Resumen: Objetivo: con este artículo de investigación se busca reconocer los diálogos de saberes presentes en la comunidad, para desarrollar un ejercicio de evocación de las memorias colectivas y saberes ancestrales con el fin de visualizar y generar reconocimiento cultural. Metodología: se desarrolla un ejercicio investigativo de tipo cualitativo, a partir del método de la etnometodología y el reconocimiento de los diálogos de saberes presentes en la comunidad, se realizan reflexiones en relación al territorio, la recuperación cultural y las problemáticas que deben afrontar para mantener el legado histórico. Hallazgo: se reconoce a través de las prácticas y saberes ancestrales de siembra, tejido, medicina y a través de los ritos de pagamento, gratitud y ofrenda, la visibilización de la cultura Muisca. Conclusión: la ciudad de Bogotá se ha convertido en un escenario de lucha y resistencia para la preservación de la cultura Muisca, pues, la ciudad se reconoce como un escenario de multiculturalidad, donde intervienen diferentes dinámicas de globalización y en donde habitan hoy en día diferentes comunidades indígenas.
Palabras clave:Memoria colectivaMemoria colectiva,Resistencia al cambioResistencia al cambio,Territorio ocupadoTerritorio ocupado,ComunidadComunidad.
Abstract: Objective: this research article seeks to recognize the dialogues of knowledge present in the community, to develop an exercise in evocation of collective memories and ancestral knowledge in order to visualize and generate cultural recognition. Methodology: a qualitative investigative exercise is carried out, based on the method of ethnomethodology and the recognition of the dialogues of knowledge present in the community, reflections are made in relation to the territory, cultural recovery, and problems that they must face in order to maintain the historical legacy. Finding: it is recognized through the ancestral practices and knowledge of planting, weaving, medicine and through the rites of payment, gratitude and offering, the visibility of the Muisca culture. Conclusion: the city of Bogotá has become a stage of struggle and resistance for the preservation of Muisca culture, because, the city is recognized as a scenario of multiculturalism, where different dynamics of globalization intervene and where they live today different indigenous communities.
Keywords: Collective memory, Resistance to change, Occupied territories, Communities.
Revisión de tema
Saberes propios, resistencia y procesos de recuperación de memoria histórica en la comunidad Muisca de la ciudad de Bogotá
Own knowledge, resistance, and processes of historical memory recovery in the Muisca community at Bogotá city
Recepción: 02 Abril 2019
Aprobación: 31 Mayo 2019
La larga historia de violencia y conflicto son una de las mayores paradojas en la historia colombiana, puesto que dar cuenta de la historia desde el deseo civilizador de las comunidades indígenas es en cierta medida reescribir la historia actual (Rojas, 2001).
Es por esto, que las afectaciones a estos pueblos no se reducen a la invisibilización de sus palabras; pues, en el caso actual, una de las mayores problemáticas corresponde a los proyectos de privatización sobre escenarios naturales que han sido considerados históricamente como lugares sagrados, donde se desarrolla la vida comunitaria y se soportan los saberes y prácticas ancestrales.
Estas formas de violencia atentan contra la construcción identitaria de las comunidades indígenas, su memoria histórica y ancestral, además de verse afectada su filosofía del “Buen Vivir”[1], la cual se convierte en parte fundamental de su legado ancestral, desde donde se construye su cosmogonía, lengua y costumbres se han visto amenazadas por el acelerado “desarrollo” de la modernidad.
A esto se suma las formas de violencia que han debido afrontar estas comunidades al tener que superar la discriminación y segregación históricamente presentes en el territorio colombiano, despolitizando y diluyendo el debate sobre las responsabilidades específicas de los elementos comunes de la violencia y desproveyendo el presente y el futuro de la relación casi indivisible entre pasado e identidad de los sujetos que no se reconocen en el mismo (Barrero, 2010).
Estas múltiples formas de violencias a las que han sido sometidas las comunidades indígenas, han permeado las dinámicas de los pueblos de origen como es el caso del pueblo indígena Muisca.
La comunidad Muisca históricamente se ha ubicado entre la cordillera oriental colombiana, desde donde inicia un proceso de migración que le permite establecer su asentamiento en la sabana bogotana antes del año 1537. Actualmente las comunidades Muiscas se han ubicado en su mayoría en las localidades de Suba y Bosa en la ciudad de Bogotá, siendo un territorio marcado por diferentes problemáticas sociales, donde se presenta una transición entre lo rural y lo urbano (Gómez, 2013).
Tras los procesos de transculturación que ha enfrentado la comunidad Muisca, no solo dados por las dinámicas de opresión presentes desde su base histórica, sino por aquellas que son propias de los escenarios sociales en los cuales se han asentado, esta investigación establece como objetivo, la construcción histórica de la comunidad indígena muisca, desde versiones oficiales gubernamentales, teóricas y propias de la comunidad, y la protección de saberes y significados culturales y/o ancestrales a partir la importancia recuperación de la memoria histórica y ancestral de los pueblos.
A su vez pretende, visibilizar las formas de resistencia que han emprendido estas comunidades en pro de garantizar su legado histórico y cultural a las próximas generaciones. Para esto se abordó las dinámicas del territorio de Suba desde las acciones desarrolladas por la abuela Muisca Hicha Kaka Blanca Nieves, la cual es sabedora y guardiana indígena de los lugares sagrados del territorio de Suba (Cerro la Conejera, Quebrada la Salitrosa, Humedal la Conejera).
Las realidades de las comunidades viajan en el tiempo a partir de su legado de saberes; por lo tanto, los lenguajes tienen una función activa, formativa y modeladora que permite estructurar y modificar la realidad a la que se refieren los diferentes actores sociales de un territorio es así que no se pueden separar las descripciones de la acción social, pues el evocar sus vivencias a partir de los relatos implica movilizar su realidad. El lenguaje posibilita la construcción de acciones conjuntas de quienes se encuentran en un contexto particular y es así como se generan significados que crean formas conjuntas de percibir el mundo y a su vez crea formas comunes de comprenderlo (Rodríguez, 2012).
Por su parte, la memoria histórica permite comprender en primera instancia, cómo los miembros de una comunidad a partir de su tradición oral pueden llegar a describir, explicar y construir su mundo ya sea desde su cultura, por medio de aspectos ancestrales, hasta las problemáticas que han tenido que sobrellevar en diferentes áreas sociales. Al reconocer su historia desde la reconstrucción de su memoria presente en la colectividad, se recuperar aquellos relatos que han sido deformados por diferentes intereses políticos que han permeado sus narrativas, con lo cual se genera una reconstrucción de su pasado y la identidad tradicional de los pueblos (Todorov 2000).
Ahora bien, para entender la realidad de las comunidades Muiscas y la realidad construida desde diversos contextos se aborda el paradigma planteado por el construccionismo social, el cual se permite un abordaje de los significados, comprensiones, conocimientos y valores colectivos que se han construido desde el entramado social (Gergen, 2005).
A partir de una mirada epistemológica y ontológica del Construccionismo Social, Gergen (1999) apunta cuatro elementos esenciales desde donde parte en primera medida para conocer el mundo por la historia y por la cultura; segundo, tener en cuenta la interacción entre las personas; tercero, la relación entre conocimiento y acción; y finalmente, el realce de una postura crítica y reflexiva como producción del conocimiento.
Por otra parte, se retoman los elementos presentes desde el paradigma emergente permiten la restauración de identidad y realidad desde la recuperación de procesos cognitivos presentes en la cultura desde donde se ha conceptualizado y teorizado las realidades complejas (Martínez, 2007)
La posibilidad de identificar los procesos de tradición oral a partir de las posturas conceptuales presentes en el construccionismo social y el paradigma emergente, permiten a los investigadores reconocer las complejidades presentes en el entramado social que se establece en la comunidad Muisca, desde la comprensión de las acciones que han generado para proteger su legado histórico y fortalecer su identidad, donde se retoma no solo los relatos en su forma textual, sino que se reconocen a sus vez las emociones, intenciones, sensaciones, percepciones y demás factores que permiten comprender las acciones que desde la subjetividad de las comunidades han fomentado diferentes acciones desde donde se entretejen sus intersubjetividades para reconocer la colectividad que da vida a su realidad. Por lo tanto, la memoria constituye un instrumento de reconstrucción del tejido social (Founce, 2006).
Por lo tanto, la reconstrucción de la memoria histórica, no se comprende solamente como un proceso psicológico básico que se encarga de almacenar información codificada (Ballesteros, 1999), sino como “un descubrir selectivamente, mediante la memoria colectiva, elementos del pasado que fueron eficaces para defender los intereses de las clases explotadas y que vuelven otra vez a ser útiles para los objetivos de lucha y concientización” (Fals Borda, 1985, p. 139).
Al hablar de la ancestralidad se hace referencia al entramado de saberes que configuran la identidad social, provenientes de cosmovisiones establecidas en un pasado, y que a través de círculos sociales y familiares es entregada a sus miembros por medio de una información particular que ha sido tejida y construida a través del tiempo y de su propia historia particular, a toda una serie de mensajes que conforman la esencia de inconciencias, conciencias y proyecciones transpersonales y espirituales que ayudan a englobar la tradición académica junto con el estudio del pensamiento, el cuerpo, el territorio y el espíritu con la memoria, los mitos, la fe y lo sagrado, haciendo una compresión de lo psicológico como lo propio, la raíz del pensamiento y el saber (León, 2014).
Dentro de esta comprensión de la ancestralidad, López (2001, citado en Landini, 2015) retoma los significados que culturalmente se establecen de forma milenaria y realizar acercamientos a las dimensiones que se involucran en la configuración de dicha ancestralidad, rescatando el valor sobre la espiritualidad y la identidad gestada desde conexión con la tierra y el lenguaje como forma de validar y perpetuar este legado. El reconocimiento de los saberes propios, permiten establecer una identidad ancestral se forja desde el lenguaje, los ritos, el linaje, el arte, los elementos sagrados, sus valores, entre otros.
Estos elementos se configuran dentro de una tradición histórica donde se resaltan la colectividad hacia la tierra y la familia, dicha colectividad es respaldada por la equidad en la organización del trabajo y en la distribución de los beneficios que, por medio de rituales sagrados y cotidianos, lo cual permite inculcar un valor hacia la madre tierra como proveedora de la vida en una relación armónica con los otros y la naturaleza como fuente de salud.
La significación entorno al territorio y a la naturaleza son parte crucial en el establecimiento de una identidad indígena ya que permite ampliar las comprensiones sobre cómo se forjan identidades desde la colectividad, el respeto, el amor y cuidado por la otredad desde donde se se fundamenta la comprensión ancestral que los pueblos originarios.
En este sentido, el lenguaje con su capacidad de diálogo se configura como un elemento fundamental de conciencia del mundo y realidad, que se entrelaza con un saber ancestral debido a que no sólo designa las cosas, sino que las transforma; por lo tanto, se genera una unión entre acción y reflexión, donde la palabra permitiría entonces la significación, el paso a la praxis y transformación del mundo.
Consecuentemente, el lenguaje se exhibe como un modo de participacipación, ya que la cosmovisión, los mitos y lo sagrado no es algo impuesto, los círculos de la palabra y compartir ritos, lo que pretenden es producir un diálogo libre de pensamientos y sentimientos, la base innegable del psiquismo humano, ya que ayuda a comprender lo trascendente en tiempo y espacio de las palabras como un gran propósito holístico de desarrollo y mantenimiento de la cultura y la identidad (León, 2014).
A su vez, la implementación de la política de Etnoeducación, ha orientado sus acciones al fortalecimiento de los saberes propios de las comunidades, con lo cual se espera preservar los valores culturales y la memoria histórica de los pueblos ancestrales, para generar acciones que permitan fortalecer la identidad cultural de las comunidades a partir del respeto por la diferencia y la multiculturalidad (Cabrera, 2018).
Con respecto al marco jurídico y legal que subyace a los pueblos indígenas y tribales se encuentra que en Colombia han surgido una serie de cambios a nivel constitucional con respecto a la concepción de esta población, así como los derechos y deberes que los cobijan.
Inicialmente, se encuentra una perspectiva permeada por el proceso de colonización en la que a través de la Ley 089 dictamina “la manera como deben ser gobernados los salvajes que vayan reduciéndose a la vida civilizada” (Congreso de la República de Colombia, 1980), un aspecto que cambió con la implementación de la Constitución Política de 1991, en la cual “Colombia se posiciona como un estado social de derecho que reconoce y protege la diversidad étnica y cultural” así como “las riquezas culturales y naturales de la Nación” entendiendo de esta forma que son comunidades culturales diferentes, portadores de valores y metas diferentes a las que caracterizan la cultura occidental, que merecen respeto e igualdad del trato.
Así mismo, se le otorga derechos inalienables comunes a todos los ciudadanos y una potestad para crear una jurisdicción autónoma que le permita la preservación de los modos y costumbres, permanencia del orden social y la promoción de la inversión social a partir del desarrollo de planes y políticas propias a estas comunidades.
A los pueblos indígenas, se le ha otorga la facultad de establecer su propias leyes y sanciones, guardando los principios Constitucionales, también tienen derecho a participar y realizar consultas acerca de la utilización, explotación y conservación de los recursos naturales renovables existentes en el territorio o sobre materias que los puedan afectar directamente, como lo son aspectos administrativos y legislativos que los puedan vincular, incluyendo reformas a la Constitución, aprobación de tratados internacionales, delimitación de entidades territoriales indígenas, entre otros, así mismo tienen derecho a una intervención estatal cuyo objetivo estará guiado hacia la protección y el desarrollo de su cultura, su ideología y sus costumbres ancestrales, asegurando la permanencia en el tiempo de la multiculturalidad (Constitución política de Colombia, 1991).
No obstante, no solamente estas dos instancias regulan la legislación de las comunidades indígenas, debido a que el Estado Colombiano se encuentra sujeto a convenios y disposiciones internacionales que velan por los derechos humanos, sociales, civiles, políticos, económicos y culturales de esta población dentro de las que se encuentran el Convenio 107 y 169 de la OIT, el Convenio Constitutivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA), Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, entre otros (Rodríguez, 2007).
Se desarrolló un ejercicio investigativo de tipo cualitativo, el cual permitía comprender la experiencia de la comunidad Muisca a partir de la recuperación de su historia oral, tras la experiencia social y las luchas históricas presentes en el territorio donde se han generado mecanismos por mantener viva la historia cultural (Taylor y Bogdan, 1989).
A partir de la implementación de un diseño de investigación basado en los diálogo de saberes (Hernández, Lamus, Carratalá y Orozco, 2017) y un ejercicio de abordaje desde la etnometodología (Garfinkel, 1967, citado en Merlino, 2009), se generó un escenario interventivo que permitía por un lado entender la situación de la comunidad indígena Muisca, a partir de las narraciones de su condición actual y las luchas que en relación al territorio han debido afrontar en escenarios reflexivos que facilitaban un ejercicio de investigación participativo donde los investigadores podian realizar una mirada profunda de la construcción y producción de la realidad social, por lo que las prácticas visibilizan y perpetúan formas de ser con otro en la misma cotidianidad. Con esto se realizaba un ejercicio de investigación que partía de las prácticas de la cotidianidad basada en la propia vivencia y las dinámicas propias de la comunidad.
Como herramientas para el registro de la información se generaron encuentros de observación participante en el territorio, para el establecimiento de interacciones sociales profundas entre investigador e investigado, lo cual permitió la recolección de la información de modo sistematizado; para garantizar rigor científico a partir de diarios de campo.
Estas estrategias permitieron que el fenómeno pudiera ser observado y consignado desde diversas posturas en busca de obtener el máximo conocimiento y la reducción de sesgos a través de la compilación y comparación de diversas subjetividades (Vitorelli Diniz Lima Fagundes, Almeida Magalhães, de dos Santos Campos, Garcia Lopes Alves, Mônica Ribeiro y Mendes, 2014).
A su vez los diarios de campo retomaron la narración minuciosa sobre las experiencias vividas y los hechos observados por el investigador (Cerda, 1991), donde se registraban las prácticas investigativas en relación a las percepciones de los investigadores bajo la propuesta planteada en la metodología etnográfica (Taylor y Bogdan, 1989).
Se retomaron los relatos realizados por la abuela de la comunidad indígena Muisca y los habitantes de la comunidad que han desarrollado acciones conjuntas para preservar el territorio y han apoyado la recuperación ambiental de la comunidad, realizando acciones en el humedal de la Conejera- Suba.
La sistematización de la información recolectada durante la investigación, se desarrolló bajo la modalidad de análisis categorial. A partir de la información recolectada se compilan las observaciones realizadas con la comunidad. Y a partir del registro de la información se establecieron las categorías:
En relación con la Memoria Histórica y Ancestral como categoría de análisis, los relatos reconocen en América una larga historia de violencia en sus múltiples formas desde la conquista que aún se mantiene en la actualidad. Tal fenómeno ha afectado severamente a las comunidades indígenas, teniendo como consecuencia el debilitamiento de la memoria. Hernández (2014), menciona que la memoria de los pueblos latinoamericanos ha estado marcada por la violencia en el ámbito social y político lo que trae repercusiones en la actualidad ya que “no hay pasado que no condicione la vida de los pueblos”, es así que la recuperación de la memoria más que verse como el hecho de rescatar elementos aplicables en la actualidad, debe ser es entendida como una dimensión liberadora que representa uno de los mecanismos de preservación de las comunidades indígenas al fortalecer la cultura y sus saberes.
Lo anterior, permite identificar cómo en Colombia persisten diversos pueblos indígenas que han consagrado en sus territorios diferentes lugares sagrados, los cuales, algunos se han visto profanados por la dinámicas de privatización y construcción en escenarios naturales, evidenciándose las afectaciones provenientes del acelerado desarrollo urbano durante la historia al verse que muchos lugares naturales han perdido su significado ancestral y cultural, además de que muchas comunidades se vivieron sometidas bajo formas de dominación que han ido disolviendo su identidad, esto como un resultado de la estratificación social de la colonia entre conquistadores y servidumbre. De tal forma, los procesos sociales como, el mestizaje, la evangelización de la iglesia católica, el poder de una clase social sobre otra ha permitido la aparición de la desigualdad social y económica, que aún hoy es latente.
La trasgresión que desde la colonización se ha ejercido a las comunidades indígenas se ha visto reflejada históricamente por medio de actos de amenaza y de violencia física, la comunidad Muisca de Suba no es la excepción, según relatos de la abuela Blanca Nieves, en su infancia le era prohibido identificarse como indígena por el temor general de su comunidad a ser asesinados, sus abuelos tuvieron que cambiar sus apellidos y hablar español para no ser señalados ni perseguidos, no fue hasta la constitución política del año 1991 cuando se empieza a ser procesos de recuperación ancestral y de reconocimiento a la comunidad Muisca en particular. La abuela reconoce la necesidad de cambiar prácticas machistas dentro de las comunidades indígenas, es por ello que ella como en su recorrido por el territorio Colombiano, se ha encontrado con diferentes pueblos y autoridades indígenas como Mamos, Taitas y otros abuelos con los cuales ha trabajado la importancia de reivindicar el papel de la mujer indígena no solo desde lo que para ella significa en su cosmovisión sino también desde lo que ella misma puede llegar a aportar; comentaba que tenía a su favor que su comunidad tuviese un mayor sentido de pertenencia con la labor de sus mujeres.
Esto invita a pensar en las luchas y resistencias que realizan las mujeres lideresas de las comunidades, quienes ahora son capaces de alzar su voz, desde las grandes urbes donde busca preservar su identidad ancestral, sus derechos donde se convierten en las hacedoras del tejido social (Cabrera y Cárdenas, 2016).
En relación con el territorio, Bogotá denomina por los Muiscas como Bacatá (fuera de la labranza), las comunidades han iniciado un proceso de apertura de sus saberes y prácticas ancestrales a otras comunidades presentes en el territorio. Estas acciones se identificaron a partir de la actividad “correr la tierra” la cual consistió en un recorrido por 9 puntos sagrados en el centro de la ciudad, en donde antes prevalecían templos sagrados para los antiguos muiscas y que actualmente están ocupados por iglesias de la religión católica. Se identificó a través del recorrido la intención del pueblo Muisca (muiscas tanto nativos y mestizos que residen en Bogotá y en la Sabana), por resignificar los nombres y espacios de gobierno espiritual sagrados para la comunidad indígena; y así, fortalecer la memoria.
Esta caminata brindó un gran valor al ejercicio investigativo al permitir reconocer como el pueblo Muisca ha cambiado su perspectiva sobre el pasado violento impuesto por la iglesia católica, donde a partir del reconocimiento de las diferencias se han flexibilizado posturas rígidas y excluyentes que no permiten identificar el doble vínculo, nativo-mestizo, presente en su memoria indígena a través del reconocimiento de su territorio en el que se comprenden lugares sagrados que forman parte de su cultura y ancestralidad.
Se comprende que el rito de la caminata mantuvo un doble sentido, desde un punto espiritual pero también a nivel político desde un proceso colectivo desde las acciones orientadas a sustentar y prevalecer la identidad a partir de un recorrido histórico que desde el pasado lucha por perpetuarse en el presente y seguir.
La comunidad Muisca presente en el territorio de Suba, explicaba como la cosmogonía está constituida por diferentes elementos simbólicos alrededor del agua; pues en un principio Suba era un espacio lleno de cuencas acuíferas, donde según los relatos de la abuela Blanca Nieves, existían grandes lagos que se fueron extinguiendo desde la aparición de las empresas de cultivo florales y el pastoreo de ganado sin ningún tipo de control. A su vez, la siembra de árboles no nativos por parte de los colonizadores o de gobernadores, generaron que la tierra se secara y fuese difícil cultivar; por ello, la abuela junto con la comunidad lleva años recuperando el territorio, a partir de la plantación de flora y flora nativa correspondiente a su propia cultura, proyecto que quiso seguir en el humedal de la Conejera pero que por problemas entre diferentes entidades estatales no se pudo continuar (Alcaldía local de Suba, 2013).
Otro factor que impacta el entorno son las grandes constructoras de vivienda y el surgimiento de barrios populares aledaños a la quebrada la Salitrosa, lugar donde antiguamente se asentaban por lo menos 5 predios, entre estos el de la comunidad Muisca, lo cual ha generado una invasión masiva del territorio que ha provocado múltiples daños a nivel ambiental y pérdida de muchos de los ecosistemas que en este se preservaban. La abuela Nieves comentó que los antiguos abuelos habían repartido el territorio entre sus descendientes, pero con el tiempo y la situación económica muchos fueron vendiendo y poco a poco el territorio fue quedando a manos de pocos indígenas y a otros les fueron invadiendo sus terrenos lo que desencadenó que la comunidad Muisca cada vez este más inmersa en un territorio donde confluyen diferentes actores sociales, lo que dificulta preservar sus dinámicas y tradiciones.
La memoria histórica y ancestral toma vida en los saberes basados en las plantas nativas; como por el tejido en el cual sobresalen los colores que identifican al pueblo Muisca como lo son el rojo, negro y blanco que en un inicio surgieron las tonalidades con la manipulación de algunas plantas (como el achiote, algodón y mata de tinto); desde los diferentes ritos de ofrenda, gratitud y pagamento, a partir de la siembra en donde la danza tiene un papel fundamental (permite revisar el estado de la tierra, mientras se pisa con el fin de que estuviera lista para tal actividad).
La relación del territorio donde se generan prácticas de perdón, consenso de creencias, enseñanza de la tradición oral y del alimento del espíritu, ha permitido que prevalece la memoria de la comunidad indígena Muisca, desde sus saberes y prácticas ancestrales donde se resaltan en voz alta que el pueblo Muisca vivirá mientras no se olvide.
Ahora bien, en relación al fortalecimiento cultural, se distinguen los mecanismos de resistencia y los escenarios transculturales, donde se entiende la resistencia como las acciones que van en contra de las hegemonías establecidas por la sociedad, donde se busca la transmisión de conocimientos sobre la cosmogonía y cosmovisión Muisca desde su relación con el cuerpo, la comprensión de la femineidad como la sexualidad, concepción, el embarazo, el parto y la crianza. De igual manera, se retoman los conocimientos acerca de la medicina, el alimento sano y las prácticas de cuidado, para lo cual se ha logrado establecer espacios de diálogos de saberes en escenarios de gran carga simbólica como los diálogos realizados en la quebrada la Salitrosa con los habitantes del sector.
Los mecanismos anteriores se pueden describir desde la prevención que se configura como mecanismo importante de comunicación, palabra dulce y postura espiritual; permiten que la información que se brinde respecto al cuidado en las prácticas cotidianas (alimentación, sueño, relaciones sexuales) sean captadas de una manera receptiva y reflexiva. Lograr llegar a un estado de conciencia en el cual se logre comprender que es necesario poseer espacios de siembra comunitarios, en donde se encuentre medicina y alimento que pueda ayudar a curarnos y sobrevivir sanamente, es uno de los pensamientos de la comunidad Muisca (retornar a lo sagrado) y una forma de accionar como mecanismos de resistencia en coherencia con las mismas.
Por otro lado, se puede reconocer escenarios que vislumbra el fenómeno de la transculturación analizando de una manera global el tema de la multiculturalidad en Colombia, en concreto se puede mencionar La Caminata Sagrada de Baqata el cual es un espacio que ha sido adoptado por la comunidad indígena con el fin de remembrar las rutas sagradas, en donde se reconocen como hijos de la tierra y guardianes de la vida se puede observar que este escenario de transculturación presenta características específicas relacionadas con la actualidad, por ejemplo, al comentar por parte de los representantes de la iglesia católica la influencia de pensamiento que tiene el Papa Francisco para compartir la palabra en los espacios interreligiosos.
Asimismo, los significados que moviliza a las personas entorno a la resignificación del territorio y los tiempos no solo como sagrados desde una sola religión sino también que tiene una historia que perpetúa formas de pensar diferentes, además ha sido un escenario compartido por personas no pertenecientes de la comunidad. Estos saberes a su vez han permeado a las entidades estatales y los escenarios de formación, un ejemplo de estas acciones son los trabajos que desarrollan con la con la Secretaría de la Salud, quienes se han unido a charlas acerca de la práctica de la medicina tradicional junto con el hospital de Suba donde se utilizaron este tipo de saberes, así mismo la comunidad ha sido invitada en la universidades para dar conferencias sobre saberes tradicionales en medicina, por lo que se puede manifestar un diálogo diferente en espacios que denota un pensamiento occidental predominante.
Además, se realizó el trabajo colectivo para la protección del territorio en el humedal de la conejera, allí se ejecutaron acciones de mantenimiento y saneamiento de los árboles; por lo que se evidencia como un escenario de transculturación en tanto la comunidad indígena, residentes y personas externas han acompañado este proceso de protección del territorio debido al daño ambiental que ha sido causado en este.
En relación a lo anterior, se puede comprender que los diferentes espacios donde la comunidad Muisca se ha acentuado sirven como lugares para generar espacios de visibilización y concientización por medio de diferentes talleres que muestren y den evidencia de procesos de resistencia.
A manera de conclusión se retoma la historia de violencia que han debido enfrentar diferentes pueblos indígenas a partir de la conquista española, la cual trajo consigo múltiples formas de violencia que se han mantenido de manera histórica en los pueblos de origen. Estas acciones de violencia, han teniendo como consecuencia el debilitamiento de la memoria histórica y ancestral al verse transgredidas sus cosmogonías a lo largo de la historia.
En Colombia, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística reconoce la existencia de ochenta y siete conjuntos indígenas siendo uno de estos el pueblo Muisca, los cuales se encuentran en riesgo de exterminio por las condiciones sociales que afectan al país, los procesos de transculturación y las formas de desplazamiento violento a las que han sido sometidos (Durán, 2016).
En relación con el territorio Bogotá, este se ha convertido en un escenario de lucha y resistencia para la preservación de la cultura Muisca, pues, la ciudad se reconoce como un escenario de multiculturalidad, donde intervienen diferentes dinámicas de globalización (educación, economía, industria, entre otros) y en donde habitan hoy en día dadas las dinámicas de violencia socio-política en el país, diferentes comunidades indígenas.
Frente a esta realidad, es preciso establecer acciones orientadas al fortalecimiento cultural, la transmisión de saberes de la cosmovisión indígena y la consolidación de espacios que promuevan su identidad ancestral, de tal manera que se generen círculos sociales donde fortalezcan sus redes y se privilegien los círculos de la palabra en los que se transmiten sus saberes acerca de cuestiones como la medicina ancestral, la femineidad, el tejido, la danza y su memoria histórica a partir del lenguaje.
Con esto se busca favorecer las prácticas de salud ancestral como un estado global de bienestar que empieza con el autocuidado y que contempla aspectos del equilibrio que se puede llegar a tener con otras personas y con la madre tierra en la consolidación de un vínculo que tejen cosas positivas individual y colectivamente, con respecto a esto, el construccionismo social sugiere como un elemento principal a la hora entender la realidad la relación que se mantiene entre conocimiento y acción (Gergen,1999).
La comunidad Muisca ha transitado por procesos de transculturación y aculturación a lo largo de su historia, donde se evidencia la adopción de prácticas externas que han alterado su identidad cultural. No obstante, los abuelos han promovido escenarios de fortalecimiento cultural que se articulan con la reconstrucción identitaria y la recuperación de la memoria desde la tradición oral y las prácticas que le son propias, para que las generaciones presentes y las venideras las conserven y, por ende, perdure a través del tiempo la cultura Muisca.
A su vez, la comunidad Muisca ha sufrido a través del tiempo de pérdida de memoria histórica debido a ciertos periodos de violencia que invisibilizan prácticas y costumbres que ahora se están intentando recuperar, es el caso de la labor de la abuela Nieves, del profesor Tingua y de otras personas más que bajo su palabra dulce y su modo de compartir su sabiduría invitan a problematizar esta situación.
Las comunidades indígenas han demostrado una forma en superación de los conflictos y el valor del perdón hacia dinámicas de poder contaminantes y maliciosas que colocan el dinero, el poder totalitario e individualista por encima del poder colectivo, y del bienestar humano con el territorio. Se deben salvaguardar los saberes del pueblo y fortalecer esta sabiduría para que las siguientes generaciones no las ignoren, sino que las concienticen y respalden.
Se reconoce como a través de las prácticas y saberes ancestrales de siembra, tejido, medicina y a través de los ritos de pagamento, gratitud y ofrenda, se visibiliza la perduración de la cultura Muisca, resaltando las raíces de su territorio y el reconocimiento de sus lugares sagrados entre la opresión de lo urbano.
Cómo citar este artículo: Diaz R, P.A., Ruiz Á, P.A., Rodríguez M, Á.M. y Cabrera L, A.M. (2019). Saberes propios, resistencia y procesos de recuperación de memoria histórica en la comunidad Muisca de la ciudad de Bogotá, NOVUM, 2(9), 87 - 101.