Resumen: Objetivo: con este artículo de reflexión se busca disertar alrededor de la incidencia, alcances, retos y obstáculos que propicia el uso de Internet para el ejercicio de la democracia. Metodología: a partir de un ejercicio interpretativo de la literatura reciente sobre Internet, cibercultura, movimientos sociales y democracia, se afirma que estos tienen un carácter dialéctico; es decir, son un lugar de construcción de poder y de contrapoder. Hallazgo: para algunos actores como los Estados y las Corporaciones Internet en un espacio de manipulación, control y vigilancia de los ciudadanos; pero, para los individuos políticamente activos, para las organizaciones sociales y para los movimientos sociales se traduce en un nuevo espacio para interactuar, compartir, denunciar, cooperar y organizarse en torno a unos valores o a un ideal de democracia. Conclusión: las características comunicativas y deliberativas del uso de Internet han propiciado cambios en las formas organizativas y en las estrategias de la acción colectiva de los distintos actores sociales, complejizando el ejercicio democrático e imprimiéndole un carácter potencial de transformación social.
Palabras clave:Red informáticaRed informática,DemocraciaDemocracia,Comportamiento socialComportamiento social,Poder políticoPoder político.
Abstract: Objective: this article of reflection seeks to dissertate around the incidence, scope, challenges and obstacles that the use of the Internet is conducive to the exercise of democracy. Methodology: from an interpretive exercise of recent literature on the Internet, cyberculture, social movements and democracy, it is stated that these have a dialectical character; That is, they are a place of building power and counterpower. Finding: for some actors like the States and Internet Corporations in a space of manipulation, control and surveillance of citizens; but, for politically active individuals, for social organizations and social movements translates into a new space for interaction, sharing, denounce, cooperate and organize around values or an ideal of democracy. Conclusion: the communicative and deliberative characteristics of the use of the Internet have led to changes in the organizational forms and strategies of collective action of the different social actors, Complicating the democratic exercise and giving it a potential for social transformation.
Keywords: Computer networks, Democracy, Social behaviour, Political power.
Revisión de tema
Internet, deliberación y democracia
Internet, deliberation and democracy
Recepción: 28 Febrero 2019
Aprobación: 12 Abril 2019
A través de un ejercicio interpretativo de la literatura más reciente, se pretende dar respuesta a la pregunta ¿Cuál es la incidencia, los alcances, los retos y los obstáculos para la democracia que propicia el uso de la Internet? Para esto se precisa analizar las características que han hecho del Ciberespacio o de la Internet, un nuevo escenario de acción política. Esto tiene que partir de un análisis de la forma en que la Internet, desde sus inicios, se comenzó a configurar como un espacio de confrontación de diversos actores que luchaban por dar un determinado uso a la Internet de acuerdo a sus intereses. Se profundiza en las ventajas comunicativas de la Internet y los cambios que ha producido en los movimientos sociales en cuanto a su organización y sus ejercicios de movilización y resistencia, así como la incidencia de la Internet en la movilización social en Colombia
Desde la invención del Internet, la masificación de los dispositivos móviles y, en general, del avance en las telecomunicaciones, se han incrementado los estudios relacionados con el impacto de las NTICS (Nuevas Tecnologías de la Información y La Comunicación) sobre las distintas formas en las que los humanos se relacionan, en la que viene siendo llamada por Castells como Sociedad Red. La reflexión que aquí se propone se ubica en un ámbito de interés que, como área de estudio, viene siendo llamado como Cibercultura, un campo de análisis relativamente reciente e innovador, y bastante prolífico en reflexiones y conclusiones. Se desea enriquecer el análisis del ejercicio del poder en la sociedad contemporánea, enriquecida por nuevos espacios de interacción individual y social propiciada por la Internet y demanda; y permite una mirada inter y transdisciplinar, que cruza los estudios de las Ciencias de la comunicación, las Ciencias políticas y la ética. Se pretende desarrollar más ampliamente la idea de que la red de redes ha permitido crear una nueva esfera pública de interacción política, descentrada y no jerarquizada, con nuevos actores, nuevos recursos y nuevas prácticas políticas que vienen enriqueciendo el ejercicio democrático a través del estímulo del debate sobre los asuntos públicos, aunque vale aclarar, con limitaciones.
Se sustenta la hipótesis, siguiendo a Castells (2001), Valderrama (2008), Rueda (2008) y otros, que el uso de las redes de la Internet ha propiciado la construcción de una nueva esfera pública, descentrada, más global, policéntrica y anárquica, que viene propiciando la interacción política desprendida de referentes partidistas, sectoriales, territoriales y culturales, y muchas veces propiciados por elementos identitarios no necesariamente vinculados a intereses de clase social. Por otra parte, también en la Internet habitan una serie de actores que vienen elaborando ejercicios de resistencia a los usos que de ella están haciendo las élites económicas y políticas, y se reflexiona sobre qué tipo de sujeto social, histórico y político se configura en el marco de una sociedad capitalista con profundos o continuos cambios y cada vez más mediatizada por la Internet, por sus redes.
Se espera generar un conocimiento que permita un incremento en las investigaciones en el tema, además, construir una mirada diferente u optimista del uso de la Internet y su complejo entramado de espacios de interacción y deliberación.
Las recientes transformaciones en el sistema económico capitalista relacionados con la globalización del capital, la deslocalización y desnacionalización de la producción, el comercio y los servicios, la predominancia de la tecnología en todas las esferas de lo humano, la informalización del trabajo y, la proletarización creciente de profesionales e intelectuales, han estimulado de nuevo una discusión clásica en las Ciencias Sociales y Políticas; la del sujeto histórico, social y político que se configura como el sujeto de la transformación social, en el marco de las nuevas condiciones económicas, sociales, políticas y tecnológicas. Rauber (2006) afirma que, desde Marx, el problema teórico y político se ubicó en la superación de la enajenación humana en el marco del capitalismo y de su contradicción principal, esto, la del capital-trabajo; por tanto, el sujeto histórico y revolucionario llamado a superar dicha enajenación, según la izquierda europea, no es otro que la clase obrera industrial como sujeto histórico, el partido como sujeto político, la movilización y la protesta social en las calles como medio para la toma del poder. Sin embargo, los cambios en el capitalismo mundial, acelerados y manifiestos en la globalización neoliberal, han tenido unos impactos sociales devastadores de tal manera que
va multiplicando la fragmentación y atomización social, en primer lugar, de la clase obrera, transformando tanto la existencia y las modalidades de la subordinación real del trabajo al capital como las subordinaciones formales. Se ha producido una pérdida de poder económico, social, político y cultural de la clase obrera y sus organizaciones sindicales; un debilitamiento del movimiento obrero; surgimiento de trabajadores informales y de grandes y crecientes poblaciones de trabajadores desocupados; surgimiento de nuevos sectores sociales: campesinos sin tierra, víctimas de expropiaciones de tierras por parte de grandes empresas, pobladores sin techo, defensores de la naturaleza, etcétera (Rauber, 2016, pp. 114-115).
De esta manera, comienzan a surgir nuevos actores sociales los cuales, junto a otros ya existentes, comienzan a construir redes sociales con nuevas reivindicaciones, resistencias y luchas. Para Rauber (2006), estos nuevos actores sociales surgen con las manifestaciones contra la cumbre de la OMC en Seatlle, Contra el Foro Económico en Davos y en el marco del desarrollo del Foro Social Mundial, en donde
El valor fundamental inicial de estos espacios ha sido el de constituirse en ámbito de encuentro de movimientos sociales, de actores nuevos y viejos, que no tenían entre sí mayores vínculos, y avanzar –sobre esa base- hacia la toma de conciencia colectiva acerca de la necesidad de construir articulaciones sectoriales e intersectoriales nacionales, regionales y globales, en camino hacia la constitución de lo que algún día será un sujeto social revolucionario global. (p.110)
Es decir, la clase obrera, como actor principal contra el capital, se hace acompañar de nuevos actores con nuevas y diversas reivindicaciones que no tienen que ver solo con la conservación del trabajo frente a los cambios acelerados del capitalismo, sino, además, otras reivindicaciones que no necesariamente tienen que ver con su carácter de clase, como las de género, medio ambiente, acceso libre a la información, etc. Esto es así, porque en el marco del capitalismo, la enajenación humana no solo tiene causas puramente económicas, sino de lo que se trata es de luchar contra toda expresión de poder económico, social, político, cultural y hasta tecnológico, que subordina los intereses de otros actores sociales.
Lo que ocurre en este momento es que se articulan antiguos y nuevos actores sociales, de tal manera que como lo afirma Rauber (2006),
La realización de esa re-articulación sectorial y social —que supone en realidad un proceso de articulaciones sucesivas, multidimensionales y yuxtapuestas— significa, al mismo tiempo, la reconstrucción del poder social de la clase, y la reconstrucción (integración) de la sociedad fragmentada. Para lograr tales fines, la clase obrera desempeña un papel central, organizador y catalizador centrípeto como así también promotor de la formación de otros nodos organizativos sociales con los cuales buscará concertar, articular. (2006, p.115)
Ahora bien, esta articulación se da por la unidad y esta se logra, a su vez, cuando los distintos actores sociales y políticos toman conciencia sobre algo que los identifica de manera histórica: el ser alienados y enajenados por el capitalismo, aunque de distintas y variadas maneras.
Seguido de lo hasta ahora expuesto, queda por resolver, en las actuales condiciones; es decir, en el marco de una sociedad fragmentada, atomizada y con sujetos alienados, ¿Qué tipo de sujeto social, histórico y político se configura como sujeto transformador?
Según Rauber (2006), no existe hoy en día ningún actor social que se pueda erigir por sí solo como sujeto de transformación debido a la fragmentación de las realidades de cada actor social, las de sus identidades, preferencias, imaginarios, aspiraciones e intereses. Por tanto, el sujeto transformador no puede ser otro; como lo afirma Rauber (2006), que “un sujeto plural-articulado que se configura y expresa como tal en tanto los actores sociopolíticos sean capaces de articularse –políticamente- para constituirse en sujeto popular” (p. 118). En este sentido, la Internet y sus redes sociales vienen cumpliendo el papel de medio articulador ya que viene siendo un espacio de denuncia, de exposición de causas y luchas, de cohesión de esfuerzos, de consensuar proyectos y finalmente, un espacio que está estimulando, en tiempo real, la organización y la movilización de los distintos actores sociales. Ahora bien, hay que aclarar que la Internet solo se convierte en medio articulador, solo sí
este proceso se asienta en los diversos actores sociopolíticos, en su capacidad para articular la multiplicidad de problemáticas, de experiencias e identidades que los caracterizan en una dimensión político social, en aras de conformar un colectivo de actores (plural, diverso, interarticulado) capaz de identificar objetivos comunes, elaborar proposiciones que sirvan de base a un programa político concreto, ir definiendo el proyecto de sociedad en la que desean vivir, y darse las formas organizativas necesarias para actuar eficientemente en pos de construirla (combinando participación, organización, propuesta y conducción). (Rauber, 2006, pp.118-119)
De esta manera, la Internet juega un papel subsidiario, pero no menos importante en la transformación social, y su impacto depende más del uso comunicativo y organizativo, y de la capacidad de este sujeto político colectivo de ampliar el contenido de las luchas, las dimensiones de las mismas, cuestionando el orden social existente y reivindicando la existencia y la construcción de una democracia real.
¿Qué características de la Internet puede propiciar nuevos ejercicios de lo político en el marco de la democracia contemporánea? Primero, los usos más procedimentales de la Internet tienen que ver con las prestaciones logísticas que esta le viene brindando a la democracia, o en lo que concierne a los servicios sociales que prestan los gobiernos a sus ciudadanos, lo que llaman gobierno on-line. Segundo, la posibilidad que brinda la Internet de acceder, de manera ágil y oportuna, a información que por otros medios no se puede acceder, lo que brinda la oportunidad de tener a ciudadanos informados para participar en la vida pública. Relacionado con lo anterior, la posibilidad que brinda la Internet de ser un espacio de debate, deliberación y movilización, aspectos fundamentales en una democracia.
Respecto a los usos más procedimentales que presta la Internet a la democracia, Galindo (2012), afirma que estos están referidos al “[...] auxilio a la elección de los representantes políticos. Otro se refiere al acceso de los ciudadanos a los servicios públicos por medios electrónicos. El último se ocupa del apoyo al funcionamiento del poder judicial (p. 40)”. En el mismo sentido, Eisenberg (2006) afirma que “poco a poco van apareciendo nuevos experimentos sobre el uso de este nuevo medio de comunicación para fines políticos –votaciones vía Internet, propaganda política en la red, redes virtuales de movimientos sociales organizados, etc. (p. 179)”. Sin embargo, no nos detendremos en los usos procedimentales de la Internet, más si en los de mayor importancia para el ejercicio democrático, como son el acceso a la información, las posibilidades que brinda la Internet para el debate y la deliberación.
Un prerequisito para la democracia es ciudadanos informados, ya que democracia es también participación de ciudadanos informados y conscientes en la actividad pública. En este sentido, la Internet viene permitiendo denunciar y poner otros puntos de análisis respecto a los hechos nacionales o internacionales, propiciar movilizaciones, y finalmente, informar a los ciudadanos de lo que acontece en las altas esferas del poder político y económico local e internacional. Como lo afirma Galindo (2012),
la democracia o la participación política no puede ser puesta en práctica efectivamente en ninguna de las facetas reseñadas sin la satisfacción de un requisito previo: que los ciudadanos estén informados o, lo que es lo mismo, tengan suficiente conocimiento sobre el objeto de su participación (p.36)
En este sentido, distintos actores, ya sean individuales o movimientos sociales, ponen a disposición del público información a veces reservada por las altas esferas del poder o disponen de análisis más críticos sobre los acontecimientos sociales, lo que le permite al ciudadano del común acceder a un conocimiento de la realidad de la cual antes no disponía, lo que influye en la manera en que participa políticamente. De esta manera,
Internet proporciona, sin duda, acceso a información. Ofrece una información que antes, sin la red, no estaba al alcance de los ciudadanos. La información quedaba, a lo sumo, recogida en documentos: estudios, informes, artículos científicos y de opinión, libros y noticias suministrada por los medios de publicación, opinión e información: periódicos, revistas y otros medios (televisión y radio fundamentalmente). Otra parte de la información y especialmente la referida a las actividades del Estado quedaba fuera de los círculos de opinión. Con gran frecuencia se consideraba secreta: estaba a disposición únicamente de las instituciones estatales. (Galindo, 2012, p. 50)
La posibilidad de un mayor acceso a la información está relacionada, según Eisenberg (2006), con cuatro atributos técnicos propios de la Internet, que influyen en la comunicación y en el poder, a saber, la fijación de las manifestaciones lingüísticas, su capacidad de reproducir rápidamente mensajes, el acercamiento espacio temporal que produce la Internet respectos a los problemas locales y mundiales; por último, la inclusión de los sujetos en la comunicación.
Respecto al primer atributo, se tendrá que afirmar que la Internet permite la fijación de los mensajes, haciendo que los mensajes superen lo efímero, desde el punto de vista político esta cualidad también hace parte de la lucha por el poder, de esta manera, “[...] la dialéctica entre poder y alteridad se inscribe en una lucha por los medios de fijación del mensaje, que ahora pueden ser manipulados políticamente por aquellos que detentan el acceso a los medios de fijación” (Eisenberg, 2006, p. 183). Respecto al segundo atributo, el de la reproductibilidad de los mensajes, permite, a quien los emite, hacer varias copias del mismo y divulgarlos a diversos públicos en distintas localidades del orbe y también “la capacidad de reproducción de mensajes es conferida al receptor, ésta adquiere un aspecto democratizador relacionado a la denuncia, a la diseminación de la información, etc.” (Eisenberg, 2006, p. 184). Relacionado con el anterior, está el atributo concerniente con el acercamiento espacio-temporal que permite la Internet de personas, identidades, problemáticas y luchas en todo el planeta; tal característica facilita, desde el punto de vista político, ampliar bidimensionalmente la comunidad comunicativa y la comunidad política (Eisenberg, 2006). Lo que se puede afirmar acá es que la Internet ha posibilitado la inclusión de distintos actores sociales en los procesos de comunicación, permitiéndoles divulgar sus elementos identitarios y el contenido de sus visiones de mundo, aspiraciones y luchas.
En general, Eisenberg (2006) destaca la posibilidad que brinda la Internet a sus usuarios de producir contenidos propios a sus visiones de mundo, distintos a los de los medios convencionales, rompiendo con la uniformidad comunicativa y permitiendo “la ampliación de foros públicos de debate y discusión, en el sentido habermasiano de la discusión: como ampliación de la esfera pública” (p. 191).
De qué manera la Internet propicia espacios deliberativos y amplía la esfera de la discusión y la participación pública es lo que se analizá a continuación.
Pero el acceso a la información por parte de los ciudadanos no es suficiente para hacerlos participar en la esfera de lo público, aunque que sin ella difícilmente pueden comprender lo que pasa en su entorno, asumir una posición al respecto y una posible vía de acción. Es importante, además, que frente a lo ocurre en el acontecer económico, social, político y cultural se dé entre los distintos actores sociales el encuentro de un variado número de percepciones, puntos de vista, visiones de mundo e ideas frente a lo que se concibe como real; es decir, que haya deliberación, aspecto fundamental de una democracia.
Habermas (citado por Orozco y Ortiz-Ayala, 2014), entendía la deliberación como
[...] un acto en el que los ciudadanos consideran hechos relevantes desde diferentes puntos de vista y dialogan con los demás para pensar críticamente sobre las distintas opciones que tiene un asunto público; así, se incrementan las perspectivas, compresiones y opiniones sobre un tema específico. (p. 92)
En este sentido, tanto para Eisenberg (2006), como para Orozco y Ortiz-Ayala (2014), existen argumentos suficientes sobre la Internet que evidencia que los ciudadanos no solo acceden fácilmente a información política, sino que además estimula la participación ciudadana en variados espacios de debate de asuntos públicos, como lo son los foros, blogs, chats, redes sociales e incluso directamente con políticos o instituciones. Más específicamente,
el uso de Internet, junto con las redes sociales, puede promover el diálogo y la interacción entre los ciudadanos operando como un mecanismo que facilita el mutuo entendimiento entre los miembros de una comunidad, así, los medios pueden ayudar a supervisar y comprender el contexto, proveer información a las personas y hacerlas más conscientes de las oportunidades que ellos tienen cuando participan en política (Orozco y Ortiz-Ayala, 2014, p. 92).
¿Qué aspectos de la deliberación propicia y estimula la Internet? Entre ellos están el permitir a los ciudadanos un mayor conocimiento político, fomenta la libre expresión de las ideas, la disposición a proponer y estar expuestos a mejores argumentos, y estimula el respeto y la tolerancia, aspectos todos claves para que se dé una discusión racional y argumentada respecto a los asuntos públicos. Respecto a lo anterior, Orozco y Ortiz-Ayala (2014) consideran que “el uso de medios en conjunto con la conversación interpersonal sobre temas políticos genera más integración social y participación cívica (p.94)”, lo que trae como consecuencia que a mayor conocimiento político mayor participación. De igual manera, la Internet y el libre intercambio de ideas exponen a los ciudadanos a argumentos de variada calidad, que confrontan y cuestionan los propios, afectando de manera positiva la deliberación. Por último, la variada riqueza de ideas y percepciones de la realidad que se intercambian a través de este medio incentiva el respeto y la tolerancia; en este sentido, “es importante leer estos resultados a la luz de otros hallazgos que han sugerido que las personas que utilizan Internet para las actividades políticas son más tolerantes, pero también políticamente más polarizadas” (Orozco y Ortiz, 2014, p. 97). Es decir, que la exposición a ideas diferentes estimula la capacidad de aceptar y convivir con puntos de vista diferentes a los propios; aunque, hay que aclarar que tolerancia no significa ceder ante los argumentos de los demás, pero el solo hecho de exponerse a la otredad estimula el debate público.
Los movimientos sociales que comenzaron a usar la Internet como medio para divulgar y promover sus luchas se extendieron, primero, por el mundo árabe, y seguido, surgieron otros movimientos en distintas naciones, asociados, generalmente, a la crisis económica y la oposición contra las élites políticas y económicas locales, tanto en Europa como en EEUU. Para Castells (2012), todos los anteriores movimientos sociales “[…] ignoraron los partidos políticos, desconfiaron de los medios de comunicación, no reconocieron ningún liderazgo y rechazaron cualquier organización formal, dependiendo de Internet y de las asambleas locales para el debate colectivo y la toma de decisiones” (p.21).
Pronto los movimientos sociales comenzaron a utilizar la Internet y sus espacios de interacción para compartir y divulgar los significados de sus demandas y sus luchas. En relación a lo anterior, Castells (2012) afirma que las transformaciones que se vienen presentando en el ámbito de las comunicaciones afectan directamente la construcción de significados entorno a la realidad y por ello introduce cambios en las relaciones de poder, toda vez que tanto actores individuales, como sociales, a través de la producción de contenidos, desean influenciar en el entorno social y político a través del proceso comunicativo, de esta manera,
mediante la producción de mensajes autónomos para los medios de comunicación de masas y el desarrollo de redes autónomas de comunicación horizontal, los ciudadanos de la era de la información pueden inventar nuevos programas para sus vidas […] subvirtiendo la práctica habitual de la comunicación ocupando el medio y creando el mensaje. (Castells, 2012, p.26)
La Internet pondría en manos de los distintos actores sociales cierta autonomía comunicativa frente a los discursos de las élites, ofreciendo la posibilidad de deliberar y coordinar acciones sin trabas. Pero siendo críticos con Castells (2012), en el marco de una sociedad en la que la misma libertad de producir contenidos ha producido una anarquía de la información y comunicación, y en donde los gobiernos y las corporaciones cada vez controlan y manipulan la red, la Internet es también un espacio de control y vigilancia, y el potencial transformador de la misma depende de los contenidos, de la formación y capacidad del internauta para hacer juicios críticos sobre lo que lee. La sociedad de la información de la que habla Castells (2012) se nos muestra como una sociedad poliárquica en cuanto a la comunicación, en donde habitan sujetos políticos que usan las redes comunicacionales para el ejercicio del contrapoder, pero por al mismo tiempo es un espacio en donde habita una inmensa masa de individuos atomizados y alienados que son manipulados por las élites económicas y políticas a través de las mismas redes, haciendo del ejercicio deliberativo y democrático algo mucho más complejo.
Ahora bien, ¿Cuáles son las características que han asumido los movimientos sociales en el marco de una sociedad cada vez más mediatizada por las tecnologías de la información y la comunicación? Al respecto Castells (2012) dice que, gracias a las potencialidades comunicativas de la Internet, a saber, su horizontalidad, interactividad, multidireccionalidad y su característica de ser inalámbrica (lo que la hace accesible en casi cualquier lugar), han posibilitado que los movimientos sociales recientes (Ocupy Wall Street, Indignados, 15-M, entre otros) sean más interactivos a través de las redes comunicacionales, menos jerárquicos y más participativos. Para Castells (2012), los recientes movimientos sociales se caracterizan por estar conectados en red de diversas formas, se configuran como movimientos locales y globales a la vez, su origen es espontaneo, descentrados y estimulados por la chispa de la indignación, movimientos sociales con características virales, auto reflexivos, poco programáticos, aunque sí muy políticos.
En lo que respecta a las diversas formas en la que los recientes movimientos sociales construyen redes y alianzas, los caracterizaría una práctica híbrida, en la que su accionar está mediatizado por la interacción de redes sociales On-line (apoyados por las redes de comunicación móviles) sin que desaparezcan la interacción y la construcción de identidades cara a cara (Off-line), que les permitiría establecer funciones de coordinación, planeación y deliberación; así mismo, contrario a las formas organizativas de épocas anteriores, estas redes híbridas no tendrían centro de mando ya que,
como son una red de redes, pueden permitirse no tener un centro identificable, y sin embargo, llevar a cabo las indispensables funciones de coordinación, así como de deliberación, mediante la interacción de múltiples nodos […] esta estructura descentralizada maximiza las oportunidades de participación en el movimiento, teniendo en cuenta que estas redes son abiertas, sin límites definidos, y se reconfiguran continuamente de acuerdo al nivel de configuración de la población. (Castells, 2012, p. 211)
Por otra parte, dichos movimientos asumirían un carácter local y global, dado que las preocupaciones locales se darían a conocer a través de las redes de Internet, generando sensibilización e identidad de otros ciudadanos con dichas causas, asumiendo de esta manera un carácter global, que les permite aprender de otras experiencias, manteniendo debates permanentes en Internet, convocando a manifestaciones locales y globales, manifestando un conocimiento de los problemas compartidos por la humanidad y por tanto cosmopolita, aunque arraigados en su identidad específica (Castells, 2012). Otra característica sería la espontaneidad de los recientes movimientos, estimulados por la indignación contra las decisiones de las élites económicas y políticas locales y mundiales, que estimularía movilizaciones con hechos concretos, llevados a la acción desde los espacios de Internet con el objetivo de crear prácticas instantáneas contra sistémicas. Estas movilizaciones, se generan a través de procesos de deliberación sobre los acontecimientos locales y mundiales a través de foros, blogs, discusiones de grupo en redes sociales, resultando en movimientos sociales virales “estimulados por mensajes y videos de alto impacto, que generan indignación y estimulan la movilización” (Castells, 2012, p. 214). Por último, tales movimientos sociales resultarían ser poco programáticos, aunque indudablemente políticos, dada la gran cantidad de reivindicaciones de diversa índole, tantas como actores comprometidos, pero con el rasgo común de desear cambiar los valores de la sociedad o ser movimientos de opinión pública y “practicando una democracia deliberativa directa basada en la democracia en red basada en comunidades locales y virtuales en interacción” (Castells, 2012, p. 218).
En nuestro país el activismo se ha venido realizando, con protestas convocadas por Internet por parte de partidos políticos, campañas políticas, movimientos revolucionarios, grupos sindicalistas, marchas por la paz, entre otros. Pineda (2014) afirma que “en el caso nacional, los diferentes procesos de conflictividad social que han tenido lugar de manera ininterrumpida en el país desde 2008 han situado a la aldea digital como protagonista” (p.1). Ejemplos de este tipo de manifestaciones han sido, la caminata del Profesor Moncayo, quien emprendió el 17 de junio de 2007 una marcha a pie desde Sandoná (Nariño) hasta Bogotá para reclamar la liberación de su hijo secuestrado por las FARC, y la marcha del 4 de febrero de 2008 en contra del secuestro, que ha contado con el apoyo de las redes sociales de Internet, como son los paros agrarios y la de los camioneros, los paros de profesores y estudiantes, entre otros. Esta presencia de la Internet en la mediación de las protestas sociales en Colombia, refleja, como lo afirma Rincón (2013) que
Los medios de comunicación (en Colombia) perdieron el privilegio de la verdad pública y ya nadie les cree; la gente cree que mienten, que dicen la verdad de sus amos: el empresario, el gobierno, el anunciante, dios. Los medios perdieron la credibilidad ciudadana, que era su mayor valor. La verdad mediática acabó de sucumbir con la aparición de las redes sociales e internet, por eso ya no dependemos de los medios masivos para saber lo que pasa en el mundo, ahora vía internet y redes sociales podemos conocer verdades parciales, pero con el poder testimonial de los mensajes y eso ya significa más verdad. (Párr. 2)
Como se señaló más atrás, entre las experiencias más significativas del uso político de la red en Colombia, pueden destacarse la marcha del 4 de febrero del 2008 contra las Farc, en la cual se movilizaron cerca de 8 millones de personas, el 6 de marzo de el mismo año se realizó la marcha en contra de los crímenes del paramilitarismo, la cual permitió
[...] ampliar el campo de la comunicación alternativa y fortalecer propuestas en proceso de gestación en ese momento como Indymedia Colombia, la Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio RECALCA, los nodos de la Coordinación Regional del Pacifico colombiano y la consolidación de decenas de colectivos de comunicación, casi todos juveniles, que se apropiaron de las infinitas posibilidades de internet para expresarse y unirse. Internet al servicio de la movilización y articulación social permitió que iniciativas comunicativas como la del Tejido de Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca – ACIN - pudiera convertirse en pionera en la creación de redes de correos electrónicos, listados masivos y uso de la web 2.0 para difundir las propuestas y planes de salud, vivienda, educación, así como para denunciar en tiempo real las violaciones perpetuadas por los grupos armados contra una comunidad en particular. (Pineda, 2014, p. 3)
Pineda (2014) también resalta el papel que tuvieron las redes sociales de Internet en el periodo 2002-2010, durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, en el que el uso de la red logró romper con el uniformismo mediático contra la subversión y vincular a amplias capas de la sociedad al discurso político de los sectores alternativos de la política, tanto de centro como de izquierda. Tal ejercicio logró que el partido verde y su fórmula Mockus-Fajardo, incentivara a miles de jóvenes a que participaron como voluntarios virtuales y presenciales en la campaña presidencial del 2010, logrando que 3.6 millones de personas depositaran su confianza en esta propuesta de opinión no polarizante.
No menos importante, fueron las movilizaciones de la MANE (Mesa Ampliada Nacional de Educación) en su lucha contra la Ley 30 de Educación, la cual uso con el uso de blogs, grupos de discusión, páginas y trending topics (temas en boga), estimulo el debate entre el estudiantado de distinto origen social, estimulando el debate, la agitación y la indignación, que dieron como resultado en el éxito de las jornadas de protesta que tuvieron lugar en 2011. Para Pineda (2014),
La agilidad con que internet se posicionó como la plataforma de discusión más efectiva en la construcción y difusión de la Propuesta de Ley Alternativa de Educación Superior (PLAES), a nivel regional y nacional, lo convirtió en el canal de descontento escogido no solo por estudiantes sino por ciudadanos y organizaciones sociales. (p.4)
Se destaca el papel que jugó la Internet en la divulgación de la plataforma de lucha de los campesinos en el Paro Nacional Agrario del 2013 y el impacto del TLC en este sector, en donde “el uso de Facebook, YouTube y Twiter hicieron posible que el cerco mediático simplificado en la frase del mismo presidente “Ese tal paro no existe” se neutralizara” (Pineda, 2014, p.5); así mismo, logrando un apoyo ciudadano y una presión social tal que se logró que el gobierno aumentara el presupuesto para el sector agrario entre 2013 y 2014, de 3,74 a 5,2 billones de pesos.
Los estudios sobre movimientos sociales en la red se presentan en dos extremos, los que son “deterministas tecnológicos”, muy optimistas que dan mucha importancia al papel de la internet, y “los deterministas sociales” que reducen toda su importancia. Este trabajo se ubica, si se quiere, en un punto medio, tratando de sostener que “el impacto concreto de las TIC sobre los movimientos sociales (y sobre la democracia) depende de la manera como se apropian esas nuevas tecnologías y como se relacionan con las prácticas y los discursos de los movimientos” (Cruz, 2014, p. 118). Ahora bien, como sugiere Castells (2014, citado en Cruz, 2014), ni la Internet ni ninguna otra tecnología puede ser origen de una causalidad social, pero se ha se hecho énfasis, en el presente trabajo, en que las nuevas tecnologías asociadas a la Internet, aunque de por sí neutrales, vienen siendo usadas ya hace más de dos décadas como medios de expresión del inconformismo social de diversos sectores sociales, haciendo del activismo apoyado en la Internet (ciberactivismo), una nueva forma de expresión política, no excluyente ni separada del mundo real, sino incluso complementaria. Como se ha querido mostrar, esto se ha reflejado en el uso de las redes de la Internet para difundir y denunciar atropellos por parte de gobiernos y corporaciones, para cuestionar el estado de una democracia en particular, para sumar fuerzas a favor de determinados y diversos ideales en todos los ámbitos: económico, cultural, político y ambiental; acciones que muchas veces precedieron, otras veces sucedieron, y las más de las veces complementaron movilizaciones sociales de masas en las calles. Lo anterior, es una muestra de cómo las habilidades tecnológicas de ciertos grupos o personas les han servido para pronunciarse y luchar por determinados ideales.
Como se ha querido mostrar en el presente artículo, la Internet, como artefacto tecnológico, fue producto de la dialéctica entre intereses privados y comunes, y desde sus inicios se convirtió en un entorno político de contradicción entre privatización y negocio, y cooperación y colaboración, entorno al conocimiento y al libre acceso a la información. No mucho después, aprovechando el carácter democratizador de la Internet respecto al acceso y divulgación de la información, esta se ha convertido en la plataforma predilecta para distintos actores políticos institucionales y no institucionales para difundir sus visiones de mundo y estimular la movilización alrededor de sus respectivos intereses, arrebatándole el monopolio de la discusión de los asuntos públicos a los medios de comunicación tradicionales, aunque no sustituyéndolos. Como lo afirma Cruz (2014),
Desde sus orígenes mismos, los movimientos sociales usaron distintas tecnologías de comunicación (Tarrow, 1997; Tilly y Wood, 2010), como la prensa, la radio y la televisión. Sin embargo, en primer lugar, estos medios se caracterizan por una relación asimétrica entre los usuarios, puesto que existe un emisor y varios potenciales receptores, lo cual no facilita el intercambio de opiniones. No sucede lo mismo con el internet, en la medida en que su característica distintiva es la interacción, muchas veces en tiempo real. Esta característica se articula muy bien a la orientación horizontal, descentralizada y participativa que reivindican muchos de los movimientos sociales contemporáneos y tiene un gran impacto sobre la forma como se organizan los activistas. (p.121)
En esto han influenciado ciertas características propias de la Internet, como el bajo costo del uso de esta; por tanto, mucho más accesible a los individuos y los movimientos en relación a otros medios como la televisión, la radio, etc. Esto le imprime un carácter de igualdad en su uso, toda vez que brinda la posibilidad a cualquier actor social de hacerse conocer y oír respecto a cualquier asunto de la vida privada y pública, posibilitando el intercambio de ideas, opiniones y propiciando la deliberación y la movilización frente a variados asuntos. Ahora bien, cabe anotar que la Internet tiene también limitaciones. La primera de ellas es que, si bien el número de usuarios de Internet viene creciendo de manera acelerada, y de igual manera la tenencia y uso de dispositivos móviles con acceso a esta, como los son los Smartphone, las Tablet, y los portátiles; aún hay gran parte de la población mundial que no tiene acceso a la Internet y más importante aún, que el uso político de la Internet y sus redes es restringido, ya que solo una pequeña parte de la población la usa para tal fin. En este sentido, son los habitantes de los países desarrollados los que tienen más posibilidad de acceso, y el acceso a Internet se convierte en barrera para acceder a las ventajas comunicativas y de movilización que esta tiene.
Una importante polémica respecto al papel de la Internet frente a la deliberación y el debate, y por tanto sobre lo que es y no es verdad, la propició el filósofo Umberto Eco antes de morir. El reconocido filósofo y escritor levantó una polvareda mediática con su afirmación de que las redes sociales daban la voz, en sus propias palabras, “a una legión de idiotas” y solicitaba a la prensa que creara un filtro para mejorar la calidad de la información en los medios. De manera más amplia, señaló que
las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. “Es la invasión de los necios”, anotaba el reconocido pensador. (Ampudia, 2016, 21 de marzo)
En efecto, la Internet, al ser un medio masivo de comunicación creado en el marco de una economía capitalista y como parte fundamental de esta lógica, se convierte, por un lado, en una herramienta de control y vigilancia hacia amplias masas de población, con el ánimo de que no escapen a esa lógica ni quieran construir otra. Adicionalmente, y en esto tiene razón Umberto Eco, la Internet y la lógica capitalista dominante crean un gran basurero mediático e informacional, lleno de frivolidades, dominadas por el esnobismo y la superficialidad. Adicional a las afirmaciones de Eco, las redes sociales han convertido al usuario en un producto, ejemplo de esto es el elevado desempeño bursátil del gigante de internet Google (su precio por acción supero la barrera de los 1000 dólares en el 2013), que pone en evidencia la habilidad de las redes sociales, servicios y plataformas de internet para monetizar informaciones que los usuarios les entregan gratuitamente en sus perfiles, fotos y opiniones (AFP, 2013, 21 de octubre).
Siendo críticos con este importante pensador, es necesario afirmar que Umberto Eco no tuvo en cuenta que la Internet se ha transformado en un medio de comunicación multipolar, habitada, es cierto, por una “legión de idiotas”, personas del común, acríticos y manipulables; Pero también, esta red está siendo habitada por una gran cantidad de individuos y actores sociales críticos, entre los que se cuentan a filósofos, académicos, científicos, artistas, periodistas, colectivos de información y comunicación popular, entusiastas de la tecnología, hackers, Ong’s y diversas manifestaciones de la organización social, que han usado las mismas redes sociales de la Internet para facilitar y complementar las redes sociales no-virtuales y para plantear serios cuestionamientos a gobiernos y corporaciones, a las prácticas comunicativas y políticas dominantes, al estado lamentable de muchas democracias en el planeta, y que a través de ésta se viene luchando para construir justicia social. Así lo considera Frédéric Martel[1], quien en una entrevista para el diario colombiano El Espectador, afirmaba que
La Internet es una herramienta que puede ser usada para diferentes propósitos. Al mismo tiempo, puede ser una poderosa vía para empoderar a las personas en las favelas, en los municipios, en los barrios y en los guetos. He visto cientos de innovaciones claves para teléfonos básicos o teléfonos inteligentes en Kenia, Sudáfrica, India o Brasil —internet puede realmente cambiar la vida de las personas. (Navarrete, 2015, 20 de mayo)
De igual manera, Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, señaló en una entrevista que las tecnologías se nos han aparecido como “aparentemente emancipadoras”, pero que realmente han creado una “atadura inmovilizadora”. Por eso el intelectual considera necesario algún tipo de respuesta ciudadana que abandone, por tanto, las redes sociales como paradigma de "estafa óptica", de falsa "ebullición revolucionaria", pues a través de estas los "políticos locos guían a las masas que les dan sus ojos pa' no ver qué pasa" (2014, 12 de mayo). Sin embargo, el profesor Taibo tampoco tiene en cuenta que en la Internet también se producen contenidos llenos de sentido y de crítica hacia el estado de cosas existentes en todos los ámbitos de la interacción humana, y que no son siempre “políticos profesionales” los que las usan para alcanzar sus intereses, sino que también son usadas por diferentes actores sociales y populares que creen en la posibilidad de construir un mundo diferente y mejor para todos.
De esta manera, la Internet ha propiciado y facilitado la deliberación sobre asuntos de interés público, y de allí, en algunas ocasiones se han derivado procesos de coordinación, planificación y comunicación entre los distintos actores sociales. Se considera, con base a la literatura revisada, que la Internet es una herramienta potencial de interacción humana, construcción y transformación social. Por tanto, asume, al igual que el escritor Isaac Asimov, quien vio en la red, en 1988 (en la infancia de la Internet), una posibilidad para la educación y la transformación social, y como un modo de cerrar las brechas en la capacidad de cognición y entendimiento. Pero es claro que este optimismo debe basarse, como lo anotaba Spitalleta (2015, 30 de noviembre), en la diferenciación entre información y conocimiento, y como lo afirma el autor en sus propias palabras,
habría que discutir e investigar mucho más sobre la democratización en la vida real (no virtual) de las condiciones de acceso a la educación y la cultura. Y habría que pelear en todas partes porque la realidad sea justa y equitativa.
Siguiendo con Spitalleta, ¿De qué dependería que predominen la “legión de idiotas” o los ciudadanos ilustrados y críticos?, precisamente de los esfuerzos mediáticos de aquellos individuos y sectores sociales (más críticos frente al sistema social) que habitan la Internet, de sus posibilidades de desvelar los artilugios discursivos que están a favor de unas élites dominantes interesadas en defender privilegios no naturales, y, sobre todo, en la capacidad de estos de promover la articulación de esfuerzos sociales que en la realidad se construyen por parte de diferentes organizaciones sociales y que pueden reforzarse a través las redes virtuales. Como lo anotaba Sampedro (2006),
Si Internet está generando un nuevo espacio público, la capacidad liberadora del mismo va a depender de nuestra habilidad para interpelar desde él al Poder —no sólo simbólicamente— y para auto organizarnos en redes, no sólo virtuales, sino de carne y hueso. (p. 12)
El mayor impacto de la Internet sobre los movimientos sociales pueda identificarse en sus aspectos organizativos, ya que la Internet posee una serie de características que favorecen su uso, como lo es el carácter bidireccional e interactivo de la comunicación, así como su forma horizontal y de alcance global, que potencian la capacidad de influir en personas de distinto sexo, raza, condición o lugar en donde se ubique. De esta manera, la Internet viene contribuyendo a la creación de redes de estructuras menos rígidas, menos verticales y con mayor comunicación y coordinación entre activistas de todo el mundo. También viene fomentando relaciones organizacionales menos centralizadas, en la medida en que facilitan el posicionamiento de asuntos locales en las agendas políticas de los movimientos.
En lo que concierne a la relación Internet, movimientos sociales y democracia, es claro, como lo afirma Castells (2012), que la capacidad de la Internet de influenciar positivamente en la democracia no depende de la misma Internet, sino de la capacidad de los sujetos políticos (individuales, colectivos, movimientos sociales) de lograr
empatía comunicacional” haciendo que otros se “indignen” por lo mismo, por crear conciencia y una explicación diferente de los problemas a como lo hace el status quo, de tal forma que esos indignados “se conecten y forman un movimiento a través de un proceso de comunicación que propague los acontecimientos y las emociones asociados a los mismos. (p. 32)
Así, en la medida en que la Internet contribuya a difundir y posicionar los discursos, de los movimientos sociales también contribuye a cambiar el discurso hegemónico de las élites sobre la democracia, impulsando cierto compromiso que se construye en el mundo virtual, mas no necesariamente se traduce en acción colectiva en el mundo real. Lo anterior depende de que tanto otros individuos y organizaciones sociales se sienten identificados con esos discursos, y de las posibilidades reales de obtener algo a través de la movilización.
En relación a lo anterior, es claro que la Internet y sus redes, por sí solas, no hacen revueltas, ni revoluciones, ni cambios sociales, pero vienen propiciando la construcción de redes de opinión, colaboración y movilización transnacional, superando incluso, las barreras geográficas y del lenguaje, y al mismo tiempo, es un espacio de vigilancia y embrutecimiento. El uso de la Internet para la movilización social le está dando una dimensión nunca antes vista a esta, debido a la velocidad (tiempo real) y al tamaño de dicha movilización. Como se mostró a lo largo del trabajo, la identidad de los movimientos sociales y sus reivindicaciones parecen estar descentrándose del carácter de clase (salarios, condiciones laborales, etc.) lo que termina siendo positivo, pues se da importancia, desde la movilización social a todo tipo opresión, no solo las de clase.
Como gran obstáculo del uso de la Internet hoy, está el cada vez mayor control y vigilancia que se viene ejerciendo sobre ella, en este sentido el control de la Internet se convierte en un obstáculo para el debate y la movilización, sobre todo en países de corte autoritario o totalitario, y pone en riesgo la intimidad, la privacidad, los derechos humanos y ejercicio ciudadano. En un comienzo, la Internet parecía ser un espacio sin gobierno, pero recientemente los Estados y las corporaciones están haciendo ingentes esfuerzos para “territorializarlo” y controlarlo según sus intereses. De esta manera, la Internet y sus entramados tecnológicos se están convirtiendo en el nuevo y omnipotente “Gran Hermano”, desde donde se vigila a los ciudadanos y se pretende dominarlos y controlarlos, pero también se han venido construyendo una serie de artilugios tecnológicos (como el software libre), y de prácticas sociales que hacen resistencia a este ejercicio de dominación.
Vale la pena afirmar que qué tan democrático o no sea este nuevo espacio público que es la Internet, dependerá, ante todo, de los objetivos con que se use y quien se beneficia de ellas, como lo anota Sampedro (2006),
Las NTIC han transformado los espacios públicos y generado otros nuevos; los ponen en contraste, crean contradicciones. Margen. Me refiero a lugares metafóricos —creados por todos los dispositivos comunicativos—, donde nos juntamos en calidad de ciudadanos para debatir los consensos y el devenir colectivos. Parece obligado repensar un espacio público que responda a un proyecto de democracia radical: asentada en las raíces sociales y no en máquinas de vapor, postes de telégrafo o bits. Además, podríamos sopesar para qué fines y a quiénes queremos que sirvan las NTIC. (p. 12)
Las posibilidades emancipadoras de la Internet dependerán más de la capacidad de quienes las usan para interpelar el poder de manera real y de la posibilidad de estimular, facilitar y ampliar la construcción de redes sociales reales. Sin embargo, no hay que llevarse a engaños, se necesita más que una herramienta como la Internet para transformar de manera radical la sociedad, para esto es necesario la configuración de un ser humano educado, políticamente consciente, con un sentido de identidad y de solidaridad hacia los otros, independiente de la clase social, o en lugar donde habite. Este nuevo actor, que es un sujeto político colectivo, ha comenzado a crearse con el apoyo de la interconexión proporcionada por la Internet.
El reto para los distintos actores sociales que se apoyan en la Internet, particularmente para los movimientos sociales, sigue siendo el de superar los aspectos emocionales, espontáneos, y pasajeros de la indignación en la red, en dirección a una conciencia y una estrategia política que permita que la movilización social logre juntar visiones comunes, y que estimule y propicie la unidad en torno a un mismo proyecto de sociedad, que logré, de esta manera, alcanzar cambios sociales significativos en aras del bien común. Esto dependerá, no de la Internet misma, si no, como lo afirma cruz (2014), del grado en la que el uso de la Internet por parte de los movimientos sociales logre contribuir o no a realizar una interpretación colectiva del contexto político, definir y aprovechar las posibles oportunidades de cambio social. También, de la forma en que permita establecer alianzas con actores políticos potenciales, ya sea institucionales o con otros movimientos y organizaciones sociales. Por último, de la manera en que las estrategias comunicativas y de movilización apoyadas en la Internet puedan contribuir a implementar estrategias novedosas de acción que posibiliten el aprovechamiento de distintas oportunidades.
Cómo citar este artículo: Rengifo Arias, C.G (2019). Internet, deliberación y democracia, NOVUM, 2(9), 66 - 86.