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Maquetas vivas: ensambles artísticos para contingencias ecológicas y políticas
David Gutiérrez Castañeda
David Gutiérrez Castañeda
Maquetas vivas: ensambles artísticos para contingencias ecológicas y políticas
Living Models: Artistic Assemblages for Ecological and Political Contingencies
Maquetas vivas: artes da des-re-territorialização em ecologias políticas
H-ART. Revista de historia, teoría y crítica de arte, núm. 8, pp. 111-142, 2021
Universidad de Los Andes
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Resumen: En el presente artículo se describen las contingencias que enfrenta actualmente el lago de Cuitzeo en México y cómo estas se han ensamblado con proyectos de intervención artística y ecológica recientes. Se partirá de las nociones de naturacultura y maqueta para hacer una crítica de las expectativas y consecuencias de un proyecto escultórico concreto.

Palabras clave:maquetamaqueta,crisis ambientalcrisis ambiental,lago de Cuitzeolago de Cuitzeo,ensamblajesensamblajes,naturalezanaturaleza,naturaleza- culturanaturaleza- cultura.

Abstract: This article describes the contingencies currently faced by Lake Cuitzeo in Mexico and how these have been assemblaged with recent artistic and ecological intervention projects. It will start from the notions of natureculture and model to make a critique of the expectations and consequences of a specific sculptural project.

Keywords: model, environmental crisis, Lake Cuitzeo, assemblages, natureculture.

Resumo: Este artigo descreve as contingências que enfrenta atualmente o lago Cuitzeo em México e como elas têm se ensamblado com projetos recentes de intervenção artística e ecológica. Começa desde a noção de naturacultura e maqueta para fazer uma crítica das expectativas e consecuencias de um projeto escultórico concreto.

Palavras-chave: maqueta, crise ambiental, lago de Cuitzeo, ensamblagens, natureza cultura.

Carátula del artículo

Maquetas vivas: ensambles artísticos para contingencias ecológicas y políticas

Living Models: Artistic Assemblages for Ecological and Political Contingencies

Maquetas vivas: artes da des-re-territorialização em ecologias políticas

David Gutiérrez Castañeda
UNAM., Colombia
H-ART. Revista de historia, teoría y crítica de arte, núm. 8, pp. 111-142, 2021
Universidad de Los Andes

Recepción: 22 Julio 2020

Aprobación: 14 Octubre 2020

Este texto está dedicado al lago de Cuitzeo.

Acontecimiento lago: zonas de contacto

Matters of fact, matters of concern, and matters of care are knotted in string figures, in SF.—Donna Haraway, Staying with the Trouble

La identidad es un fenómeno material; no es un asunto individual. La identidad es múltiple en sí misma; o, más bien, la identidad se difracta a través de sí misma: la identidad es difracción/ différance / diferenciación / diferimiento / diferenciación... La responsabilidad implica proporcionar oportunidades para que el organismo responda.—Karen Barad, “Nature’s Queer Performativity”


Imagen 1.
Grupo de estudiantes de la UNAM y UMSNH hacen ejercicios de percepción ante las actuales ruinas del Lago de Cuitzeo, Proyecto Cuerpos de Agua. Febrero de 2020.

Era febrero de 2020, aún no se veía la contingencia por COVID-19 en el estado de Michoacán y en la ciudad de Morelia. Éramos diecisiete personas que en varios coches nos reunimos para hacer un ejercicio somático de experiencia corporal, afecto, sensibilidad y percepción sobre uno de los más importantes lagos del centro de México: el lago de Cuitzeo. El segundo con mayor extensión del país. Nuestros cuerpos lo tocaron. Un grupo interdisciplinario de estudiantes, entre danza, historia del arte, teatro y ciencias ambientales, se reunió para hacer un ejercicio de percepción y de imaginación. El de Cuitzeo es un lago salado producto de tensiones volcánicas con más de siete millones de años de existencia. Su geografía y sus aguas termales se transforman de múltiples maneras en ciclos de veintitrés años, en promedio, lo que deja huellas físicas en el paisaje y también sensibles en la memoria de sus pobladores.

Bajo la dirección de Alejandro Olvera hicimos varios ejercicios perceptivos y de meditación. Entramos en las aguas termales: cuerpos, calor, sudor, silencio, agua, metales se ensamblaron a una psico-cartografía del lago. Luego hicimos unos ejercicios de respiración para entender qué le sucede al cuerpo cuando se acomodan las múltiples fuerzas implícitas en las aguas cálidas de energías volcá- nicas que por milenios le han dado forma a la cuenca central de México. Al final, en una hilera, nos paramos frente al lago, lo vimos, lo percibimos. Nos dimos cuenta de que sus afectaciones se impregnan en nuestros cuerpos: nos deshidrata, nos quema, nos agota. Cuitzeo se nos presentó como una ecología mucho-más-que-humana pero también mucho-más-que-orgánica. Sus aguas, como todas, ya no pueden ser descritas con el universal abstracto H2O. Son concretas, situadas, ensambladas entre vidas inorgánicas-orgánicas-políticas-ambientales que, por siglos de tránsitos y migraciones, comprometen su propia existencia.

Ese día nos dimos cuenta de que el lago está muriendo, pero no nos quedó del todo claro cómo. Indagando pude darme cuenta de que atender la vida del lago de Cuitzeo no ha sido un asunto de dejarlo vivir en sus propios términos. El lago ha estado siempre inscrito en tramas humanas que tienen fuertes implicaciones en las vidas inter-especies que lo constituyen: por el uso de agua para los cultivos, para el sistema hídrico de alcantarillado, para el manejo de desechos residuales, para el turismo y por el secado de territorio para extender cultivos. Así, generamos una zona de contacto, un momento performativo y somático que nos hace interpelar a las aguas y a Cuitzeo, que a su vez nos interpela a reaccionar y tratar de comprender lo que nos toca de nuestra experiencia en este territorio. Este texto surge de la interpelación de este contacto.

Este artículo quiere comprender cómo un proyecto artístico singular se ensambla con una contingencia vital: la supervivencia del lago de Cuitzeo. Entender la contingencia nos permitirá indagar críticamente sobre el ensamblaje. Ya que esta contingencia tiene que ver con relatos científicos, historias políticas y construcciones sociales del territorio, este es un artículo interdisciplinario. ¿El proyecto artístico se articulará con estas contingencias a la hora de realizarse en el territorio? ¿Qué nos dicen al respecto las artes que se implican en la ecología política? Son las preguntas que indaga este artículo; es por ello que le dedicará un espacio a las perspectivas materiales, ecológicas y políticas de Cuitzeo, para luego argumentar que la maqueta no solo es un estado proyectual de incidencias sobre el territorio y el ambiente, sino que, artísticamente, tiene implicaciones sobre las operaciones, modelaciones y afectaciones que emergen. Es desde este punto de vista que abordaremos el proyecto escultórico Itsï, una llamada de alerta y sus consecuencias.3

Mi atención a este proyecto es doble: habla sobre las maquetas y su importancia para la ecología política, pero también devela tensiones críticas sobre cómo la práctica escultórica implica las relaciones y vidas humanas, y más que humanas, de un territorio. El conjunto de maquetas y proyectos de escultura de Itsï se presenta como una oportunidad para entrelazar las acciones artísticas y los proyectos de ecología política. Es por ello que este es un trabajo interdisciplinario entre arte y ecología política, un gesto para cuestionar la falta de inocencia de las producciones estéticas cuando quieren construir el territorio en sus términos.

Mi atención a este proyecto es doble: habla sobre las maquetas y su importancia para la ecología política, pero también devela tensiones críticas sobre cómo la práctica escultórica implica las relaciones y vidas humanas, y más que humanas, de un territorio. El conjunto de maquetas y proyectos de escultura de Itsï se presenta como una oportunidad para entrelazar las acciones artísticas y los proyectos de ecología política. Es por ello que este es un trabajo interdisciplinario entre arte y ecología política, un gesto para cuestionar la falta de inocencia de las producciones estéticas cuando quieren construir el territorio en sus términos. Quisiera abordar estos temas desde algunas de las discusiones de las ontologías relacionales, donde se entiende a la naturaleza como un agente que actúa y cuyas acciones tienen consecuencias tanto para el mundo humano como para el no humano.4 Esto implica que la naturaleza y la cultura no son agenciamientos separados, sino que están interconectados en formas y procesos complejos que se ensamblan en contingencias específicas. A este orden de interconección ontológica lo designo como naturalcultural, haciendo eco del llamado de Stacy Alaimo y Susan Hekman por “entender la agencia, la importancia y el poder transformador continuo del mundo, formas que den cuenta de una miríada de intra-ac-ciones entre fenómenos que son materiales, discursivos, humanos, más que humanos, corpóreos y tecnológicos”.5 En ese sentido las operaciones de modelización —que en este texto indagaremos desde el punto de vista de la creación de maquetas— no son solo intervenciones en el espacio, sino que imaginan, diseñan, performan, materializan y hacen emerger en el territorio las “razones de ser” de sus componentes ecosistémicos desde puntos de vista singulares. Diseñar maquetas y/o esculturas artísticas en un lago hace parte del proceso mismo de “darle sentido”, “hacerlo ser”, “generar materialidades relacionales” y desarrollar una serie de acciones y reclamaciones determinadas con el ambiente. Busco entonces construir una mirada compleja de cómo un territorio, que se da por hecho que está “allí”, es más bien el acontecimiento situado de múltiples y multi-temporales tránsitos y migraciones de fuerzas humanas y más-que-humanas. Así, se busca entrever cómo el despliegue artístico, la construcción de sus puntos de vista, sus materialidades, las coordenadas de su proyecto, hacen parte intrínseca de lo que hoy podemos definir como el “ser” del lago.

Concuerdo con Patrick McCully en que “todo territorio es parte de una cuenca y todo está modelado por el agua que fluye sobre y a través de ella”.6Pero este ser-agua no es constante o permanente, sino que todo territorio se ha ensamblado o se ensamblará en un paisaje concreto según tensiones de fuerzas materiales y físicas, posiblemente también antrópicas, cuyas componentes volcánicas, tectónicas y acuíferas generan una temporalidad y unas condiciones de posibilidad específicas para lo vivible.7 Lo vivible es entonces consecuencia de esta articulación. Aún así, entre estas fuerzas geo-históricas, la ausencia de agua y de sus huellas puede marcar el paisaje.

El “agua” será entendida en este trabajo como un agenciamiento en el sentido deleuziano del término:8 como multiplicidades heterogéneas que al ensamblarse con otras materialidades y fuerzas generan relaciones que sustentan las condiciones de lo vivible. En el caso particular de la biografía del lago de Cuitzeo, “agua” es una potencialidad, una circunstancia que lo hace “ser” de diversas maneras según los ensamblajes posibles en un momento histórico-geo-político. Más aún, como veremos, el agua no siempre está “presente”: ella genera las condiciones de su configuración como territorio y los posibles ensamblajes humanos y más-que-humanos que la sitúan en determinados equilibrios ecológicos y apuestas políticas; su biorritmo específico y los factores antrópicos que la demarcan hacen que el “agua” se transforme constantemente en estados que, según puntos de vista especializados, ponen en peligro lo “vivible” en el lago de Cuitzeo: se deseca, se hace barro, se hace alcalina, se hace dulce, se erosiona, se quema, se calienta, se inmoviliza, acumula basura, se hace polvo... También tenemos que considerar, como propone Elizabeth Povinelli, que esto “vivible” no es algo objetivo o natural per se, sino, como sucede con el lago de Cuitzeo, es también una administración de geo-ingenierías que organiza series y ensamblajes de vida según puntos de vista hegemónicos y que demarcan lo que cuenta como vida (y también su posible usufructo).9

La propuesta de este artículo es que el proyecto escultórico Itsï de protección ambiental sobre la ribera del lago de Cuitzeo y sus veintitrés poblaciones humanas hace parte íntegra de esta geoingeniería: el agua también se agencia en las imágenes y proyectos de sentido que apuestan por una versión de su existencia. Esta serie de esculturas (por ahora maquetas y esto es importante) son despliegues y generación de puntos de vista sobre el ser del agua y del lago entramados en juegos de cordel que van haciendo nodo en caminos de interés.

Tal como propone McCully, todo agua siempre implica un asunto de poder, justamente en cuanto es un agenciamiento fundamental de lo vivible desde nuestros términos.10 El poder en disputa sobre el lago de Cuitzeo tiene múltiplesmatices y coordenadas. No se trata solo del problema ecológico-ambiental de su supervivencia, que es grave, sino que implica también relaciones de producción agrícola, manejo de recursos y de desechos urbanos y agro-industriales, vías de comunicación, migración de asentamientos humanos y más-que-humanos e historias reclamadas por pueblos originarios purépechas, entre otros múltiples puntos de vista.

Espero demostrar que los puntos de vista de las esculturas y de los artistas operan en regímenes de disputa por lo que puede “ser” el lago de Cuitzeo que no necesariamente conocen todas estas contingencias. Las operaciones materiales de las maquetas y posibles esculturas indagan por tránsitos que son del territorio, pero que se pueden abstraer y ser administrados en otros lugares, donde se negocia la delimitación por la significación de un futuro posible del lago. Además, marcan las inter-relaciones que configuran los usos y los abusos de los territorios y se posicionan en las disputas de poder-hacer y poder-significar de diversas identidades-nexo.11

La gestión de lo vivible es fundamental a la hora de disputar los sentidos posibles de los territorios y configura genealogías que marcan tradiciones, usos y costumbres, pero también articulaciones espontáneas de necesidades de vida. Estas son fundamento de innumerables luchas de pueblos originarios por sus territorios, que ganan densidad política y producen su legitimidad por medio de reclamos de pertenencia a un territorio. A este respecto, Gloria Aponte propone una noción más desterritorializada-reterritorializante de identidad, al observar que los nexos no necesariamente operan en regímenes de identidad política o reclamo cultural, aunque sí son producto de “las expresiones de vitalidad humana, es decir, la relación espontánea de las personas con su entorno”, relación “tan estrecha que, aún sin afecto evidente, la mayoría de las veces marca de manera indeleble el alma de los seres humanos”.12 Es así que “la noción de paisaje se genera a partir de la percepción sensorial del lugar”.13 Estos nexos-sensibles-perceptivos no se generan solamente en aquellos que han fundado su identidad política a partir del territorio, sino que, si se quiere, son una identidad de segundo orden. Emergen también en el punto de vista de los artistas, los turistas, los visitantes, los políticos. Me interesa esta noción en el sentido de que las prácticas estéticas y/o científicas, los órdenes de lo territorial y las expectativas sobre el paisaje surgen de entablar nexos específicos con el territorio. Estos se construyen de tal manera que ejercen un impacto agencial —en el sentido de constituirse como coordenadas claves— sobre la experiencia identitaria y de pertinencia de las personas. Los territorios son más-que-humanos, pero los nexos identitarios marcan orientaciones de sentido enlazados con las prácticas antrópicas que sobre él se ejercen.

Siguiendo a Pedro Urquijo y Andrew Boni podemos afirmar que el paisaje se hace con las historias de miradas y las posibilidades técnicas de agenciar el territorio, pero también de representarlo.14 Es por ello que las maquetas y esculturas de Itsï presentan una oportunidad análitica clave para mí, al develar un modo de nexo y construcción del paisaje naturalcultural. La cuestión en disputa es: ¿cuán legítimos son estos nexos para marcar la vida presente y futura de un territorio?

El lago de Cuitzeo como zona crítica

Entre 1934 y 1940 el presidente Lázaro Cárdenas, oriundo de Michoacán, implementó una de las políticas más progresistas sobre el agua en México. Cada ejido15 tiene derecho a los recursos de las tierras que les han sido reconocidas por años de trabajo y por su identidad-nexo política. En ese sentido, el agua pensada como recurso natural es derecho de quienes habitan el territorio. A su vez, Cárdenas generó una política de infraestructuras de salubridad para manejo de aguas, distritos de riego, acueductos de aguas potables y de desecho, presas y reservas naturales que ha protegido por más de setenta años importantes zonas ambientales de México. El sistema propuesto por Cárdenas fue consecuente con una política de higiene y sanitización pública que, si bien fue exitosa para las inmunologías prósperas de las ciudadanías mexicanas, también implica un control de las concesiones de agua que a futuro ha permitido la actual política de aguas embotelladas.16 Aún así, desde su administración, con claros enfoques conservacionistas, aunque comprendiendo el agua desde una noción de cantidad, de recurso, y naturalizando su heterogeneidad material y circunstancial, surgió una necesaria práctica de diseño de cuencas y acuíferos.17 Aunque un poco tarde en su administración presidencial, en 1939 se terminó la construcción de la presa de Cointzio que afectaría para siempre el equilibrio ecosistémico de la cuenca de Cuitzeo al desviar y represar algunas de sus principales fuentes de recarga acuífera, geoformando el mapa de producción agrícola por el distrito de riego Morelia-Queréndaro, lo que generó la posibilidad para el crecimiento urbano y el subsiguiente aumento de las aguas de desagüe que desde siempre se han depositado en su lecho.

La cuenca endorreica del lago de Cuitzeo es un complejo sistema geológico, ambiental y climático de cuatro mil kilómetros cuadrados formado hace más de siete millones de años por un sistema volcánico transversal que da pie a la existencia de otros cuerpos de agua como el lago de Pátzcuaro, el de Zirahuén y el de Zacapu.18 La cuenca del lago de Cuitzeo, junto con la depresión de Chapala—el lago más grande de México— conforman la depresión lacustre Cuitzeo- Chapala, la cual se caracteriza por su geometría y estilo de fallamiento,19 alimentándose principalmente de los ríos Grande de Morelia, el de Queréndaro y el de Zinapécuaro; además, el lago se encuentra tectónicamente delimitado por semigrabens de rocas volcánicas y productos fluviolacustres. La falla permite que lasaguas subterráneas emerjan, de ahí las treinta fuentes termales que se localizan en los lomeros de la parte baja de la cuenca del lago, además de sus once islas que cubren un total de cuatrocientos kilómetros cuadrados.20 En la actualidad veintiocho municipios corresponden al territorio de la cuenca, de los cuales veintitrés son del estado de Michoacán de Ocampo y cinco del de Guanajuato.21

Desde que hay registros se ha notado que el agua en Cuitzeo habita por ciclos que han definido parámetros de pesca según la recuperación de algunas de las 2 359 especies, entre animales y vegetales, registradas en el territorio. La estratigrafía del suelo lacustre de Cuitzeo indica que este no ha sido un territorio estable sino que ha variado entre seco-desértico, húmedo, acuoso, de aguas alcalinas, dulces, frías, termales, y sus profundidades han cambiado (en tiempo de mayor presencia de agua podría llegar a unos diez metros de profundidad), con abundante presencia de vegetación acuática (como un tipo particular de Diatomeas planctánicas descubierto por Isabel Israde-Alcántara en los años noventa) y cierta turbulencia, hasta poca presencia de vegetación y poca profundidad.22 Estos ciclos pueden durar aproximadamente veintitrés años según el clima, las lluvias y la capacidad de recarga de los afluentes. Según Bocco, López y Mendoza en 1934 se reconoció el primer ciclo seco del lago, que concluyó en 1957.23 El segundo ciclo terminó en 1978 y duró veintiún años; el tercero duró veinte y se extendió hasta finales de los noventa. Se ha documentado que en los últimos años los ciclos duran menos de una década y la capacidad de resguardo de aguas del lago de Cuitzeo está en detrimento.

En los últimos setenta años ha habido un aumento en el consumo de agua doméstica debido al crecimiento de los asentamientos humanos y una mayor intensidad en la irrigación por parte de la agroindustria, que constantemente le gana al lago hectáreas semi-húmedas para cultivo y es el mayor depositario de aguas residuales con agroquímicos. Hasta la década de los ochenta el sistema multiespecies de Cuitzeo pudo mantener el pH cíclico de sus tránsitos e integrar las aguas residuales, pero después, con la mayor deposición de residuos, su capacidad resiliente se ha visto mermada.24

Desde su conformación y habitación humana, la cuenca de Cuitzeo ha implicado múltiples vectores de migración humana y más-que-humana. El nombre de Cuitzeo proviene de la palabra purépecha cuiseo que significa “lugar de tinajas”,25 lo que de acuerdo con las investigaciones de Eduardo Williams, principal arqueólogo de la zona, corresponde con la abundancia de materiales como la obsidiana, la sal, el cobre, la plata, la calcedonia, el cinabrio, la riolita y el palo, entre otros.26 Ello implicaba para el pueblo purépecha una zona importante de economía, tránsito, diplomacia y límite con el territorio azteca. El tránsito de especies, las rutas de comercio y los procesos de colonización forman parte intrínseca de la conformación humana de la cuenca, movimientos de explotación y de salida migratoria, pero también de llegada y asentamientos a la ribera de sus aguas:

La zona era considerada como el corredor natural que une al centro de Mesoamérica (Altiplano de México y Bajío de Guanajuato y Querétaro) con la región del occidente, incluyendo la costa del Pacífico, área de gran importancia, ya que era paso obligado de numerosos grupos culturales para el comercio institucionalizado, como por ejemplo, el traslado de turquesas del sureste de Estados Unidos hacia el Altiplano de México. Además, la cuenca de Cuitzeo tuvo una gran importancia, ya que conformó la frontera entre los imperios Tarasco [Purépecha] y Azteca. [...] El estado de Michoacán fue el primer estado de la República Mexicana en donde comenzó el flujo migratorio internacional a finales del siglo XIX y principios del XX. Actualmente es uno de los estados que experimentan los procesos migratorios más severos del país, donde el principal lugar de destino de los emigrantes son los Estados Unidos. En la década de 1960 uno de los cambios aportados por los campesinos emigrantes fue la introducción del sorgo como el principal cultivo, en lugar del maíz, y el uso de algunos fertilizantes.27

Los asentamientos históricos se encuentran alineados este-oeste y suroeste-noreste para aprovechar las inclinaciones montañosas para el uso del agua y evitar inundaciones.28 El aumento poblacional ha sido constante en la zona, principalmente la migración urbana a la ciudad de Morelia después del temblor de 1985, lo cual intensificó su urbanización, lo que llevó a que el número de habitantes en la región sobrepasara los 800 000 en la década de 1990. Si bien hay flujos migratorios hacia los Estados Unidos (principalmente hacia California y Chicago), también los hay de llegada, atraídos por la implementación de agricultura intensiva (mayormente aguacate y frutos rojos). Adicionalmente, a partir del proyecto de Lázaro Cárdenas se dio un gran influjo de turismo, con la población de Pátzcuaro, y su respectivo lago, como epicentro.29

Como ha demostrado Jennifer Jolly, para el gobierno cardenista la población de Pátzcuaro representó una gran importancia en términos de las identidades-nexo, dada la fuerte tradición de los pueblos originarios purépechas.30 Pátzcuaro fue construido a escasos kilómetros de Tzintzuntzan, capital del imperio purépecha. Vasco de Quiroga, obispo de la corona española que se encargó de las encomiendas en la región, lo concibió originalmente como el emplazamiento de una comunidad basada en el modelo utópico de Tomás Moro. Es por ello que Pátzcuaro concentró mucha de la energía política y cultural del dominio español, hasta que en el siglo XVI se funda Valladolid (hoy Morelia, más cerca de Cuitzeo) como ciudad-monasterio. Para Cárdenas, como gobernador del estadoy posterior presidente de la República, Pátzcuaro representó un centro cultural y patrimonial importante. En su gobierno gestionó instituciones culturales, diseños turísticos, murales y proyectos de administración de territorios acuíferos y agrícolas. En la isla de Janitzio, en el lago de Pátzcuaro, hizo construir una escultura monumental (de cuarenta y siete metros) del libertador José María Morelos. En estricto sentido, el lago de Pátzcuaro hace parte del mismo sistema ecosistémico que llega al lago de Cuitzeo, pero en la construcción de la idiosincrasia cultural y configuración del territorio se presentan como dos espacios políticos diferentes. Es por ello que Cuitzeo, a pesar de ser clave para entender las vidas purépechas, la arqueología, las formas de cultivo originarias, la pesca, el manejo de aguas y la urbanización histórica de Michoacán, se cuenta como una historia diferente, aunque hermanada con la de Pátzcuaro.

El municipio de Morelia acapara el cuarenta y dos por ciento del agua para uso público-urbano, lo cual genera problemas de desigualdad social y espacial en la cuenca. Alrededor del once por ciento de los habitantes urbanos y el veinte por ciento de quienes habitan el medio rural no disponen de agua potable,31 lo que convierte a los camiones pipa, que toman el agua directamente de los acuíferos y de los lagos, en la principal fuente de abastecimiento.32 Aún así,

el incremento poblacional se encuentra ligado al incremento en el consumo de agua para uso doméstico y del volumen de aguas residuales producidas en los asentamientos humanos. El volumen de agua consumida por la población en 1970 era de 21,490 m3 y en el año 2000 era de 77,800 m3. La cantidad de agua consumida por la población aumentó 16.8% en el periodo de estudio. En la zona de estudio existen muy pocas plantas de tratamiento de aguas residuales, lo que provoca que las aguas [residuales] producidas en las ciudades, descarguen al lago de Cuitzeo una vez que han regado campos de cultivo.33

Así como el impacto y tránsito humano han sido cruciales, la configuración de plantaciones y la generación de relaciones interespecies también lo son para los fenómenos que demarcan la existencia del lago de Cuitzeo, principalmente las especies vegetales que cumplen labores fundamentales en la recolección de aguas de lluvia y en la fijación de la tierra fértil en las montañas volcánicas circundantes, con lo que se evitan la erosión y los deslaves.

El bosque de pino, conformado por varias especies de pinos como la endógena Pinus michoacana y especies advenidas con las migraciones antrópicas como Pinus lawsonii y Pinus leiophylla, se encuentra en peligro por la deforestación.34 El bosque de encino tiene alto grado de alteración por la tala y los incendios, lo que hace difícil determinar si se trata de vegetación primaria o secundaria. El pastizal está distribuido en toda la cuenca y se encuentra relacionado con actividades pecuarias al lado de la ribera del lago. Los matorrales y zonas húmedas pertenecían a campesinos que migraron a los Estados Unidos y son además las zonas que se espera que en los próximos años intensifiquen la producción agrícola de maíz, frijol y calabaza, aunque están en las laderas en suelos someros y pedregosos. Esto implica arduas labores de labranza y pobres resultados en la cosecha: “Lo anterior permite señalar que el proceso migratorio se ha traducido en mejores condiciones de cobertura vegetal para la cuenca del lago de Cuitzeo; sin embargo, el abandono de tierras agrícolas representa las pobres políticas de desarrollo agrario que se viven en nuestro país. De igual forma, el aumento de la cobertura de bosque también se encuentra asociada al fenómeno migratorio”.35

Si esto fuera poco, desde 1882 se construyó La Calzada para conectar el poblado de La Palma con una de las penínsulas de Cuitzeo. Esta construcción implicó la división en dos partes del cuerpo de agua y ha impedido desde entonces el libre movimiento de la masa de agua. Aunque en aquel momento la intensificación de las lluvias permitió los movimientos de agua entre las dos zonas antrópicas instauradas en el lago (sur y norte), en los últimos años con la baja de la profundidad y el incremento de los sedimentos, a lo que se sumó en el 2006 la construcción de una nueva vía rápida de Copándaro de Galeana hasta la Cinta (que une a Michoacán con Guanajuato), se ha segmentado el lago en dos zonas que empiezan a diferenciarse ecosistémicamente (siendo el lado norte el que mayor incapacidad de resiliencia manifiesta). Esto ha llevado a que desde 1992 se declare al lago de Cuitzeo como zona prioritaria para la investigación y la conservación por el Comité Tripartita de Estados Unidos, Canadá y México,36 lo que hace cada vez más explícito cómo los territorios de estos tres países se encuentran interconectados por tránsitos de especies humanas y más-que-humanas.

Los relatos de protección internacional de la migración de la mariposa monarca son los más relevantes debido a su frágil proceso de supervivencia que ensambla aguas, árboles y economías, y la mariposa ha generado una intensificación de zonas de protección de la vida silvestre y de las aguas en los Estados de México y de Michoacán. Pero al hablar de la migración de especies humanas y más-que-humanas en enclaves económicos y políticos debemos considerar también la mano de obra campesina que se instala por periodos en las plantaciones californianas (en San José específicamente), junto con el movimiento extractivista de tierras y aguas relacionado con las plantaciones de aguacate mexicano y zarzamoras que se cultivan en Michoacán y se venden en diversos mercados norteamericanos (que impactan directamente la capacidad de recarga de Cuitzeo).

La desecación recurrente del lago de Cuitzeo se ha visto asociada a dos fenómenos: la mayor extracción de agua de las aguas subterráneas y la reducción en las precipitaciones medias anuales e incremento en temperaturas medias anuales en la cuenca,37 que junto con la captura de territorio de humedal para la agricultura intensiva han llevado a sus más importantes crisis de supervivencia. Ahora bien, si pensamos el territorio con sus enclaves, ensamblajes y movimientos de materiales, residuos, aguas y vidas, vemos que la desecación es un síntoma de procesos de extractivismo históricamente implementados en Cuitzeo.

Gracias al proyecto de investigación Avivar el horizonte ambiental común: Encuentros pedagógicos entre artes y ecología política (Papime PE402519) de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Morelia de la UNAM, pudimos rastrear veinte años de documentación en prensa sobre la situación de los lagos principales de Michoacán. Encontramos que la preocupación por la supervivencia del lago de Cuitzeo se remonta a finales de la década de los ochenta (sobretodo en programas de política pública), cuando la sanitización y el acceso a infraestructuras de salud empezaron a ser temas importantes debido al aumento de aguas residuales. Incluso se construyó una planta procesadora de aguas residuales que hoy funciona a la mitad de su capacidad debido a una deuda asociada a su uso eléctrico. Más aún, se encuentran en común dos vectores de intervención:1) la estabilización de la desecación y de los ciclos resilientes del lago con miras a la agricultura industrial, que trae consigo mano de obra y estabilidad de movimientos migratorios, buscando aprovechar las zonas húmedas (incluso con técnicas de pueblos originarios como las terrazas), y 2) la recuperación de flora, fauna y condiciones de salubridad que permita una economía pesquera con el propósito de instaurar proyectos turísticos que aprovechen las aguas termales. Cada uno de estos proyectos, que remedian consecuencias de ensamblajes antrópicos, siguen disponiendo al lago de Cuitzeo como un recurso natural explotable en condiciones de desarrollo sustentable, priorizando identidades-nexo que operan desde la intensificación agrícola y el turismo. Ejemplo de ello es el documento de trabajo para la recuperación del lago redactado por un conjunto de expertos en el año 2008, donde se lee: “El acuífero es un recurso estratégico que debe ser protegido, manejado y administrado de manera responsable y eficiente. Es urgente revisar los decretos para las zonas de reserva hidrogeológica. Para preservar el equilibrio entre la extracción y la recarga de acuíferos es necesario reglamentar y conocer más este recurso, así como también es importante la actualización del padrón de los pozos de extracción”.38

El lago de Cuitzeo es una zona crítica porque las capacidades resilientes para que sus sistemas ecológicos puedan existir en sus propios términos se han desactivado hace más de treinta años.39 Esto no solo ha sido un agenciamiento natural, sino naturalcultural, pues no solo hace parte de los biorritmos específicos del lago (que como se ha dicho no son del todo equilibrados) sino que la injerencia antrópica es un factor de intensidad que afecta la capacidad del lago para vivir en sus propios términos. Y las promesas de futuro siguen re-instalando narrativas antrópicas. Es por ello que viene al caso atender a la propuesta de Arturo Escobar en torno a la necesidad de un otro-diseño, un diseño ontológico que no sea solo paisaje, sino que integre éticas aún más complicadas que la de la sostenibilidad de los productos agrícolas para uso humano.40 Precisamos entonces de éticas que no sitúen a los humanos como sujetos excepcionales para entender los entramados de densa existencia que hacen de Cuitzeo “el problema”. No se trata de una declaración fatalista, ni de una salvífica, sino de compartir una nueva idea, una idea que trata de pensar desde las arquitectónicas, que no son necesariamente arquitecturas, sino las lógicas y las formas en las cuales se construyen los modelos y los sentidos. Me interesa cuestionar las ideas de naturaleza y naturalización y las versiones de lo vivo que pretendemos maquetar. Necesitamos maquetas, pero ¿para qué diseños? ¿Para qué materialización vital? ¿Podrán los diseños y las materializaciones de las maquetas-esculturas de Itsï orientarnos hacia aquellas éticas?

Maquetas para un lago

He podido identificar que desde el año 2008 hay un gusto por los simposios. Uno de ellos, realizado el 8 de octubre de 2007 en Morelia, Michoacán, buscaba promover el intercambio de argumentos plurales y propuestas que impulsaran el desarrollo sostenible de la cuenca del lago de Cuitzeo.41 El más reciente, realizado en febrero de 2020 con ocasión de la inauguración de la exposición Itsï, una llamada de alerta en el Centro Cultural Clavijero, se propuso poner sobre la mesa la misma metodología de actualización de saberes disciplinarios con respecto a la narrativa instalada de la crisis de la cuenca de Cuitzeo.42 Pero en esta ocasión hubo un cambio de paradigma propuesto por el presidente del Consejo Consultivo del Agua, Víctor Lichtinger Waisman (exsecretario de Medio Ambiente del presidente Felipe Calderón, oriundo de Michoacán): por primera vez en la historia problemática de Cuitzeo treinta y dos artistas imaginaban esculturas de gran formato bajo la dirección artística de Eloy Tarsicio, destinadas a ser instaladas en la ribera del lago de Cuitzeo, en cada una de sus veintitrés poblaciones, aunque solo si se consigue inversión privada para la manufactura en gran formato y para el plan de desarrollo sustentable que el Consejo propone y que ha de ser aprobado en cada municipio. Las esculturas se presentaron en formato “maqueta” en la sala de exhibición del Centro Cultural mientras en el auditorio discutían los acadé- micos. En una entrevista con la periodista Carmen Aristegui, en el 2019, a propósito de la primera exhibición de las maquetas en el Centro Cultural Banamex en la Ciudad de México, Lichtinger dice que buscaba una propuesta “práctica” que ayudara a generar conciencia en torno al problema de Cuitzeo.

El proyecto Itsï se presenta como una manera de hacerse cargo de las contingencias arriba desplegadas. Propone un artefacto artístico que opere en las condiciones de los enredos supervivientes del lago de Cuitzeo y se ensamble entre sus contingencias. La noción de ensamble es compleja pero útil para entender la propuesta de Itsï, un proceso en que naturaleza y cultura se co-constituyen. Para Karen Barad, las entidades no se construyen a sí mismas, sino que surgen, emergen como manifestaciones de intra-acciones materializantes y agenciales:

Mi tema aquí no es la performatividad no-humana per se, sino las prácticas materializadoras de diferenciación, donde uno no puede dar por sentado que todos los actores, acciones y efectos son humanos. Por lo tanto, son interesantes las prácticas mediante las cuales los humanos hacen distinciones y también las prácticas de diferenciación involucradas de los no-humanos, mediante los cuales los no-humanos se diferencian de sus entornos, de otros no-humanos y de los humanos, así como de otras criaturas. Para ser más precisos, el punto no es simplemente incluir tanto a los humanos como a los no-humanos como actores o agentes de cambio, sino más bien encontrar formas de pensar sobre la naturaleza de la causalidad, la agencia, la relación y el cambio sin considerar que estas distinciones son fundamentales manteniéndolas en su lugar. Lo que se necesita entonces es una forma de pensar acerca de la naturaleza de la diferenciación que no deriva de una noción fija de identidad o incluso de un espacio fijo.43

Contingencias y ensambles no son, siguiendo a Barad, operaciones discretas, sino fundamentalmente entrelazadas.44 Lo que se comprende de un territorio y sus contingencias ensambla nociones y operaciones que emergen según este marco de sentido. De esto no escapan la materialización, el diseño, ni las políticas públicas. Las maquetas se me presentan entonces como el medio en que estas operaciones suceden. Si bien están inicialmente situadas en Itsï, maquetar-mate-rializar son operaciones muchísimo más extensas.

Las maquetas y los modelos son operaciones artístico-científicas de gran importancia. La maqueta me llama particularmente la atención porque es una apuesta por un orden de la materialidad que implica directamente una organización del espaciotiempomateria en la cual se proyecta implantar y que de hecho incide en las coordenadas semiótico-políticas, por lo cual se torna significación y agenciamiento. Si bien una maqueta es un proyecto, en sí ya engendra pasadospresentesfuturos que reclaman puntos de vista que su materialización llega a ejecutar o performar. Que se hayan exhibido maquetas no es menor. Se trata de esculturas que aún están entramadas con las condiciones de su posibilidad y la valoración de sus discursos.

Una maqueta es una política material. Aquí me gusta pensar en manchas, me gusta pensar en lo sucio. La palabra “maqueta” viene de macchietta que significaba “boceto” y “mancha” en el italiano del siglo XV. Se trata entonces de una lógica de moldeado, de borramiento, de trazo, de tentativa. A esta lógica de moldeado nosotros le llamamos boceto, pero también implica ensuciar, manchar, hacer réplicas que manchan. Lo que me interesa es pensar sucio, o en escala de grises, como propone Silvia Rivera Cusicanqui, y me gusta pensar que las manchas no existen en sí mismas.45 La mancha es algo sucio, pero algo sucio lo es porque se le hace algo a algo: una mancha siempre es relacional, una mancha no existe per se, una mancha existe cuando marca algo y ese algo es ensuciado a través de la operación de la mancha. Las nociones de maqueta y modelo remiten además a un proceso, nunca a una obra final, y por lo tanto un boceto siempre es proyectual y, a su vez, conlleva una relación difícil entre tiempos: una maqueta puede ser algo que va ser el futuro, puede ser algo que ya pasó o puede ser algo que está sucediendo y que se está moldeando en su presente. Todos estos tiempos están en la maqueta simultáneamente.

Una maqueta configura sentidos siempre en tanto réplica, nunca es un proyecto final (aunque a veces se puede nombrar como proyecto final, o a veces moldear puede ser el proyecto final). Siempre hay algo de lo cual está haciendo réplica, algo que es su referente y con lo cual está implicada en una relación (aunque se trate de algo ideal). Un elemento muy importante es que toda maqueta implica una posición frente a lo vivo, organiza la vida y las muertes e interviene en las dinámicas vitales. Las maquetas producen historias, hacen intervención política, son artefactos de enseñanza, son refugios, son libros, son vidas y son muertes —además son intensas. Las maquetas son intensas.

Una maqueta siempre implica un modelo, implica modelaje. Modelar significa un impulso que, si bien se configuró en la Edad Media europea, implica un mecanismo disciplinar que tuvo una gran proyección en el Siglo de las Luces europeo. De una manera singular la producción de modelos consolidó dos operaciones importantes para el saber científico: la demostración cognitiva y la acumulación de evidencia. Según Gottfried Boehm, la noción de modelo fue de menor importancia en las prácticas de pensamiento hasta el siglo XVII, cuando se consideró que la técnica de la maqueta podría funcionar para problemas materiales concretos, sobre todo problemas de ingeniería.46 En cambio, en las historias de las prácticas del arte, sobre todo la arquitectura, la escultura y el cine, la maqueta se consolidó como el punto de vista fundamental para la concepción de las obras de arte en sí mismas.

Boehm propone pensar la maqueta o el pensamiento-materializante por modelado como un ejercicio que atraviesa una antropología simbólica.47 En efecto, la creación de modelos no es solamente una operación que consolida procedimientos científicos o artísticos, sino que también ha sido y se ha pensado en otros territorios como una forma de construcción de un saber sobre el propio lugar. Lo importante desde este punto de vista es que un modelo activa una performatividad ritual. Siguiendo mi argumento anterior, la maqueta tiene un anclaje en la identidad y en los procesos de percepción y construcción natural-culturales. Más aún, estos también pueden ser identidades-nexo que emergen de la aspiración de hacer un proyecto de territorio-paisaje arquitectónico. En este marco, importan hoy día las maquetas porque revelan una tensión clave para la investigación artística contemporánea: una maqueta-modelo disputa los agenciamientos de unas coordenadas representativas/ideológicas y aterriza su empleo instrumental. En esta tensión, que parece ser un problema (aunque podemos verla también como una oportunidad), encontramos tal vez la manera en que podemos zanjar históricamente la inquietud acerca de la utilidad pragmática del arte, y de la visualización y la formalización estéticas, en el saber científico. La maqueta es arte-ciencia y, si sumamos que es un artefacto de antropología sim- bólica (y aquí reside un poco de su potencia anticolonial), también podría ser pensada desde unas formas de ritualización contemporáneas. Junto con Isabelle Stengers, pienso que las maquetas son entonces una operación de modelización que está siempre dinamizada (incluso cuando ha cambiado de soporte y se ha materializado de otra manera), una operación onto-epistémico-estética.48


Imagen 2.
Eloy Tarcisio (2019) Lluvia; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 3.
HERSÚA (2019) Puerta Solar; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 4.
Javier Marín (2017) Cabeza de Mujer “Sopladora II”, Cabeza de Hombre “Soplador II” y Cabeza de Hombre “Soplador III”; Escultura en bronce para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 5.
Lilia Lemoine Roldán (2019) Nunca Más; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 6.
Gabriel Macotela (2019) Estructura pa- ra la Naturaleza; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 7.
Marion Sulkin (2019) Cuerahuáperi y Curicaveri; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia. .
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 8.
Xavier de María y Campos (2019) Tridente; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 9.
Claire Becker (2019) Apapachamama; Maqueta para Escultura-Templo de la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 10.
Aurora Noreña (2019) Colector de Aguas Pluviales; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 11.
Paloma Torres (2019) Guardianes de Agua; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.


Imagen 12.
César López Negrete (2019) No te Faltará un amigo; Maqueta para Escultura-Templo de la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Boehm, por su parte, examina unas imágenes arquitectónicas de Paul Klee y se pregunta: “¿Cómo es posible que esta imagen de Paul Klee sea y no sea una casa?”, a lo que responde: “Se demuestra que por medio de la imagen (la pintura en este caso) es posible proyectar una gran cantidad de reglas por medio de las que se representa lo mismo (las casas) además de ofrecer una reconfiguración del modo de creación de mundos que desemboca en casas nunca antes vistas, trazando una proyección que organiza nuevas reglas que en este caso reoperan y replantean lo que es la arquitectura, el teatro y la cartografía”.49 Por tanto, según Boehm, estas serían unas artes de la hipotiposis, que para Kant significa una descripción vivaz, eficaz de algo que está sucediendo con intensidad: una proyección del contorno, un rasgo fundamental que se encuentra implicado en la relación que se tiene con “la casa” (en este caso).50

Las maquetas importan para la ecología política

Ahora me gustaría aplicar estas ideas a una reflexión sobre las maquetas en y para Cuitzeo. Se trata aquí de pensar desde las zonas críticas, desde los afectos que tocan los cuerpos, y ello ante todo porque quisiera pensar una narrativa redentora que emerge en Itsï, una llamada de alerta.51

¿En qué consiste el proyecto? Si bien no podré detenerme en las treinta y dos esculturas-maquetas por cuestiones de espacio, rastrearé qué tipo de ensamblaje simbólico opera en el proyecto general y en algunas de sus propuestas.

El Consejo Consultivo del Agua es una asociación civil que funciona también como corporación privada, con grandes inversionistas michoacanos y jaliscienses, que busca, con el apoyo de Silvano Aureoles, actual gobernador de Michoacán, hacer una revolución verde en la cuenca del lago de Cuitzeo y a la vez reproducir una técnica ancestral histórica mexicana: la chinampa,52 con lo que se espera consolidar formas de producción orgánicas y sustentables en las diferentes zonas del lago de Cuitzeo. El interés del Consejo es poner a producir a Cuitzeo y que las comunidades, que a su vez “son responsables” de la desecación del lago, se asocien a los proyectos de producción privatizadora. Aunque la idea es interesante, el lago se encuentra en un ciclo salino, por lo que la implementación de agroquímicos sería necesaria. En efecto, como observa Casper Jensen, las “revoluciones verdes” implican formas que normalizan y naturalizan las intensidades de la producción agroindustrial sobre los territorios y hacen imaginar que las formas de capitalismo verde son las únicas opciones de generación de territorios y alimentos.53 A la vez que mitigan las afectaciones antrópicas desde el punto de vista de la inversión, mantienen la condición antropocéntrica como condición de existencia, lo que implica, en palabras de la antropóloga Anna Tsing, “perder muchos mundos que no son humanos”54 al quebrantar un territorio de manera deliberada porque no corresponde con la intensidad de cultivo que el mercado requiere.

Con respecto al proyecto artístico, lo primero que hay que manifestar es el tipo de operación escultórica que emerge de la intervención en el paisaje naturalcultural del Consejo. En efecto, se está activando una operación que tiene ya dos grandes hitos en la historia del arte moderno mexicano, la Ruta de la amistad (1968) y el Espacio escultórico de la UNAM (1979), dos proyectos que son enclaves de la escultura monumental abstracta y la configuración de paisajes urbanos y naturalculturales. Estas coordenadas se mantienen intactas.

La convocatoria del proyecto invitaba a los participantes a considerar como “espacio-paisaje” un territorio o circuito por medio de la activación semántica de color, materia y disposición espacial, generando visualidades que puedan remontarse caminando o en vehículo. Aunque el sentido de esta interpelación es más que evidente, cabe notar que un espacio de la dimensión del lago de Cuitzeo no ha sido considerado antes para una operación escultórica de este orden, lo que trae preguntas interesantes con respecto al tipo de maqueta-modelo que emerge de este proyecto. De estas preguntas, la más importante es si las maquetas, entendidas como ensamblajes de futuros posibles, de tiempos considerados, que se insertarán como agentes matérico-semióticos en el paisaje naturalcultural de Cuitzeo, corresponden a las mismas coordenadas de la implementación agro-eco-capital.

Bajo la dirección de Eloy Tarcisio se seleccionaron treinta y dos artistas (solo uno es de Michoacán, aunque vive en Ciudad de México, otro es extranjero pero vive en Michoacán) a quienes se les pidió que imaginaran, desde las coordenadas de sus poéticas autorales, un artefacto artístico que pueda localizarse en la ribera del lago de Cuitzeo, que reclame un desarrollo sustentable para la zona y que a su vez intensifique la curiosidad turística.55 Entre la selección aparecen grandes nombres de la escultura moderna y contemporánea en México, artistas formados en las décadas de los setenta y noventa con trayectorias reconocidas. A ningún artista se le asignó un lugar específico, por lo que cualquier pieza podría instalarse en cualquier lugar. Entre las propuestas presentadas encontramos poéticas cercanas a la abstracción de gran formato, el uso de concreto, materiales diversos, ensamblajes en hierro y algunas piezas con un sentido figurativo monumental. Todas operan desde un punto de vista “decorativo”, si se me permite la expresión, en tanto cada una de las esculturas se toma un territorio para hacer explícito un signo y adecuar una mirada paisajística. Todas las piezas, a excepción de las de César López Negrete y Claire Becker, son autorreferenciales: son objetos que pueden ser instalados en cualquier lugar seleccionado. Además, implican grandes infraestructuras de sostenimiento que muchas veces no contemplan las afectaciones ecológicas al territorio (como la oxidación del hierro y las base de concreto). Exceptuando la de Javier Marín, todas las piezas son hechas ex profeso para el proyecto y están fechadas en el 2019. Los artistas hicieron un solo viaje de campo para pensar sus proyectos.

Las piezas de Hersúa y Tarcisio serán instaladas sobre o dentro del agua. También tenemos otras piezas como la de Gabriel Macotela, que supuestamente también se instala dentro del agua del lago, o la de Lilia Lemoine, que es una literalización de las aguas contaminadas. Aurora Noreña concibe una recolección de aguas fluviales que posiblemente funciona como una fuente decorativa para la plaza central de la ciudad de Cuitzeo. Paloma Torres, por su parte, propone unas campanas que, al ser puestas sobre el lago, permiten que el viento y las tolvaneras resuenen como el clamor superviviente. Hay también unas articulaciones entre material reciclado y tuberías puestas a color que se instalan en la ribera y los muelles de cada una de las zonas de Cuitzeo, obra de Marion Sulkin y Xavier de María y Campos. Llama la atención la obra de Claire Becker Templo a Pachamama, un templo-escultura en concreto, instalado sobre un muelle, que al ser construido se espera que alcance los veinte metros de alto. Esta pieza causó un gran debate entre las feministas ecologistas, pues sugiere el cuerpo de una mujer suplicante, que por el título sabemos que es la Madre Tierra o la Pachamama. Más aún, la pieza no parece preocuparse por el valor simbólico, sino por lo que implica un cuerpo de una mujer desnuda en el espacio público. La simbolización, que hace pensar quizás en un acto sensible de oración, puede implicar también acciones de violencia simbólica sobre el cuerpo de las mujeres.

Hasta el momento, los proyectos de maqueta suponen una instalación de materiales que podrían causar afectaciones ecológicas importantes. Incluso en el caso de las piezas hechas a base de reciclaje, como la de Sulkin y María y Campos, su realización requiere al menos de pinturas acrílicas para su conservación. Las piezas en metal requieren ácidos de oxidación y los bronces pinturas protectoras. Los concretos son materiales plástico-químicos con fuertes afectaciones e implican desgastes. Todos los materiales escogidos implican impactos a bajo nivel, pero que no dejan por ello deser impactos en un frágil equilibrio ecosistémico como el arriba descrito.

En términos de despliegue de imágenes, las piezas en el Centro Cultural Clavijero se encontraban deslocalizadas y sin contexto evidente. Si bien muchas de las imágenes, particularmente las abstractas, permiten entrar en el juego de la instalación en el paisaje al generar entramados visuales interesantes, en este momento de indeterminación parecen flotar en la citada autorreferencialidad. Denotan una identidad-nexo más vinculada al estudio de artista, con unas narrativas redentoras del tipo “salvemos al lago”, que una comprensión política e interdisciplinar de sus implicaciones concretas.

Las imágenes dan por sentadas las coordenadas de un desarrollo sustentable tal y como lo describe Jensen, con altos indicios de abstracción y universalización: se nos habla de reciclar, captar aguas pluviales, contemplar el sol, sentir el viento. Esto no cancela la potencia de poetización que podrían tener las piezas en su instalación proyectada, pero manifiesta proyecciones asentadas en culturas políticas específicas sobre el ambiente que se asumen como pertinentes en cualquier territorio. No reconocen la historia local. No saben de los entramados materiales de las aguas y cómo la instalación escultórica los afectará. No toman posición sobre las historias de turismo, lagos y cultivo que han marcado un siglo de políticas de aguas en el estado michoacano. No reaccionan a operaciones de saber y comprensión de los agenciamientos singulares del agua en el lago de Cuitzeo y sus gentes como las descritas arriba. No se sitúan. En otras palabras, la opción estética por la abstracción monumental esquiva las disputas ecológicas concretas por el territorio y permite, desde la expectativa cultural instalada en la burguesía mexicana del circuito escultórico, fundar una visibilidad redentora del proyecto económico del Consejo Consultivo del Agua. Tal vez el más importante valor de este proyecto está en hacerse valorar. Si además de ello entendemos a Cuitzeo como zona crítica, preocupa la manera en que las piezas buscan localizarse, ubicarse en el paisaje sin preocuparse mucho por complejizar su ensamblaje con el territorio. Todo ello nos lleva a afirmar que Itsï es un proyecto muy humano, demasiado humano, apenas de aquellos humanos que disponen del territorio y sus entramados para sus propias materializaciones, que si bien se relacionan lo hacen para sí, sin ensamblarse en modo alguno con las vidas más-que-humanas en la supervivencia frágil del lago de Cuitzeo.

En la conferencia “Carrier Bags for Worlding”, dictada en la Galería Kurimanzutto en la Ciudad de México el 24 de enero del 2020, Donna Haraway argumentó que situarse no es lo mismo que localizarse.56 En este mismo sentido, Isabelle Stengers propone que la maquetación y la modelación son operaciones relevantes para una zona crítica solo si permiten dar cuenta de las consecuencias de su proyecto, lo que significa que situarse sería operar en términos de unas “artes de las consecuencias”,57 o sea, artes que le dan a los ensamblajes supervivientes formas que hacen crítica y problemática su instauración en el territorio. Se trata de reaccionar a él al darle forma, y no de imponer circunstancias de identidad-nexo de “vuelo de pájaro” que se ahorrarían cualquier interpelación directa de respons-habilidad58 o que se excusarían bajo el argumento de que es un proyecto creativo personal.

Cuando había casi abandonado mi esperanza de que las maquetas de esculturas modelaran de alguna manera una comprensión de Cuitzeo como zona crítica (tal vez tenía mi anhelo muy circunscrito y ya de por sí sesgado y politizado), encontré al final de la exposición la maqueta im-posible de Carlos López Negrete, pieza que considero la más enigmática: un hilado en bronce que se transforma literalmente en una maqueta del lago de Cuitzeo donde se ubican todas las tensiones territoriales y traspasos entre zonas acuáticas y húmedas. La pieza demarca además de forma referencial todo el complejo sistema montañoso volcánico que permite la regeneración y carga de agua del acuífero. No ignora la ciudad de Morelia y los asentamientos humanos y los ubica en referencia a una escala que permite jugar con la proporción del espacio e imaginar las tensiones del territorio. Poética, material y metafóricamente, la maqueta No te faltará un amigo teje una red humana sobre el agua que será muy difícil lograr sobre el lago mismo, si llegara a pensarse en manufacturar la pieza, cuyas implicaciones ecológicas y costos económicos serían altísimos. Justamente esto me lleva a considerar que es tal vez la única maqueta-escultura que reconoce su condición de maqueta, generando un modelo que solicita posteriores interpelaciones. La modelación diseñada por López Negrete genera en efecto una operación de visualización que permite generar interpelaciones. En esta pieza encontré la posibilidad de encargarme de la zona crítica, y un cómplice en la tarea. Quiero leerla como un ejemplo de arte que logra enfrentarse con sus consecuencias.

Cierre

El espacio, el tiempo y la materia no están simplemente "allí"; más bien, se constituyen (y se reconstituyen iterativamente) a través de las performancias intra-activas del mundo.—Karen Barad, “Nature’s Queer Performativity”

El lago de Cuitzeo no está simplemente allí: se configura en tensiones naturalculturales con temporalidades diversas. Intra-acciones, ejecuciones, iteraciones de múltiples elementos y fuerzas, incluidas las matério-semióticas y sus políticas. Esto no quiere decir que no lo percibamos, que no lo administremos, que no lo afectemos, que no nos afecte. De hecho, manifiesta todo lo contrario: nos afecta de formas intensivas. Pueden ser las tolvaneras de sus zonas desecadas, pueden ser sus aguas termales o su acidez y alcalinidad. Se hace mundo de múltiples maneras. Y nosotros lo interpelamos al diseñarlo antrópicamente. Lo hacemos paisaje.59 Hacemos nexos que interpelamos desde nosotros mismos y bajo nuestras propias convenciones. El lago de Cuitzeo podrá ser visto desde nuestros polivalentes y contradictorios puntos de vista, pero eso no quiere decir que esté pasivo. Él está migrando, transformándose. Y Cuitzeo reacciona.

En su libro Against the Anthropocene, Demos demuestra los entrelazamientos entre múltiples regímenes de la cultura visual y el ambiente actual.60 Una de estas vertientes, que hasta cierto punto celebra la intervención de la geoingeniería, concibe como inevitable la intervención humana en los territorios y propone prolongarla, profundizarla y diseñarla de formas aún más humanas. A mi parecer, el proyecto Itsï concuerda con esta imposición de la mirada, pues se trata, además del paisaje, de engendrar territorios a la voluntad de ciertos humanos. Sin desaceleración. Sin pausa. Sin recuperar criterios e imágenes, saberes y prácticas que han convivido con el territorio. Aún así, no podemos desactivar el “diseño”, si seguimos las orientaciones de Escobar y Jensen.61 Como lo demuestra Haraway, las operaciones de maquetación-materialización que emergen allí pueden ser posibilidades de co-configuración, de hacer-con, de sympoiesis.62 Es por ello que el diseño debe dar cuenta de las consecuencias de su ontología, de lo que hace ser, de sus expectativas y de los saberes y puntos de vista que da por sentados mientras neutraliza otros.

Las maquetas del Consejo Consultivo del Agua son un tipo particular de interpelación, una materiosemiosis sesgada de lo que podría ser Cuitzeo. Nos corresponde insistir en otros puntos de vista. En otras figuraciones. En otras metáforas. En otros modelos. En otras maquetas más situadas. Una maqueta nunca es estática, es un accionar. Es un proyecto de pasadopresentefuturo. Una dislocación/relocalización constante. Su propio bucle, su propia trayectoria, atada a sus condiciones de posibilidad y materialización. El asunto es que despliegues y tránsitos implican las coordenadas semiótico-políticas del proyecto en cuestión, que constituyen el espacio según la concepción de Doreen Massey:

el espacio como la dimensión de múltiples trayectorias, una simultaneidad de historias hasta ahora. El espacio como dimensión de una multiplicidad de duraciones. El problema ha sido que la vieja cadena de significado, el éxtasis de representación espacial, continúa ejerciendo su poder. El legado estético perdura. O, siguiendo a Emesto Laclau, el espacio es equivalente a la representación que a su vez es equivalente al cierre ideológico.63

Las maquetas, entonces, son tomas de posición, construcción de territorio, instalación de puntos de vista no inocentes sobre un territorio. Las maquetas hacen y performan territorios naturalculturales.

Material suplementario
Información adicional

Cómo citar:: Gutiérrez Castañeda, David. “Maquetas vivas: ensambles artísticos para contingencias ecológicas y políticas ”. H-ART. Revista de historia, teoría y crítica de arte, nº 8 (2021): 111-142. https://doi.org/10.25025/hart08.2021.07

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Notas
Notas
1 Agradezco a Isabel Israde-Alcántara, Chantal Garduño, Marcela Morales Magaña, Lluvia Maldonado y Alejandra Olvera por sus orientaciones y diversas aproximaciones a los cuidados de las aguas en Michoacán. Este texto hace parte del proyecto de investigación Avivar el horizonte ambiental común: Encuentros pedagógicos entre artes y ecología política (Papime PE402519) de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Morelia de la UNAM, dirigido por el autor y Chantal Garduño. Ver https://lagosproyecto.wixsite.com/misitio
2 Si bien, la noción de “zona de contacto” ha ganado actualidad con los argumentos de Donna Haraway a partir de la embriogénesis de Lynn Margulis y la biología de Scott Gilbert, el uso del concepto en humanidades se le debe a Mary Louise Pratt, quien lo introdujo desde un pensamiento colonial. Ver: Donna Haraway, Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthulucene (Durham: Duke University Press, 2016), pos427, y Mary Louise Pratt, “Arts of the Contact Zone”. Profession (1991): 33-40. Junto con estos legados el término remite también a los trabajos que me gusta llamar somato-políticos, como los del Colectivo Medeas (https://zonasdecontato.wixsite.com/medeia/sobreoprojeto) o el Colectivo Liquida Ação (https://www.coletivoliquidaacao.com/) en Rio de Janeiro, donde las aguas y los cuerpos entran en constante contacto estudiando la piel y los organismos vivos.
3 El proyecto fue gestionado por el Consejo Consultivo del Agua, dirigido por Víctor Lichtinger Waisman, una organización civil para la protección del agua en México (https://www.aguas.org.mx/sitio/quienes.html). La dirección artística estuvo a cargo del escultor Eloy Tarcisio y contó con la participación de 32 escultores. El proyecto fue presentado en Ciudad de México en el Centro Cultural Banamex en 2018-2019. Esta reflexión se referirá también a la exhibición de las maquetas del proyecto de esculturas de gran formato que se realizó a inicios de 2020 en el Centro Cultural Clavijero en Morelia, Michoacán (https://ccclavijero.mx/exposiciones/Itsï-una-llamada-de-alerta/).
4 Las ontologías relacionales no son un campo filosófico cerrado, de hecho son el ámbito intelectual que mayor disputa genera en la teoría contemporánea y con mayor incidencia en las ecologías políticas. Utilizo el término “ontologías relacionales” pues, aunque polémico en su semántica y traducción, en las implicaciones filosóficas y las disputas anticoloniales tiene ya un estatuto discursivo en el contexto de Abya Yala (al respecto, ver: Arturo Escobar, Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia [Medellín: UNAULA, 2014]). Se puede argumentar que la toma de posición principal de este marco analítico es que “nada está por sí mismo en el mundo”: cada ser es posible gracias una interacción de fuerzas y entidades complejas. El ser es una inter-relación cambiante, no un absoluto esencial ni universal. La discusión se apoya en la antropología, las ciencias ambientales, las artes vivas, y agrupa un conjunto de ideas muy diferentes (empírica, metodológica y conceptualmente), desde la antropología y biología multiespecies de Donna Haraway y Anna Tsing, las filosofías orientadas a objetos de Quentin Meillassoux, Timothy Morton y Graham Harman, la teoría de la red de actores de Bruno Latour, la teoría política inspirada en Deleuze de William Connolly, la intra-actividad cuántico-performativa de Karen Barad y la cosmopolítica y especulación fabulativa de Isabelle Stengers. En Colombia el trabajo de Arturo Escobar ha marcado referencias importantes en la ecología política. En Abya Yala ha sido Silvia Rivera Cusicanqui, entre otros, quien ha logrado articular las ontologías relacionales a la historia anticolonial y las luchas de los pueblos originarios. Si bien el campo es amplio, en este artículo tomo el camino de la intra-actividad, las relaciones inter-especies y la cosmopolítica, materialismos de vertiente feminista como los que proponen Stacy Alaimo y Susan Hekman en “Emerging Models of Materiality in Feminist Theory”, en Material Feminism, editado por Stacy Alaimo y Susan Hekman (Bloomington: Indiana University Press: 2008), 1-20.
5 Alaimo y Hekman, “Emerging Models”, 7
6 Patrick McCully, Ríos silenciados: Ecología y política de las grandes represas (Buenos Aires: Proteger Ediciones, 2001), 9.
7 Me manifiesto cauto de apelar a la noción de antropoceno, que he seguido a través de los trabajos del Anthropocene Working Group, subcomisión de la Comisión Internacional de Estratigafía (http://quaternary.stratigraphy.org/working-groups/anthropocene/) y del Anthropocene Project (http://theanthropoceneproject.net/), donde se lo entiende como un fenómeno histórico y analítico omniabarcante cuyas consecuencias políticas y perspectivas siguen en discusión. Siguiendo las ideas de T. J. Demos, podemos decir que el antropoceno se presenta como una narrativa histórica y científica, pero también económica y política, que afecta nuestra manera de representar el mundo y ensamblarnos con él. Es una operación de modelación que a partir de los aparatos científicos puede nombrar al mundo en conjunto y entender procesos generativos multifactoriales que irrumpen de forma global en fenómenos como la experiencia del clima, la regeneración de territorios y hasta la extinción de especies. Sin caer en relativismos multiculturalistas, Demos considera que el antropoceno es una narrativa neoliberal que opera una universalización de una ética geológica y adscribe proyectos de humanidad y gobierno (y, añadiría yo, de clase, raza y género) para contrarrestar las incidencias de la afectación humana al ambiente, ahora global. Ver: T. J. Demos, Beyond the World’s End: The Arts of Living at the Crossing (Durham: Duke University Press, 2020), pág 9.. Para Donna Haraway, por su parte, el antropoceno nos fuerza a asumir que todos somos parte de ese humano, históricamente racializado, generizado y de ciertas clases y culturas (ver: Donna Haraway, Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthulucene (Durham: Duke University Press, 2016), pos813). Ahora bien, si reconocemos, como propone el pensamiento zapatista, que un mundo son muchos mundos, las afectaciones se generan y se sufren de forma diferencial, al igual que las responsabilidades de reaccionar a ellas. Es por ello que muchos activistas afro y de pueblos originarios se preguntan si realmente son “humanos”, y si asumirse humano implica de plano hacer parte de la cultura económica-neoliberal-académica que nombra el tiempo como antropocénico. Es por ello que me siento incómodo en calificar las prácticas y relatos que analizo en este texto como propios del “antropoceno”, aunque en efecto se trata de afectaciones humanas al territorio. No quiero tampoco que se me malinterprete: la desecación, los incendios y las obras de ingeniería en el lago de Cuitzeo tienen implicaciones hondas en el cambio de los equilibrios climáticos y multiespecies del territorio, pues afectan la acumulación de aguas y la posibilidad de generación sympoiética de tierra fértil. Mas no por ello es el tiempo solo del hombre que lo define. ¿Dónde quedan las historias desde los puntos de vista de las aguas, de las especies, de los pueblos originarios para nombrar lo que nos ha venido pasando? Esto es aún una tarea pendiente.
8 Ver: Juan Manuel Heredia,“Dispositivos y/o agenciamientos”. Revista internacional de filosofía vol. XIX, no. 1 (2014): 83-101.
9 Elizabeth Povinelli, Geontologies: A Requiem to Late Liberalism (Durham: Duke University Press, 2016), #pag 1-30.
10 McCully, Ríos silenciados, #1-35.
11 Tomo la noción de identidad-nexo de Gloria Aponte, “Paisaje e identidad cultural”. Tabula rasa no. 1 (2003): 153-164.
12 Aponte, “Paisaje e identidad”, 154.
13 Aponte, “Paisaje e identidad”, 158.
14 Pedro Urquijo y Andrew Boni, Huellas en el paisaje: Geografía, historia y ambiente en las Américas (Ciudad de México: UNAM, Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, 2020).
15 Término político-geográfico-comunitario de la legislación posrevolucionaria mexicana que reconoce derechos comunales y de propiedad a colectivos organizados de campesinos. Una de sus formas más importantes de decisión política es la asamblea.
16 Casey Walsh, Virtuous Waters: Mineral Springs, Bathing, and Infrastructure in Mexico (Los Ángeles: University of California Press, 2018), 124.
17 Walsh, Virtuous Waters, 8
18 Gerardo Bocco, Ema López Granados y Manuel Mendoza, “La investigación ambiental en la cuenca del lago Cuitzeo: Una revisión de la bibliografía publicada”, en Contribuciones para el desarrollo sostenible de la cuenca del lago de Cuitzeo, Michoacán, editado por Miguel Bravo y Manuel Mendoza (Ciudad de México: UNAM, 2012), 301-308.
19 Víctor Hugo Garduño, “Marco tectónico del estado de Michoacán”, en Carta geológica del Estado de Michoacán, escala: 1:250,000, editado por P. Corona-Chávez et al. (Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Secretaría de Difusión Cultural y Extensión Universitaria, Instituto de Investigaciones Metalúrgicas, 1999), 1-9.
20 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #318.
21 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #320.
22 Isabel Israde-Alcántara, Victor Hugo Garduño y Rosario Ortega, “Paleoambiente lacustre del Cuaternario Tardío en el centro del lago de Cuitzeo”. Hidrobiológica vol. 12, no. 1 (2002): 61-78.
23 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #332.
24 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #333.
25 Miguel Bravo-Espinosa et al., La cuenca del lago de Cuitzeo: Problemática, perspectivas y retos hacia su desarrollo sostenible (Morelia: Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Michoacán, 2008), #7.
26 Eduardo Williams, “La etnoarqueología de la producción de sal en la cuenca del lago Cuitzeo, Michoacán, México”, FAMSI, http://www.famsi.org/reports/02006es/. #251.
27 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #328.
28 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #331.
29 Jennifer Jolly, Creating Pátzcuaro, Creating Mexico: Art, Tourism, and Nation Building under Lázaro Cárdenas (Austin: University of Texas Press), #25-84.
30 Jolly, Creating Pátzcuaro, #25-84.
31 Bravo-Espinosa et al., La cuenca, #11.
32 Marcela Morales, “Flujos de agua, flujos de po- der: La gestión del agua urbanizada en la ciudad de Morelia, Michoacán” (Tesis de doctorado, Colegio de Michoacán, 2015), #62.
33 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #331-332.
34 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #324.
35 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #330-331.
36 Bocco, López y Mendoza, “La investigación ambiental”, #318.
37 Manuel Mendoza, Gerardo Bocco, Erna López y Miguel Bravo, “Implicaciones hidrológicas del cambio de la cobertura vegetal y uso del suelo: Una propuesta de análisis espacial a nivel regional en la cuenca cerrada del lago de Cuitzeo, Michoacán”. Investigaciones geográficas no. 49 (2002): 98-117.
38 Bravo-Espinosa et al., “La cuenca del lago de Cuitzeo”, 20.
39 Retomo aquí el concepto de “zona crítica” elaborado por Bruno Latour en Down to Earth: Politics in the New Climatic Regime (Cambridge: Polity Press, 2018), #78, y en la exposición Critical Zones que organizó para el ZKM de Karlsruhe, inaugurada en 2020 (https://critical-zones.zkm.de/#!/). En mi lectura, este concepto busca no solo pensar el territorio delimitado por las coordenadas geoespaciales y temporales de la escala y convención humanas, sino elucidar la existencia de territorios configurados simultáneamente en múltiples tránsitos, energías y migraciones que, yuxtapuestas de forma compleja, comprometen su equilibrio y resiliencia superviviente. Estas zonas no están definidas por los parámetros de un punto de vista, sino por múltiples relaciones inter-activas que localizan y se dislocan constantemente, donde lo “que tiene sentido” para la zona no es necesariamente lo que sucede en su interior.
40 Con la noción de “diseño ontológico” Escobar recupera su experiencia en la década de 1990 en un taller de cuencas en la región colombiana de Chocó. El diseño ontológico, guiado por las ontologías relacionales, busca dar cuenta de lo multifacética y enredada que es una supervivencia ecosistémica, e implica por consiguiente una negociación entre puntos de vista, incluidos los no-humanos, para considerar qué infraestructuras y decisiones antrópicas son las más pertinentes de intervención. En este punto, las identidades-nexo necesitan profundizarse en términos de legitimidad y representación para poder tomar decisiones situadas y respons-hábiles. Ver: Arturo Escobar, Autonomía y diseño: La realización de lo comunal (Popayán: Universidad del Cauca, 2016), #69-97.
41 Las ponencias de este simposio se han publicado en Bravo-Espinosa et al., La cuenca.
42 La web del proyecto es: http://aguas.org.mx/Itsï/.
43 Karen Barad, Nature queer´performativity (Kvinder, Køn & Forskning nos. 1-2, 2012), #32 (mi traducción, mi énfasis).
44 Barad, Nature queer´performativity #43.
45 Silvia Rivera Cusicanqui, Un mundo ch´ixi es posible: Ensayos desde un presente en crisis (Buenos Aires: Tinta Limón, 2018), # 16.
46 Gottfried Boehm, Cómo generan sentido las imágenes: El poder del mostrar (Ciudad de México: UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2017), #142-178.
47 Boehm, Cómo generan sentido las imágenes, #142-178.
48 Isabelle Stengers, La brujería capitalista (Buenos Aires: Hekhet Libros, 2018), #117-147.
49 Boehm, Cómo generan sentido las imágenes, #142-178.
50 Operaciones como la descrita por Boehm, que articulan procesos de materialización-maquetación y de comprensión-otra, han surgido en el campo de la ecología política en México. Dos de los proyectos más interesantes de maquetación han sido el de Maria Theresa Alves con respecto al lago de Chalco (https://muac.unam.mx/exposicion/el-retorno-de-un-lago?lang=en) y el de Adriana Salazar con respecto al lago de Texcoco (http://www.allthingslivingallthingsdead.com/).
51 Narrativa redentora es una noción que acuñé a partir del trabajo de Elizabeth Povinelli y que corresponde a las formas de configuración de órdenes de sentido y sensibilidad, percepción y afecto, discurso y emoción que se postulan como pertinentes y válidos a la hora de proponer ejercicios artísticos para atender problemas cívicos, ecológicos o políticos. Ver: Povinelli, Geontologies, #168, y David Gutiérrez Castañeda, “Hacerse de una narrativa redentora”, en La ilusión de la justicia transicional, editado por Alejandro Castillejo Cuellar (Bogotá: Universidad de los Andes, 2017).
52 La chinampa es una práctica mesoamericana náhuatl, no purépecha, de cultivo sobre cuerpos de agua. Consiste en generar una balsa en la cual se ponen sedimentos de tierra fértil en la que, gracias al ensamblaje con el agua, es posible cultivar hortalizas, flores y verduras. Las chinampas más conocidas son las de Xochimilco en la Ciudad de México. La práctica de cultivo purépecha corresponde a las terrazas arquitectónicas que se disponían en las montañas aledañas a los lagos para captar el agua lluvia. Las terrazas son técnicas originarias que preveían la erosión y ayudaban a filtrar el agua para disfrutes humanos creados en las montañas. Con la práctica del ejido y la agroindustria intensiva las terrazas entraron en desuso. Proponer chinampas en lugar de terrazas se debe a que el proyecto de agroindustria del Consejo Consultivo está construido desde la noción de baldío, referente a las zonas húmedas del lago que no están siendo aprovechadas por acción humana. Además de esto, el proyecto no quiere intervenir en la compleja relación estratigráfica de las aguas en la cuenca, lo que implicaría atender a las montañas y las comunidades humanas y de bosques que no están en la ribera del lago. Además, como me indicó en conversación personal Ana Isabel Moreno, ingeniera etno-agroforestal de la UNAM, esta propuesta no solo implica importar una técnica descontextualizandola sin dar cuenta de los complejos entramados ecosistémicos de su aplicación, sino que también implica la desactivación de saberes agroforestales originarios aún más pertinentes en sus consecuencias ambientales. En este sentido el proyecto desconoce de forma directa al sujeto político campesino e indígena que construye el territorio.
53 Casper Jensen,“Cosmopolitical Perplexities: Pragmatic Tests for Changing Climates”, Academia, https://www.academia.edu/38729958/Cosmopolitical_Perplexities_Speculative_and_Pragmatic_Tests_for_Changing_Climates?email_work_card=title, consultado el 12 de diciembre de 2020, #17.
54 Gan, Elaine; Tsing, Anna; Swanson, Heather; y Bubandt, “Introduction: Haunted Landscapes of the Anthropocene ”, en Arts of Living on a Dama- ged Planet: Ghosts and Monsters of the Anthro- pocene, editado por Anna Tsing et al. (Minnea- polis: University of Minnesota Press, 2017), #1-17. Ver la propuesta de Anna Tsing y Donna Haraway en: https://www.youtube.com/watch?v=wbQmtPI25lI&t=793s
55 Los artistas invitados son: Alberto Castro Leñero, Alejandro Escalante, Arno Avilés, Aurora Noreña, Carlos Agustín, César López Negrete, Claire Becker, Eduardo Olbés, Eloy Tarcisio, Ernesto Hume, Hersúa, Jesus Mayagoita, Javier Marín, Jorge de Santiago López, Jorge Yázpik, Lilia Lemoine Roldán, Marco Antonio López, Mauricio Rodríguez, Miguel Ángel Campos, Miguel Peraza, Noé Katz, Olyn, Oveis Saheb Djavaher, Pablo Arturo Castro, Paloma Torres, Xavier de María y Campos e Yvonne Domenge.
56 Dona Haraway, “Carrier Bags for Worlding”, conferencia para Avivar el horizonte ambiental común: Encuentros pedagógicos entre artes y ecología política (Papime PE402519). vídeo en Vimeo, 55:21, https://vimeo.com/407645200.
57 Stengers, La brujería capitalista, #51.
58 Responseability es el término compuesto por Haraway para conjugar la responsabilidad y la capacidad de respuesta. Ver: “Conversación entre Donna Haraway y Helen Torres”, Desbordes, 10 de julio de 2020, https://des-bor-des.net/2020/07/10/conversacion-entre-donna-haraway-y-helen-torres/.
59 Urquijo, “Paisaje Cultural”, #17.
60 T. J. Demos, Against the Anthropocene:Visual Culture and Environment Today (Berlín: Sternberg Press, 2017), #20.
61 Escobar, Autonomía y diseño, 69; Jensen, “Cosmopolitical Perplexities”, #24.
62 Haraway, Staying with the Trouble, pos1334.
63 Doreen Massey, For Space (Londres: SAGE, 2005), 24-25; Massey remite aquí a Ernesto Laclau, New reflections on the revolution of our time (Londres; Verso, 1990).
Declaración de intereses
David Gutiérrez Castañeda - Es sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia (2006), Maestro en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México (2011). Doctor en Historia del Arte (2016) por la UNAM con énfasis en estudios del performance y género, arte y política en América Latina, y museología contemporánea. En su investigación doctoral Ejercicios del Cuidado: a propósito de La Piel de la Memoria indagó sobre los desempeños culturales y artísticos como forma ética del cuidado. Profesor Ordinario de Carrera Asociado C de Tiempo Completo en la Licenciatura en Historia del Arte en la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Morelia (ENES) del la UNAM. Miembro del colectivo de investigación Taller de Historia Crítica del Arte y de la Red de Conceptualismos del Sur. Becado por Colegio Mexiquense y la Fundación Ford para el programa Libertades Laicas para una estancia de investigación sobre arte y laicidad en el Colegio de México (2006). Ganador del Premio Nacional de Crítica de Arte del Ministerio de Cultura de Colombia 2010.Entre sus investigaciones se cuenta: De los géneros a los cuidados. Prácticas pedagógicas para reflexionar las intimidades en contextos públicos institucionales (Papime PE404818) y Avivar el Horizonte Ambiental Común: Encuentros Pedagógicos entre Artes y Ecología Política (Papime PE402519). Es autor del libro Mapa Teatro 1987-1992 (2014).

Imagen 1.
Grupo de estudiantes de la UNAM y UMSNH hacen ejercicios de percepción ante las actuales ruinas del Lago de Cuitzeo, Proyecto Cuerpos de Agua. Febrero de 2020.

Imagen 2.
Eloy Tarcisio (2019) Lluvia; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 3.
HERSÚA (2019) Puerta Solar; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 4.
Javier Marín (2017) Cabeza de Mujer “Sopladora II”, Cabeza de Hombre “Soplador II” y Cabeza de Hombre “Soplador III”; Escultura en bronce para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 5.
Lilia Lemoine Roldán (2019) Nunca Más; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 6.
Gabriel Macotela (2019) Estructura pa- ra la Naturaleza; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 7.
Marion Sulkin (2019) Cuerahuáperi y Curicaveri; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia. .
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 8.
Xavier de María y Campos (2019) Tridente; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 9.
Claire Becker (2019) Apapachamama; Maqueta para Escultura-Templo de la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 10.
Aurora Noreña (2019) Colector de Aguas Pluviales; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 11.
Paloma Torres (2019) Guardianes de Agua; Maqueta para la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.

Imagen 12.
César López Negrete (2019) No te Faltará un amigo; Maqueta para Escultura-Templo de la ITSÏ Colección del Consejo Consultivo del Agua. Exposición Centro Cultural Palacio Clavijero, Morelia.
Foto: David Gutiérrez.
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