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¿Es el ejercicio físico un factor determinante de las asimetrías funcionales en la extremidad inferior?
Is exercise a Determining Factor of Functional Asymmetries in the Lower Limb?
Apunts Educación Física y Deportes, vol. 32, no. 125, pp. 7-20, 2016
Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya


Received: 05 October 2015

Accepted: 16 May 2016

DOI: https://doi.org/10.5672/apunts.2014-0983.es.(2016/3).125.01

Resumen: El objetivo de este estudio ha sido analizar la asimetría entre pierna dominante y no dominante, por medio de test de salto unilateral horizontal y vertical, en una muestra de estudiantes universitarios con diferente patrón de práctica físico-deportiva semanal. La muestra está compuesta por 129 estudiantes universitarios divididos en grupos según el patrón de actividad física semanal: actividad física baja (GAFB; . = 44; 20,9 ± 2,6 años; 175,0 ± 8,1 cm; 71,2 ± 12,1 kg), actividad física media (GAFM; . = 46; 20,7 ± 1,9 años; 174,1 ± 7,0 cm; 68,9 ± 9,1 kg) y actividad física alta (GAFA; . = 39; 20,7 ± 1,4 años; 174,8 ± 7,5 cm; 68,9 ± 9,1 kg). Todos realizaron test de salto unilaterales verticales: squat jump (SJ), countermovement jump (CMJ); y horizontales: triple hop test for distance (THD) y cross-over hop test for distance (COHD). Los resultados reflejan diferencias en los valores de fuerza entre pierna dominante y no dominante para el GAFA, en las pruebas SJ (. < 0,01), CMJ (. < 0,05) y COHD (. < 0,01). No se observan diferencias significativas en el índice de asimetría en función del patrón de actividad física. En el GAFB existen mayor porcentaje de sujetos con alto riesgo de lesión en la extremidad inferior.

Palabras clave: evaluación funcional, prevención de lesiones, fuerza.

Introducción

La actividad físico-deportiva tiene efectos positivos sobre la salud de los practicantes (Leppänen, Aaltonen, Parkkari, Heinonen, & Kujula, 2014). Se ha demostrado que la incorporación a programas de actividad física conduce a una mejora de cualidades relacionadas con el bienestar físico (la fuerza, la resistencia o la flexibilidad) y mental (autoestima, disminución de la ansiedad, etc.) (Darrow, Collins, Yard, & Comstock, 2009). Sin embargo, el aumento de la práctica físico-deportiva también ha incrementado la aparición de lesiones deportivas (Herman, Barton, Malliaras, & Morrissey, 2012) debido a que se trata de un hecho consustancial a la propia actividad (Leppänen et al., 2014). Aun así se deben centrar esfuerzos en reducir su incidencia, puesto que su aparición va en detrimento de la salud y el bienestar, causando diferentes estados de incapacidad e invalidez que inhabilitan para el desarrollo de la actividad cotidiana (Darrow et al., 2009). Para hacer frente a esta situación, parece recomendado acompañar la práctica físico-deportiva principal de otros ejercicios físicos preventivos (McBain et al., 2012).

Las estrategias de prevención deben partir de una identificación y comprensión de todo aquello que puede incrementar el riesgo de lesión (Croisier, Ganteaume, Binet, Genty, & Ferret, 2008). Los agentes involucrados en la incidencia lesional (Meeuwisse, 1994) han sido divididos en factores de riesgo extrínsecos e intrínsecos (Arnason, 2004). Entre estos últimos y debido a la importancia que la fuerza tiene en el rendimiento motor, se han considerado como importantes los desequilibrios entre musculatura agonista y antagonista o entre segmento dominante y no dominante (Newton et al., 2006). En concreto, las diferencias de fuerza entre las extremidades inferiores se conocen con el término de asimetrías funcionales (Fousekis, Elias, & Vagenas, 2010). La aparición de estos déficits puede estar asociada a un inadecuado proceso de readaptación tras una lesión, a las connotaciones del programa de entrenamiento o a las demandas biomotoras de la modalidad deportiva (Newton et al., 2006). Por ejemplo, un jugador de tenis probablemente tenga mayor masa muscular y fuerza en su brazo dominante (Hewit, Cronin, & Hume, 2012), y la práctica de fútbol o baloncesto a nivel profesional genere dominancias en el segmento inferior de los sujetos deportistas (Rahnama, Lees, & Bambaecichi, 2008;Theoharopoulos & Tsitskaris, 2000).

Las asimetrías provocan una modificación en la mecánica del gesto deportivo, que afectará al rendimiento e incrementará el riesgo de padecer una lesión en el sistema musculoesquelético (Menzel et al., 2013). El segmento débil recibe una presión durante las acciones de salto, cambio de dirección y frenada que difícilmente podrá tolerar (Hoffman, Ratamess, Klatt, Faigenbaum, & Kang, 2007). Por un lado, se hace preciso establecer programas de acción para compensar estas asimetrías (Hewit et al., 2012), y por otro, es obligado monitorizar la fuerza unilateral (Murphy, Connolly, & Beynnon, 2003) y establecer rangos de asimetría tolerables (Hewit et al., 2012). Para desarrollar este seguimiento, tradicionalmente se ha recurrido a test que usan pesos libres (Faigenbaum, Milliken, & Westcott, 2003) y a otras pruebas isocinéticas (Croisier et al., 2008;Impellizzeri, Rampinini, Maffiuletti, & Marcora, 2007). Sin embargo, algunos autores consideran que en estas estrategias no están incorporadas las demandas propias de una actividad físico-deportiva y que por tanto la información recogida carece de especificidad (Lehance, Binet, Bury, & Croisier, 2009). En la búsqueda de instrumentos de análisis más determinantes, las pruebas de salto son una herramienta muy empleada, debido a su facilidad para ofrecer datos de la potencia del segmento inferior, de manera bilateral o unilateral, en diferentes planos de aplicación y de forma cíclica o acíclica (Hewit et al., 2012).

La evaluación de la fuerza debe reproducir las condiciones de la actividad atlética (Newton et al., 2006). La mayoría de gestos deportivos resultan de una sucesión de fuerzas de reacción unilaterales manifestadas en diferentes planos (Maulder & Cronin, 2005). Por este motivo, y a pesar de que habitualmente se ha valorado la potencia mediante test de salto vertical (Cronin & Hansen, 2005), las pruebas de salto horizontal, en concreto los hop test, han adquirido gran valor entre los profesionales de las ciencias del deporte (Rösch et al., 2000).

El objetivo de este estudio ha sido analizar la asimetría entre pierna dominante y no dominante, por medio de test de salto unilateral horizontal y vertical, en una muestra de estudiantes universitarios, clasificados en 3 grupos según su patrón de práctica físico-deportiva semanal.

Material y método

Muestra

La muestra participante está compuesta por 129 estudiantes universitarios que voluntariamente accedieron a colaborar en el estudio. Como criterios de exclusión se estableció haber sufrido alguna lesión en los 2 meses previos a la fecha de realización de los test y estar federado para la práctica de alguna disciplina deportiva. Los sujetos fueron divididos en 3 grupos según su nivel de actividad física semanal: grupo de actividad física baja (GAFB), grupo de actividad física media (GAFM) y grupo de actividad física alta (GAFA) (tabla 1). Antes del comienzo de las pruebas, los participantes firmaron un consentimiento informado en el que se les anunciaba los beneficios, riesgos y obligaciones derivadas de su inclusión en el estudio. El diseño experimental fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad Pontificia de Salamanca y cumplía con las directrices establecidas en la Declaración de Helsinki (2013).

Tabla 1
Descripción de los grupos que componen la muestra objeto de estudio

Procedimiento

Una semana antes de la fecha de evaluación, los sujetos tomaron parte en 2 sesiones de familiarización con los test y los instrumentos de medida. Se registró la edad, la talla y el peso de los participantes en la primera sesión de evaluación. Además, para evaluar el patrón de actividad física habitual, se pidió a los estudiantes que completaran las preguntas del cuestionario internacional de actividad física (IPAQ) versión corta (Toloza & Gómez-Conesa, 2007). Para estimar el patrón de actividad física intensa semanal se consideró la pregunta: Durante los últimos 7 días, ¿en cuántos realizó actividades físicas intensas tales como levantar pesos pesados, hacer ejercicio aeróbico o montar en bicicleta?, y ¿Cuánto tiempo en total dedicó a una actividad física intensa en uno de esos días?. En función de la actividad física intensa realizada, se dividió la muestra en 3 grupos (Tucker, Welk, & Beyler, 2011): menos de 150 minutos/semana (GAFB), 150 a 300 minutos/semana (GAFM) y más de 300 minutos/semana (GAFA).

Para la realización de las pruebas se pidió a los sujetos evitar cualquier actividad física intensa en las 48 horas previas, acudir con ropa deportiva y haber realizado la última comida al menos 3 horas antes del comienzo de los test. Después de 15 minutos de calentamiento dirigido por un técnico especialista (carrera de baja intensidad, movilidad articular y 5 acciones de salto vertical y horizontal), los sujetos comenzaron los test en el siguiente orden: squat jump (SJ), countermovement jump (CMJ), triple hop test for distance (THD) y cross-over hop test for distance (COHD). Los test se realizaron con ambas piernas por separado, alternando en la misma prueba el segmento dominante primero y el no dominante después. Se consideró como pierna dominante aquella con la que el sujeto manifiesta mayor maestría para realizar habilidades básicas como golpeos o controles de balón (Miyaguchi & Demura, 2010). No se repitió ningún salto con la misma pierna sin respetar un descanso de 30 segundos. El tiempo de recuperación entre cada tipo de salto fue de 2 minutos. Se realizaron 2 intentos de cada tipo de salto, eligiendo el mejor resultado de cada uno.

A partir de los resultados obtenidos en cada test para la pierna dominante y no dominante, se calculó el índice de asimetría (Barber et al., 1990), en valores absolutos (Hewit et al., 2012):

A partir de la simetría manifestada en cada test de salto, y considerando como situación de riesgo un valor inferior al 85% de simetría, se calculó el porcentaje de sujetos de cada grupo de actividad física situado en cada nivel de simetría (Maulder & Cronin, 2005): bajo riesgo, <90%; riesgo medio, 90-85%; alto riesgo, >85%.

Test de salto vertical

La fuerza unilateral vertical de los participantes fue evaluada a través de los test SJ y CMJ según el procedimiento propuesto por Maulder y Cronin (2005). Se tomó la altura de cada impulso en metros, empleando la plataforma de salto Globus Ergo System® (Codognè, Italy). En el test SJ los sujetos partieron con 90º de flexión de rodillas, manteniéndose en un apoyo y con las manos fijas sobre las caderas. Desde esta posición el sujeto realizaba un impulso máximo con el objetivo de alcanzar la mayor altura en la vertical posible. La realización del test CMJ siguió un procedimiento similar, pero en esta prueba el sujeto realizó una flexo-extensión de la rodilla previa al despegue. En ningún caso se permitió la flexión de rodilla durante la fase aérea (Bosco & Komi, 1978). En ambos test el resultado se midió en metros.

La fiabilidad de ambas pruebas ha sido examinada en trabajos anteriores llevados a cabo sobre poblaciones que realizaban deporte recreativo (Maulder & Cronin, 2005), con buenos valores en el coeficiente de correlación intraclase (CCI) de 0,82-0,86 y de 0,86-0,95, en los test SJ y CMJ, respectivamente.

Test de salto horizontal

Según el test de salto horizontal empleado en otros trabajos (Maulder & Cronin, 2005; Noyes, Barber, & Mangine, 1991;Rösch et al., 2000), se evaluó la fuerza horizontal unilateral por medio de los test THD y COHD. En el THD, el participante realizó 3 impulsos horizontales con pierna dominante o con pierna no dominante, intentando alcanzar la mayor longitud posible. Durante el COHD, el participante realizó los mismos impulsos, pero alternando cada apoyo a un lado y otro de una línea de referencia. Para que el intento fuese válido, las manos debían llevarse sobre las caderas y la posición de aterrizaje se tenía que mantener durante 2-3 segundos, sin pérdida de equilibrio o movimientos adicionales que implicasen a la extremidad libre. El resultado se midió en metros.

La fiabilidad de ambas pruebas ha sido examinada en trabajos anteriores llevados a cabo sobre poblaciones de jóvenes activos (Bolgla & Keskula, 1997), con valores del CCI de 0,95 y 0,96 para los test THD y COHD, respectivamente.

Análisis estadístico

Los valores correspondientes a cada variable se expresan a través de la media y desviación estándar (± SD). Para la comprobación de la distribución normal de los datos, que permite el uso de la estadística paramétrica se aplicó la prueba Shapiro-Wilk W-test. Para comparar la fuerza de cada segmento (i.e. pierna dominante y pierna no dominante), en las diferentes pruebas de salto (SJ, CMJ, THD y COHD) según el nivel de actividad física (GAFB, GAFM y GAFA) se empleó la prueba Anova. También fue empleada esta prueba para comparar la influencia del nivel de actividad física sobre el índice de asimetría observado en cada prueba de salto. La prueba t-Student para muestras relacionadas fue utilizada para comparar las diferencias de fuerza entre pierna dominante y no dominante en cada grupo de actividad. En todos los casos se estableció un nivel de significación de . < 0,05 o . < 0,01. El análisis estadístico se realizó usando el programa Estadístico para las Ciencias Sociales SPSS para Windows v. 19.0 (SPSS, Inc., Chicago, IL. USA).

Resultados

En la tabla 2se muestran los valores de cada prueba de salto (SJ, CMJ, THD y COHD), para la pierna dominante y no dominante en cada uno de los grupos de evaluación (GAFB, GAFM y GAFA). El análisis intergrupo refleja diferencias significativas en los valores de fuerza tanto en pierna dominante como no dominante, en los test THD y CMJ (. < 0,01 en GAFB vs. GAFA y GAFM vs. GAFA). En la prueba COHD realizada con pierna no dominante existen diferencias significativas (. < 0,01) en GAFB vs. GAFA, no observándose tal comportamiento en GAFB vs. GAFM y GAFM vs. GAFA. Por último, los valores registrados en el test SJ no revelan diferencias al comparar GAFB vs. GAFM en ninguno de los segmentos analizados, pero sí (. < 0,01) cuando se contrastan los resultados de salto en ambas extremidades en GAFB vs. GAFA y GAFM vs. GAFA.

Por otra parte, el análisis intragrupo refleja diferencias en los valores de fuerza entre pierna dominante y no dominante en las pruebas SJ (. < 0,01) y CMJ (. < 0,05) realizadas por el GAFA. Las diferencias significativas se mantienen en la prueba CMJ (. < 0,01) en los otros dos grupos. No se han observado diferencias entre pierna dominante y no dominante en los test de salto horizontal.

Tabla 2
Niveles de fuerza en pierna dominante y no dominante en función del nivel de actividad física

No se observan diferencias significativas en el índice de asimetría en función del patrón de actividad física manifestado en los sujetos participantes en el estudio, en ninguno de los test de salto empleados (fig. 1). Únicamente se puede apreciar, con independencia de la prueba analizada, una tendencia a disminuir la asimetría en fuerza en la extremidad inferior a favor del grupo con mayor tiempo de práctica físico-deportiva.


Figura 1
Asimetría en función del patrón de actividad física bajo (GAFB), medio (GAFM) y alto (GAFA) presente en los sujetos participantes, analizada a través de las pruebas de salto Triple Hop for distance (A, THD), Cross-over hop for distance (B, COHD), Squat jump (C, SJ) y Countermovement jump (D, CMJ)

En la tabla 3se observa el porcentaje de sujetos perteneciente a cada grupo de actividad física (GAFB, GAFM y GAFA), que presentan niveles de simetría en fuerza en diferente grado de importancia: bajo riesgo, <90%; riesgo medio, 90-85%; alto riesgo, >85%. En el GAFB existe mayor porcentaje de sujetos con alto riesgo, especialmente en la prueba COHD. Este test también revela mayor número de sujetos en GAFM y GAFA con alto riesgo de lesión en la extremidad inferior. En GAFA se observan bajos porcentajes de participantes en niveles de simetría relacionados con el alto riesgo de lesión en extremidad inferior (simetría <85%), tal y como reflejan los resultados en los test THD, COHD, SJ y CMJ (4,5, 4,5, 0 y 2,3, respectivamente).

Tabla 3
Porcentaje (%) de sujetos en cada grupo de actividad física con diferentes índices de simetría

Discusión

El objetivo de este estudio ha sido analizar la asimetría entre pierna dominante y no dominante, por medio de test de salto unilateral horizontal y vertical, en una muestra de estudiantes universitarios clasificados en 3 grupos según su patrón de práctica físico-deportiva semanal. Existen estudios que han analizado la influencia de la edad (Atkins, Hesketh & Sinclair, 2013), las lesiones deportivas (Paterno, Ford, Myer, Heyl & Hewett, 2007) o el nivel competitivo en las asimetrías de fuerza (Schiltz, Maquet, Bury, Crielaard, & Croisier, 2009). Sin embargo, hasta donde conocemos no existen trabajos que se hayan ocupado de estudiar la influencia de las horas de práctica físico-deportiva en los niveles de fuerza de pierna dominante y no dominante. Los resultados muestran diferencias significativas intergrupos en esta cualidad, observándose mejores resultados en los test de fuerza en una y otra extremidad en aquellos que practican más ejercicio semanal. Además, los resultados revelan diferencias significativas en la fuerza de pierna dominante y no dominante, medida a través de la prueba CMJ en los 3 grupos, así como en el test SJ en el GAFA. Por último, aunque no se han encontrado diferencias entre grupos, se observa una tendencia a disminuir el índice de asimetría en los grupos con un patrón de actividad físico-deportiva mayor. Según los resultados obtenidos existen más sujetos con baja simetría (<85%), y por tanto mayor riesgo de lesión en la extremidad inferior dentro del GAFB, en comparación con GAFM y GAFA.

La fuerza y la potencia son cualidades muy importantes en la mayoría de deportes (Mcguigan, Wright, & Fleck, 2012). Actualmente también se relacionan con la prevención de lesiones, puesto que buenos niveles de fuerza pueden reducir el daño muscular derivado de la participación en actividades deportivas intensas (Owen et al., 2015). Tal y como se desprende del presente estudio, el incremento en los minutos de actividad (GAFB <150 min de actividad física intensa semanal; GAFM 150-300 min de actividad física intensa semanal; GAFA >300 min de actividad física intensa semanal), promueve una diferencia en los valores de fuerza. Según la mayoría de autorías, la práctica físico-deportiva recreativa tiene efectos positivos sobre la condición física y en concreto sobre la fuerza (Darrow et al., 2009). Esto se confirma con los resultados de nuestro estudio, ya que en el GAFB existen unos valores de fuerza por extremidad menores que en el GAFM y el GAFA. Los sujetos del GAFA estarán mejor predispuestos para la práctica, ya que mayores niveles de fuerza permiten afrontar y asimilar de manera óptima las cargas de entrenamiento (Johnston, Gabbett, Jenkins, & Hulin, 2014).

A pesar de la mejora de determinados factores de la condición física, el aumento en los patrones de práctica ha sido relacionado con un incremento del riesgo de lesión (Leppänen et al., 2014). Esta lesión viene ocasionada por la aparición de agentes desencadenantes entre los que podemos señalar la presencia de niveles de fuerza asimétricos entre pierna dominante y no dominante (Newton et al., 2006). La identificación de estas diferencias bilaterales debe ser una preocupación para técnicos deportivos y preparadores físicos, quienes deben dominar aquellas estrategias básicas para poder monitorizar los valores de fuerza (Hewit et al., 2013). Tradicionalmente se han empleado pruebas isocinéticas (no funcionales) y test de salto (funcionales) para la medición de asimetrías entre pierna dominante y no dominante (Maulder & Cronin, 2005). Sin embargo, la baja relación observada entre las variables asociadas a un test isocinético y otros factores de rendimiento deportivo, sitúan a estas pruebas en desventaja con respecto a otras herramientas como los hop test (Hewit et al., 2012).

En nuestro estudio no existe un esquema de asimetría homogéneo en razón de la prueba realizada. Tal y como se ha señalado por otros autores, las asimetrías parecen tener una alta dependencia con la metodología de registro empleada (Schot, Bates, & Dufek, 1994). Se observan diferencias entre pierna dominante y no dominante en el CMJ con independencia del patrón de actividad física manifestado, y en el SJ dentro del GAFA. Similar a lo encontrado en nuestro trabajo, otro estudio que empleó test de salto en una muestra de sujetos sanos no deportistas, no encontró diferencias significativas en la fuerza de pierna dominante y no dominante en ninguno de los test (Maulder & Cronin, 2005).

Aunque la asimetría de fuerza aumenta el riesgo de lesión en el deporte (Askling, Karlsson, & Thorstensson, 2003;Newton et al., 2006), no existe en la literatura una magnitud específica que identifique el umbral a partir del cual existe más peligro de lesión o aquel rango que caracteriza al jugador lesionado (Hewit et al., 2012). No obstante, parece que diferencias del 15% en los valores de fuerza entre una y otra pierna se asocia con jugadores lesionados o en peligro, mientras que un 10% de asimetría define a los no lesionados o con bajo riesgo (Maulder & Cronin, 2005;Meylan, Nosaka, Green, & Cronin, 2010;Newton et al., 2006). Los valores del 15% son la señal para instaurar programas de intervención, pero índices inferiores también deben ser acompañados de protocolos de prevención con el objetivo de reducir el efecto de factores desencadenantes (Hewit et al., 2012). Uno de estos agentes puede ser la propia práctica (Maulder & Cronin, 2005), ya que las asimetrías entre extremidades reflejan las demandas del deporte practicado (Hewit et al., 2012). Sin embargo, y a pesar de que no se han observado diferencias significativas intergrupos en el índice de asimetría, en nuestro estudio los valores medios y límites en relación con esta variable, son más altos en los grupos GAFB y GAFM comparados con GAFA. Esto es contrario a lo encontrado en otro trabajo, donde el aumento de la exigencia competitiva y por tanto de las horas de preparación, suponía también un incremento en la asimetría (Schiltz et al., 2009). El índice de asimetría obtenido por los test de salto empleados en este estudio es sustancialmente mayor al señalado para sujetos no deportistas, por otras autorías (Barber et al., 1990;Maulder & Cronin, 2005). Además, los resultados de los test CMJ y SJ en el GAFM y GAFA, revelan valores similares a los de una muestra de deportistas de diferentes disciplinas de equipo (Meylan et al., 2010) y jugadores de fútbol (Menzel et al., 2013), pero inferiores a los indicados para atletas (Impellizzeri et al., 2007). Por lo tanto, aunque la aparición de estímulos de entrenamiento ha sido empleada para justificar posibles asimetrías (Maulder & Cronin, 2005), en nuestro trabajo esto no se observa. Tal y como puede comprobarse en la tabla 3, se ha encontrado un mayor porcentaje de casos con baja simetría (<85 %), y por tanto alto riesgo de lesión, en el GAFB. En estas condiciones, cuando estos sujetos se instauren en programas de ejercicio físico, su pierna débil asumirá una presión adicional, comprometiendo el rendimiento y estando más predispuestos a la lesión en la extremidad inferior (Hoffman et al., 2007; McElveen, Riemann, & Davies, 2009). Este riesgo será mayor si en la actividad hay gran presencia de acciones de alta intensidad y cambios de dirección (Hader, Mendez-Villanueva, Ahmaidi, Williams, & Buchheit, 2014). Por lo tanto, a pesar de que el aumento de ejercicio físico-deportivo ha sido relacionado con una mayor aparición de agentes de riesgo (Herman et al., 2012), y que en otros se ha comprobado que una mayor exigencia en cuanto a la carga de entrenamiento, conduce a un incremento en los índices de asimetría (Schiltz et al., 2009), en nuestro trabajo se observa que el patrón de actividad de tipo recreativo del GAFA, comparado con el del GAFM y GAFB no induce a desequilibrios de fuerza mayores.

Conclusiones

El patrón de actividad física semanal realizado por sujetos universitarios está relacionado con los niveles de fuerza de la extremidad inferior. La diferencia de fuerza entre pierna dominante y no dominante está presente en el grupo con mayor patrón de actividad físico-deportiva, por lo que parece recomendado complementar la práctica con trabajos de fuerza compensatoria. No obstante, este mayor nivel de actividad no provoca en los sujetos participantes un índice de asimetría mayor, observándose más sujetos con riesgo de lesión en la extremidad inferior por niveles de simetría bajo en los grupos con mayor tendencia al sedentarismo.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Referencias

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