del canal operaban con una mentalidad de guerreros/misioneros pioneros, en su celosa lucha por la construcción de la vía fluvial y en su ocupación de suelo extranjero en el corazón de otra nación”.
La consigna deportes iguales, fines diferentes expuesta en los diversos manuales de EEUU. Entre ellos: Spalding’s Official Basket Ball Guide for Women (1913-1914), Spalding’s Official Base Ball Guide (1903), Spalding’s Official Collegiate Basket Ball Guide (1905) Spalding’s official foot ball guide (1905), The Spalding Base Ball Guides, 1889 a 1939 Spalding Lawn Tennis Annual Guides (1885-1922), Spalding Golf Guides 1898 a 1922 fue puesta en práctica en la ZC, (Harris,1912) -estudiante de la Canal Zone High School- consideró que los deportes eran de igual importancia para niñas y niños; pero reconocía que debían estar basadas en principios básicos completamente diferentes. Ella planteó que: “el atletismo en su sentido comúnmente aceptado (con lo cual me refiero al atletismo de hombres y niños) es la herencia de los niños. Han evolucionado desde las actividades y actividades primitivas de los hombres y no de las mujeres” (p.15). Ella veía el atletismo como un deporte que requería trabajo, trabajo duro; pero apuntó que “las chicas de la ZC están dispuestas y entusiastas en este sentido” (p.15). Igual que sus homólogos en EEUU consideraba que el basket ball era beneficioso para ellas porque ponía en movimiento cada músculo del cuerpo, acelera el ojo y el sentido estratégico del movimiento.
Las ideas expuestas por Hanna coincidieron con las construcciones discursivas hechas (EEUU. Hitchcock & College 1896-97) anotaron que:
la práctica del foot ball en nuestros hombres jóvenes contribuye a endurecer los músculos y los huesos, agranda sus pulmones permitiéndoles un mejor proceso de respiración, beneficios que no puede adquirir el hombre delicado que no se ejercita y le consulta a los profetas sobre su cuerpo, un cuerpo que es suyo. (Ellos manifestaron que) a diferencia de los hombres las chicas no deben jugar el foot ball pues el cabello largo, las caderas anchas, los hombros demasiados estrechos, el tamaño no muy alto y la capacidad de sus pulmones eran factores que no les permitían jugar el foot ball de la misma manera que lo hacían los hombres. (Sostenían que) el basket ball era un deporte más apropiado para el desarrollo de la mujer porque a diferencia del foot ball no necesita tanta energía. Es más bien un deporte que requiere resistencia, estar alerta, una percepción rápida, voluntad para realizarlo de una forma adecuada lo cual tiene un beneficio personal para ellas y en su papel de colaboradora con el sexo masculino.
Los manuales para regular los deportes en las mujeres recomendaban que debía haber una diferencia de tiempo dedicado a los ejercicios atléticos entre los hombres y ellas pues el propósito para la cual se hacían debían producir efectos diferentes en uno y otro. Berenson, (1913,1914) apuntó que “no es recomendable para las niñas jugar basket ball por un período de más de treinta minutos y solo deben hacerlo dos veces por semana” (p.5). En esa línea la Revista Zonian (1911) comunicaba que “An arrangement between the Division of Schools and YMCA has enabled the boys to use the Gatun gymnasium two mornings in the week while the girls have access to the floor one morning a week”. (p.16) Igual procedimiento siguieron los clubhouses. The Canal Record reportó “Instructions will be given for two hours on every Monday , Wednesday and Friday afternoons and will include bowling, elementary gymnasium work, and indoor games, such as basket ball, indoor baseball and volley ball” (vol. 1, N°12, 20 de noviembre, 1907: 91).Con lo cual se confirma que en la ZC se siguieron las indicaciones dada en los manuales sobre los procedimientos a seguir para qué hombres y mujeres se ejercitarán. Aquí podemos observar cómo se va construyendo una oposición binaria entre hombres atléticos y mujeres no atléticas que ayudó a “naturalizar una división público-doméstica de género en EEUU de mediados del siglo XX -una división especial- mente evidente en la clase media- y un ordenamiento jerárquico de género basado en ideologías de superioridad masculina”. (Messner, M., 2014:18) Las mujeres estadounidenses fueron transportadoras de esa división binaria y contribuye- ron a la concreción de la misma en al ZC The Canal Record (1910) publicó:
To this end, a tentative movement has been started in the Woman’s club to organize the boys under a captain for sports and scout activities. They will be formed into a regular club and will hold meetings under the supervision of one of the club women. A similar organization girl is projected, which will include sewing classes and possibly gymnastics. (31 de agosto de 1910 a 23 de agosto de 1911, vol. IV).
La cita demuestra que las ideas sobre género vinculadas al mundo patriarcal formaron parte del habitus (Bourdieu, 2002) presentes en la estructura mental de las mujeres blancas estadounidenses a través de las cuales reforzaron las identidades de géneros masculino y femenino. A los niños los organizaron bajo la asociación denominada Boy Scouts que tuvo entre una de sus misiones realizar exploraciones y por lo tanto debían tener la valentía y el coraje para defenderse de los peligros. Los Boy Scouts representaron una estrategia para moldear a los niños dentro de los parámetros que definían la masculinidad. Ellos practicaron deportes como el béisbol. No obstante, según la nota de Canal Record a las niñas se les ofrecía clases de costura y clases de gimnasia y a partir de 1912 participaron en “The Camp Fire Girls" cuyo trabajo estu- vo “divided into seven divisions, health craft, home craft, nature lore( woodcraft), camp craft, handcraft,and patriotism...” (p.90) The Canal Record, 6 de noviembre de 1912, vol. V1, Nº 11)
Los deportes fueron utilizados como un medio no coercitivo de control social en EEUU y en la ZC por parte de los grupos de poder quienes buscaron ir adaptando a los hombres y mujeres a las nuevas exigencias que demandaba el sistema industrial. En el contexto de la Era Progresista se pasa de una valoración de la mujer endeble a una que debía proyectar vigor, capacidad de trabajar en grupo para que pudiera colaborar en aliviar las tensiones sociales que el sistema había producido; pero no para intervenir en temas políticos, ni económicos. Para hacer posible esa participación, las mujeres fueron incorporadas a las prácticas deportivas que también realizaban los hombres. Ellas tanto en EEUU como en la ZC se ejercitaron en basket ball, base ball, tenis, ciclismo pero no con fines competitivos, más bien para lograr ciertas habilidades que les facilitara proyectarse al espacio público en la realización de faenas que contribuyeran a hacer del ambiente un espacio más agradable. En la ZC ellas se organizaron a través de los clubhouses en cuatro departamentos: El de casa, educación, filantropía y música-literatura. Mientras que los hombres destacaban en actividades vinculadas a temas políticos como fue la organización del 4 de Julio, el nacimiento de George Washington. También habían temas de saneamiento, justicia, educación, construcción de la vía acuática, defensa y protección del Canal. Ellos estructuraron la ZC en función de ideas de raza y género. Para hacer factible esa estructuración buscaron estrategias coercitivas y no coercitivas que les facilitaran instaurar un estilo de vida cuya escala superior fuera ocupada por la noción del "blanco anglosajón y protestante" (WASP).