Resumen: Primeramente, desde la perspectiva de los desarrollos en la Argentina, el texto aborda el proceso de constitución de la Glotopolítica a partir de la etapa anterior al Proceso militar. Recorre los otros dos momentos -a apertura democrática y las investigaciones actuales- señalando los temas considerados, las realizaciones y las reflexiones que atienden al pasado reciente del campo. Se centra, luego, en las líneas de investigación que se expusieron en el 4o CLAGlo y muestra el interés y la importancia de las posiciones que en él se desplegaron. Se detiene particularmente en las mesas plenarias y se refiere a algunos puntos que, en el discurso de los expositores, invitan a la reflexión y el diálogo.
PALABRAS CLAVE: Historia de la GlotopolíticaHistoria de la Glotopolítica,Integración regionalIntegración regional,Lenguas científicasLenguas científicas,PanhispanismoPanhispanismo,Enseñanza de lenguasEnseñanza de lenguas.
Abstract: Based on the development of Glotopolitics in Argentina, this text approaches the process of its formation before the military dictatorship. It also goes through other two moments -the transition to democracy and the current investigations- remarking on the themes discussed, the accomplishments and the reflections on the recent past of this field of studies. Further, it focuses on the research lines presented during the 4° CLAGlo and demonstrates the interest and importance of the positions developed during this event, paying special attention to the round tables debates and to some important points raised from the lecturers’ speeches.
KEYWORDS: Glotopolitcs history, regional integration, scientific languages, panhispanism, language teaching.
DOSSIÊ
Glotopolítica: balances y perspectivas en el contexto del 4º CLAGlo
Recepción: 22 Mayo 2020
Aprobación: 27 Mayo 2020
El interés por las condiciones de producción del conocimiento científico no ha estado ausente del campo glotopolítico. Esa reflexión nos permite ubicarnos y evaluar los modos como operamos, en el marco de la globalización, desde una periferia abierta y crítica. Me referiré al caso argentino pero lo haré dialogar con otros. Reseñaré las etapas que, a mi criterio, son significativas en la conformación de este espacio y, luego, me centraré en los problemas que releva el 4o Congreso y que nos permiten apreciar viejos y nuevos intereses.
Los procesos políticos de los años sesenta y comienzos de los setenta del siglo pasado, que incidieron profundamente en la Argentina, no eran ajenos a los que se daban en otros países de la región y del mundo. El mayo 68 simbolizó el gesto contestario en el medio universitario así como los procesos de descolonización de Asia y África habían impactado en los imaginarios tercermundistas. La región vivía todavía cierta euforia proveniente del triunfo de la revolución cubana y los movimientos guerrilleros nutrían la épica política. En nuestro país las luchas populares, desarrolladas en muchos casos en el marco de gobiernos militares, habían estimulado una confianza en el poder de la ideología y, con el efímero triunfo político, la voluntad de transformación, desde el aparato estatal, de la sociedad. La circulación de textos procedentes de diferentes latitudes fue intensa, se recorrieron los clásicos del marxismo y se valoraron las nuevas perspectivas en las que el gramscismo, el maoísmo y el trotskismo tenían su peso. Posturas críticas buscaban interrogar los textos desde la realidad nacional y recuperaban el peronismo histórico y la resistencia posterior al golpe que lo había derrocado. En ese espacio de efervescencia intelectual y militante se comienza a desarrollar como Política lingüística lo que después llamaremos Glotopolítica. La Universidad de Buenos Aires fue el espacio en el que, en el marco de un módulo de Sociología del lenguaje, dentro de la materia Lingüística y Semiótica, los estudiantes a la vez que hacían sus aprendizajes a partir de las publicaciones que llegaban a Buenos Aires, que se podían encontrar en las bibliotecas especializadas, y arañaban en los textos políticos las referencias al papel del lenguaje, preparaban archivos sobre casos que irían completando las cohortes sucesivas. Los temas eran variados: las lenguas de la inmigración, el cocoliche, y el lunfardo1, el papel de las academias en la Argentina, la situación del español, el tagalo en Filipinas, el equipamiento del hebreo como lengua nacional del Estado de Israel frente a las lenguas de la diáspora como el idish o el judeo-español, la política en relación con las lenguas en la Unión Soviética, la política argelina en relación con el árabe y el francés, y las políticas lingüísticas respecto de las comunidades aborígenes en países hispanoamericanos, particularmente el México revolucionario y el Perú de Velasco Alvarado. Los materiales eran variados, a los textos de Sociolingüística y Lingüística Aplicada se agregaban recortes periodísticos, fragmentos políticos, entrevistas, textos de Sociología, Historia o Literatura. Los debates en el campo versaban sobre todo acerca del papel de las lenguas en la integración latinoamericana, lo que permitía contextualizar y establecer distancias con las políticas de los partidos comunistas, del Instituto Lingüístico de Verano y de la UNESCO. La teoría de la dependencia constituía un marco ineludible para la reflexión y suministraba una clave interpretativa para los procesos en el campo del lenguaje. Mientras se pensaba la relación entre lenguas y la enseñanza del castellano en comunidades indígenas, desde el aparato estatal se desarrollaban intensamente políticas destinadas a la enseñanza de la lengua materna con una voluntad democratizadora, que implicaba afianzar los instrumentos de una participación popular. Los avatares posteriores a la muerte de Perón y el Proceso militar cortaron la posibilidad de seguir con esos estudios y discusiones en el medio universitario, en los que ya se avizoraba lo que sería la perspectiva amplia del campo y que hemos formulado recientemente, al calor de nuestros congresos y rescatando los temas que proponían aquellos que se sentían interpelados por la Glotopolítica, como “la dimensión política de las intervenciones sobre el lenguaje y la dimensión lingüística de los procesos políticos”. En ese sentido, Maite Celada, sensible a la situación que viven los países latinoamericanos, en uno de los discursos iniciales de este 4o CLAGlo ha destacado la relevancia del análisis de esta articulación entre política y lenguaje en nuestras facultades de Letras, lo que constituye también un programa de intervención pedagógica en la enseñanza superior.
La segunda etapa es la posterior al Proceso militar y llevó a la constitución de la Glotopolítica como campo académico. La reconstrucción del medio universitario nos permitió completar el conocimiento de los clásicos en Política lingüística, cuya producción se iniciaba en la década del cincuenta, y las discusiones y presentaciones de casos en torno a categorías como, por ejemplo, bilingüismo y diglosia. La producción generada en espacios interiores de los Estados que habían alcanzado un desarrollo económico o estaban en condiciones de hacerlo, como Quebec y Cataluña, influyeron en la reflexión y proporcionaron categorías como ordenamiento lingüístico o normalización, lealtad y autoodio lingüísticos, a la vez que nos confirmaban el interés por la indagación histórica y la consideración de las contradicciones que afectaban a esas sociedades. Pero, también, permitieron avanzar en la comprensión de los procesos de minorización, en las formas que adoptaban en el plano lingüístico y volver a considerar la relación entre nación, lengua y Estado, tanto las que derivaban de las posiciones alemana y francesa como las que eran objeto de discusión en el marco de la socialdemocracia de comienzos del siglo XX. En este congreso, Víktor Naguil Gómez, que reivindica la centralidad de lengua en la concepción de la nación mapuche, ha dicho que cada comunidad tiene su teoría de nación. Para nosotros resultaba evidente que la nación era una categoría forjada en las luchas políticas y queríamos dar fundamento a la representación de nación latinoamericana que había adoptado distintos nombres y propuesto distintos recortes (entre otros, Hispanoamérica, la Patria Grande, Indoamérica, Nuestra América) desde las guerras de la Independencia.
Esta segunda es la etapa en la que la designación de Glotopolítica para el campo, inaugurada por Guespin y Marcellesi (1986), se va imponiendo entre nosotros por esa visión amplia que proponían y que permitía integrar muchas de las investigaciones que habíamos iniciado o aspirábamos a realizar. Por un lado, los autores reconocían como objetos de indagación las intervenciones en el habla, las variedades, los discursos, los estilos, los registros, los géneros. Por otro lado, planteaban la importancia de dialogar e integrar investigaciones próximas generadas en el marco de la Sociolingüística periférica, la Lingüística aplicada a las lenguas regionales o la Criollística. Finalmente, se interrogaban sobre los procesos identitarios, el papel de los intelectuales, la Francofonía como construcción política, la lengua en los procesos de socialización temprana, la folklorización de las lenguas minorizadas, las relaciones entre lenguas en el mundo del trabajo, la incidencia de los medios audiovisuales en la norma, el lenguaje en relación con el papel social que se le asigna a las mujeres, la posición de los lingüistas en el análisis de situaciones glotopolíticas y la función de las gramáticas en la instauración de legitimidades normativas. Una frase nos resultaba particularmente significativa y nos permitía recuperar nuestras primeras indagaciones: “Toda medida que afecte la distribución social de la palabra, incluso si su objetivo no es lingüístico, incide en la situación glotopolítica”. La vigencia de este amplio programa la expuso, en cierta medida, Adrián Fanjul, en la mesa inicial de este congreso, al caracterizar la perspectiva glotopolítica como un ejercicio crítico que procura situar todo lenguaje en su implantación histórica e ideológica atendiendo tanto a la prescripción institucional como a los gestos que se creen espontáneos y a los metalenguajes con estatus de cientificidad.
El mismo año en que se publicaba aquel texto manifiesto de Guespin e Marcellesi se firmaba el Acta de Iguazú entre Brasil y Argentina, que iba a dar lugar en los años noventa al Tratado de Asunción que inicia el Mercosur. El proceso que llevó a la integración regional no solo interrogaba el papel de las lenguas en esos desarrollos, y específicamente, en el nuestro, del español y el portugués y de las lenguas amerindias, sino también las condiciones históricas de afirmación de una lengua nacional. También ese año España ingresa en la Unión Europea, y esto lleva a una activación de medidas glotopolíticas en ese país que inciden en el área idiomática, no solo la elaboración de instrumentos lingüísticos desde la Real Academia Española, la creación del Instituto Cervantes y la multiplicación de eventos como los congresos internacionales (los CILEs) sino también la puesta en marcha de la política panhispánica y el fortalecimiento de la relación con la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Las investigaciones, que en algunos casos se asociaban a propuestas de intervención, tuvieron, entonces, tres ejes que esquemáticamente podemos enunciar así: 1) el Mercosur y las lenguas, las políticas educativas y las respectivas legislaciones (recordemos que en los noventa se aprueban las nuevas constituciones que contemplaban de una u otra manera las lenguas de los pueblos originarios); 2) Las políticas de área idiomática, particularmente el panhispanismo; y 3) el estudio de los instrumentos lingüísticos (ortografías, gramáticas, diccionarios, retóricas, manuales de estilo), que articulaban la perspectiva glotopolítica con los aportes de la Historia de las ideas lingüísticas y la Historia de la cultura escrita. Alrededor de estos ejes se desarrollaron investigaciones que contemplaban, asimismo, los dispositivos normativos respecto de los medios audiovisuales, las representaciones acerca de la lectura y la escritura que sostenían las decisiones glotopolíticas estatales o no, los debates públicos en torno de las lenguas, las políticas lingüísticas contestatarias como las de socialistas y anarquistas, los textos didácticos para la enseñanza de las lenguas, la historización de la enseñanza de la lengua materna, de las lenguas extranjeras y de la literatura en el sistema educativo (en este último caso, apelando a los aportes de la Manualística), las políticas respecto de la traducción en la configuración de una cultura nacional.
La década del noventa y la primera del siglo XXI fueron intensas respecto de la producción de trabajos, la integración de tesistas y becarios al área y la realización de eventos académicos. Lo fueron también respecto de los vínculos con otros equipos que desarrollaban investigaciones cercanas en otros países. A las relaciones con sociolingüistas interesados por las lenguas minoritarias en América Latina (como mexicanos y peruanos) y en Europa (como franceses, alemanes, austríacos, catalanes y gallegos) se agregó la intensa relación con los investigadores brasileños -a lo que nos convocaba el Mercosur y las políticas de expansión de las respectivas lenguas- y, más tarde, con el equipo de José del Valle en Estados Unidos, con quien compartíamos el interés por la historia social y política de la lengua española. Se fortalecieron los vínculos con los sociolingüistas uruguayos, que analizaban las lenguas de inmigración, los dialectos fronterizos y las políticas lingüísticas estatales, y con los chilenos, tanto los que trabajaban sobre instrumentos lingüísticos como los que se abrieron a problemáticas como migraciones y nuevas formas de resistencia indígena. Se trata de una etapa en la que se multiplicaron los intercambios y los proyectos compartidos, entre otros, desde 2004, el de Políticas lingüísticas en el marco de la Asociación de Lingüistas y Filólogos de América Latina (ALFAL), coordinado por Enrique Hamel.
La tercera etapa es la actual que, a la vez que es la de realizaciones importantes, lo es de reflexiones que vuelven sobre la propia historia del campo, considerando las condiciones sociohistóricas de producción de los saberes. También es una etapa que insiste en la apertura a nuevos derroteros investigativos y que se rehúsa al ejercicio de una policía discursiva y disciplinaria. De todo ello da cuenta este 4o Congreso.
En relación con lo primero, las realizaciones, la serie de congresos es central: Chile, Bogotá, Hannover y ahora San Pablo, que han permitido la integración de muchos investigadores al área y a darle a esta una mayor visibilidad. El próximo congreso será en Uruguay en el 2021. Agradecemos a los colegas uruguayos la decisión de que Montevideo sea la próxima sede. Agradecemos también desde acá la generosa propuesta de Lenka Zajicova y del equipo de Olomuc de hacerlo en la República Checa, pero ya habíamos aceptado la propuesta uruguaya.
Por otro lado, con respecto a las realizaciones, debemos señalar la publicación en soporte papel y digital del Primero y Segundo Anuario de Glotopolítica. Mateo Niro ha presentado el último en el que se abordan, entre otros, dos temas centrales de la reflexión glotopolítica contemporánea: en el editorial, gramática y lenguaje inclusivo; y en el dossier, el régimen de la posverdad, cuya importancia en la discursividad política neoliberal no podemos dejar de destacar. También resulta significativa la edición del último número de la revista Glottopol, que se abre a los trabajos en lengua española y expone los lazos con la Sociolingüística crítica tal como la desarrollan, entre otros Mónica Heller y Alexandre Duchêne.
Debemos señalar otros proyectos en curso. En primer lugar, el Observatorio Latinoamericano de Glotopolítica radicado en la red social Facebook, que es un foro abierto de reflexión y discusión pública sobre situaciones lingüísticas conflictivas en el ámbito latinoamericano así como una página de difusión de información sobre eventos científicos y novedades bibliográficas. Tiene más de 1000 miembros y se comparten entre dos o tres posteos diarios. El Observatorio propicia el estudio y la valoración de la diversidad de lenguas y variedades lingüísticas, sobre todo de aquellas relacionadas con sectores minoritarios o históricamente marginados o desfavorecidos. Su horizonte es la democratización lingüística, con particular énfasis en la democratización de la comunicación en el espacio público y en la enseñanza.
En segundo lugar, el Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española “Definamos nuestro mundo. Definamos las palabras de nuestro mundo” (http://untref.edu.ar/diccionario/uso.php) que es una iniciativa de lexicografía participativa y colaborativa en la que los usuarios definen y evalúan en la plataforma web confeccionada ad hoc las palabras que emplean.
Finalmente, está en elaboración la Antología de documentos significativos en la historia de la lengua española (algunos muy conocidos y otros menos o muy poco abordados por la literatura crítica específica) seleccionados y comentados desde una perspectiva glotopolítica por más de cuarenta especialistas. Cada comentario expondrá de manera concisa el contexto de producción del texto fuente que analiza y sugerirá líneas de reflexión para abordar su lectura glotopolítica. El Proyecto, destinado a profesores y estudiantes, está en curso y se espera que esté terminado para el próximo año.
Respecto de las reflexiones glotopolíticas sobre nuestro pasado reciente, estamos en condiciones inmejorables para evaluar, en relación con el Mercosur, la incidencia de los procesos políticos y las relaciones de fuerza en el espacio del lenguaje ya que, en un término bastante breve, hemos pasado de gobiernos neoliberales a progresistas y luego otra vez a neoliberales. La discursividad política, tanto la asociada con actores relevantes como con espacios colectivos, las Cumbres por ejemplo, se ha vuelto un objeto importante de investigación ya que permite comprender el diseño de medidas glotopolíticas, sus alcances, y el desempeño de los sujetos involucrados.
El 4o CLAGlo ha interrogado el espacio de la integración regional planteando problemáticas diversas respecto de la enseñanza de lenguas oficiales del Mercosur en su funcionamiento como lenguas maternas o extranjeras: disposiciones ministeriales, estrategias pedagógicas, textos didácticos, exámenes como el Celpe Bras y el Celu han sido objeto de ponencias.
Si adoptamos una perspectiva histórica, debemos recordar que la incidencia de los aspectos lingüísticos y culturales en el desarrollo de la integración no se tuvieron en cuenta en la década de los noventa a pesar de las declaraciones gubernamentales. La explicación residía en que el sector dirigente consideraba el Mercosur como una etapa en el camino hacia la integración continental, que era la política sostenida por Estados Unidos. El nombre de ese proyecto era ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), con cabeza en Estados Unidos. En la Argentina, el menemismo de los 90 consideraba que ese era el futuro y que, por lo tanto, lo que se necesitaba era la enseñanza masiva del inglés, que tendía hacia ese objetivo último. De allí que si bien se firmaban los acuerdos del Mercosur educativo y los funcionarios hacían declaraciones de apoyo a esa política, poco se hacía en realidad y lo que se ponía en marcha era un vasto programa de introducción del inglés en el sistema educativo. A partir del nuevo siglo, con los gobiernos progresistas, en 2005 se dejó de lado el ALCA y se dieron pasos en el camino de introducir la otra lengua -español o portugués- en los diferentes niveles, pero los resultados fueron irregulares y con mayor peso y más temprano en Brasil y Uruguay que en la Argentina. En términos generales, la necesidad de un bilingüismo español / portugués que hiciera posible la integración política no alcanzó la fuerza suficiente para imponerse. En la Argentina, desde el funcionariato y ciertos sectores académicos se hizo migrar la categoría de plurilingüismo, desarrollada en la Unión Europea por necesidades propias de esa integración, a esta región. Como toda migración acrítica de categorías, tal como observaría Pierre Bourdieu, implica un traslado sin considerar sus condiciones de producción. Así, ingresa con un manto ético (nadie puede desconocer el derecho de los hablantes de cualquier lengua al ejercicio de la suya ni dejar de lado la libertad del educando para optar por una u otra lengua) y tecnocrático-científico, apoyado en diversas publicaciones y eventos, al que el neologismo de “gobernanza” alude ahora proponiendo el plurilingüismo como una forma más de gestionar el conflicto en las sociedades contemporáneas. Pero ese ingreso se hace al servicio de intereses que no son los de la región en la que las lenguas, muchas por supuesto, tienen espacios y dinámicas diferentes que deben ser considerados (el español y el portugués son necesarios para la integración política y la puesta en marcha de instituciones democráticas comunes; muchas de las lenguas indígenas aseguran a uno y otro lado de la frontera el vínculo entre nuestros países) porque su ocultamiento solo lleva a la parálisis generalizada o al fracaso de muchos emprendimientos, como algunas exposiciones lo han señalado en este 4o CLAGlo.
Respecto del proyecto de integración regional, para los gobiernos progresistas había sido la posibilidad de entablar lazos solidarios que permitieran actuar contra las asimetrías interiores y elaborar estrategias defensivas frente a las políticas neoliberales globales con su secuela de aumento de la pobreza, endeudamiento, inflación, crecimiento desmesurado de las tarifas de servicios, ingresos de capitales no productivos sino especulativos, desocupación, eliminación progresiva de los derechos laborales y ataque a los previsionales.
Los nuevos gobiernos (en su momento, Michel Temer, 2011-2016, en Brasil y Mauricio Macri, 2015-2019, en la Argentina) desdibujaron el proyecto de la integración política con la destrucción de Unasur, pensaron el Mercosur como un simple mercado, fortalecieron los vínculos con Estados Unidos y admiraron a los países de la Alianza del Pacífico por, entre otros aspectos, su propuesta de bilingüismo español / inglés y su clara decisión de socializar a sus elites en esa lengua y usarla para ampliar el número de consumidores de los productos del centro. En ese trayecto, Brasil suspende la ley de oferta obligatoria del español, el inglés ocupa ese lugar. Lo que los gobiernos progresistas no se habían animado a hacer -intervenir enérgicamente en el espacio del lenguaje, acometer el dirigismo glotopolítico- lo hacen cómodamente las nuevas derechas, mostrando la importancia política de las lenguas. La situación actual crítica del Mercosur tiene su correlato en las políticas lingüísticas. El acuerdo con la Unión Europea podría tal vez reflotar el plurilingüismo (lo que para algunos colegas en este momento constituiría una salida), pero ni siquiera de ese acuerdo estamos seguros.
Las exposiciones de la mesa “América Latina: dependência, atualidade e memória” de este 4o CLAGlo y las diversas intervenciones sobre discursos políticos nos ayudan a pensar este proceso de tres décadas, en el cual la categoría de “dependencia estructural”, desplegada por Luiz Fernando da Silva es un estímulo interpretativo ya que nos permite explicar la debilidad en la ejecución de las medidas glotopolíticas propuestas por los gobiernos progresistas. Las exposiciones nos ayudan también a analizar qué memorias se actualizaron en las distintas posiciones asumidas por los gobiernos de la región (algunas de las cuales explican la dimensión autoritaria que anuncia el devenir del neoliberalismo en neofascismo, como lo desarrolló Mariana di Stefano en relación con el frente “Cambiemos”, encabezado por Macri), y qué identidades se pusieron en juego, según las matrices ideológicas dominantes en cada caso.
El activismo de los sectores minorizados, por motivos raciales, étnicos, de género o nacionales, en sus formas de resistencia y en sus luchas reivindicativas (como el feminismo y las variadas propuestas de lenguaje inclusivo o la lucha de comunidades como la sorda por el ejercicio de los derechos lingüísticos o la defensa política de las lenguas ancestrales) pueden funcionar como modelo en países sometidos a un capitalismo salvaje que descarta sectores de la población e impulsa migraciones masivas así como interviene en la naturaleza destruyendo muchas de las posibilidades de las generaciones futuras. En el 4o CLAGlo diversas exposiciones trataron estos temas y constituyen aportes inestimables al campo. En el caso sudamericano, las lenguas indígenas conforman avanzadas en la construcción de una Patria Grande radicalmente democrática, ya que como adelantamos cubren diferentes Estados y cuestionan las fronteras al mismo tiempo que plantean nuevos vínculos comunitarios y una relación armónica con el medio. Los Estados que han comprendido esas posiciones como respuestas originales a las desigualdades e inequidades del mundo actual han encarado proyectos novedosos en relación con las lenguas en el sistema educativo como es el caso del Estado Plurinacional de Bolivia, que debe asumir una tarea difícil pero políticamente necesaria como es la de la enseñanza de lenguas indígenas a la población monolingüe en castellano. En ese sentido, Valentín Arispe nos convocó a reflexionar sobre la colonialidad de las lenguas que, al naturalizar las jerarquías lingüísticas, constituye un obstáculo en el avance de la política boliviana que tiende a un bilingüismo bidireccional y a la incorporación en la escuela de los saberes de los pueblos indígenas, entre ellos el paradigma del Buen Vivir. El análisis de las situaciones en las que convive el castellano con lenguas indígenas -tanto en sus paradojas, contradicciones e incompletudes como en la energía de sus impulsos y el éxito de muchas propuestas- nos permite reconocer nuevos escenarios, tanto rurales como urbanos, a los que aludió Virginia Zavala y, también, nuevas estrategias de afirmación identitaria en las que la participación de los jóvenes activistas es decisiva. Estos nuevos escenarios sociolingüísticos obligan a repensar categorías como la de bilingüismo y a indagar en las relaciones de poder que la sostienen y que explican las ideologías respecto de las lenguas y los hablantes.
Una experiencia importante que constituye una fuente continua de reflexiones es el caso del guaraní, lengua de la Cuenca del Plata, que une a Brasil, Paraguay, Argentina y Bolivia. A la situación del guaraní en la educación brasileña se refirió críticamente Sandra Benites, quien planteó la necesidad de construir otra escuela que integre las formas de pensar y de vivir de las comunidades y las narrativas que las entraman, y responda al desafío de un diálogo igualitario que exige negociaciones múltiples. En relación con esta lengua debemos destacar el intenso trabajo paraguayo de estandarización, que permitió la consolidación de su lugar en la escuela, los medios y el aparato estatal pero al mismo tiempo mostró los desajustes con el guaraní hablado por el pueblo, en el que sus juegos legítimos y variados con el castellano proyectan la historia en la lengua. Se construyó la representación de un guaraní encerrado en las fronteras estatales y en fronteras lingüísticas construidas por los académicos, no abierto a la diversidad de otros hablantes de los países vecinos ni de los propios. El modelo seguido, en el marco del bilingüismo oficial es el del Estado nacional como territorio clausurado. Esto lleva a reproducir el tipo de gramatización realizada sobre los vernáculos europeos desde el Renacimiento con la arbitrariedad de sus sistemas normativos, como lo mostró Hedy Penner. ¿Cómo superarlo? Tal vez, para armonizar la dispersión digital y la normativa escolar, a la que también se refirió la investigadora, se puede proponer, en este y otros casos, la aceptación de formas alternantes en la ortografía siguiendo, en cierta medida, las prácticas espontáneas de los escribientes.
Las clausuras han sido cuestionadas en el 4o CLAGlo que ha resignificado la noción de frontera y atendido a su ineludible porosidad. Las lenguas son consideradas en sus contactos con otras, en las distintas formas de hibridación, en los usos que muestran la diversidad lingüística de las sociedades y la heterogeneidad que las constituye. La heteroglosia social apareció en los testimonios recogidos por Liliana Daviña sobre experiencias entre lenguas que exponen la diversidad poblacional y la fuerte presencia de contingentes migratorios en Misiones pero que también muestran las tensiones entre unificación y dispersión que atraviesan el castellano, el portugués y el guaraní con sus diferentes variedades. Por otra parte, Marcos Bagno nos permitió apreciar cómo la presencia de la lengua del otro como sustrato de la propia es negada cuando ese otro es socialmente excluido o subalternizado, aunque componga el 54% de la población. La negación del impacto de los hablantes de origen africano sobre la formación del portugués brasileño se articula con la representación de esos hablantes y los lugares que se les asigna, a la vez que esboza desplazadamente, como es propio de la ideología, el final al que se condena a la mayoría: cada veintisiete minutos, afirmaba el expositor, un joven negro es asesinado.
El 4o CLAGlo ha dado también una particular importancia a las lenguas de las ciencias. Es un tema que en los últimos tiempos ha generado un cuestionamiento de las políticas en torno al inglés, apoyadas en los sistemas de evaluación y en las revistas internacionales, que con su terrorismo indexador ven simplificadas sus tareas y acrecentados los negocios, a la vez que facilitan a los países centrales la recolección de datos. Recordemos, en ese sentido, la anécdota de Enrique Hamel, quien abordó con detenimiento esta problemática, respecto del interés que manifiestan más que por nuestras teorías por los datos.
Frente a la política panhispánica oficial de minorización del español -ya que acepta la pérdida de los dominios científicos y tecnológicos- la Argentina ha insistido en el 2015 en la valoración de la lengua propia como lengua de las ciencias, particularmente en las sociales y humanas. Por otra parte, en el nivel más alto del sistema educativo, ha incluido el portugués como lengua en la que se pueden producir las tesis y realizar su defensa (Resolución 2.385/2015 del Ministerio de Educación de la Nación2). Reconoce, así, la importancia política tanto de la integración regional como de la producción del conocimiento en la lengua propia. No debemos olvidar que también en el último ALFAL (2017), en el marco del proyecto de Políticas lingüísticas, se elaboró un documento, aprobado en asamblea, el cual con tono de manifiesto se titulaba “Por una ciencia y educación superior pública, gratuita, crítica, humanista e intercultural, basada en modelos plurilingües de investigación y docencia”3. En él se plantea que “La expansión del inglés se presenta como un proceso neutral y natural, sin actores identificables, inevitable y deseable; el inglés aparece como única lengua de la ciencia; cualquier modelo alternativo al monopolio de esa lengua es declarado inviable”. Se denuncia que el avance del inglés se relaciona con la imposición de un modelo empresarial de gestión universitaria. Y se advierte sobre el riesgo de empobrecimiento del desarrollo científico, “de las epistemologías y de la creatividad, especialmente en las ciencias sociales y humanas”. A lo que hay que agregar que escribir a partir de un dominio relativo del inglés empobrece el pensamiento y subalterniza al investigador imponiéndole el uso de fórmulas ajenas y de una prosa inscripta en otra tradición discursiva.
En otros ámbitos se ha hecho, asimismo, la defensa de la propia lengua como lengua de la enseñanza superior y de la producción científica. Al respecto es importante el manifiesto de este año de 2019, elaborado por lingüistas franceses. Estos señalan que “Las opciones en política lingüística de los organismos de investigación no son epistemológicas ni metodológicas sino geopolíticas, económicas e industriales”. Y plantean que las tradiciones intelectuales vinculadas con lenguas y culturas constituyen modos diferentes y fecundos de abordar las problemáticas de las ciencias sociales y humanas. En ese sentido, exigir determinados formatos y criterios de redacción limita la contribución estratégica al avance del conocimiento en las respectivas disciplinas. Esto debe ser tenido en cuenta en los espacios destinados al trabajo con la escritura en las universidades que, más allá de los dispositivos normativos y los empeños “alfabetizadores”, deben considerar a aquella, en términos vygotskianos, como una herramienta semiótica del pensamiento.
Por otra parte, en relación con las lenguas en la enseñanza superior, es significativo el número de presentaciones realizadas en este 4o CLAGlo respecto del lugar y alcance de las mismas en ese nivel. Esto se debe al impulso dado a la internacionalización, la cual no consiste en dar cursos en inglés que supuestamente beneficien a los extranjeros (quienes en la mayoría de los casos quieren aprender la lengua del país al que llegan) sino en un abanico amplio de medidas. Entre ellas están: la enseñanza de la lengua del país a estudiantes que hablan otras lenguas y la aplicación de los exámenes correspondientes; la integración de estudiantes extranjeros que siguen carreras de postgrado o realizan pasantías doctorales o postdoctorales; la ejecución de programas universitarios de enseñanza de lenguas extranjeras (lectocomprensión, comprensión oral); la oferta de cursos en los que se refuerce la oralidad para los que quieren hacer una estadía de estudio en el extranjero; el dictado, en los posgrados, de seminarios de profesores visitantes en otra lengua, habilitando distintos modos de interpretación o de interacción según el dominio que tengan estudiantes y profesores de las lenguas involucradas.
Un área de indudable interés que se ha comenzado a desarrollar es la del estudio glotopolítico de las producciones literarias, del cine y de otras prácticas audiovisuales, a la vez que de diversas expresiones de la cultura popular (canciones o fiestas, por ejemplo) o de la cultura letrada en ámbitos populares (entre otras, revistas). Por un lado, en ellos, se tematizan lenguas, variedades, estilos y, por otro lado, se los expone apelando a genealogías genéricas que, en algunos casos, se transgreden y en otros se parodian. Las ideologías lingüísticas asociadas a objetos sociolingüísticos variados son indicios de los posicionamientos del locutor en el espacio social y de las luchas en un determinado momento. Al mismo tiempo, el estudio de su circulación nos muestra los modos de apropiación política de lectores y escuchas, inscriptos o no, en espacios institucionales.
Finalmente, son numerosos los trabajos que adoptan una perspectiva histórica y analizan instrumentos lingüísticos (diccionarios, gramáticas, manuales de estilo), instituciones (academias), eventos (congresos de la lengua), debates en los medios sobre la lengua, procesos de escritura de documentos o de ejemplares del discurso epistolar. La mirada hacia el pasado no solo nos permite comprender la complejidad de procesos como la conformación de los Estados nacionales y el papel de la cultura escrita, sino también atender a diferentes temporalidades y memorias y analizar cómo las intervenciones sobre el lenguaje inciden en la construcción de las subjetividades necesarias para una sociedad o un sector de ella. También nos permite comprender mejor los gestos de control y regulación de los discursos que se han multiplicado en los últimos años, impuestos por la globalización y apoyados por la acción de los medios digitales. Los procedimientos y objetos son diversos: simplificar y uniformizar la prosa informativa (como las normas para las versiones on line de los periódicos), el lenguaje administrativo y jurídico (como el lenguaje claro, llano o ciudadano o la lectura fácil); depurar el lenguaje de sus aspectos discriminatorios (como las guías de lo políticamente correcto o el lenguaje inclusivo); guionar los intercambios en el área de servicios o comerciales y en las intervenciones de los políticos; suministrar fórmulas y esquemas argumentativos que asignan el carácter de expertos a los que los enuncian. El desafío es identificar las funciones en las sociedades actuales en relación con la acción de los buscadores, la traducción automática, la expansión de las transnacionales y el control cada vez más centralizado de las poblaciones.
Concluyendo, la propuesta de esta mesa, bajo el título de “Balances y perspectivas”, ha estimulado este recorrido por la Glotopolítica, en el que se conjugan tradiciones nacionales, enfoques y experiencias variadas, que explican la heterogeneidad y productividad del espacio. Los nuevos derroteros investigativos implicarán, como surge este 4o Congreso, no solo retomes originales de los temas que se han ido desarrollando sino también la integración de otras problemáticas generadas por el devenir de nuestras sociedades y por las posiciones que adoptemos. El 5º Congreso mostrará esos avances.
Contato: elviraarnoux@gmail.com