Resumen: La investigación tuvo como objetivo principal buscar cómo influye el proceso sistémico con el enfoque de enseñanza y aprendizaje, en la inclusión laboral de los egresados de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán. Para lograrlo, se desarrolló el estudio en base a tipo descriptivo explicativo, bajo un diseño no experimental, correlacional y de tipo transversal, para lo cual se trabajó con una población de 121 egresados y la muestra estuvo constituida por 37 egresados de los años 2016 y 2017, siendo del tipo no probabilístico, los cuales se construyeron dos cuestionarios, un cuestionario para medir la variable proceso sistemático de enseñanza-aprendizaje, otro cuestionario para medir la variable oportunidad de inserción laboral, todo ello para calificar el nivel de influencia. Para evaluar la hipótesis se aplicó la prueba Ro de Sperman. A raíz de ello nuestros resultados confirmaron la hipótesis de estudio, demostrando que el proceso sistémico de enseñanza-aprendizaje muestra una relación significativa con la inserción laboral y que existe influencia positiva entre ambas variables. Llegando a la conclusión que ejercer un proceso sistémico en la enseñanza y aprendizaje genera oportunidad en la inclusión laboral.
Palabras clave:formación profesionalformación profesional,competenciascompetencias,metodología de enseñanzametodología de enseñanza,mercado laboralmercado laboral.
Abstract: The main objective of the research was to find out how the systemic process influences with the teaching and learning approach, in the labor inclusion of graduates of the Faculty of Law of the National University Hermilio Valdizán. To achieve this, the study was developed based on a descriptive explanatory type, under a non-experimental, correlational and cross-sectional design, for which we worked with a population of 121 graduates and the sample consisted of 37 graduates from the years 2016 and 2017, being of the non-probabilistic type, which were constructed two questionnaires, a questionnaire to measure the systematic teaching-learning process variable, another questionnaire to measure the job placement opportunity variable, all to qualify the level of influence. Sperman's Ro test was applied to evaluate the hypothesis. As a result, our results confirmed the study hypothesis, showing that the systemic teaching-learning process shows a significant relationship with job placement and that there is a positive influence between both variables. Reaching the conclusion that exercising a systemic process in teaching and learning generates opportunity in labor inclusion.
Keywords: vocational training, competencies, teaching methodology, labor market.
Artículo
El modelo sistémico de aprendizaje y enseñanza, como apoyo en la inserción laboral
The systemic model of learning and teaching, as support in the labor insertion
Recepción: 18 Octubre 2020
Aprobación: 27 Enero 2021
La educación en sus diferentes rubros determinan un modelo educativo de cada persona en su ejercicio profesional, y es definido como el proceso de interpretar, evaluar y analizar nuevos conocimientos para generar críticas con su entorno, donde se analiza el nivel de competencias tanto genéricas como específicas, correspondientes a cada perfil profesional, inmersos en la organización universitaria, a fin de desarrollarlas, y el producto de los conocimientos obtenidos transferirlos, compartiéndolos para que sirvan de utilidad entre los usufructuarios de la gestión de conocimientos. De este modo, el sistema de educación responde al encargo social de formar ciudadanos útiles, en correspondencia con los valores que predominan en la sociedad, el perfil del egresado y las competencias que este debe lograr (Salas, 1999). Por lo que es necesario enfatizar en los cambios que se necesitan introducir para fortalecer la excelencia, calidad, mejora continua, eficiencia y la competencia de los estudiantes; a fin que logren su inserción laboral efectiva, tomando en consideración los cambios inmediatos exigidos por el mismo profesional y la sociedad (Mano y Moro, 2009).
El futuro de la universidades está ligado estrecha-mente al desenvolvimiento y desarrollo de capacidades para promover, incentivar y consolidar cambios conceptuales capaces de satisfacer las urgentes demandas de la sociedad (Pinos, 2013). La educación constituye uno de los instrumentos más poderosos para generar estas transformaciones. El reto es aún más grande cuando se conoce que la globalización impone a los futuros egresados nuevas exigencias de conocimientos, nuevas tecnologías, costumbres y lenguas, por lo que es importante que éstos, asuman un compromiso que vayan más allá de su propio entorno geográfico, contribuyendo de alguna manera a minimizar los grandes desequilibrios que se presentan en la sociedad (Calderón, 1995).
Uno de los fines de la universidad, según la Ley 30220 (2014), es «promover el desarrollo humano y sostenible en el ámbito local, regional, nacional y mundial» (p. 7), como también lo señala Bernal (2006): «la educación, la ciencia y la tecnología desempeñan una función crítica en la construcción de una nación» (p. 5). Por ello, la educación que se imparte a través del sistema escolar requiere cambios profundos e integrales en todos los órdenes (Torres, 2003). No cabe duda que la universidad ha experimentado una verdadera revolución al incorporar entre sus objetivos la formación para la inserción laboral. La Educación Superior ha contemplado, desde siempre, la formación de profesionales; no obstante, su fin no estaba orientado a la preparación para insertarse y permanecer en el mundo laboral. Tampoco, se prestaba especial importancia al seguimiento laboral de sus egresados, cuánto tardaban en su inserción laboral y si el puesto obtenido correspondía con la cualificación adquirida. Las universidades certificaban una cualificación profesional, conocimientos adquiridos, pero no se preocupaban del seguimiento de sus egresados, ni de su capacidad de incorporarse al mundo laboral. Actualmente, los sistemas educativos siguen mostrando deficiencias a la hora de proporcionar las capacidades adecuadas para la inserción profesional, y «no funcionan adecuadamente con las empresas o los empleadores en lo que respecta a acercar la experiencia educativa a la realidad del entorno laboral» (Franke, 2016, p. 4).
Ante un mundo en constante cambio, la Educación Superior debe ser consciente del aumento de la demanda de competencias cognitivas e interper-sonales, y de competencias de mayor nivel en general. Se requiere de un trabajo articulado entre los gobiernos y las empresas para «recopilar evidencias sobre la demanda de competencias, presentes y futuras, con las cuales elaborar programas de estudio actualizados y brindar información para los sistemas de educación y formación» (OCDE, 2012, p. 2). En este sentido, la enseñanza-aprendizaje desde el contexto universitario, debe proyectarse desde su espacio misional, que incluye su diseño, ejecución, evaluación y orientar sus resultados a lo personal y profesional para el mundo laboral (Rochina, Ortiz y Paguay, 2020), buscando trasmitir en ellos un conocimiento, en función de las asignaturas, que forman parte del currículo profesional de determi-nadas carreras universitarias (Flores, 2019). Los hallazgos de Pamplona, et al. (2019) señalan que «las estrategias de enseñanza orientadas por el docente configuran en gran medida el aprendizaje y la relación que establece el estudiante con los contenidos y temáticas que le permiten generar conocimientos a lo largo de su vida». De esta manera, se debe profundizar en las competencias generales y específicas asociadas al aprendizaje sistémico, articulando los contenidos curriculares con las exigencias del contexto laboral para la adecuada inserción de los futuros profesionales (Tagle, et al., 2017).
Dentro de este contexto, diversos estudios (Amador, 1996; Brunello & Checchi 2007; Figuera, 1996; Hanushek, et al., 2011) afirman que el binomio formación-empleo debe corresponder con la formación que requiere un puesto de trabajo y la que debe ofrecer un centro universitario, además, el marco curricular de cada titulación debe tener en cuenta el perfil profesional que pretende cada ciclo formativo. Las investigaciones sobre inserción laboral de los egresados universitarios se han multiplicado en los últimos años. Además de elaborar una conceptualización teórica del concepto de inserción, se siguen estudiado diferentes aspectos de la transición a la vida activa: itinerarios, representaciones de la inserción, utilización de técnicas de búsqueda de empleo y estrés de desempleados (Lobato, 2001).
En este sentido, el estudio propone determinar si el proceso sistémico de enseñanza - aprendizaje, influye en la inserción laboral de los egresados; ya que resulta necesario analizar los diferentes aspectos que forman parte de la realidad laboral de los graduados universitarios para orientar a los estudiantes y poner en marcha acciones que permitan optimizar la inserción laboral. La investigación plantea como hipótesis que el proceso sistémico de enseñanza y aprendizaje, influye en la oportunidad de inclusión laboral de los egresados, siendo de vital importancia porque permitirá a los estudiados en la calidad de la educación universitaria y entusiastas de la acreditación universitaria; disponer de un referido sobre la relación entre estas variables, en el contexto de los egresados de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán, impulsando a la adopción de medidas necesarias que permitan gestionar el proceso de enseñanza aprendizaje como un modelo sistémico para destrabar las limitaciones que afronta la Facultad.
Modelo sistémico de enseñanza aprendizaje Desde que Bertalanffy (1959; 1976) formulara la Teoría General de Sistemas, se buscó explicar las teorías sobre el estudio de prodigios naturales y sociales, como psicológicos, administrativos, educativos y tecnológicos; debiendo tomar consciencia de que vivimos en un mundo de sistemas en todos sus niveles. Se presenta como una forma sistemática y científica de aproximación y representación de la realidad y, al mismo tiempo, como una orientación hacia una práctica estimulante para formas de trabajo transdisciplinarias (Arnol y Osorio, 1998). Se considera el empleo del enfoque sistémico o teoría de los sistemas como métodos de difícil explicación y argumentación en su uso (De la Peña y Velásquez, 2018).
El nuevo enfoque en escena de la Teoría General de los Sistemas, supuso un cambio de paradigma en cuanto reconocía la imposibilidad de comprender un sistema sin analizarlo como un todo y no sólo como un conjunto de partes individuales (Peralta, 2016). Esta teoría aglutina diversos campos de conocimiento que insisten en la conveniencia de adoptar nuevos modelos teóricos, metodológicos y, por ende, una nueva epistemología, que permita a la comunidad científica elaborar teorías más ajustadas de la realidad que posibilite, al mismo tiempo, diseñar y poner en prácticas modelos de intervención –social, sanitaria, educativa, política, económica, ambiental, cultural, más eficaces que ayuden a pilotar y regular las acciones individuales y colectivas (Luhmann, 1996). En este contexto, y desde el escenario educativo, implica una línea consciente y sistémica en el proceso de enseñanza y aprendizaje en una línea cognitiva, metacognitiva y socioafectiva; que contribuye a incrementar el nivel teórico-metodológico de los involucrados y, como resultado, la eficiencia de los procesos de inducción de la destreza profesional en la especialidad; así también la mejora de la personalidad de los estudiantes, con la guía y control de su actividad teórica y práctica, de las relaciones dinámicas con otras actividades epistémicas y las habilidades de aprendizaje, con un alto componente juicioso que permite nivelar el procesamiento y manejo de la información que consiguen para el logro de las tareas, tanto inmersos en la actividad de estudio como también de la práctica profesional logrando su desarrollo profesional (Colom y Melich, 1994).
La aplicación de la teoría de sistemas al conocimiento pedagógico ha posibilitado el desarrollo del discurso educativo al margen de las regiones axiológicas y culturales, y en consecuencia, ha logrado la abertura de la posibilidad cientificista de la educación. De ahí, que el enfoque de sistemas aplicado a la educación se haya visto idóneo para construir una verdadera Teoría de la Educación (Castillejo y Colom, 1987). Los valores epistémicos que motivan esta reforma del pensamiento en el campo educativo son (De Rosnay, 1996), entre otros, los siguientes: (a)conocer para hacer; es decir, combinar los conocimientos teóricos con los de acción; (b)conocer para innovar; o lo que es igual, conocer para crear nuevos conocimientos, más allá del saber técnico-aplicacionista; (c) conocer para repensar lo conocido o pensado; es decir, epistemologizar el conocimiento, poner a prueba las categorías conceptuales con las que el científico trabaja para hacer inteligible o manipulable la realidad que se desea estudiar o sobre la que se desea intervenir.
De acuerdo con Lara (1990), las tres características principales que posee el pensamiento de sistemas son: ser holístico, transdisciplinario y dinámico. De esta manera, este enfoque posibilita plantear conocimientos acerca de los objetos pedagógicos, partiendo de la premisa de que los sistemas están formados por comunicaciones; por tanto, el sistema educativo se presentará como un sistema de comunicación; su método educativo, las estrategias, los medios pedagógicos y el aprendizaje, se vislumbran como una capacidad comunicativa del docente, reforzados por la condición del aprendizaje, los objetivos educativos y la organización del espacio escolar. Entonces, el proceso sistémico de enseñanza – aprendizaje muestra diversas trayectorias educacionales, siendo el contenido de la enseñanza el componente del proceso docente-educativo que representa las bases o fundamentos de cualquier campo de la cultura, determinado por los objetivos y concretado en el programa analítico de cada asignatura (Álvarez, 2006).
Por lo expuesto, la educación del futuro tendrá que modificar sus contenidos, sus aportes curriculares, ya que al transformarse las condiciones del saber se transforma también el saber mismo. En consecuencia, la transmisión de contenidos educativos se asentará en la metodología que permite la enseñanza y aprendizaje dentro de un modelo sistémico estructural, que favorece una visión integradora del hecho materia de investigación, capaz de relacionar a las partes en una totalidad y apreciar cómo viene evolucionando con el ambiente. (Toffler, 1990; 1991). En este caso, se debe hacer énfasis en proporcionar una enseñanza constructiva, desarrolladora entre los estudiantes a partir de esta aplicación del modelo teórico sistémico estructural funcional (Rivera, et al., 2006), con base en el proceso de enseñanza y aprendizaje en el contexto sociocultural y educativo de Huánuco.
Inserción laboral La inserción laboral es un concepto complejo íntimamente relacionado con la vida de las personas y las circunstancias que les rodean (Campos, 2010); abarca un ámbito de desarrollo interpersonal que facilita los contactos y la incorporación a redes, a la vez que permite participar en acciones colectivas (CEPAL/OIJ, 2006). Es un factor decisivo en su calidad de pauta cultural preponderante, y también como aspiración individual de la inmensa mayoría de los jóvenes (Hopenhayn, 2004). En este sentido, la inserción laboral se define como la incorporación a la actividad económica de los individuos; proceso que no finaliza con la consecución del empleo, sino que debe conllevar una situación de cierta estabilidad o permanencia en la ocupación obtenida (Rodríguez, 2013). Dicho proceso coincide en múltiples casos con la etapa de la juventud y viene a consistir en una «transición social que va de posiciones del sistema educativo y de la familia de origen hacia posiciones del mercado de trabajo y de independización familiar» (García y Gutiérrez, 1996, p. 269).
Es un tema de enorme trascendencia en las sociedades modernas (Benítez, 2014), por cuanto abarca una serie de procesos que le permiten al egresado iniciar el ejercicio de una actividad profesional estable, con lo cual va adquiriendo los conocimientos y experiencias necesarias para ejercer su vida profesional, en el marco de procedimientos que regulan su campo de actividad. De acuerdo a García y Gutiérrez (1996), la inser-ción laboral presenta las siguientes características:
Constituye un magnifico observatorio de los procesos de generación de la desigualdad socioeconómica.
Los logros de estatus de las primeras etapas de la vida laboral están muy cercanos temporalmente de los factores a los que se les supone una influencia mayor, como el origen familiar o el nivel educativo, por lo que la observación de esa influencia puede ser más precisa.
En el proceso de inserción laboral inicial y su permanencia, suceden cambios de percepción de las funciones de la carrera, producto de la movilidad socioeconómica.
El análisis de unas y de otras (primeras posiciones y movilidad inicial) genera visualizar con mayor objetividad las desigualdades en el acceso al campo laboral.
Peralta (2015), señala que los factores que determinan la inserción laboral se vinculan al perfil de egreso que incluye información socio-demográfica básica, antecedentes educativos, otros estudios realizados, y toda información que permite conocer la procedencia del solicitante de empleo. También se encuentran los factores vinculados al mercado de trabajo, relacionado con la experiencia laboral del que pretende insertarse al mercado, ya que quienes presentan mayor experiencia tienen más posibilidades de inserción; y los factores relacionados a la institución de formación, hoy en día se considera si la Universidad de procedencia está licenciada, pues de ese modo tiene las credenciales de haber sido formado bajo estándares de calidad.
Por lo señalado, la labor docente que desarrolla la Universidad debe buscar la formación intelectual de los ciudadanos y la preparación de profesionales para su posterior incorporación al mercado de trabajo (Goñi, 2000). Pero esta incorporación, unida a la formación teórica que se suele dar en la universidad, hace que los estudiantes tengan que formarse por su cuenta en el difícil tránsito a ese ámbito laboral. A ello se suma la falta de trabajo, algo que se observa de forma generalizada y que es característico del mundo contemporáneo. En el debate académico y político se han abordado varias explicaciones de las dificultades que enfrenta la inserción laboral juvenil. En cuanto a la oferta, destaca la hipótesis de que los sistemas educativos y de capacitación no preparan adecuadamente a los jóvenes para el mundo laboral (Cacciamali, 2005; Diez de Medina, 2001; O'Higgins, 2001; Fawcett, 2002; Tokman, 2003; Weller, 2003), por ello, «los análisis prospectivos sobre las necesidades de formación y adecuación a la dinámica laboral prevén que la inserción laboral requerirá de niveles cada vez más elevados de capacitación profesional» (Romero & Núñez, 2014, p. 66).
El empleo es el que define la situación de inserción. «Las actuales políticas activas de empleo constituyen uno de los pilares fundamentales del funcionamiento del mercado de trabajo, contribuyendo a la creación de trabajo y facilitando la inserción de los desempleados, entre ellos, los graduados universitarios» (Santos y García, 2017, p. 290). «El desempleo y, aún más, el avance de la precariedad y la informalidad laboral son desde hace décadas problemáticas que afectan el conjunto de los trabajadores y particularmente al sector poblacional joven» (Fridman y Otero, 2020, p. 47). Cavieres, et al., (2020) señalan que la «exclusión social y laboral de los jóvenes no es una elección, sino más bien el resultado de una posición periférica en la estructura social» (p. 70); entonces, estos nuevos egresados deben desarrollar estrategias de subsistencia, constituyendo una situación compleja de difusión de límites, incluso éticos y legales.
Ante este contexto, surge la exigencia dentro de las Universidades de planificar sus propuestas de formación, inicial y permanente, desde los estudios de inserción laboral, analizar qué profesionales necesita la sociedad, qué tipo de competencias y qué conocimientos requieren, desarrollar aquellas competencias con las que cada estudiante será capaz, a lo largo de su trayectoria vital y laboral, de buscar y permanecer en el mejor empleo posible, así como fomentar la necesidad de una inversión en su trayectoria profesional como exigencia para la empleabilidad.
La investigación se realizó en el ámbito de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán de la ciudad de Huánuco. Fue de tipo aplicada (Hernández, 2006), con un nivel explicativo, diseño no experimental, correlacional y transversal, ya que se recolectaron los datos en un determinado tiempo. Al respecto, Hernández, et al. (2014) articulan que los diseños no experimentales se realizan sin manipular deliberadamente las variables.
La población, entendida como el conjunto de todos los elementos que conforman parte del espacio territorial al que pertenece el problema de investigación (Carrasco, 2013), estuvo constituida por 121 egresados de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. La muestra estuvo representada por 37 egresados de los años 2016 (16 egresados) y 2017 (21 egresados), constituyendo el 30% de la población. Fue seleccionada por muestreo no probabilístico de tipo intencional, tomando como criterio la disposición de colaboración de los sujetos a encuestar.
Para la recolección de los datos se utilizó la técnica de la encuesta, aplicando dos cuestionarios. Se encuestó a 37 egresados, de acuerdo al variable independiente “Proceso Sistémico de enseñanza-aprendizaje”, con tres dimensiones distribuidas en un cuestionario con 14 ítems y la segunda variable dependiente “Oportunidad de inserción laboral” con una dimensión con un total de 16 ítems. Los instrumentos fueron validados a juicio de cinco (05) expertos. Para establecer su confiabilidad se aplicó una prueba piloto a un grupo de los egresados de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, cuyas características eran similares a la población examinada. Los puntajes obtenidos fueron examinados mediante el coeficiente del alfa de Cronbach, obteniendo el nivel de confiabilidad de 0,841 para el cuestionario de Proceso Sistémico de Enseñanza – Aprendizaje y 0.872 para el cuestionario Oportunidad de inserción laboral, siendo catalogados como buenos.
Para la recolección de información se revisaron y clasificaron los datos para probar su integridad. Para el análisis descriptivo e interpretación de datos, se realizó el análisis de cada una de las variables enfocados en la dispersión de variables. Así mismo, el análisis inferencial, fue abordado mediante el coeficiente de correlación de Rho de Spearman, para medir la relación entre las variables. Se tuvo una significación de 0,05. Finalmente, para el procesamiento de los datos se utilizó el paquete estadístico SPSS-22 (Guillen & Sánchez, 2015) y el Programa Microsoft Excel 2013.
Los resultados de la variable Proceso sistémico de enseñanza aprendizaje, muestran que 67,5% de los egresados encuestados percibieron un nivel suficiente y completo durante el proceso sistémico de enseñanza aprendizaje en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de las UNHEVAL. Esto responde a que en la dimensión proceso de enseñanza-aprendizaje con criterio lógico y andragógico el 59% de los encuestados manifestaron que percibieron el nivel suficiente por lo cual se debe tener en cuenta el manejo de técnicas de didácticas y planes de enseñanza-aprendizaje debidamente estructurados. En la dimensión efectividad en la asimilación de conocimientos el 54% de los egresados encuestados manifestaron contar con un nivel suficiente durante el proceso sistemático de enseñanza y respecto a la dimensión Disposición del estudiante para el trabajo y la vida profesional el 67% manifiestan un nivel suficiente, porque los egresados desarrollan el aprendizaje autónomo, muestran atención y estimulación para el aprendizaje.
En cuanto a la variable Oportunidad de inserción laboral: el 57% de los egresados mencionaron que la inserción laboral es regular y el 13,51% se encuentran en una alta inserción laboral en la carrera, es decir, que todos los indicadores laborales evaluados arrojan resultados ventajosos y satisfactorios. Al respecto, el 51,35% manifes-taron que su primer empleo remunerado estuvo vinculado a la carrera profesional, durando entre 1 y dos años y para un 29,73% su primer empleo duró más de dos años. Asimismo, el 18,92% manifes-taron que el medio por el cual lograron conseguir su primer empleo relacionado a su carrera fue por contactos personales, el 67,57% fue por redes sociales y el 13,51% por medio de la bolsa de trabajo. Entre las principales dificultades para conseguir el primer empleo relacionado con su carrera profesional, para un 8,11% fue no cumplir con los requisitos del perfil, el 27.03% fue por poca oferta de trabajo, el 32,43% porque el salario ofrecido no cumplía con sus expectativas, y el 32,43% manifestaron no haber tenido dificultades para conseguir su primer empleo relacionado con su carrera profesional.
Los cargos ocupados en este primer empleo fueron practicante (13.51%), técnico (16.22%), asistente (67.57%) y cargo de profesional (2.7%). Actualmente, el 24,32% no se encuentra laborando, el 37,84% actualmente cuenta con un trabajo que no está relacionado a la carrera profesional, sólo el 37,84% tiene actualmente un trabajo que sí está relacionado a su carrera. El 2,70% manifestaron que la principal dificultad que ha tenido para conseguir un mejor empleo es por la insuficiente formación o actualización, el 32,43% es por las pocas oportunidades de mejores trabajos y el 64,66% no tienen dificultades para conseguir un mejor empleo. La respuesta a la empleabilidad de los titulados de las instituciones de Educación Superior muestra una baja capacidad de empleabilidad debido, principalmente a la escasa adaptación a los perfiles profesionales demandados por la sociedad (Mora, 2002) y al escaso interés por autoemplearse (Quiroz y Aguilar, 2014). «Actualmente, las universidades están sufriendo una presión considerable para, ofrecer al alumno lo que busca: la mejora de su empleabilidad» (Caballero et al., 2014, p. 25).
Al realizar la prueba de hipótesis (tabla 1) , se obtuvo que como el nivel de significancia es menor que 0,05 (0,000 <0,05) se rechaza la hipótesis nula y se acepta la hipótesis alternativa, luego se puede concluir que a un nivel de significancia de 0,05 el proceso sistémico de enseñanza - aprendizaje, influye en la oportunidad de inserción laboral de los egresados de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán, donde el coeficiente de correlación de Spearman, muestra que existe correlación positiva alta entre las dos variables y es estadísticamente muy significativo (r=0,878**, p=0.000<0.05)
Al establecer la influencia del uso de un proceso de enseñanza aprendizaje con criterio lógico y andragógico, con la oportunidad de inserción laboral, los resultados muestran a un nivel de significancia de 0,05 que sí existe influencia, ya que el coeficiente de correlación de Spearman, muestra que existe correlación positiva moderada entre las dos variables y es estadísticamente muy significativo (r=0,618**, p=0.000<0.05). La formación del pensamiento lógico en los estudiantes es indispensable para que puedan desarrollar el estudio y el trabajo independiente, así como organizar adecuadamente su actividad intelectual. Esto se logra ayudando a los estudiantes a adquirir determinadas habilidades, que indudablemente lo prepararán para la vida y los capacitarán para ser más eficientes en su trabajo futuro (Danilov, 2008).
Asimismo, a un nivel de significancia de 0,05, se pudo demostrar que la efectividad en la asimilación de los conocimientos, desarrollo de habilidades y formación de convicción, influye en la oportunidad de inserción laboral, ya que el coeficiente de correlación de Spearman, muestra que existe correlación positiva alta entre las dos variables y es estadísticamente muy significativo (r=0,779**, p=0.000<0.05). Se requiere que las universidades asuman acciones específicas para formar en competencias para la empleabilidad que respondan a las demandas sociales, lo cual implica mejoras en la calidad de estas instituciones y de un mayor compromiso para la dotación de competencias laborales y la predisposición hacia el trabajo remunerado (Gallardo, 2006). Esto implica también «que el estudiante aprenda competencias genéricas que le asistan a conseguir y mantener un empleo, habilidades de comunicación y otras para afrontar una entrevista, o el desarrollo de un proyecto empresarial propio, como alternativa laboral» (Foncubierta & González, 2016, p. 203) ya que se ha demostrado que la velocidad con la que los graduados aprenden a desarrollar su trabajo depende del nivel y del tipo de competencias adquiridas en la educación formal.
Sobre la influencia de la disposición del estudiante para el trabajo y la vida profesional sobre la oportunidad de inserción laboral, los resultados del coeficiente de correlación de Spearman permiten evidenciar a un nivel de significancia de 0,05 que existe correlación positiva alta entre las dos variables y es estadísticamente muy significativo (r=0,765**, p=0.000<0.05). Las habilidades de comunicación e interpersonal, unido a una alta disposición al trabajo son muy importantes cuando se postula a puestos laborales (Manrique, et al., 2018) y las empresas empleadoras exigen el desarrollo de habilidades blandas para una adecuada inserción laboral de los candidatos universitarios (Silva, 2016), existiendo asociación entre estas habilidades con el nivel de empleo de los egresados en las universidades peruanas (Cruzado, 2019); de allí que se resalte la importancia de la educación y formación tanto para el empleo como para el fomento de los valores fundamentales (Franke, 2016).
Resultados similares se reflejan en los estudios de Córdova (2017) quien al investigar sobre la formación profesional y la inserción laboral de los egresados universitarios encontró una correlación estadística positiva pero débil, especialmente entre el perfil profesional y la inserción laboral. Se halló una valoración media o regular de la formación profesional, específicamente del perfil profesional y plan de estudios, siendo muy aceptable y se refleja en sus conocimientos, habilidades y competencias profesionales. Igualmente, la inserción laboral de los egresados muestra valoraciones medias a altas, indicando que la mayor parte de los egresados se encuentran incorporados satisfactoriamente en el mercado laboral local.
En el mismo orden de ideas, los hallazgos de Morza (2007) concluyen que la situación laboral de los egresados universitarios es buena, con altos porcentajes de ocupación (86%), lo cual les permite ejercer su profesión y encontrarse empleados en su campo ocupacional. No obstante, aún persisten grupos de egresados que no ocupan las plazas deseadas en correspondencia con su perfil profesional (Salgado, 2005; Mungaray, 2001). La situación del egresado en la universidad en el mercado de trabajo es mucho más compleja y la revisión de los estudios muestra una ausencia de consenso en torno a los elementos que deben definir la calidad de la inserción del universitario (Figuera, 1996).
De esta forma, en cuanto a la contratación de jóvenes, se piensa que su productividad es menor al estar limitada por su falta de experiencia, lo cual puede reducir el nivel de empleo juvenil. Otras regulaciones, orientadas a proteger a los trabajadores que tienen empleo, tenderían a bloquear el acceso a los puestos de trabajo de los sin empleo, entre ellos, los jóvenes (Weller, 2007). Por otra parte, el abuso de ciertos mecanismos contractuales y el incumplimiento de las leyes laborales también pueden darse en un contexto más formal, lo que empeora las características de la inserción laboral juvenil y limita sus futuras perspectivas (Weller, 2003).
Es imprescindible que las universidades trabajen en el desarrollo de nuevos modelos educativos y formas para hacer más efectiva la implementación de un currículo que generen en el egresado competencias genéricas y específicas para orientar el autoaprendizaje, la ética profesional y el emprendimiento que le permita ser eficiente y eficaz y posicionarse en el mercado profesional a nivel local, regional y nacional.
Para ello, es necesario que se estudien los procesos educativos de forma sistémica y estructurada, donde no se analice la acción docente por separado, sino que se integre a la historia de los aprendizajes del grupo y de cada alumno; lo cual implica una tarea en conjunto entre todos los actores del sistema universitario; con un proyecto en común orientado a la adquisición de conocimientos conceptuales, procedimentales (habilidades) y actitudinales, en forma integrada, ofreciendo al educando las herramientas necesarias para aprender a aprender, con la posibilidad de ir incorporando los avances científicos y tecnológicos que la sociedad moderna le brinda. Esto le permitirá una inserción laboral con bases sólidas dentro del mercado ocupacional que cada día se presenta más competitivo.
Se requiere, de igual manera, cimentar las bases de un nuevo enfoque que tienda a una labor integracionista de los aprendizajes, estimulando un espíritu crítico, que fomente la capacidad argumentativa, relacionando los temas con el contexto actual en pro de descubrir nuevas formas de resolución de problemas; ya que la vida en sí misma es una totalidad, aunque pueda ser estudiada en partes, solo con fines didácticos.
Finalmente, este estudio provee también un marco de referencia para investigaciones futuras que indaguen materias más específicas.
Fuente de financiamiento
La presente investigación estuvo financiado por los autores.
Contribución de los autores
Todos los autores participaron en todo el proceso de la investigación.
Conflicto de Interés
Declaramos no tener conflicto de interés.
Revista de Investigación Valdizana: ISSN: 1995 - 445X
http://revistas.unheval.edu.pe/index.php/riv/article/view/798 (html)