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Multilateralidad en América Latina y el Caribe y el genocidio en Gaza
Multilateralism in Latin America and the Caribbean and the genocide in Gaza
Multilatéralité en Amérique Latine et les Caraïbes et le génocide à Gaza
Foro internacional, vol. LXIV, núm. 2, pp. 527-535, 2024
El Colegio de México A.C.

Sección especial: Latinoamérica ante la guerra contra Gaza

Éste parece ser el momento del Sur Global. La ofensiva israelí en la Franja de Gaza, que ha tenido ecos en Cisjordania y en Jerusalén oriental, demuestra la forma en que se sigue ensanchando la distancia entre los sistemas de valores entre el Norte y el Sur Global. Mientras buena parte de los Estados más poderosos del llamado G7 ha apoyado a Israel o, en algunos casos, han preferido el silencio a la condena, la mayor parte de los Estados de lo que antes fue el Tercer Mundo ha optado no sólo por denunciar lo que a todas luces constituye un genocidio aceitado en un apartheid y una limpieza étnica, sino por emprender acciones en el marco del derecho internacional. Dicho de otro modo, la inacción internacional que marcó para mal las tragedias humanitarias de Biafra, Ruanda, Srebrenica y Darfur ha servido de lección para que varios Estados no estén dispuestos a aceptar que se cometa semejante agresión.

La región de América Latina y el Caribe ha buscado protagonismo desde el comienzo de la crisis, pues buena parte de sus Estados ha procurado un equilibrio en sus relaciones con Israel y Palestina. Con contadas excepciones, casi todos los Estados tienen hoy relaciones diplomáticas con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) a la que reconocen un carácter estatal (salvo Paraguay) y varios han tratado en el pasado reciente de desempeñar un papel más activo en el Medio Oriente.

Esta dinámica ha coincidido en los últimos años con la creación o redefinición de varios espacios de concertación y cooperación regional que han servido para una proyección extrarregional latinoamericana, en especial en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), creada en 2010 como heredera del trabajo del Grupo de Río.

El objetivo central de este texto se arrojar luces sobre la forma en que el proceso de regionalización ha coincidido con picos de violencia en el Medio Oriente y la manera en que los latinoamericanos han intentado adoptar una postura que reivindique la multilateralidad y el derecho internacional.

El boom de la multilateralidad y un posicionamiento activo

Uno de los principales ejes de los gobiernos agrupados bajo la categoría de nueva izquierda latinoamericana (Pink Tie en el mundo anglosajón y Virage à gauche en el francófono) consistió en aprovechar la sintonía de intereses para consolidar un discurso de unidad regional que sobrepasara las lógicas comerciales que habían condicionado la regionalización, en particular, en la década de los noventa. Por eso, no fue extraño que se creara en 2004 la Alianza Bolivariana por los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que buscó mecanismos de compensación comercial con dos propósitos: esquivar el dólar en los intercambios para reducir la dependencia financiera de Estados Unidos y sacar a Cuba del aislamiento tras varias sanciones unilaterales impuestas por Washington. Cabe recordar que la adopción de las Leyes Torricelli y Helms Burton en la década de los noventa había robustecido el embargo. En pleno auge del ALBA a mediados de 2006, estalló la guerra de los 33 días entre Israel y la milicia libanesa chiita Hezbollah. Rápidamente, Hugo Chávez asumió una postura crítica frente a las acciones desmedidas de Tsahal, que atacó el sur del Líbano ocasionando daños en la infraestructura civil y la muerte de al menos 1200 civiles libaneses.1 En 2009, en otra de las violentas y desmesuradas ofensivas israelíes en Gaza que catalogó como “graves atrocidades en contra del pueblo palestino”, el gobierno venezolano tomó la decisión de romper relaciones diplomáticas con el israelí.

Sin embargo, la postura de buena parte de las instituciones regionales latinoamericanas fue siempre la de condenar la violencia de las partes con una grave omisión: presumiendo que se trataba de dos bandos, cuando en realidad contrastaba un ejército profesional en contra de una población desarmada. En 2012, frente a un nuevo pico de violencia, los jefes de Estado declararon “su firme condena a la violencia que se desarrolla entre Israel y Palestina […] manifiesten su preocupación por el uso desproporcionado de la fuerza”.2 A pesar de que resulta evidente que la desmesura fue atribuible a Tel Aviv, la declaración no lo hace de forma expresa, lo que es una muestra irrefutable del tabú, y de la sensibilidad y temor entre la dirigencia latinoamericana para condenar sin ambages la violencia israelí.

En 2014, en otra de las feroces ofensivas de Tsahal contra Gaza, la región volvió a mostrar su inconformiso y, por primera vez, parecía asomar un consenso regional para condenar la violencia y las violaciones flagrantes a los derechos humanos, esta vez evitando las fórmulas que sugerían la existencia de un conflicto y llamando la atención sobre el grado de responsabilidad de Israel. Evo Morales llamó a aquel país “Estado terrorista”; Cristina Fernández expresó su inquietud por la integridad de un sacerdote argentino en la zona y Brasil, Bolivia, El Salvador, Ecuador y Perú llamaron a consultas a sus embajadores israelís.3

Conservatismo latinoamericano y el péndulo ideológico que afecta Palestina

En 2015, con el cambio de gobierno en Argentina por el sorpresivo resultado que llevó a Mauricio Macri a la presidencia y la destitución por juicio político de Dilma Rousseff, se dio por terminado ese ciclo progresista y comenzó una hegemonía de gobiernos conservadores. El impacto sobre el multilateralismo fue inmediato y se notó en la congelación de actividades de la Celac, que se disponía, para 2017, a realizar una cumbre con la Unión Europea en territorio salvadoreño. Ésta fue una forma de presión contra Venezuela, en donde ese año se había disuelto de facto la Asamblea Nacional cuando Nicolás Maduro convocó a una Asamblea Nacional Constituyente que, insólitamente, jamás redactó una constitución, pero suplantó las funciones constitucionales del Legislativo.

Varios de esos gobiernos formaron el Grupo de Lima, iniciativa pactada en la toma de posesión de Pedro Pablo Kuczynski en Perú y que buscó aislar a Maduro mientras no hubiese un restablecimiento democrático pleno. El resultado fue que, en los años posteriores, el proceso de integración y concertación regional se vio condicionado por una polarización alrededor de Venezuela. La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), creada en 2008, fue casi que desmontada, pues más de la mitad de sus miembros anunció su retiro y posteriormente Brasil, bajo el mando de Jair Bolsonaro, se retiró de la Celac.

Producto de la influencia de estos conservadores, Luis Almagro consiguió la relección como secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 2020 y un año después, en un gesto de evidente simpatía ideológica, firmó de su puño y letra un comunicado inédito en el que se condenaba la violencia de Hamás contra la población civil israelí. Esto no hubiese sido llamativo de no ser porque no se expresó una sola alusión a las violaciones a los derechos humanos o infracciones al derecho internacional humanitario por parte de Israel. El documento cierra con un imperativo llamado a calificar el movimiento como terrorista.4

Históricamente, los países de América Latina y el Caribe en su mayoría han buscado tener buenas relaciones con Israel y Palestina pero, en el último tiempo, sobre todo desde el primer ciclo de gobiernos progresistas, la zona ha caído en una dinámica pendular en la que las administraciones de derecha se han esmerado por mostrar su apoyo a Tel Aviv en la medida en la que en casi todo Occidente el apoyo a la causa palestina suele recaer en las plataformas progresistas. Puede decirse que, ante el desplome del apoyo árabe a Palestina, ha sido la izquierda la que ha asumido la tarea de visibilizar esa causa. En América Latina ello ha sido evidente no sólo con el lazo histórico entre Cuba y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), sino en especial desde el ascenso de Chávez a finales de los noventa en Venezuela. Aunque sean muy distintas la izquierda que vivió durante y sobrevivió a la Guerra Fría respecto del progresismo, ambas comparten esa reivindicación. Valga recordar que los movimientos de liberación nacional en el llamado Medio Oriente, norte de África y en el África subsahariana solían tener un componente ideológico marxista, por eso no causa extrañeza el apoyo cubano a los palestinos expresados en la visita en 1959 -en pleno auge de la Revolución- de Ernesto Guevara a Gaza, cuando la OLP estaba en ciernes5 y, décadas más tarde, la sintonía de intereses cubano-palestinos expresada en el Movimiento de Países No Alineados.

En respuesta y en deliberado contraste, los gobiernos conservadores en años recientes llegaron incluso a apoyar el traslado de la sede diplomática de Tel Aviv a Jerusalén, iniciativa de Donald Trump imitada por el presidente guatemalteco Jimmy Morales. Jair Bolsonaro, en Brasil, hizo un anuncio similar cuando era candidato y, aunque durante su mandato fue aliado incondicional de Benjamín Netanyahu, no fue capaz de concretar el traslado de la misión diplomática pues buena parte de los países árabes, destino de las exportaciones de carne brasileñas (primer exportador de carnes halal en el mundo),6 amenazaron con un boicot, por lo que Bolsonaro terminó reculando. Eso sí, abrió una oficina comercial en Jerusalén para compensar el revés.

La denuncia del genocidio posoctubre 7 de 2023

La distancia entre Israel y los países latinoamericanos se ensanchó a partir de la violencia de octubre de 2023. Cuando fue evidente el genocidio en contra de la población palestina (no sólo a partir de los atentados injustificable de Hamás), buena parte de los países de la zona condenaron las acciones terroristas del grupo. Sin embargo, a posteriori, fueron subiendo el tono por la respuesta israelí, una vez más, desmesurada, pero en esta ocasión con agravantes inéditos, como el número inusitado de menores asesinados, la altísima cifra de desaparecidos, la utilización del hambre como arma de guerra (como no se había visto desde la crisis de Biafra en 1967) y la confirmación de un involucramiento de los colonos en la violencia contra la población palestina, no sólo en Gaza sino en Israel, Cisjordania y Jerusalén oriental.

Con la dramática situación de finales de 2023, América Latina volvió a revindicar el derecho internacional como derrotero de sus acciones. En virtud de lo anterior, varios Estados decidieron emprender acciones en el marco de la multilateralidad para expresar solidaridad con Palestina y exigir un alto al fuego en Gaza y la violencia subsecuente en el resto de los territorios ocupados.

La ofensiva israelí tomó a la región en plena recuperación de los espacios regionales debilitados por los gobiernos de derecha, pero sin haber podido revitalizarlos aún del todo. A esto se ha sumado la polarización por distintos asuntos subregionales, como la ausencia de relaciones plenas Colombia-Perú a raíz de las declaraciones del presidente colombiano que no reconoce a Dina Boluarte, tras la destitución de Pedro Castillo, y que terminó afectando el funcionamiento de la Comunidad Andina. También sobresale la tensa relación de Venezuela con algunos de sus vecinos en especial Guyana, por la disputa del Esequibo, revivida recientemente, o los duros cruces verbales entre Gustavo Petro y Javier Milei y Nayib Bukele. Dicho de otro modo, si bien se han reestablecido algunos circuitos multilaterales, la derecha, mientras fue hegemónica en la zona, instaló la tesis de que las buenas relaciones estaban afincadas en la sintonía ideológica. Eso ha hecho que gobiernos abiertamente opositores al progresismo sean incapaces hoy de condenar a Israel de forma expresa.

Por eso, en la cumbre de la Celac, llevada a cabo a comienzos de marzo de 2024 en San Vicente y las Granadinas, si bien se pidió un alto al fuego, no se llegó a un consenso para condenar a Israel, aunque había una mayoría representativa de Estados a favor. Argentina, bajo la presidencia de Javier Milei, quien ha tenido posturas de apoyo irrestricto a la ofensiva de Tel Aviv, brilló por su ausencia. Ante estos marcados disensos, la mejor opción ha sido el recurso directo al sistema de Naciones Unidas, por eso el apoyo de varios gobiernos, sobre todo de corte progresista, a la demanda interpuesta por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia que pedía medidas cautelares y, a la vez, una declaración formal de la violación de la Convención sobre Prevención y Sanción del Genocidio de 1948 por parte de Tel Aviv. Y, de igual forma, sobresalen los casos de Chile y México, que llevaron el caso a la Corte Penal Internacional (para juzgar a individuos); el primero, muy activo en el tema palestino. Valga recordar que más de medio millón de ascendentes de palestinos viven allí y Gabriel Boric ha sido un duro crítico de Israel, incluso cuando fue candidato se refirió a éste como “Estado genocida”.7 Ante los brutales bombardeos en la ciudad de Jenin al norte de Cisjordania, a mediados de 2023, tomó la decisión de retrasar el reconocimiento de credenciales al embajador israelí en Santiago. La postura de Brasil, Chile y México es muy reveladora sobre la manera en que iniciaron, al condenar la violencia de Hamás y mostrar solidaridad con Israel y después centrar sus declaraciones en la responsabilidad conforme el genocidio ganaba en flagrancia. Boric llegó a afirmar que “Gaza estaba peor que Berlín en 1945” y Luiz Inácio da Silva sentenció que no había antecedentes de una situación como la actual salvo, en el caso de “Hitler con los judíos”. Esto última le valió la declaratoria de persona non grata por las autoridades israelíes.8 En contraste, desde el inicio de la ofensiva, Gustavo Petro fue el más enérgico crítico y de forma permanente ha establecido paralelos entre el genocidio en contra de los judíos en la Segunda Guerra Mundial con la situación en Gaza. Paradójicamente, Israel no reaccionó de la misma forma que lo hizo con Lula, incluso Netanyahu le dirigió una carta a su homólogo colombiano pidiendo una intercesión indirecta (Irán, Catar, Turquía y el Comité Internacional de la Cruz Roja) para lograr la liberación de rehenes en manos de Hamás.

Lo anterior es muestra de una América Latina debilitada en sus espacios multilaterales, pero con el deseo expreso y permanente por la defensa del derecho internacional, del derecho internacional humanitario y del sistema de Naciones Unidas o, mejor, de lo que resta de éstos.

Bibliografía

Abu Sitta, Salman, “Che Guevara in Gaza: Palestine becomes a Global Cause”, The Palestine Chronicle, 21 de julio de 2015.

“Boric da por superado el impasse diplomático con Israel”, Associated Press, 18 de septiembre de 2022.

Daher, Aurélie, Le Hezbolah. Mobilisation et pouvoir, París, Presses Universitaires de France, 2014.

De Vega, Luis y Naiara Galarraga Gortázar, “Israel declara ‘persona non grata’ a Lula por comparar la guerra en Gaza con el Holocausto”, El País de España, 19 de febrero de 2024.

Kozak, Robert, “Gaza tensa las relaciones de América Latina con Iseael”, The Wall Street Journal, 1 de agosto de 2014, https://www.wsj.com/articles/SB10001424052702303635604580064160047835160

Lantos, Nicolás, “El Mercosur condenó la violencia en Medio Oriente”, Página12, 17 de noviembre de 2012, https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-251851-2014-07-30.html

Leclercq, Michel, “La viande halal vendue par Brésil, otage de la diplomatie de Bolsonaro”, Le Figaro, 29 de marzo de 2019.

Organización de Estados Americanos (OEA), Secretaría General, “Calificación de Hamás como organización terrorista por la Secretaría General de la OEA” (comunicado de prensa), Washington, OEA, 17 de mayo de 2021, https://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-051/21

Notas

1 Aurélie Daher, Le Hezbolah. Mobilisation et pouvoir, París, Presses Universitaires de France, 2014, p. 289.
2 Nicolás Lantos, “El Mercosur condenó la violencia en Medio Oriente”, Página 12, 17 de noviembre de 2012.
3 Robert Kozak, “Gaza tensa las relaciones de América Latina con Iseael”, The Wall Street Journal, 1 de agosto de 2014.
4 Organización de Estados Americanos (OEA), Secretaría General, “Calificación de Hamás como organización terrorista por la Secretaría General de la OEA” (comunicado de prensa), Washington, OEA, 17 de mayo de 2021.
5 Salman Abu Sitta, “Che Guevara in Gaza: Palestine becomes a Global Cause”, The Palestine Chronicle, 21 de julio de 2015.
6 Michel Leclercq, “La viande halal vendue par Brésil, otage de la diplomatie de Bolsonaro”, Le Figaro, 29 de marzo de 2019.
7Boric da por superado el impasse diplomático con Israel”, Associated Press, 18 de septiembre de 2022.
8 Luis de Vega y Naiara Galarraga Gortázar, “Israel declara ‘persona non grata’ a Lula por comparar la guerra en Gaza con el Holocausto”, El País de España, 19 de febrero de 2024.


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