Resumen: Las diferencias educativas entre hombres y mujeres tienen un claro reflejo en la elección de los estudios universitarios. Por otra parte, el campo de la educación física, la actividad física y el deporte es un espacio de socialización de género de amplio alcance. En este marco, el objetivo de este trabajo es analizar la presencia de mujeres durante los últimos 25 años en los estudios de la familia de la actividad física, la educación física y el deporte impartidos en Cataluña. Los resultados muestran el progresivo descenso de la presencia femenina en los diferentes estudios relacionados con la educación física, la actividad física y el deporte. Se constata, pues, un proceso de masculinización de esta área de conocimiento. Esta tendencia a la disminución de mujeres en estas áreas contrasta con el aumento de su porcentaje en la práctica del deporte. Esta paradoja pone en evidencia la necesidad de un cambio en dichos estudios, de modo que incorporen la forma de ver y vivir la actividad física, educación física, y el deporte de las chicas.
Palabras clave:génerogénero,elección de estudioselección de estudios,educación física y deporteeducación física y deporte,cienciaciencia.
Abstract: Educational differences between men and women are reflected in their career choices. Likewise, physical education, physical activity and sports offer a broad arena for gender socialization. The aim of this paper is to analyze the presence of women in degree programs related to physical education, physical activity and sport taught in Catalonia during the past 25 years. The results show that there has been a decrease in the presence of women in the aforementioned degrees, confirming a masculinization process in this area of knowledge. The tendency of the diminishing number of women contrasts with the rising percentage of women participating in sports. This paradox calls for a necessary change in these degree programs which would entail including females’ ways of seeing and experiencing physical activity, physical education and sports.
Keywords: gender, career choice, physical education , sport, science.
Apuntes para el siglo XXI
Masculinización en estudios de las ciencias de la actividad física y el deporte
Masculinization in Physical Activity and Sport Sciences Degree Programs
Recepción: 13 Diciembre 2017
Aprobación: 12 Marzo 2018
La presencia de mujeres en el sistema universitario, así como en el sistema deportivo, ha incrementado de forma relevante en las últimas décadas. Actualmente, el número de mujeres estudiantes en las universidades españolas es ligeramente superior a la de los hombres: en el curso 2015-2016, el 54.5% del alumnado matriculado en estudios de grado eran mujeres (Instituto de la Mujer, 2015). Así mismo, los datos de hábitos deportivos de la población española muestran que se ha pasado de un 17% de mujeres que practicaban uno o varios deportes en 1980 a un 42% en 2015 (Martín, Soler, & Vilanova, 2017). Si bien el diferencial de práctica entre mujeres y hombres sigue existiendo, hoy en día hay muchas más mujeres practicando actividad física y deporte que 35 años atrás. Sin embargo, la construcción cultural del género sigue incidiendo en la elección de los estudios universitarios, así como también en el tipo de práctica deportiva y en el desarrollo de la educación física escolar.
En el ámbito académico, los porcentajes de ambos sexos en ciertos ámbitos de conocimiento difieren considerablemente, como en ciencias de la salud (69.3% de mujeres) o en las titulaciones técnicas (25.5% de mujeres), según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2016). Ante estas cifras, las áreas académicas más estudiadas habitualmente desde una perspectiva de género son las ingenierías, las ciencias y las matemáticas, caracterizadas por una menor presencia femenina (Instituto de la Mujer, 2015;Unión Europea, 2013). Como señalan varias investigaciones desde la perspectiva de la teoría del aprendizaje social (Bandura, 1987;Bussey & Bandura, 1999) los estereotipos de género inciden a la hora de escoger los estudios posobligatorios y universitarios (Lent, 2012;López-Sáez, 1995;López-Sáez, Puertas, & Sainz, 2011; Sáinz, 2007).
En el sistema deportivo, por otra parte, también son varios los indicadores que reflejan diferentes formas de ver y vivir el deporte entre la mayoría de mujeres y hombres desde un punto de vista cualitativo. En la práctica e interés hacia la actividad física y el deporte, los estereotipos tradicionales de masculinidad y feminidad, a pesar de los cambios que se han experimentado en los últimos años, siguen muy presentes (Martín et al., 2017). La relación con la competición deportiva es donde se constatan más diferencias, de modo que la práctica deportiva competitiva es mucho mayor entre los hombres que hacen deporte (un 25%) que entre las mujeres deportistas (un 10%). El tipo de prácticas, así como los motivos para practicar deporte en España, también reflejan diferentes intereses y gustos a la hora de escoger deporte. Se constata así que, a medida que las mujeres han ido accediendo a la práctica deportiva, lo han hecho mediante una práctica mucho más asociada al ocio, la estética o a la salud que a las actividades de competición (Puig & Soler, 2004). Su incorporación al sistema deportivo, pues, así como el proceso de individualización del género (Puig, 2000), ha hecho posible la emergencia de otros modos de hacer y entender el deporte y la actividad física, siendo mucho más diversificado.
En síntesis, se constata la ambivalencia y la complejidad existente en el sistema deportivo desde la perspectiva de género, ya que por una parte se observa como se ha transformado y da cabida a un mayor número de colectivos, pero por otra se mantiene como un espacio de reproducción de los modelos y las relaciones tradicionales de género.
En el ámbito educativo, el nivel de coeducación desarrollado en edad escolar, como apuntan Alloza, Anghel y De la Rica (2011), se considera especialmente relevante para entender las posibles diferencias existentes en la elección de los estudios universitarios. En este sentido, la educación física escolar y las experiencias del alumnado tienen especial relevancia para comprender la elección de los estudios de la familia de la actividad física (Macdonald, Kirk, & Braiuka, 1999).
No obstante, se ha constatado como la educación física, a pesar de los cambios legales, es un área en que la construcción social del género es mantenida y perpetuada (Blández, Fernández, & Sierra, 2007;Fernández et al., 2010; Flintoff & Scraton, 2001;Scraton, 1995;Vázquez & Álvarez, 1990;Vázquez, Fernández, & Ferro, 2000). La instauración de la educación física mixta, con la Ley General de Educación de 1970, parecía que debía resolver la diferenciación y la reproducción de los modelos tradicionales de género. Sin embargo, la educación física mixta, desarrollada bajo un orden de género androcéntrico en que el modelo masculino se consideraba superior y más valioso que el femenino, y que supuso la inhibición de las cualidades físicas y las actividades más características de las mujeres (García Bonafé & Asins, 1995;Subirats & Tomé, 2007). Vertinsky (1992, p. 378) destacaba que la escolarización mixta era ‘simplemente una invitación para las chicas a participar en la educación física de los chicos’.
Así mismo, la importancia del cuerpo en nuestra área, así como la repercusión social del deporte, también la convierten en un espacio idóneo para promover el cambio de los modelos y relaciones tradicionales de género (Chepyator-Thomson & Ennis, 1997;Soler, 2009).
Ante este ambivalente y complejo contexto en la educación física, en el sistema deportivo, y en la formación posobligatoria, resulta relevante conocer como incide el género en la elección de los estudios en el ámbito de la educación física, la actividad física y el deporte.
Los estudios universitarios en el ámbito de la educación física, la actividad física y el deporte han cambiado de denominación y planes de estudio en varias ocasiones desde su reconocimiento como campo académico universitario en España en 1981 (Real decreto 790/1981, de 24 de abril, sobre Institutos Nacionales de Educación Física y las enseñanzas que imparten; BOE núm. 180, de 6.5.1981)(Martínez Álvarez, 2000).
En su primera etapa, los estudios se denominaron ‘Licenciatura en Educación Física’, con una duración de 5 años y orientada especialmente a la formación como profesor o profesora de educación física en los institutos de educación secundaria. En 1997, el título pasó a la denominación de ‘Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte’ (CAFD), con una duración de 4 años en la mayoría de comunidades autónomas, en la que se diversificó la formación (al ámbito educativo, al rendimiento deportivo, a la gestión deportiva, a la actividad física para la salud, o a la recreación).
Paralelamente a la evolución de la licenciatura, a partir de 1992, se inició la Diplomatura en Magisterio de Educación Física (MEF), con una duración de 3 años, orientada a la formación de docentes especialistas de educación física en educación primaria (Real decreto 1440/1991, de 30 de agosto; BOE núm. 244, de 11 de octubre de 1991).
Por otra parte, en la etapa de formación posobligatoria no universitaria, a partir de 1999, se inició la impartición del Ciclo Formativo de Grado Medio en ‘Conducción de actividades físico-deportivas en el medio natural’ (CFGM) (Decreto 118/1999, de 19 de abril) y del Ciclo Formativo de Grado Superior en ‘Animación de actividades físico-deportivas’ (CFGS) (Decreto 40/1999, de 23 de febrero).
En este marco de formación universitaria y no universitaria, la incorporación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) en 2009, supuso una nueva transformación de la estructura y tipología de los estudios universitarios (Silva, Soler, Costes, & Lavega, 2013). Además de la modificación de los planes de estudio de los títulos universitarios, se modificaron las vías de acceso a la universidad, de modo que el alumnado del CFGS en ‘Animación de actividades físico-deportivas’ puede tener acceso al grado universitario de CAFD sin limitación de plazas, a diferencia de como sucedía previamente. Además, se establece que para
ejercer de profesor o profesora de Educación Física es necesario realizar el Máster en Formación de Profesorado de Educación Secundaria (Especialista en Educación Física). También, la incorporación al EEES supuso que los estudios de Magisterio pasaran a ser de 3 a 4 años y se unificaran las especialidades, concentrándolas en itinerarios del grado.
Por otra parte, una de las características específicas de los estudios denominados CAFD es que, desde sus inicios, se ha establecido como requisito para el acceso a los estudios la superación de unas Pruebas de Aptitud Personal (PAP) (si bien en Andalucía y en la U. de Valencia, entre otras, actualmente ya no realizan dichas pruebas y es una cuestión en proceso de revisión en muchos centros). Estas consisten en una serie de test físicos para la valoración de las capacidades físicas básicas y/o habilidades motrices. Estos test pueden variar de un centro a otro y se han ido modificando a lo largo de los años.
En lo que se refiere el número de centros y de plazas que se ofertan para realizar los estudios de CAFD en Cataluña, desde la formación del INEF de Barcelona en 1975 y del INEF de Lleida en 1982, progresivamente se han ido creando más centros universitarios de titularidad privada que imparten estos estudios. Este crecimiento implica que desde el curso 2013-2014 hay 7 centros que ofrecen dichos estudios, ofertando un total de 770 plazas anuales.
En este marco, el objetivo de esta investigación fue analizar la presencia de las mujeres en los estudios de la familia de la actividad física, la educación física y el deporte de forma descriptiva y longitudinal, considerando los cambios acaecidos en la formación en este campo y en el sistema deportivo a lo largo de los últimos 25 años.
Mediante un análisis secundario de datos se realizó, en primer lugar, un estudio descriptivo longitudinal de la evolución del número de solicitudes de hombres y mujeres para cursar la titulación de CAFD desde 1989 hasta la actualidad del INEF de Cataluña (Barcelona y Lleida), de carácter público y con más tradición de Cataluña. El análisis longitudinal se considera de especial utilidad para comprender el desarrollo histórico de los fenómenos y los procesos de cambio (Quivy & Campenhoudt, 2007).
En segundo lugar, y por su relevancia en esta área de conocimiento, se efectuó un análisis de la incidencia de las Pruebas de Aptitud Física (PAP) en el acceso de chicas y chicos a los estudios de CAFD.
A continuación, a partir de la información facilitada por el Departamento de Enseñanza de la Generalidad de Cataluña y los datos disponibles en el Observatorio Catalán del Deporte (2016), se realizó una descripción analítica sobre los datos de matriculación desde 1999 hasta 2016 en el conjunto de estudios de la familia de la actividad física, la educación física y el deporte: el CFGM de Conducción de actividades en el medio natural, el CFGS de Animación de actividades físicas y deportivas, el Magisterio de Educación Física (MEF) y la Licenciatura o Grado en CAFD. En cuanto al número estudiantes que han terminado los estudios, se consultó el estudio de Viñas y Pérez (2014). También, se analizó el número de tesis leídas entre el 1989 y 2014 a partir de los datos de los diferentes programas de doctorado relacionados con la actividad física, educación física y deporte de las diferentes universidades catalanas, así como de la base de datos de Tesis Doctorales en Red (TDR).
El análisis de los datos de solicitud de ingreso en los últimos 25 años en el INEF de Cataluña (INEFC Barcelona e INEFC Lleida) permitió observar con perspectiva histórica la evolución del interés de hombres y mujeres hacia estos estudios universitarios.
En la figura 1 se observa, en primer lugar, que tradicionalmente las CAFD han sido más solicitadas por los chicos que por las chicas, especialmente a partir del año olímpico de 1992, cuando se amplió el número de plazas disponibles y las solicitudes masculinas incrementaron un 40.4%, mientras que las solicitudes femeninas solo aumentaron un 29.2%, respecto al año anterior. A partir de ese momento, los datos revelan una evolución diferenciada entre el interés de los hombres y el de las mujeres. Por un lado, el interés de las mujeres desciende lenta y progresivamente a lo largo de los últimos 15 años, y por el otro, el interés de los hombres oscila de unos cursos a otros.
Los datos de la figura 1 muestran que hasta el curso 1997-1998 hubo una fase de incremento del número de mujeres interesadas por los estudios, alcanzando en ese curso las 332 aspirantes (el mayor número de mujeres aspirantes en todo el período). Sin embargo, a partir de ese momento se inicia un período de descenso hasta llegar a 158 aspirantes del año 2014.
Esta visión prolongada nos lleva a constatar que en los últimos 15 años se produce un descenso de prácticamente un 54% de mujeres que solicitan realizar CAFD, llegando a la cifra más baja en toda su historia en el curso 2013-2014. Por otra parte, si contrastamos los datos con la evolución de los estudios, se observa que el descenso se inicia a partir del curso 1998-1999, justo el año en que los estudios cambian su denominación y pasan de llamarse Licenciatura en Educación Física a Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Con la nueva denominación, el ámbito educativo, tradicionalmente feminizado (Pérez-Enguita, 2006;Rovira & Tomé, 1993), ha quedado eclipsado, de modo que, si bien la salida profesional como docente en educación física en educación secundaria permanece, esta puede pasar desapercibida por aquellas chicas que sí que les interesaría esta opción. Aun así, no es posible establecer que el cambio de nombre sea el elemento determinante en el descenso progresivo del interés de las chicas por estos estudios.
Otros cambios acaecidos a lo largo de todo este período han sido: la reducción del número de pruebas físicas en las PAP (como se describe más adelante), las oscilaciones en la nota de acceso, el incremento de la oferta de plazas en los centros privados, las modificaciones de las vías de acceso, o la posibilidad de acceder a los estudios desde diversas áreas de conocimiento.
Por otra parte, en contraste con el descenso del interés de las chicas, se observa como la curva de solicitudes masculinas se mantiene e incluso asciende, con varias oscilaciones. Así, en 2006-2007 las solicitudes masculinas descienden a unos valores similares a los de 15 años atrás, pero en el curso 2008-2009 incrementan, de modo que en 2010-2011 prácticamente se llegan a doblar las solicitudes masculinas del año 2007. Este incremento, en este caso, coincide con los cambios en el sistema universitario establecidos en el marco del EEES, momento en el que el acceso por la vía de ciclos formativos (claramente masculinizados como se ve posteriormente), deja de tener numerus clausus. Este aumento de solicitudes supone también un incremento de la nota de acceso.
En términos relativos, las mujeres han pasado de representar un 39.47% del total de aspirantes en 1989 a un 20.15% en el 2014. Para poder analizar la presencia de hombres y mujeres en estos estudios es necesario también analizar el papel que juegan las PAP así como la nota de acceso, tal y como se describe a continuación.
La revisión del porcentaje de hombres aptos y mujeres aptas a lo largo de los años en el INEFC permitió observar que estas pruebas ‘filtran’ por igual a unos y a otras, de modo que no resultan más difíciles para un colectivo que para otro. En este sentido, en el INEFC, la media de hombres aptos es de 59.4% y la de las mujeres de 60.4%. El estudio pormenorizado curso a curso refleja que a lo largo de los años se mantiene este equilibrio con leves diferenciales que no superan en ningún caso el 5%, excepto en los cursos 1993-1994 y 1994-1995. En 1993 solo fueron aptas el 20% de las chicas, en contraste con el 46.2% de los chicos. Este bajo porcentaje fue detectado por el centro, el cual tomó medidas modificando los baremos femeninos para el curso siguiente. Ese cambio conllevó un 61% de chicas aptas, mientras que el porcentaje de chicos se mantenía (46.3%). A partir de ese curso, y a pesar de las modificaciones en el número de test que se han ido produciendo, así como en los baremos, el porcentaje de unos y otras se mantiene equilibrado.
En el resto de centros de Cataluña que tenían los cuatro cursos de grado activos en el momento de la investigación y que han facilitado los datos, se observa este equilibrio en el porcentaje de hombres y mujeres que superan las PAP.
Una vez superadas las PAP, es la nota de acceso la que establece quién puede matricularse en los estudios finalmente. En relación con este aspecto, según datos obtenidos en la Oficina de Acceso a la Universidad de Cataluña, entre 2002 y 2012 la nota media de las chicas para acceder a los estudios de CAFD de Cataluña es superior a la de los chicos en 7 de los 10 cursos analizados.
En este apartado se analizó el número de hombres y mujeres que se matriculan en CAFD y en el resto de estudios posobligatorios de la familia.
En la figura 2 se presenta la evolución de las matrículas de hombres y mujeres en los estudios de CAFD en Cataluña en términos absolutos (en los cuatro cursos), y también el porcentaje que representan las matrículas femeninas respecto al total. En este gráfico se observa que la apertura de nuevos centros privados y el consecuente incremento de plazas disponibles a partir del curso 2001-2002 (URL y U. Vic), y del curso 2009-2010 (EUSES – Girona), supone un incremento del número de hombres matriculados. Por otra parte, a pesar del progresivo descenso del número de chicas interesadas en realizar los estudios, el número de mujeres matriculadas en CAFD ha experimentado un ligero incremento hasta el curso 2007-2008, a partir de cuyo curso se inicia un descenso.
Se constata, pues, que si bien el número de mujeres que realizan los estudios –en términos absolutos– se mantiene, en términos relativos su porcentaje se reduce gradualmente, con un descenso progresivo de 22 puntos, puesto que se ha pasado del 39.3% en el curso 2000-2001 al 17.3% en el curso 2014-2015.
Si estos mismos datos se segregan por el tipo de centro universitario, público o privado (figura 3), se puede constatar como las diferencias de género son mucho más notables en los centros privados, y el descenso se produce mucho más rápido y sin oscilaciones.
La evolución de los datos en los centros privados sigue un ritmo de descenso más acentuado que en los públicos. Así, las chicas en los centros privados representan el 29.7% en el 2000-2001 (año en el que se abren dos universidades privadas), pasando por el 18.4% en el 2009-2010 (año de apertura del tercer centro privado) hasta llegar al 14.3% del curso 2013-2014. Así pues, el menor número de chicas interesadas en cursar CAFD se refleja, sobre todo, en su menor presencia en los centros privados.
Como consecuencia del número total de matrículas, el porcentaje de mujeres que obtienen el título también muestra una tendencia al descenso desde que existen los estudios en Cataluña. Mientras que el número chicos titulados se incrementa a partir del 2003; el número de chicas en ningún caso es superior a 150 tituladas por año. Este hecho conlleva a que, finalmente, el número de hombres y mujeres que se incorporan al mercado laboral sea también desigual.
Por otra parte, el análisis de matriculación en los estudios de MEF permite observar que, en los estudios de Magisterio, la especialidad de Educación Física, con más de un 50% de chicos, es la que cuenta con un porcentaje más reducido de chicas (figura 4) respecto a las otras especialidades que muestran una mayor presencia femenina.
En los estudios posobligatorios no universitarios de CFGM y CFGS de la familia de la actividad física y el deporte en Cataluña, se observa que el número de matrículas masculinas aumenta progresivamente mientras que las de las mujeres se mantienen estables o aumentan muy levemente (figuras 5y 6). Se puede observar que dicho aumento se produce con la apertura de nuevos centros que imparten dichos estudios: a partir del curso 2004-2005 en el caso de CFGM, y a partir del curso 2007-2008, en el caso de CFGS.
En los estudios posobligatorios no universitarios de CFGM y CFGS de la familia de la actividad física y el deporte en Cataluña, se observa que el número de matrículas masculinas aumenta progresivamente mientras que las de las mujeres se mantienen estables o aumentan muy levemente (figuras 5y 6). Se puede observar que dicho aumento se produce con la apertura de nuevos centros que imparten dichos estudios: a partir del curso
2004-2005 en el caso de CFGM, y a partir del curso 2007-2008, en el caso de CFGS.
De igual modo que en los estudios universitarios de CAFD, este incremento de hombres matriculados implica que el porcentaje de mujeres se vaya reduciendo al mismo tiempo que aumentan las matrículas masculinas. Esta curva descendente, con ligeras oscilaciones, se observa en el CFGS, que pasa del 34% en el curso 1999-2000 a un 16% en el curso 2012-2013, reduciéndose a la mitad la presencia de alumnas debido a un descenso de 18 puntos. Y también se repite de forma similar en los estudios de CFGM, que pasa de un máximo del 33.9% en el curso 2000-2001 a un mínimo del 15.9% en el curso 2011-2012, debido a un descenso de 17 puntos.
En conjunto, analizando el porcentaje de mujeres matriculadas en los diversos estudios, tal y como se recoge en la figura 7, es posible comparar qué estudios de la familia cuentan con más o menos presencia de mujeres, así como su evolución. En primer lugar, se observa que desde el primer curso analizado (1999-2000), la presencia de las estudiantes se ha ido reduciendo progresivamente en todos los estudios de la familia de la actividad física, la educación física y el deporte.
Las estudiantes del grado universitario de CAFD pasan de representar un 39.3% de las matrículas en el curso 2000-2001, a tan solo un 17.3% en el curso 2014-2015, observándose una clara tendencia a la masculinización de los estudios.
Por otra parte, se puede observar como MEF ha sido la titulación con un porcentaje de mujeres más elevado y estable, con una media del 44.4% a lo largo de los 12 años estudiados en relación con este título. No obstante, tal y como ya se ha descrito, se observa que MEF es la especialidad que cuenta con un porcentaje más reducido de chicas respecto a las otras especialidades, donde hay una mayor presencia femenina, tal y como recogen varios estudios (Pérez-Enguita, 2006).
Se constata, así, que la marca del género masculino en el ámbito de la educación física, incluso en uno de los contextos más feminizados del ámbito universitario como es el del magisterio, sigue aún muy presente.
En conjunto, en los niveles educativos inferiores, la presencia de mujeres es aún menor que en el resto. Así, se observa que en los estudios universitarios de CAFD las mujeres representan una media de un 28.5% a lo largo de todos los cursos, en los estudios de CFGS del 26.8%, y en el caso del CFGM, el porcentaje de mujeres solo representa un 24.1% del total de alumnado matriculado.
En cuanto a los estudios de doctorado, se observa como el número de mujeres que han obtenido el título de doctora en los programas de doctorado relacionados con la actividad física, educación y deporte (tabla 1), en los 25 años analizados, es de un 33.5% de media. Sin embargo, el análisis longitudinal indica dos periodos. El primero, desde 1989 hasta el 2004, el porcentaje de mujeres que leyeron su tesis fue del 20.3%. En el segundo periodo, del 2005 hasta el 2014, el porcentaje de doctoras alcanza el 40.2%.
En este sentido, se observa que, cuanto mayor es el nivel de formación académica, mayor es la presencia femenina, si bien sigue siendo reducida.
Esta investigación analizó la presencia de las mujeres en los estudios de la familia de la actividad física, la educación física y el deporte de forma descriptiva y longitudinal, considerando los cambios acaecidos en la formación en este campo y en el sistema deportivo a lo largo de los últimos 25 años.
Los datos de las matrículas en los diferentes estudios relacionados con la actividad física, la educación física y el deporte analizados desde una perspectiva longitudinal en Cataluña muestran una progresiva masculinización de los mismos. Los resultados de este estudio confirman pues que los datos parciales apuntados por Mendizábal (2011) para el conjunto de España y para Porto (2009) en Galicia, no son anecdóticos o fruto de una situación coyuntural.
En los últimos 25 años se han producido múltiples cambios en el sistema educativo, universitario y deportivo: la consolidación de la educación física mixta; el aumento de la práctica deportiva femenina; la extensión de la formación en los estudios de la familia de la actividad física y el deporte; y, el aumento de la presencia de las mujeres en los estudios universitarios. Sin embargo, estos cambios no han llevado a una mayor presencia femenina en los estudios del campo de las ciencias de la actividad física y el deporte, sino más bien lo contrario, se ha producido un retroceso. Un retroceso que ha llevado a registrar, en pleno siglo xxi, los peores datos de toda la historia.
Ante este proceso, parece que existe un ‘efecto rebote’ (Pfister, 2010), entendido como una respuesta inversa a las políticas e ideologías de género, pues, a pesar de los esfuerzos institucionales y los movimientos feministas, el sesgo y la desigualdad de género en los estudios vinculados a la educación física y a las ciencias de la actividad física y el deporte, en lugar de reducirse, aumentan.
Los resultados de este trabajo contrastan, sin duda, con los datos de hábitos deportivos de la población española. El nivel de práctica de actividades físico-deportivas entre las mujeres ha aumentado (Martín et al., 2017) y estas se han incorporado de pleno a la práctica deportiva (García Bonafé, 2001). Desde 1980, hay más mujeres que hacen deporte y actividad física, y el sistema deportivo se ha transformado en múltiples actividades y formatos (García Ferrando, Puig, Lagardera, Llopis, & Vilanova, 2017). No obstante, paradójicamente, en los estudios de la familia de la actividad física y el deporte este cambio en el sistema deportivo no se ha reflejado.
El descenso del porcentaje de mujeres que solicitan el ingreso al grado de CAFD y de las que finalmente ingresan, en contraste con la mayor participación de las mujeres en la práctica deportiva, conlleva el cuestionamiento del carácter androcéntrico de los estudios. Según parece, el campo académico de las CAFD se aleja, cada vez más, del modo de ver y vivir la actividad física, la educación física y el deporte por parte de las mujeres. Bajo la interpretación de la teoría del aprendizaje social (Bandura, 1987;Bussey & Bandura, 1999), la posible tipificación sexual de esta área de conocimiento en base a las creencias sociales interfiere en la creación del interés de las chicas hacia los estudios académicos descritos. Y este aspecto puede implicar que el proceso de masculinización se incremente aún más, ya que como apuntan Brown y Evans (2004), los valores y actitudes imperantes en la educación física se transmiten de una generación a otra de las y los profesionales del ámbito.
Ante esta situación se considera especialmente necesario formar con perspectiva de género al futuro personal docente de educación física y profesionales del ámbito incorporando esta cuestión en el currículum académico de todos los estudios, en los que su presencia es prácticamente anecdótica o totalmente ausente a pesar de las normativas al respecto (Serra et al., 2016;Verge & Cabruja, 2017).
La disminución paulatina del interés y de la presencia femenina en los estudios de la familia de la educación física, la actividad física, y el deporte refleja una problemática estructural y cultural desde una perspectiva de género en la definición y caracterización de los estudios vinculados a las CAFD que se agrava año tras año. Por consiguiente, mientras un amplio sector académico y profesional cree que la igualdad ya se ha alcanzado, debido a lo que Valcárcel (2008) denomina el ‘espejismo de la igualdad’, los datos nos revelan una dura realidad: en lugar de avanzar, se ha retrocedido. Así pues, en los estudios de CAFD, la igualdad teórica no ha conllevado, aún, la igualdad real, más bien al contrario. Y con ello, el campo de formación de las CAFD se va construyendo, cada vez más, como un campo masculino.
Como señalan Rietti y Maffía (2005), el problema es mucho más complejo que incorporar mujeres a esta área de conocimiento, puesto que se trata de repensar la propia configuración del campo de conocimiento e incorporar aquellos valores propios de la cultura femenina. Los datos que se incluyen en este artículo deberían romper este espejismo e impulsar un cambio, no de las mujeres, sino del conjunto de los estudios de la familia de la actividad física, la educación física y el deporte.
Las autorías no han comunicado ningún conflicto de intereses