Actividad física y salud
Recepción: 19 Febrero 2016
Aprobación: 05/10/2016
DOI: https://doi.org/10.5672/apunts.2014-0983.es.(2017/2).128.02
Resumen: El presente estudio analiza el desplazamiento activo al centro de estudios del alumnado de secundaria postobligatoria y su posible relación con el funcionamiento interno familiar atendiendo de forma conjunta a dos constructos fundamentales: la cohesión y la flexibilidad entre padres e hijos. 1764 jóvenes (15 a 18 años), cumplimentan un cuestionario ad hoc y el FACES IV. Se detectan diferencias significativas a través del coeficiente V de Cramer y se efectúan Anova de un factor y análisis de contrastes, para una p < 0.05. Menos de la mitad de los adolescentes españoles (el 45.7%) se desplazan activamente a su centro de estudios, siendo significativamente y ligeramente superior el porcentaje de hombres frente al de mujeres. El 91.2% de los estudiantes de secundaria posobligatoria en España perciben que el funcionamiento interno de su familia es sano. El 89.6% indican una buena cohesión entre los miembros de su familia y un 88.3% señalan que gozan de una flexibilidad familiar saludable. Los estudiantes que acuden al centro de estudios andando perciben un funcionamiento familiar menos sano que quienes se desplazan en cualquier medio de transporte motorizado. Se refuerza la necesidad de promocionar el transporte activo entre los escolares en general, y en estas edades en especial, a través de programas de intervención dirigidos a estudiantes y sus familiares, concienciando sobre los beneficios saludables del desplazamiento activo, tanto en su dimensión física como en la psicológica y social.
Palabras clave: desplazamiento activo, adolescente, relaciones familiares, conductas saludables.
Abstract: This study analyses active commutes to school among post-compulsory secondary school students and their possible relationship with internal family functioning bearing in mind two fundamental constructs: cohesion and flexibility between parents and children. A total of 1764 adolescents (ages 15 to 18) filled out an ad-hoc questionnaire and the FACES IV. Significant differences were detected via Cramer’s V-coefficient and a one-factor ANOVA and a contrast analysis were performed for a p < 0.05. Fewer than half of the Spanish adolescents (45.7%) actively commute to their school, and the percentage of males is significantly and slightly higher than females. Likewise, 91.2% of the post-compulsory secondary school students in Spain perceive the internal functioning of their family as healthy, 89.6% indicate good cohesion among the family members, and 88.3% state that they enjoy healthy family flexibility. The students who walk to school perceive less healthy family functioning than those who get to school via any means of motorised transport. This reinforces the need to promote active travel among schoolchildren in general, and especially at these ages, through intervention programmes targeted at students and their families which raise their awareness of the health benefits of active commutes in both the physical and also the psychological and social dimensions.
Keywords: active commutes, adolescents, family relations, healthy behaviours.
Introducción
Los datos registrados en Estados Unidos sobre el empleo de transporte activo (TA) al centro de estudios parecen alarmantes, tan solo el 17% de los escolares estadounidenses se desplazaban andando o en bicicleta a sus centros (Martin & Carlson, 2004). Estos datos se muestran más esperanzadores en trabajos realizados con poblaciones europeas. Así se registra un 26.3% de niños greco-chipriotas de entre 10 y 12 años que se desplazan activamente a su centro de estudios (Loucaides & Jago, 2008) frente a un 62% de niños daneses y españoles que acuden al colegio andando o en bici (Chillón-Garzón, 2008; Cooper, Andersen, Wedderkopp, Page, & Froberg, 2005; Rodríguez, Villa, Herrador, Ortega, & Chillón, 2016). Sin embargo, hay que tener en cuenta que las últimas investigaciones nos indican un intenso descenso del desplazamiento activo al centro escolar en los últimos 30 años (Davison, Werder, & Lawson, 2008; Grize, Bringolf-Isler, Martin, & Braun-Fahrländer, 2010; McDonald, 2007; Van der Ploeg, Merom, Corpuz, & Bauman, 2008).
Existen evidencias científicas discrepantes en cuanto a la evolución del TA en la transición entre primaria y secundaria. Mientras algunos estudios en España y Estados Unidos constatan un descenso notable en el ratio de estudiantes de secundaria y bachillerato que van al centro de estudios andando o en bicicleta (Chillón, 2008; Martin, & Carlson, 2005; Rodríguez et al., 2016), otros advierten sobre lo contrario con alumnado danés (De Mester, Van Dyck, De Bourdeaudhuij, Deforche, & Cardon, 2014).
El TA es una fuente importante de actividad física diaria en niños y adolescentes (Chillón et al., 2010; Chillón et al., 2012; Cooper, Page, Foster, & Qahwaji, 2003; Cooper et al., 2005; Loucaides & Jago, 2008; Martínez-Gomez et al., 2011; Rodríguez et al., 2016; Roth, Millett, & Mindell, 2012; Smith et al., 2011; Van Dij, De Groot, Van Acker, Savelberg, & Kirschner, 2014). Esfuerzos por aumentar los niveles de transporte no motorizado al centro de estudios podrían reducir no solo los ratios de obesidad entre los jóvenes (Bungum, Lounsbery, Moonie, & Gast, 2009; Lubans, Boreham, Kelly, & Foster, 2011), sino también mejorar los niveles de felicidad y bienestar personal de los estudiantes (Ruiz, De la Torre, Redecillas, & Martínez, 2015) e incluso disminuir la congestión del tráfico y atenuar la emisión de gases y contaminación de la atmósfera (Bungum et al., 2009).
Es especialmente importante profundizar en el TA de los escolares más mayores por dos razones: son menos activos y son ignorados en los programas de intervención de TA (Bungum et al., 2009). En esta línea, De Mester et al. (2014) y Loucaides y Jago (2008) concluyen que la promoción de TA favorece la vida activa de niños y jóvenes.
Estudios como el de Rodríguez López et al. (2013) muestran que el desplazamiento activo de los escolares al centro de estudios se relaciona con ciertos factores familiares, como el desempleo o padres laboralmente activos que se desplazan a su puesto de trabajo de forma activa. La seguridad ambiental es otro factor que parece estar estrechamente vinculado con el modo en que los jóvenes acuden al centro de estudios (Chillón & Herrador, 2014; Cooper et al., 2005). Sin embargo, Bungum et al. (2009) advierten que esta no debería ser una barrera mayor ya que son muy pocos los accidentes que se producen cuando un niño se desplaza al colegio.
Asimismo, estudios como los de Fan y Chen (2012) revelan que la percepción de los padres sobre las amenazas ambientales se asocia con el nivel de funcionamiento familiar. Este es entendido como el equilibrio que se establece entre la vinculación emocional de los miembros familiares (cohesión) y la capacidad de adaptación a los cambios (flexibilidad) en el que la comunicación entre los componentes de la familia ejerce un papel importante (Olson, 2011).
Este estado de la cuestión sugiere la necesidad de indagar si un factor importante a tener en cuenta puede ser el tipo de funcionamiento familiar. A partir de este planteamiento, se realiza una búsqueda exhaustiva entre la bibliografía científica de impacto existente, y no se detecta ningún estudio que analice la relación entre el funcionamiento familiar y el desplazamiento activo al centro de estudios por parte de los estudiantes de entre 15 y 18 años.
Con todo ello se propone como objetivo de este artículo determinar si existe una vinculación directa entre el funcionamiento familiar y el desplazamiento activo de los adolescentes al centro de estudios. Los resultados del presente trabajo ayudarán a identificar o descartar nuevas vías de intervención familiar con el fin de favorecer los desplazamientos activos de los estudiantes de secundaria postobligatoria.
Método
Participantes
La muestra del trabajo estuvo conformada por 1764 jóvenes españoles estudiantes de educación secundaria postobligatoria durante el curso académico 2013-14. Para formar parte de esta muestra, los estudiantes debían encontrarse en la franja de los 15 a los 18 años.
De los 1764 adolescentes, 50.1% eran mujeres (n = 885) y el 49.9% hombres (n = 879). La media de edad fue de 17.60 años (DE = 1.60) y la gran mayoría de los estudiantes (89.6%; n = 1581) indicaron ser de nacionalidad española.
Se realizó un muestreo aleatorio simple de la población, tratando de mantener una afijación proporcional en cada una de las 17 comunidades autónomas del Estado español, más Ceuta y Melilla.
Instrumentos
El desplazamiento de los adolescentes al centro de estudios se midió a partir de una pregunta cerrada a la que el estudiante debía responder eligiendo una única opción, la más habitual: “Normalmente te desplazas al centro educativo: a) andando, b) en bicicleta, c) en moto, d) en autobús escolar, e) en transporte público, f) en coche (me llevan), g) en coche (conduzco), h) otro ¿Cuál?”. El funcionamiento familiar fue medido a partir de las respuestas de los adolescentes a la adaptación española del cuestionario FACES IV (Rivero, Martínez-Pampliega, & Olson, 2010). Este cuestionario está compuesto por 42 ítems agrupados en 6 escalas, 2 centrales (adaptabilidad, cohesión) y 4 extremas (desapego, apego, rigidez y caos) (Rivero, Martínez-Pampliega, & Olson, 2010). Para cada uno de los ítems los participantes debían señalar su grado de acuerdo o desacuerdo a través de una escala Likert de cinco puntos donde el 1 significaba totalmente en desacuerdo y el 5 totalmente de acuerdo.
Análisis de resultados
El análisis de los datos se efectuó en tres fases. En la primera de ellas se llevó a cabo un análisis descriptivo sobre el tipo de desplazamiento más empleado entre los adolescentes para acudir al centro de estudios. A través del coeficiente V de Cramer se detectan las diferencias significativas en el tipo de desplazamiento de hombres y mujeres. El nivel de significatividad considerado en todo caso es p < 0.05.
En la segunda fase se determinó el coeficiente del funcionamiento familiar de cada sujeto siguiendo las pautas de Olson (2010).
Finalmente, en la tercera fase, a través del análisis de varianza (Anova) de un factor se valoró la relación entre el funcionamiento familiar percibido por los estudiantes y el tipo de desplazamiento empleado para acudir al centro de estudios. En todo el análisis de varianza se probó la homogeneidad de esta con el fin de comprobar los supuestos de normalidad y homocedasticidad. Para concluir, se realizaron contrastes a través de comparaciones múltiples post hoc; en los casos en que el estadístico de Levene asumió varianzas iguales se empleó la prueba HSD Tukey, mientras que cuando no asumió varianzas iguales, la prueba empleada fue la de Games-Howell. El nivel de significatividad considerado en todo momento fue p < 0.05.
Resultados
El 45.7% de los adolescentes españoles se desplazan activamente a su centro de estudios. A un 20.5% les llevan en coche, mientras que un 17.5% emplean el transporte público. Tan solo un 8.2% utilizan el transporte escolar y un 5.4% de los mayores de 18 acudan conduciendo coche ellos mismos.
Existen diferencias significativas, aunque muy débiles, en el tipo de desplazamiento empleado por ellas y por ellos (V de Cramer = 0.137; p = 0.000) (tabla 1).
Un porcentaje ligeramente superior de mujeres se desplaza andando (44.2% de mujeres y 43.8% de hombres), sin embargo, la amplia diferencia detectada en el uso de bicicleta a favor de los chicos (0.6% de mujeres y 2.9% de hombres), señala a estos últimos como los que más se desplazan activamente.
La gran diferencia se encuentra entre aquellos que les acercan en coche al centro de estudios. El índice de chicas supera en 5 unidades porcentuales al de chicos (23.9% y 17.4% respectivamente).
En cuanto al funcionamiento familiar, los resultados revelan datos muy positivos. El 91.2% de los estudiantes de secundaria posobligatoria encuestados perciben que el funcionamiento interno de su familia es sano. El 89.6% indican una buena cohesión entre los miembros de su familia y un 88.3% señalan que gozan de una flexibilidad familiar saludable.
El Anova de un factor detecta que existen diferencias significativas en la cohesión familiar en relación con el medio de transporte utilizado para ir al centro de estudios (p = 0.006) (tabla 2). Estas diferencias se centran únicamente entre dos pares: ir andando frente a ir en transporte público e ir en transporte público frente a que le lleven en coche.
Aquellos estudiantes que van andando al centro de estudios perciben una cohesión familiar más sana que quienes se desplazan en transporte público. Del mismo modo, los estudiantes a los que les llevan en coche también perciben una cohesión familiar más sana que quienes van en transporte público (tabla 3).
En la misma línea, también existen diferencias significativas en la flexibilidad familiar en relación con el medio de transporte utilizado para ir al centro de estudios (p = 0.012) (tabla 4).
En este caso, las diferencias estadísticamente significativas se localizan exclusivamente entre coger transporte público o conducir su propio coche. Aquellos estudiantes que van al centro de estudios conduciendo su propio coche se muestran más satisfechos con la flexibilidad de su familia que quienes se desplazan en transporte público (tabla 5).
Finalmente, al estudiar el funcionamiento familiar en su conjunto, como la combinación de la cohesión y la flexibilidad percibida, se constatan diferencias significativas en el ratio de funcionamiento familiar en relación con el medio de transporte utilizado para ir al centro de estudios (p = 0.000) (tabla 6). En esta ocasión, se detectan hasta once pares con diferencias estadísticamente significativas, seis de ellas entre un desplazamiento activo y uno a motor (tabla 7).
Los estudiantes que van al centro de estudios andando perciben un funcionamiento familiar menos sano que los que van en autobús escolar, en transporte público o en coche, ya sea porque les llevan o porque conducen ellos mismos (tabla 7).
El otro medio de transporte activo, en bicicleta, también se asocia con una percepción menos saludable del funcionamiento familiar frente a quienes emplean el transporte escolar o el transporte público.
Los que se desplazan en moto también revelan un funcionamiento familiar menos sano que quienes lo hacen en transporte escolar o público.
Además, a quienes les llevan en coche, muestran un funcionamiento familiar menos sano que aquellos que emplean transporte escolar o público.
Por último, ir conduciendo coche ellos mismos se asocia con un funcionamiento familiar menos sano que usar el transporte público.
Discusión
Este estudio refleja que casi la mitad de los estudiantes españoles de entre 15 y 18 años se desplaza activamente al centro de estudios. Estos índices son más bajos que los constatados en una población española con una franja de edad más amplia, de los 13 a los 18 años (Chillón, 2008), lo que quizás pudiera deberse a una disminución del desplazamiento activo al pasar de primaria a secundaria, tal y como apuntan Chillón (2008) y Martin y Carlson (2005). Sin embargo, datos opuestos en otras poblaciones (De Mester et al., 2014), advierten de la necesidad de constatar este hecho científicamente.
El hecho de que algo más de la mitad de los estudiantes españoles de entre 15 y 18 años empleen transporte motorizado refuerza la necesidad de promocionar el TA entre los escolares en general, y en estas edades en especial, a través de programas de intervención, tal y como apuntan estudios previos (Bungum et al., 2009).
En el intento por identificar nuevas vías de intervención familiar con el fin de favorecer los desplazamientos activos de los estudiantes de educación secundaria postobligatoria, sorprende descubrir que los estudiantes que acuden al centro de estudios andando declaran estar menos satisfechos con el funcionamiento de su familia que quienes se desplazan en cualquier medio de transporte motorizado excepto en moto. Quizá los hallazgos de Simons et al. (2013) apunten a la posible explicación de esta cuestión al constatar que los jóvenes se inclinan a elegir el medio de transporte más rápido. No obstante, esta elección se encuentra estrechamente condicionada por el aspecto financiero que, en la mayoría de los casos en estas edades, depende de los padres. Convendría indagar en futuras investigaciones si para quienes se desplazan activamente y muestran menor satisfacción con su funcionamiento familiar su medio de transporte está condicionado por la falta de apoyo económico o material por parte de sus padres.
Estos últimos datos revelan la necesidad de programas de intervención que atiendan a diversas actuaciones. Por una parte, y teniendo en cuenta que ni los beneficios saludables ni los aspectos ecológicos son importantes en la elección del medio de transporte elegido por los adolescentes (Simons et al., 2013), se han de efectuar esfuerzos centrados en concienciar al estudiante sobre la autonomía personal y la dimensión social que aporta el desplazamiento activo, al convertirse en espacio y tiempo de oportunidad para elegir la ruta a seguir y para relacionarse con sus iguales, dos prioridades de los jóvenes que condicionan la elección del modo de desplazarse (Simons et al., 2013).
Por otro lado, y atendiendo a la advertencia de Oliva (2006, p. 221) en cuanto a “la importancia que adquiere durante la adolescencia el asesoramiento a padres en su tarea de crianza y educación de los hijos”, se debe sensibilizar, tanto a los estudiantes como a sus familiares, de la importancia de dotar de empoderamiento a los jóvenes a base de permitirles una mayor autonomía y favorecerles una mayor toma de decisiones a partir de la gestión de sus propios recursos. En esta línea, ofrecer la posibilidad de independencia y autonomía de desplazamiento es una acción familiar de máximo equilibrio entre una vinculación sana de padres e hijos, y la capacidad de adaptación de ambas partes en beneficio de una cada vez mayor autonomía y responsabilidad del estudiante.
Con el fin de facilitar estas acciones, las políticas sociales deben favorecer trayectos seguros a los centros de estudios para viandantes y ciclistas lo que reduciría la percepción de los padres de peligro ambiental para sus hijos (Fan & Chen, 2012) y facilitaría el desplazamiento activo de estos jóvenes estudiantes (Cooper et al., 2005).
Referencias
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Notas de autor
Correspondencia: Eva Sanz Arazuri (eva.sanz@unirioja.es)
Información adicional
Conflicto de intereses: Ninguno.