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Los signos de la nueva política. Configuración sistémica, producción semiótica y estrategia discursiva
Félix J. Ríos
Félix J. Ríos
Los signos de la nueva política. Configuración sistémica, producción semiótica y estrategia discursiva
Signs of the new politics. Systemic configuration, semiotic production and discursive strategy
deSignis, vol. 33, pp. 57-84, 2020
Federación Latinoamericana de Semiótica
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Resumen: Aproximación a la estrategia, los referentes y la acción del partido político Podemos. Las teorías sistémicas han construido en las últimas décadas un conjunto sólido de conceptos y procedimientos para el análisis semiótico en el campo social. Esta corriente teórica se utilizará para estudiar el funcionamiento y las condiciones de producción de la nueva estructura sociopolítica. La investigación tiene como objetivo explicar las razones del auge y la caída de un proyecto que quería cambiar el sistema dominante sin que haya alcanzado sus objetivos hasta ahora. El trabajo se centrará en los nuevos procesos de significación creados. La metodología se sustenta en tres líneas específicas que tienen conexiones obvias: la socio-semiótica de Greimas, la semiótica de la cultura de Lotman y la teoría de los polisistemas de Even-Zohar.

Palabras clave:EspañaEspaña,movimientos políticosmovimientos políticos,socio-semióticasocio-semiótica,semiótica de la culturasemiótica de la cultura,polisistemaspolisistemas.

Abstract: Approach to the strategy, the referents and the action of the political party Podemos. Systemic theories have built in the last decades a solid set of concepts and procedures for semiotic analysis in the social field. These theoretical trends will be used to study the operation and production mechanisms of the new sociopolitical structure. The research aims to explain the reasons for the rise and fall of a project that wanted to change the dominant system but has not reached its goals so far. The work will focus on the new processes of meaning created. The methodology is based on three specific lines that have obvious connections: Greimas' socio-semiotics, Lotman's culture semiotics, and Even-Zohar's polysystems theory.

Keywords: Spain, political movements, socio-semiotics, semiotics of culture, polysystems.

Carátula del artículo

I. ESCENARIOS

Los signos de la nueva política. Configuración sistémica, producción semiótica y estrategia discursiva

Signs of the new politics. Systemic configuration, semiotic production and discursive strategy

Félix J. Ríos
Universidad de La Laguna, España
deSignis, vol. 33, pp. 57-84, 2020
Federación Latinoamericana de Semiótica

Recepción: 22 Abril 2020

Aprobación: 07 Julio 2020

1. ORÍGENES Y ANTECEDENTES

El 15 de mayo de 2011 una serie de colectivos, agrupados en la plataforma Democracia Real Ya, organizan en toda España acciones de protesta contra la situación en que se encuentra el sistema democrático. Algunos de los participantes en Madrid, una vez acabada la manifestación, deciden de manera espontánea permanecer en la Puerta del Sol. Ha nacido el 15M.

Pero este movimiento no surge de la nada. En los años sesenta del siglo XX surgen distintas propuestas revolucionarias que buscan una salida que ya no puede ser la del socialismo real. El Mayo del 68 francés y todo lo que representó terminó con el triunfo electoral de la derecha, la revuelta estudiantil en México en octubre de ese mismo año acabó con la matanza de la plaza de Tlatelolco y los movimientos antisistema norteamericanos de aquella década se diluyeron en la marginalidad, en la salida espiritual o en las drogas. Solo la consolidación en Europa de la llamada sociedad del bienestar, desarrollada en parte para contrarrestar la fuerza y la influencia de la revolución soviética en muchas zonas del planeta, parecía ofrecer algunas salidas, aunque todo será, en el fondo, un espejismo.

Estos acontecimientos marcarán el fin de la modernidad, el fracaso de un proyecto que se inicia con la Revolución Francesa y el triunfo del sistema económico neoliberal que hoy domina el mundo. Los partidos políticos son máquinas al servicio del poder; el ciudadano tiene muy pocas oportunidades de participación directa en la gestión de sus intereses. La democracia representativa se aleja cada vez más de sus electores.

En 1994 se celebra en Madrid la asamblea general del FMI y del Banco Mundial. A principios de octubre, más de doscientas organizaciones, agrupadas en la plataforma Las otras voces del planeta convocan una manifestación en contra de la política monetaria de estas corporaciones transnacionales. Esta movilización supone la primera expresión organizada de los movimientos antiglobalización en España.

Un segundo hito en la consolidación de estos grupos es la movilización que se produce a fines de noviembre y principios de diciembre de 1999 en Seattle, esta vez contra la Organización Mundial del Comercio (OMC) que fracasa en su intento de organizar la llamada Ronda del Milenio para consolidar el libre comercio frente a la propuesta que defienden sus detractores: el comercio justo.

Dos años más tarde, en junio de 2001, vuelven las manifestaciones globales al escenario europeo, tras la frustrada reunión del Banco Mundial en Barcelona por la presión de estos movimientos que, bajo el lema Resistamos la globalización, globalicemos la resistencia, reunieron en las calles a más de 30.000 personas en un suceso que acabó con cargas policiales y un número considerable de heridos y detenidos.

Tras los atentados de septiembre de 2001, el aumento de los gastos en defensa con guerras muy costosas –invasiones de Afganistán e Irak– y la disminución de los intercambios comerciales en todo el mundo conducen inevitablemente a una anunciada recesión económica, que tendrá su eclosión en 2008.

A fines de 2010 se inicia la primavera árabe. Es una indignación popular que se canaliza a través de los medios digitales en los que la censura previa es mucho más difícil de articular; las redes sociales son el instrumento con el que propagan sus reclamos democráticos. Las reivindicaciones populares son más económicas que políticas, pero no llegarán a buen puerto y la situación posterior es sobradamente conocida: más represión y más totalitarismo.

No ocurrió lo mismo en Islandia, que entre 2008 y 2011 vivió la llamada revolución de las cacerolas. Los islandeses se organizaron en foros y asambleas y sus reivindicaciones acabaron con la caída del gobierno de derechas y la creación de una nueva Constitución. Lo más significativo de este proceso es que los ciudadanos, en referéndum, decidieron que la deuda de los bancos no podía recaer en sus espaldas. Así se hizo y no pasó nada, no se hundió el país y los responsables del desaguisado acabaron pagando las consecuencias.

Todos estos movimientos sociales van a ir configurando distintos sistemas semióticos periféricos, aunque haya entre todos ellos conexiones o similitudes tanto ideológicas como estratégicas, que pretenden sustituir o, cuando menos, convivir con el sistema semiótico central o nuclear.

“(…) la construcción de otra forma de hacer política involucra también otra semiótica; implica construir otro sistema de significaciones, distinto y opuesto al sistema dominante” (Pineda, 2009-2010:79).

2. LA CREACIÓN DE UN SISTEMA SEMIÓTICO DE REFERENCIA

Para profundizar en el análisis, es necesario determinar qué paradigma semiótico concreto es el más adecuado para la explicación y la exégesis de estos movimientos que pretenden transformar la realidad.

La socio-semiótica de Greimas y su concepto de cultura es un primer acercamiento teórico que contribuye a la comprensión de los modelos sociales e ideológicos que se propongan. En este sentido, hablaríamos de la acción de sistemas semióticos que forman un conjunto de axiologías, de principios ideológicos y de prácticas sociales significantes que recibirán el rechazo o la aceptación de los sujetos que constituyen una sociedad determinada, de acuerdo con su juicio o su interpretación personal. Es esta una tarea exorbitante, por lo que la socio-semiótica se limita a proponer la descripción, en ningún caso absoluta, de varios de esos sistemas semióticos, organizados jerárquicamente, así como de la llamada metasemiótica de la cultura, que se ocuparía de las connotaciones que surgen de la actitud que una comunidad sociocultural adopta en relación con sus signos (Greimas y Courtés 1979: 99-100 y 148-149)

Este planteamiento semiótico inicial nos va a servir para reflexionar sobre el alcance de los conceptos formulados, en su concreción ideológica, en su sentido y en su trascendencia sígnica. Por ejemplo, cuando hablamos de los discursos del poder, no nos cuestionamos la razón de su existencia; el poder es conocido, practicado y sufrido por el hombre desde sus orígenes como especie y en todas las culturas y civilizaciones. Greimas se detiene en la confusión perversa que vincula la existencia con el valor:

“La principal virtud del Poder es la de existir, y la perversión axiológica consiste precisamente en elevar la existencia a la condición de valor, es decir, no solo en confundir el ser con el querer ser sino en reemplazar el uno por el otro, constituyendo de este modo una ideología basada en los no-valores” (Greimas 1983: 196).

El pensamiento greimasiano servirá para la validación epistemológica de los conceptos, operaciones y procedimientos metodológicos usados en esta investigación.

Pero si queremos ir más allá de la mera descripción de los procesos semióticos, necesitamos una teoría que avance en el análisis en el sentido que apuntaba Greimas al introducir las connotaciones en su propuesta.

Se trataría de profundizar en la forma de entender el proceso de creación del significado, en la semiosis, tal y como la concebía Peirce, es decir, un proceso dinámico que implica elementos que deben ser tenidos en cuenta, como el emisor-productor del signo cultural y el receptor-consumidor de este, entre otros. Ese segundo modelo de trabajo lo representa la vía que ha desarrollado la Escuela de Tartu-Moscú. Estamos hablando de la Semiótica de la cultura de Iuri Lotman.

Una primera consideración es la que apunta a la heterogeneidad y la multiplicidad de los sistemas semióticos que integran el espacio de la cultura o semiosfera. La cultura es un sistema poliestructural:

“La conciencia del hombre es heterogénea. El dispositivo pensante mínimo debe incluir por lo menos dos sistemas diversamente estructurados que intercambien información elaborada dentro de ellos. Las investigaciones de lo específico del funcionamiento de los grandes hemisferios del cerebro humano revelan una profunda analogía con el dispositivo de la cultura como inteligencia colectiva: en ambos casos descubrimos la presencia de, como mínimo, dos modos esencialmente distintos de reflejar el mundo y de elaborar nueva información con los posteriores complejos mecanismos de intercambio de textos entre esos sistemas” (Lotman 1996: 84).

Se trata, en definitiva, de una semiosis compleja en la que está presente, de manera simultánea, un sistema primario, conformado por el lenguaje natural y, al menos, un sistema secundario en el que aparecen otros lenguajes codificados de distinta naturaleza, aunque tengan también una expresión lingüística. “La cultura es en principio políglota, y sus textos siempre se realizan en el espacio de por lo menos dos sistemas semióticos” (Lotman 1996: 85)

La lengua natural del sistema primario contiene una imagen del mundo que puede ser rechazada por grupos sociales que plantearán su sustitución, su reforma y, en los casos más extremos, su eliminación absoluta, aunque la consecuencia inmediata sea la incomunicación total entre los sujetos que defienden una u otra semiosfera.

Esta ruptura radical la advertimos en los grupos antisistema nacidos en los campus norteamericanos en los años sesenta que se negaban a dialogar con el poder establecido, como apunta lúcidamente George Steiner en uno de sus ensayos al hablar sobre el concepto de cultura:

“El violento analfabetismo de las inscripciones que aparecen en las paredes, el obstinado silencio de los adolescentes, los insensatos gritos que parten del escenario del happening son resueltamente estratégicos. El rebelde y el extravagante han roto todo discurso con un sistema cultural que desprecian por considerarlo un fraude cruel y anticuado. No cambiarán palabra con ese sistema” (Steiner 1971: 148).

Ahora, de modo similar, los nuevos movimientos rechazan los cauces comunicativos institucionales y buscan alternativas en los medios digitales, en las redes sociales:

“Se trata de vincular Internet con la utopía anarquista de una sociedad sin estructuras jerárquicas ni divisiones sociales, en la que cada persona es diferente y dueña de sus destinos, es decir, autónoma y autogestionaria” (Laguna 2010: 191).

Lo que ha ocurrido en las últimas décadas es que el sistema semiótico dominante ha integrado estos nuevos medios eliminando su carácter contestatario hasta convertirlos en plataformas de consumo del mercado global y en canales en los que se imponen los discursos establecidos.

La red de redes se caracteriza por su libertad, por la ausencia de una autoridad que regule los flujos de información. Al menos hasta ahora, aunque se advierte, cada vez con mayor claridad, la obsesión del poder por vigilar un medio de intercambio social que todavía escapa al control total.

Volveremos con Lotman cuando sea necesario pero lo que nos interesa ahora es profundizar, todavía más, en el funcionamiento de la cultura para explicar con mayor detenimiento los procesos de significación vividos por la nueva política. Son operaciones semióticas que no se explican exclusivamente con los elementos que aporta la teoría lotmaniana, sino que hay otras formulaciones que inciden en otras funciones y conceptos que amplían el marco teórico propuesto. Este tercer modelo, en una línea similar y casi continuista de los anteriores, es la Teoría de los polisistemas de Even-Zohar. El carácter continuador de sus planteamientos con otras tradiciones de la filología y la cultura, como el formalismo, ha sido destacado desde hace tiempo por Montserrat Iglesias, que concluye:

“En cualquier caso, una de las características de la aproximación polisistémica radica en su capacidad de integración y de diálogo con otros modelos sistémicos, especialmente con los desarrollados por Bourdieu y Lotman” (Iglesias 1999: 11).

Junto al análisis de una serie de conceptos como el de modelización del mundo o el de semiosfera y de instrumentos de comprensión que permiten la vida social que ha desarrollado la semiótica de la cultura, el polisistema amplía el marco teórico con el concepto de acción activa.

En este sentido, recoge los factores del acto de comunicación que desarrolla Jakobson y los adapta para el análisis de los fenómenos culturales, de cualquier manifestación socio-semiótica o cultural.

El acto cultural funciona por las interdependencias entre dichos factores y ninguno de estos factores puede ser descrito funcionando aisladamente. (Even-Zohar 1997a: 30-31)

En este esquema, el concepto más importante, el que ha tenido un mayor desarrollo teórico y práctico, es el de repertorio, que sería el correlato del código jakobsoniano, y consistiría en las reglas y materiales que regulan la producción y el consumo de un determinado producto.

En su uso, la producción se regula mediante un repertorio activo, frente al consumo de ese producto que implica un repertorio pasivo.

Este planteamiento lo utilizaremos para explicar el intento de los nuevos sistemas socio-semióticos de cambiar el repertorio del consumidor, para activarlo y llevar a los receptores a la participación, a la interacción, al empoderamiento de distintos sectores de la sociedad, frente a la institución, cuya función consiste en la regulación de las normas de un determinado repertorio, su canonización, al sancionar o rechazar los elementos que lo conforman.

También es relevante la relación sistémica que se establece en los repertorios culturales por las interdependencias de sus componentes y la participación de los sujetos que se relacionan y comparten el sistema. De esta forma, estudiaremos los hábitos, las técnicas y los estilos que emplean los seguidores de ese repertorio, en nuestro caso la nueva política en España, mediante los que se construyen las estrategias de acción con las que entienden y explican el mundo.

“Dada la hipótesis de la heterogeneidad de los sistemas socio-semióticos, podemos decir que no existe nunca una situación en la que funcione solamente un repertorio para todas las posibles circunstancias de una sociedad” (Even-Zohar 1997a: 33).

El pensador de la Universidad de Tel Aviv prefiere hablar de repertorios, en plural, dada la heterogeneidad de los sistemas que compiten para alcanzar el centro. Hay repertorios dominantes y otros alternativos que pueden cambiar de posición o también pueden mezclarse entre ellos.

Por ejemplo, a lo largo del tiempo, los sistemas dominantes han aceptado elementos de los repertorios alternativos que han acabado por institucionalizarse. Basta con pensar en las polémicas vividas en España en los últimos cuarenta años, ante las propuestas de cambio en los modelos culturales establecidos, como la legalización del divorcio, el aborto o el matrimonio igualitario.

En todo caso la cultura no sería el repertorio, sino la red que se construye mediante la interdependencia o interrelación de todos los factores del repertorio. El acceso a una cultura depende de la institución y del mercado y del grado de fijeza o deriva de cada fenómeno.

“Tal posibilidad a su vez viene determinada por el poder de la institución, por la posición de cada uno de los miembros de la cultura frente a dicha institución, y por la capacidad de acceso a los recursos del repertorio” (Even-Zohar 1997a: 39)

3. UNA HERRAMIENTA PARA LA PARTICIPACIÓN EN LA POLÍTICA INSTITUCIONAL

Volvamos al mes de mayo de 2011 en la Puerta del Sol de Madrid. Aquel pequeño grupo de manifestantes que decide quedarse va creciendo, tanto en la capital como en otras muchas plazas del Estado español.

Asistimos en directo a la creación de los elementos de un nuevo repertorio que quiere ocupar el espacio semiótico central que controla el pensamiento ideológico y económico dominante: la globalización neoliberal.

Se explotan todos los recursos tecnológicos disponibles para difundir el mensaje. Las redes sociales más utilizadas son Twitter y Facebook; en Google Maps crecen como setas las acampadas virtuales. En los mapas del centro de Madrid se multiplican los puntos azules. Cada uno de ellos representa a un usuario que simbólicamente ha plantado su tienda en Sol, aunque no pueda estar allí físicamente. Las asambleas y los debates son constantes.

Esta construcción de un repertorio específico no es fácil ni se traduce en un decálogo común, más allá de los principios elementales de participación y cooperación comunitaria que todos aceptan. Las unidades culturales que se crean buscan convertirse en modelos, pero son cadenas abiertas, flexibles, cuyo resultado es fruto de una negociación dinámica y no siempre estable.

Se organizan servicios de limpieza, de cocina, de orden. Muchos ciudadanos que duermen en sus casas visitan durante el día distintos puntos de las ciudades y pueblos donde se discute acerca de los objetivos y las posibles salidas a la situación. Hay abundante información de todo esto que puede consultarse en una enciclopedia del 15M, similar a la Wikipedia, que se subió a la red en 2012.

Los partidos tradicionales no aceptan el diálogo con unos colectivos que no siguen los cauces institucionales de representación política y consideran que estos deben formar una organización partidaria y presentarse a las elecciones. Es un paso muy importante que puede darse para permitir la consolidación de un nuevo modelo sociosemiótico o puede rechazarse hasta llegar a la disolución de esa corriente sin que aparezca una alternativa factible. Esto ha ocurrido con muchos movimientos espontáneos que vivieron su momento y luego desaparecieron de la historia y de la memoria colectiva.

Uno de los primeros ensayos de participación en las instituciones fue el Partido X, que se definía como una red ciudadana organizada para acabar con la corrupción. No siguieron los esquemas habituales en los partidos clásicos, no se definieron ideológicamente, no es ideología, es metodología, afirmaban. Presentaron un programa de acción con un plan de emergencia para salir de la crisis que se desglosaba en siete ámbitos de actuación: vivienda, sanidad, educación, justicia, energía y recursos naturales, ciencia e I+D y sociedad de la información. Este último punto revela la importancia que le daban a los nuevos medios para desarrollar sus postulados.

Sus militantes conformaron una red ciudadana que se encargó de crear las herramientas de participación, sin liderazgos, sin jerarquías. Los nombres de los colaboradores aparecían de manera aleatoria en su página web, con roles cambiantes, de acuerdo con sus capacidades y las necesidades de cada situación. Contaron con expertos independientes para supervisar la eficacia y la viabilidad de sus propuestas. La mayor parte de ellos eran profesores universitarios, ingenieros, técnicos informáticos, juristas, gestores culturales, sociólogos. No es extraño que afirmaran que actuaban de acuerdo con el método científico. Uno de los profesores que asesoraron a la Comisión Sociedad de la Información fue el catedrático de Berkeley Manuel Castells, hoy ministro de Universidades en el gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos.

Como vemos, este proyecto recoge elementos que ya han sido experimentados, probados en experiencias anteriores. Por ejemplo, en los proyectos de los equipos tecnocráticos que prometen transformar una realidad social gracias al avance de la ciencia y la tecnología, que, en los casos más extremos, sería la encargada de regular la actividad y el comportamiento social.

Otra de sus figuras más conocida, el ingeniero de sistemas Hervé Falciani, que coordinaba la Comisión Anticorrupción, fue el número uno de la candidatura que presentaron a las elecciones europeas de 2014, en la que obtuvieron algo más de cien mil votos, pero ninguna representación. A esas mismas elecciones se presentó Podemos que sí consiguió un resultado espectacular: cinco europarlamentarios.

A partir de ese momento se despejaron las dudas sobre qué proyecto electoral recogía y canalizaba las demandas ciudadanas de una forma clara y contundente. En enero de 2015 el Partido X anunció que no se presentaría a las elecciones españolas. El propio Falciani declaró en febrero de ese mismo año que iba a colaborar con Podemos, asesorando en cuestiones relacionadas con la corrupción y el fraude bancario.

Encontramos, en este caso, ejemplos significativos de unidades culturales o culturemas (Even-Zohar 1997a: 34). Entidades con un determinado valor que construyen nuevas series o cadenas de significación. Estamos hablando del campo semántico definido por conceptos como la corrupción, el fraude bancario, los escándalos financieros y otros términos similares. Estos elementos se disponen jerárquicamente desde la corruptela más elemental, que se relaciona con conceptos insertados desde siglos en la tradición popular (la picaresca) hasta la gestión mafiosa que a veces se desvela por razones desconocidas; son escándalos monetarios de mayor entidad que pueden afectar al presidente de una entidad bancaria, a una princesa y hasta a un rey.

Más que la acción política desarrollada por el joven partido, su abandono o no de la transversalidad, su acercamiento a la izquierda más ortodoxa, representada por IU, o las crisis y fracturas internas que ha sufrido el proyecto en un espacio temporal muy corto, lo que nos interesa examinar en este apartado es la formulación semiótica que permite la participación de militantes y simpatizantes en la acción política y en las líneas estratégicas del nuevo partido.

La utilización de la mayor parte de las redes sociales presentes en el panorama mediático digital (Twitter, Facebook, Telegram, Instagram, Flickr), contribuye a la consecución de un mismo objetivo, la democracia directa. Desde el Área de Redes Sociales se gestionan las cuentas oficiales del partido, se elaboran y difunden contenidos y se construye el discurso, fruto de la interacción con la ciudadanía.

“Las organizaciones políticas españolas, con mayor o menor énfasis, están haciendo suya esta nueva forma de entender la comunicación política electoral. Están asumiendo sin dilación las nuevas herramientas de colaboración y de intercambio de información que, entre otras cosas, permiten la creación de grupos de afinidad, o redes sociales, cuyos miembros establecen relaciones de mayor confianza que las que nunca pudieron crear los tradicionales medios de comunicación” (Laguna 2010: 189).

Un caso que merece comentario aparte es el de Reddit, plataforma muy poco usada en España con un público fundamentalmente anglosajón pero que Podemos integró en su estructura desde muy pronto porque su filosofía coincidía con los objetivos de los morados. Los usuarios debaten y votan los enlaces que se suben a la web a través de comunidades temáticas en las que se comparten historias y contenidos en formatos escritos y audiovisuales.

En 2014 se crea Plaza Podemos: ¡Sí se puede!, que en aquellos momentos generó miles de interacciones, de una manera similar a los debates que se produjeron en las plazas de España durante el 15M. Muchas veces los comentarios e hilos de la discusión se diversificaban y multiplicaban exponencialmente, sin filtro alguno, pero también sin conclusiones prácticas, sin resultados.

Como decíamos, la construcción de un repertorio específico no es fácil ni se cierra o se detiene en un momento determinado. Desde esta perspectiva polisistémica, los elementos que conformarán un repertorio determinado los producirá la acción de sectores sociales, de conjuntos culturales previos o incluso de individuos, que en un momento determinado pueden actuar como catalizadores del proceso, mediante la negociación entre opciones previamente conocidas.

Esta explosión inicial se ha ido apagando con el tiempo y por los cambios en la estrategia del partido. El resultado ha sido el previsible: los porcentajes de participación diaria han bajado considerablemente. Hay que tener en cuenta que hay periodos favorables a los cambios y a la competencia entre repertorios y otros períodos en que no es así.

Este fenómeno puede explicarse con la teoría de la Desigualdad Participativa o 90-9-1, formulada en 2016 por Jakob Nielsen:

“In most online communities, 90% of users are lurkers who never contribute, 9% of users contribute a little, and 1% of users account for almost all the action.” [En la mayoría de las comunidades en línea, el 90% de los usuarios son mirones que nunca contribuyen, el 9% de los usuarios contribuye un poco, y un 1% de los usuarios representan casi todas las acciones]

Sin embargo, no solo hay que tener en cuenta este factor de la desigualdad en la participación realmente activa en las redes –que tiene que ver más con la psicología, con el comportamiento de los individuos–, sino que también debemos hacer hincapié en las desigualdades sociales.

No olvidemos que la accesibilidad a los sistemas socio-semióticos que se proponen no depende exclusivamente de la voluntad personal de los receptores/consumidores (educación, alfabetización, pensamiento crítico) sino de la red que se construye con todos los factores. Si, en este sentido, la institución (normas, canon) es determinante, la intervención del mercado se puede considerar decisiva, tanto por su relación con el poder de la institución, aspecto que comentaremos después, como por los factores estrictamente económicos.

Sí, es verdad que la brecha digital condena a los más pobres al ostracismo mediático, pero ese no puede ser el mayor de los problemas cuando de lo que se trata es de subsistir con menos de un dólar diario, como le ocurre a una parte considerable de la humanidad (1.300 millones de personas, según los datos de la ONU de 2019).

La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) estima que, a finales de 2019, un 53,6 % de la población mundial estaba usando Internet, es decir, algo más de 4.000 millones de personas. El crecimiento en el último decenio ha sido espectacular, aumentando en más del doble el número de usuarios, como se observa en el gráfico.


Figura 1.
Uso de Internet por Individuos.
UIT.

No obstante, este crecimiento ha sido muy desigual, hay enormes diferencias entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo en el acceso a Internet (87% frente al 47,6%, respectivamente) por la falta de ordenadores personales de última generación, por el conocimiento práctico de las tecnologías de la comunicación (TIC) o por la instalación de la banda ancha, todavía inaccesible en muchos lugares de África, Asia y Latinoamérica. A todo esto, se añade la carencia de recursos económicos para el desarrollo tecnológico de las comunidades, así como la escasez de contenidos educativos que capaciten al usuario y le permitan crear nuevas aplicaciones gracias al software libre.

“Las redes sociales colaborativas son en esencia propuestas de generación colectiva de conocimientos. Diversos estudios coinciden en que los desarrolladores de software libres son una de las redes más notables y en que estas se concentran en países desarrollados como Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Francia y Canadá. En los países en desarrollo y especialmente en Latinoamérica, pocos programadores se involucran en la producción de software libre. En Noruega, el país más activo en contribuciones a estas comunidades, se registran seis veces más aportaciones por cada mil habitantes que en Brasil.

Un estudio sobre Firefox halló que 16 países aportaban la mayoría de las contribuciones, y los núcleos con el mayor número de contribuciones se localizaban en California (Estados Unidos), el Reino Unido, Massachusetts y Texas (Estados Unidos), seguidos por Finlandia, Nueva Zelanda, Australia, Suiza y Suecia. Casi el 50% de las contribuciones eran producidas por el área de la Bahía de California y la otra mitad estuvo distribuida mundialmente con énfasis en Europa y Norteamérica. Salvo España, ningún otro país de Iberoamérica aparece identificado” (Oliva G., Iñiguez L., Cue Y. 2015: 78).

Como se deduce del examen de estos datos, las reglas y materiales que regulan la producción y el consumo del repertorio digital se crean en las sociedades occidentales europeas y americanas (California) y el resto del mundo lo consume de modo pasivo, sin generar, en la mayor parte de los casos, algún elemento activo que pueda incorporarse al repertorio.

A este proceso de modelización del mundo, acelerado por la globalización, se incorporaron desde hace décadas algunos Estados asiáticos (Japón, Corea, China) que siguieron, casi milimétricamente, la misma estrategia. En una primera etapa usaron el repertorio ofrecido por los países industrializados de Occidente de modo pasivo, copiando y adaptando los elementos a su realidad social. Después desarrollaron su propio repertorio sin romper con el sistema dominante, pero añadiendo desarrollos originales, creando a la vez que consumían. Así se llega a un momento de competencia entre distintos sistemas que pueblan la semiosfera digital/industrial y que pugnan por situarse en el espacio central. Este proceso se vivió en la industria automovilística hace unos años y ahora se observa en la batalla por el mercado que mantienen las tecnologías digitales desarrolladas en distintos puntos del planeta y los sistemas que los sustentan (4G vs. 5G). De lo que se trata es de ser poder, sin entrar en los valores de ese signo, sin preguntarse por el tipo de poder que queremos que sea, como diría Greimas.

Una de las primeras acciones que tomaron los fundadores de Podemos para garantizar la participación de los ciudadanos en la gestión partidaria fue la creación de los Círculos, con los que se intentaba imitar los procedimientos ensayados en el Estado español durante las movilizaciones del 15M. Se ha creado una identidad colectiva dentro del nuevo repertorio político que re-produce el modelo asambleario que utilizó el 15M:

“Los Círculos son agrupaciones voluntarias y abiertas de personas que convergen a partir de su interés por el cambio, y que se sustentan en la democracia y en la participación. Existen dos tipos de Círculos: los territoriales, que pertenecen a un territorio determinado, y los sectoriales, que trabajan en un área programática o categoría profesional” [https://podemos.info/circulos/].

Sin embargo, el papel de los Círculos se ha ido diluyendo progresivamente. En la actualidad, se pretende revitalizar su función a través de una herramienta informativa, El cable, información en línea para debatir en círculo, que permitirá ampliar el debate en los círculos y en otros espacios de actuación. Está por ver la viabilidad de este proyecto, que todavía no se ha desarrollado lo suficiente como para evaluar sus resultados [https://podemos.info/el-cable/].

La estructura de los Círculos es uno de los elementos que más problemas genera en la gestión y organización del nuevo partido porque tiene un alto grado de desvío con respecto al repertorio político establecido en la sociedad española. La participación directa en los principios ideológicos y en el programa de acción, la militancia activa o la estructura asamblearia, entre otros factores, chocan con el funcionamiento, burocratizado y jerarquizado, de la mayor parte de los partidos políticos, no solo en España, sino en el resto del mundo. Esto podría achacarse a las dificultades técnicas, a las limitaciones que, en la práctica, se encuentran quienes pretenden extender la democracia directa. Por eso, desde un primer momento, se buscó la excelencia tecnológica para la interacción entre todos los militantes.

El instrumento técnico de votación directa en las decisiones que toma el partido ha sido, desde un principio, el Portal de Participación de Podemos, en el que se inscriben los ciudadanos que quieren militar en la formación. En ese espacio web, al que se accede tras un riguroso proceso de validación personal, no solo se votan propuestas, sino que se regulan otras actividades, como la presentación de candidaturas, la suscripción de colaboraciones económicas o la participación en las diferentes actividades políticas, sociales y culturales que se realicen. A principios de 2020, el censo del portal superaba los 500.000 inscritos [https://participa.podemos.info/es].

Sin embargo, el repertorio que se propone no solo se enfrenta con el repertorio dominante, sino que, dentro de él, conviven diferentes modelos que luchan por ocupar el centro del nuevo sistema semiótico. A veces, el repertorio alternativo adopta y adapta elementos del repertorio dominante por estrategia o por motivaciones más profundas.

La estructura del partido es un ejemplo muy claro de todo esto. Una de las decisiones más debatidas fue la creación de la secretaría general, encabezada por el líder, frente a otras propuestas que apostaban por una dirección colegiada. Finalmente, los militantes se inclinaron por la primera opción. En las elecciones europeas, ya se había decidido que encabezara la lista Pablo Iglesias y que en la papeleta figurara su imagen, entre otras razones de mayor calado, por estrategia, puesto que era la persona más conocida por los electores.

Los repertorios construyen estrategias de acción que valen para explicar y entender el mundo que se propone desde el nuevo sistema, pero también producen identidades colectivas que se utilizan para trascribir comportamientos colectivos y fórmulas de participación, como ya hemos señalado más arriba y, por otra parte, modelan otros aspectos de la realidad, como la ropa, los rasgos corporales, los alimentos y hasta los aromas.

“No era posible la hipótesis Podemos sin alguna forma de acumulación de capital, y esa fue precisamente de capital mediático. No es que Podemos haya construido un líder, es que, sin la visibilidad mediática de Pablo, no habría sido posible Podemos. La prueba de eso es que en el resto de las propuestas que se intentaron poner en marcha fracasamos. Otra cosa es que Pablo no sea condición suficiente”. Declaraciones de Carolina Bescansa (Guedán 2016)


Figura 2.
Portada La Circular n. 3


Figura 3.
Contraportada La Circular n. 3

No entraremos en cuestiones ideológicas para explicar esta decisión. Nos interesa más analizar los elementos iconográficos que contribuyeron al diseño de la imagen del partido, en un primer momento asimilada a la figura del joven profesor universitario. Su aspecto físico fue escrupulosamente revisado, para evitar el rechazo de algunos sectores de la sociedad. Los asesores de imagen mantuvieron la famosa coleta, seña de identidad irrenunciable, así como su desaliño indumentario, los pantalones vaqueros o las camisas de cuadros compradas en grandes almacenes. Lo que sí suprimieron fue el piercing que adornaba una de sus cejas. Un elemento extremo y demasiado heterodoxo.

Por otro lado, conocemos de primera mano el mensaje que se quiso transmitir a través de dos componentes esenciales en el diseño de la imagen del partido, el color y el logotipo. Andrés Barragán, encargado de distintos trabajos relacionados con el diseño gráfico, así lo cuenta:

“La marca electoral debía asociarse a un único color, porque así se ha impuesto en el espacio político propagandístico en España en los últimos 10 años. En los últimos años, el PP y el PSOE han gastado millones de euros en crear una marca monocolor. […] Nosotros teníamos que apostar también por un único color, para ganar en identidad y solidez de la marca. No queríamos caer en la eterna frustración de Izquierda Unida de querer ser un color que ya ocupa otro con más peso; por lo que había que apostar por un color vacante. Además, el morado nos aportaba un significado amable, ya que se vincula con la paz, feminidad, sensibilidad […]

Hicimos muchos diseños hasta que nos decantamos por el actual. Y lo fuimos mejorando, reforzando los elementos más significativos: los círculos entrelazados, más sencillos, con mayor coherencia gráfica y mayor versatilidad. Nos parecía importante reforzar esa idea de espacios ciudadanos abiertos y plurales” (Guedán 2016).

Estos elementos visuales son parte de los componentes que sustentan la identidad colectiva que se crea en el nuevo repertorio. Estos signos icónicos, si se quiere mantener una coherencia textual con el resto de los componentes del sistema socio-semiótico, deben producir efectos simbólicos reconocidos por los receptores. Gonzalo Abril habla de una trama visual.

“Llamamos “trama visual” al conjunto de significantes visuales que conforman el plano de la expresión textual, construyen su coherencia y preparan el conjunto de sus efectos semióticos” (Abril 2007: 127)


Figura 4.
Podemos

Esa coherencia la observamos tanto en el color morado elegido –por las razones que expone Barragán, entre las que destacamos la vinculación simbólica con el movimiento feminista– como en los círculos encadenados. El círculo se relaciona en distintas culturas de la tierra con lo acabado, con la perfección, con la eternidad o con el origen de la vida. El doble círculo puede vincularse con la representación iconográfica de la alianza conyugal o la mera unión sexual (Abril 2007: 127), pero también simboliza las interacciones e interdependencias entre modelos de mundo opuestos, la unidad que se convierte en dualidad.

En el caso que nos ocupa, los círculos entrelazados pueden recoger parte de las interpretaciones que veíamos en las formas anteriores, pero para dar un paso más. Frente a las dualidades, pluralidad; frente a dos fuerzas que se oponen, diversidad. De lo uno a lo diverso, recordando a Claudio Guillén, cuando hablaba del carácter heterogéneo de lo real y de la tentativa de la poesía de reunir lo escindido (Guillén 1985: 37).

Otro ejemplo de adopción y/o adaptación de elementos del repertorio dominante por parte del repertorio alternativo es el del think tank. Toda organización política que quiera ser algo más que una simple plataforma para llegar al poder debe contar con un laboratorio de ideas, con un espacio de reflexión en el que se revisen y se contrasten los principios, los estilos y las técnicas que configuran la acción y la producción sígnica en el nuevo universo sociosemiótico que se propone.

Los factores que intervienen en el acto cultural muchas veces se entrecruzan (Even-Zohar 1997a: 52), como en este caso. Estas fundaciones de análisis social son, a la vez, instituciones y mercado. Institución porque intentan dirigir y regular los tipos de consumo al determinar el valor de los elementos que componen la producción y mercado porque sus resultados dependen de la interacción que pueda establecer con los destinatarios o consumidores de ese nuevo producto semiótico.

Los morados crean el Instituto 25 de mayo para la democracia, fundación dedicada al análisis, la formación y la creación política y cultural. Editaron cinco números en formato papel de una revista, La Circular, en la que se recogían colaboraciones y entrevistas con personajes de interés. Hasta ese momento mantuvieron un diseño similar a otras revistas de pensamiento presentes en el mercado. Sin embargo, en la actualidad, ha dejado de ser una revista y se definen como un proceso, un campo de pruebas, un espacio para tratar los temas que nos importan con nuevos lenguajes. Un lenguaje audiovisual que vive en las redes, que rompe con una tradición cultural escrita en formatos físicos que ha dejado de tener sentido en el mundo digital [https://www.lacircular.info/].

No se ha roto totalmente con la cultura que se difunde mediante el papel, pues el I25M impulsó una colección de libros, Argumenta, en colaboración con Icaria Editorial con la que pretendían profundizar en el pensamiento democrático del país. Evidentemente, también se distribuía la versión electrónica del ejemplar. La directora de la colección, Ana Domínguez, hablaba de los objetivos de la colección en estos términos:

“Sabemos que el mundo no se cambia solo con libros, pero tampoco sin ellos. Por eso, en las obras colectivas de esta colección se ofrecen pensamientos, enfoques críticos y análisis políticos, sociales, feministas, culturales, económicos, ecologistas e históricos que ayudan a comprender la sociedad en la que vivimos; y, sobre todo, en ellas se plantean propuestas para hacer frente a los retos actuales, con el fin de enmendar lo que no funciona y caminar hacia una sociedad más justa” [https://argumenta.instituto25m.info/].

El proyecto no ha tenido continuidad. Hasta este momento, año 2020, solo han publicado un volumen colectivo, La España plurinacional, que vio la luz en 2017. No sabemos si han abandonado definitivamente la idea o si es solo una situación coyuntural. El tiempo lo dirá.

Hay que tener en cuenta que tanto las fundaciones como las editoriales y otros espacios culturales con objetivos similares trabajan con productos íntegros, completos. Esto no es lo habitual. Lo que se produce con mayor frecuencia en la formación de repertorios es la generación de productos culturales fragmentarios, segmentos textuales más que productos íntegros.

Ya señaló algo similar Robert Escarpit, a mediados del pasado siglo, al hablar de los vínculos que se establecen entre el escritor y su comunidad de cultura. El escritor convive con su público dentro de una atmósfera cultural común (la semiosfera lotmaniana). Esta cultura de un pueblo, de una civilización, está presidida por unos grandes maestros espirituales (Aristóteles, Descartes, Marx o Confucio) que influyen no por su pensamiento, ya que pocos receptores los leen, sino por su valor totémico en los orígenes del grupo (Escarpit 1958: 98-99).

El abandono del marxismo como ideología oficial del PSOE en el Congreso Extraordinario del año 1979, tras la dimisión de Felipe González de la Secretaría General, provocó una tormenta política nacional. Muchos de los socialistas que criticaban al secretario general no habían leído a Marx, aunque conocieran su pensamiento y sus ideas. De la misma forma, ¿cuántos de los que hablan del carácter quijotesco del español han leído a Cervantes?

“Podemos afirmar que los fragmentos textuales (segmentos) de uso cotidiano son un producto muy ampliamente utilizado. Citas, breves palabras o episodios de pronta referencia constituyen algunos ejemplos de tales fragmentos. De hecho, en culturas como la francesa son casi únicamente fragmentos lo que uno aprende en la escuela de todo el inventario del canon nacional; apenas nadie tiene ningún contacto con textos completos antes de haber alcanzado un estadio más avanzado de su educación” (Even-Zohar 1997a: 46).

4. HACIA UNA NUEVA RETÓRICA POLÍTICA

Antes de entrar en los elementos discursivos propiamente dichos, hay que poner la atención en el canal de comunicación que sigue siendo el de mayor influencia social, el que mejor amplifica y difunde las ideas, el que presenta una más profunda y continuada acción sobre los comportamientos del espectador. Nos referimos a la televisión:

“Si la herramienta básica del poder dictatorial era la fuerza de su ejército, en el actual sistema democrático, donde la voluntad general de los ciudadanos es la teórica depositaria de los designios del país, los medios de comunicación y, de forma especial, la televisión, ejercen el poderoso papel de ser el faro guía de esa voluntad. Esto significa que una de las claves del éxito político reside en el dominio de este medio” (Laguna 2010: 187).

Los datos de la evolución de la inversión publicitaria en España de 2014 a 2018 confirman la importancia que sigue teniendo el medio audiovisual por excelencia. Como podemos observar en el cuadro adjunto, la inversión publicitaria la encabeza la televisión con una cuota cercana al 40% del cómputo total, con ligeras oscilaciones, pero manteniendo siempre el primer puesto.

Los medios escritos, revistas y prensa, así como la radio y el cine, se mantienen en unas cifras similares durante estos años, pero muy alejados de la inversión principal. El segundo puesto lo ocupa la publicidad en Internet, con un porcentaje considerable que, sin llegar a las cifras televisivas, aumenta año tras año.


Figura 5.
Inversión publicitaria en medios de comunicación

Una de las estrategias de acción que utilizará el nuevo repertorio cultural en su proceso de construcción es la potenciación de la actividad de un productor cultural con un alto grado de competencia que sepa hasta qué punto puede desviarse del repertorio establecido sin provocar el rechazo del mercado.

El recorrido televisivo de la formación puede rastrearse a partir de la actividad de Pablo Iglesias, una historia sobradamente conocida y que ya ha sido relatada al detalle por Ariel Jerez, profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de Podemos desde sus orígenes:

“El 25 de mayo de 2010 hicimos [en la UCM] el primer programa de 99 segundos, que era una imitación de 59 segundos, el programa de la televisión pública. Dado que los discursos académicos estaban deteriorados y agotados, y las mesas redondas no lograban reunir la atención de los estudiantes, había que ensayar otros discursos y utilizar recursos performativos en la puesta en escena de los debates. […] Lo moderaba Pablo Iglesias, haciendo de presentador. Era sobre la Transición, cultura de la impunidad y una mirada intergeneracional. 15 días después se hizo un nuevo 99 segundos sobre las elecciones europeas de 2010. Al día siguiente, cuando vieron colgado ese programa en la web, Paco Pérez, de Tele K, me llamó para ver cómo podía contactar a Pablo Iglesias porque estaban haciendo unos programas y querían que dirigiese uno” (Guedán 2016).

Tele K es una televisión local madrileña que emitió las dos primeras temporadas de La Tuerka, de 2010 a 2012, programa de debate presentado por Pablo Iglesias y en el que participaron algunos de los futuros fundadores de Podemos. En 2013 se emitió en otra emisora local, Canal 33 y acabó en Público TV, el canal de vídeos y directos informativos del diario español del mismo nombre. Fue el campo de entrenamiento en el que se formó Iglesias, en el que profundizó en su aprendizaje del medio televisivo. Después vino el salto como tertuliano a canales nacionales como Intereconomía y, sobre todo, La Sexta en donde se reveló como un hábil polemista con una capacidad dialéctica sobresaliente.

Más allá de la habilidad con la palabra, una cuestión nuclear en la construcción de nuevos repertorios es el lugar en el que se sitúa el productor cultural con respecto a la institución. No olvidemos que el político madrileño procede de la universidad, de la academia, una de las instituciones más antiguas de la cultura. Cuanto más cerca se esté de una institución, la que sea, mayor será el grado de confianza en el emisor, mayor será su reputación.

Esta reputación no tiene nada que ver con la personalidad o la capacidad individual del productor. Lo determinante en la creación de esa reputación es su capital simbólico que viene determinado por los habitus adquiridos en la “socialización primaria”, esquemas generativos con los que el sujeto percibe el mundo y que funcionan más allá de la conciencia y del discurso individual.

Si, como advertíamos en el apartado anterior, la participación directa de las bases del partido disminuye, será la comunicación la que, por pragmatismo, se imponga, mediante un discurso que se aleja de los modelos clásicos y busca la emoción por encima de consideraciones más profundas que desmotiven o directamente aburran al destinatario:

“Es evidente que los mensajes se hacen cada vez más emotivos debido a las exigencias de los medios y las necesidades de llegar al máximo de ciudadanos, ya que la apelación a la esfera emotiva e irracional genera mayores respuestas que la apelación al intelecto” (Laguna 2010: 125)

En España, en medio de la crisis económica y de los episodios de corrupción sistémicos de principios del siglo XXI, el discurso de Podemos desarrolla unas estructuras textuales particulares que repasaremos de modo sucinto para cerrar esta investigación semiótica:

“Así, tanto el contenido del discurso, como su contexto de producción son aspectos cognitivos relevantes para el uso de estrategias que intervienen en la estructura textual. Estas estrategias organizan y controlan el texto, de acuerdo con la dinámica de la situación, y conforman una conducta lingüística para la producción y comprensión del discurso” (Carrillo 2007: 56)

Comentaremos algunas expresiones usadas en el Manifiesto “Mover ficha: convertir la indignación en cambio político” (2014) que se redacta con la intención de impulsar una candidatura por la recuperación de la soberanía popular para las elecciones al Parlamento Europeo de 2014.

Desde la metáfora inicial, en la que observamos una relación directa con la acción política, vista como un juego de los poderosos en el que el pueblo debe mover ficha para cambiar las cosas, hasta la oposición entre las mayorías que miran con nostalgia el pasado perdido, frente a unas poderosas minorías que son egoístas y que se enriquecen con absoluta impunidad, por lo que es necesaria alguna opción electoral que emocione, se advierte un alejamiento de las posiciones teóricas, racionales, programáticas, para profundizar en cuestiones que atañen a los sentimientos, al corazón. Estamos ante una ceremonia primitiva, cuasi religiosa, de los sacerdotes de las finanzas, que la indignación popular del 15M condena porque no se pueden sacrificar más derechos en el altar de unos mercados guiados por la especulación y la rapiña. Es posible el cambio, ese muro no es infranqueable, como tampoco lo fueron otros muros, añadimos nosotros, que están presentes en la memoria colectiva.

Junto al lenguaje metafórico encontramos una amplia serie de reivindicaciones que se alejan del esquema clásico de la izquierda. Se busca llegar, con horizontalidad y transparencia, al mayor número de ciudadanos posible, a la buena gente, a la juventud, a los trabajadores, a las mujeres y a las personas mayores, más allá de la ideología concreta de cada uno.

Lo que sí aparece es un cuestionamiento de la monarquía, heredada del franquismo, puesto que se habla del regreso de unos valores republicanos que se sintetizan en la virtud pública y la justicia social y en el reconocimiento de nuestra realidad plurinacional y pluricultural.

Siguiendo con el torrente expresivo de imágenes, los firmantes del manifiesto consideran que hay que forjar llaves para abrir las puertas que hoy quieren cerrarnos. Con posterioridad, ya constituido el partido, Iglesias hablará de la necesidad de un proceso constituyente para abrir el candado del 78 y poder discutir de todo.

Finalmente, el manifiesto incluirá los diez mandamientos del cambio político, en los que se resume el programa que presentarán a las elecciones europeas. El cierre del documento recoge el eslogan con el que nace la nueva formación: En las calles se repite insistentemente «Sí se puede». Nosotras y nosotros decimos: «Podemos».

Es evidente la referencia al “Yes, we can!” de la candidatura de Obama a la presidencia de los EEUU, un referente que se actualiza y se transforma de acuerdo con las variables sociales y culturales del momento político español. Es este un primer ejemplo de la importación de elementos, en el sistema primario, en el proceso de elaboración de nuevos repertorios. Se trataría de una nueva situación retórica en la que los significados adquieren otra dimensión:

“Donde el significado es desplegado, intensificado, reestablecido, reducido, etc., e incluso erosionado, para funcionar de acuerdo con las necesidades de una situación determinada y en un proceso de comunicación textual de naturaleza argumentativa” (Carrillo 2007: 73)

Acabamos con un texto que tiene como protagonista al personaje que encabeza el proyecto y cuya figura sintetiza, para bien o para mal, las aspiraciones y los deseos de su base social. Nos referimos al discurso que pronunció Pablo Iglesias en la Puerta del Sol el 31 de enero de 2015, tras la Marcha del Cambio que reunió en el centro de Madrid a más de cien mil personas, esta vez para celebrar el cambio que se avecinaba, más allá de protestas y reivindicaciones específicas.

En este acto, Iglesias utilizó una referencia histórica muy conocida, la del líder afroamericano Martin Luther King y su discurso más famoso, I have a dream, ejemplo paradigmático de la retórica contemporánea, que pronunció el 28 de agosto de 1963 en la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad, organizada por el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos.

Este es un segundo caso de importación en el campo del lenguaje mediante la transferencia, y constituye el procedimiento central y más importante de su proclama política.

Pablo Iglesias se sirve de la misma imagen que el predicador americano, incluso utiliza el mismo recurso retórico, el paralelismo, pues inicia varias partes de sus discursos con la misma frase: Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños.

Pero no se queda ahí, en el paralelismo más elemental, sino que introduce, cuando lo considera conveniente, ligeras variaciones que refuerzan la eficacia del procedimiento con pequeñas pero significativas transformaciones en el sentido del enunciado, que puede ser imperativo, espaciotemporal, colectivo o explicativo:

“Hay que soñar, pero soñamos tomándonos muy en serio nuestros sueños. [...] Hoy en esta Puerta del Sol soñamos. Pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Hoy soñamos un país mejor. […] Hay que soñar y nosotros soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. […] Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Yo sé que gobernar es difícil. Pero los que sueñan seriamente pueden cambiar cosas […] Soñamos; pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. ¿De qué hablamos cuando soñamos con un cambio? [...] Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Y soñamos con un país donde nadie se quede fuera. […] Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Y hoy soñamos con una Europa de los ciudadanos […]”

Estas alusiones a los sueños van más allá de la mera copia, de la burda imitación del discurso del predicador norteamericano. La imagen se engarza con la del mayor soñador de nuestra literatura:

“Hacen falta Quijotes. Estamos orgullosos de ese soñador a caballo, de ese español universal. No permitamos que los traidores conviertan al Quijote en una marca, […] somos un país de ciudadanos, soñamos como don Quijote, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Y hoy decimos patria con orgullo y decimos que la patria no es un pin en la solapa, no es una pulsera […] La patria es esa comunidad que nos permite soñar un país mejor, pero creyendo seriamente en nuestros sueños”.

Y no olvidemos que, en el fondo, debajo de todo esto, está el otro gran creador de la literatura universal, William Shakespeare, con una conocida referencia que ha sido utilizada en múltiples manifestaciones artísticas, del cine a la música pop:

We are such stuff

As dreams are made on, and our little life

Is rounded with a sleep

The Tempest, Act IV

[Estamos hechos de la misma materia que los sueños, y nuestra pequeña vida cierra su círculo con un sueño]

Por otro lado, el discurso de Pablo Iglesias en la Puerta del Sol también recoge el tono declamatorio del doctor King con sus alusiones bíblicas, con un matiz admonitorio digno de un profeta o del propio Jesucristo cuando fustiga a los mercaderes del templo: Malditos sean aquellos que quieren convertir nuestra cultura en mercancías.

Su prosa se acerca a la poesía, no solo por el uso del paralelismo sino por otros recursos rítmicos, como el esquema acentual del ejemplo anterior que recuerda a los proverbios o los salmos, una estrategia retórica que se centra en la materialidad del significante, con la que incorpora elementos emocionales a su discurso como efecto persuasivo.

Como decíamos, el discurso se acerca a la poesía, pero también al folklore, a la canción popular, porque otra frase de Iglesias: Un pueblo con voz de gigante remite a un verso (con voz de gigante gritando adelante) de la famosa canción del grupo chileno Quilapayun, El pueblo Unido, jamás será vencido, convertida en el himno de los pueblos oprimidos de la tierra.

Asimismo, encontramos referentes heroicos de la historia española vividos y sufridos en la Puerta del Sol:

“El 2 de mayo de 1808, no fueron los reyes ni los generales ni los brillantes regimientos del Palacio Real los que se opusieron a la invasión. Fue el pueblo de Madrid […] Cuando no había libertades, esta Puerta del Sol vio a jóvenes estudiantes y trabajadores jugárselo todo por la dignidad de nuestro país. Estamos orgullosos de esa gente. Esta Puerta del Sol vio la recuperación de las libertades y aquel 15 de mayo vio a millares de jóvenes gritar ‘no nos representan’, ‘queremos democracia’.”

Es otro patriotismo, como otra su concepción europeísta. Habla de la Europa de los pueblos, no la de los mercaderes: “Hoy Grecia tiene un Gobierno del cambio. Hoy los Gobiernos italiano y francés reconocen que hay que poner límites a Merkel”.

Más allá de la ideología de cada uno y de las diferencias de clase social, queda una oposición elemental:

Sólo cuando los de abajo quieren y los de arriba no pueden se abre la posibilidad del cambio. Al cambio los de arriba lo llaman experimento y caos. Los de abajo lo llamamos democracia. […] Hoy decimos a esos aristócratas arrogantes, a esa casta que insulta y miente: la libertad y la igualdad triunfarán.

Como hemos visto, el discurso se despliega mediante elementos conocidos que recoge de la historia, la música o la literatura. En otros momentos, son conceptos que se crean o se llenan de nuevos significados. Ambas estrategias se utilizan simultáneamente para enriquecer el mensaje, para acercarlo a su auditorio, para que lo haga suyo y se identifique con el programa que sustenta el nuevo sistema que se ofrece al mercado.

“Para la construcción de los repertorios, se requieren varios procedimientos. Independientemente de las circunstancias, los procedimientos clave parecen ser la “invención” y la “importación". No son procedimientos opuestos porque la invención se puede llevar a cabo mediante la importación, sino relacionados con el trabajo implicado en la creación del repertorio, cuando ésta se limita a los confines del propio sistema ‘sin’ establecer vínculos con cualquier otro sistema. Así, la ‘invención’ puede estar más basada en analogías y oposiciones, mientras que la importación puede precisar habilidades organizativas y mercadotecnia. Incluso en aquellos casos de ‘originalidad’ aparentemente notable, i. e., en los que el origen de la inventiva no se localiza en una única fuente, la importación puede estar presente. En definitiva, la importación ha jugado un papel mucho más determinante en la construcción del repertorio, y por ello en la organización de los grupos y en la interacción entre ellos, de lo que normalmente se ha admitido” (Even-Zohar 1997b: 221).

5. CONCLUSIONES

La irrupción de Podemos en el espacio político europeo y nacional en 2014, con sus novedosas formas de participación y representación política, trajo un aire nuevo a la sociedad española que, en un principio, recibió la propuesta con curiosidad, expectación y voto en un porcentaje sorprendente, dada la escasa o nula implantación del proyecto en el país.

Pero en estos pocos años, desde su fundación hasta la conquista, a medias, del poder, sus enemigos, que son muchos y llegan desde todos los ámbitos del espectro ideológico, han ido debilitando el proyecto y, lo más importante, a su gente; con cualquier medio y con muy variados procedimientos, sin importar que entre ellos se incluyan la difamación y la mentira descarada. Esto no es nuevo, hace ya veinte años que así nos lo advertía Ignacio Ramonet:

“Cada vez con mayor frecuencia, hay periodistas que no dudan en manipular una noticia para dotarla de una fuerza, un aspecto espectacular o una conclusión que tal vez no tendría de otro modo, falsear un reportaje «travestizando» algunos de sus elementos, o presentando como realidad una situación que procede de la imaginación del periodista, de sus suposiciones o de observaciones no contrastadas” (Ramonet, 2000:25).

Esa reacción no debería sorprender a nadie. Los ataques eran previsibles. En los procesos de cambio y de transformación social que se producen en el mundo el sistema dominante no quiere abandonar su posición privilegiada y utiliza todos los recursos que tiene a su alcance con un único objetivo: mantener su predominio social. Ya hemos visto algunos ejemplos de todo ello a lo largo de estas páginas.

La interferencia se convierte en la estrategia que empleará la estructura dominante para adaptarse a situaciones sociales que son, en sí mismas, cambiantes, dada la heterogeneidad de la semiosfera cultural. Las unidades culturales crean cadenas estructurales en las que se pueden producir cambios de modelos que no afectan a la estabilidad del repertorio dominante, aunque esos modelos que sustituyen a los establecidos provengan del repertorio alternativo.

La competencia entre repertorios no acaba siempre con un cambio de cultura. La mayor parte de las veces, la socio-semiótica que controla la red relacional de poder en la que consiste el mercado es capaz de ceder o de sustituir algunos de los elementos que la forman con tal de mantener su posición de predominio social. Se aceptan cambios en el paradigma dominante, siempre que esas transformaciones no afecten a los elementos nucleares.

En resumen, no se puede responsabilizar al oponente del fracaso de tus iniciativas, por muy dura que haya sido su actuación. Sería el reconocimiento tácito de la ineficacia de tus propuestas.

Esta situación de hastío y de cierta desilusión de la militancia y del electorado de Podemos que recogen todas las encuestas es fruto, en su mayor parte, de sus propios errores, de sus divisiones y de sus limitaciones.

El análisis semiótico que hemos realizado de la génesis y la trayectoria de la formación en estos seis años muestra que, en tan corto espacio de tiempo, crearon varios repertorios que compitieron por el mismo espacio y produjeron muchísimos procesos dinámicos de negociación para llegar a ciertos consensos, pactos en los que abandonaron algunos principios fundacionales, que han podido disolver la frescura inicial que tuvo el pensamiento alternativo, ahogada por la gestión y la discusión interna. Hemos visto cómo el partido se jerarquizó y adoptó elementos del repertorio dominante. Se creó una secretaría general frente a la propuesta perdedora que solicitaba una dirección colegiada. Los círculos dejaron de funcionar y los debates disminuyeron.

Es indudable que los procesos electorales que se han sucedido uno detrás de otro en estos años no han contribuido a la consolidación y a la presencia en todo el Estado de la nueva formación política. El trabajo de campaña es agotador y los procedimientos de elaboración de la nueva identidad colectiva que se construye se detienen o avanzan con lentitud. Se impone la estrategia cortoplacista y los principios y valores se aparcan hasta que acaba el proceso electoral.

Si la formación quiere atraer a los consumidores del producto cultural, debe volver a presentar en el mercado social un signo coherente en el que todos los factores funcionen de forma coordinada y el producto responda a las exigencias de la nueva realidad social.

En todo caso, tras el 15M, es cada vez más evidente que los referentes y los conceptos que articulaban la sociedad española desde la Transición han perdido su razón de ser, si en algún momento la tuvieron. Y parte del trabajo de demolición lo están llevando a cabo en distintos lugares muchos de los actores que intervinieron en aquel acontecimiento. Si la herramienta morada se diluye, otros sectores de la sociedad crearán nuevos repertorios que buscarán una alternativa viable que pueda sustituir lo caduco.

El Estado social y democrático que configura la Constitución de 1978 necesita una revisión profunda. La sociedad actual no tiene nada que ver con aquella que despertaba a la modernidad capitalista con miedo y prevención. El cambio quedó limitado a una reforma pactada con los jerarcas del régimen franquista; no hubo sustitución del repertorio cultural dominante.

Con los años, la institución ha aceptado algunos materiales procedentes de otros repertorios, ha permitido que se acerquen al centro de ese universo semiótico algunos elementos que formaron parte, en su momento, de repertorios alternativos. Sistemas socio-semióticos que, en distintas ocasiones y con mejor o peor resultado, intentaron un cambio de paradigma que nunca se produjo.


Figura 6.
Cuadernos para el Diálogo

En los inicios del posfranquismo, enero de 1976, la revista Cuadernos para el Diálogo publicó un número mítico en cuya portada, sobre fondo rojo, aparecía un dilema que todo el mundo se hacía entonces: Reforma o ruptura.

Todos conocemos el resultado. Se optó por lo único que se podía optar en aquellos años grises y trepidantes, en una sociedad amordazada, con un país atemorizado por el ruido atronador de sables.

En estos cuatro decenios han cambiado muchas cosas en el ruedo ibérico, pero seguimos esperando pacientemente lo que en aquel momento histórico no se pudo lograr. Esto es, la ruptura definitiva con los fantasmas del pasado que hoy han vuelto a aparecer en el horizonte de la vieja Europa.

Material suplementario
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Notas

Figura 1.
Uso de Internet por Individuos.
UIT.

Figura 2.
Portada La Circular n. 3

Figura 3.
Contraportada La Circular n. 3

Figura 4.
Podemos

Figura 5.
Inversión publicitaria en medios de comunicación

Figura 6.
Cuadernos para el Diálogo
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