Resumen: Introducción: La socialización en un entorno violento puede favorecer la aceptación y el aprendizaje de las conductas violentas. El objetivo del estudio es analizar la asociación entre la violencia de género en el entorno y la perpetración y victimización de violencia en el noviazgo. Método: La muestra está compuesta por 443 estudiantes de diferentes universidades de Colombia, con una edad media de 20.64 años (SD = 3.91). Los niveles de agresión se midieron mediante la versión modificada de la Conflicts Tactics Scale (M-CTS). Resultados: La perpetración y la victimización de agresiones en el noviazgo son mayores entre las personas en cuyo entorno ha tenido lugar algún caso de violencia de género. Conclusión: La exposición a la violencia de género puede influir en la normalización de la violencia y en su aparición en las relaciones de noviazgo. Es necesario tomar en cuenta esta asociación e incluirla en los programas de prevención y sensibilización.
Palabras clave:Violencia de géneroViolencia de género,Influencia socialInfluencia social,Violencia en el noviazgoViolencia en el noviazgo,Factores de riesgoFactores de riesgo,ColombiaColombia.
Abstract: Background: Socializing processes taking place in a violent environment may cause a subsequent acquisition and acceptance of violent behaviors. The main aim of this research is to analyses the association between gender-based violence in the near context and the perpetration and victimization of dating violence. Method: The study sample consists of 443 students from different Colombian universities, and their mean age is 20.64 years old (SD = 3.91). The levels of aggression were measured by the modified version of the Conflict Tactics Scale (M-CTS). Results: The situations of gender-based violence in the near context are associated to perpetration and victimization of dating violence. Conclusion: The exposure to gender-based violence may influence the normalization of violence and its emergence in dating relationships. It might be necessary to take into account this association, in order to include it in prevention and awareness plans.
Keywords: Domestic violence, Social influence, Dating violence, Risk factors, Colombia.
Artículos originales
Violencia en el noviazgo en estudiantes colombianos: relación con la violencia de género en el entorno
Dating violence in a sample of Colombian students: relation with gender-based violence in the near context
Recepción: 05 Julio 2018
Aprobación: 29 Agosto 2019
Publicación: 01 Septiembre 2019
La violencia que tiene lugar en parejas jóvenes (dating violence) se suele producir durante el noviazgo (García-Carpintero, Rodríguez-Santero y Porcel-Gálvez, 2018). Esta se suele analizar de acuerdo a dos roles: victimización (rol de víctima) y perpetración (rol de victimario) (Moral y Ramos, 2016). El estudio de las conductas violentas en las primeras relaciones de pareja ha centrado la atención de diferentes investigaciones en los últimos años (Muñoz-Rivas, Andreu, Graña, O’Leary y González, 2007a; Pradas y Perles, 2012), lo que podría deberse a que está aumentando la sensibilidad al respecto. No obstante, aunque se han realizado grandes avances en el estudio de sus características, todavía se requiere de un mayor número de investigaciones al respecto (Reyes, Foshee, Chen y Ennett, 2017).
La violencia en el noviazgo es un problema frecuente que está presente en distintos países y culturas (Straus, 2004a). Una investigación realizada con 15927 estudiantes universitarios de 21 países halló que el 30% había perpetrado agresiones físicas contra la pareja en los últimos doce meses y el 26% las había sufrido (Chan, Straus, Brownridge, Tiwari y Leung 2008). En España, en un estudio con una muestra representativa de adolescentes y jóvenes de la Comunidad de Madrid, se encontró que en torno al 90% había ejercido agresiones verbales contra la pareja (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007b). Un estudio realizado en Colombia, contexto en el que se ubica la presente investigación, reportó que un alto porcentaje de adolescentes había ejercido alguna forma de maltrato contra su pareja: maltrato físico (42.2%), maltrato psicológico (84.9%), maltrato emocional (38.2%), maltrato sexual (22.3%) y maltrato económico (11.7%) (Rey-Anacona, Mateus-Cubides y Bayona-Arévalo, 2010). Ante los altos porcentajes de prevalencia y las consecuencias negativas de la violencia en el noviazgo, es incuestionable la importancia de analizar los factores que pueden incrementar o reducir su ocurrencia (Lohman, Neppl, Senia y Schofield, 2013).
Los niños y niñas aprenden a relacionarse con el mundo a partir de las experiencias vividas en su entorno más próximo (Patró y Limiñana, 2005). La exposición a un entorno en el que tengan lugar diferentes formas de violencia puede ser un factor de riesgo para la aparición de violencia en el noviazgo (Bonilla-Algovia y Rivas-Rivero, 2019). González-Ortega, Echeburúa y de Corral (2008) enumeran diferentes indicadores de riesgo en perpetradores y víctimas de violencia en parejas jóvenes, entre los que destacan las experiencias previas de violencia, bien como víctima o como testigo. En este sentido, la exposición a la violencia de género puede ser un factor de riesgo para la aparición de violencia en el noviazgo. Estudios realizados con población joven y adolescente reportan altas tasas de violencia entre quienes han estado expuestos a violencia de género (Foshee et al., 2016) y constatan que la socialización en un contexto familiar violento es un predictor de la violencia en futuras relaciones de pareja (González y Santana, 2001). La exposición a la violencia de género está asociada con la justificación de la violencia en las relaciones de noviazgo (Lichter y McCloskey, 2004) y puede influir en el aprendizaje y en la legitimación de las conductas violentas (Patró y Limiñana, 2005).
El objetivo de la presente investigación fue analizar la asociación entre la violencia de género en el entorno y la perpetración y victimización de violencia en el noviazgo. La hipótesis fue que la existencia de casos de violencia de género en el entorno estaría relacionada con las agresiones en las relaciones de noviazgo.
La muestra está compuesta por 443 estudiantes universitarios de Bogotá, Colombia. El 28.4% son hombres y el 71.6% mujeres, con una edad media de 20.64 años (SD = 3.91). La selección de las personas participantes se realizó mediante un muestreo intencional en tres universidades de Bogotá. En la Tabla 1 se resumen las características de los y las participantes en el estudio.
Características sociodemográficas: género, edad, estilo educativo de la familia, situación sentimental, situación económica de la familia, etc.
Versión modificada de la Conflicts Tactics Scale (M-CTS). Se utilizó la versión adaptada al castellano y validada con población joven (Muñoz-Rivas et al., 2007a). Esta escala está compuesta por 18 ítems bidireccionales (agresor y víctima) y está articulada en un formato de respuesta tipo Likert de 1 (nunca) a 5 (muy a menudo). La escala se divide en cuatro dimensiones: argumentación, agresión psicológica, agresión física media y agresión física grave. En este estudio se han utilizado las tres últimas, esto es, las relativas a la agresión en las relaciones de pareja. La escala mide la agresión en la relación actual o, en caso de no tener pareja, en la relación más reciente. Los coeficientes de fiabilidad obtenidos han sido adecuados (α > .70) tanto en la subescala de victimización como en la subescala de perpetración.
Violencia de género en el entorno. La información acerca de esta cuestión se recogió a través de una pregunta diseñada por el equipo de investigación (ad hoc): “¿Alguien de tu entorno ha padecido violencia de género?”. El rango de respuesta fue dicotómico y las opciones de respuesta fueron “sí” o “no”.
El diseño de la investigación es observacional, descriptivo y transversal. El equipo de investigación elaboró un informe con los objetivos del estudio y se puso en contacto con las universidades. Los y las estudiantes fueron informados de las características y de los apartados de la investigación. La participación fue voluntaria y los datos se recogieron de forma anónima. La información se recabó a través de un cuestionario autoaplicado, al cual contestaron en un tiempo aproximado de 40 minutos.
Se utilizó el programa estadístico SPSS (IBM SPSS Statistics 22.0) para el procesamiento de los datos. Para calcular la prevalencia de las agresiones que tuvieron lugar en el noviazgo, se recodificaron las variables del M-CTS y se agruparon los valores de respuesta en dos categorías: nunca (valor 1) y alguna vez (valores 2, 3, 4 y 5). La frecuencia de la violencia se calculó mediante la media y la desviación estándar (SD). Para calcular las diferencias entre grupos, se utilizaron los estadísticos t de Student para muestras independientes, Chi-cuadrado y Odds ratio. Para considerar un resultado estadísticamente significativo se adoptó una probabilidad de cometer un error tipo I de p ≤ .05.
Los resultados reportan un alto porcentaje de participantes en cuyo entorno ha tenido lugar algún caso de violencia de género. Aproximadamente dos de cada tres personas entrevistadas (67.9%) manifiestan que alguien de su entorno ha sido víctima de este tipo de violencia. Asimismo, el 61.2% expone que una mujer conocida ha sufrido agresiones físicas y/o psicológicas por parte de la pareja.
La prevalencia de la violencia en las relaciones de noviazgo está relacionada con la existencia de casos de violencia de género en el entorno más próximo, esto es, el porcentaje de personas que perpetran y/o sufren agresiones en el noviazgo es significativamente mayor entre quienes informan de violencia de género en su entorno (véase Tabla 2). Por un lado, en cuanto a la subescala de victimización, un mayor porcentaje de estas ha sufrido agresiones psicológicas –como insultos, maldiciones y otras palabras molestas– y agresiones físicas –como empujones, inmovilizaciones físicas, bofetadas, golpes y mordiscos– por parte de su pareja. Por otro lado, en cuanto a la subescala de perpetración, estas ejercen significativamente más agresiones psicológicas –insultar o maldecir– y agresiones físicas –empujar o agarrar– contra su pareja.
Teniendo en cuenta que la escala utilizada (M-CTS) mide el número de veces que ha tenido lugar cada conducta violenta (1, nunca; 2, rara vez; 3, algunas veces; 4, a menudo; 5, muy a menudo), se ha estudiado la frecuencia de cada una de las formas de agresión: psicológica, física media y física grave. En la Tabla 3 se recogen las diferencias entre quienes informan de violencia de género en su entorno y quienes no. Los resultados, al comparar las puntuaciones de ambos grupos, reportan diferencias estadísticamente significativas, aunque los tamaños del efecto no son elevados. La frecuencia de la perpetración y de la victimización de agresiones en el noviazgo es mayor entre las personas en cuyo entorno ha tenido lugar algún caso de violencia de género.
Entre los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (Naciones Unidas, 2015), se encuentra la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Sin embargo, a pesar de tratarse de un problema social y de salud pública, ha sido históricamente ocultado y aceptado (García-Moreno et al., 2015). La violencia de género es un problema grave y frecuente en Colombia (Pineda y Otero, 2004; Salas, 2005), por lo que su eliminación y prevención debe ser un objetivo prioritario. Los resultados de este trabajo reportan que la violencia de género en el entorno está relacionada con la prevalencia y con la frecuencia del maltrato en las relaciones de noviazgo; las personas en cuyo entorno ha tenido lugar algún caso de violencia de género tienen un mayor riesgo de ser víctimas y/o agresores en el noviazgo.
La exposición a la violencia de género puede tener como efecto el aprendizaje (González-Ortega et al., 2008; Patró y Limiñana, 2005) y la justificación de la violencia en el noviazgo (Lichter y McCloskey, 2004). Esto explicaría las diferencias halladas en la presente investigación tanto en la perpetración como en la victimización en el noviazgo. El tamaño del efecto no es elevado, sin embargo, la asociación es estadísticamente significativa: son las personas que informan de violencia de género en su entorno quienes más agresiones han sufrido (insultos, maldiciones, palabras molestas, empujones, inmovilizaciones físicas, bofetadas, golpes y mordiscos) y quienes más agresiones han ejercido (insultos, maldiciones, empujones y agarrones). Estos resultados son similares a los hallados en otros estudios realizados en Latinoamérica, en los que se ha encontrado que las experiencias de violencia de género en la infancia están relacionadas con la violencia en las futuras relaciones de pareja (Rivas, Bonilla y Vázquez, 2018; Salas, 2005). Por lo tanto, la exposición a la violencia en el entorno puede desembocar en la imitación de las conductas violentas y en la aceptación de su uso en las relaciones de noviazgo (Bonilla-Algovia y Rivas-Rivero, 2019).
Estudios longitudinales han encontrado que la violencia es un patrón que se repite en relaciones posteriores y que las personas que inician una relación violenta suelen reproducir estas conductas a lo largo del tiempo (Lohman et al., 2013). Teniendo en cuenta que las experiencias de violencia en la juventud se relacionan con la aparición de violencia en relaciones de la vida adulta (González-Ortega et al., 2008; Rey-Anacona, 2008), se hace totalmente necesario tomar en consideración los principales factores de riesgo y elaborar programas de prevención en la adolescencia. En este sentido, la violencia de género, que tiene un impacto directo en la salud física y psicológica de las mujeres víctimas (Plazaola-Castaño y Ruiz, 2004; Labrador, Fernández-Velasco y Rincón, 2010), puede tener a su vez un impacto en las personas del entorno cercano: aceptación y justificación de la violencia en las relaciones de pareja, mayor prevalencia de la victimización y de la perpetración en el noviazgo, etc. A pesar de esta relación, tal y como exponen González y Santana (2001), la exposición a un contexto familiar violento no conduce de forma irremediable a su reproducción. Los programas de prevención de la violencia en el noviazgo deberían tener en cuenta el papel del aprendizaje social, evitando de esta manera la aparición de las conductas violentas y fomentando relaciones basadas en el buen trato y la igualdad.
Para interpretar estos resultados se tienen que tener en cuenta varios aspectos. La muestra está formada por jóvenes universitarios y no es representativa, por lo que los resultados no son generalizables. El instrumento utilizado mide la frecuencia de las agresiones psicológicas y físicas en el noviazgo, pero no contempla otras formas de agresión como por ejemplo la sexual. En el futuro habría que seguir profundizando en la relación entre la prevalencia de la violencia en el noviazgo y la exposición a la violencia de género, ampliando la representatividad de la muestra e incluyendo otras variables que pudieran estar influyendo en los resultados. No obstante, a pesar de estas limitaciones, el presente trabajo aporta nueva información sobre la violencia en las relaciones de noviazgo y su relación con la violencia de género en Colombia.
Este trabajo se ha realizado con el apoyo de un Contrato Predoctoral de Formación de Profesorado Universitario de la Universidad de Alcalá.