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ALFREDO CASTILLERO CALVO: EL OFICIO DEL HISTORIADOR
José Ismael Quirós Saavedra
José Ismael Quirós Saavedra
ALFREDO CASTILLERO CALVO: EL OFICIO DEL HISTORIADOR
Tareas, núm. 158, pp. 123-132, 2018
Centro de Estudios Latinoamericanos "Justo Arosemena"
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Resumen: Los historiadores panameños han reflexionado poco, cuando lo han hecho, sobre la teoría y el oficio del historiador. Han sido testigos distantes hasta hace pocas décadas - de las transformaciones acaecidas en la disciplina. Alfredo Castillero Calvo, en su vasta producción historiográfica, no sólo ha contribuido a la renovación de los estudios históricos, sino que ha reflexionado sobre teoría, epistemología y el oficio del historiador. En este trabajo exponemos sumariamente algunas consideraciones en torno a dichos temas que caracterizan el pensamiento historiográfico de este destacado historiador panameño.

Palabras clave:Castillero CalvoCastillero Calvo, historiador historiador, Historia Historia, Panamá Panamá.

Carátula del artículo

RESEÑA

ALFREDO CASTILLERO CALVO: EL OFICIO DEL HISTORIADOR

José Ismael Quirós Saavedra
Universidad de Panamá, Panamá
Tareas, núm. 158, pp. 123-132, 2018
Centro de Estudios Latinoamericanos "Justo Arosemena"

El historiador panameño ha reflexionado poco, cuando lo ha hecho, sobre la teoría y el oficio del historiador, y han sido hasta hace pocas décadas, testigos distantes de las transformaciones acaecidas en la disciplina.

Desde mediados de la década de 1960, unas nuevas generaciones de historiadores elaboran nuevas imágenes e interpretaciones en la exploración del pretérito, cuestionando la tradición historiográfica heredada.

Así se va gestando, desde la cátedra universitaria, un proceso de renovación teórica y metodológica que va más allá de la valoración crítica de las fuentes; y se abre paso a la integración interpretativa con las ciencias sociales, en un intento de trascender la historia-relato y aproximarse a la historia problema; asimismo de inquirir sobre la teoría y la epistemología de la historia, además de la apertura a nuevos temas de estudio. La historiografía panameña empieza así a alejarse del canon documentalista, se amplía el territorio del historiador y se adoptan nuevas perspectivas y métodos en la escritura de la historia.

La recepción y el influjo de las nuevas corrientes historiográficas en boga en el plano internacional se hacen presentes con las tempranas reflexiones del entonces joven historiador Alfredo Castillero Calvo. En su extensa producción historiográfica ha reflexionado en numerosas ocasiones, la necesidad del historiador de contar con herramientas metodológicas y teóricas que contribuyan a desempeñar mejor el oficio, en continua interacción con otras ciencias.

Ya en 1978 postulaba la necesidad de una nueva historia, acorde a las profundas transformaciones político-institucionales que se sucedían en el país, en vías de recuperación del Canal, su principal recurso natural.

Este inmenso reto requiere la adopción de métodos de análisis cónsonos con la complejidad de los problemas por resolver en la estructuración de un nuevo proyecto nacional, y a la historia debe corresponder un papel protagónico en el proceso.

"El perfeccionamiento de la nacionalidad, el nuevo hombrepanameño y la nueva Historia"

En el discurso pronunciado en la Universidad de Panamá en conmemoración del 75 Aniversario de la Separación de Panamá de Colombia, el Alfredo Castillero Calvo manifiesta su aversión a considerar la historia como saber libresco e inane, clama por una historia nueva, acorde a las necesidades nacionales y a los momentos históricos que atraviesa el país, proceso en el cual la historia ha de desempeñar un importante papel.

Es este un texto medular en la historiografía panameña, pues el historiador se reconoce como un hombre más, inscrito en la vorágine de la historia, desmitificando la imagen del erudito casi monacal que nos tenía acostumbrado la historiografía tradicional en sus diversas vertientes. La cándida representación del historiador imparcial, que desde su atalaya otea el escenario histórico, sin implicarse en él, se resquebraja, así como aquella en la cual ese mismo historiador define desde su expresión individual la obra histórica. Esta –como el historiador- debe ser analizada en las condiciones de producción del entramado social en que se desenvuelve.

El reto de un nuevo proyecto nacional requiere el fortalecimiento de la memoria histórica, el perfeccionamiento de la nacionalidad y la creación de un nuevo hombre panameño para afrontar con éxito la responsabilidad que conlleva la recuperación del Canal, la reversión y administración de las tierras al proceso de integración nacional. Es aquí en donde la historia juega un rol estelar, no en la evocación nostálgica de lo acontecido, sino como disciplina comprometida con el proyecto de liberación nacional. Un nuevo Panamá requiere “una nueva historia, dominada por la economía de las prioridades de las respuestas perentorias, comprometidas irreductiblemente a un presente que precisa del pasado para crear al hombre del futuro”.1

Una historia acorde a las necesidades concretas del país

De esas muchas historias posibles, que se acumulan lentamente, entrecruzándose, disolviéndose o cristalizando, empujándose unas a otras, para invadir las orillas del presente, envolviéndonos con sus impulsos invisibles y tenaces hacia nuevos horizontes, hemos de “escoger” y descubrir aquella que más nos atañe, aquella que más certeramente encierra la clave a las respuestas que nos urgen, aquella cuyas presencias más intensamente se encarnizan sobre el suelo de lasresponsabilidades que nos toca encarar. Hay en ello, y perdóneseme lo abusivo de la expresión, “un auténtico imperativo de economía epistemológica. Una economía de prioridades, de discriminaciones de los niveles de análisis”.2

Posteriormente, en "El papel del historiador en la sociedad panameña", reitera estas ideas y nos recuerda:

No es la moda, el último grito que lanzan los últimos estilos, sino los requerimientos concretos, angustiosos y perentorios de los pueblos en formación, los que deben dictar la pauta de los problemas a resolver, aceptando o no, según sea el caso, los métodos que se importen, porque en definitiva su eficacia dependerá de cómo se apliquen, sin descartar la posibilidad de crear métodos nuevos, porque también en el método se reconoce la problemática, la ideología que encierra el foco de visión. 3

De métodos, historiadores y fuentes

Concebido como un texto introductorio para estudiantes, en realidad constituye un manifiesto historiográfico de las nuevas concepciones teóricas, epistemológicas y metodológicas que impregnan la historiografía contemporánea en otras latitudes y que marcan el pensamiento historiográfico del autor.

El texto constituye un manifiesto para una nueva historia, para romper lanzas contra la historia de las élites y de las administraciones y adentrarse en otros aspectos como la vida cotidiana y material de los hombres; nos recuerda también que la historia es un discurso del poder de quien domina, mudable y pasajero:

No en vano la historia es la disciplina ideológica por excelencia, y por lo mismo, una vez cambian las circunstan- cias, también cambia nuestra visión del pasado…y la historia, que es la visión que tiene el hombre de sí mismo, es tan cambiante como él y están sujetas como la sociedad humana a mudar de rostro y mostrarse de manera distinta para cada ocasión. Se maquilla, se afeita, se adorna y viste de gala -o se desviste- para coquetear con el gabinete de turno. (De honores, gloria y oropeles si el que manda es la vieja oligarquía, o de harapos y con la piel llena de costras y de piojos si se muestra a los irredentos.4

Nos advierte que el oficio de historiador no es inocuo, sino que cumple una función social de primera importancia en nuestras sociedades y que bajo la apariencia de objetividad y cientificidad de los historiadores subyacen intereses ideológicos irreductibles, porque el verdadero problema de la historia no es tanto el de su carácter científico, sino el de su función social y política.

Se pronuncia contra el fetichismo del documento –sin documento no hay historia- y aboga por la utilización de otras múltiples fuentes que puedan darnos cuenta y esclarecer el pasado de los hombres:

Porque cualquiera que lo piense dos veces reconocerá lo temerario que sería para un historiador, de aquí a un siglo o dos, el que tratara de escribir sobre nosotros basándose, digamos solamente en los periódicos. Por lo menos haría el ridículo. En cambio tendría más posibilidades sí, en lugar de apoyarse sólo en los textos, recogiera la mayor parte de la información posible de la época, desde la música, la actividad política, la jerarquía de valores, nuestros gustos y preferencias, nuestra actitud ante el mundo exterior y la manera en que nos veíamos a nosotros mismos como panameños, la vida material y cotidiana de los distintos sectores sociales, la naturaleza de nuestras diversiones, el medio natural en que nos desenvolvíamos (que habíamos heredado y que transformábamos) y un larguísimo etcétera, que a simple vista, difícilmente podría reconstruirse con textos y sólo sería posible apoyándose en una gran variedad de pruebas por lo general no escritas.5

Asume el planteamiento de L. Febvre, para quién:

La historia se hace, no cabe duda, con documentos escritos, cuando los hay, pero si no existen, se puede, se deben hacer, sin documentos escritos. Por medio de todo cuanto el ingenio del historiador le permita usar para fabricar su miel, a falta de las flores habitualmente. Con palabras, con malas hierbas, con eclipses lunares y colleras. Con investigaciones sobre piedras realizadas por geólogos y con análisis de espadas metálicas realizadas por químicas. En una palabra, con todo lo que siendo propio del hombre depende de él, le sirve, lo expresa, significa su presencia, su actividad, sus gustos y sus modos de ser hombre.6

Asimismo, manifiesta reiteradamente que el historiador debe desconfiar del documento e interpelarlo, dialogar con él, no existe un documento objetivo o inocuo. Las condiciones de producción del documento deben ser analizadas y el documento debe ser desestructurado, evaluado, pues está imbricado en una estructura social e histórica que le confiere significado.

Se muestra partidario del tránsito de la historia-relato a la historia-problema:

Me interesa particularmente mortificar, crear dudas, sugerir preguntas que a su vez plantean nuevas preguntas. Picar las mentes de los muchachos con angustiosas interrogantes sobre su propia identidad como panameño. ¿Quién ha dicho que la escuela es para meter con tirabuzón la enseñanza, y no para estimular el pensamiento, la imaginación y la iniciativa? Dudar es siempre un punto de partida” .7

Mitos, realidades y conciencia histórica: nuevo reto del historiador panameño

Es una constante en el trabajo de Castillero Calvo, la desmitificación de sucesos importantes en la historiografía panameña –la independencia de Panamá de España, la extravagante historia del falso hermano Gonzalo de la madre de Dios del Rosario, por citar algunos- el imperativo de renovación y de profesionalización del oficio del historiador para hacer de él “una ocupación eminentemente científica, objetiva y rigurosa”.8 Prevalece aún una concepción parroquial del oficio, y carencia de una sólida formación, lo que conlleva a un evidente retraso historiográfico con respecto a los desarrollos en otras latitudes.

Es imprescindible, por lo tanto, la modernización de los estudios históricos en el país a todos los niveles, la superación de prejuicios en torno a nuestro pasado y la transformación de la conciencia histórica del panameño, condiciones necesarias para promover:

…un sentido de historicidad, de pertenencia, de contextualidad, más allá de los providencialismos localistas, de las diferencias sociales, culturales e ideológicas”.9

Atribuye las causas de nuestro retraso historiográfico a la historiografía tradicional y al marxismo vulgar –catequísticoque han imposibilitado la modernización de los estudios históricos fundamentados en nuevas tendencias teóricas y metodológicas.

Plantea al Colegio de Historiadores la necesidad de estudiar la formación de la conciencia histórica del panameño y cómo se han estructurado mitos y prejuicios, que se convierten en verdades indudables en la historiografía panameña, pugna por desechar las falsificaciones históricas, el panegírico de los grandes hombres y otras tantas falacias que campean en los estudios históricos en nuestro país. Es tiempo, dice:

que el conocimiento histórico deje ya de ser una mera fabricación intelectual o ideológica sin fundamento metodológico o documental, y su lugar sea ocupado efectivamente por los estudios históricos científicamente elaborados y modernamente tratados 10

En el texto que nos ocupa pasa revista a la evaluación de la historiografía desde el siglo XIX hasta la actualidad, y las nuevas formas de hacer historia.

Un leiv motiv de su producción historiográfica, es el fortalecimiento de la identidad nacional y la conciencia histórica; además, considera que si nuestro país ha estado históricamente ligado a los grandes sucesos globales, no puede entenderse su historia segregándola de la historia universal.

Aboga por la creación de un colegio de historiadores que no sea siervo del poder,

que sea crítico, abierto a todas las tendencias ideológicas y partidistas, y en consecuencia, cada uno de sus miembros realizará sus tareas historiográficas según su propia metodología, enfoque y fuentes. No deberá tolerar que ninguno de sus miembros o grupos de ellos, pretendan imponer arbitrariamente sus criterios, sea por razones coyunturales, políticas o ideológicas; porque el Colegio no es un partido político, ni una secta y debe ser un motor, no un freno, un vivificante manantial de estímulos, no un cementerio de voces anquilosadas, apagadas y temerosas, cegadas por pasiones y veleidades, o por convicciones dogmáticas. Siempre en trance de renovación de ideas, métodos y fuentes testimoniales, ágiles y flexibles en los intercambios de ideas, honestos y generoso al compartir sus descubrimientos, sus vacilaciones y sus hipótesis de trabajo; así percibo y sueño yo a mis compañeros del colegio”.11

En su pensamiento historiográfico se percibe la influencia de la historiografía francesa desde Marc Bloch y Lucien Lebvre hasta la Generación de la Nueva Historia, Michel Vovelle, Georges Duby, Fernand Braudel, sociólogos, filósofos de la ciencia, antropólogos (Clifford Geertz) y un extenso inventario de autores que son connotados especialistas de la teoría y metodología de la historia y otras disciplinas.

Infatigable historiador, Alfredo Castillero Calvo ha roturado el amplio territorio del historiador en todas las direcciones, ha transitado por la historia política, social y económica, las mentalidades, la historia de la alimentación y ha contribuido con valiosos aportes a la historia de la formación social panameña.

Ha sido una constante en su oficio de historiador, la preocupación por el método y la teoría, además de su denodado esfuerzo por la creación de una sólida conciencia histórica y de fortalecimiento de la identidad del panameño con sentido de historicidad, no patriotera. En su pensamiento historiográfico la historia es un elemento que contribuye a la liberación de todo tipo de servidumbre, desde su función desmitificadora y su reclamo de cientificidad.

De su extensa producción historiográfica podemos citar la monumental Sociedad, economía y cultura material (Historia urbana de Panamá la Vieja), Conquista, Evangelización y resistencia, La ciudad imaginada, Cultura alimentaria y globalización, Los metales preciosos y La primera globalización, La historia del enclave panameño frente al Tratado Torrijos- Carter.

Aunque nunca adscribió a la llamada corriente de los Annales, puede percibirse en su pensamiento historiográfico el gran influjo de la historiografía francesa con su rechazo a la historiografía tradicional, la ampliación del territorio del historiador a nuevos problemas y objetos de estudio y la continua reflexión sobre el oficio de historiador y la teoría y epistemología de la historia.

Material suplementario
Referencias
Bloch, Marc, 1992, Introducción a la Historia, FCE, 14ª reimpresión, Madrid.
Castillero Calvo, Alfredo, 1978, “El perfeccionamiento de la nacionalidad, el nuevo hombre panameño y la nueva Historia”, Revista Lotería Nº272- 273, Panamá.
Castillero Calvo, Alfredo, 1978, La historia del enclave panameño frente al Tratado Torrijos-Carter, Panamá.
Castillero Calvo, Alfredo, 1981, “El papel del historiador en la sociedad panameña”, Actas y Ponencias. Instituto Paname-ricano de Geografía e Historia. Reunión Técnica, Caracas.
Castillero Calvo, Alfredo, 1986, “Provincia de Coclé”. Enci-clopedia de la Cultura Panameña para Niños y Jóvenes, vol. 11, num. 13, Suplemento Educativo La Prensa, octubre.
Castillero Calvo, Alfredo,1996, “Mitos, realidades y conciencia histórica: nuevos retos del historiador panameño”, Acto de Fundación del Colegio de Historiadores, Panamá, 30 de no-viembre .
Chatelet, François, 1978, El nacimiento de la Historia. Editorial Siglo XXI, Madrid.
Febvre, Lucien, 1974, Combates por la Historia, Editorial Ariel, Barcelona.
Le Goff, Jacques y Pierre Nora, 1974, Faire de L’histoire, Gallinard, France.
Quirós Saavedra, José Ismael, 1997, Breve introducción a la historiografía panameña, Panamá.
Sánchez Jiménez, José, Para comprender la Historia. Editorial Verbo Divino, Navarra, 1995.
Vilar, Pierre, 1997, La Historia. Reflexiones y recuerdos, Editorial Crítica, Barcelona
Notas
Notas
1 Castillero Calvo, Alfredo, 1978,“El perfeccionamiento de la nacionalidad, el nuevo hombre panameño y la nueva Historia”. Revista Lotería 272- 273, Panamá 1978, p. 26.
2. Castillero Calvo, Alfredo, 1978), "El perfeccionamiento de la nacionalidad, el nuevo hombre panameño y la nueva Historia" Revista Lotería 272- 273, Panamá, 1978, p. 26
3 Castillero Calvo, Alfredo, 1981, "El papel del historiador en la sociedad panameña", Actas y Ponencias. Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Revisión Técnica, Caracas, p. 269.
4 Castillero Calvo, Alfredo, 1986, "Provincia de Coclé". Enciclopedia de la Cultura Panameña para Niños y Jóvenes, Vol. 11, Num. 13, Suplemento Educativo Cultural, La Prensa, octubre 1986, p.4.
5 Ibid., p. 2
6 Fevbre, Lucien. Combates por la Historia, 1974, Editorial Ariel, Barcelona, p. 232
7 Castillero, ob.cit. p. 5
8 Castillero Calvo, Alfredo, "Mitos, realidades y conciencia histórica, nuevos retos del historiador panameño", Acto de fundación del Colegio Panameño de Historiadores, Panamá 30 de noviembre de 1996, p.2.
9 Ibid, p. 4
10 Ibid, p.10
11 Castillero Calvo, Alfredo. "Mitos, realidades y conciencia histórica: nuevos retos del historiador panameño" Acto de Fundación del Colegio de Historiadores. Panamá 30 de noviembre 1996, p. 28
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