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La Colección Aquelarre: editar en México después del naufragio
Lluís Agustí; Pedro Rueda Ramírez
Lluís Agustí; Pedro Rueda Ramírez
La Colección Aquelarre: editar en México después del naufragio
Revista Caracol, núm. 20, pp. 512-542, 2020
Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas da Universidade de São Paulo
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Resumen: Tras la derrota de las fuerzas republicanas, cerca de medio millón de españoles cruzaron la frontera francesa en 1939. De estos refugiados, entre 20.000 y 25.000 fueron acogidos en México entre 1939 y 1942.

Durante la década de los cuarenta y cincuenta, fueron creados por estos españoles en México 111 nuevos sellos editoriales.

Simón Otaola (San Sebastián, 1907 - Ciudad de México, 1980) y José Ramón Arana (seudónimo de José Ruiz Borau, Garrapinillos, 1905 - Zaragoza, 1973), crearon en la Ciudad de México entre 1950 y 1954 una editorial bajo el nombre de Colección Aquelarre.

Las 19 obras editadas por la Colección Aquelarre estuvieron financiadas por los propios autores. Fueron ediciones cuidadas desde el punto de vista tipográfico.

PALABRAS CLAVE: Exilio republicanoExilio republicano,EditorialesEditoriales,MéxicoMéxico,Colección AquelarreColección Aquelarre,José Ramón AranaJosé Ramón Arana,Simón OtaolaSimón Otaola.

Abstract: After the defeat of the Republican forces, almost half a million Spanish citizens crossed the border into France in 1939. In the period from 1939 to 1942, between 20,000 and 25,000 of these refugees travelled on to Mexico.

During the 1940s and 1950s, a total of 111 new publishing houses were created by refugees from Spain living in Mexico.

In Mexico City, between 1950 and 1954, Simón Otaola (b. 1907, San Sebastián; d. 1980, Mexico City) and José Ramón Arana [José Ruiz Borau] (b. 1905, Garrapinillos; d. 1973, Zaragoza) founded the publishing house Colección Aquelarre.

The publication of the 19 books comprising the collection was self-financed by the authors. Special care was taken with the typography of these volumes.

KEYWORDS: Republican exile, Publishers, Mexico, Colección Aquelarre (Aquelarre Collection), José Ramón Arana, Simón Otaola.

Carátula del artículo

VÁRIA

La Colección Aquelarre: editar en México después del naufragio

Lluís Agustí
Universidad de Barcelona, Espanha
Pedro Rueda Ramírez
Universidad de Barcelona, Espanha
Revista Caracol, núm. 20, pp. 512-542, 2020
Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas da Universidade de São Paulo

Recepción: 13 Noviembre 2019

Aprobación: 01 Enero 2020

Financiamiento
Fuente: Ministerio de Economía, Industria y Competitividad del Gobierno de España
Nº de contrato: HAR2017-84335-P
Descripción del financiamiento: Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Saberes conectados: redes de venta y circulación de impresos en España y Latinoamérica” (HAR2017-84335-P), financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad del Gobierno de España.



“Entonces, ¿qué negocio poner en México? Ninguno vestía
tanto la finalidad civilizadora y educativa de la República
y los republicanos, que el de las editoriales y librerías,
por contraposición a la tienda y a la cantina del antiguo
residente, por más que para una gran parte del pueblo
mexicano por inercia de la historia todos serán gachupines.
Al mismo tiempo había un campo abonado en la vieja
emigración, pues algunos de sus miembros ya eran editores
o tenían imprentas.”

Fuente: (Suárez, 1982, 613)

MÉXICO, LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Y LOS REFUGIADOS REPUBLICANOS

México fue uno de los pocos países que se posicionó de manera clara a favor de la República Española durante la Guerra Civil (1936-1939). A lo largo del conflicto, México abasteció de armamento, acogió en 1937 a un grupo de cerca de medio millar de niños refugiados, los llamados niños de Morelia (Pla Brugat, 1999; Guerra Civil Española y los niños de Morelia, 2013) y bajo el consejo y estímulo de Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas creó en 1938 la Casa de España en México, donde se dio cobijo a intelectuales y artistas españoles (Lida, 1988; Soler, 1999; Colegio de México, 2000).1

Sin embargo, la ayuda mexicana a la España leal de más relieve y trascendencia se produjo al finalizar el conflicto, cuando México abrió sus puertas a los refugiados republicanos que en condiciones penosísimas se amontonaban en los campos del sur de Francia y el Norte de África. La red diplomática y consular mexicana, articulada por el embajador Narciso Bassols2 a partir de febrero de 1939, fue decisiva en esta acción (Matesanz, 1999; Lida, 1997). Muchos de los diplomáticos informaron de la necesidad y la urgencia de auxiliar a los republicanos en situaciones de abandono, desprotección y peligro extremos, a la vez que ponían de manifiesto la calidad humana y de preparación del grupo como fuerza para el proyecto social, económico y político postrevolucionario mexicano.

Evidentemente, los diplomáticos mexicanos no podían resolver el problema de todos los refugiados españoles del Sur de Francia, y propusieron una migración selectiva, política, que les permitió ser acogidos sin que se les aplicara los límites de la Ley de Población.3 Una estancia que sería en principio ilimitada y que permitiría a los refugiados trabajar en actividades que correspondieran a sus conocimientos técnicos.

Después del naufragio personal y colectivo, México lograba “salvar de la muerte a los amenazados; ayudarles moral y económicamente” (Fabela, 1947). Aceptando a los náufragos en su territorio a la vez conseguía una fuerza de calidad, no sólo de académicos, técnicos e intelectuales, también de trabajadores agrícolas, tal como pretendía el presidente Lázaro Cárdenas. No es sólo solidaridad la que pretendió obrar México (que también), fue además una decisión política, de apoyo al proletariado español y a los principios sociales de justicia de la República. Una parte de la opinión pública, la colonia española partidaria de Franco y los partidos contrarios al cardenismo no vieron en principio con buenos ojos esta llegada masiva de refugiados, aunque había una notable variedad de opiniones en el contexto mexicano, como las diferentes opciones que se enfrentaron por el control del Centro Vasco, lo que no fue obstáculo para ayudar a los refugiados (Azcona Pastor; Ruiz de Gordejuela Urquijo, 2014).

Finalmente, se organizó una vasta campaña de traslado de colectivos de refugiados desde Francia hacia México a partir del mes de mayo de 1939. Este operativo sólo fue posible con la ayuda del cuerpo diplomático mexicano en Francia y las aportaciones económicas de las organizaciones de ayuda a los refugiados republicanos, en especial el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE) cercano a Negrín y su delegación en México, el Comité Técnico de Ayuda a los Refugiados Españoles (CTARE).

El primer barco, el Sinaia, zarpó de Sète el 23 de mayo de 1939 rumbo a México con cerca de 1.600 refugiados a bordo, lo seguirían otros, el Ipanema, el Mexique, el Flandes, el Nyassa, el Serpa Pinto... Entre 20.000 y 25.000 españoles refugiados, según los diferentes cálculos, podrían haber llegado a México en ese periodo (Lida,1997; Pla Brugat, 1999; Guillamon, 2008).

El grupo que llega a México está formado principalmente por hombres del bando de los vencidos y que han tenido una participación activa en la defensa de la República, ya sea con las armas o en una retaguardia más o menos honorable. En ocasiones estos hombres viajan con las familias, la mayor parte sin embargo lo hace solo. Según Dolores Pla Brugat (1999), el 70 % de estos 20.000 refugiados eran trabajadores cualificados y hasta un 28 %, personas con una formación educativa elevada: profesionales, catedráticos, profesores, maestros, artistas... Algunos de estos refugiados se dedicarán a su llegada a México a actividades relacionadas con el libro, y en especial a la edición; en no pocas ocasiones, en México se produjo su primer contacto con este mundo.

LAS EDITORIALES CREADAS POR LOS REFUGIADOS ESPAÑOLES EN MÉXICO

Hasta hace muy poco, el estudio de las editoriales creadas por los exiliados republicanos en México había sido analizado siempre de modo parcial o incompleto. Las primeras enumeraciones las encontramos en el Catálogo de obras que exhibe el pabellón de la República… (1946); poco después, en la obra de referencia del bibliotecario valenciano en el exilio Julián Amo, La obra impresa de los intelectuales españoles en América, 1936-1945 (1950), que tuvo que completar la bibliotecaria norteamericana Charmion Clair Shelby cuando Amo cayó enfermo; y el libro de Mauricio Fresco, La emigración republicana española: una victoria de México (1950).

Sin embargo, no fue hasta 1959 cuando se elaboró la primera lista de editoriales creadas por los refugiados: Carlos Martínez en Crónica de una emigración (la de los Republicanos españoles en 1939) (1959). Este inventario fue la primera sistematización de conjunto desde el punto de vista de las editoriales y con cierta perspectiva.4 Esta lista enumeraba 23 editoriales5 y algunas de ellas fueron descritas con detalle.

A principios de 1970, y con una perspectiva histórica más amplia, esto es, la que cubría el ciclo completo de vida del exilio, la historiadora norteamericana Patricia Weiss Fagen dedica un apartado a las editoriales en Exiles and citizens: Spanish Republicanos in México (1973); en éste Fagen da noticia de hasta 24 editoriales, un número menor que la lista de Carlos Martínez, pero más equilibrado. En el listado de Fagen aparecen algunas de las citadas por Martínez, también se incluyen algunas de las empresas más importantes de la segunda generación, por ejemplo, las Ediciones Era y Joaquín Mortiz Editores. La perspectiva histórica y el rigor académico ayudaron.

Pocos años después, en 1982, el periodista exiliado Luis Suárez López (Albaida de Aljarafe, Sevilla, 1918 - Ciudad de México, 2003) firmaba el capítulo “Prensa y libros, periodistas y editores” en la obra colectiva El exilio español en México: desde 1939 hasta 1982. Suárez recupera los nombres de 35 editoriales; su lista es un recorrido mejor comentado y documentado que los anteriores, pero la Colección Aquelarre siguió sin estar incluida en esta lista que podemos llamar canónica.

Recientemente, tenemos que destacar la aparición del Diccionario biobibliográfico de los escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939 (2016), publicado en cuatro volúmenes por la Editorial Renacimiento de Sevilla. Coordinado y dirigido por los profesores Manuel Aznar Soler y José-Ramón López García, ha contado con la colaboración de cerca de un centenar de los mejores expertos españoles e internacionales en la cultura del exilio republicano. En el Diccionario biobibliográfico..., las entradas de las editoriales han sido coordinadas por el profesor Fernando Larraz y se contabilizan hasta un total de 46 entradas dedicadas a empresas y editores en México creadas por refugiados republicanos, todas con una cantidad de información importante y de calidad contrastada.

La Colección Aquelarre sin embargo, tampoco está incluida en el Diccionario biobibliográfico... pero sí se incluyen sendos artículos sobre sus colaboradores más importantes: José Ramón Arana Alcrudo (Esteve, 2006) y Simón Otaola (Ascunce, 2006).

En L’edició espanyola a l’exili de Mèxic: 1936-1956. Inventari i propostes de significat (Agustí, 2018) se abordó la identificación de todas las editoriales que habían sido creadas por estos refugiados a su llegada a México desde finales de los años treinta hasta la década de los cincuenta, concretamente hasta 1956.

Los resultados fueron los siguientes: identificamos un total de 111 editoriales comerciales, 52 las catalogamos como instituciones y/o asociaciones y 19 como ediciones ligadas a partidos políticos, 14 diarios y revistas y, finalmente, dos pies de imprenta mexicanos falsos que se corresponden con dos obras editadas en la España franquista publicadas bajo nombre de editorial mexicana y pie de imprenta falso.6

PROBLEMAS METODOLÓGICOS

Uno de los problemas principales para la investigación de la edición del exilio es la falta de documentación de archivo de estas editoriales, la dispersión o pérdida de sus ediciones y la desaparición de los informantes que participaron en estas actividades editoriales. En nuestras pesquisas no pudimos acceder a los archivos de las editoriales más que en escasísimas ocasiones, probablemente ésta sea la dificultad más importante con la que se enfrenta actualmente el investigador.7

En nuestra investigación teníamos la intención de utilizar de manera preferente las informaciones obtenidas a partir de los archivos de las editoriales. Esta metodología chocó en la inmensa mayoría de los casos, sin embargo, con la realidad: no todos los proyectos editoriales mantuvieron un archivo; de aquellos que sí lo hicieron pocos se han conservado, podríamos decir que casi excepcionalmente, e incluso, de estos, hay algunos que no son accesibles (Fèrriz Roure, 1998; Llanos Delgado, 2005).

Las editoriales del exilio mexicano no son, sin embargo, un caso exclusivo o aislado. Xavier Moret, autor de una historia de la edición en España durante el franquismo (2002), es decir, durante el mismo periodo que nos ocupa, comentaba en una entrevista que: “la mayor dificultad al elaborar Tiempo de editores fue superar el vacío documental existente entra la década de 1940 y 1950, ya que tanto las empresas que desaparecieron como las que cambiaron de propietario acabaron abandonando y destruyendo sus archivos.” (Ramos Martín, 2002).

El caso que nos ocupa, la Colección Aquelarre es, además, un proyecto editorial fuera de lo común. Se trata de un sello de ediciones al servicio de un grupo de amigos de una tertulia bajo el mismo nombre, Aquelarre. La tertulia se reunía en algunos de los restaurantes españoles de la capital mexicana al calor de la conversación, la literatura, el humor, la buena comida y la bebida.

Según José de la Colina (Otaola, 1999),8 durante la noche del 17 de diciembre de 1949, después de una cena bien regada con vino, humor y filosofía, cinco de estos exiliados, tertulianos del Aquelarre, crearon la editorial. Estos fueron: Simón Otaola, José Ramón Arana, Francisco Pina, Francisco Rivero Gil e Isidoro Enríquez Calleja.

El objetivo de la Colección fue el de dar a la imprenta las obras escritas por los componentes del grupo Aquelarre. Dos de ellos tendrán un papel protagonista en esta aventura editorial, festiva y gastronómica: José Ramón Arana y Simón Otaola.

DOS REFUGIADOS: SIMÓN OTAOLA Y JOSÉ RAMÓN ARANA

Simón Otaola Oyarzábal (San Sebastián, 1907-Ciudad de México, 1980), Simón de Otaola, más conocido por Otaola u Ota, es un autor hoy poco conocido en España, quizás porqué durante el exilio (y por el mismo exilio) tampoco fue reconocido.9

Durante la Guerra Civil, Simón Otaola participó en la defensa de Madrid y más tarde fue comisario político en el frente de Aragón y del Segre; al final del conflicto pasó a Francia donde fue internado en el campo de Septfonds, de allí marchó a bordo del Mexique hacia México, donde residió hasta su muerte. En la capital se dedicó a retratar la vida cotidiana del exilio español, escribiendo algunas obras,10 con evidentes trazos ramonianos, y participó en la vida cultural de los refugiados, fundó la revista Tertulia y, como sabemos, también la Colección Aquelarre.

Otaola fue, eminentemente, “un cronista que se va a dedicar a relatar la vida cotidiana de los exiliados republicanos españoles en México fijándose principalmente en lo que él conoce de forma directa y situando a los personajes en los lugares en que los conoce, en los bares donde se reúnen, en los ateneos a los que acuden.” Sucede que estos retratos estaban hechos “en plan caricaturesco; […] su obra es una crónica teñida de humor.” (Castañar, 2006, 730)

Y ahí fue donde los refugiados no le reconocieron, consideraban que el exilio era una cosa muy seria para tomársela a broma en la literatura. Los críticos no le prestaron atención en los papeles mientras que, en esos mismos bares y ateneos, Otaola sí que fue muy comentado y en general criticado.

Debemos entender que la relación de Otaola con la vida y con la literatura sigue los pasos de Gómez de la Serna, bajo una capa de humor se esconde una visión tierna pero pesimista de la vida.

La influencia de Ramón le aleja de la actitud comprometida y, por su facilidad natural para el humor, la intención de Otaola es navegar por el mar de la imaginación en la búsqueda de los juegos verbales que hagan brotar la sonrisa en el lector. Ningún fin trascendente. Y es esto lo que no agradó en los círculos de los exiliados; acostumbrados al enfoque serio, riguroso, trascendente -y, sobre todo, magnificador- de todo lo relacionado con el exilio, la actitud de Otaola no agradó nada. (Castañar, 2006, 736)

José Ramón Arana Alcrudo (seudónimo de José Ruiz Borau, Garrapinillos, 1905-Zaragoza, 1973) fue escritor y político, durante su juventud emigró a Barcelona para trabajar como obrero en varias industrias, entre ellas en la fundición de Can Girona.11 A mitad de la década de los veinte regresó a Aragón casado en primeras nupcias con Mercedes Gracia, con quien tuvo seis hijos; en Zaragoza entró a trabajar en un banco donde se convirtió en un dirigente sindical, concretamente de UGT. Durante la Guerra Civil participó en el Consejo Regional de Defensa de Aragón, también llamado Consejo de Aragón. En los años de la guerra inicia relaciones sentimentales con María Dolores Arana.

Al finalizar el conflicto, Arana pasó a Francia y fue internado en el campo de concentración de Gurs. Partió hacia América en compañía de María Dolores Arana y el primer hijo de ambos; en España quedaron Mercedes Gracia y los hijos del primer matrimonio. Su primer destino en América será la República Dominicana, donde se entera de la muerte de una de las hijas que había dejado en España y a la que dedica el poema “Elegía (en la muerte de una hija)”.

A su llegada a México, publicó inmediatamente el libro de poemas A tu sombra, según Javier Barreiro (2010), dedicados a su propia madre; este libro lo publica bajo el sello de las Ediciones Medea.


Figura 1
Ficha de José Arana Alcrudo Registro Nacional de Extranjeros en México
Fuente: Portal Movimientos Migratorios Iberoamericanos

En sus primeros años en México, Arana sobrevivió como vendedor ambulante de libros, de café en café, anunciando su mercancía, tal y como lo recordaba Simón Otaola (1950) en La librería de Arana:

Como un pan o como un golondrino llevaba José Ramón Arana su Librería: debajo del brazo.

Acababa de llegar a México. Hombre que amaba los libros había pensado vivir de ellos. Los libros llevan al sueño y un sueño era, sueño de pan llevar, lo que se estaba proponiendo: venderlos, convertirse en vendedor ambulante de libros.

De café en café iba y venía con sus novedades librescas, inquietando las tertulias de vociferantes refugiados españoles, escupiendo el borrascoso sueño que le inundaba. (Otaola, 1999, 27)

La venta ambulante y callejera de libros se constituyó en un medio de vida para algunos vendedores ocasionales, especialmente en el mundo urbano, ya que el ex Mercado del Volador de venta de libros de segunda mano se cerró definitivamente en 1932, produciéndose en esos años algunos desplazamientos de los libreros hacia la calle Donceles y en la calle Seminario, cerca del Palacio Nacional (Rivera Mir, 2017). La vida de Arana es compleja y no exenta de dramas íntimos y personales, insertándose en un momento clave del desarrollo editorial de México, con algunas oportunidades brindadas por el fomento editorial del gobierno y el incremento de estudiantes en los centros preparatorios de la capital.

LAS EDICIONES MEDEA

La primera aventura editorial de José Ramón Arana, si así se le pueda llamar, fueron las Ediciones Medea. Bajo este sello sólo se publicó, que sepamos, una obra en 1942, el libro de poemas A tu sombra del propio Arana; el ejemplar que hemos podido consultar tiene todo el aspecto de tratarse de una autoedición (Figura 2).

¿Qué sentido tendría Medea como nombre para una editorial en la que sólo se edita su poemario? Recordemos una de las versiones del mito clásico: Medea, celosa por el abandono que sufre por parte de Jasón y para ocasionarle el mayor dolor posible, en su venganza mata a los dos hijos que habían tenido juntos. ¿Alguna relación con la vida de Arana?, la profesora Yolanda Rinaldi Rivera Rosas (2006) ha estudiado en José Ramón Arana: el escritor olvidado que no podía olvidar este sentimiento de culpa del autor exiliado por el abandono de la familia en España y que, al parecer, acompañó al poeta el resto de su vida y que podrían ayudar a comprender sus silencios, incluso sus silencios literarios.

Otra explicación, quizás más simple y posible, sería la apuntada por Luis A. Esteve Juárez (Arana, 2005): Medea sería el anagrama de María Dolores Arana, esto es, MeDeA. Según Esteve, Medea es uno de los pseudónimos que usó José Ramón Arana en la revista Aragón: gaceta mensual de los aragoneses en México (1943-1945), concretamente en la columna “Libros nuevos y viejos”.


Figura 2
José Ramón Arana (pseud. de José Ruiz Borau). A tu sombra: poemas. México: Ediciones Medea, 1942.
Fuente: Biblioteca Jorge Luis Borges del Instituto Cervantes de Nueva York.

LAS EDICIONES CORZO


Figura 3
Logotipo de la portada de las Ediciones Corzo.
Fuente: Biblioteca del Ateneo Español de México

La primera obra de la Colección Aquelarre aparece editada en las Ediciones Corzo. Se trata de la obra del mismo Simón Otaola, Unos hombres: retratos (1950). Bajo las Ediciones Corzo no se publicarán más títulos, los siguientes con un formato igual a éste tomarían ya como nombre de editorial el de la colección: Colección Aquelarre. Ya hacia el final de la historia tal vez por el problema que causaba que una editorial tuviera nombre de colección, usarían el de Ediciones de la Colección Aquelarre, creemos que para evitar equívocos.

Puede parecer un juego de disparates, sin duda, pero las cosas fueron de este modo.

En el inicio de esta editorial de las Ediciones Corzo-Colección Aquelarre aparecen Simón Otaola, José Ramón Arana y el autodenominado “Grupo Aquelarre”, el grupo de amigos refugiados al que nos hemos referido que, si no era alrededor de una mesa y un plato, se reunían para conversar en la librería de Arana.

En esta obra, Unos hombres: retratos, Otaola realizó una descripción de 33 personajes españoles del exilio. Uno de estos personajes es el que dio el efímero nombre de Ediciones Corzo, Jesús Corzo;12 siguiendo el texto de Otaola, Jesús Corzo era un publicista cinematográfico con la intención en aquella altura de dejar la ciudad y con el proyecto de instalar una granja de gallinas. Antes de eso, Jesús Corzo dejó el dinero o ayudó económicamente de modo generoso al impulso inicial de las Ediciones Corzo-Colección Aquelarre; las posibilidades económicas de Arana, vendiendo libros de manera ambulante primero y después en una pequeña librería, deberían ser escasas, tampoco las de Otaola serían mejores:

“Unos hombres” sale a la calle con pretensión de libro, gracias a un hombre generoso lleno de simpatía. Entre “unos hombres” no podía faltar mi improvisado editor: Jesús Corzo. Claro que su calidad de editor no le da derecho a figurar en el vario y destartalado desfile que supone este libro, sino su indiscutible calidad de hombre, su rasgo entrevisto y ya ensartado por el corvo pico de mi pluma en incesante plan de juego y disparate. Él tiene su retrato desde mucho antes de su hermoso gesto inexplicable en esta hora en que todo tiene su precio, su porqué y su zancadilla. Desde aquel día que rompimos el turrón de la amistad y me dio su mano limpia de puñales. (Otaola, 1950, 175)

Las características físicas de la edición son en todo iguales a las de la Colección Aquelarre (Figs. 4, 6 y siguientes). En ésta podemos encontrar ya el logotipo dibujado por Francisco Rivero Gil con una luna menguante entre nubes y el título de la colección en una cartela, que figura en la cubierta (Figura 4).13

La obra se imprimió en la Impresora Comercial, se realizó una tirada de 500 ejemplares en papel biblios.


Figura 4
Simón Otaola (1950): Unos hombres: retratos. México: Ediciones Corzo, 1950. 206 p. (Colección Aquelarre).
Fuente: Biblioteca del Ateneo Español de México.

LA COLECCIÓN AQUELARRE


Figura 5
Logotipo de las cubiertas de las ediciones de la Colección Aquelarre.
Fuente: Biblioteca del Ateneo Español de México.

La Colección Aquelarre surgió, como se ha dicho, a partir de la tertulia del mismo nombre que un grupo de españoles refugiados mantuvieron durante unos años, al parecer, a partir de 1949.14 José de la Colina, en el prólogo a la reedición madrileña de La librería de Arana (1999) recuerda que frecuentaban la tertulia los ya citados Otaola y Arana pero también Álvaro de Albornoz Salas, Manuel Bonilla, Anselmo Carretero, José de la Colina, Isidoro Enríquez Calleja, León Felipe, Pedro Garfias, Mariano Granados, Arturo Perucho, Francisco Pina, Carlos Pittaluga, Luis Rius y Félix Samper Cabello.

Casi todos ellos publicarán en la Colección Aquelarre, ya sea como autores, prologuistas o ilustradores. Las ediciones de la Colección Aquelarre se convierten así, a decir de Josep Mengual (2004), en una suerte de “colección destinada a la publicación de textos relativamente diversos obra de los contertulios”, ofreciendo de este modo un modelo de autoedición, que era “financiada como dios daba a entender y con la colaboración de todos los compañeros.”

En este mismo sentido el testimonio de José de la Colina (1999) parece dar a entender que eran los propios autores quienes debieron correr con los gastos en la mayor parte de sus publicaciones: “…estuve a punto de publicar un primer libro de cuentos (pero, afortunadamente y con un gran sentido crítico lo impidió mi situación pecuniaria).”

Así pues, en sus prensas se publican obras de tertulianos como José Ramón Arana (1950; 1951), Álvaro de Albornoz Salas (1951; 1952), Anselmo Carretero con su padre Luis Carretero (1952), Isidoro Enríquez Calleja (1953), Mariano Granados (1952), Simón Otaola (1952) y Francisco Pina (1952).


Figura 6
Luis Carretero y Nieva. Las nacionalidades españolas. Edición ampliada y anotada por Anselmo Carretero y Jiménez. Prólogo de Pedro Bosch-Gimpera. México: Colección Aquelarre, 1952.
Fuente: Biblioteca del Ateneo Español de México.

Sin embargo, otros autores del exilio también publicaron en la Colección Aquelarre: Ramón de Belausteguigoitia (1951), Antonio Souza (1951), José Antonio Balbontín (1952), Juan Renau (1953) y Ramón J. Sender con importantes obras como Mosén Millán (1953), Hipogrifo violento (1953) y Ariadna (1954).


Figura 7
Logotipo de las portadas de las ediciones de la Colección Aquelarre.
Fuente: Ramón J. Sender, Mosén Millán: novela. México: Colección Aquelarre, 1953.

Las obras de la Colección Aquelarre fueron en su presentación y aspectos formales muy homogéneas: cubiertas en rústica, impresas a dos tintas (rojas, verdes, ocres, amarillas, marrones…), con solapas con información de la editorial y de sus autores, y con un tamaño de aproximadamente 13x19,5 cm (Mengual, 2014). Y esto fue así, a pesar de estar impresas en diversas imprentas, según pudimos recuperar a partir de los colofones: los Talleres de la Editorial Latina, S.A., la Impresora Juan Pablos, los Talleres Gráficos Editorial Intercontinental o la Gráfica Panamericana, S. de R.L. (Agustí, 2018).

Las tiradas de la Colección Aquelarre, también según las informaciones obtenidas de los colofones, oscilaron entre los 300, los 500 y los 1.000 ejemplares, lamentablemente no pudimos saber si quedaron muchos en “bodega” o se distribuyeron de manera regular.

Desde el año 1952 la editorial aparecerá citada en los paratextos como Ediciones de la Colección Aquelarre, suponemos que atendiendo a una necesidad comercial de concreción.

A partir de la información del penúltimo libro publicado por la editorial, la novela Hipogrifo violento, de Ramón J. Sender, en 1954, podemos aventurar que a lo largo de la vida de la Colección Aquelarre se publicaron 19 títulos, 21 si contamos la primera obra editada en el sello Ediciones Corzo, Unos hombres: retratos, de Simón Otaola, publicada en 1950, y también la segunda edición de la obra de Álvaro de Albornoz y Salas, Los niños, las niñas y mi perra, publicada en 1951. Los detalles de cada una de todas estas obras se pueden consultar en los anexos.

En la información de las solapas de Hipogrifo violento se anunciaban, además, los 8 siguientes libros que quedaron en preparación:15

Anselmo Carretero. El espíritu democrático de la epopeya española.

Manuel Bonilla Bagetto. La muerte en la lírica castellana y otros ensayos.

Juan Ramón Arana. Seis romances de ciego.

Juan Ramón Arana. Cartas al Aquelarre.

Juan Ramón Arana. Hora de España.

José de la Colina. Libro para la tarde del domingo.

Francisco Rivero Gil. Tajamar (Un hombre y su nariz).

Francisco Rivero Gil. A la sombra de los ataúdes en flor.

CONCLUSIÓN

Entre 1950 y 1954, dos refugiados republicanos, Simón Otaola y José Ramón Arana, junto con otros miembros de la tertulia Aquelarre, lograron editar entre bromas y veras, y en la Ciudad de México, algunos títulos interesantes y representativos de este exilio.

La veintena de obras editadas en la Colección Aquelarre fueron financiadas por los propios autores, miembros del exilio, y estaban destinadas al consumo de la propia comunidad de refugiados; sin embargo, algunos de estos títulos trascendieron el círculo de amistades para convertirse en obras de referencia en la literatura española.

A pesar de la naturaleza de la editorial, al servicio de los intereses de sus contertulios, y de estar publicadas sus obras por distintas imprentas de la Ciudad de México, estas ediciones siempre fueron ediciones cuidadas desde el punto de vista tipográfico, con papel y encuadernaciones de diseños sobrios pero bellos y de calidad.

Material suplementario
Apéndices
ANEXOS

Con un asterisco (*) las obras que han podido ser consultadas.

OBRA EDITADA POR LAS EDICIONES CORZO (COLECCIÓN AQUELARRE).

1950

Otaola, Simón. * Unos hombres: retratos. [Nota en la solapa de Efraín Huerta]. México: Ediciones Corzo, 1950. 206 p. En el colofón: Terminóse de imprimir esta obra en los Talleres de la Impresora Comercial. Soto 117, México D.F., el día 2 de Septiembre de 1950. La edición consta de 500 ejemplares impresos en papel Biblios.

OBRAS EDITADAS POR LA COLECCIÓN AQUELARRE

1950

Arana, José Ramón (pseud. de José Ruiz Borau). * El cura de Almuniaced. México: Colección Aquelarre, 1950. 185 p. En el colofón: Terminóse de imprimir esta obra en los Talleres Latina, S.A., República de El Salvador, 56, México, D.F., el 1º de agosto de 1950. La edición consta de 500 ejemplares impresos en papel Novela.

1951

Albornoz y Salas, Álvaro de. * Los niños, las niñas y mi perra. Prólogo de Otaola, con ilustración de Alvarito, por Rivero Gil. México: Colección Aquelarre, 1951. 305 p. En el colofón: Este libro se acabó de imprimir el día 26 de setiembre de 1951, en los talleres de “Impresora Juan Pablos”, Donato Guerra Nº 5, México, D.F., y la edición consta de 500 ejemplares.

Alcázar, Carmen. * Mi soledad y yo: poemas. Prólogo de Isidoro López Calleja. México: Colección Aquelarre, 1951. 79 p. En el colofón: Impreso Talleres Gráficos Editorial Intercontinental, Poniente, 262, Colonia Sta. María Insurgentes, México, D.F.

Arana, José Ramón (seud. de José Ruiz Borau). * Veturian: drama en un acto. [Nota en la solapa de Otaola]. México: Colección Aquelarre, 1951. 78 p. En el colofón: Este libro se terminó de imprimir el día 29 de mayo de 1951 en los Talleres Gráficos de la Editorial Intercontinental, S.A., calle 13 de poniente, 262 (Col. Sta. María-Insurgentes) de la Ciudad de México.

Belausteguigoitia, Ramón de. * La sombra del mezquite: novela. Prólogo [firma ilegible de autor mexicano]. México: Colección Aquelarre, 1951. 386 p. En el colofón: Este libro se terminó de imprimir el día 15 de Febrero de 1951 en los Talleres de la Editorial Latina, S.A, Rep. De El Salvador, 56, México, D.F. Esta edición consta de 1.000 ejemplares en papel Biblios.

Brook, Paulita. La espiga y el racimo. Prólogo de Otaola. México: Colección Aquelarre, 1951. Impreso en los Talleres Gráficos de la Editorial Intercontinental, S.A.

Souza, Antonio. * Pequeño viaje: enero-marzo, 1950. [Nota en la solapa de Ramón Xirau]. México: Colección Aquelarre, 1951. 154 p. En el colofón: Este libro se acabó de imprimir en los talleres de Gráfica Panamericana, S. de R.L., Pánuco, 63, ciudad de México, el día 1º de Marzo de 1951. En su composición se utilizaron tipos Bodoni de 14, 12 y 8 puntos. Se imprimieron 300 ejemplares en papel Biblios.

1952

Albornoz y Salas, Álvaro de. Los niños, las niñas y mi perra. Prólogo de Otaola. 2ª ed. México: Colección Aquelarre, 1952.

Balbontín, José Antonio. * La España de mi experiencia: (reminiscencias y esperanzas de un español en el exilo). México: Ediciones de la Colección Aquelarre, 1952. 536 p. En el colofón: Este libro se acabó de imprimir el día 31 de diciembre de 1952, en los talleres de “Impresora Juan Pablos”, Donato Guerra Nº 5, México, D.F., y la edición consta de 1.000 ejemplares.

Carretero y Nieva, Luis. * Las nacionalidades españolas. Edición ampliada y anotada por Anselmo Carretero y Jiménez. Prólogo de Pedro Bosch-Gimpera. [Nota en la solapa de Luis Areitioaurtena y Arizpe]. México: Colección Aquelarre, 1952. 293 p. En el colofón: Este libro se terminó de imprimir el día 30 de agosto de 1952 en los talleres de la Editorial Intercontinental, S.A., 13 Poniente, 262, Colonia Sta. María Insurgentes, México, D.F. Consta la edición de mil ejemplares sin numerar en papel Biblios y 20 ejemplares numerados en papel Camois.

Granados, Mariano. * Nuevo retablo. Prólogo de Simón Otaola. México: Colección Aquelarre, 1952. 94 p. En los preliminares: Talleres Gráficos “Editorial Intercontinental”, S.A., 13 Poniente, 262, Colonia Sta. María Insurgentes, México, D.F.

Otaola, Simón. * La librería de Arana: historia y fantasía. Ilustraciones de Juan Renau, José de la Colina, López Cortés, Ras, Esplandín y del autor. [Nota de la solapa: Francisco Pina]. México: Colección Aquelarre, 1952. 466 p. En el colofón: Este libro se acabó de imprimir el día 15 de febrero de 1953, en los talleres de Imprenta Juan Pablos, Donato Guerra Nº 5.

Pina, Francisco. * Charles Chaplin: genio de la desventura y la ironía. México: Colección Aquelarre, 1952. 255 p. 18 h. de fot. En el colofón: Este libro se acabó de imprimir el día 15 de mayo de 1952, en los “Talleres Impresora Juan Pablos”, Donato Guerra número 5, México, D.F., y la edición consta de 1.000 ejemplares.

1953

Enríquez Calleja, Isidoro. * Las tres celdas de sor Juana. Prólogo de Luis Rius, ilustraciones de Elvira Gascón. México, D.F.: Colección Aquelarre, 1953. 134 p. En el colofón: Este libro se terminó de imprimir el día 26 de febrero de 1953, en los Talleres Gráficos de la Editorial Intercontinental, S.A., calle 13 Poniente Nº 262, Col. Sta. María Insurgentes, México, D.F.

Otaola, Simón. * Los tordos en el pirul. [Nota en la solapa Isidoro Enríquez Calleja]. México: Ediciones de la Colección Aquelarre, 1953. 350 p.

Renau, Juan. * Pasos y sombras: autopsia. Ilustraciones del autor. [Nota en la solapa: Francisco Pina]. México: Colección Aquelarre, 1953. En el colofón: Este libro se acabó de imprimir el día 27 de mayo de 1953, en los talleres de Impresora Juan Pablos, Donato Guerra, 5, México, D.F.

Sender, Ramón J. * Mosén Millán: novela. México: Colección Aquelarre, 1953. 87 p. En el colofón: Este libro se terminó de imprimir el día 6 de febrero de 1953, en los Talleres Gráficos de la Editorial Intercontinental, S.A., calle 13 Poniente Nº 262. Col. Sta. María Insurgentes, México, D.F.

1954

Sender, Ramón J. * Hipogrifo violento: novela. México: Colección Aquelarre, 1954. Talleres gráficos Editorial Intercontinental, S.A. 13 Poniente, 262, Col. Sta. María Insurgentes. México, D.F.

Sender, Ramón J. Ariadna: novela. México: Colección Aquelarre, 1955 [i.e. 1954]. En el colofón: 1954.

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Notas
Notas
1 Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Saberes conectados: redes de venta y circulación de impresos en España y Latinoamérica” (HAR2017-84335-P), financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad del Gobierno de España.
2 Conjuntamente con los cónsules y el personal diplomático, Fernando Torres Vivanco, Isidro Fabela, Gilberto Bosques, el general Francisco Aguilar, Mauricio Fresco, Luis I. Rodríguez y otros.
3 La Ley General de Población mexicana, de 24 de agosto de 1936, que determinaba el número anual máximo de extranjeros “asimilables” que podía acoger el país.
4 Carlos Martínez Martínez (Ambás, 1899 - Gijón, 1995) había sido alcalde de Gijón durante la Segunda República y diputado a Cortes. En esta obra describió todos los logros y éxitos alcanzados por sus compañeros transterrados en todos los ámbitos culturales y profesionales. Refugiado él mismo, Martínez publicó esta relación cuando estaban teniendo lugar los hechos, esto es, cuando se cumplían veinte años de la diáspora y ésta era una realidad y al mismo tiempo empezaba a ser historia.
5 Por orden de aparición en la obra: Editorial Séneca; E.D.I.A.P.S.A.; Ediciones pedagógicas y escolares; Estrella Editorial para la juventud; Editorial Nuestro Pueblo; Ediciones la Verónica; Atlante; Centauro; Grijalbo; Catalònia; Ediciones Alianza; Ediciones Libro Mex; Bajel; Queromont; Quetzal; Publicaciones americanas; Costa-Amic; Cima; Rex; Prometeo; Minerva; Carnea, y La Casa de España en México.
6 Es decir, con unos datos de lugar de edición, nombre de editorial y fecha de edición falsos. Aquellas editoriales no existían, en las direcciones postales no había ni imprenta ni editorial alguna y las fechas de edición que aparecen son probablemente inexactas o, por lo menos, dudosas. Los falsos pies de imprenta han existido desde antiguo, en este caso se utilizaron para burlar las disposiciones legales y de censura franquistas.
7 Son excepción los casos de la Editorial Atlante conservados en el Fondo Estanislau Ruiz y Ponsetí (Giralt, 2006) de la Biblioteca del Pabellón de la República de la Universidad de Barcelona, los materiales conservados de Hermós Plaja y Carmen Sans en la Biblioteca Pública Arús de Barcelona y la documentación de Séneca en el archivo y biblioteca del Ateneo Español de México.
8 José de la Colina (Santander, 1934) fue uno de los tertulianos más jóvenes de Aquelarre.
9 De José Ramón Arana pudimos recuperar la ficha con la información de llegada en el Registro Nacional de Extranjeros en México (Figura 1), a partir del Portal Movimientos Migratorios Iberoamericanos. <http://pares.mcu.es/MovimientosMigratorios/viewer2Controller.form?nid=4555&accion=4&pila=true>. No lo logramos con la ficha de Simón Otaola.
10 Unos hombres: retratos (1950); La librería de Arana: historia y fantasía (1952); Los tordos en el pirul (1953), El lugar ése…, tres relatos (1957); El cortejo (1963); De acuerdo: te hablaré de Petrita (1969); Tiempo de recordar (1978).
11 Al final de su vida, y ya de regreso del exilio, estos recuerdos los recogerá en una novela autobiográfica José Ramón Arana: Can Girona (1973).
12 Hemos localizado un tal José Corzo González, tipógrafo llegado a México refugiado para el mes de julio de 1939 <http://pares.mcu.es/MovimientosMigratorios/viewer2Controller.form?nid=24031&accion=4&pila=true> y también un Jesús Corzo González llegado el mismo 1939 a bordo del Mexique el mismo día mes y año: <http://victimasguerracivilespaniola.blogspot.mx/2010/03/listado-espanoles-llegados-mexico-bordo.html>.
13 Se conserva testimonio del paso de Francisco Rivero Gil, dibujante de 42 años, por la República Dominicana en 1940: <http://pares.mcu.es/MovimientosMigratorios/detalle.form?nid=297> La etapa anterior al exilio es analizada detalladamente en la tesis de Southard (2012), ofreciendo información de los proyectos editoriales desarrollados por este original dibujante y cartelista.
14 “Simón Otaola Oyarzábal (1907-1980), ‘Ota’ para los amigos, narró con mucho gracejo en La librería de Arana la historia de la tertulia del Aquelarre, cuyo nacimiento puede fecharse con exactitud el 17 de diciembre de 1949 alrededor de una olla de callos (en las cocinas del Ateneo Español de México) y formada fundamentalmente por exiliados españoles...” (Mengual, 2014).
15 Ningún título de los relacionados fue editado, que nosotros hayamos podido averiguar, en otra editorial.
Notas de autor

Contato:agusti@ub.eduContato:pedrorueda@ub.edu


Figura 1
Ficha de José Arana Alcrudo Registro Nacional de Extranjeros en México
Fuente: Portal Movimientos Migratorios Iberoamericanos

Figura 2
José Ramón Arana (pseud. de José Ruiz Borau). A tu sombra: poemas. México: Ediciones Medea, 1942.
Fuente: Biblioteca Jorge Luis Borges del Instituto Cervantes de Nueva York.

Figura 3
Logotipo de la portada de las Ediciones Corzo.
Fuente: Biblioteca del Ateneo Español de México

Figura 4
Simón Otaola (1950): Unos hombres: retratos. México: Ediciones Corzo, 1950. 206 p. (Colección Aquelarre).
Fuente: Biblioteca del Ateneo Español de México.

Figura 5
Logotipo de las cubiertas de las ediciones de la Colección Aquelarre.
Fuente: Biblioteca del Ateneo Español de México.

Figura 6
Luis Carretero y Nieva. Las nacionalidades españolas. Edición ampliada y anotada por Anselmo Carretero y Jiménez. Prólogo de Pedro Bosch-Gimpera. México: Colección Aquelarre, 1952.
Fuente: Biblioteca del Ateneo Español de México.

Figura 7
Logotipo de las portadas de las ediciones de la Colección Aquelarre.
Fuente: Ramón J. Sender, Mosén Millán: novela. México: Colección Aquelarre, 1953.
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