Editorial
REPENSAR LA UNIVERSIDAD EN TIEMPOS DE CRISIS
RETHINKING ABOUT UNIVERSITY IN TIMES OF CRISIS
Históricamente, la Humanidad se ha enfrentado a célebres periodos de crisis. Sin dudas, la problemática a escala planetaria generada por el coronavirus COVID-19, resulta uno de los desafíos más complejos a los que nos hemos enfrentado como generación. La grave situación quizá no sea la mayor amenaza para nuestra supervivencia como especie, si la comparamos, por ejemplo, con la ambiental; sin embargo, dicha contingencia ha generado un espacio de tensión y debate de hondo alcance, que posibilita oportunidades de transformación.
Una pandemia trae consigo recesión económica, ampliación de brechas sociales, crisis políticas, tragedia y muerte. Sus repercusiones, en este caso, todavía no son avizoradas por completo, al generar un estado de incertidumbre; y a pesar de que la población espera una respuesta de la investigación científica, aún no está próxima.
En dicho contexto, la comunidad científica debe mantenerse activa, con al menos tres propósitos: a) encontrar una respuesta al problema sanitario, b) crear una visión propositiva de la vida futura y c) generar trasformaciones en relación con los temas ambientales, de relaciones sociales y de acceso a derechos fundamentales como el agua, la salud, la educación, el trabajo y la vivienda.
Ante el reto que supone esta realidad, las instituciones de educación superior estamos protagonizando una contestación estratégica, ya que, por la imprevisibilidad del escenario, este no era objeto de planificación; no obstante, se ha podido demostrar la capacidad de nuestro talento humano.
Se constata un profesorado adaptable y contextualizado, un personal asesor y técnico eficiente que genera apoyo sólido y un cuerpo directivo capaz de tomar decisiones acertadas en entornos de riesgos. Así también, la infraestructura y el soporte tecnológico han podido responder a este desafío, y se destaca que el estudiantado y sus familias, así como la sociedad toda, han mantenido su confianza en las instituciones de educación superior con el fin de preservar los procesos de docencia, investigación y vinculación. La universidad, con todas las dificultades inevitables que conlleva actuar en emergencia, se mantiene en movimiento, fruto de arduo trabajo, ya que la comunidad educativa ha venido preparándose para dificultades incluso imprevisibles.
La Universidad Nacional de Chimborazo (UNACH), decidió seguir ejerciendo todos sus procesos y a pesar de ofertar exclusivamente la modalidad presencial, asumimos la educación virtual de emergencia como una opción para que los estudiantes continuaran con su formación de calidad y calidez, así como el teletrabajo, como alternativa para seguir respondiendo a nuestra misión.
El mirar hacia atrás, aunque no ha transcurrido un tiempo prudencial, nos permite afirmar la eficacia de tomar decisiones en momentos oportunos, aunque no siempre sean las más cómodas para ejercer determinado direccionamiento.
Al respecto, conviene entender que la inseguridad o falta de confianza, son ingredientes de una crisis que pueden provocar miedo en algunos, o poner en entredicho su capacidad de adaptación, como en efecto se visibilizó en su momento en nuestra universidad, con voces que dudaban de la capacidad para mantenerla virtualmente viva, y que hoy, sin embargo, se suman a nuevas modalidades para cumplir las funciones sustantivas. Qué satisfacción nos produce sentirnos activos, con diferentes maneras de actuar, en función de patentizar nuestro rol académico y compromiso social.
No obstante, no podemos conformarnos, ni adoptar una conducta triunfalista, ni mucho menos, pensar que está todo alcanzado, es necesario subrayar que la sociedad espera respuestas concretas, integrales e inmediatas para esta crisis multidimensional; por lo expuesto, la actividad universitaria debe asumir su carácter transformador y formativo permanentemente.
En tal sentido, la UNACH, consciente de la significación que entraña la difusión del conocimiento científico a través de plataformas editoriales, propone en esta ocasión a la comunidad científica, la edición número 11 de la Revista Chakiñan, dando continuidad a esta iniciativa surgida en el año 2016, que ha mantenido su funcionamiento de forma ininterrumpida, cumpliendo los estándares internacionales que constituyen buenas prácticas en la gestión editorial y la divulgación científica.
La clave para lograr la evolución de nuestra institución estriba en el trabajo complementario de toda la comunidad universitaria. Una universidad que funciona como sistema abierto a la comunidad, que se adapta a las exigencias y expectativas del entorno, que se repiensa día a día, debe vivir una constante transformación intelectual, en beneficio de convertir la situación de crisis en una valiosa oportunidad.
Gonzalo Nicolay Samaniego Erazo
Miembro del Consejo Editorial