Relatos de Resistencia
Relatos de Resistencias
No podrán con la barrera de la vida. No podrán con la memoria montañosa.
Allí está la dignidad que va en el grito. No te tocan, Famatina no te tocan.
Mirador de la vigilia del cóndor soy. Origen inacabable de las aguas.
Alcancía del oro y de las nubes. Famatina no te tocan.
¿Quién le quiere poner precio a los paisajes? ¿Cuánto valen las entrañas de la tierra?1
Al partir, pusimos algunos productos regionales en sus manos, entre ellos un pan de dulce de membrillo que al entregárselo le dije: “esos son nuestros lingotes” … agradeció con los ojos humedecidos, nos abrazamos, se fue.
Hasta siempre Robert, buen viaje hasta ahí, gracias por todo, no te olvidaremos.2
En Argentina, el modelo extractivista, principalmente megaminero, ha sido resistido desde diversas comunidades, en consonancia con lo acontecido también en el resto de América Latina y en otros lugares del mundo.
Esquel, en la provincia de Chubut, en 2002, inaugura como acontecimiento el No a la Mina (Marín, 2009). Desde entonces, la disputa por la construcción de conocimiento legitimado sobre la actividad megaminera y sus impactos, tendrá un lugar central en los conflictos que irán surgiendo en los años siguientes en diferentes territorios de nuestro país.
Es decir, Esquel no sólo implicó el levantamiento de una comunidad frente a un proyecto extractivo, sino que instauró el inicio de una disputa por el conocimiento, y la desconfianza en una única fuente de saber experto impuesto por las empresas (Wagner, 2017). Las asambleas socioambientales y otros colectivos sociales que se conformaron en la resistencia a estos proyec-tos potenciaron la conformación de un saber independiente o contra-experto, en palabras de Maristella Svampa y Mirta Antonelli (2009). También contaron con el apoyo de investigadores que realizaron aportes al analizar los impactos de las actividades cuestionadas. La reciente partida de dos referentes en este ámbito, como lo han sido Andrés Carrasco3 y Robert Moran, dejan hoy un gran vacío pero también una gran inspiración y un camino a seguir, para quienes nos repensamos en esa búsqueda de una ciencia con consciencia.
Por ello, presentamos con alegría la participación en este dossier de cuatro asambleas que traen las voces de las propias organizaciones que se conformaron en el devenir de las luchas contra proyectos de megaminería. Así, dejan de ser sujeto-objeto de un nosotros científico-académico, y se constituyen en protagonistas que nos hablan con voz propia de sus historias, sus sentires y experiencias.
Contamos con los aportes de asambleas emblemáticas de nuestros territorios. Desde 2005, se visibilizó en Mendoza una férrea oposición a la megaminería, organizada en diferentes asambleas de vecinos autoconvocados, multisectoriales y otros colectivos que se organizaron en un frente provincial: Asambleas Mendocinas Por el Agua Pura (AMPAP). Impulsaron y defendieron la sanción de la ley 7.722, que prohíbe el uso de sustancias tóxicas en minería. Lograron, junto a otros actores de la sociedad mendocina, que el cuestionado proyecto San Jorge, que hubiera sido el primer proyecto de minería metalífera en explotación en Mendoza, fuera rechazado por la legislatura provincial. La Asamblea Popular por el Agua del Gran Mendoza, uno de los colectivos que llevaron adelante esta lucha, nos presenta Nuestros territorios: de garantías y soberanías, texto en el cual fundamentan la noción de bienes comunes, problematizan la falacia de un Estado soberano que permite la depredación de estos bienes, y llaman a lograr habitantes conscientes en cada territorio.
La Rioja, y en especial Famatina y Chilecito, es otro territorio de resistencia, cuyas comunidades expulsaron a cuatro empresas que intentaron explorar el cordón de Famatina. El Famatina no se toca ha constituido una bandera de resistencia a la megaminería que tomó repercusión nacional, cuando mediante un corte que impedía el paso al campamento minero, asambleas de Famatina y Chilecito impidieron la instalación de estos proyectos extractivos. En 2007 lograron una ley similar a la existente en Mendoza, pero el poder político partidario provincial dio, en 2008, un revés a esta iniciativa. Sin embargo, no se doblegaron. Desde esta experiencia, nos traen su relato las Mujeres del Cordón de Famatina.
La Asamblea Sanjuanina contra la contaminación y el saqueo y la Asamblea Jáchal No se Toca nos hablan desde un territorio “de sacrificio”. San Juan, especialmente desde la puesta en marcha del proyecto minero Veladero, en 2004, es una provincia cuyo gobierno ha consolidado una hegemonía basada en la minería metalífera como bastión del progreso de una provincia relegada. En San Juan las asambleas tuvieron un campo de disputa mucho más desigual y adverso que en las provincias vecinas de Mendoza y La Rioja. Con el derrame de más de un millón de litros de solución cianurada en el proyecto Veladero, en septiembre de 2015, se fracturó la imagen creada sobre una “minería responsable” y se configuró un escenario propicio para la re-emergencia de voces disidentes al modelo, como las asambleas que, con sus propias palabras, nos aportan otras miradas que invitan a repensar el “destino minero” sanjuanino.
En tiempos de derrames sin culpables, de detenciones forzadas, de avance sobre los derechos de las comunidades, y en los que se avizoran nuevos debates sobre otros extractivismos destructivos, hacemos una llamada a leernos, a repensarnos, y a festejar este encuentro de saberes y sentires.