Resumen: En la región andina existen diversas comprensiones con respecto al conocimiento de cielo y las estrellas que son enormemente diferentes de las que el mundo occidental. Una de estas ideas fue estudiada en un distrito de la región Huancavelica. Este estudio por su naturaleza empleó el método etnográfico, entrevistas y observación participante. En cuanto a los resultados obtenidos, podemos señalar que aún están presentes conocimientos agro-astronómicos en este poblado y tienen práctica significativa en siembra, así como también, en la vida de los hombres y demás seres vivos.
Palabras clave:EtnografíaEtnografía,agriculturaagricultura,astronomíaastronomía,folclorefolclore.
Abstract: The Andean region there are various understandings regarding the knowledge of the sky and the stars that are vastly different from those of the western world. One of these ideas was studied in a district from Huancavelica region. This study by its nature used the ethnographic method, interviews and participant observation. Regarding the results obtained, we can point out that agro-astronomical knowledge is still present in this town and it has significant practice in planting, as well as in the lives of men and other living beings.
Keywords: Ethnography, agriculture, astronomy, folklore.
Resumo: Na região andina existem diversos entendimentos sobre o conhecimento do céu e das estrelas que são enormemente diferentes dos conhecimentos do mundo ocidental. Uma dessas ideias foi estudada em um distrito da região de Huancavelica. Este estudo, por sua natureza, utilizou o método etnográfico, entrevistas e observação participante. Em relação aos resultados obtidos, podemos assinalar que os conhecimentos agroastronômicos ainda estão presente neste povoado e possui prática significativa no plantio, bem como na vida dos homens e demais seres vivos.
Palavras-chave: Etnografia, agricultura, astronomia, folclore.
Investigación en Ciencias Sociales
Aproximaciones a las realidades del pensamiento agro-astronómico en el distrito de Huando, Huancavelica
Ćhaklawashakawan umachakuy kaakuna ashuykaakunawan Wantu distritućhu, Wankawilkaćhu
Aretagari kantëgotagetiro kengagantsipage pangitetagantsijengapage kara timagantsigete jitacha Huando Huancaverika
Iyotakoyetiri onkantya ipankiyete atiripe sabikatsiri nampitsi pajitachari Huando anta Huankaberikaki
Approaches to the Realities of aAgro-Astronomical Thought in the Huando District, Huancavelica
Aproximações às realidades do pensamento agroastronômico no distrito de Huando, Huancavelica
Recepción: 10 Septiembre 2019
Corregido: 01 Noviembre 2019
Aprobación: 12 Marzo 2020
Nos hallamos en un mundo desconcertante. Queremos darle sentido a lo que vemos a nuestro alrededor, y nos preguntamos: ¿cuál es la naturaleza del universo? ¿Cuál es nuestro lugar en él, y de dónde surgimos él y nosotros? ¿Por qué es cómo es? Para tratar de responder a estas preguntas adoptamos una cierta imagen del mundo. (Hawking, 1988 p. 164).
Como es nuestro conocimiento, la Antropología es una ciencia que en toda su amplia historia se ha dividido en dos escenarios de investigación: uno, que aborda al hombre desde su constitución física; y otro, que lo estudia en su espacio de desarrollo cultural y social. En este sentido, con respecto a la primera afirmación podemos decir que,
La antropología física es en esencia biología humana. Los antropofísicos estudian problemas tales como la naturaleza de las diferencias raciales con transmisión de rasgos somáticos de una generación a la siguiente; el crecimiento, el desarrollo y decrepitud del organismo humano; las influencias del ambiente natural sobre el hombre. (Herskovits, 1952 p. 15).
Asimismo, el citado autor, agrega sobre la segunda premisa lo siguiente,
La antropología cultural, por su parte, tiene un punto de vista más amplio que las disciplinas afines en el campo de las ciencias sociales y de las humanidades, que no se ocupan más que de algún segmento de la actividad humana. (Herskovits, 1952 p. 15).
Al respecto, en una investigación reciente se argumenta que,
La antropología suele ser difícil de definir puesto que está difícilmente colocada entre las ciencias sociales y las naturales y porque se practica de manera diferente de país a país. Nosotros definimos la antropología como el estudio de la variación y evolución bio-cultural de la humanidad. Dependiendo de la corriente antropológica a la que se sume una institución, un departamento de antropología puede incluir antropólogos sociales o culturales, lingüistas, arqueólogos y físicos o biológicos. (Madrigal y Gonzales, 2016 p. 5)
Debido a esta gran diversidad de campo de acción, nuestra mirada o lente se acuña de forma integral y puede brindar un mejor entendimiento a otras disciplinas en un sentido teórico y práctico sea cual sea el contexto. Para el caso específico de nuestra investigación, hemos tomado como punto de partida elementos metodológicas y teóricos de la antropología social, la cual sienta sus bases en la categoría cultura. Ésta es entendida como un conjunto de hábitos, conductas y conocimientos que son transmitidos de generación en generación en un lugar y tiempo determinado. Así por ejemplo, un teórico manifiesta con respecto a la categoría en mención que,
La cultura es esencial en la formación de procesos y relaciones socio-ecológicas. Los valores culturales moldean nuestra forma de pensamiento sobre la ecología, la economía, la tecnología…La antropología como disciplina reúne en su plataforma teórica los aspectos físicos, biológicos y socioculturales de la existencia humana, con su perspectiva holística, que es el escudo de la disciplina, la antropología ofrece un marco teórico que puede abarcar la extensión completa de la causa. (Oliver-Smith, 2016 pp 107-108)
Uno de estos muchos objetos de estudio de los cuales podríamos escribir centenares de libros, hoy en día no es tomado muy en cuenta por los investigadores a pesar de su importancia en la vida cotidiana de numerosas comunidades andinas y amazónicas de nuestro país y el resto del mundo. La importancia radica en que nuestro objeto de estudio describe e interpreta los ciclos de vida, crianza y muerte de las plantas y animales (y todo ser vivo contemplado en nuestro ecosistema social y cultural); así como acontecimientos futuros mediante la observación y diálogo con los cuerpos celestes de la bóveda infinita a la cual denominamos cielo y la que le ha acompañado al hombre desde su aparición en este paraíso terrenal. Esta disciplina en nuestro mundo occidental recibiría el nombre aproximativo de agroastronomía. Podemos decir de la agroastronomía que es una disciplina que se ha venido desarrollando en la región andina por poco más de cinco mil años, ésta tiene una relación estrecha con los astros, los procesos de vida, muerte, así como también, con el ciclo de todo lo que existe y es percibido por nuestros sentidos. En este sentido, el presente trabajo de investigación pretende echar luz a este conocimiento válido y ancestral que está presente hasta nuestros días en la mente del poblador del distrito de Huando, provincia de Huancavelica, región Huancavelica. Este paradigma pretende describir la dinámica del cielo y su relación vital con los ciclos agrícolas, actividades pecuarias y los ritos oníricos asociados a oráculos, deidades y demás seres con los que convivimos.
Así, nos oponemos al lente occidental que trata de estudiar a los cuerpos celestes como entes inertes y sin vida. Ya que, en el mundo andino cada estrella del cielo y/o fenómeno que aparezca en él, es entendido como una señal que advierte diversos elementos que hacen posible la vida de hombres, animales y plantas. Es decir, cada cosa que existe tiene una vida[1]. A esta premisa debemos de añadir que, en los andes centrales es común encontrar cientos de historias sobre cerros que hablan[2], estrellas que descienden del cielo y se conviertenen hombres y mujeres, plantas mágicas que pueden hacer que la voluntad más pura de los seres humanos pueda transformarse en un profundo sentimiento de ira y odio hacia sus hermanos, incluso influir en decisiones importantes como contraer matrimonio o dejar alguna herencia. Por lo que, llevar la fiesta en paz[3] con estos seres celestes garantizaría nuestro bienestar y el de quienes nos rodean ahora y en el futuro.
Así, por ejemplo, presentar ofrendas en las faldas de un cerro[4] es una muestra significativa de profundo respeto a este panteón mítico a la vez que simboliza un acto de reciprocidad y agradecimiento para con quienes nos proveen de comer. Y no sólo con un cerro (Apu), sino con las estrellas, el astro rey o la luna, es decir, con todo con lo que el hombre andino ha venido descubriendo y conociendo durante cientos y miles de años durante su estancia en esta región. Con ello, podemos decir que, esta filosofía (denominada también como cosmovisión) de colectividad y convivencia en una misma unidad (con diferentes planos de existencia) no es sobrenatural o metafísica (Grillo, 1990), sino que representa el diario vivir de muchos pobladores y hermanos campesinos, es su forma de ver el mundo, es su verdad, su realidad. Es decir, las deidades, astros, plantas, hombres, minerales y animales conforman comunidades que se desarrollan en el tiempo y espacio, a esta gran unidad indesligable se le conoce como pacha. Este pacha esta subdividido en primer término, en el kay pacha (suelo de aquí). En este espacio conviviríamos los hombres y algunas deidades en constante comunicación e intercambios de favores y cuantiosas ofrendas. En segunda instancia, se encontraría el uk’u pacha (suelo de adentro) donde viven todos nuestros antepasados; y finalmente, existiría una capa, la que está por encina de estas dos enunciadas, y recibe el nombre de hanan pacha (suelo de arriba), en ella podemos encontrar a toda la comunidad celeste y a todas las deidades telúricas que rigen los destinos de sus hijos en los andes. Debemos añadir que, cada comunidad o dimensión no posee una dinámica aislada una de la otra, sino todo lo contrario. El diálogo y la reciprocidad son las características fundamentales e inherentes a su propia naturaleza y existencia dentro de la cosmovisión andina. Este entendimiento del mundo permite al hombre andino de Huando desarrollar sus actividades agrícolas, conocer en detalle fechas propicias de crianza y/o reproducción de sus animales, además de que algún agüero familiar está próximo a aparecer, un poblador refería a este hecho de forma práctica mencionando que, “en el cielo se ve todo…cuando las estrellas están así (haciendo una línea recta con la mano) como quién va a Ccakarayacc es pa aprovechar…ya sabemos que hay que ir sembrar…” [5].
Otro informante también nos relataba:
“…así es joven, arriba (hanan pacha) hay como gente como nosotros…a veces aparecen en sueños o llegan en la noche,…varios hemos visto…de mi compadre su hijo en la noche se había ido a Ampatoccocha en la noche sería a las diez once dice con sus amigos y vio una de estas ranas gigante brillante con humos y muchos ojos rojos…se asustaron y regresaron corriendo…estuvo mal (después del evento) sus compañeros también no podían hablar, blancos (pálidos) volvieron dice fiebre tenían todos…hay una señora, cómo se llama cómo se llama Martha, ella los curó con cuy negro…pobre cuysito quemado salió en su dentro…eso pasó porque la laguna quería pago…era época de siembra…y hay que pedir permiso antes…eso así es ya se sabe…” [6]
Este último relato, es uno de tantos que hemos registrado en este territorio; y surge una sensación problemática, a él podríamos catalogarlo como una metáfora, la lógica occidental señalaría que es imposible que puedan desarrollarse tales hechos en la realidad, sin embargo, fue un hecho real de carne y hueso presenciado y vivido por un grupo de pobladores de Huando. Entendamos en primer término que cada realidad se construye, que es una invención del hombre en un ambiente social. Son sus ojos los testigos de su realidad. Realidad rica en tradiciones y folklore, sin embargo, en esta oportunidad únicamente trabajaremos todo lo concerniente al pensamiento agroastronómico de este grupo humano. Un poblador nos refería con respecto a los astros,
“el inti (sol) y la mama killa (luna) siempre están con nosotros,… nos cuidan y dan de comer…hay veces que se molestan…por eso hay temblor…” [7]
Sobre este enunciado, podemos decir que existe un conocimiento vivo y latente que ha trascendido las viñetas del tiempo y que ha podido llegar a nuestros días por medio de la tradición oral, y el pueblo de Huando no es la excepción de esta dinámica propia en muchos pueblos agrícolas del mundo. En las siguientes líneas, mostraremos como el hombre de Huando conoce tal cual palma de la mano la bóveda celeste y las señales que permiten actuar o predisponer determinados hechos de crecimiento o fin de un ciclo agrícola.
Para consolidar gran parte de la información presente en esta investigación, fue utilizado como método principal el método etnográfico el cual es definido como:
El estudio directo de personas y grupos durante un cierto periodo, utilizando la observación participante o las entrevistas para conocer su comportamiento social, registrando una imagen realista y fiel del grupo estudiado; el trabajo de campo resulta ser una herramienta imprescindible. (Giddens, 2007 p.27).
Esta metodología cualitativa contempló el recojo de las experiencias in situ, a través de entrevistas y la observación participante, que permitieron lograr un acercamiento horizontal con pobladores e involucrados en el tema planteado en el distrito de Huando (Huancavelica), tratando de comprenderlos y aproximándonos a la naturaleza de su labor dentro de la caracterización del calendario agrícola y los ciclos de vida-muerte dictaminados y descritos en la bóveda celeste.
Área de estudio: Nuestra investigación y trabajo de campo se desarrolló en el distrito de Huando, provincia de Huancavelica, ubicado en la región de Huancavelica; en la actualidad esta zona limita por el norte con el distrito de Izcuchaca (provincia de Tayacaja); por el sur con el distrito de Palca (provincia de Huancavelica); por el este con el distrito de Acoria (provincia de Huancavelica); y, por el oeste, con los distritos de Laria y Nuevo Occoro (provincia de Huancavelica). En cuanto al nombre de este distrito podemos decir que, “tiene su origen en el verbo quechua wantuy que significa cargar” (Quispe y Arias, 2018 p. 10). De igual forma, tenemos referencia que, este distrito fue creado el 16 de noviembre de 1892 mediante Ley emitida por el Congreso de la República del Perú, en el gobierno de Remigio Morales Bermúdez. En virtud a la Ley 25197, Huando fue anexado a la Provincia de Tayacaja, Actualmente pertenece a la Provincia de Huancavelica de acuerdo al fallo del 11 de noviembre de 1999 del Tribunal Constitucional. Este distrito se remonta también a una fundación española hecha por Don Jerónimo de Silva que tuvo lugar el 1° de junio de 1571 con el nombre de Santísima Trinidad de Huando.[8]
Descripción etnográfica: La agricultura (cultivos de papa) es la principal actividad económica de la comunidad, hombres, mujeres y niños participan de ella; como actividad complementaria podemos mencionar a un naciente comercio producto del proceso de urbanización que se viene gestando, la aparición de negocios (de abarrotes, metales, agentes bancarios, etc.) son prueba de ello. La actividad pecuaria también es relevante en la zona (producción de vacunos, ovinos y leche en algunos sectores). Del mismo modo, hemos podido observar que los miembros de la comunidad realizan faenas o ayni que, son jornadas de trabajo colectivo en beneficio de toda la población. Asimismo, podemos señalar que, las viviendas están construidas en su mayoría con material rústico (adobes y tapia) en las periferias y de material concreto (cemento y ladrillo) en las zonas céntricas.
Hemos notado también, la creciente taza de migración que acontece en la localidad hacia la ciudad de Huancayo y Lima, por motivos de trabajo y estudio (Quispe y Arias, 2018). Por otro lado, existen oráculos importantes a los cuales se les rinde culto hasta nuestros días y vinculan nuestros planos de existencia de vida, crecimiento y muerte con el cielo, entre los más relevantes de los que podemos dar argumento durante nuestra estancia se encuentran: el Apu Ccakarayacc (cerro con boca abierta., las lagunas Ampatoccocha (laguna en forma de rana) y Allccaccocha (laguna de dos colores); y los guardianes[9] de los sitios arqueológicos de Lacarayacc, Sachamarca y Sapraya.
De la información recolectada: En el desarrollo de nuestras visitas durante los meses de enero, febrero, marzo y abril de este año pudimos entrevistar a 35 pobladores de la zona quienes en su mayoría se presentaron como curiosos, y amables por compartir sus conocimientos y experiencias con nuestro mundo occidental. Por otro lado, existieron 4 comuneros reacios a brindarnos una entrevista el argumento señalado fue que, “…hay cosas que no deben de compartirse…”[10]”¿por qué estás haciendo esto?...¿qué gano yo si te digo?..”.[11]
Es un hecho que este tipo de acontecimientos sucedan por la naturaleza de la pesquisa, trabajamos con hombres que poseen sensaciones, sentimientos, miradas, verdades y realidades tan diferentes una de la otra y querer que su respuesta sea igual sería una gran error y falta de respecto a la diversidad que tanto nos enriquece. Respirar profundo, recurrir a la calma y a la paciencia y no olvidar el objetivo del trabajo trazado, fueron los elementos que permitieron concretar nuestra investigación.
Debemos de señalar también en este apartado que, tuvimos el consentimiento verbal de cada persona que accedió a ser entrevistada por nosotros para grabarlas con un teléfono celular, de igual forma, como parte de nuestra ética profesional les garantizamos la total confidencialidad con sus datos. Cada entrevista tuvo la duración aproximada de 45’ a 50’ minutos; éstas se convirtieron en conversaciones horizontales, asimismo, cada experiencia relatada fue transcrita y tabulada de forma descriptiva para poder compararlas y llegar así a las conclusiones que se verterán en las próximas líneas.
Planteamiento y análisis del problema/tema: Sabemos por los estudios etnohistóricos y arqueológicos realizado por Aveni (1982), Broda (2000), Dearborn, Seddon, y Bauer (1998) y Ruggles (2014) que, los fenómenos astronómicos has estado relacionados con el proceso de crianza de vida y muerte de animales, hombres y plantas por milenios en muchos pueblos del mundo; y para el caso de nuestra región andina por lo menos desde hace más de diez mil años (Urton, 1981), siendo conocidos e interpretados según Rowe (1946) como Horizontes de Chavín (1700 a.C.), Tiwanaku (700 d.C.) e Inca (1442 d.C.). Es de conocimiento universal que la región andina no es un tablero de ajedrez en términos geográficos, sino presenta una gran diversidad y peculiaridades únicas en cada piso ecológico, sin embargo, existieron observaciones comunes de entender el cosmos desde diversos centros ceremoniales y oráculos (Zuidema, 2008). A manera de contextualizar estos puntos de conocimiento agroastronómico (en el desarrollo pan andino Chavín, 2000-500 a.C. aprox.), podemos señalar a los florecientes en el norte de nuestro país. Por ejemplo, en las regiones de Cajamarca podemos encontrar al Apu Huallgaypoq, cuyo culto se aboca a las estrellas del sur, conocidas como chakana; Al amaru, culebra gigante. suchu, constelación de Las Pléyades, entre otros (Valladolid, 1993).
Valladolid (1993) hizo un bosquejo sobre la representación cultural de la astronomía y mencionó que tiene significancia para los meses de octubre y noviembre (siembra) y abril y mayo (cosecha). Asimismo, existe el famoso Cumbemayo, lugar ritual y ceremonial cuya vertiente hace caminar al agua para establecer el diálogo entre nuestros mundos (hanan pacha y kay pacha). Del mismo modo, la región Ancash presenta influencia evidente de la presencia Chavín (1700 a.C.-500 a.C.), siendo el templo más representativo el de Chavín de Huantar, en donde se pueden observar representaciones de glifos en la piedra en forma de la chakana (Milla, 1983). En ambas partes, encontramos que el simbolismo nos permite descubrir que, el suchu con el sol indican el inicio del solsticio de junio (estación fría y seca) y el amaru con el sol indican el solsticio de diciembre (estación lluviosa y cálida). Un segundo Horizonte (Tiwanaku, 200-1000 d.C. aprox), el movimiento del cosmos era interpretado por los custodios sacerdotes de los templos de Akapana, Pumapunku y Kalasasaya en el altiplano boliviano. La evidencia lítica se ve representada en la Portada del Sol que es un bloque labrado de aproximadamente cuatro metros de largo y tres de alto; en ella se aprecia a Wiraqocha (deidad del sol y rayo) y a su alrededor a 48 figurinas aladas. Este friso simbolizaría a la constelación andina del mismo nombre y a la Vía Láctea (Mayu); siendo que el personaje central representaría a las regiones luminosas y oscuras de nuestra galaxia y los personajes alados serían las estrellas de nuestra galaxia (Valladolid, 1993).
Algunos historiadores como Duviols (1977) y Pease (1982) mencionan que este personaje es la deidad más antigua del panteón mítico-religioso andino y que tendría relación con el lejano planeta Urano. Pease (1973) refirió que este grabado estaba siempre presente en el cielo austral y aparecía de forma visible todo el año, asimismo que, simbolizaba a la llama (fuego) y al sapo (agua) elementos que son necesarios para fecundar la pacha y crear el tinkuy (encuentro – complementariedad). Así, llegamos al Tercer Horizonte (Tawantinsuyu, 1440-1532 d.C.); el cual es la más conocida y estudiada por la evidencia dejada de los cronistas invasores. Sobre el trabajo de estos últimos podemos inferir que los espacios físicos (arqueológicos) no sólo concentraban a una multitud densa de personas para obrar ritualmente, sino que eran lugares de profundas observaciones agroastronómicas realizadas por los amautas (maestros Incas) y que el día de hoy sus heredados (campesinos de los andes) son los depositaros de tan grandes conocimientos (Valladolid, 1993).
A manera de resumen sobre las etapas de desarrollo andino enumeradas en líneas anteriores, podemos decir que, existen tres constelaciones, las cuales son la base de todo este sistema agroastronómico; éstas serían: la chakana, el amaru y el suchu (Zuidema, 1989). Del mismo modo, la vía Láctea (mayu o río andino) se constituiría como un eje de orientación ritual. Con relación a esto último, el clérigo y cronista español Cristóbal de Molina (1575-1576), describió en su Relación de las fábulas y ritos de los Incas una ceremonia de peregrinaje en la ciudad del Cusco que se realizaba de forma anual durante el solsticio de junio realizado por los sacerdotes de la panaca real, sin duda un documento relevante para este tipo de investigación.
Del mismo modo, el mencionado cronista hace alusión a las principales constelaciones incas (que aún siguen vigentes dentro de la cosmovisión de muchos pueblos andinos); siendo divididas en constelaciones brillantes .chakana – cruz andina, suchu/collca – Las Pléyades y amaru – Escorpión) y oscuras (llama, hanp’atu – sapo, yutu – perdiz, uña llamacha – cría de llama y machacuay – culebra).
Con respecto a las primeras, algunos pobladores nos manifestaron lo siguiente: “…la chakana siempre ha estado desde siempre…los antiguos (ancestros) sabían ver…quiere decir puente…”[12]
Y así es, esta chakana es la representación de una idea de múltiples matices y dimensiones. La chakana o chaka hanan significa el puente en lo alto. Es cómo los pobladores andinos llamaron a constelación de la Cruz del Sur, y constituye en resumen toda la cosmovisión andina. Ésta es utilizada para conocer las estaciones del año. El célebre cronista indígena Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, fue quien en su Crónica de Relación de Antigüedades de este Reino del Pirú (1613) realizó un grabado sobre la cosmovisión andina, dicho elemento se encontraba en el Altar Mayor del Coricancha (Templo de oro) en la ciudad de Cuzco; fue el mismo el que llamó a este símbolo Chakana, el puente o escalera que permitía al hombre andino mantener vivo su vínculo con el universo. Según Milla (1979), este símbolo tendría una antigüedad de más de cuatro mil años, además de que en la cultura aimara se sigue grabando este gráfico en sus telares.
Un entrevistado nos refería: “…es depende (de la cruz)… a veces para (iniciar a) sembrar cae 3, 4 o 5…de mayo…siempre aunque no veamos almanaque (calendario)…ya con eso se sabe que es…ahí es la fiesta de cruces…también se hace”[13]
Deducimos que un encuentro importante entre el pensamiento andino y occidental tiene lugar en estas fechas por lo enunciado.
Por otro lado, en cuanto a la constelación de Las Pléyades, también pudimos registrar una referencia de un docente, él nos comentaba que,”Las Pléyades desaparecen y aparecen… y tiene relación con que la cosecha será bastante…tiempo bueno…últimamente no aparecen mucho, por eso está escaseando algunos productos…”"[14]
Otro poblador refería ante la escasez de productos:
“…ahora último…se mira todo malo (en el cielo)…el clima ya no es como antes…cuando tiene que soliar llueve y cuando tiene que llover solea…acá cerca en Pazos reciencito nomás se malogró toda la cosecha de habas, ollucos, papa, oca…ahora igualito va a seguir pasando…eso la naturaleza nadie lo puede parar…”[15]
El poblador en el campo vive y se da cuenta de que el clima y medio natural inmediato está viéndose alterado. Que los ciclos naturales y normales de la agricultura van variando cada cierto periodo. Ello es preocupante, ya que no sólo esta actividad es un medio de subsistencia para ellos, sino que es un indicador de que se avizoran tiempos complicados y de caos para todos nosotros.
“…en la ciudad ni se dan cuenta todo lo que está pasando…en el campo es donde se ve (la verdad)…acá en la chacra es la cosa…a ver ese Plaza Vea, Open, de ¿dónde saca su papa que vende?, es de las chacras…todo lo que comen viene sale de acá (el campo)…y si nosotros no sembramos no hay nada ni en Huancayo ni en Huancavelica…nada para nadies…todo lo que comes es del campo…la ciudad solo es fierro y cemento…ahí no hay nada…”[16]
Este síntoma es una muestra de que debemos de sensibilizar a cierto sector de nuestra comunidad académica y civil para generar con ellas alternativas y soluciones que enfrenten los problemas en mención. Nunca encontré tanta verdad de nuestra dependencia inconsciente cómo la que se dio en aquella conversación. Es evidente que el sentido de reflexión y autocrítica pareciese que aún no ha cobrado vida en nuestro actuar, siendo la misma una tarea pendiente.
Por otro parte, las constelaciones oscuras que vendrían a ser la llama, sapo (hampato), etc; también son conocidas y descritas por algunos pobladores, así tenemos:
“…el sapo es dinero,… si sueñas con sapos fijo fijo vas a tener dinerito… cuando te sueñas agarrando sapos plata platita es,…cuando está arriba y hay luna hay que mostrar la plata un sol o lo que tengas billetes es mejor para que se multiplique…también a veces es brujería…si te encuentras en tu camino con un sapo así con hilos rojos, negros, sal hay que botarlo pero con la mano izquierda para que no te afecte…sino el mal te cae a ti…así hay gente que hace daño…”[17]
Al parecer en esta región, el sapo posee dos cargas, una benéfica, ya que es el portador de la buena suerte y fortuna para quien lo encuentre o sueñe; y otra maléfica, ya que es portador de la maldad de los brujos y hechiceros.
“…soñar con llama es fijo pa tener familia…mi sobrina soñaba llama dice llamitas de muchos colores blanco, rojo, verde hasta creo y un día viene a mi casa y me dice tía ayúdame estoy embarazada…uy qué iba a hacer…ayudarle no ma…sino mi hermano le hubiese golpiado ay no pobre…”[18]
En cuanto a la llama podemos decir que dentro del arquetipo colectivo sigue manteniendo el simbolismo de fertilidad y está asociada a la reproducción de plantas, animales y hombres. “…cuando arriba está la llama (en el cielo) a veces se hace pagos para el amor…los brujos saben eso…acá cerca hacen…”[19]
En cuanto a este extracto de entrevista, podemos señalar que, el amor en los andes muchas veces es comprado, son varias las personas que hacen amarres, es decir pretenden estimular la conciencia amorosa de otra persona para que las amen mediante pagos u ofrendas a los cerros y estrellas. Ya han pasado varios cientos de años seguramente, pero aún en nuestros días tenemos estas prácticas de sortilegio que sin lugar a dudas guardan en ellas una profunda devoción y agradecimiento a quienes son proveedores de vida y custodian los ciclos de muerte de todos quienes existimos en este plano.
Mediante la observación y trabajo de campo realizado en el distrito de Huando (Huancavelica), hemos podido estimar in situ que estos conocimientos continúan vigentes hasta nuestros días. De esta manera, el camino de la vida y muerte en el trajín de un año se proyectan y desarrollan. La evidencia que se nos mostró en campo señala que los pobladores observan las salidas y puestas de las estrellas que más brillan en el firmamento, por ejemplo;
“cuando aparece collca (equivalente a suchu) y la culebra en junio fijo ya es de sequía…pero en diciembre es distinto, ahí es más para lluvias…aunque ahora el clima está cambiando joven…ya no es como antes…esto está preocupando…”[20]
Con respecto de esta culebra se dice que: “dentro de la mitología andina merece especial atención la presencia de una gigantesca serpiente de poderes sobrenaturales denominada Amaru” (Cavero, 1990 p. 120).
Bajo el mismo parámetro, Kessel y Enríquez (1989) señalaron que esta figura bajaría del cielo en algunos momentos y residiría en nuestra tierra y lagunas para ayudar con la distribución del agua para la agricultura del mundo. Partiendo del enunciado,
“…Earls y Silverblatt mencionan que, este animal está íntimamente relacionado a fuerzas explosivas tanto atmosféricas como subterráneas y que el Amaru y en general las serpientes están íntimamente relacionadas con el agua…” (Cavero, 1990 p. 121)
Esta observación caracterizada en una serpiente no es más que la impresión de una línea de estrellas brillantes apreciables. “…mire joven por allá sale el amaro (indicando a las estrellas del cielo), ahí está su cola, su boca y como lengua también tiene…”[21]
Un poblador nos refería que
“…cuando la serpiente está cerca (en la marca que hace en el cielo) se inundan (algunos lugares),…hace unos años se inundó todo por acá (refiriéndose a la plaza principal), todos (los pobladores) tuvimos que limpiar…” [22].
Esta asociación de la serpiente del cielo con el inicio de las lluvias es una clara muestra de que la época de limpieza y apertura de los canales está por comenzar.
Todos los pueblos en la región andina saben que el clima durante el año presenta dos épocas muy claras y visibles, una lluviosa – cálida y otra seca – fría. Hay otras menos evidentes o intermedias que no son percibidas de forma claro; sin embargo, esta secuencia natural también es representada por una práctica cultural muy relacionada a los trabajos agrícolas tal como los que dibujaría el célebre cronista ayacuchano Guamán Poma (1613). Una pobladora refería,
“…para sacar (cosechar) maíz y papas algunos (pobladores) van (un día) antes al Ccakarayacc;..Ahí piden permiso…llevan flores hasta a veces palomas…, no sé cómo lo harán, pero dicen que ven por una piedras amontonadas cómo sale el sol…antes que salga hacen oración…”[23].
Esta declaración sin duda manifiesta la relación de observaciones hechas por algunos pobladores en pilares de piedra en el cerro en mención y el nacimiento del sol; no olvidemos de que se realiza una ceremonia, un rito (de agradecimiento al cielo) por la nueva estación que ha de comenzar. También, observamos que, muchos pobladores, siguen orientándose por las estrellas cuando se dirigen hacia otros lugares, uno de ellos nos refería,
“de acá (Huando) hasta Izcuchaca será una hora (de viaje en automóvil), de ahí para ir a Conayca, a veces no hay carro,…es difícil, así que hay que tirar patita (caminar),…no hay luz en el camino, lo único que alumbra es la luna…”[24]
Esta interacción del hombre con su medio natural es asombrosa. Nuestra Selene es considerada como una aliada y compañera de viajes que ha estado en muchos senderos viendo el pasar de nuestros hermanos. Algo interesante que también hemos podido registrar es que, en el momento de hacer los diversos pagos a la laguna Ampatoccocha, se utilizan objetivos elaborados de arcilla en miniatura en forma de ranas. “Ponerlas (a las ranas de cerámica en miniatura) siempre es bien importante, el pago siempre tiene que tener…algunos hoy ya no lo ponen, y lo cambian con ollas de barro chicos también…pero es mejor con ranas…”[25]
Hombre – naturaleza parece ser la receta inefable de respeto y convivencia en los andes y la cual ha permitido durante muchas generaciones un trato horizontal con el mundo que nos rodea. Con respecto a nuestro tema, en pensamiento agroastronómico de este distrito, se caracteriza por entender a los:
a. Astros como: el sol, la luna y demás cuerpos celestes
“Cuando vemos arriba (hacia las estrellas del cielo) ya se sabe cuándo comienza la agricultura, acá en el campo es así…no se necesita hay veces calendarios ni nada de eso…”[26]
Esto manifiesta que la observación del hombre del campo a lo largo de los años ha ido perfeccionándose y le ha permitido anticiparse a ciertos eventos, así como, agradecer por uno y pedir favor por otros.
b. Animales como: las serpientes (culebras), insectos, aves, batracios
“…triste se ven las estrellas…ya nos hay muchos aves…antes tu mirabas cernícalos bien…había bastantito…ahora ya no hay…algo está pasando…”[27]
“…ese taparaco que conoces es mal agüero…fijo es pa que se te muere un pariente…esos animales siente…”[28]
“…sapito tampoco ya no hay…antes anunciaba lluvia la calor…ahora ya no cantan…qué estará pasando…ya la gente no hace sus pagos…antes los antigos hacíamos eso…ahora los jóvenes ya no quieren…dicen está loco ah anda estás loco mama ya para qué vas al cerro…”[29]
Encontramos en estos relatos que el ciclo natural de aves, insectos y batracios ha cambiado, existe profunda preocupación por esto por parte de los pobladores de Huando. Ya que son estos animalitos quienes avisan o anuncian sobre las temporadas de siembra, cosecha o algún evento de óbito. Ante ello el ciclo agrícola hasta cierto punto está generando incertidumbre y probablemente sea la causa de problemas mayores en un futuro sino se toman en cuenta.
c. Plantas como: flores, cactáceas, tuna
“…antes todo esto era tuna…uy bastante tuna tuna había…ahora como ves no hay…por allá (indicando otro lugar)…antes eran gradototes…tu vas a la plaza te venden chiquito no mas chuzito (pequeño)…”[30]
“…flores tampoco hay…había una planta cómo se llama esto…me has hecho acordar…hay se me olvido…una vaina ser chacuar (viejo)…eso bonito crecía…”[31]
La flora desde la época prehispánica hasta nuestros días indicaba ciertos cambios en el clima, así como también, el valor de la tierra donde era cultivada se ve también perjudicada. Cuando el informante hace una comparación de lo que en su recuerdo era grande y que lo que hoy ve es pequeño, inferimos que las condiciones del terreno ya no poseen los elementos necesarios para dar un buen producto. Por otro lado, sin duda, las flores son elementos que siempre van junto a las ofrendas o pagos:
“…pa preparar tu mesa (espacio ceremonial) tienes que tener vino, coca, flores…todo tiene que ser grande…es como cuando vas a un matrimonio y llevas regalo…”[32]
Estos pagos claro está que se realizan a los cerros y oráculos de la región.
“los oráculos no son seres poderosos porque tienen la habilidad de hablar, son poderosos porque pueden intervenir en las fuerzas productivas del universo” (Zuidema, 2008 p. 91)
Es así que, inicia ese ciclo de reciprocidad entre los mundos de la cosmovisión andina.
d. Fenómenos celestes: meteoritos, viento
“…una vez hace tiempo cayó un meteorito a Huando, la gente se asustó…cuando cayó la chacra de mi abuela se se quemó blanco blanco se hizo…nunca más volvieron a plantar algo ahí…ahí decían que era castigo…”[33]
“…cuando sales en la noche y sin abrigarte te da aire…te choca, te enfermas…hay que tener cuidado…mi primo se le volteó su cuello…”[34]
Las señales del cielo siempre fueron la advertencia de los dioses sobre la valoración de nuestros actos. Algunas veces eran un premio otra señal inminente de castigo y que deberíamos de cambiar nuestra conducta. Quizá sea necesaria otra intervención de los creadores para darnos cuenta de las muchas acciones que cometemos en perjuicio de nuestro medio natural y social.
Los saberes sobre agroastronomía continúan vigentes como hemos visto, y son utilizados por los actuales pobladores del distrito de Huando (Huancavelica) en su labor agrícola y cotidiana. Muchos de nuestros campesinos conocen cómo nuestro universo se mueve y funciona. Hecho por el cual no sólo asocian estos movimientos a la agricultura sino también a su forma de vida en general, así un registro etnográfico en el mismo poblado sobre el cuidado que debe de tener una mujer embaraza y su encuentro con nuestro satélite:
Es relevante cuidar a la embarazada para que pueda tener un buen parto, ello se logra mediante la prohibición de algunas actividades como: una mujer (embarazada) nunca debe de ver la luna llena, sino su hijo saldrá ciego…no debe de ir a los puquios o lugares desolador (lagunas) porque le puede dar aire…no debe de acercarse a los animales mucho porque si no lo “miparán” al niño. Estos enunciados manifiestan una idea que vino de generación en generación y que en algún momento resultó cierto. Una vez acá vivía la mamá Carmen, siempre le gustaba salir a caminar por su chacra, un día se quedó viendo la luna llena (estaba embarazada) se quedó dormida en el campo…cuando nació su hijo salió bien blanquito blanquito con manchas…todos dijeron que la luna era su papá de la criatura. Del mismo modo, cuando se sale de muy temprano da aire, hasta se dobla tu cuello,…te da dolor en acá (señalando el estómago medio) eso si es triste, es como cólicos…la barriga se pone dura dura…sólo sobando pasa eso (Quispe y Arias, 2018 pp. 12-13)
Al parecer la idea de que los astros rigen nuestra vida sigue latente, no sólo en la agricultura sino en la vida cotidiana. Es imperioso tomarnos un minuto y ver hacia el cielo, ver que somos vistos por entes superiores que lo único que desean desde milenios es el que vivamos en paz, con respeto y como hermanos.
raul.arias@unh.edu.pe