Resumen: El estrés se ha convertido en un componente ubicuo en la vida cotidiana, constituyendo las demandas laborales una de las principales fuentes. En la actualidad, las manifestaciones psíquicas del estrés laboral se han agrupado bajo el concepto del síndrome de burnout (SB). Se ha determinado que el SB es significativamente más frecuente en los médicos que en otras profesiones. Este fenómeno se ha atribuido a factores como las cargas laborales desmedidas, faltas de flexibilidad horaria, el auge de las demandas administrativas y el riesgo de litigación, todos ellos tienden a ser más prominentes en el ejercicio médico. Dentro de la población médica se han identificado patrones epidemiológicos —incluyendo agregación en ciertas especialidades, al igual que algunas características sociodemográficas, rasgos de personalidad, y aspectos organizacionales— propios para el SB, que permiten focalizar las intervenciones preventivas y terapéuticas a estos grupos de riesgo. A su vez, estas engloban una batería de acciones en múltiples niveles, incluyendo la revisión de la estructura y función organizacional, la facilitación de la integración del médico a su lugar de trabajo, y el abordaje clínico individualizado de cada caso. Esta revisión ofrece una visión integral del abordaje práctico del SB en médicos en el clima laboral actual.
Palabras clave:síndrome de burnoutsíndrome de burnout,médicosmédicos,estrésestrés,prevenciónprevención.
Abstract: Stress has become a ubiquitous component in daily life, with work demands representing one of the main sources. Currently, the psychological manifestations of work stress have been grouped under the concept of burnout syndrome (BS). This entity has been determined to be significantly more frequent in physicians than in other professions. This has been attributed to factors such as excessive workloads, lack of flexible scheduling, increasing administrative demands and the risk of litigation, all of which tend to be more prominent in medical exercise. Within the medical population, SB displays specific epidemiologic patterns—such as aggregation in certain specialties, as well as sociodemographic characteristics, personality traits, and organizational aspects—which allow focalization of preventive and therapeutic intervention to key groups at risk. These actions encompass opportunities for change in multiple levels, including revision of organizational structure and function, facilitation of physician’s integration into their workplace, and individualized clinical attention for each case. This review offers a holistic and practical outlook into the management of SB in physicians in the current work climate.
Keywords: burnout syndrome, physicians, stress, prevention.
Artículos
Síndrome de Burnout en médicos: abordaje práctico en la actualidad
Burnout syndrome in physicians: A current practical approach
El ritmo de vida actual imperante en la sociedad occidentalizada acarrea una alta carga de estrés en la rutina cotidiana, que en gran parte puede ser atribuida al funcionamiento laboral. Las dificultades en el trabajo constituyen un punto central entre los motivos de consulta de hasta 59% de los pacientes que reciben atención primaria en salud1. Además, los trastornos por adaptación al estrés muestran una prevalencia elevada, de aproximadamente 11,5% a nivel mundial. Estos trastornos son especialmente frecuentes en los individuos con 15-25 años de edad, solteros y con domicilio urbano; quienes a la vez corresponden a una proporción amplia de la población activa laboralmente2. El estrés también se relaciona con numerosas comorbilidades psiquiátricas —como la ansiedad, depresión, abuso de sustancias, e ideación suicida3— y somáticas, incluyendo enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, endocrino-metabólicas, entre otras4.
La suma de estas manifestaciones se ha englobado bajo el concepto de burnout, término acuñado en la década de los 1970s por el psicólogo estadounidense Herbert Freundenberger. Originalmente, el burnout se conceptualizó como el conjunto de consecuencias del estrés severo y altas demandas en las profesiones asistenciales5. En la actualidad, a pesar de no constituir una entidad independiente en ningún sistema de clasificación nosológica, el síndrome de burnout (SB) permite identificar un grupo poblacional sujeto a estrés y fatiga laboral severos, y en alto riesgo de desarrollar trastornos médicos y psicológicos relacionados6.
Hasta la fecha, el SB continúa siendo particularmente relevante en relación al personal de salud. Médicos, enfermeros, dentistas, psicólogos, trabajadores sociales y muchas otras profesiones afines son víctimas frecuentes del SB7,8. No obstante, el SB en el personal médico parece tener el mayor impacto en la seguridad y bienestar de los pacientes9. En efecto, el SB en médicos se ha convertido en un problema de salud pública significativo, vinculado con pérdidas económicas de billones de dólares causadas por ausentismo laboral10. En esta revisión se discuten aspectos prácticos relativos a la definición, diagnóstico, epidemiología y abordaje del SB en médicos.
El diagnóstico de SB representa un reto en la práctica clínica. Clásicamente, se concibe el SB como una entidad tridimensional, compuesta por sintomatología depresiva, percepciones de despersonalización y pobre desarrollo personal. Temas como la carga emocional y física del trabajo, remuneración insuficiente, pérdida de autonomía en el trabajo y las dificultades en el trato con pacientes, clientes o usuarios, son recurrentes en la experiencia del sujeto con SB11. Este último factor parece tener el mayor impacto en la experiencia del SB en el personal médico12. A largo plazo, el SB también tiende a involucrar aspectos como la pérdida del equilibrio entre el trabajo y tiempo libre, al igual que la sobrecarga de trabajo, como los principales motores de los efectos deletéreos de este síndrome13.
A pesar de su utilidad descriptiva, el SB exhibe ciertas fallas como categoría diagnóstica, y su ausencia es notoria en los sistemas clasificatorios actuales en salud mental como la undécima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) o la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5)14. Es especialmente problemática la ausencia de un consenso en relación a criterios diagnósticos para el SB, así como la falta de herramientas psicométricas diagnósticas para su evaluación15. Asimismo, se ha criticado su solapamiento con otros trastornos mentales bien establecidos; en particular, se propone que el SB no es más que una forma de depresión donde el tema central es la vida laboral16. Además, se señala la existencia de otros cuadros nosológicos muy similares, como los trastornos adaptativos, y se resalta la presencia de los problemas laborales como entidades ya codificadas y diagnosticables en los sistemas clasificatorios vigentes17.
Estas falencias han tomado prominencia debido al impacto del SB en los sistemas y políticas de salud pública, en relación a gastos médicos incalculables a nivel mundial, un incremento importante en la prescripción de medicación psicotrópica, y un aumento significativo a los casos emitidos de incapacidad laboral asociada a SB y otros problemas de salud mental18. Por lo tanto, la evaluación del SB como categoría diagnóstica independiente y su implementación estandarizada son asuntos urgentes que ameritan atención inmediata debido a sus implicaciones clínicas y legales.
Las dificultades previamente discutidas en relación a la falta de una definición operativa universal para el SB complican significativamente la exploración epidemiológica de esta entidad. Por lo tanto, las cifras de prevalencia general varían ampliamente entre reportes, en asociación con factores metodológicos como la localidad, la selección de las poblaciones y variaciones en el proceso diagnóstico. En este contexto, parece ser más útil evaluar la prevalencia del SB en relación a otros factores, como las distintas especialidades médicas: En un estudio amplio multicéntrico en Estados Unidos, se estimó que la prevalencia de SB fue mayor en las especialidades de urología y fisiatría y rehabilitación, ambos con 63,3%; seguidos de los médicos familiares, radiólogos, y cirujanos ortopédicos. En contraste, la especialidad con menor prevalencia de SB fue pediatría, con 46,3%19. En general, el SB parece tender a concentrarse preferencialmente en las especialidades quirúrgicas y con alta frecuencia de emergencias y mortalidad20. No obstante, en un estudio multicéntrico multinacional que incluyó 11.530 médicos hispanoamericanos, se encontró que el SB fue más frecuente en emergenciólogos e internistas, con 17% y 15,5%, respectivamente; y su prevalencia fue menor en dermatólogos y anestesiólogos, con 5,3 y 5%, respectivamente21. Notoriamente, los médicos residentes en cualquier especialidad son particularmente vulnerables al SB, con cifras de prevalencia significativamente mayores y gran agregación de múltiples factores de riesgo.
Las características sociodemográficas del médico también influencian la expresión del SB, siendo este más frecuente en aquellos con menores ingresos económicos anuales y menor seguridad financiera percibida22. En contraste, la edad mayor y el tener hijos se han identificado como factores protectores contra el SB en la población médica21, especialmente en Latinoamérica23. Algunos aspectos clave del estilo de vida también se relacionan con la presentación del SB, donde el sueño insuficiente —menos de 6 horas por día23— se correlaciona con mayor riesgo; mientras que el ejercicio físico frecuente parece conferir protección contra el SB.
De manera interesante, se ha determinado que ciertos rasgos de personalidad frecuentes en el personal médico también se relacionan significativamente con mayor riesgo de SB, como la alta demanda de control, perfeccionismo, inflexibilidad y elevado compromiso24. Asimismo, habilidades y cualidades relacionadas con la resiliencia, resolución de problemas y optimismo se han vinculado con menor SB y mayor satisfacción laboral, mientras que la correlación es inversa para rasgos como la dificultad para el manejo del fracaso y frustración, y el neuroticismo25. Por otro lado, también es importante la adecuación de los rasgos de personalidad con las demandas y estilos de funcionamiento de cada especialidad. La extroversión, apertura a la experiencia y afabilidad se han vinculado con mayor satisfacción en las especialidades centradas en el trato interpersonal, mientras que la escrupulosidad parece favorecer la satisfacción laboral en las áreas con mayor enfoque técnico26.
Los factores predictores de SB no se limitan a las características personales de los médicos. Aspectos como la carga laboral elevada, horarios prolongados, alta frecuencia de turnos nocturnos y en fines de semana, el uso de documentación electrónica, y el tiempo prolongado destinado a asuntos administrativos se han relacionado con mayor fatiga laboral en la población médica27. Asimismo, el riesgo de demandas por mala praxis y la escasez de recursos para la resolución de los problemas de los pacientes se han vinculado con SB28. Finalmente, aspectos relacionados con el clima organizacional también influyen en el SB: Las estrategias de liderazgo negativas, expectativas erradas, recompensas insuficientes y las oportunidades limitadas para la colaboración interpersonal y el crecimiento social y personal también incrementan el riesgo de insatisfacción laboral29.
Las características epidemiológicas del SB en los médicos pueden extrapolarse a otros grupos relacionados, como los enfermeros, dentistas, asistentes de personas con discapacidades y estudiantes de medicina30. Este último es particularmente relevante, puesto que en ocasiones parece tener cifras de SB incluso mayores que las de los médicos propiamente, y su mayor propensión a la ideación suicida y abuso de sustancias31. En efecto, los estudiantes de medicina representan un grupo de riesgo especial que amerita investigación y abordaje independientes y prioritarios32.
Como puede observarse, si bien imperfecta, la investigación epidemiológica es abundante en relación al SB en médicos, y permite delinear subgrupos, prácticas y situaciones de riesgo específicas con características bien definidas. A su vez, esta caracterización constituye el fundamento que guía todas las intervenciones preventivas y terapéuticas para el SB en esta población.
Al igual que con todos los problemas de salud, la prevención es esencial en la aproximación clínica al SB. Las intervenciones preventivas contra el SB pueden estratificarse en tres niveles: a) Optimización de las estructuras organizacionales y procesos de trabajo; b) Facilitación de la integración de cada médico a su lugar de trabajo particular; y c) Abordaje de aspectos personales de cada médico33.
Las estructuras organizacionales—definidas como los sistemas que dirigen la consecución de metas específicas en una organización—son importantes determinantes de SB que son susceptibles a modificación34. Esto incluye las jerarquías y roles de trabajo, normativas, políticas y responsabilidades de cada una de las subdivisiones en la organización, y los trabajadores que las constituyen. Con base en esta estructura funcional se establece un clima organizacional, modificado principalmente por decisiones relativas a la gestión del trabajo y los trabajadores35. En este sentido, aspectos como los estilos de supervisión persecutorios y la falta de autonomía parecen promover el SB. En contraste, la participación activa en la toma de decisiones, la predominancia de la comunicación instrumental, y la disponibilidad de oportunidades de mejoramiento y ascenso se asocian con prevención del SB36.
Por otro lado, también es importante fomentar la integración de los médicos al lugar de trabajo, con un enfoque individualizado. En este nivel suelen ser prioritarios objetivos como el mantenimiento del equilibrio entre el trabajo y el tiempo libre y la remuneración justa. El acceso a beneficios como la atención médica, reducción de los riesgos ocupacionales, y flexibilidad horaria tienden a mejorar significativamente el funcionamiento de los trabajadores37. La disponibilidad de servicios de recursos humanos efectivos y atención en salud mental apropiada también previene el SB en las organizaciones, en particular promoviendo la realización de actividades de crecimiento personal en el horario de trabajo, dirigidas al enriquecimiento del manejo del estrés, resolución de problemas y mejoramiento de la comunicación interpersonal38.
El funcionamiento adecuado de los servicios de recursos humanos y salud mental es clave para la prevención del SB, en tanto de ellos también dependen las intervenciones al nivel de sujetos individuales. El comportamiento epidemiológico del SB en el personal médico permite afinar el cribado de esta condición en cada lugar de trabajo, enfocando las intervenciones a grupos de riesgo, como las especialidades con mayor prevalencia de SB, los individuos más jóvenes, solteros o sin hijos, y aquellos en situaciones socioeconómicas más precarias28. Las intervenciones preventivas individuales van dirigidas a la adquisición de habilidades en inteligencia emocional, y comunicación asertiva39.
No obstante, el principal enfoque en este contexto es hacia la construcción de resiliencia. Para este objetivo, las intervenciones especializadas van dirigidas a ciertos aspectos que se han identificado como medulares para el fomento y preservación de la resiliencia específicamente en la población médica. Es clave la discusión de las actitudes hacia la profesión médica, con atención a la valorización del rol social del médico, conservación del interés y conocimiento de las limitaciones33. Asimismo, se enfatiza en el autocuidado, centrado en el establecimiento efectivo de límites adecuados, entrenamiento en habilidades de gestión y gerencia del trabajo, y el desarrollo de relaciones personales de apoyo, y relaciones profesionales efectivas40.
Una vez establecido el SB en el personal médico, se mantiene la utilidad terapéutica de las intervenciones preventivas previamente comentadas, tanto a nivel organizacional como individual41. No obstante, también toman relevancia acciones adicionales de rescate enfocadas en el sujeto afectado en cuestión.
Una vez identificado un caso de SB, es importante intentar resolver las principales fuentes de estrés laboral inmediatamente relacionadas con el trabajador seleccionado, a corto y largo plazo. El enfoque de los departamentos de recursos humanos y gestión de personal debe dirigirse en primera instancia a la resolución de problemas concretos proximales, antes que abordar patrones disfuncionales de larga evolución42. Asimismo, deben contactarse los servicios necesarios para proveer atención inmediata y especializada en salud mental43.
La evaluación psicológica y psiquiátrica del médico con SB es similar a la del paciente depresivo, y por ende es esencial la exploración de aspectos como el estado de ánimo, las funciones cognitivas, pensamientos de muerte y suicidio, conductas compulsivas, preservación del autocuidado, y la calidad del sueño, la alimentación, y la vida sexual44. Más allá de esto, es importante la consideración del sujeto como médico ante la sociedad, sus compañeros de trabajo, y su familia45.
El solapamiento entre los síndromes depresivos y el SB también dicta su abordaje terapéutico por parte de los especialistas en psicología y psiquiatría. La medicación puede ser necesaria para el alivio de la sintomatología, durante intervalos de tiempo variables46. La aproximación psicoterapéutica engloba los aspectos trabajados en la intervención preventiva, y además se añaden componentes como el entrenamiento en técnicas de relajación, promoción del ejercicio físico, y el reconocimiento de patrones cognitivos autodestructivos20. La creación de relaciones duraderas y fructíferas entre los médicos y mentores afines a sus intereses profesionales parece ser una alternativa novel a menudo soslayada, con datos anecdóticos prometedores para el abordaje terapéutico del SB47.
El SB se ha convertido en un problema severo y ubicuo en los médicos en todos los tipos de práctica, con importantes consecuencias en múltiples niveles, desde el bienestar personal de cada médico, hasta los resultados clínicos de los pacientes, y el costo económico que supone para la sociedad. Por lo tanto, es urgente la investigación en numerosos aspectos concernientes al SB en médicos, desde consideraciones diagnósticas, hasta los distintos puntos que deben cubrirse en su prevención y tratamiento. Esto devendrá en la justa reivindicación de la profesión médica y su valor social.