Resumen: El objetivo de este trabajo fue estudiar las demandas cinemáticas impuestas a los jugadores comodines y regulares, además de comparar la demanda impuesta a los comodines en diferentes juegos de posición (JP; 4v4+3, 5v5+3, 7v7+3 y 8v8+3). La demanda cinemática fue monitorizada a través de dispositivos GPS de 10 Hz. En el estudio participaron 25 jugadores de fútbol (20.5 ± 1.8 años, 178.4 ± 6.6 cm, 69.7 ± 6.1 kg) pertenecientes al equipo filial de un club de 1ª división española durante la temporada 2015-2016. Las variables analizadas fueron: distancia recorrida por minuto (m · min–1), distancia recorrida a alta velocidad (>19.8 km · h–1, m · min–1), distancia recorrida en esprint (>25.2 km · h–1, m · min–1), el número de aceleraciones de alta intensidad (>3 m · s2, n · min–1), el número de deceleraciones de alta intensidad (<–3 m · s2, n · min–1), la potencia metabólica media (PM, W · kg–1) y la distancia recorrida a alta potencia metabólica (DAPM, >25.5 W · kg–1; m · min–1). Los jugadores comodines durante los JP estudiados experimentaron unas demandas con diferencias desde posibles hasta casi ciertas respecto a los jugadores regulares en todos los JP estudiados (.: –0.18 ± 0.27 a –2.49 ± 0.37). Los resultados de este estudio indican que la selección de jugadores para el rol de comodín debe realizarse de forma rigurosa, ya que se reducen las demandas respecto al jugador regular, y se modifican en función del JP realizado.
Palabras clave: fútbol, juegos reducidos, GPS, control de carga, monitorización.
Preparación física
Jugadores comodines durante diferentes juegos de posición
Recepción: 25 Octubre 2017
Aprobación: 25 Enero 2018
El objetivo del entrenamiento es provocar adaptaciones positivas en el jugador/equipo que se manifiesten durante la competición. Para favorecer esta transferencia parece interesante que las situaciones de entrenamiento planteadas sean específicas (Reilly, Morris, & Whyte, 2009) y representativas (Chow et al., 2006) de la competición. En este sentido, la utilización de situaciones de entrenamiento en formato jugado es una práctica cada vez más frecuente (O’Connor, Larkin, & Williams, 2017), donde el jugador debe resolver problemas similares a los que emergen durante la competición. Estas tareas representativas mantienen el acoplamiento percepción-acción (Chow et al., 2006), donde el jugador/equipo debe ajustarse a cada situación mejorando la adaptabilidad funcional (Davids, Button, Araújo, Renshaw, & Hristovski, 2006). Estas situaciones de entrenamiento inciden en diferentes factores de rendimiento y en sus interacciones al mismo tiempo, tratando de favorecer la transferencia de adaptaciones/mejoras a la competición en base a los elementos comunes con la competición (Parlebas, 2008), y optimizando por tanto el tiempo de entrenamiento.
Las respuestas de los jugadores/equipos durante la realización de situaciones de juegos reducidos (JR) en el entrenamiento han sido ampliamente estudiadas en los últimos años (Hill-Haas, Dawson, Impellizzeri, & Coutts, 2011). Muchos de estos JR son practicados con el objetivo de mantener la posesión del balón por parte del equipo, y dentro de ellos, se encuentran los juegos de posición (JP), que se caracterizan además porque los jugadores presentan zonas de actuación preferente de acuerdo con su posición en la competición, donde se busca adecuar el espacio de juego al contexto habitual del jugador en competición, pero sin que existan reglas que limiten la exploración espacial de los jugadores durante las tareas.
Para favorecer el mantenimiento/la conservación del balón, la utilización de jugadores comodines es una práctica habitual en el entrenamiento, generando superioridad numérica del equipo en posesión del balón (Hill-Haas, Coutts, Dawson, & Rowsell, 2010). Por tanto, los jugadores comodines únicamente experimentan el rol ofensivo, en posesión del balón, existiendo una desigualdad numérica entre el equipo en posesión del balón y el equipo sin posesión de este. Estos jugadores comodines pueden incluirse dentro o fuera del espacio (interiores o exteriores) y con reglas modificadas en algunos casos, como el número de contactos por posesión individual permitido (Sánchez-Sánchez et al., 2017).
La carga impuesta a los jugadores regulares cuando realizan JR con diferente número y distribución de comodines se ha estudiado en diferentes trabajos (Mallo y Navarro, 2008; Sánchez-Sánchez et al., 2017). Mallo y Navarro (2008) encontraron que la introducción de comodines en tareas de 3 versus 3 donde el objetivo fue mantener la posesión de balón reduce significativamente el número de contactos con este y el % de error en los pases, sin modificar la respuesta de la frecuencia cardiaca ni la actividad locomotora realizada por los deportistas. Por otra parte, Sánchez-Sánchez et al. (2017) encontraron que la introducción de comodines interiores y exteriores reduce la percepción de esfuerzo, la respuesta de la frecuencia cardiaca y el número de regates respecto a la situación control sin presencia de comodines.
Sin embargo, la comparación de la demanda impuesta a los jugadores regulares y comodines ha sido investigada en escasos trabajos (Hill-Haas et al., 2010; Lacome, Simpson, Cholley, Lambert, & Buchheit, 2017). Por un lado, Hill-Haas et al. (2010) encontraron que los jugadores comodines recorrían más distancia que sus compañeros no comodines. Lacome et al. (2017) por el contrario, encontraron en jugadores senior profesionales como los jugadores comodines recorren menos distancia a alta velocidad y con menor carga mecánica respecto a los jugadores regulares. Los autores encuentran como la reducción de actividad de los jugadores comodines respecto a los jugadores regulares es menor en los JR donde el objetivo es mantener la posesión del balón respecto a los JR donde el objetivo es marcar goles (Lacome et al., 2017). Además, las diferencias en la demanda cinemática entre jugadores regulares y comodines en JP no son claras en los JP grandes y son reducidas en los JP pequeños. Cabe destacar que en ambos trabajos el número de comodines introducidos en la tarea ha sido únicamente de un jugador, sin estudiar el efecto de introducir un mayor número de jugadores comodines en la tarea. Nuestra hipótesis es que la introducción de un número de jugadores comodines puede presentar diferentes efectos en función del número de jugadores que participan en la tarea. Por tanto, el propósito de este trabajo fue comparar la demanda impuesta a los jugadores comodines respecto a los jugadores regulares, además de comparar la demanda impuesta a los jugadores comodines en JP con diferente número de jugadores.
Los datos cinemáticos de los jugadores durante los JP fueron recopilados a lo largo de la temporada 20152016, analizando los JP realizados en 21 sesiones de entrenamiento. Las demandas se expresaron en relación con el minuto de práctica (m · min–1 o n · min–1) o haciendo referencia al valor medio en el caso de la potencia metabólica (PM), comparando las demandas impuestas a los jugadores regulares y comodines en diferentes JP, y a estos últimos en diferentes JP. Los JP estudiados presentaron diferencias en la duración de la repetición, en las dimensiones del espacio de juego y en el número de jugadores regulares participantes. Todos los JP estudiados fueron practicados con 3 jugadores comodines.
En los diferentes formatos de JP participaron 25 jugadores de fútbol (20.5 ± 1.8 años, 178.4 ± 6.6 cm, 69.7 ± 6.1 kg) pertenecientes al equipo filial de un club de la 1ª división española, durante la temporada 2015-2016. Los jugadores se agruparon de acuerdo con su posición de juego habitual durante la competición: centrales (DC: . = 4), laterales (DL: . = 6), pivotes (PIV: . = 3), interiores (INT: . = 5) y delanteros (DEL: . = 7). Los microciclos o semanas de entrenamiento se estructuraron habitualmente en: sesión +1: recuperación de la carga en los jugadores que compitieron durante más de 60 minutos y sesión de compensación en los que disputaron menos de 60 minutos; sesión –4: orientando el entrenamiento a la fuerza; sesión –3: entrenamiento orientado hacia el desarrollo/mantenimiento de la resistencia; sesión –2: con una orientación de la carga hacia lo coordinativo-cognitivo con implicación de aspectos tecnicotácticos; y sesión –1: sesión con tareas de carácter preparatorio para la competición de perfil táctico con baja carga condicional y acciones a balón parado. Los datos utilizados en este trabajo surgieron de la monitorización diaria del jugador durante la temporada. Por lo tanto, no se requirió autorización del comité de ética (Lacome et al., 2017). El estudio se ajustó sin embargo a las recomendaciones de la Declaración de Helsinki.
Las demandas físicas de los jugadores fueron monitorizadas durante cada entrenamiento, utilizando dispositivos Global Positioning System (GPS) portátiles con una frecuencia de muestreo de 10 Hz, integrando otros sensores como un acelerómetro tridimensional de 100 Hz, un giroscopio tridimensional y una brújula digital tridimensional. El dispositivo portátil (Viper Pod, 50 g, 88 × 33 mm, Statsports Viper, Irlanda del Norte), ha sido utilizado en estudios anteriores (Bowen, Gross, Gimpel, & Li, 2016; Fox, Patterson, & Waldron, 2017). La precisión de estos dispositivos ha sido estudiada recientemente, con errores del 2.53 ± 6.03% en la estimación de la distancia recorrida, mejorando la precisión (%) a medida que aumenta la distancia recorrida y disminuye la velocidad del desplazamiento (Beato, Bartolini, Ghia, & Zamparo, 2016). Para evitar el error interdispositivo, cada jugador llevó el mismo dispositivo GPS durante el periodo de tiempo estudiado (Buchheit, et al., 2014; Castellano, Casamichana, Calleja-González, San Román, & Ostojic, 2011). El modelo de GPS utilizado en este estudio fue ubicado en un chaleco diseñado específicamente, dentro de un bolsillo situado en el centro de la parte superior de la espalda, justo por encima de los omóplatos. Después de finalizar cada sesión de entrenamiento, los datos fueron extraídos a través del software específico (Viper, Statsports, Irlanda, Versión 1.2). Las variables registradas fueron la distancia recorrida por minuto (DC, m· min–1); la distancia recorrida a alta velocidad (DAV, >19.8 km · h–1, m · min–1); la distancia recorrida en sprint (> 25.2 km · h–1, m · min–1); el número de aceleraciones de alta intensidad (>3 m · s2, n · min–1); el número de deceleraciones de alta intensidad (<–3 m · s2, n · min–1); la potencia metabólica media (PM, W · kg–1), y la distancia recorrida a alta potencia metabólica (DAPM, >25.5 W · kg–1; m · min–1). La PM es la energía gastada por el jugador por segundo por kg basado en correr sobre hierba (la unidad es W · kg–1), y fue obtenida utilizando los cálculos energéticos detallados previamente (Di Prampero et al., 2005; Osgnach, Poser, Bernardini, Rinaldo, & Di Prampero, 2010). La DAPM representa la distancia recorrida (m) por un jugador cuando su potencia metabólica (consumo de energía por kilogramo por segundo) es superior al valor de 25.5 W · kg–1.
Sólo se estudiaron los JP más utilizados durante la temporada: (1) 4v4+3 comodines, dimensiones: 13 × 17 m, superficie por jugador: 20.1 m2; (2) 5v5 + 3 comodines, dimensiones: 25 × 20 m, superficie por jugador: 38.5 m2; (3) 7v7+3 comodines, dimensiones: 29 × 36 m, superficie por jugador: 61.4 m2; (4) 8v8+3 comodines, dimensiones: 40 × 35 m, superficie por jugador: 73.7 m2 (fig.1).
El número de registros en cada JP para los jugadores regulares y comodines se muestra en la tabla 1. Los JP se realizaron en una superficie de césped natural. Durante los JP, se intentó maximizar el tiempo de juego efectivo a través del reemplazamiento rápido del balón una vez que esté salía fuera de los límites del terreno de juego (Casamichana & Castellano, 2010). En el análisis de los JP se excluyeron las pausas entre repeticiones. Las duraciones de los JP fueron de 02:45 ± 00:36 en 4v4+3, 03:52 ± 00:44 en 5v5+3, 05:18 ± 00:41 en 7v7+3 y 05:24 ± 00:38 en el 8v8+3.
Los datos en el texto y en las tablas son presentados como medias ± desviación estándar (DE). Todos los datos fueron transformados por primera vez en el registro para reducir los sesgos derivados de los errores de no uniformidad. Se examinaron las diferencias en diferentes variables de carga externa entre los jugadores regulares y los jugadores comodines en diferentes JP, así como entre los jugadores comodines durante diferentes formatos de JP, utilizando las diferencias estandarizadas (.) basadas en el principio de tamaño del efecto de Cohen. Los umbrales utilizados a la hora de estudiar la magnitud de las diferencias estandarizadas fueron >0.2 (pequeño), >0.6 (moderado), >1.2 (largo) y >2 (muy largo) (Hopkins, Marshall, Batterham, & Hanin, 2009). Las probabilidades fueron utilizadas para realizar una inferencia cualitativa probabilística sobre los verdaderos cambios/diferencias en los cambios, los cuales fueron evaluados en comparación con el mínimo cambio detectable (0.2 × DS agrupada). La escala fue la siguiente: 25-75% posible; 75-95% probable; 95-99%, muy probable y >99% casi cierta. Para simplificar y aumentar el impacto práctico de los resultados presentados, únicamente los tamaños del efecto Cohen . >0.6 con posibilidades probables (>75%) de que el cambio sea cierto son reportados en la tabla 3 (Lacome et al., 2017).
La comparativa entre la demanda impuesta a los jugadores comodines y a los jugadores regulares en los diferentes JP estudiados aparece en la tabla 2. Podemos observar como excepto en el JP de 4v4+3 donde las diferencias entre los jugadores comodines y regulares son desde nulas (.: 0.18 ± 0.27) hasta moderadas (.: 0.90 ± 0.36), en el resto de formatos de JP las diferencias son entre moderadas (.: 0.67 ± 0.30) y muy largas (.: 2.05 ± 0.39).
La tabla 3 muestra la comparativa en la demanda impuesta a los jugadores comodines en los diferentes JP estudiados, donde únicamente se presentan los casos con tamaños del efecto Cohen . > 0.6 y con posibilidades probables (>75%) de que el cambio sea cierto.
El principal propósito de este trabajo fue comparar la demanda impuesta a los jugadores comodines respecto a los jugadores regulares en diferentes JP, y además estudiar la demanda impuesta a este tipo de jugadores en diferentes JP. Las principales conclusiones se refieren a que la carga impuesta a los jugadores comodines es menor que la impuesta a los jugadores regulares, con la mayor reducción (%) en la variable DAPM. Sin embargo, esta reducción en la demanda presenta una menor magnitud en el 4v4+3 y una mayor magnitud en el formato 8v8+3. Además, la demanda impuesta a los jugadores comodines en los diferentes formatos de JP estudiados también presenta diferencias, con mayor frecuencia de aceleraciones y deceleraciones en el formato más pequeño (4v4+3) respecto a los formatos más grandes (7v7+3 y 8v8+3), mientras que la distancia recorrida, DAPM y PM es mayor en los formatos más grandes (7v7+3 y 8v8+3) respecto a los más pequeños (4v4+3 y 5v5+3).
En este trabajo, respecto a la comparación entre los jugadores regulares y comodines, tal y como ha sido descrito por Lacome et al. (2017), la demanda impuesta a los jugadores comodines es menor respecto a la demanda de los jugadores regulares en todos los JP estudiados, con reducciones de entre el 10% en la DAV en el formato de 7v7+3 hasta valores de 76% en la DAPM en el 5v5+3. Previamente, Hill-Haas et al. (2010) encontraron mayores distancias recorridas y DAV en los jugadores comodines respecto a los jugadores regulares durante situaciones de entrenamiento de 3v3+1 y 5v5+1. Quizás el diferente nivel de los deportistas de este estudio previo (jugadores jóvenes sub-16 australianos) además de la existencia de un solo comodín, pudiera justificar las diferencias encontradas en los resultados. Por otro lado, quizás el posicionamiento realizado en las tareas de la investigación pudiera provocar diferencias en las demandas, ya que en este trabajo y a pesar de no utilizar subespacios que pudieran limitar la exploración espacial (Gonçalves et al., 2017), sí que los jugadores presentan zonas de actuación preferente relacionadas con el posicionamiento durante la competición. Cabe destacar que las diferencias entre la carga impuesta a los jugadores regulares y a los jugadores comodines presentaron una menor magnitud en el formato de 4v4+3, donde las diferencias son desde nulas en la frecuencia de aceleraciones y deceleraciones hasta moderada en la DAPM. Por el contrario, en el formato de 8v8+3 las diferencias entre jugadores comodines y regulares presentaron mayor magnitud, mostrando todas las variables diferencias largas-muy largas. Quizás en este sentido, la relación entre jugadores regulares y comodines durante una tarea (8/3 en el formato de 4v4+3 y 16/3 en el formato de 8v8+3) pueda justificar dichos resultados. En base a estos resultados, a medida que el número de comodines se acerca al número de jugadores regulares, disminuyen las diferencias impuestas entre estos grupos de jugadores.
A pesar de que previamente se ha reportado que en los JR donde el objetivo es mantener la posesión del balón la diferencia entre la demanda impuesta a jugadores regulares y jugadores comodines es menor respecto a cuando se comparan con JR con porteros (Lacome et al., 2017), en nuestro trabajo, los jugadores comodines durante JP experimentan un nivel de carga menor respecto a los jugadores regulares en todos los JP estudiados por lo que la selección de jugadores para tal rol debe realizarse con cautela. Cabe destacar que, hasta la fecha, ningún trabajo previo ha estudiado el posible efecto del formato del JP en las demandas externas impuestas a los futbolistas comodines durante tareas de entrenamiento donde participan 3 comodines interiores.
Numerosas situaciones se pueden beneficiar de una carga disminuida para un grupo de jugadores en concreto, como jugadores en proceso de readaptación (Blanch & Gabbett, 2015), jugadores que presentan una elevada carga aguda, como por ejemplo jugadores que han acumulado muchos minutos de competición en un determinado periodo de alta densidad competitiva (Bengtsson, Ekstrand, & Hagglund, 2013), jugadores que por algún motivo presenten una baja carga crónica, reduciendo a través de su participación como jugadores comodines su carga aguda y por tanto, evitando que el ratio de carga aguda-crónica sea elevado (Gabbett, 2016), o jugadores que no han sido capaces de recuperarse de las sesiones y/o partidos previos, y que por tanto presentan un cierto grado de fatiga presesión (Gallo, Cormack, Gabbett, & Lorenzen, 2016). En todos estos casos, la asignación a estos jugadores como jugadores comodines en la tarea se podría utilizar reduciendo la probabilidad de lesión del deportista (Gabbett, 2016). Sin embargo, si la decisión de colocar a uno u otro jugador en el rol de comodín es tomada en base a aspectos tecnicotácticos (por ejemplo, colocar al jugador medio-centro de comodín) debemos tener presente que la carga externa que va a experimentar podría ser significativamente menor que la impuesta a los jugadores regulares, lo que repetido en el tiempo pudiera conllevar un estado de subpreparación del deportista, pudiendo disminuir su rendimiento y aumentar las probabilidades de lesión (Gabbett et al., 2016). Por lo tanto, en este sentido pudiera ser interesante contemplar modificaciones en los jugadores que adoptan el rol de comodín en diferentes repeticiones o a lo largo del tiempo, o introducir un trabajo extra en este grupo de deportistas en caso de que se estimase necesario.
Respecto a la demanda impuesta a los jugadores comodines en diferentes formatos de JP cabe destacar la existencia de una reducción en la frecuencia de aceleraciones y deceleraciones a medida que aumenta el formato de JP, con efecto moderadamente mayor en el formato de 4v4+3 respecto al resto de formatos (.: 0.39 ± 0.41 vs. 5v5+3; .= 0.66 ± 0.39 vs. 7v7+3; .= 0.77 ± 0.40 vs. 8v8+3). Lacome et al. (2017) reporta resultados similares, con mayor carga mecánica para los jugadores comodines en los JR con objetivo de mantenimiento de la posesión del balón pequeños (0.91 ± 0.33 UA · min–1) respecto a las situaciones grandes (0.67 ± 0.24 UA · min–1). Esta mayor frecuencia de aceleraciones/deceleraciones de alta intensidad en los JP más pequeños pudiera verse afectada por la velocidad inicial de los desplazamientos de aceleración, puesto que a medida que aumenta el formato de JR aumenta también la frecuencia de aceleraciones a velocidades iniciales superiores (Mara, Thompson, & Pumpa, 2016), reduciéndose la capacidad máxima de aceleración del deportista a medida que se incrementa la velocidad de desplazamiento (Sonderegger, Tschopp, & Taube, 2016).
Por otro lado, la actividad locomotora, la PM y la DAPM son mayores en los JP grandes (7v7+3 y 8v8+3). Una mayor distancia recorrida, PM y DAPM ha sido descrita en JR cuando aumentan las dimensiones absolutas y relativas del terreno de juego (Casamichana & Castellano, 2010), reportando también mayores valores en los jugadores comodines a medida que aumenta el formato del JR con objetivo de mantenimiento de la posesión del balón (Lacome et al., 2017).
Respecto a la DAV, los formatos de JP utilizados presentan una actividad muy reducida o nula, tanto para jugadores regulares como para jugadores comodines. Estudios previos han encontrado que el objetivo de la tarea (mantener la posesión del balón) y las dimensiones del espacio (<75 m2 en todos los casos) son variables que reducen la actividad de DAV, pudiendo justificar los resultados obtenidos (Casamichana & Castellano, 2010; Castellano, Casamichana, & Dellal, 2013).
Algunas de las limitaciones principales del trabajo hacen referencia a que no se ha diferenciado entre los jugadores comodines que se sitúan cerca de la periferia de los límites del terreno de juego, y los que se sitúan cerca de la zona central del campo, pudiendo dicha ubicación implicar demandas diferentes. Además, únicamente se ha monitorizado la carga externa de los jugadores durante este tipo de prácticas, pudiendo resultar interesante monitorizar la carga interna con el objetivo de conocer el impacto que provoca en el organismo esta actividad. Por otro lado, con información tecnicotáctica se podría ampliar el conocimiento de las demandas impuestas a los jugadores regulares y comodines en diferentes JP.
Como posible limitación, o quizás más bien como línea futura de investigación, debiera realizarse el estudio de la participación de los jugadores comodines frente a los jugadores regulares, ya que a pesar de presentar unas demandas cinemáticas menores, puede que su exigencia o nivel de estrés en las estructuras coordinativas (técnica) y cognitivas (táctica toma de decisiones) sea mayor que la del resto de jugadores regulares.
Las aplicaciones prácticas de este trabajo hacen referencia a que los técnicos tienen la posibilidad de modificar la carga impuesta a un grupo de jugadores, reduciendo la demanda externa en los jugadores comodines. Además, dentro de esta reducción se observa que la demanda impuesta en diferentes JP varía, con mayores demandas de aceleración y deceleración de alta intensidad en los JP más pequeños (4v4+3 y 5v5+3) y mayor distancia recorrida, PM, y DAPM en los JP más grandes (7v7+3 y 8v8+3).