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Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 25 años después (y 4) De Barcelona ’92 al futuro de los eventos deportivos
FRANCESC SOLANELLAS DONATO; ANDREU CAMPS I POVILL; JEAN-LOUP CHAPPELET;
FRANCESC SOLANELLAS DONATO; ANDREU CAMPS I POVILL; JEAN-LOUP CHAPPELET; IAIN EDMONDSON; ENRIC TRUÑÓ I LAGARES
Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 25 años después (y 4) De Barcelona ’92 al futuro de los eventos deportivos
The Barcelona Olympic Games: Looking Back 25 Years On (and 4) From Barcelona ’92 to the Future of Sports Events
Apunts Educación Física y Deportes, vol. 33, núm. 130, pp. 107-126, 2017
Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya
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Resumen: Este es el cuarto artículo que publica la revista Apunts. Educación Física y Deportes con motivo del 25º aniversario de los Juegos Olímpicos de 1992, celebrados en Barcelona. El objetivo de la serie era analizar el impacto que han tenido los Juegos en la ciudad y en el país, transcurrido un cuarto de siglo desde la organización de uno de los eventos más importantes organizados por la capital catalana. En base al aprendizaje de este período desde las perspectivas deportiva, económica y social este trabajo sugiere y discute sobre algunos de los elementos que pueden ser clave para la organización de futuros eventos deportivos. Se analizan variables como el lugar e índice de repetición donde se llevan a cabo dichos eventos así como las tendencias de futuro. Existen otros aspectos que están directamente vinculados a la gobernanza, como la elección de las sedes candidatas y el origen de los recursos para financiarlos. Con la opinión de varios autores se ha intentado apuntar sobre la visión de los eventos deportivos en los próximos años.

Palabras clave:Barcelona ’92Barcelona ’92,juegos olímpicosjuegos olímpicos,legadolegado,futurofuturo,eventos deportivoseventos deportivos.

Abstract: This is the fourth article published by the journal Apunts. Educación Física y Deportes on the occasion of the 25th anniversary of the Barcelona Olympics. The purpose of the series is to analyse the impact of the Olympics on the city and the country one quarter of a century after the capital of Catalonia hosted one of the most important events ever. Based on the learning from this period from the perspectives of sports, economics and society, this study suggests and discusses some of the factors that may be crucial in the organisation of future sporting events. Variables are analysed such as the place and repetition rate where these events are held as well as future trends. There are other aspects which are directly associated with governance, such as the choice of candidate sites and the provenance of the resources to finance them. With the opinions of different authors, an effort has been made to point to the vision of the events in the forthcoming years.

Keywords: Barcelona ’92, Olympics, legacy, future, sports Events.

Carátula del artículo

Opinión

Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 25 años después (y 4) De Barcelona ’92 al futuro de los eventos deportivos

The Barcelona Olympic Games: Looking Back 25 Years On (and 4) From Barcelona ’92 to the Future of Sports Events

FRANCESC SOLANELLAS DONATO
Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña, España
ANDREU CAMPS I POVILL
Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña, España
JEAN-LOUP CHAPPELET
Universidad de Lausana, Suiza
IAIN EDMONDSON
London & Partners, Reino Unido
ENRIC TRUÑÓ I LAGARES
Ayuntamiento de Barcelona, España
Apunts Educación Física y Deportes, vol. 33, núm. 130, pp. 107-126, 2017
Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya

Recepción: 24/07/2017

Aprobación: 05/09/2017

Introducción

Este trabajo cierra la serie de artículos que ha publicado la revista Apunts. Educación Física y Deportes con motivo del 25º aniversario de los Juegos Olímpicos (JJOO) de Barcelona ’92. El objetivo de la serie era analizar el impacto que han tenido los Juegos en la ciudad y en el país transcurridos 25 años desde la organización de uno de los eventos más importantes que ha llevado a cabo la capital catalana y las consecuencias que se pueden extraer para realizar otros eventos deportivos.

Para Brunet (2011), los denominados megaeventos tienen una doble virtud: su organización incrementa la actividad económica, en particular las inversiones en infraestructura, y su celebración aumenta la visibilidad del lugar donde se realizan. Un megaevento puede reportar bienes tangibles e intangibles significativos que serán mayores y durante más tiempo cuanto mejor sea la gestión del evento.

La respuesta de Barcelona al estímulo olímpico fue mucho más intensa y más sostenida en el tiempo que la de otras ciudades organizadoras. De ahí que Barcelona ’92 sea un modelo de impacto; esta ha sido su principal característica: la extraordinaria y sostenida capacidad para aprovechar el impulso olímpico.

En el primer artículo Solanellas y Camps (2017) abordaron el impacto de los Juegos en la ciudad de Barcelona a niveles deportivo, económico y social. A nivel deportivo, España consiguió tener el mayor número de deportistas participantes y obtener los mejores resultados de toda su historia en unos JJOO. De las 4 medallas obtenidas en los Juegos de Seul y ocupar el 25º puesto en el ranking de medallas se pasó a las 22 medallas en Barcelona ’92 y a ser la 6ª en el ranking. Pero lo más significativo es que de las ciudades que han organizado unos juegos olímpicos de verano, España es la que más aumentó sus medallas en relación con los juegos precedentes, 340% (Solanellas, Camps, & Ferrand, 2017).

Otro de los principales aspectos analizados es el de la evolución, a nivel de todo el Estado, del número de licencias federativas antes y después de los Juegos, y no se aprecia ningún punto de inflexión significativo que se pudiera relacionar con la organización de los JJOO. No es esta la misma tendencia en el caso de Cataluña en relación con la evolución de la práctica deportiva entre 1990 y 2005, cuyo incremento fue de un 10%. Aunque resulta difícil atribuirlo directamente a la organización del evento, sí que parece que el ambiente deportivo que se vivió en los años previos y posteriores pudo tener su influencia.

El know-how acumulado durante los Juegos ha sido una de las claves para que Barcelona haya seguido apostando por la estrategia de la organización de eventos a nivel nacional pero especialmente a nivel internacional. De hecho, ha sido siempre uno de los ejes básicos del plan estratégico deportivo de la propia ciudad.

En el tercer artículo (Solanellas, Camps, Carranza, Dordal, & Carné, 2017), se anota el gran legado que ha representado para la ciudad las instalaciones deportivas. Tanto las de la propia ciudad como las instalaciones construidas o mejoradas fuera de esta, siguiendo la estrategia de descentralización diseñada para los Juegos, permitieron dotar a diferentes ciudades de unas infraestructuras deportivas que han sido posteriormente utilizadas por la ciudadanía. En 1992, el 1.23% de la población de Barcelona eran abonados a instalaciones deportivas públicas, porcentaje bajo debido a que en ese momento las instalaciones olímpicas y algunas otras todavía no estaban en funcionamiento. Con la nueva estrategia diseñada para el legado de los Juegos, en 1994 el porcentaje ya era de un 2.82%, en 1996 de un 6.30% y en la actualidad el porcentaje representa el 11.67%.

Pero no fueron únicamente las instalaciones de los JJOO las que formaron parte de la estrategia global. Durante ese período olímpico (1980-1992) se construyeron un gran número de instalaciones deportivas que hoy constituyen el 40% de las instalaciones deportivas del censo actual del IBE (Institut Barcelona Esports).

Del conjunto de instalaciones olímpicas, el Palau Sant Jordi y el Estadio Olímpico son las dos más grandes y más emblemáticas. Su uso durante estos 25 años se ha basado en conseguir un gran número de espectadores que asistan a eventos deportivos, comerciales y musicales. Mientras que en el Palau Sant Jordi se han acumulado alrededor de los 21 millones de espectadores, en el Estadio Olímpico la cifra se situa cerca de los 20 millones.

A nivel económico, los Juegos de Barcelona fueron el punto de inflexión para que la ciudad realizara la gran transformación para convertirse en un referente internacional. En este contexto, Brunet (2011) muestra de manera evolutiva comparada como la oferta hotelera y los visitantes extranjeros en Barcelona alcanzaron un crecimiento mucho mayor que el mostrado en las ciudades organizadoras de otros juegos olímpicos como Sidney, Atlanta o Seül.

Esta transformación ha supuesto que en los últimos tiempos la ciudad haya sido capaz de pasar de los cerca de 1 500 000 turistas antes del 92 a los cerca de 8 000 000 en la actualidad. Por tanto, en estos 25 años ha habido un incremento del 419% mientras que en ese mismo período otras ciudades turísticas europeas, como Londres, Berlín o Paris, han tenido un incremento máximo del 311%, en el caso de Berlín, y en las demás ciudades no ha sobrepasado el 100%. En este sentido, estudios como el de Fourie y Santana-Gallego (2011) muestran datos similares en otros contextos.

Esta gran transformación ha representado, también, un gran empuje a nivel social. El impacto económico a lo largo de este tiempo ha colaborado a mejorar el bienestar social; es evidente que esta evolución no puede explicarse solo por los JJOO pero estos colaboraron mucho a los grandes cambios.

Muchas de las inversiones que se produjeron a nivel deportivo, en las infraestructuras de transporte interno de la ciudad o en el mismo aeropuerto, han supuesto a lo largo de este período de 25 años una mejora en la calidad de vida de la ciudadanía de Barcelona, interrumpida en los últimos años por la crisis y la masificación turística de la ciudad.

Uno de los objetivos de Barcelona ’92 fue el de mostrar a la familia olímpica y al mundo en general el nivel de implicación del conjunto de la ciudad en el evento. El gran número de participantes generó una imagen de dinamismo social e implicación basada en la participación ciudadana.

A nivel social, otro de los grandes pilares fue la campaña para captar voluntarios que recibió 102 000 candidaturas para una necesidad final de 35 000 voluntarios.

Todos los impactos mencionados anteriormente no pueden vincularse en su totalidad a la organización de los Juegos Barcelona ’92 dado que durante la fase de preparación y después de los JJOO la ciudad, Cataluña y España evolucionaron considerablemente bajo la influencia de muchos otros factores además de los JJOO tales como la introducción del euro, el nacimiento de las aerolíneas de bajo coste, la construcción de muchos hoteles, el desarrollo del turismo a nivel mundial, etc.

Objetivo

El objetivo de este último artículo de la serie es reflexionar sobre la ayuda que puede representar el estudio del legado de Barcelona ’92 en la organización de futuros eventos deportivos y poder plantear un conjunto de recomendaciones al respecto.

Método

El método utilizado para este cuarto artículo ha sido la revisión de diferentes materiales específicos y especialmente la síntesis de los tres artículos anteriores. Asimismo, con motivo del desarrollo del módulo de eventos del Máster Internacional MESGO, realizado en Barcelona, se organizó una mesa redonda sobre los eventos deportivos del futuro dirigida por Francesc Solanellas y con la participación de un panel de expertos de nivel mundial, como Holger Preuss, Jean-Loup Chappelet, Iain Edmondson y Enric Truñó. Esta cuarta entrega incluye las ideas básicas y los principales comentarios que los conferenciantes apuntaron durante dicha mesa redonda.

En el contexto de los grandes eventos deportivos hablar de futuro es aceptar una perspectiva de un mínimo de 10 o 15 años, puesto que a corto y medio plazo es difícil poder incidir de manera significativa sobre los que se van a desarrollar en los próximos 5-10 años, ya que la mayoría de ellos ya han sido conceptualizados y designados a diferentes ciudades (tabla 1). Interesa ir más allá de esta cifra puesto que es la única opción para poder incidir realmente en los eventos del futuro.

Tabla 1
Sedes de los próximos eventos deportivos más importantes

Tomando como referencia los JJOO de Barcelona pero también la situación actual de los diferentes eventos deportivos analizados, se deduce que en el futuro se deberían tener en cuenta varias consideraciones.

Conceptualización de la candidatura al evento

En la fase de concepción de las diferentes candidaturas para los eventos deportivos podrían plantearse objetivos de transformación, de mejora o de renovación que fueran más allá del propio evento deportivo. Se dice “podrían” porque siempre es un claro valor añadido que el evento intente aportar a la ciudad, a la sociedad que lo acogerá, aspectos que vayan más allá del hecho deportivo. Precisamente este posicionamiento es el que ha permitido a diferentes ciudades ser escogidas para la organización de un evento y, al contrario, para no serlo cuando estos detalles no se han tenido en cuenta. Barcelona propuso transformar la ciudad, abrirla al mar con una apuesta urbana que posteriormente han seguido varias ciudades candidatas a los Juegos. Pero también debe señalarse que el “modelo” Barcelona se produjo en un contexto muy particular en el que la ciudad presentaba un retraso importante en inversiones y, a su vez, el país tenía, en el ámbito deportivo, un potencial sin trabajar, actuación que se realizó con intensidad y planificación en los años de preparación de los Juegos. Cierta intensidad se ha mantenido luego hasta nuestros días, lo que permite explicar la continuidad en los éxitos del deporte español.

Barcelona, por tanto, aprovechó la oportunidad realizando una de las mayores transformaciones deportivas, económicas, sociales y urbanísticas que se recuerdan, y que han sido sostenibles a lo largo de los años (Brunet, 2011).

En consecuencia, no todas las ciudades son una Barcelona en potencia pero sí que cada ciudad puede identificar perfectamente la razón o motivo por el que el evento le permitirá transformarse y mejorar en uno o varios aspectos sociales, urbanos o simplemente deportivos. Debe irse más allá de la ocasión de juntar unos deportistas, unos derechos de TV y unos espectadores que ocupen la ciudad durante unos días.

Ciudades como Rio de Janeiro o Pequín, en el caso de los JJOO, o Estados Unidos, para los Campeonatos del Mundo de Fútbol, fueron capaces de presentar argumentos suficientemente sólidos para ser elegidas.

En función de la situación actual, de las limitaciones que presente pero, también, lógicamente de sus potencialidades, cada ciudad debería ser capaz de posicionarse y dibujar una línea argumental que pueda ser entendida tanto internamente por su propia ciudadanía como por el exterior, y muy especialmente por aquellos que tienen la capacidad de votar una candidatura deportiva o de adoptar una decisión en ese sentido.

Seguramente para algunas ciudades como Barcelona, en los años 80 y 90 ciertos eventos de nivel internacional podían contribuir a su desarrollo, si eran candidatas. Hoy en día, estas urbes han evolucionado, pueden tener otras metas distintas a las existentes en ese momento y, también puede ocurrir que algunos grandes eventos pueden realizarse con otras opciones que les resultan económicamente más rentables, como se puede comprobar en la tabla 1con claros ejemplos de actos organizados en deportes como atletismo, natación, futbol, etc.

Asimismo, cabe recordar que actualmente dichos posicionamientos pueden llegar a ser variables o muy variables (Desbordes & Falgouz, 2007). La coyuntura política interna de un determinado país, la relación entre países y la misma situación de seguridad a niveles nacional e internacional representan algunas de las variables que pueden condicionar ese posicionamiento y, por lo tanto, el reconocimiento de aquellos que deben elegir una candidatura.

Superados los aspectos esencialmente técnicos (disponer de las instalaciones deportivas adecuadas, de una red de transporte, una oferta hotelera suficiente, etc.), que se encuentran reseñados en la mayoría de los informes técnicos de las organizaciones titulares o propietarias de los eventos, resulta necesario activar los lobbys que les permitirán alcanzar los votos necesarios para organizar estos eventos. En este aspecto cada vez se debe ser más escrupuloso porque en el futuro inmediato las malas prácticas serán fuertemente penalizadas.

Localización del evento

Analizando la cantidad de eventos y el lugar donde estos se han realizado en los últimos años, se observa que existe una clara tendencia generalizada a organizar cada vez un mayor número de eventos y, también se constata que existe una tendencia a la baja en la ubicación de los eventos en países europeos en favor, principalmente, de los países asiáticos. La figura 1recoge la localización de los principales eventos mundiales de atletismo, gimnasia, futbol, baloncesto y balonmano en las últimas cinco décadas.


Figura 1
Localización de grandes eventos en las últimas 5 décadas

Entre los años 70 y 90 el número de eventos realizados en Europa fue bastante estable. Durante el 2000 se aprecia un descenso con una ligera recuperación en la década siguiente. Hacia el año 2020, se puede prever una caída de eventos en este continente que se desplazarían hacia el continente asiático.

En cuanto al continente americano, desde prácticamente los años 70 se ha ido reduciendo el número de eventos organizados, mientras que en Oceanía, siempre con una presencia baja, su acogida aumentó en los años 1990 y 2000. Finalmente, África no fue hasta pasado el año 2000 que mejoró su ranking seguramente por apostar por Sudáfrica. Antes se situaba en la última posición de los continentes organizadores.

Si lo que se estudia es la localización de los principales eventos en cada uno de los diferentes países, se constata que en los últimos años España ha sido el segundo país en organizar más eventos a nivel internacional de los deportes mencionados anteriormente. (Fig. 2)


Figura 2
Localización de los principales eventos por países

Partiendo de este enfoque de la localización de los eventos deportivos aparece la pregunta “¿cuál será el escenario de los próximos años?”. No existe una respuesta clara a este análisis prospectivo pero sí que es imprescindible presentar algunos elementos que deberían tenerse en cuenta:

  • La diversificación de países organizadores de eventos solo puede ser positiva si los grandes eventos llegan a los diferentes continentes. Si esta se acaba produciendo será un buen indicador de la progresión de algunos de ellos que en la actualidad siguen teniendo difícil poderlos acoger.

  • Esa diversificación territorial no debería basarse únicamente en la capacidad o potencial económico que presenten algunos países, puesto que la dimensión de los eventos y su sostenibilidad deberían ser, también, tenidos en cuenta.

  • Si se considera la tendencia de los lugares donde se realizarán los eventos de los futuros 20 años, sería muy importante que estos eventos sirvieran para promocionar de manera real y efectiva esos deportes en los distintos países organizadores.

  • Por otro lado, se encontrarían los países europeos que en las últimas décadas han sustentado muchos de estos eventos y que en la actualidad no se deberían marginar únicamente por criterios económicos.

Pero una de las preguntas importantes es “¿podrán algunos países africanos u oceánicos organizar algunos megaeventos en los próximos años?”. A corto plazo parece difícil, pero desde cierto punto de vista todo dependerá de la evolución deportiva de sus deportistas, de factores económicos, de elementos como el transporte y principalmente de su capacidad organizativa, de su visión para poder utilizar dichos eventos para realizar grandes transformaciones económicas, sociales y urbanas en ese territorio.

La cuestión es saber si la evolución de las últimas décadas se confirmará en las próximas. ¿Tendrán África y Oceanía un rol más importante? o ¿Mantendrá Asia el poder organizativo gracias a Qatar y a otros países de la zona?

Seguramente en algunos países asiáticos y africanos estos eventos pueden aportar lo que en su momento ofrecieron a ciudades y países europeos. Por el contrario, puede suceder que actualmente algunas ciudades europeas no se vean capaces de competir económicamente con las del continente asiático o Medio Oriente y seguramente por ello no parecen sentirse interpeladas por algunos de estos eventos. En cambio, algunos países “tradicionales” en la organización de eventos pueden acabar apostando por otros de nuevos que sean económicamente más sostenibles y que se adecuen mejor al cambio generacional y a los nuevos objetivos politicosociales. En esta línea se puede hablar de los Roller Games que se realizarán en Barcelona en 2019, los X-Games, algunas competiciones de Red-Bull, etc.

Proceso de selección de las sedes

La mayoría de eventos de nivel mundial tienen un proceso de selección de candidaturas y de selección final por parte de asamblea general del ente titular del evento. Es indiscutible que en el caso de los JJOO dicho proceso ha mejorado con el tiempo: fase de invitación, fase de visión, concepto y estrategia, fase de financiación y gobernanza hasta llegar a su fase de ejecución y fase de legado de los mismos, que debería terminar con la elección de la ciudad candidata que presente un mejor resultado o balance en todos los apartados. A partir de este momento serían siete años hasta el inicio de los Juegos.

Se trata solo de un ejemplo de los procesos, mientras que en otras organizaciones nacionales, o en la Euroliga, por ejemplo, la elección de las sedes la decide un comité ejecutivo a partir de las ciudades candidatas y valorando una multitud de aspectos como los de seguridad, negocio, alternancia, etc. Criterios de selección que no son públicos, ni se vota en un procedimiento abierto y retransmitido.

En todo caso, se observa, que independientemente del método utilizado para la selección del territorio organizador, siguen existiendo casos de malas prácticas en las votaciones para escoger las sedes de los eventos más importantes, puesto que el impacto que puede representar para una ciudad o todo un país los hacen susceptibles de procurar conseguirlos a toda costa.

Ante los casos más recientes que, desgraciadamente, tienen distintos precedentes, reaparece la cuestión sobre cuál debe ser el método más adecuado para la selección de los territorios organizadores para poder aislarlo de cualquier tipo de mala práctica. Sin embargo, parece imposible encontrar un método perfecto cuando el factor humano juega un papel tan importante en la decisión.

Ante estas dudas aparecen alternativas que podrían pasar por procesos de participación ciudadana. A primera vista podría parecer que si los aficionados del deporte pudieran escoger la ciudad esto representaría una posible solución. Pero entonces surgen dudas sobre las personas que tendrían derecho a voto y sobre su grado de conocimiento e implicación para poder tomar una decisión tan relevante para el deporte implicado y las ciudades candidatas.

Dicha participación también conlleva valorar hasta que punto las ciudades candidatas deberían tener un amplio grado de apoyo entre su ciudadanía. Así por ejemplo, en la actualidad son varias las ciudades que han decidido retirar su candidatura a los JJOO, y los motivos pueden ser bien consecuencia de una decisión economicopolítica, como el caso de Roma, o bien consecuencia del resultado de un referéndum consultivo, en otros casos. Cuando se ha dado esta última opción, en la mayoría de los casos el resultado de la consulta ha sido negativo para los intereses de las diferentes ciudades candidatas. Solamente en los dos últimos ciclos olímpicos Boston, Múnich, Budapest, Cracovia y Graubünden han renunciado a albergar los Juegos, y estas ciudades han terminado por renunciar a la candidatura olímpica. Probablemente, hoy es todavía demasiado pronto para valorarlo adecuadamente, pero es evidente que este hecho ha reducido el número de ciudades que quieren competir por albergar los diferentes eventos internacionales.

Podría decirse que aparece un nuevo escenario en el que en ocasiones, o por simple presión popular o por el resultado de una consulta popular, se termina finalmente neutralizando y rechazando las intenciones de los dirigentes políticos y deportivos de una ciudad para poder optar a ser sede de unos juegos olímpicos tanto de verano como de invierno. En Barcelona ’92 (Moragas & Botella, 2002), el apoyo popular llegó a ser del 90%, si bien este resultado no deriva de un referéndum.

Parece pues bastante claro que los tiempos están cambiando y la organización de los juegos olímpicos u otros megaeventos no cuenta en todas las ciudades con el mismo apoyo que antes, en los años 90.

Se puede pensar también en modelos de elección de las sedes para eventos que sean completamente distintos de los anteriores, como por ejemplo la elección mediante un comité de expertos, modelo, por otra parte, habitual en la elección de los concursos de obra pública, de prestación de servicios, etc. Pero la implementación de este modelo también genera muchos interrogantes: ¿cómo se elegirían las personas expertas?, ¿quién lo haría?, ¿cuánto tiempo duraría su encargo?, etc. Es más, en el modelo actual los miembros de los órganos que tienen la responsabilidad de la elección de las sedes de los grandes eventos (sesión en el COI, ejecutiva en las federaciones internacionales) pueden considerarse ellos mismos como los máximos expertos en esa faceta y tampoco les faltaría razón. Seguramente un punto intermedio donde los informes técnicos previos a las votaciones tuvieran un peso específico mucho mayor podría ser otra de las soluciones.

Creación de nuevos eventos

La aparición de nuevos eventos deportivos que se integran en el mercado y en los calendarios deportivos surgen como consecuencia de circunstancias diferentes: bien sea porque algunos deportes de los llamados tradicionales necesitan llegar a un mayor público e incrementar sus audiencias (European Championship), bien sea porque algunos de los eventos tradicionales no llegan a cumplir con los objetivos de algunas ciudades (RideLondon), o ya sea porque aparecen intereses diferenciados de los sponsors que requieren de un concepto relacional o de venta distinto, o sea, simplemente, porque aparecen nuevas modalidades o actividades deportivas no conocidas o practicadas hasta ahora (Red Bull High Diving).

En estos momentos, tanto el sistema comunicativo social como las características intrínsecas de las nuevas modalidades deportivas permiten crear nuevos eventos adaptados completamente a las necesidades de los interesados y aparentemente sin presentar las limitaciones de los ya existentes.

En el primer ejemplo, los European Championships (a disputar entre Berlín y Glasgow en 2018) agrupan distintas disciplinas deportivas como son la natación, el atletismo, el ciclismo, el golf, la gimnasia, el remo y el triatlón. Es un nuevo formato con deportes que no se consideran mayoritarios pero que sí disponen de suficiente notoriedad en juegos olímpicos y cuentan con sus propios campeonatos del mundo. Con este campeonato intentan buscar una mayor presencia en el espacio deportivo europeo.

En el segundo de los casos, se encuentra el RideLondon que es un evento creado por y para Londres, donde se unen la competición deportiva de alto nivel con la participación deportiva puramente recreativa. Durante un día al año Londres prácticamente se cierra para que la bicicleta sea el centro de la ciudad.

En los últimos años han aparecido también nuevos eventos como los Roller Games o los juegos mundiales de patinaje que agrupan a un total de 10 modalidades deportivas. En 2017 se disputan en Naijin y en el 2019 Barcelona albergará dicho evento.

El Red Bull Cliff Diving forma parte de otro tipo de eventos, en los que bajo directrices de un patrocinador se crea un circuito de competiciones al margen de las organizaciones deportivas federativas clásicas. Algunas de las modalidades deportivas practicadas en este circuito se incluyeron, por primera vez, en los últimos Campeonatos del Mundo de Natación celebrados en Barcelona (2013).

Eventos anuales versus eventos de periodicidad superior

En los artículos anteriores de esta serie se ha constatado que los autores focalizan sus trabajos y publicaciones en los megaeventos o en aquellos que tienen una periodicidad determinada y que se desarrollan a nivel continental o mundial. Tradicionalmente se han estudiado de estos aspectos como los de gobernanza, modelos de candidaturas y selección, el impacto económico, su organización o el patrocinio. Seguramente, la focalización en este tipo de eventos se debe a la inversión económica que generan, a su repercusión internacional y al poder de transformación de los que son capaces de crearlos.

Sin embargo, deberían ser igualmente sujeto de estudio los eventos que se repiten anualmente desde hace años en un mismo escenario, como los torneos de tenis del circuito ATP como el Roland Garros, el Conde Godó o los del circuito de la WTA, las carreras de F1 o las de moto GP o incluso los partidos que un mismo equipo disputa en su estadio a lo largo de una temporada.

Así por ejemplo, no son ni mucho menos desdeñables los resultados derivados de la organización de un torneo de la ATP como el Conde de Godó, campeonato que cada año se convierte en un referente tanto para los amantes del tenis, como para aquellos colectivos empresariales, sociales o políticos que aprovechan el evento social para sus negocios o para su posicionamiento en el contexto social o comercial. Estos eventos también deberían ser objeto de estudios pormenorizados para evaluar su impacto real y su legado.

La inversión continua en un evento anual permite en el tiempo llegar a ser una referencia constante o estable para las campañas de marketing de algunas empresas que les ofrece focalizar su acción comercial en fechas determinadas del calendario y en una publicación; estos eventos resultan “estables” y conocidos perfectamente por el gran público (Lee, 2013).

Repetición de sedes de los eventos

Parece que en los últimos años se ha producido una disminución del número de ciudades candidatas a ser sede de grandes eventos deportivos y ello es especialmente claro cuando se habla de los juegos olímpicos. Durante este mes de septiembre del 2017, el COI ha escogido dos sedes consecutivas de los Juegos del 2024 y del 2028 al ser Paris y Los Angeles las dos únicas candidatas que competían para los Juegos del 2024 y haberse retirado el resto de ciudades precandidatas (Roma, Hamburgo, Boston y Budapest). Parece que no se vislumbra un cambio de tendencia para los próximos años y próximas citas olímpicas. Barcelona ’92 se impuso en la votación final a Amsterdam, Birmingham, Brisbane y París, un número de ciudades candidatas igual al que había al inicio de buscar la sede de los Juegos del 2024, cifra que finalmente ha quedado en dos que han pactado con el COI, no solo la secuenciación de la organización de los Juegos entre las dos ciudades (2024 en París y 2028 en Los Angeles) sino, también, y esto es muy importante, una mayor contribución del COI al presupuesto de su organización (1700 millones para la primera sede y 1800 para la segunda). Debe señalarse que si bien el número de ciudades candidatas disminuye considerablemente, sus ingresos siguen la línea inversa, lo que seguramente pone en evidencia que la problemática no está tanto en los aspectos económicos de la rentabilidad del evento, sino en factores de concepción social y política.

Esta es, también, la pauta seguida por otros grandes eventos deportivos que han anticipado la elección de la sede de la organización de los eventos del futuro con la designación de dos sedes consecutivas, como la FINA y la IAAF. Ante este nuevo escenario y las exigencias de muchas organizaciones, una de las opciones que se podría plantear es la repetición de elección de sedes que ya lo hayan sido en un tiempo no muy lejano.

Hasta estos momentos el hecho de la repetición de sedes no era una consideración completamente extraña o no utilizada en la organización de eventos, pero, cuando se ha producido, lo ha sido siempre con una diferencia de tiempo muy considerable entre ambas ocasiones. En general, el promedio era de 30 años entre ser sede de un gran evento mundial y la ocasión de acogerlo de nuevo. Tal como se aprecia en la figura 3el porcentaje de repetición de los eventos varía en función de estos. El Mundial de Fútbol es uno de los existentes con un mayor porcentaje de repetición: alcanza el 40.91%, mientras que el Mundial de Baloncesto llega al 11.76%. Si bien es verdad que el atletismo solo representa un 5.56% de repetición, puesto que la creación de esta competición mundial es muy reciente (1983).


Figura 3
Repetición de sedes de los principales eventos deportivos

Después de un tiempo razonable parece lógico pensar que la gran inversión realizada para unos JJOO y el know-how acumulado puedan ser aprovechados para un nuevo evento de las mismas características. En este sentido Barcelona, que acogió los Juegos en el 92, como también hacen otras ciudades olímpicas, se ha servido de instalaciones como las Piscinas Picornell, o el Palau Sant Jordi para organizar otros eventos como los Campeonatos de Mundo de Natación (2003 y 2013); la Final4 de la Euroliga en dos ocasiones; los X-Games; las Finales de Copa Davis y un largo etc.

Una vez abierta esta posibilidad de repetición de eventos, ¿podría Barcelona albergar otra vez unos juegos olímpicos? Si hablamos de los de verano posiblemente la respuesta a la pregunta sería positiva. En realidad, en muchos sentidos hoy la ciudad está mucho más preparada en la vertiente deportiva, está más acostumbrada a acoger eventos y tiene más capacidad para albergar a un gran número de turistas, pero lo más importante es que todo esto representaría unas inversiones mínimas y, por supuesto, muy inferiores a las efectuadas en el 92, aunque posiblemente deberían realizarse algunas nuevas inversiones, pero de lo que no cabe duda es que a día de hoy ya está preparada para ello. Otro tema distinto sería albergar unos juegos olímpicos de invierno, sobre los que ya se discutió mucho por la localización de la ciudad, pero podrían representar un nuevo gran impulso para esta y, sobre todo, para la vertebración del territorio con la configuración de las sedes del Pirineo. Resultaría muy difícil alcanzar el mismo nivel de impacto conseguido con los JJOO del 92 en términos absolutos, pero probablemente en términos relativos el balance entre inversión necesaria y rentabilidad o beneficio conseguido podría ser muy superior al obtenido en los del 92.

Financiación de los eventos

También en este apartado Barcelona fue un buen ejemplo de excelente gestión al alcanzar un beneficio neto importante al final del evento.

Igual de significativo resulta el análisis de las fuentes de financiación del propio evento, puesto que Barcelona fue en ese momento un referente innovador a nivel europeo. Como se aprecia en la figura 4de Preuss (2004), Barcelona buscó el equilibrio entre la financiación pública y privada.


Figura 4
Financiación de los JJOO desde Múnich a Sídney 2000.
(Fuente: Preuss, 2004)

Las aportaciones públicas combinadas con las aportaciones privadas le permitieron financiar los JJOO del 92. De hecho, Barcelona, como otras grandes ciudades, solo ha sido capaz de desarrollar sus grandes proyectos o retos cuando el capital público ha ido acompañado de la presencia del capital privado.

En el futuro los eventos deportivos, y Barcelona en particular, deberán contar con una mayor participación privada, ya que no parece que las administraciones públicas ni la misma opinión pública estén dispuestas a apoyar estas iniciativas. No obstante, no debería dejarse de lado o perder de vista que muy probablemente una mayor aportación del sector privado podría conllevar una menor autonomía de los entes organizadores del evento o de su titularidad. Como ya se ha señalado anteriormente, algunas empresas relacionadas con algunos patrocinadores habituales del deporte ya se han convertido en las propietarias de estos precisamente para poder disponer de su control absoluto.

En los eventos del futuro inmediato, y posiblemente por un largo período de tiempo, uno de los elementos que más influencia obtendrá sobre el presupuesto del evento y sobre su rentabilidad económica (Clivaz, 2006) será el incremento exponencial en gastos de seguridad que deberán hacer sus organizadores; estos gastos dificultarán el equilibrio presupuestario, puesto que la mayoría de los organizadores de los eventos reconocen que en estos dos últimos años estos gastos han tenido un incremento entre un 20 y un 30%, incluso en algunos casos el aumento de la cifra para la seguridad ha sido superior al 50%.

Formato y público objetivo (target) de los eventos del futuro

Diversos son los factores a tener en cuenta para valorar el futuro formato de los eventos deportivos. Por un lado, la sociedad actual goza de mayor oferta específica de ocio y deportiva. Por otro, las tecnologías nos acercan a unos sistemas de trabajo y de vida en los que se valoran mucho más la inmediatez, las respuestas rápidas a nuestras demandas y cuya consecuencia es la volatilidad sobre su información. Disponer de una presencia prolongada en el tiempo en las portadas de los medios de comunicación tradicionales y en las redes resulta muy complicado cuando la sucesión de noticias es constante.

Existen eventos deportivos cuyo calendario de actividad es muy largo, como la mayoría de campeonatos mundiales de deportes que duran 17 días, por ejemplo: el mismo mundial de fútbol que se alargará alrededor de un mes, o el mundial de rugby que se juega durante un mes y medio. La inclusión de más competiciones y más equipos conlleva que los eventos duren más tiempo, en un momento que parece que la sociedad no va en la misma dirección.

En el futuro los eventos deberían ser más cortos, con la intención de reducir costes y conseguir un mayor impacto.

Otro de los elementos a considerar es el público objetivo del evento.

Cada deporte o conjunto de disciplinas deportivas conoce su público objetivo (target) al que debería dirigirse. Sin embargo, actualmente la mayoría de federaciones internacionales todavía no conocen con precisión a sus aficionados y sus perfiles; en realidad, las grandes federaciones internacionales empiezan justamente a trabajar en dichos aspectos. Como ocurre en otros sectores, el motivo no es otro que la falta de datos sobre espectadores, consumidores y aficionados de manera longitudinal que puedan ayudar al establecimiento de objetivos más precisos.

En cualquier caso, no solo resulta importante conocer más sobre el público actual, sino que puede ser esencial, también, conocer el posible comportamiento de las futuras generaciones.

Algunas de las preguntas que se pueden plantear son: ¿Quiénes serán los seguidores/as de los juegos olímpicos?; ¿Tendrán los mismos gustos deportivos que los actuales?; ¿Decaerá el interés por asistir en directo a los eventos deportivos como consecuencia de la inseguridad o de la aparición de las nuevas tecnologías?; ¿Serán los e-sports realmente el futuro?

Estas son algunas de las cuestiones que deberían responderse para conocer con más precisión a los seguidores de los futuros eventos.

Participación

Cuando se habla de participación probablemente se debería precisar mucho más. Debería hablarse de (a) participación de la ciudadanía y de los espectadores implicados durante el evento; (b) participación de los deportistas que forman parte del evento en general o del propio país, o (c) participación en forma de incremento de la práctica física de la ciudadanía de la sede y de su país. En el caso (a), se señala a menudo que Barcelona cumplió las expectativas, y en el caso (b) se habla de que se alcanzó el mayor número de deportistas participantes así como el mayor número de medallas registrando el mayor aumento jamás visto de un país organizador. Sin embargo, en el aspecto (c) no parece evidente dicha participación. En Barcelona aunque se ha venido observando un aumento de la práctica deportiva en los últimos 25 años, es difícil demostrar que este auge sea solo fruto de sus JJOO. Se puede decir que estos provocaron un cambio en la cultura deportiva del país pero ese crecimiento, probablemente, también se hubiera alcanzado aunque con una mayor dilación en el tiempo y seguramente con una intensidad algo menor. Tal como se observaba en relación con el número de las licencias deportivas (Solanellas & Camps, 2017), estas no aumentaban ni en Cataluña ni en España como consecuencia de los Juegos, situación que ha ocurrido también en otras ciudades organizadoras.

Sin embargo, sí que se considera importante alcanzar esta variable en los eventos del futuro. Este sería el motivo por el que eventos como el RideLondon o la organización de competiciones para veteranos o seniors ligadas a los grandes eventos podrían incrementar el nivel de participación ciudadana en determinados segmentos de la población que hasta la fecha no participan en eventos.

Legado

Finalmente, lo más importante es el legado. La organización de un evento deportivo que haya sido capaz de pensar en el impacto a largo plazo, en su legado deportivo, económico y social habrá sido capaz de realizar un evento completo. Cuando en la planificación y organización se alcanza a pensar no solo en los 15 días de la competición, sino más allá, probablemente esta actitud será sinónima de una buena conceptualización, será un elemento clave.

Es ampliamente aceptado que Barcelona cumplió con el objetivo del legado, y aunque 25 años después se valora que algunos aspectos eran mejorables, es irrefutable que solo a nivel deportivo-social, la ciudadanía actual cuenta con una red de instalaciones deportivas para su uso, y a la vez la ciudad se ha convertido en un referente para la organización de otros eventos deportivos que ha ido realizando durante estos años. Tanto de manera intangible (know-how, autoestima colectiva) como de manera tangible (m. de instalaciones deportivas, transporte, aeropuerto, etc.), Barcelona goza de suficientes elementos para ser considerada un verdadero ejemplo de organización teniendo en cuenta el futuro.

En los últimos tiempos el legado de los grandes eventos ha sido uno de los temas más recurrente en dicha bibliografía, como demuestran Brunet (2011), Lienhard y Preuss, (2014), Masterman (2014), Parent y Chappelet (2015), Preuss (2007), Solanellas y Camps (2017), Solanellas, Camps y Ferrand (2017), etc. Sin embargo cabría saber como evolucionará este concepto. La posibilidad de comparar distintos eventos y disponer de una perspectiva de recogida de datos a largo plazo podría ayudar a sacar conclusiones más concretas que pudieran ser la clave para la planificación de futuros eventos.

De hecho, las dificultades y al mismo tiempo las limitaciones que se han tenido que salvar para valorar los JJOO Barcelona ’92 se podrían superar desarrollando una metodología de trabajo que incluyera la valoración multidisciplinaria antes, durante y después de los grandes eventos.

Material suplementario
Información adicional

Conflicto de intereses: Ninguno.

Referencias
Brunet, F. (2011). Analysis of the economic impact of the Olympic Games. En E. Fernández, B. Cerezuela, M. Gómez, Ch. Kennett & M. de Moragas, An Olympic Mosaic. Multidisciplinary Research and Dissemination of Olympic Studies (pp. 211-231). Barcelona: CEOUAB.
Clivaz, C. (2006) Durabilité de l’événementiel sportif. Quelles implications pour les collectivité territoriales? En J. L. Chappelet (Ed.), Les politiques publiques d’accueil d’événements sportifs. Paris: L’Harmattan.
Desbordes, M., & Falgouz, J. (2007). Organiser un évément sportif (2.ª ed.). Paris: Editions d’Organization.
Fourie, J., & Santana-Gallego, M. (2011) The impact of mega-sport events on tourist arrivals. Tourism Management, 32(6), 1364-1370. doi:10.1016/j.tourman.2011.01.011
Lee, K. H. (2013). The attractiveness of nations in global compettion: an empirical assessment of the effects of country attractiveness on the success of strategy for histing international sports events, 1990-2012, (Tesis doctoral, IDHEAP, Lausanne, Suiza).
Lienhard, P., & Preuss, H. (2014). Legacy, Sustainability and CSR at Mega Sport Events. An Analysis oft he UEFA EURO 2008 in Switzerland. Springer Gabler. doi:10.1007/978-3-658-06470-9
Masterman, G. (2014). Strategic sports event Management (3.ª ed.). London: Routlege.
Moragas, M., & Botella, M. (Eds.) (2002). Barcelona: l’herència dels Jocs (1992-2002). Barcelona: Centre d’Estudis Olímpics-UABPlaneta.
Parent, M., & Chappelet, J. L. (Eds.) (2015). Conclusions and future directions for sport event managment scholarship. En M. Parent & J. L. Chappelet, Routledge Handbook of Sports Event Management, London:Routledge.
Preuss, H. (2004). The economics of the Olympics: A comparison of the games 1972-2008. Cheltenham: Edward Elgar.
Preuss, H. (2007). The conceptualization and measurement of mega sport event legacies. Journal of Sport & Tourism, 12, 207-228. doi:10.1080/14775080701736957
Solanellas, F., & Camps, A. (2017). Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 25 años después (1). Apunts. Educación Física y Deportes (127), 7-26. doi:10.5672/apunts.2014-0983.es.(2017/1).127.01
Solanellas, F., Camps, A., & Ferrand, A. (2017). Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 25 años después (2). Apunts. Educación Física y Deportes (128), 127-147. doi:10.5672/apunts.2014-0983.es.(2017/2).128.08
Solanellas, F., Camps, A., Carranza, M., Dordal, E., & Carné, A. (2017). Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 25 años después (3). Apunts. Educación Física y Deportes (129), 121-137. doi:10.5672/apunts.2014-0983.es.(2017/3).129.09
Notas
Notas de autor

Correspondencia: Francesc Solanellas (fsolanellas@gencat.cat)

Tabla 1
Sedes de los próximos eventos deportivos más importantes


Figura 1
Localización de grandes eventos en las últimas 5 décadas

Figura 2
Localización de los principales eventos por países

Figura 3
Repetición de sedes de los principales eventos deportivos

Figura 4
Financiación de los JJOO desde Múnich a Sídney 2000.
(Fuente: Preuss, 2004)
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