Narrativas, Relatos y Experiencias de Resistencias
Organización y resistencia puteril
Puteril organization and resistance


La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina nació en los años 90 como respuesta a la persecución policial y a los códigos contravencionales de las provincias, que estigmatizaban y perseguían a las personas que ejercían el trabajo sexual en la calle. Desde sus inicios se sumó a la Central de trabajadores y trabajadoras, la CTA, reconociéndose como parte de la clase trabajado-ra y entendiendo que la única herramienta que puede transformar nuestra realidad es la organización sindical.
A lo largo de estos años, AMMAR ha logrado revocar los códigos contravencionales que criminalizaban el trabajo sexual callejero en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Santiago del Estero, Santa Fe y Entre Ríos. A pesar de que en nuestro país el trabajo sexual no es un delito, la existencia de este tipo de normas habilita a las fuerzas de seguridad a perseguir, hostigar, coimear y estigmatizar a las trabajadoras.
Este tipo de legislación sigue vigente en 17 provincias. Sumado a eso, en los últimos años, la implementación de políticas contra la trata de personas terminó criminalizando aún más el trabajo sexual y exponiendo a nuestras compañeras a una mayor vulneración de sus derechos, en tanto las voces de las trabajadoras sexuales no fueron escuchadas y nuestro sector ni siquiera fue convocado.
Creemos necesario que nuestras voces sean escuchadas pese a las diferencias y distintas posiciones hacia el interior de los feminismos: nuestro reclamo es legítimo.
Se sabe que dentro de los feminismos conviven distintas posturas e ideologías. Algunos sectores creen que la prostitución es violencia y, por lo tanto, no puede ser considerada un trabajo. Desde AMMAR sostenemos que nuestro trabajo no es violento sino que es violento el trabajo que no posee legislación. Es violencia que no tengamos derecho a una jubilación digna y al acceso a la salud, que estemos confinadas a un marco de ilegalidad que nos marginaliza. Violencia es que nuestra voz no sea escuchada, que se nos invisibilice y que por ello predomine un discurso victimizante sobre el ejercicio del trabajo sexual.
Hace 23 años que desde AMMAR luchamos para que el Estado reconozca el trabajo sexual y construya una legislación clara que no solo nos posibilite a acceder a los derechos laborales que históricamente nos han sido negados, sino que también nos permita salir de la clandestinidad a la que nos vemos obligadas. Necesitamos que la sociedad nos respete, que el Estado garantice que nuestros derechos no sigan siendo vulnerados y que el feminismo todo nos haga parte y respete la toma de decisiones que llevemos a cabo las trabajadoras sexuales sobre nuestros respectivos cuerpos y sobre nuestras propias vidas.
Basta de tutelar cuerpos ajenos, escuchemos a las verdaderas protagonistas.
sanjuan@ammar.org.ar
