Servicios
Descargas
Buscar
Idiomas
P. Completa
Guadarrama González, Pablo, Marxismo y antimarxismo en América Latina. La Habana, Editorial Ciencias Sociales. 2018 (428 pp.)
Carlos Rojas Osorio
Carlos Rojas Osorio
Guadarrama González, Pablo, Marxismo y antimarxismo en América Latina. La Habana, Editorial Ciencias Sociales. 2018 (428 pp.)
Wirapuru Revista Latinoamericana de Estudios de las Ideas, núm. 1, pp. 129-133, 2020
Ariadna Ediciones
resúmenes
secciones
referencias
imágenes
Carátula del artículo

Reseñas

Guadarrama González, Pablo, Marxismo y antimarxismo en América Latina. La Habana, Editorial Ciencias Sociales. 2018 (428 pp.)

Carlos Rojas Osorio
Universidad de Puerto Rico, Puerto Rico
Wirapuru Revista Latinoamericana de Estudios de las Ideas, núm. 1, pp. 129-133, 2020
Ariadna Ediciones
Guadarrama González Pablo. Marxismo y antimarxismo en América Latina. 2018. La Habana. Editorial Ciencias Sociales. 428pp.. 9789590100956

En esta obra Pablo Guadarrama González estudia las principales figuras del marxismo en Latinoamérica y, a la vez, el concomitante antimarxismo. En Cuba precursor del marxismo fue Carlos Baliño (1843-1926). Defendió el marxismo con algún componente de Lasalle. Comprendió la necesidad de la liberación nacional de Cuba antes de emprender la emancipación social. Carlos Baliño y Julio Antonio Mella fueron los fundadores del Partido Comunista Cubano. El socialismo descansa en principios de justicia; en cambio el régimen burgués desmoraliza la sociedad. El argentino Juan B. Justo (1865-1928) es otro de los precursores del marxismo latinoamericano. Tradujo El capital, y contribuyó a la fundación del Partido Socialista. Justo fue un político activo y parlamentario. Luchó contra los anarquistas y “contra todos aquellos que desviaran a los sectores populares de la lucha por el socialismo” (p. 135). Consideraba que en el capitalismo el proletariado nunca lograría tener suficientes libertades individuales y que era necesario capacitar al pueblo para la libre cooperación y la dirección del movimiento de emancipación. Pensaba que la historia sigue leyes necesarias; la transformación social se produce por necesidad natural –tesis que no es compatible con el pensamiento de Marx.

Alfredo Palacios (1878-1965) es considerado el primer socialista que ocupó el cargo de legislador en América Latina. Entrevió explosiones populares tan formidables que el poder represor no podría evitarlas: mientras haya propiedad privada habrá hambre y miseria, y es imposible evitar las revueltas del pueblo. Se opuso a una lectura economicista del marxismo, y defendió las libertades individuales y la dimensión espiritual de lo humano. En sus años postreros se identificó con la Revolución cubana, y expresó que ella hizo evidente que el socialismo no solamente puede arraigar en nuestras tierras, sino que también puede mostrar características propias.

El chileno Luis Emilio Recabarren (1876-1924) se opuso al reformismo de Juan B. Justo. Es el padre del movimiento obrero de su país. Combatió no solo a la burguesía sino además al anarquismo (pensando que su efecto neto es obstaculizar las luchas de la clase obrera). Defendió la abolición de la propiedad privada y la instauración de la dictadura del proletariado, la cual cesará una vez cumplida su tarea. Según Guadarrama hay elementos utópicos en la posición de Recabarren, pues consideraba que con el establecimiento de la propiedad colectiva los frutos del trabajo podrían repartirse de forma igual “en la justa proporción que cada cual necesita según sus gustos” (p. 139). Comenta Guadarrama que el comunismo no promete satisfacer los ilimitados gustos subjetivos, sino las necesidades básicas.

El cubano Julio Antonio Mella (1903-1929) enfatizó la necesidad de la alianza de obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales progresistas. Se opuso al líder aprista peruano Víctor Raúl Haya de la Torre por subestimar el papel de la lucha obrera en América Latina. Mella consideraba a Haya de la Torre como una caricatura del marxismo detrás de la cual había oportunismo y reformismo encubierto en un indigenismo filantrópico. El aprismo se beneficiaría del antiimperialismo de las masas populares para inculcar una visión burguesa que no quería perder su posición privilegiada ni transitar hacia el socialismo. No se puede considerar a Mella un seguidor dogmático del socialismo soviético, como pretendía Haya de La Torre; el socialismo no es imitación, pero tampoco se pueden minusvalorar los caminos abiertos por líderes como Lenin. Mella reconoció el vínculo entre las oligarquías nacionales y la dominación imperialista. Fue asesinado en 1929.

José Carlos Mariátegui (1894-1930). “Su obra principal, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, es una muestra sustancial de cómo se debía utilizar el marxismo efectiva y creadoramente por un ‘marxista convicto y confeso’” (p. 148). Cuestionó el socio-darwinismo que había impregnado al positivismo latinoamericano. Diferenció claramente marxismo y positivismo. Afrontó el problema indígena no en términos raciales, sino poniendo de relieve la explotación económica de la comunidad vencida en la conquista y colonización y marginada en la República. Contrario a los positivistas, no consideraba que la solución al indigenismo fuera la fusión de razas. Hubo un comunismo incaico, pero fue autocrático y ausente de libertades individuales. El socialismo no puede borrar de un golpe lo que es válido de la democracia. El trabajo no puede ser una servidumbre; debe llegar a ser liberador. Mariátegui cuestionó a quienes enfatizaban demasiado el determinismo de Marx; el socialismo se ha mostrado más fecundo donde hay participación activa. El marxismo es teoría de la historia y doctrina de la acción. Nuestra época exige una actitud beligerante. La ética, más que un código cerrado, debe ser una moral de trabajadores dentro del proceso de lucha anticapitalista.

Aníbal Ponce (1898-1938) se formó en el positivismo, aunque lo superó por inspiración de José Ingenieros, quien también había sido positivista. Tuvo una gran militancia política en su país, pero se vio obligado a emigrar a México. Insistió en la necesidad de que los marxistas estudien la realidad concreta de cada país. Es importante su análisis de la educación. Las clases dominantes son las que siempre han monopolizado la dirección de la educación de cada país; de este modo preparan la mentalidad de los niños para servir al poder establecido. El socialismo aspira a la realización completa del ser humano y a la liberación de toda opresión.

El mexicano Vicente Lombardo Toledano (1894-1968) polemizó con Antonio Caso, defensor del liberalismo y de una filosofía intuicionista de fondo religioso. El materialismo se basa en la ciencia y en la evolución. La educación puede servir para la defensa del régimen imperante, pero también puede ser un medio para formar una conciencia ciudadana popular con el fin de transformar la sociedad. Algunos consideran al marxismo de Lombardo como un marxismo “legal”. Guadarrama opina que “quiso labrar su propio camino apoyándose en las tradiciones nacionalistas y revolucionarias del pueblo mexicano y, en particular, de su clase obrera” (p. 172). Otro marxista mexicano es José Revueltas, proveniente del teatro. “El ejemplo de Revueltas se suma toda una pléyade de destacados artistas e intelectuales –entre los que se cuentan Pablo Neruda, César Vallejo, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, etc.– que en América Latina y en otras latitudes se identificaron con la causa del socialismo y las ideas marxistas” (p. 178).

El colombiano Luis Eduardo Nieto Arteta (1913-1956) tuvo en el marxismo su primera formación en el marco del grupo marxista de Bogotá (1933-1934), partiendo del Anti-Dühring de Engels y de Cuestiones fundamentales del marxismo de Plejánov. Este análisis marxista de la economía marcó toda su obra posterior. Guadarrama retoma a Hernán Ortiz para afirmar que la obra de Nieto Arteta “debe figurar como la primera aplicación del marxismo a la economía” colombiana. Nieto Arteta no siempre distinguía entre Marx y los marxistas. De todos modos, se opuso a toda concepción mimética del socialismo. Se equivocó al decir que Proudhon era el verdadero pensamiento dialéctico, y no Marx. También cometió el error de interpretar la teoría marxista de la historia como una teleología.

Aunque de origen burgués, el cubano Juan Marinello (1898-1977) “supo emanciparse de todos los obstáculos e identificarse con la clase obrera y los desvalidos, en consecuente correspondencia con el humanismo que le inspiró el ejemplo de José Martí” (p. 223). Estudió la obra de Martí, e hizo convergente su humanismo con el marxista. Se destacó en el ámbito de la cultura frente a quienes querían quedarse solo en el folclorismo. Su militancia comunista lo condujo a la cárcel y el exilio.

“Con el triunfo de la Revolución cubana, no solo se inició una nueva etapa en el desarrollo de las luchas sociales (…) sino que comenzó una nueva época en la lucha entre el marxismo y el antimarxismo” (p. 236). Mérito de Fidel Castro fue su esfuerzo constante en la educación del pueblo en un sentido político con el fin de superar los prejuicios omnipresentes del anticomunismo. Fidel rechazó la petrificación de las ideas; el marxismo es enemigo de todo dogma; las ideas se defienden por su razonabilidad (lo cual no quita que también puedan y deban defenderse con las armas). Fidel le confiesa a Frei Betto que su mayor contribución “consiste en haber realizado una síntesis de las ideas de Martí y el marxismo-leninismo, y haberla aplicado consecuentemente en nuestra lucha”. (p. 243, nota 446). Fidel supo reconocer sus errores y también supo emprender su rectificación.

Ernesto Che Guevara, defendió el internacionalismo, es decir, la necesidad de llevar la lucha revolucionaria a otros pueblos. Se dio cuenta de que había insuficiencia de formación ideológica en el proceso de construcción del socialismo. Se percató de cuán limitado era estimular solo los factores materiales y utilizar estrategias capitalistas en el proceso de planificación económica. Percibió que las previsiones de Carlos Marx no necesariamente coincidían con las realidades de la transición al socialismo. El escolasticismo frena el desarrollo del marxismo: el desarrollo del socialismo es un proceso complejo que requiere reconocer tanto los factores económicos como el desarrollo de la conciencia social. Consideró que en la lucha contra el imperialismo el desarrollo de la conciencia puede y debe tener caracteres mundiales. Desconocer los factores ideológicos y de conciencia social es “desconocer el papel activo que los propios clásicos del marxismo le otorgaron” (p. 247). Para Marx, las revoluciones se producen cuando se agudiza la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. Comentando el pensamiento del Che, Guadarrama afirma que se trata de “una profunda valoración de las potencialidades humanas que jamás pueden reducirse a una simple fórmula algebraica” (p. 247). Para el Che, el marxismo es una guía para la acción sobre la base de verdades fundamentales. “La historia le ha dado razón al Che, frente a quienes lo consideraron en alguna ocasión un iluso o un idealista por el papel que le otorgaba al desarrollo de la conciencia en el hombre en el socialismo” (p. 248).

Enrique Dussel reconoció que en su origen la cuestión de Marx fue mal planteada por los filósofos y teólogos de la liberación, incluyéndose él mismo, y ello debido al influjo del populismo peronista. Esto le valió a Dussel merecidas críticas. Hubo quienes recibieron la filosofía de la liberación como una alternativa a Marx. Dussel confiesa incluso que conocía mal el pensamiento de Marx. Luego lo estudió más y mejor y concluyó que “la filosofía de la liberación tenía mucho que aprender de Marx” (p. 18). En Leopoldo Zea, Guadarrama reconoce que hay una evolución en el pensamiento en la cual se aprecia “un notable cambio de actitudes favorable al socialismo y al marxismo” (p. 18).

Guadarrama hace referencia al argentino Carlos Astrada (1894-1975), en especial a su libro El marxismo y las escatologías. Subraya el humanismo del marxismo y la importancia del materialismo histórico, cuestionando a quienes lo identifican con un determinismo económico. También en Argentina sobresale la obra de José Aricó, estudioso de la obra de Antonio Gramsci. “Fue en Argentina donde comenzó el reconocimiento del valor intelectual del pensamiento gramsciano y su significado enriquecedor para el marxismo” (p. 310). El ala revolucionaria del peronismo buscó en las obras de Gramsci, Trotsky y Rosa Luxemburgo inspiración para su pensamiento y praxis.

En México se destaca la labor del español transterrado Adolfo Sánchez Vázquez, crítico de la versión que Althusser dio del marxismo. Contra el teoreticismo del filósofo francés, acentuó la necesidad de la práctica revolucionaria, ya que es en ella donde se pone a prueba la validez de la teoría. Sánchez Vázquez fue también crítico del denominado materialismo dialéctico (Diamat), la forma como se había oficializado el marxismo en la Unión Soviética. Propuso una lectura del marxismo como filosofía de la praxis, con inspiración en el pensamiento de Gramsci y Labriola; también, en la obra del checo Karel Kosik. Desarrolló importantes escritos de Ética y Estética.

El mexicano Pablo González Casanova es un estudioso de las ciencias sociales de orientación marxista. El marxismo no puede entenderse como un dogma, sino que es, principalmente, un medio de reflexión. González Casanova reflexiona sobre la dependencia de nuestros países en relación con el imperialismo, la lucha de clases y el régimen de explotación. Le ha preocupado la cuestión epistemológica de las ciencias sociales.

Ecuatoriano transterrado en México, Bolívar Echeverría le dio importancia a la reflexión sobre la Modernidad. Hay un marxismo dogmático y otro heterodoxo. El marxismo que hoy tiene actualidad es el marxismo heterodoxo. Fue catedrático de la Universidad Autónoma de México, “en las adversas circunstancias ideológicas tras la caída del Muro de Berlín” (p. 324).

Guadarrama destaca la obra del colombiano Antonio García Nosa (1912-1982), “quien dedicó especial atención a la naturaleza clasista del Estado con su pretensión conciliatoria y proteccionista de los poderes” (p. 275). García Nosa coincidió con Rosa Luxemburgo en la idea según la cual el socialismo debe ser democrático y la democracia debe ser socialista. Para García Nosa, el individualismo capitalista solo puede ser superado por el socialismo democrático. La dialéctica es una forma de pensamiento crítico y de participación en la transformación del mundo. Cuestionó el materialismo dialéctico (Diamat) tal como se desarrolló como ideología oficial de la Unión Soviética, pues convirtió al marxismo en un sistema cerrado. Criticó de modo muy severo el determinismo economicista. Para García Nosa existen ideologías que se convierten en supersticiones como el neoliberalismo o la filosofía oficial del estado soviético. De acuerdo con Guadarrama, García Nosa extrapoló la petrificación del marxismo en algunos marxistas a la generalidad, lo cual es un error. Pero su obra constituye uno de los mejores ejemplos de marxismo heterodoxo, aunque “no por ello menos orgánico y auténtico, que ha producido Latinoamérica” (p. 191).

Otro colombiano destacado ha sido Orlando Fals Borda, con amplio reconocimiento internacional, especialmente por su teoría de la “investigación acción”. Propugnó un socialismo más humano y menos burocrático. Guadarrama observa que, en Colombia, el marxismo ha tenido más importancia en las ciencias sociales que en la filosofía. Estanislao Zuleta (1935-1995) admiró el rigor científico del pensamiento de Marx, aunque en su pensamiento juvenil señala algunas anfibologías. Guadarrama piensa que Zuleta no tomó en consideración la evolución del pensamiento de Marx, especialmente con relación al concepto de ideología. Zuleta pensaba que la ideología era consustancial al ser humano: “el hombre necesita de ilusión” (p. 346). Zuleta mantuvo la dicotomía excluyente althusseriana entre ciencia e ideología. Pero vio en el marxismo profundas potencialidades. Le atribuyó a Marx una teleología, pero Marx fue claro en sostener que el comunismo no era un ideal, sino el resultado de las contradicciones del capitalismo. Zuleta consideraba que los derechos humanos debían ser una estrategia esencial del socialismo, y no una mera táctica de lucha, descartable una vez tomado el poder.

De acuerdo con Guadarrama, la crítica del antimarxismo debe hacerse desde presupuestos marxistas auténticos, claros y bien definidos. La filosofía implica no sólo una posición ideológica-política, sino también axiológica y epistemológica. Sin duda hay cierto partidismo. Algunas filosofías pretenden una objetividad neutral, no partidista, un “objetivismo burgués”. Guadarrama piensa que es posible hacer compatibles la objetividad científica y el enfoque ideológico. De hecho, tal era la posición de Marx. Es preciso seguir el enfoque de Marx cuando afirmaba la necesidad de ver “bajo la corteza mística el enfoque racional”. El anticomunismo se ha dedicado a falsear y tergiversar las verdades del marxismo. No puede reducirse el anticomunismo al enfrentamiento con el socialismo de la entonces Unión Soviética. El anticomunismo es el rasgo principal de la ideología burguesa imperialista contemporánea. Ni el neoliberalismo ni el posmodernismo muestran confianza alguna acerca del futuro de la humanidad. Por eso es importante la utopía en el pensamiento latinoamericano, como ha mostrado Horacio Cerutti Guldberg. El marxismo se caracteriza por su optimismo histórico. Muchos burgueses juzgan como comunistas a quienes defienden las luchas nacionales, la distribución justa de las riquezas o la dignidad de los pueblos latinoamericanos.

Los socialistas utópicos y los anarquistas se opusieron al marxismo. La iglesia católica, desde que se difundieron las ideas socialistas se enfrentó a ellas. Pero también hubo combates dentro del marxismo, como fueron los revisionistas y oportunistas (Kaustky, Bernstein). Asimismo, los partidos socialdemócratas en Europa traicionaron los movimientos obreros. Por otra parte, los ideólogos del nazismo se disfrazaron de socialistas. El anticomunismo se convirtió en la política de todos los países capitalistas. “El derechazo de mayor envergadura se produjo con la caída en 1989 del muro de Berlín, el derrumbe de aquellos ensayos socialistas en Europa Oriental y, lo que sorprendería a muchos, tanto la izquierda como la derecha, posteriormente sería el desplome de la Unión Soviética en 1991” (p. 69). Esto produjo la euforia del triunfalismo neoliberal y la teoría del “final de la historia” de Fukuyama, que significa “la eternización del capitalismo”. En la actualidad lo que se argumenta es la caducidad del marxismo después del fracaso del socialismo real. Se arguye también el carácter eurocéntrico del marxismo. Asimismo, se usa el artículo de Marx sobre Bolívar para postular su eurocentrismo.

Guadarrama ofrece también una breve síntesis sobre la filosofía cubana actual. La lista es amplia, bástenos algunos nombres: Isabel Monal, Olivia Miranda, Zayra Rodríguez, Miguel Rojas Gómez, Enrique Ubieta, Ramón Fabelo, Roberto Fernández Retamar. La idea principal que este libro de Guadarrama quiere dejarnos es la de la actualidad del marxismo. En este sentido son muchos los autores latinoamericanos considerados. Aníbal Quijano en el Perú; en Venezuela, Ludovico Silva. En Panamá, Ricaurte Soler; en Colombia, Ricardo Sánchez y Jaime Mejía Duque. En Argentina, Atilio Borón y Néstor Kohan. En Nicaragua, Tomás Borge y Alejandro Serrano Caldera. Franz Hinkelammert es un alemán transterrado en Costa Rica. Helio Gallardo es chileno transterrado en Costa Rica. Guadarrama destaca la presencia del socialismo no solo en la Revolución cubana, sino también en Chile con Salvador Allende, en la revolución sandinista en Nicaragua, en las recientes transformaciones sociales en Bolivia con Evo Morales, en Venezuela con Hugo Chávez, en Ecuador con Rafael Correa e incluso con Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, aunque no falten discusiones sobre estos movimientos.

La obra es una excelente síntesis de dos siglos de historia del pensamiento marxista; coincido con las apreciaciones siempre bien ponderadas de Pablo Guadarrama.

Material suplementario
Notas
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R por Redalyc