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Sobre Cynthia E. Orozco, Pioneer of Mexican American Civil Rights. Alonso S. Perales
Carlos Heredia Zubieta
Carlos Heredia Zubieta
Sobre Cynthia E. Orozco, Pioneer of Mexican American Civil Rights. Alonso S. Perales
Historia mexicana, vol. LXXIV, núm. 2, pp. 966-969, 2024
El Colegio de México A.C., Centro de Estudios Históricos
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Reseñas

Sobre Cynthia E. Orozco, Pioneer of Mexican American Civil Rights. Alonso S. Perales

Carlos Heredia Zubieta
Centro de Investigación y Docencia Económicas, Mexico
Historia mexicana, vol. LXXIV, núm. 2, pp. 966-969, 2024
El Colegio de México A.C., Centro de Estudios Históricos
E. Orozco Cynthia. Pioneer of Mexican American Civil Rights. Alonso S. Perales. 2020. Houston, Texas. Arte Público Press. 537pp.. 978-155-885-896-1

La doctora Cynthia E. Orozco nos entrega una minuciosa investigación sobre Alonso S. Perales, pionero de la lucha por los derechos civiles de los mexicanoamericanos en Estados Unidos durante cuatro décadas, entre 1920 y 1960. La actividad de Perales como abogado, traductor, periodista, intelectual público y fundador de instituciones como la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), se desarrolló fundamentalmente en el estado de Texas y en la capital estadounidense, Washington D. C., y como diplomático en diversos países de América Latina.

La elaboración del libro fue posible gracias a una donación de la Fundación Summerlee. El prólogo es de Julián Castro, político texano de origen mexicano que ha sido alcalde de San Antonio, miembro del gabinete del presidente Barack Obama y precandidato del Partido Demócrata a presidente de Estados Unidos en 2020.

Perales es un personaje muy poco conocido en México, e incluso dentro de las propias comunidades hispanas o latinas. Quizá la más importante contribución del libro de Orozco es que pone en relieve la lucha por los derechos civiles de los mexicanoamericanos precisamente en un momento en que la democracia misma está en riesgo, como lo prueba el asalto al capitolio de una turba de partidarios del presidente Donald Trump el 6 de enero de 2021. La polarización económica, política, social y cultural en Estados Unidos alcanza niveles no vistos en el último siglo.

En 2022 se conmemora el bicentenario de las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos. En este marco, el libro de Orozco hace tres contribuciones fundamentales, que lo convierten en un referente indispensable para estos temas:

  1. 1. Orienta al lector, estadounidense o no, sobre los matices existentes en las definiciones de los términos mexicanoamericano y mexicano, que nunca han estado libres de controversia.
  2. 2. Destaca las contribuciones de Perales a las luchas de los hispanos, latinos y mexicanoamericanos por sus derechos civiles.
  3. 3. Proporciona un marco de referencia histórica indispensable para las actuales luchas de los mexicanoamericanos, lo que nutre el conocimiento sobre estas comunidades, todavía incipiente en Estados Unidos y casi inexistente en México. Orozco hila fino para abordar los matices de las relaciones entre mexicanoamericanos y mexicanos en Estados Unidos, un tema siempre complejo en ambos lados de la frontera. Por definición, los mexicanoamericanos son ciudadanos estadounidenses, mientras que los mexicanos no lo son, por lo cual las luchas por los derechos civiles no se extienden a los últimos de manera automática.

Hay una pregunta que tarde o temprano nos confronta a quienes nos interesamos en la historia de las comunidades mexicanas y mexicanoamericanas en Estados Unidos: ¿a qué se debe la distancia, ignorancia e incomprensión entre ambas? Salvo muy contadas y honrosas excepciones, en México no se estudia de manera sistemática la historia de los mexicoamericanos, ni su cultura, ni la evolución de su participación en la economía y en la política de Estados Unidos. La ausencia de un debate nacional mexicano sobre estos temas evidencia nuestras propias distancias internas como nación, así como la gravedad de nuestras deudas culturales.

En 2021 vivían en Estados Unidos 11.75 millones de personas nacidas en México. Adicionalmente, 26 millones de personas me xi ca no ame ri ca nas, que no nacieron en México pero son descendientes de padre o madre de origen mexicano. Ello nos da una comunidad de alrededor de 38 millones de personas, o de 62 millones si se incluyen todas las personas de origen hispano o latinoamericano que viven en Estados Unidos. Entre 1970 y 2020, en cinco décadas, la población de origen hispano en Estados Unidos se multiplicó de manera exponencial, pasando del 4.7% de la población total al 19%. En los dos estados con las mayores economías, el mayor peso electoral y la población más grande, California (40 millones de habitantes) y Texas (30 millones de habitantes), la población latina o hispana es ya la primera minoría, sobrepasando a la población blanca no hispana.

No era así en los tiempos de Alonso S. Perales. La fundación de sus organizaciones comunitarias, educativas, culturales y políticas obedecía a una lógica defensiva, de una minoría marginalizada. Más de seis décadas después, sigue vigente el desafío de equiparar el peso electoral de latinos/hispanos con su peso económico y demográfico. Perales fue protagonista de primera fila de la lucha de las comunidades mexicanoamericanas para ser consideradas miembros plenos de la sociedad estadounidense. Así lo refleja el extraordinario documental de la cadena Public Broadcasting Service (PBS) cuyo primer capítulo es precisamente “Extranjeros en nuestro propio país” (Foreigners in our own land, 2013). Los propios mexicoamericanos se preguntan: ¿cuál es nuestra historia?, ¿cuál es nuestro pasado?, ¿en qué se funda nuestro reclamo de ser considerados ciudadanos estadounidenses en plenitud?

Orozco nos lleva de la mano para conocer la construcción de la identidad mexicoamericana y de los mexicanos en Estados Unidos, la cual reviste muchas consecuencias políticas, tanto hacia adentro como hacia afuera de las propias comunidades. En los años veinte, el significado de “mexicano” empieza a tener un sentido racializado. Siguiendo a Orozco, la “racialización” se entiende como “la extensión de un significado racial a una relación, práctica social o grupo que previamente no se había clasificado como tal”. En la medida en que “raza mexicana” y “mexicanos” se definen de manera racializada, surge un nuevo paradigma: ‘el problema mexicano’, una construcción que los ubica como inmigrantes aun si tenían sus raíces en territorio estadounidense.

En los años sesenta se inicia el uso del término “mexicoamericano y mexicanoamericano” para describir a los ciudadanos estadounidenses de origen mexicano. Este debate seguramente cobrará mayor fuerza en la medida en que se difunda y vaya asentándose la nueva legislación mexicana que, a partir de 2021, considera mexicanos por nacimiento no sólo a la primera generación descendiente de padre o madre mexicana, sino que abreva en el concepto de nación transterritorial.

Los activistas mexicoamericanos han usado la denominación “la Raza” para describir de manera conjunta a mexicoamericanos, mexicanos y latinos. El término latino es usado para incluir a todas las personas de origen hispano en Estados Unidos. El término chicano, acuñado en 1963, se refiere al pueblo mexicoamericano que protagonizó un movimiento social conocido con ese nombre, que duró hasta finalizada la década de 1970. En 2017 la mayor organización mexicanoamericana, el Consejo Nacional de La Raza, decidió cambiar su nombre por el de UnidosUS, denominación que pensaron podía ser más actualizada e incluyente.

Tanto el gobierno como la sociedad mexicana han dado continuidad al llamado “problema mexicano” porque, en lugar de combatir la visión racializada de las relaciones entre las comunidades de origen mexicano en E.U. y los mexicanos en México, hemos reproducido las raíces históricas racializadas de las relaciones entre Estados Unidos y México. Donald Trump, para su ascenso político, utilizó la narrativa de que Estados Unidos dejó de ser grandioso debido a los inmigrantes “ilegales” y a los tratados comerciales que produjeron déficit y se llevaron los puestos de trabajo a ese país.

En conclusión, este libro de Cynthia E. Orozco, profesora investigadora de la Universidad del Este de Nuevo México, es un digno sucesor de su obra seminal No Mexicans, Women, or Dogs Allowed: The Rise of the Mexican American Civil Rights Movement, publicada en 2009, y de su perfil biográfico de Adela Sloss-Vento, colega de Perales durante décadas en las luchas por los derechos civiles, publicado en 2020. Es un texto de lectura fundamental para quienes deseen conocer la obra de Alonso S. Perales, pero, sobre todo, para aquellos mexicanos en Estados Unidos y mexicanoamericanos que necesitan mayores elementos de comprensión de su propia identidad, y una inspiración indispensable para librar la lucha por sus derechos civiles en el siglo XXI.

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